11-07-10 En las últimas 24 horas volvieron a bombardear

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11-07-09
En las últimas 24 horas volvieron a bombardear
campamentos de Cano
Por: JINETH BEDOYA LIMA | 10:08 p.m. | 09 de Julio del 2011
En la Cordillera Central, la Brigada Móvil 8 tiene puestos de mando contra el jefe de las Farc.
Foto: Diego Santacruz / CEET
A esta hora siguen los combates entre Cauca y Huila, donde se
cierra el cerco al jefe de las Farc.
Mientras el sexto frente de las Farc atacaba indiscriminadamente a seis poblaciones del norte del Cauca, al otro
lado de la Cordillera Central, tropas especiales de la V División del Ejército y la Fuerza Aérea, llegaban a otro
complejo de 'Alfonso Cano'.
Tres años de persecución al máximo jefe de las Farc
Con 2.300 soldados empezó a tejerse, en febrero del 2008, la red para atrapar al jefe de las Farc.
Los días sin combates son eternos en las montañas del sur del Tolima. Si el contexto no fuera el de una guerra, uno
podría extasiarse con los profundos cañones verdes que forman los ríos Atá, Amoyá y Saldaña.
En las noches, el frío taladra los huesos y el tedio que produce la misma topografía desespera. "Pero aquí no hay
tiempo para desesperarse. Tenemos un nombre metido en la cabeza y vamos por él: 'Alfonso Cano'", dice uno de
los hombres de contraguerrilla que recibió la misión.
Él hace parte de los 2.300 militares que el 3 de febrero del 2008 entraron al 'patio trasero' del máximo jefe de las
Farc. Un día antes, el ex presidente Álvaro Uribe ordenó espulgar el santuario que por décadas acogió al
guerrillero.
EL TIEMPO ha seguido paso a paso toda la operación, desde el día del desembarco hasta hoy. "Es una campaña de
largo aliento, no solo contra 'Cano' sino contra las estructuras que lo han protegido. Nuestro objetivo no es solo un
hombre, es todo el Comando Conjunto Central de las Farc", dice el general Juan Pablo Rodríguez, quien encabeza
la persecución.
Cuando arribaron ese día de febrero, todos iban conscientes de que el tiempo los absorbería en la densa
vegetación de Las Hermosas, pero soñaban con que allí se cerraría la historia. Sin embargo, el enemigo los recibió
a rafagazos, no los de los fusiles AK-47 de los 16 frentes de las Farc, sino los del clima. La temperatura, de hasta 5
grados bajo cero, dejó fuera del campo de batalla, de entrada, a ocho soldados que sufrieron hipotermia; tres
murieron. Otros dos rodaron por un filo y fueron a dar a la cañada de Mojahuevos, parte alta de Roncesvalles.
La estrategia tuvo que cambiar. "Las botas se ponían muy lisas, el frío nos consumía y empezaron los primeros
combates fuertes. Después del clima adverso, nos encontramos con una ola de municiones de punto 50
(ametralladoras capaces de partir un árbol) y minas amarradas a las raíces de matas espinosas", relata Guzmán,
otro soldado.
Aunque cinco años atrás el Ejército ya había intentado romper la fortaleza de 'Cano', más de 60 hombres quedaron
fuera de combate, entre muertos, heridos y enfermos.
Los soldados empezaron entonces a ingeniárselas para adaptarse. Amarraban a las suelas de los zapatos vegetación
áspera, para que sirviera como un mecanismo de agarre. Se inventaron un coctel contra la hipotermia a base de
panela, leche en polvo, Pony Malta y Kola Granulada; pero sobre todo, cambiaron la forma de abastecer comida.
La entrada de los helicópteros al cañón significaba una aeronave impactada por vuelo. A esas alturas, cada aparato
puede llevar un máximo de apenas seis ocupantes.
"Empezamos a meter mulas. Los primeros días funcionó, pero luego se convirtió en un problema. A finales del 2008
ya se habían desbarrancado más de diez bestias con provisiones", recuerda uno de los oficiales. Los animales
tenían que llegar hasta los 3.800 y 4.000 metros de altura con municiones, comida y hasta agua. Pese a las
dificultades, para mayo del 2009 se entregó el primer jefe de cuadrilla. La ofensiva empezaba a surtir efecto.
Sale de Las Hermosas
Los militares tenían encima el efecto de 17 meses de combates y selva
andina: hipotermia, asfixia, neumonías y un poco de desilusión.
"Un mes antes de entrar, en el 2008, el comando de la V División nos escogió por ser los mejores. Nos dedicamos a
pensar en que cuando saliéramos de esta inmensa montaña lo haríamos con 'Cano'", resalta Cano, 'el bueno', un
soldado valluno que ha cargado durante toda la campaña con el peso de que su apellido sea el mismo alias del jefe
subversivo.
Cuando dio su testimonio era el 4 de julio del 2009. Su mirada se perdía entre los picos de la cordillera Central, en
una de las estribaciones del cañón de Amoyá, a donde se había corrido el segundo anillo de seguridad del
guerrillero. "Espero salir vivo y con piernas de aquí. La semana pasada, cuatro 'lanzas' cayeron en minas", relató.
Para el 10 de abril del 2010, los estudiosos de 'Cano', a la par con la ofensiva militar, tenían mayor claridad sobre
los movimientos del antropólogo de la Universidad Nacional.
La mañana de ese día empezó la segunda fase de la campaña. El Ejército logró ubicar los puntos de abastecimiento
del segundo anillo de seguridad del guerrillero. Tres meses después en una cañada, sobre el río Atá, 'Mayerli', la
mujer que lo acompañó durante 30 años, cayó en medio del bombardeo a su campamento. El número uno de las
Farc por fin estaba cerca.
Tras la caída de 'Mayerli' vino la de cuatro jefes más, incluido 'Gerónimo Galeano', el mejor amigo de 'Cano' e
integrante del Estado Mayor Central de las Farc.
Pero con la parcial victoria aumentaron las minas y los mutilados y la huida apresurada del líder del secretariado.
Nuevamente tuvo que abandonar su refugio. El pasado 20 de mayo EL TIEMPO volvió a encontrar a Cano, el
soldado, a decenas de kilómetros de donde lo vio en el 2009. Su mirada seguía perdida en la cordillera, pero ahora
con la certeza de que en verdad "le estaban respirando en la nuca" a su tocayo.
La tercera fase de la operación ya está en marcha, y el 2 y el 30 de junio pasados llegaron a los campamentos de
donde logró huir. La hipotermia y el terreno siguen acechando, mientras 41 hombres dejaron sus piernas en la
montaña por culpa de los explosivos. En total, 18 militares han muerto y 49 más han resultado heridos en el último
año. No serán los últimos, porque en su recorrido los hombres de 'Cano' siguen sembrando minas. Desde abril del
2010 se han encontrado 12.617, lo que frena el avance de las tropas.
Los soldados ahora sueñan con dar un golpe similar al de 'Sodoma', en el que cayó 'Jojoy', pero el clima no ayuda.
En este momento deben estar avanzando por entre los filos de la Cordillera Central.
El antropólogo revolucionario
Guillermo León Sáenz Vargas, nacido en Bogotá en 1948, llevaba una
vida común y corriente, con una familia estable, un matrimonio y un
hijo. No obstante, siendo estudiante de antropología de la Universidad
Nacional, se convirtió en un activista convencido de la causa de las
Farc.
Para 1978 ya era jefe de la comisión de finanzas del Estado Mayor Central; participó en los intentos de
negociaciones de paz en Caracas, Tlaxcala (México) y el Caguán.
Fue fundador del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, en el 2000. Y presentó un plan para remplazar los
cultivos de coca, legalizando la droga.
De ideólogo político y jefe del bloque Occidental pasó al mando de la organización tras la repentina muerte de
'Tirofijo', en el 2008.
Hombres clave en batalla del sur del Tolima
El plan contra Guillermo León Sáenz Vargas, verdadero nombre de
'Cano', se dio luego de revisar los cuatro intentos fallidos de entrar a Las
Hermosas. Durante más de 10 años, la atención y los esfuerzos se habían
concentrado en 'Marulanda', 'Jojoy' y su bloque Oriental.
El general Freddy Padilla de León, ex comandante de las Fuerzas Militares, pidió que llevaran a su despacho a
cinco calificados hombres de Inteligencia. Ellos fueron los encargados de abonar el terreno para saber por quién
iban. Estos oficiales y suboficiales se han dedicado, en los últimos tres años, a conocer los más íntimos secretos de
'Cano'. Desde su marca de cigarrillos favorita (los Camel), hasta la música que lo apacigua. Saben que el guerrillero
huye con sus 12 hombres de confianza y los 500 guerrilleros de los tres anillos de seguridad. Pero el pasado 30 de
junio se escapó del ataque; los militares se quedaron con sus cigarrillos, su ropa y sus libros. La bomba del
Supertucano de la FAC cayó a tan solo 150 metros del corazón del campamento.
Jineth Bedoya Lima
Subeditora de Justicia
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