la educación como herramienta fundamental en el tratamiento del

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LA EDUCACIÓN COMO HERRAMIENTA FUNDAMENTAL EN EL
TRATAMIENTO DEL PACIENTE CON DIABETES
MND. Alejandra García Quiroz, NC, ED.
A pesar de todos los avances en el tratamiento de la diabetes, la educación del
paciente sobre su propia enfermedad sigue siendo la herramienta fundamental para el
control de la diabetes. La gente que sufre de diabetes; a diferencia de aquellos con
muchos otros problemas médicos, no puede simplemente tomarse unas pastillas o
insulina por la mañana, y olvidarse de su condición el resto del día. Cualquier diferencia
en la dieta, el ejercicio, el nivel de estrés, u otros factores puede afectar el nivel de
glucosa en la sangre. Por lo tanto, cuanto mejor conozcan los pacientes los efectos de
estos factores, mejor será el control que puedan ganar sobre su condición.
También es necesario que las personas conozcan qué puede hacerse para prevenir o
reducir el riesgo de complicaciones de la diabetes. Por ejemplo, se estima que con un
cuidado correcto de los pies, se podría prescindir de un 75% de todas las amputaciones
en personas con diabetes.
Aunque las clases de educación sobre diabetes proporcionan información general útil,
cada paciente debería recibir una educación a medida de sus necesidades concretas.
¿Por qué la importancia de la educación en diabetes?
La educación en diabetes es un proceso que va dirigido y enfocado a la
adquisición de conocimientos, técnicas, habilidades que, modificando actitudes y hábitos,
se logra mejorar la calidad de vida, por lo que es esencial el abordaje terapéutico
multidisciplinario del paciente con diabetes. En otras palabras educar al paciente es
habilitarlo con los conocimientos y destrezas necesarias para afrontar las exigencias del
tratamiento, así como promover en él las motivaciones
y los sentimientos de seguridad y responsabilidad para cuidar diariamente de su control,
sin afectar su autoestima y bienestar general.
El objetivo de esta educación es conseguir el mejor control posible de la diabetes,
pero no podemos introducir el plan alimentario, el ejercicio y la medicación sin informar al
paciente sobre su importancia y sin motivarlo para que adquiera el protagonismo en el
control de su enfermedad y sea el capitán del equipo en donde participan el médico de
primer contacto o médico familiar, endocrinólogo, nefrólogo, oftalmólogo, dentista,
nutriólogo, psicólogo y educador en diabetes.
Día a día podemos observar las enormes diferencias que nos separan de unas personas
a otras (tipo de actividad laboral, actividad física, ideologías, capacidades, preferencias,
gustos personales, nivel educativo, educación recibida de los padres, motivaciones,
edad), por lo tanto la diabetes y la educación en diabetes son personales e intransferibles
para cada persona en forma individual, lo que a una persona le funciona no
necesariamente tiene porqué funcionarle a otra persona distinta, por lo que las metas y
objetivos planteados para un paciente con diabetes no pueden ser los mismos para
todos. Y aquí es donde entra el gran reto de la educación en diabetes y por la
trascendencia que tiene no debe quedarse en solamente contenidos teóricos que la
persona con diabetes aprende. Es importante que el paciente con diabetes sepa ponerlo
en práctica en su vida diaria y en las distintas situaciones que nos vamos a encontrar a lo
largo de la vida.
Está claro que el manejo de la diabetes está en manos del propio paciente, sin
embargo, nosotros somos sus asesores, consejeros y colaboradores, y el éxito en el
manejo de la enfermedad dependerá fundamentalmente de los mismos pacientes, de que
hayan aprendido a convivir y a actuar con responsabilidad en relación con su enfermedad
Todos los profesionales de la salud nos enfrentamos a una muy difícil tarea, que
es la de educar. Y sólo se alcanzará el éxito si todos los implicados en la atención de las
personas con Diabetes, reconocen la necesidad del componente educacional, y la
necesidad de asumir alguna forma de aprendizaje y entrenamiento en métodos
educativos para estar más preparados para atender a los pacientes en un sentido más
humano y de mucha ética profesional.
Recordar que educar no es informar
Cuando informamos, simplemente transmitimos conocimientos, pero el proceso
educativo es algo mucho más complejo; en el aprender influyen múltiples factores: el
conocimiento, factores personales (edad, nivel de instrucción, creencias, experiencias de
enfermedades anteriores, factores psicológicos, etc.), factores ambientales (familia,
amigos, trabajo, ocio, recursos, etc.). Además tengamos presente que en cualquier
conocimiento nuevo se requiere de un proceso de aprendizaje, de práctica constante y de
un tiempo para que sea asimilado y adoptado en forma automática.
La educación pretende que las personas piensen por si mismas, tomen sus
propias decisiones y se fijen sus propios objetivos acordes con sus circunstancias. Si en
un momento determinado una persona se plantea un esfuerzo "pequeño" en relación con
su salud, debemos ser pacientes y respetarla sin adoptar una actitud punitiva o de
abandono. A veces para algunos puede ocasionar una desmotivación al no obtener
resultados pero créanme que si continuamos nuestra labor como educadores, insistiendo,
aunque con respeto hacia sus decisiones, dándole información veraz y oportuna,
ayudándole a perder sus miedos, etc., es seguro que podremos encontrarnos con un
cambio de decisiones y actitud aunque sea tras un período de tiempo mayor del
esperado.
Comentarios finales
La única manera de mejorar la atención en la consulta y tener más éxito con
nuestros pacientes es conectarnos con ellos a un nivel emocional, con el objetivo
motivarlos a que desarrollen una conducta de autocontrol que los lleve a mejores
resultados en sus controles glucémicos. Para esto, deberemos centrar la entrevista tanto
en el paciente como en el padecimiento, por lo que resulta que las dos virtudes
necesarias y útiles para el médico o profesional de la salud son: por un lado la curiosidad
para hacer preguntas terapéuticas tales como “platíqueme acerca de usted” y la otra:
paciencia, necesaria para esperar la respuesta, escuchándolo realmente con atención.
Sin lugar a dudas, el mejor cuidado que se le puede dar a un paciente es lograr que se
incluyan como parte del tratamiento, la atención hacia sus motivaciones, sus valores y
deseos, así como sus pensamientos, sus sentimientos y la forma como experimenta su
padecimiento por lo que es necesario que aprendamos a escucharlos y establezcamos un
lazo de empatía.
Además debemos asegurarnos de que todos los pacientes reciban una educación
en diabetes con una persona capacitada para ello y con el tiempo disponible para ponerle
toda la atención necesaria. Recordemos que el trabajo debe ser en equipo y el papel que
desempeña el educador en diabetes es primordial para el éxito en el tratamiento y para
cumplir el objetivo principal que es prevenir, retrasar y controlar la aparición de la diabetes
para mejorar la calidad de vida. Por ello, es necesario integrar una red cada vez mayor de
educadores en diabetes con participación social tanto en el sector privado como el
público. Afortunadamente en el tiempo actual se nos escucha a los educadores en
diabetes, se nos considera necesarios, empieza a reconocerse nuestra labor. No dejemos
que esta oportunidad se desperdicie por lo que debemos fortalecernos uniendo fuerzas
con inteligencia, sabiduría y responsabilidad. Finalmente el beneficiario y heredero de
este proceso será el paciente.
“La Educación en Diabetes no es parte del tratamiento, es el TRATAMIENTO”.
- Dr. Elliot P. Joslin (1923).
Referencias:
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