ANTARAS (Texto extraído de “La música precolombina” de Luis Antonio Escobar) Figura adornada tocando la antara o rondador . cultura chancay , Perú FLAUTA DE PAN, SIRINGA, ZAMPOÑA, ANTARA, ANDARA, KINRAY, PHUKU, TAYKA, RONDADOR, RERIBACO, SIRUMEE SONGARI, SONKARINCI, TOTAMA, PAKA, HETU, NOXARI, NDUMUTA, CHECU, YUPANA, CHOFANA, YUNDADORA. NULOLE-MATAN, NOTORI, TSELO, HETU, HETUPUE, URUSA. El instrumento musical más amado de las culturas que se desarrollaron en Suramérica, especialmente en las regiones que hoy comprenden los territorios del Perú, Ecuador, el departamento de Nariño al sur de Colombia, Bolivia y parte de Chile, es llamada Flauta de Pan, Siringa o Zampoña. Fuera de los anteriores nombres de origen europeo se pueden encontrar docenas de palabras que designan actualmente al mismo instrumento y a sus variantes. Los principales nombres son: Antara, Andara, Kinray, Phuku, Tayka, Sikus y seguramente se pueden agregar otras docenas pues es un instrumento vigente en las diversas agrupaciones indígenas de la selva amazónica. Por lo anterior podríamos concluir que la Flauta de Pan es quizá el instrumento universal por excelencia pues desde remotos tiempos se ha encontrado y desarrollado prácticamente en todas las culturas y los más diversos rincones del mundo, incluyendo tribus negras. Es desde luego sorprendente, que este instrumento se hubiera dado en condiciones tan similares en todas partes y en tan diversas épocas. Existieron las estatuillas sirias, la fistulae latina, mono polycálama, y muchas variantes, prácticamente en todos los rincones del mundo. Las primeras flautas de Pan que se hayan encontrado en territorio del Nuevo Mundo pertenecen a la cultura Hopewell-Ohio, Arkansas o Wisconsin, entre los años 200 antes de Cristo y los 500 de nuestra era. Se encuentran en los museos de Historia Natural de Chicago, Nueva York y el Milwaukee Museum de Wisconsin. Se trata de flautas de tres y cuatro sonidos, elementales en su construcción y, aparentemente, sin adornos de ninguna clase lo cual para las culturas precolombinas es casi excepcional. Pero de todas maneras, es un instrumento que denota un gran adelanto musical para aquella época temprana. Por otra parte, debe quedar en claro que estas flautas son excepcionales para toda la región del Norte. No fue instrumento popular como las flautas sencillas en Mesoamérica en donde tampoco la flauta de Pan tuvo gran acogida. Existen algunos ejemplares pero en ningún caso la abundancia y la continuidad que es muy notoria, inclusive en nuestros días. Tampoco se encuentra la variedad de mitos y relaciones ligadas a este instrumento. En Suramérica persiste algo de magia, de fervor por la llamada Antara. Es tan fuerte aún el amor por este instrumento que trata de sobresalir y competir con los más modernos instrumentos y conjuntos aún en el mercado internacional del disco y de la televisión. Al traer el recuerdo musical de varios de los lugares turísticos del Perú, Bolivia y Ecuador, aparecerá la antara o flauta de pan como el instrumento típico, siendo mucho más, el instrumento precolombino por excelencia. En cambio, ya lo hemos dicho, en las culturas de Colombia hacia el norte, apenas si se presenta esporádicamente. Por esto mismo los ejemplares de las culturas Hopewell son importantes doblemente, por la antigüedad y por ser casi las únicas que utilizaron este instrumento en esa región. Tocadores de Antaras Mochicas, Museo de Costumbres populares -Berlín En cuanto a las flautas de Pan de Suramérica, es imposible dar una idea total pues los precolombinos las usaron de todos los tamaños y con todos los fines. Se construyeron con simples cañas vegetales o con grandes tubos vegetales como sucede todavía en la región del Amazonas; se labraron en piedra con hermoso diseños, sofisticados en cuanto a variación del adorno, como si fueran productos del barroco o rococó; fueron millones las hechas en barro, flautas populares con adornos muy simples, flautas pequeñas y medianas para uso diario; también se llegó a la fabricación de flautas de Pan de plata y de oro; algunos de los ejemplares se exhiben en el Museo del Oro en Bogotá y Lima. Pero además, son muchas las obras de arte, especialmente de cerámica, en las cuales aparecen dioses o diosas, hombres o animales ligados a la flauta de pan a la amada Antara o Siringa. Es, por consiguiente, el instrumento que se convierte en símbolo de la música en las culturas suramericanas así como en el norte el caracol adquiere tanta preponderancia especialmente en la cultura Teotihuacán. Ya se ha mencionado que las antaras se hicieron en muchas dimensiones y materiales. Conviene agregar que actualmente se usan enormes cortezas o tubos largos vegetales o cañas grandes hasta de dos metros que se utilizan comunalmente, es decir, que cada músico apenas toca una nota seguido del sonido que produce el compañero. No creo que los precolombinos tuvieran este tipo de flautas tan grandes pero sí hasta de un metro. También es muy interesante el modo de afinar la doble antara, es decir la antara con dos hileras de tubos o flautas. Con este instrumento se pueden conseguir todos los sonidos de la escala cromática puesto que el músico puede "afinar' el instrumento agregando o disminuyendo porciones de arena que vierte en cualquiera de los tubos o flautas. Yo mismo he sido testigo de este método de afinación que se utiliza para presentaciones populares o en la televisión. Quizá sea esta afinación la que le dio tantas posibilidades al instrumento y que por esto mismo continúa como el más representativo de estas regiones de Suramérica. En cuanto a las tradiciones, Robert Stevenson nos dice que se encuentran rotas o quebradas a propósito en las tumbas y muy junto al muerto. Quizá es la doble significación la de la esperanza de la resurrección o continuidad de la vida en cuyo caso la flauta sería elemento vital de expresión, y en otro caso, frustración o dolor por la muerte y de ahí la quiebra de los instrumentos que se podría comparar al rasgueo de los vestidos para expresar dolor que se usa en otras culturas. Por otra parte hay que hacer énfasis en las pinturas mochicas que no sólo representan a los muertos, esqueletos tocando la andara o antara, sino que hacen una danza muy festiva al son de los sonidos de los instrumentos y de unas especies de árboles floreados con cascabeles que acompañan a las antaras. Es lógico que existan muchas versiones pero lo importante en nuestro caso, es el uso del instrumento que aparece entre vivos y muertos y como símbolo de la vida y de la muerte. Antara de Piedra, Altura 8cm x 9cm Cultura Inca. Museum Fur Volkerkunde, Berlín, VA 8589. Sobran las citas que se refieren en tiempo de la Conquista a la utilización del instrumento: "traían también unos cañoncitos de plata alternativamente puestos a manera de órgano que llaman los indios AYARICHIS que hacen una suave música". Esto se refiere, naturalmente, a que los incas no fueron ciertamente los "inventores" de este instrumento que aparece muy desarrollado en diversas culturas anteriores especialmente la Mochica, Chirnú, Nazca, e inclusive vienen del Tiahuanaco tardío. "Los dos, Cristóbal Molina de Cuzco (1575) y Bernabé Cobo (1653) describen el festival de agosto de CITUA en el cual los Incas daban gracias por no haber sucumbido a la enfermedad durante el pasado año y purificaban a Cuzco por el año venidero". Eran fiestas en honor del sol y tocaban las antaras. En "Poemas” de Ayala (c. 1615) muestra en la página 322 una danza en la cual cuatro Antisuyos (indígenas que viven en el norte y oriente de Cuzco) danzan un UARMI AUCA. En esta danza - "todos los hombres visten de mujeres", pagando así un tributo a las amazonas de la selva. Se podrían agregar algunos datos más recogidos de las anotaciones de Fernando García sobre Proposición para clasificar la flauta de pan andina en el Perú. Según sus investigaciones personales hay más de setenta variedades y reciben diversas denominaciones genéricas. En el norte y eventualmente en el sur son llamadas ANTARAS y más específicamente ANDARAS o andaritas desde la Libertad hacia el norte, mientras que en el sur del país son denominadas genéricamente ZAMPOÑAS. El número de tubos va desde uno como en el macho, o tres como ocurre en la zampoña de Chasqui, hasta 30 de la parilla o los 32 de la rondadora o rondador que se emplean en el norte del Perú. Es conveniente agregar que también este término de Rondador se utiliza en muchas regiones colombianas. El largo de los tubos varía. Los ANTECC usados por los chuncos poseen tubos que alcanzan dos metros; los Phukos tienen un tubo que llega al metro de largo, los Sikus cañas hasta de 50 centímetros. Hay otros llamados marimacho de los indios Sicuris de Puno. Los conjuntos o tropas de Ayarachis, Sicuris y Pusamorenos o Sicomorenos, que son siempre en números pares, organizan sus flautas por parejas, una de ellas de seis tubos y la otra de siete que dan entre sí series complementarias de sonidos de una escala diatónica. En Chumbivílcas las zampoñas de los ayarachis se llaman KINRAY. En el Paratía se llama PHUKU. El registro más grave se llama MAM, el más agudo WALA y el mediano LAMA. Entre los SICURIS se llama a la flauta TAYKA. Es pues la flauta de pan o zampoña y mejor, Antara o Andara, un instrumento lleno de vigencia, ligado al pasado y que representa el sentido musical de muchas culturas precolombinas. Aún se escucha cierto sentido musical que por herencia, genes o tradición, como se quiera interpretar, implica una música totalmente diferente, suave, de cierta nostalgia y profundidad, signos de la gran sensibilidad, de las culturas precolombinas de nuestros antepasados. Esperemos, y casi estoy seguro, que continúe este instrumento, que no lo dejemos desaparecer como tantos otros que ya hemos sepultado en el olvido. Afortunadamente es la juventud la que se ha encargado de salvar y hasta de superar con nuevas melodías y nuevas músicas y conjuntos el espíritu musical de tantas culturas precolombinas. Luis Antonio Escobar (1925-1993) “La música precolombina” Fuente: BLAA, banepcultural.org