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La arqueología y el Nuevo
Testamento
Pat Zukeran
Hay un debate en curso entre los eruditos con relación a la
precisión histórica de la Biblia. Algunos piensan que la
Biblia es una obra ficticia y debe ser leída como una obra de
ficción literaria. Otros, que es una obra histórica precisa
inspirada divinamente por Dios. La arqueología ha jugado un
papel importante en la determinación de la confiabilidad de
la Biblia. En un artículo anterior, tratamos las
confirmaciones arqueológicas del Antiguo Testamento. En
éste, consideraremos los descubrimientos arqueológicos que
han confirmado la precisión histórica del Nuevo Testamento.
Hay muchísima evidencia fuera de la Biblia que confirma el
relato de Jesús, tal como aparece escrito en los Evangelios.
Sin embargo, es importante darnos cuenta de que no es
realista esperar que la arqueología respalde cada suceso y
lugar del Nuevo Testamento. Nuestra perspectiva consiste en
buscar qué evidencia existe y ver si corresponde o no con el
Nuevo Testamento.
Confirmación histórica de Jesús
La primera evidencia viene de los cuatro Evangelios, que han
demostrado ser precisos ellos mismos.{1} Fuera del texto
bíblico hay varios testigos también. El historiador judío
Flavio Josefo (37 d.C. - 100 d.C.) registró la historia del
pueblo judío en Palestina entre 70 d.C. y 100 d.C. En su
obra, Antigüedades judías, dice:
"Ahora bien, existió, alrededor de este tiempo, Jesús, un
hombre sabio, si corresponde llamarlo hombre, porque era un
hacedor de obras maravillosas, un maestro de hombres que
reciben la verdad con placer. Atrajo hacia sí a muchos de los
judíos y muchos de los gentiles. Él fue el Cristo y, cuando
Pilato, por sugerencia de los principales hombres entre
nosotros, lo condenó a la cruz, los que lo amaban al principio
no lo abandonaron. Porque apareció vivo nuevamente al
tercer día, como habían predicho los profetas divinos estas y
diez mil otras cosas maravillosas acerca de él; y la tribu de
los cristianos, nombrados así por él, no están extintos al día
de hoy".{2}
Si bien menciona a Jesús de forma sarcástica, Josefo
confirma los hechos de que Jesús realmente hizo muchos
grandes milagros, atrajo seguidores, fue crucificado y fue
proclamado vivo al tercer día.
Plinio el Joven, emperador de Bitinia, en el noroeste de
Turquía, escribe al emperador Trajano, en 112 d.C.:
"Tenían la costumbre de reunirse en cierto día fijo antes de
aclarar, cuando cantaban un himno a Cristo como Dios, y
mediante un solemne juramento se comprometían a no
cometer ninguna obra mala, sino abstenerse de todo fraude,
robo y adulterio, nunca faltar a la palabra, ni negar algo
encomendado cuando se les pedía honrarlo; luego de lo cual
tenían la costumbre de separarse, y luego volver a reunirse
para participar de los alimentos, pero del tipo común e
inocente".
Uno de los historiadores romanos más importantes es Tácito.
En 115 d.C. registró la persecución de Nerón a los cristianos,
durante lo cual escribió lo siguiente:
"Christus, de donde el nombre tuvo su origen, sufrió la pena
extrema durante el reinado de Tiberio a manos de uno de
nuestros procuradores, Poncio Pilato, y una superstición
sumamente pícara , verificada como tal por el momento,
volvió a desatarse no solo en Judea, . . . sino también en
Roma".{3}
Hay más de 39 fuentes extrabíblicas que dan fe de más de
cien hechos relacionados con la vida y las enseñanzas de
Jesús.
La precisión de los Evangelios
La precisión de los Evangelios ha sido apoyada por la
arqueología. Los nombres de muchas de las ciudades,
sucesos y personas israelitas descritos en ellos ahora han sido
localizados. He aquí algunos pocos ejemplos.
Los Evangelios mencionan cuatro ciudades costeras cercanas
y muy pobladas a lo largo del mar de Galilea: Capernaum,
Betsaida, Corazín y Tiberias. Jesús realizó muchos milagros
en las primeras tres ciudades. A pesar de este testimonio,
estas ciudades rechazaron a Jesús y, por lo tanto, fueron
maldecidas por Él (Mateo 11:20-24; Lucas 10:12-16). Estas
ciudades terminaron desapareciendo de la historia, y sus
ubicaciones permanecieron desconocidas por siglos. Su
desaparición es el cumplimiento de la condenación profética
de Jesús.
Sólo recientemente la arqueología ha descubierto sus
posibles ubicaciones. Se cree que Tell Hum es Capernaum.
(Un "tell" es un montículo o sector de tierra elevada que ha
crecido por la reconstrucción repetida y durante mucho
tiempo en el mismo sitio. Pueden encontrarse capas de
civilizaciones en diferentes estratos.) Las ubicaciones de
Betsaida y Corazín siguen sin confirmarse, pero el sitio
actual, en un tell a unos 2 kilómetros al norte de la costa
galilea se considera que es Betsaida, mientras que se
considera que Tell Khirbet Kerezah, a unos 4 kilómetros al
noroeste de Capernaum, es Corazín.
Mateo 2 dice que Jesús nació durante el reinado de Herodes.
Al enterarse que había nacido un rey, el atemorizado
Herodes ordenó que todos los niños de menos de dos años
fueran muertos. Su matanza de los inocentes es coherente
con los hechos históricos que describen su carácter. Herodes
sospechaba de todo aquel que él consideraba que podría
quitarle el trono. Su lista de víctimas incluyó una de sus diez
esposas, que era su favorita, tres de sus propios hijos, un
sumo sacerdote, un ex rey y dos esposos de su hermana. Por
lo tanto, la brutalidad reflejada en Mateo es consistente con
la descripción de él en la historia antigua.
La precisión de Juan ha sido atestiguada también por
recientes descubrimientos. En Juan 5:1-15 Jesús sana a un
hombre en el estanque de Betesda. Juan dice que el estanque
tenía cinco pórticos. Este sitio ha estado en disputa durante
mucho tiempo hasta hace poco. Los arqueólogos
descubrieron, trece metros debajo de la tierra, un estanque
con cinco pórticos, y la descripción del área circundante
coincide con la descripción de Juan. En 9:7, Juan menciona
otro sitio cuestionado por mucho tiempo, el estanque de
Siloé. Sin embargo, este estanque fue también descubierto,
en 1897, respaldando la precisión de Juan.
La evidencia a favor de Poncio Pilato, el gobernador que
presidió en el juicio a Jesús, fue descubierta en Cesarea
Marítima. En 1961, un arqueólogo italiano llamado Antonio
Frova descubrió un fragmento de una placa que fue usada
para una sección de escaleras que conducían al teatro de
Cesarea. La inscripción, escrita en latín, contenía la frase
"Poncio Pilato, Prefecto de Judea, ha dedicado al pueblo de
Cesarea un templo en honor de Tiberio". Este templo está
dedicado al emperador Tiberio, que reinó entre 14 y 37 d.C.
Esto encaja cronológicamente con el Nuevo Testamento, que
registra que Pilato gobernó como procurador entre 26 y 36
d.C. Tácito, un historiador romano del primer siglo, también
confirma la designación de Pilato en el Nuevo Testamento.
Escribe: "Christus, de donde el nombre se originó, sufrió la
pena extrema durante el reinado de Tiberio, en manos de uno
de nuestros procuradores, Poncio Pilato . . . "
Confirmación con relación a la crucifixiónLa precisión de los
Evangelios
La precisión de los Evangelios ha sido apoyada por la
arqueología. Los nombres de muchas de las ciudades,
sucesos y personas israelitas descritos en ellos ahora han sido
localizados. He aquí algunos pocos ejemplos.
Los Evangelios mencionan cuatro ciudades costeras cercanas
y muy pobladas a lo largo del mar de Galilea: Capernaum,
Betsaida, Corazín y Tiberias. Jesús realizó muchos milagros
en las primeras tres ciudades. A pesar de este testimonio,
estas ciudades rechazaron a Jesús y, por lo tanto, fueron
maldecidas por Él (Mateo 11:20-24; Lucas 10:12-16). Estas
ciudades terminaron desapareciendo de la historia, y sus
ubicaciones permanecieron desconocidas por siglos. Su
desaparición es el cumplimiento de la condenación profética
de Jesús.
Sólo recientemente la arqueología ha descubierto sus
posibles ubicaciones. Se cree que Tell Hum es Capernaum.
(Un "tell" es un montículo o sector de tierra elevada que ha
crecido por la reconstrucción repetida y durante mucho
tiempo en el mismo sitio. Pueden encontrarse capas de
civilizaciones en diferentes estratos.) Las ubicaciones de
Betsaida y Corazín siguen sin confirmarse, pero el sitio
actual, en un tell a unos 2 kilómetros al norte de la costa
galilea se considera que es Betsaida, mientras que se
considera que Tell Khirbet Kerezah, a unos 4 kilómetros al
noroeste de Capernaum, es Corazín.
Mateo 2 dice que Jesús nació durante el reinado de Herodes.
Al enterarse que había nacido un rey, el atemorizado
Herodes ordenó que todos los niños de menos de dos años
fueran muertos. Su matanza de los inocentes es coherente
con los hechos históricos que describen su carácter. Herodes
sospechaba de todo aquel que él consideraba que podría
quitarle el trono. Su lista de víctimas incluyó una de sus diez
esposas, que era su favorita, tres de sus propios hijos, un
sumo sacerdote, un ex rey y dos esposos de su hermana. Por
lo tanto, la brutalidad reflejada en Mateo es consistente con
la descripción de él en la historia antigua.
La precisión de Juan ha sido atestiguada también por
recientes descubrimientos. En Juan 5:1-15 Jesús sana a un
hombre en el estanque de Betesda. Juan dice que el estanque
tenía cinco pórticos. Este sitio ha estado en disputa durante
mucho tiempo hasta hace poco. Los arqueólogos
descubrieron, trece metros debajo de la tierra, un estanque
con cinco pórticos, y la descripción del área circundante
coincide con la descripción de Juan. En 9:7, Juan menciona
otro sitio cuestionado por mucho tiempo, el estanque de
Siloé. Sin embargo, este estanque fue también descubierto,
en 1897, respaldando la precisión de Juan.
La evidencia a favor de Poncio Pilato, el gobernador que
presidió en el juicio a Jesús, fue descubierta en Cesarea
Marítima. En 1961, un arqueólogo italiano llamado Antonio
Frova descubrió un fragmento de una placa que fue usada
para una sección de escaleras que conducían al teatro de
Cesarea. La inscripción, escrita en latín, contenía la frase
"Poncio Pilato, Prefecto de Judea, ha dedicado al pueblo de
Cesarea un templo en honor de Tiberio". Este templo está
dedicado al emperador Tiberio, que reinó entre 14 y 37 d.C.
Esto encaja cronológicamente con el Nuevo Testamento, que
registra que Pilato gobernó como procurador entre 26 y 36
d.C. Tácito, un historiador romano del primer siglo, también
confirma la designación de Pilato en el Nuevo Testamento.
Escribe: "Christus, de donde el nombre se originó, sufrió la
pena extrema durante el reinado de Tiberio, en manos de uno
de nuestros procuradores, Poncio Pilato . . . "
Confirmación con relación a la crucifixión
Cada uno de los cuatro Evangelios da detalles acerca de la
crucifixión de Cristo. Su descripción precisa de esta práctica
romana ha sido confirmada por la arqueología. En 1968, una
sepultura en la ciudad de Jerusalén fue descubierta que
contenía treinta y cinco cuerpos. Cada uno de los hombres
había muerto de forma brutal, que los historiadores creen fue
el resultado de haber participado en la revuelta judía contra
Roma en 70 d.C.
La inscripción identificó a una persona como Yohan Ben
Ha'galgol. Los estudios de los huesos hechos por osteólogos
y médicos de la Escuela Médica Hadassa determinaron que
el hombre tenía veintiocho años de edad, medía un metro
sesenta y cinco centímetros, y tenía algunos leves defectos
faciales debido a un paladar derecho hendido.
Lo que más intrigó a los arqueólogos fueron las evidencias
de que este hombre había sido crucificado de una forma que
se parecía a la crucifixión de Cristo. Un clavo de dieciocho
centímetros había sido clavado a través de ambos pies, que
estaban vueltos hacia fuera para que el clavo penetrara el
tendón de Aquiles.
Los arqueólogos también descubrieron que se habían clavado
clavos a través de sus antebrazos inferiores. La víctima de
una crucifixión tenía que subir y bajar su cuerpo para
respirar. Para hacerlo, debía empujarse sobre sus pies
perforados y tirar de sus brazos. Las partes superiores de los
brazos de Yohan estaban gastados de forma pareja,
indicando este movimiento.
Juan relata que, para acelerar la muerte de un prisionero, los
verdugos rompían las piernas de la víctima, para que no
pudiera levantarse empujando con las piernas (19:31-33). Se
encontró que las piernas de Yohan estaban destrozadas por
un golpe que las rompió debajo de la rodilla. Los Rollos del
Mar Muerto dicen que tanto los judíos como los romanos
detestaban la crucifixión por su crueldad y humillación. Los
rollos también dicen que era un castigo reservado para los
esclavos y los que desafiaban los poderes que gobernaban
Roma. Esto explica por qué Pilato escogió la crucifixión
como la pena para Jesús.
Con relación a la crucifixión, en 1878 se encontró un pedazo
de piedra en Nazaret con un decreto del emperador Claudio,
que reinó entre 41 y 54 d.C. Decía que no debían perturbarse
las tumbas, ni debían quitarse los cuerpos. El castigo para
otros decretos era una multa, pero este incluía una amenaza
de muerte y estaba muy cerca del tiempo de la resurrección.
Esto fue, probablemente, debido a que Claudio investigó los
disturbios de 49 d.C. Sin duda había oído de la resurrección
y no quería ningún incidente similar. Este decreto fue hecho
probablemente en conexión con la predicación de los
apóstoles de la resurrección de Jesús y el argumento judío de
que el cuerpo había sido sustraído.
El historiador Thallus escribió en 52 d.C. Si bien no ha
quedado ninguno de sus textos, su obra es citada en la obra
de Julio Africano, Cronografía. Citando a Thallus con
relación a la crucifixión de Cristo, Africano dice: "En todo el
mundo, cayó una oscuridad sumamente espantosa, y las
rocas fueron partidas por un terremoto, y muchos lugares en
Judea y otros distritos fueron derribados".{4} Thallus dice de
esta oscuridad: "me parece sin razón, un eclipse del sol".{5}
Todos los descubrimientos que se hicieron son consistentes
con los detalles del relato de la crucifixión dados por los
escritores de los Evangelios. Estos hechos prestan un apoyo
indirecto para los relatos bíblicos de la crucifixión de Jesús y
que la tumba estuvo vacía.
La precisión histórica de Lucas
En un tiempo, los estudiosos no consideraban que los relatos
históricos de Lucas en su Evangelio y los Hechos fueran
precisos. Parecía no haber evidencia para varias ciudades,
personas y lugares que él nombra en sus obras. Sin embargo,
los avances arqueológicos han demostrado que Lucas era un
historiador muy preciso, y los dos libros que escribió
permanecen como documentos precisos de la historia.
Uno de los mayores arqueólogos fue el fallecido Sir William
Ramsay. Él estudió en la famosa escuela histórica liberal
alemana de mediados del siglo XIX. Conocida por su
erudición, esta escuela enseñaba que el Nuevo Testamento
no era un documento histórico. Con esta premisa, Ramsay
investigó afirmaciones bíblicas mientras buscaba en Asia
Menor. Lo que descubrió le hizo cambiar su perspectiva
inicial. Escribió:
"Comencé con un concepto desfavorable hacia él [Hechos],
porque la ingeniosidad y aparente amplitud de la teoría de
Tubingen me había convencido bastante en un tiempo. No
parecía estar dentro de las prioridades de mi vida investigar
el tema más minuciosamente entonces; pero más
recientemente me encontré en contacto frecuente con el libro
de Hechos como una autoridad para la topografía,
antigüedades y sociedad del Asia Menor. Me di cuenta
gradualmente que, en varios detalles, la narración mostraba
una verdad maravillosa".{6}
La precisión de Lucas se demuestra en el hecho de que él
nombra figuras históricas clave en la secuencia temporal
correcta, así como los cargos correctos de los funcionarios
gubernamentales en varias zonas: Tesalónica, politarcas;
Éfeso, guardianes del templo; Chipre, procónsul; y Malta, el
primer hombre de la isla.
En el anuncio que hace Lucas del ministerio público de Jesús
(Lucas 3:1), él menciona a "Lisanias tetrarca de Abilinia".
Los eruditos cuestionaron la credibilidad de Lucas, ya que el
único Lisanias conocido durante siglos fue un gobernador de
Calcis, que gobernó entre 40 y 36 a.C. Sin embargo, una
inscripción fechada en el tiempo de Tiberio, que gobernó
entre 14 y 37 d.C., se encontró que registraba una dedicación
del templo que nombra a Lisanias como el "tetrarca de
Abila" cerca de Damasco. Esto encaja bien con el relato de
Lucas.
En Hechos 18:12-17, Pablo fue traído ante Galión, el
procónsul de Acaya. Una vez más, la arqueología confirma
este relato. En Delfos, se descubrió una carta del emperador
Claudio. En ella dice: "Lucio Junio Galión, mi amigo, y el
procónsul de Acaya ... "{7} Los historiadores fechan la
inscripción en 52 d.C., que corresponde con el tiempo en que
el apóstol permaneció allí, en el año 51.
En Hechos 19:22 y Romanos 16:23, Erasto, un colega de
Pablo, es nombrado tesorero de la ciudad de Corinto. Los
arqueólogos que excavaban en un teatro de Corinto en 1928
descubrieron una inscripción. Dice: "Erasto puso este
pavimento de su propio bolsillo, en gratitud por haber sido
nombrado edil". El pavimento fue tendido en 50 d.C. La
designación de tesorero describe el trabajo de un edil
corintio.
En Hechos 28:7, Lucas da a Publio, el hombre principal de la
isla de Malta, el título "el primer hombre de la isla". Los
eruditos cuestionaron este extraño cargo y lo consideraron no
histórico. Se han descubierto recientemente inscripciones en
la isla que claramente asignan a Publio el cargo de "primer
hombre".
"En total, Lucas nombra treinta y dos países, cincuenta y
cuatro ciudades y nueve islas sin error".{8} A. N. SherwinWhite dice: "Para Hechos, la confirmación de historicidad es
apabullante . . . Todo intento de rechazar su historicidad
básica debe parecer absurda ahora. Los historiadores
romanos hace tiempo que lo dan por sentado".{9}
El Sudario de Turín
Los Evangelios relatan que, luego de su crucifixión, Jesús
fue envuelto en una larga sábana de lino y colocado en una
tumba (Mateo 27:59). Juan registra que, cuando Pedro
investigó la tumba vacía, encontró los lienzos doblados
prolijamente junto a donde Cristo había yacido anteriormente
(Juan 20:6, 7).
Se afirma que una sábana de lino denominada El Santo
Sudario de Turín, en exhibición en el Vaticano, es ese lienzo
mortuorio. Tiene 4,3 metros de largo y 1,1 metros de ancho.
Sobre él aparece una imagen con muñecas y tobillos
perforados, que se cree es la de Cristo.
El sudario apareció por primera vez en exhibición pública
unos años después de 1357, en Lirey, Francia. Un caballero
llamado Godofredo de Charny llevó el sudario a Francia. En
1453, la bisnieta de Charny entregó el sudario al Duque de
Saboya quien lo llevó en 1578 a Turín, Italia. En 1983, fue
legado al Vaticano.
En 1898, Secondo Pia fotografió el sudario y creyó que la
imagen era una imagen negativa, como la de una fotografía.
Esto aumentó el misterio del sudario, ya que la fotografía no
había sido inventada durante el tiempo de la Edad Media. En
1973, un grupo de expertos confirmó el hecho de que no se
encontró ningún pigmento de pintura ni siquiera ante la
magnificación. Para muchos, esto era prueba de la
autenticidad del sudario.
El estudio más intensivo se llevó a cabo en 1977. Un equipo
internacional de científicos suizos, estadounidenses e
italianos estudió el sudario durante cinco días en el Savoy
Royal Palace, en Turín. Usaron seis toneladas de equipos y
2,5 millones de dólares para su investigación. Ha sido uno de
los artefactos más intensamente estudiados de todos los
tiempos.
El estudio no pudo determinar la autenticidad de la tela. Los
experimentos que siguieron comprobaron que la imagen
contenía sangre además de aragonita, un carbonato de calcio
particular que se encuentra en las tumbas del primer siglo de
Jerusalén. El criminólogo suizo Max Frei encontró cuarenta
y ocho muestras de polen, de las cuales siete podrían haber
provenido de plantas de Palestina. La trama de la tela era
Herringbone Twill, un estilo que existía en tiempos antiguos.
Si bien estos hallazgos apoyaban la autenticidad del sudario,
otros hallazgos testificaban en sentido opuesto. En 1987, se
hizo una prueba con carbono 14 sobre el sudario para
verificar su fecha. Laboratorios en Oxford, Zurich y la
Universidad de Arizona probaron la tela. El resultado indicó
una fecha del siglo XIV para el sudario. Esta conclusión
sigue siendo cuestionada y seguramente habrá más pruebas.
Otro problema es que monedas acuñadas por Poncio Pilato
fueron puestas sobre los ojos de la figura. Esta no era una
costumbre judía, ni parece probable que José de Arimatea o
Nicodemo hubieran puesto sobre los ojos de Jesús una
moneda con la imagen del líder que lo condenó.
A pesar de la fecha del siglo XIV, los científicos siguen sin
poder explicar cómo se creó la imagen negativa. El sudario
sigue siendo un misterio así como una lección para nosotros,
como creyentes, de que no debemos poner nuestra fe en
artículos misteriosos.
Notas
1.
2.
3.
4.
5.
6.
Ver "La autoridad de la Biblia,"
www.probe.org/espanol/autoridad.html.
Josephus, Book 18, Chapter 3:3
Tacitus, Annals, 15.44
Julius Africanus, Chronography, 18:1.
Ibid.
William Ramsay, St. Paul the Traveler and the Roman Citizen
(Grand Rapids, MI: Baker Books, 1982), 8.
7.
8.
9.
John McRay, Archaeology and the New Testament (Grand
Rapids, MI.: Baker Books, 1991), 227.
Norman Geisler, Baker Encyclopedia of Apologetics (Grand
Rapids, MI.: Baker Books, 1999), 47.
A. N. Sherwin-White, Roman Society and Roman Law in the
New Testament (Oxford: Clarendon Press, 1963), 189.
© 2000 Probe Ministries. Todos los derechos reservados.
Traducción: Alejandro Field
Acerca del Autor
Patrick Zukeran es un conferencista asociado de Probe
Ministries. Se graduó de Point Loma Nazarene College en
San Diego, California y tiene un Th.M. del Dallas
Theological Seminary. Actualmente sirve como pastor del
Asian American Baptist Church en Richardson, Texas. Si
usted tiene algún comentario o pregunta sobre este artículo,
envíelo por favor a [email protected]. Por favor indique a
qué artículo se está refiriendo.
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