Se trata del Augusto de Prima Porta, una estatua áulica de bulto redondo que representa a César Augusto, primer emperador de Roma, quien muestra pose de mando e importancia ya que aparece con la mano derecha levantada y parece estar dirigiéndose a las tropas. Está tallada en mármol y conserva restos de los colores con los que fue policromada. La figura muestra una mayor naturalidad que las obras griegas ya que en Roma no buscaban tanto la belleza ideal sino que pretendían representar a la persona; aunque en este caso, al tratarse de un emperador, se ha idealizado su aspecto. Es decir, son los rasgos propios del emperador (a diferencia de los griegos, quienes ignoraban los rasgos característicos del rostro y se centraban en el estudio anatómico) pero corregidas las imperfecciones (arrugas, etc.). Esto se podría considerar como una fusión entre la tradición idealista de Grecia con la tradición naturalista romana. Así mismo, el retrato presenta una serie de rasgos característicamente griegas, como por ejemplo el canon de belleza, que en Roma sigue estando presente pero de una manera más relajada ya que se trata simplemente de una altura ideal y no una altura medida por un cierto número de cabezas. Acoge la forma de contraposto, lo que, junto a la separación de las piernas, atribuye cierto movimiento a la figura. Tambien podemos observar que el emperador aparece descalzo, lo que simboliza la divinización. Augusto está vestido con una coraza militar y la toga típica del Imperio. En la coraza aparecen relieves que representan una alegoría de la conquista de Hispania y la Galia, representadas por dos mujeres en el centro de la coraza. El hombre que vemos representado en la parte superior de la coraza, quien aparece con los brazos abiertos, representa al cielo protector bajo el cual ocurren los hechos acontecidos en el resto del relieve. En la parte inferior aparece el dios de la fortuna, representado sujetando una cornucopia, símbolo de riqueza. Podemos observar también un hombre tirando de un carro, se trata de Helios, dios del sol, quien representa el paso del día y del tiempo. En las cintas que sujetan la coraza aparecen dos esfinges, lo que hace referencia a la conquista romana de Egipto. A los pies del emperador aparece Cupido (quien cabalga sobre un delfín), actúa a modo de soporte para equilibrar el desnivel del peso debido al contraposto que anteriormente he mencionado. A su vez, Cupido aparece como protector de Augusto, ya que su madre Venus era la diosa protectora de los descendientes Julios, a los que pertenece Augusto. Dicho todo esto, podemos concluir que a pesar de ser una obra romana, presenta características que lo acerca más a un estilo helenístico que al estilo realista romano. Esto ocurría en la gran mayoría de las obras que representaban a emperadores. Ya que, aunque no se divinizaban tanto como, por ejemplo, en la época egipcia, los emperadores seguían teniendo una gran importancia e influencia en una sociedad profundamente jerarquizada. Por eso mismo, el resto de las obras que representaban a personas de menor rango o personas normales, si tenían un tono más realista que los diferenciaba de las obras griegas.