ULTREYA DIOCESANA Viña del Mar, 19 de Julio de 2014Vocalía de Ultreya y Eventos "HE AQUÍ MI SIERVO, A QUIEN ELEGÍ, MI AMADO, EN QUIEN MI ALMA SE COMPLACE". (Mt 12.18) Stephanie Vasquez Gabriela Gil Primero nos ponemos en presencia del Señor: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Señor, Tú Espíritu para darnos nueva vida. Y renovarás la faz de la tierra. Padre, que haz iluminado los corazones de tus hijos, con las luces del Espíritu Santo; haznos dóciles a Tu Espíritu para gustar siempre el bien y gozar de tu consuelo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Buenas tardes hermanitos, ahora que ya estamos en la Presencia del Señor, nos presentamos... ¿Quién eres tú? Soy Gabriela Gil Castro ¿De qué cursillo eres? Del glorioso 71 del año 2008, cuando me llamó mi Señor ¿Tú estado civil? Soy Soltera pero no estoy en un claustro ¿Con quién vives tú? Con mis padres, un hermano, mis perros y mis gatos ¿A qué te dedicas? Soy profesora de profesión, pero me he dedicado a distintas cosas con mucho amor. He realizado trabajado en el área social, con adultos y niños de mucha vulneración. ¿Qué pensaste cuando los vocales te dijeron que darías el rollo conmigo? Lo primero que pensé es que los vocales me querían mucho y que en honor a la amistad y a la confianza me eligieron, pero ellos nos dijeron muy amablemente que no fueron ellos, sino que había sido el Señor. ¿Quién eres tú? Soy Stephanie Romané Vásquez Mora ¿De qué cursillo eres? 73 del año 2010 ¿Tú estado civil? Soy soltera sin compromisos ¿Con quién vives tú? Con mis papitos y mi hermanito. También tengo una hermana, pero se casó y del nido voló. ¿A qué te dedicas? Soy la secretaria de una cursillista. Aunque esto no es mi profesión ejerzo mi trabajo con mucho amor. Yo estudié Administración Pública y soy licenciada de la Administración. A veces me deprime no ejercer mi profesión pero encuentro el consuelo pensando en que para algo me puso ahí el Señor. ¿Qué pensaste cuando los vocales te dijeron que darías el rollo conmigo? Al principio lo tomé con mucho humor, pero eran mis nervios lo que se manifestó. A la Gaby y a mí los vocales nos llamaron y en escuela nos ratificaron. ¿Para qué nosotras? Lo primero que hicimos fue saludarnos y tratamos de convencernos, para que el Señor nos llamó y si realmente estábamos a la altura de esta labor. Pasando el tiempo definitivamente nos convencimos que era verdad, que era el amor de Dios el que nos escogió. ¿Algunas palabras para nuestros hermanitos? Esperamos con la Stefy de todo corazón. Que les guste este rollo hecho con amor. No fuimos nosotras que nos auto escogimos, sino el Señor, que por nuestro nombre nos llamó. Por ende, les pedimos que pongan atención Y que lo escuchen a Él que nos habla al corazón. El lema de HOY "He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace", proviene del Evangelio de San Mateo 12.18 Escuchemos con atención... En aquel tiempo, los fariseos, en cuanto salieron, se confabularon contra Jesús para ver cómo eliminarle. Jesús, al saberlo, se retiró de allí. Le siguieron muchos y los curó a todos. Y les mandó enérgicamente que no le descubrieran; para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: "He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones. No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz. La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio: en su nombre pondrán las naciones su esperanza". Esta es palabra de DIOS... En el evangelio vemos como los fariseos, se confabularon contra Jesús para eliminarlo y Jesús, al saberlo, se retira de allí, pero muchos insisten y le siguen. Él los curó a todos, provocando así la ruptura entre Jesús y las autoridades religiosas. Además les mandó enérgicamente que no lo divulgaran. Por un lado, tenemos el conflicto de vida y muerte entre Jesús y las autoridades religiosas. Y Por otro, el movimiento de la gente deseosa de encontrarse con Jesús. Estas personas eran sobre todo los excluidos y los marginados que venían donde él con sus males y sus enfermedades. Los que NO eran acogidos en la convivencia de la sociedad y de la religión, eran acogidos por Jesús. Cristo no respondió con ira. No lo vemos gritando contra los que planificaron su muerte. Él no fue como los discípulos, quienes querían responder de la misma forma que los fariseos. Aunque Cristo pudo haber hecho eso. Él pudo haber llamado una legión de Ángeles para que se encargaran de sus enemigos. Pero a Jesús no le interesaba vengarse. Pero ¿Por qué Jesús no quería que lo divulgaran? Pues por una parte Jesús no quería que la gente lo siguiera por sus milagros. Él quería que su devoción fuera porque sus tiernas palabras habían capturado sus corazones. Él quería que toda la humanidad, incluyendo cada generación futura, supiera que el vino al mundo no como juez, sino como Salvador: "Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él." Además así se cumpliría lo dicho por el profeta Isaías: "He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones. No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz. "La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio: en su nombre pondrán las naciones su esperanza". Pero ¿Qué significado tiene para la iglesia la siguiente descripción que Isaías hace del Mesías? "He aquí mi Siervo" Siervo de Dios es aquel que está al servicio del proyecto de DIOS para el bien de su pueblo, exactamente como el siervo del Señor anunciado por Isaías. La palabra hebrea para el criado o siervo, eber, denota "Dios da la autoridad como a los mensajeros acreditados del Señor." El siervo del SEÑOR era uno quién fue elegido por DIOS. Originalmente denota la posición de un esclavo. El siervo lleva a los elegidos de Dios a la fe y al pleno conocimiento de la verdad que es conforme a la piedad" (1,1) Con Cristo Verdadero Siervo de DIOS aprendemos acerca de la verdadera autoridad Pero Normalmente nosotros los seres humanos, cursillistas servimos para y por muchas razones: como por ejemplo... * Recibir reconocimiento de los demás * Por Satisfacción propia. * Para Desarrollar algún don que nos gusta lucir. * o para No ser un don nadie en la sociedad. Ahora nos damos cuenta que: 1. Servir es perder los derechos de hacer lo que quiero con mi tiempo. 2. Servir es dar, es involucrarme en la necesidad de mi Señor, y de los otros. 3. Servir es amar incondicionalmente y buscar la voluntad de DIOS. 4. Servir es estar en segundo lugar, no tomar la gloria, no sacarse nunca el delantal, no esperar honores. 5. Servir es entregarse, donarse y rendirse totalmente a CRISTO y a los Hermanos. El título más alto al cual puede aspirar un cristiano es SIERVO DE DIOS. Éste es el título dado a: Moisés, David, Israel como nación, el Mesías, al apóstol. Llegar a ser un buen siervo va a requerir entender la actitud, el ámbito y el ejemplo del siervo de Dios. JESUCRISTO El profeta al citar "No quebrará la caña cascada, no apagará el pabilo que humeare". Esto nos ayuda a reflexionar en cuanto a la actitud de rechazo que en muchas iglesias se tiene hacia creyentes con un pasado o presente cuestionable. Muchas veces notamos la frialdad e incertidumbre con que la Iglesia y nosotros los cursillistas tratamos a aquellos, que por circunstancias que han vivido, son como "caña cascada y pabilo humeante". Tendemos a aislar indirectamente a estos creyentes que, cabe aclarar, son tan lavados y limpiados por la sangre de Cristo como cualquier persona que acude a la cruz del Calvario para redención. Se les trata con aire de inferioridad considerándoseles una influencia negativa o, peor aún, cristianos de segunda o tercera categoría. ¡Se les condena y rechaza por un pasado, y hasta un presente, que ya ha sido perdonado por el único Juez justo! JESUCRISTO...(Vivencia 1 Stefy) La caña mencionada por el profeta Isaías, crece abundantemente en las orillas de los ríos de Israel. Se usaba para elaborar flautas y era una tarea delicada ya que al ahuecarla se podía dañar fácilmente.Si se dañaba no servía como instrumento musical y entonces se quebraba y se tiraba al río. Las personas somos, a menudo, "cañas" dañadas, con cicatrices en sus vidas que las han doblegado y herido. Un líder agresivo podría quebrar esa caña y echarla a un lado, pero no Aquel de quien se dijo: "No quebrará la caña cascada". Él se especializa en enderezar las cañas heridas, ayudándolas a ponerse firmes bajo su paciente y amoroso cuidado. El apóstol Pedro era una "caña cascada" cuando negó al Señor. ¿Cómo podía ese hombre luego llegar a ser un líder reconocido en la iglesia primitiva? La respuesta está en el ministerio del Señor que cuidadosamente restauró a Pedro y le dijo: "Apacienta mis ovejas". En los tiempos bíblicos los hogares israelitas se iluminaban con pequeñas lámparas de aceite. Un pabilo o mecha de fibras de lino flotaba en el aceite y daba luz a la casa. Ese pabilo con el tiempo, se carbonizaba soltando un olor nauseabundo y debilitando la luz de la lámpara, por tanto, se necesitaba una limpieza periódica y un arreglo del pabilo para que la lámpara continuara alumbrando. El pabilo humeante sirve para ilustrar a la persona cuyo testimonio se ha vuelto ineficaz. El Siervo de quien Isaías dice que no apagará el pabilo humeante sino que lo restaurará para que continúe brillando, es Aquel de quien la iglesia actual debe aprender. Este ministerio que está haciendo falta en la Iglesia es la restauración de las lámparas humeantes. Vidas que una vez brillaron y alumbraron pero que se han opacado. La caña cascada y el pabilo humeante son todas aquellas personas que fácilmente son pasadas por alto en nuestras iglesias: minusválidos, divorciados, "re-casados", separados, viudos, madres solteras, convictos y otros. No olvidemos que Jesucristo restauraba esas cañas magulladas y las convertía en instrumentos musicales que tocaban su canción de gracia. Él tocaba los residuos humeantes de la vida y los transformaba en los medios a través de los cuales sería la luz del mundo. Entonces, ¿por qué nosotros no hacemos lo mismo? ¿Es que acaso se nos olvida de dónde nos sacó Dios? Es tiempo de dar lugar al amor y al perdón condicional. No olvidemos que todos somos parte del cuerpo de Cristo y que nos necesitamos mutuamente. Si no es la Iglesia quien abre sus brazos a estas personas con el mensaje de perdón y restauración, entonces ¿Quién lo hará? Jesús es nuestro Mesías. Esta reacción diferente de parte de los fariseos y de la gente lleva a Mateo a ver en esto una realización de la profecía del Siervo: Por un lado, el Siervo era perseguido por las autoridades hasta el punto de ser escupido en el rostro, pero no volvía el rostro atrás, sin avergonzarse, y puso su rostro como un pedernal. Por otro lado, el Siervo era buscado y esperado por la gente. (Is 42,4). Era este espíritu tierno, dice Mateo, que revela el cumplimiento de la profecía de Isaías: "No contenderá, ni voceará, ni nadie oirá en las calles su voz." (Mateo 12:19). Isaías estaba diciendo, en esencia, "El Salvador no viene a forzar a nadie a que entre en su reino. El no viene como una personalidad fuerte, bulliciosa y abrumadora. No, lo escucharas hablar con una voz quieta y apacible en tu hombre interior. Pensemos en la actitud de Jesús y de cómo debemos responder a su misericordia. En latín: misere (miseria, necesidad); cor, cordis (corazón) e ia, hacia los demás: corazón hacia la miseria de los demás. Tener un corazón solidario con aquéllos que tienen necesidad es la disposición a compadecerse de los trabajos y miserias ajenas. Se manifiesta en amabilidad, asistencia al necesitado, especialmente de perdón y reconciliación. Es más que un sentido de simpatía, es una práctica. En el cristianismo, es uno de los principales atributos divinos. La misericordia es también un sentimiento de pena o compasión; en determinadas ocasiones, es la virtud que impulsa a ser benévolo. La ejercida por Dios y la que es un reflejo de ésta, que es la ejercida por los hombres. Existen dos clases de misericordia: la divina y la humana, Existe un mismo punto de partida de la misericordia divina y la misericordia humana y es el amor, porque ambas misericordias son fruto del amor, pero totalmente se diferencia en cuanto no existe punto de comparación entre el amor de Dios y el de los hombres. Dios es la única fuente de amor, el amor emana de él porque su esencia es el amor, la misericordia es un acto de amor, ella no se genera, si no hay otro acto de amor correspondiente en el que recibe la misericordia y este es el arrepentimiento que dará origen a un perdón misericordioso. Existe la equivocada idea de que Dios tiene que ser siempre misericordioso, se le pida perdón o no se le pida. La misericordia de Dios no se genera siempre y porque sí, tal como muchos equivocadamente creen. Dios es desde luego misericordioso, pero para que Él ejerza su misericordia, es necesaria la existencia de un arrepentimiento y la humildad de pedir el perdón. Miremos nuestra historia y miremos a Jesús y desde el corazón repetirle tanta veces, pero con el corazón, en silencio, cada uno de nosotros: "¡Acuérdate de mí, Señor, ahora que estás en tu Reino!". Jesús, acuérdate de mí, porque yo tengo ganas de ser bueno, tengo ganas de ser buena, pero no tengo fuerza, no puedo: ¡Soy pecador, soy pecadora! Pero acuérdate de mí, Jesús: ¡Tú puedes acordarte de mí, porque Tú estás al centro, Tú estás precisamente en tu Reino! Hagámoslo hoy todos, cada uno en su corazón. "¡Acuérdate de mí Señor, Tú que estás al centro, Tú que estás en tu Reino!" como nos dice el PAPA FRANCISCO y actuemos como la gente que siguió a Jesús. La gracia de la misión necesita a nuevos evangelizadores capaces de acogerla, para que el anuncio salvífico de la Palabra de Dios no disminuya nunca, en las condiciones cambiantes de la historia. Así como los primeros discípulos en el transcurso de los siglos, la Iglesia no ha dejado nunca de proclamar el misterio salvífico de la muerte y resurrección de Jesucristo, pero este mismo anuncio necesita hoy, un renovado vigor para convencer al hombre contemporáneo, a menudo distraído e insensible. Los primeros discípulos tal vez tuvieron la impresión de que Jesús, como cualquier otro Rabí, deseaba alcanzar fama y poder. Disputó con los cultos y los calló, las muchedumbres lo siguieron y demostró tener poderes increíbles. Después asumió comportamientos muy peculiares como entrar de improviso en las ciudades, retirarse 40 días al desierto para orar solo, mandó a uno que curó que no lo dijera a nadie. Tal vez fue el momento cuando empezaron las dudas de Judas Iscariote, que vio en Cristo a un caudillo liberador de Israel. Pero, a pesar de nuestras humanas ambiciones de fama, éxito y honor no era eso lo que Él buscaba. Los verdaderos actos de la obra de Jesús no pudieron quedar desconocidos por mucho tiempo. Él prefirió no usar su poder de Creador para presentarse ante los hombres como un súper-humano prefirió seguir el camino más difícil, de mayor sacrificio, para que el hombre pudiese descubrir y elegir solo la Verdad sin imposiciones. Ha elegido ser el Buen Pastor. Jesucristo, Tú siempre curas, física y espiritualmente, a quien se acerca. Para Ti lo importante es curar el alma, pero sabiendo de nuestras limitaciones humanas, también curas lo exterior. Lo único que pides es una muestra pequeña de fe y esperanza. Su misión será caracterizada por la mansedumbre, la fidelidad y la misericordia. El evangelista señala que esta profecía se estaba cumpliendo. Por medio de dos imágenes bellísimas describe Isaías la mansedumbre, dulzura y misericordia del Mesías. La caña cascada, la mecha humeante, representan toda clase de miserias, dolencias y penalidades a que está sujeta la humanidad. No terminará de romper la caña ya cascada; al contrario, se inclina sobre ella, la endereza con sumo cuidado y le da la fortaleza y la vida que le faltan. Tampoco apagará la mecha de una lámpara que parece que se extingue, sino que empleará todos los medios para que vuelva a iluminar con luz clara y radiante. Esta es la actitud de Jesús ante los hombres. En la vida corriente a veces decimos de un enfermo que su dolencia "no tiene remedio", y se da por imposible su curación. En la vida espiritual no es así: Jesús es el Médico que nunca da como irremediablemente perdidos a quienes han enfermado del alma. A ninguno juzga irrecuperable. El hombre más endurecido en el pecado, el que ha caído más veces y en faltas más grandes nunca es abandonado por el Maestro. También para él tiene la medicina que cura. En cada hombre Él sabe ver la capacidad de conversión que existe siempre en el alma. Su paciencia y su amor no dan a ninguno por perdido. Como caña cascada fue María Magdalena, y el buen ladrón, y la mujer adúltera... A Pedro, deshecho por las negaciones de su más triste noche, lo restaura, y ni siquiera le hace prometer el Señor que no volvería a negarlo. Solamente le preguntó: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Es la pregunta que nos hace a todos, cuando no hemos sido del todo fieles. ¿Me amas? Cada Confesión es también, y sobre todo, un acto de amor. Pensemos hoy cómo es nuestro amor, cómo respondemos a esa pregunta que nos hace el Señor. En fin cada uno sabe dónde aprieta el zapato y si realmente actuamos como Jesús nos dice: No romperá la caña cascada ni apagará la mecha que aún humea. La misericordia de Jesús por los hombres no decayó ni un instante, a pesar de las ingratitudes, las contradicciones y los odios que encontró. El amor de Cristo por los hombres es profundo, porque, en primer lugar, se preocupa del alma, para conducirla, con ayudas eficaces, a la vida eterna; y, al mismo tiempo, es universal, inmenso, y se extiende a todos. Él es el Buen Pastor de todas las almas, a todas las conoce y las llama por su nombre. No deja a ninguna perdida en el monte. Ha dado su vida por cada hombre, por cada mujer. Su actitud cuando alguno se aleja es darle las ayudas para que vuelva, y todos los días sale a ver si lo divisa en la lejanía. Y si alguno le ha ofendido más, trata de atraerle a su Corazón misericordioso. No quiebra la caña cascada, no termina de romperla y la abandona, sino que la recompone con tanto más cuidado cuanto mayor sea su debilidad. (Vivencia 2 Stefy) El Señor nunca se cansa de perdonar ¿Hemos pensado en la paciencia de Dios con cada uno? El rostro de Dios es el de un padre misericordioso, que siempre tiene paciencia con nosotros, nos comprende, nos espera, no se cansa de perdonarnos si sabemos volver a Él con el corazón con pena y tristeza. Grande es la misericordia del Señor. ¡Es hermoso, lo de la misericordia! Dice nuestro Papa Francisco: Recuerdo, cuando apenas era obispo, en 1992, llegó a Buenos Aires la Virgen de Fátima y se hizo una gran misa para los enfermos. Fui a confesar, a aquella misa. Y casi al final de la misa me levanté porque tenía que administrar una confirmación. Vino hacia mí una mujer anciana, humilde, muy humilde, de más de ochenta años. La miré y le dije: "Abuela - porque allí llamamos así a los ancianos- abuela, ¿se quiere confesar?" "Sí", me dijo. "Pero si usted no ha pecado..." Y ella me dijo: "Todos tenemos pecados"... "Pero el Señor ¿no la perdona?" "El Señor perdona todo" me dijo, segura. "Pero, ¿Cómo lo sabe usted, señora?". "Si el Señor no perdonase todo, el mundo no existiría". Me entraron ganas de preguntarle: "Dígame, señora, ¿Usted ha estudiado en la Universidad Gregoriana?", porque esa es la sabiduría que da el Espíritu Santo: sabiduría interior de la misericordia de Dios. No olvidemos esta palabra: ¡Dios nunca se cansa de perdonarnos, nunca!". "Entonces, ¿Cuál es el problema?". Bueno, el problema es que ¡Nosotros nos cansamos de pedir perdón! Pero Él nunca se cansa de perdonar; somos nosotros los que, a veces, nos cansamos de pedir perdón. Y no tenemos que cansarnos nunca. Él es el Padre amoroso que perdona siempre y cuyo corazón está lleno de misericordia para todos nosotros. Tenemos que aprender a ser más misericordiosos con TODOS. (Vivencia 3 Stefy) Recordemos también lo que dice El Señor a Sor Faustina sobre la Reconciliación, importante sacramento en el cual ponemos en práctica la divina misericordia. "Hoy el Señor me ha dicho: Hija mía, cuando te acercas a la confesión a esta fuente de Mi Misericordia, siempre desciende sobre tu alma Mi Sangre y Agua, que brotó de Mi Corazón y ennoblece tu alma. Cada vez que vas a la santa confesión sumérgete en Mi Misericordia con gran confianza, en modo que yo pueda volcar sobre tu alma la abundancia de mis gracias. Cuando vas a la confesión, sabe, que Yo mismo te espero en el confesionario, me oculto en el sacerdote, pero soy yo que espero en el alma. Allí la miseria del alma se encuentra con el Dios de la Misericordia. Di a las almas que este manantial de misericordia solamente puede sacar las gracias con el vaso de la confianza. Si su confianza será grande. Mi generosidad no tendrá límites. Los arroyuelos de mi gracia inundan las almas humildes. Los soberbios están siempre en la indigencia y en la miseria ya que mi gracia se aleja de ellos y va hacia las almas humildes." (Vivencia 1 Gabriela) Por otro lado ¿Qué dice Jesús a quienes están rotos por el pecado, a quien ya no da luz porque apagó la llama divina en su alma? Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, que yo os aliviaré. "Tiene piedad de la gran miseria a la que les ha conducido el pecado; les lleva al arrepentimiento sin juzgarles con severidad. Él es el padre del hijo pródigo que abraza al hijo desgraciado por su falta; Él mismo perdona a la mujer adúltera a la que se disponen a lapidar; recibe a la Magdalena arrepentida y le abre enseguida el misterio de su vida íntima; habla de la vida eterna a la Samaritana a pesar de su mala conducta; promete el Cielo al buen ladrón. Verdaderamente en Él se realizan las palabras de Isaías: La caña cascada no la quebrará; ni apagará el pabilo que aún humea". (Vivencia 2 Gabriela) Y les pregunto hermanos ¿pedimos lo suficiente el perdón al Señor? ¿Acudimos a Él que nos perdona y ejerce sobre nosotros su misericordia? Creemos que con lo que hacemos es suficiente. Al parecer no es así, por lo menos de mi parte. Estamos dándonos cuenta, la importancia de la confesión, cual importante es que acudamos al Señor. Nunca nadie nos amó ni nos amará como Cristo. Nadie nos comprenderá mejor. Cuando los fieles de Corinto andaban divididos diciendo unos: "yo soy de Pablo", y otros: "yo de Apolo, yo de Cefas, yo de Cristo", San Pablo les escribe: ¿Ha sido Pablo crucificado por vosotros? Es el argumento supremo. Y como decimos los cursillistas muchas veces: Soy de 4to, soy de izquierda, soy de derecha. Participo en mi Capilla, eso me basta; Soy del secretariado, Soy catequista. Me basta mi grupo natural, etc. Hermanos mejor digamos: "Somos todos de Cristo, somos una comunidad de amor por y para Cristo" No podemos desesperar nunca... Dios quiere que seamos santos, y pone su poder y su providencia al servicio de su misericordia. Por eso, no debemos dejar pasar el tiempo mirando nuestra miseria, perdiendo de vista a Dios, dejándonos descorazonar por nuestros defectos, tentados de exclamar " ¿Para qué continuar luchando, considerando todo lo que he pecado, todo lo que he fallado al Señor?". No, nosotros debemos confiar en el amor y en el poder de nuestro Padre Dios, y en el de su Hijo, enviado al mundo para redimirnos y fortalecernos. ¡Qué gran bien para nuestra alma sentirnos hoy delante del Señor como una caña cascada que necesita de muchos cuidados, como el pabilo que tiene una débil llama y que precisa del aceite del amor divino para que luzca como el Señor quiere! No perdamos nunca la esperanza si nos vemos débiles, con defectos, con miserias. El Señor no nos deja; basta que pongamos los medios y que no rechacemos la mano que Él nos tiende. No podemos extrañarnos de la ignorancia, de los errores, de la dureza y resistencia que tantos ponen en su camino hacia Dios. El aprecio sincero por todos, la comprensión y la paciencia deben ser nuestra actitud ante ellos. Pues "rompe la caña cascada aquel que no da la mano al pecador ni lleva la carga de su hermano; y apaga la torcida llama que humea aquel que desprecia en los que aún creen un poco la pequeña centella de la fe". Nuestros amigos, quienes se crucen con nosotros por circunstancias diversas, han de encontrar en la amistad o en nuestra actitud un firme apoyo para su fe. Por eso, hemos de acercarnos a su debilidad: para que se torne fortaleza; debemos verlos con ojos de misericordia, como los mira Cristo; con comprensión, con un aprecio verdadero, aceptando el claroscuro que forman sus miserias y sus grandezas. Por un lado, hemos de tener presente que "servir a los demás, por Cristo, exige ser muy humanos. Hemos de comprender a todos, hemos de convivir con todos, hemos de disculpar a todos, hemos de perdonar a todos". (Vivencia 3 Gabriela) Por otro lado, "no diremos que lo injusto es justo, que la ofensa a Dios no es ofensa a Dios, que lo malo es bueno. Pero, ante el mal, no contestaremos con otro mal, sino con la doctrina clara y con la acción buena: ahogando el mal en abundancia de bien (cfr. Rom 12, 21). Así Cristo reinará en nuestra alma, y en las almas de los que nos rodean". Los frutos de esta doble actitud de comprensión y fortaleza son tan grandes -para uno mismo y para los demás- que bien vale la pena el esfuerzo por ver almas en quienes tratamos a diario; en verles tan necesitados como los veía el Señor. No es suficiente apreciar a los hombres brillantes porque son brillantes, a los buenos porque son buenos. Debemos apreciar a todo hombre porque es hombre, a todo hombre, al débil, al ignorante, al que carece de educación, al más oscuro. Y esto no lo podremos hacer a menos que nuestra concepción de lo que es el hombre lo haga objeto de estima. El cristiano sabe que todo hombre es imagen de Dios, que tiene un espíritu inmortal y que Cristo murió por él. La frecuente consideración de esta verdad nos ayudará a no separarnos de los demás, sobre todo cuando los defectos, las faltas de educación, su mal comportamiento se hagan más evidentes. Imitando al Señor, nunca romperemos una caña cascada. Como el buen samaritano de la parábola, nos acercaremos al herido y vendaremos sus heridas, y aliviaremos su dolor con el bálsamo de nuestra caridad. Y un día oiremos de labios del Señor estas dulces palabras: lo que hiciste con uno de estos, por Mí lo hiciste. No olvidemos que Dos papas de la segunda mitad del siglo XX reconocieron con claridad los "signos de los tiempos" y exhortaron a situar de nuevo la pregunta por la misericordia en el centro del anuncio y la practicas eclesiales. Juan XXIII, el papa bueno, fue el primero en acometer tal desafío. Para el, la misericordia es el mas bello nombre de Dios, la manera mas hermosa de dirigirnos a ÉL; Por eso, el hecho de que Juan XXIII, en el pionero discurso de apertura del concilio Vaticano II, pronunciado el 11 de octubre de 1962, Dijo: "Que la esposa de Jesucristo prefiere emplear la medicina de la misericordia antes que levantar el arma de la severidad". Con ello se adoptó un nuevo tono que animo a muchos a aguzar los oídos. El nuevo tono surtió efecto en el transcurso posterior del concilio. Pues los dieciséis documentos del concilio adoptaron un nuevo tono y propusieron un nuevo estilo en el anuncio y en la vida de la Iglesia. El papa Juan Pablo II desarrollo y profundizo lo sugerido por Juan XXIII. El tema de la misericordia no se le ocurrió a Juan Pablo II sentado a la mesa de su despacho. Este papa conoció como ningún otro y padeció en propia carne la historia de sufrimiento de su época. Sus primeros años de sacerdote, como obispo de Cracovia vivió los horrores de dos guerras mundiales y dos brutales sistemas totalitarios y experimento muchas tribulaciones en su pueblo y en su propia vida. Su pontificado estuvo marcado por las consecuencias de un atentado y, en sus últimos años, por el sufrimiento personal Así, hizo de la misericordia el tema conductor de su largo pontificado. Y se lo encareció con fuerza a la Iglesia del siglo XXI. En su segunda encíclica, Dives in misericordia (1980), Juan Pablo II se ocupó del tema de la misericordia. La primera canonización del tercer milenio, que tuvo lugar el 30 de abril de 2000, estuvo consagrada deliberada y sistemáticamente al tema de la misericordia. Ese día fue canonizada la religiosa y mística polaca Faustina Kowalska, hasta entonces apenas conocida entre nosotros. Esta sencilla religiosa, en sus apuntes sobre la teología, caracteriza la misericordia como el mayor y más elevado atributo de Dios. Durante una visita al suburbio de Cracovia donde residió Sor Faustina, el papa dijo el 7 de junio de 1997 que la historia ha inscrito el tema de la misericordia como una ayuda especial y una inagotable fuente de esperanza. Este mensaje ha signado, sin lugar a dudas, la imagen de su pontificado. En la homilía que pronunció en la canonización de sor Faustina, el papa dijo que este mensaje debía ser como un rayo de luz para el camino del ser humano en el tercer milenio. Durante su última visita a su patria polaca, el 17 de agosto de 2002, Juan Pablo II consagro solemnemente en Lagievniki el mundo a la divina misericordia. Durante años desde 1958 se cumplió la profecía de Sor Faustina sobre la destrucción de la divulgación de la Divina Misericordia por una serie de hechos confusos, incluso políticos. La Santa Sede prohibió la difusión de la Divina Misericordia .20 años más tarde en 1978 se revocó esta prohibición gracias a la intervención del cardenal Carol Wojtyla de Cracovia. Se comenzó un proceso informativo sobre Sor Faustina y su obra. Después como Papa año 78, siguió empecinado en reivindicar y difundir la devoción a la misericordia en la forma propuesta por Sor Faustina. Esta devoción desde ahí creció rápidamente .Una de las razones es el apoyo constante del Santo Padre sobretodo en su encíclica Dives in misericordia en la que habla de Cristo como la encarnación de la Misericordia .En ella subraya que la Iglesia, especialmente en nuestros tiempos, tiene el derecho y el deber de profesar y proclamar la misericordia de Dios de introducirla y encarnarla. El papa reafirma en distintas ocasiones la importancia de este mensaje de la misericordia y explica, en una visita a un santuario en Italia, que desde el principio de su ministerio ha considerado este mensaje como su tarea especial que le fue asignada por DIOS ante la situación actual del hombre, de la iglesia y del mundo. Tenemos una gran responsabilidad que cumplir ¿Lo vamos a dar todo nosotros? Y si, por desgracia, alguna vez nos encontráramos en una triste situación, ¿Vamos a desconfiar de quien ha dicho de Sí mismo que ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido? El Cardenal Walter Kasper, un teólogo muy competente, en su libro "La Misericordia: Clave del Evangelio y la vida cristiana" decía que decir misericordia, es una palabra que lo cambia todo. Es lo mejor que podemos oír: cambia el mundo. Un poco de misericordia hace el mundo menos frío y más justo. Necesitamos entender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso, que tiene tanta paciencia... Recordemos también el profeta Isaías, que afirma que aunque nuestros pecados fuesen color rojo escarlata, el amor de Dios los convertirá en blancos como la nieve. Ahora para finalizar los invitamos a escuchar y ver una presentación donde las imágenes valen más que mil palabras... Por todo esto GRACIAS SEÑOR PREGUNTAS: ¿Tú te sientes siervo de DIOS? ¿Por qué? ¿Practicas la Misericordia? ¿Dónde?