Parábola de la mala hierba, la semilla de mostaza y

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Domingo 16 del Tiempo Ordinario - Ciclo A Julio 20 de 2014
“Señor, eres bueno y perdonas; eres todo amor con los que te invocan”
Salmo 85
Padre, fuente de luz y calor, envíanos tu palabra viva,
y haz que la aceptemos sin miedo y aceptemos ser abrazados por ella.
Venga tu palabra, Señor y,
una vez encendido en nuestros corazones tu fuego inextinguible,
nosotros mismos seremos portadores de ese fuego unos para otros.
P. Ignacio Larrañaga1
Mateo 13, 24-43
Parábola de la mala hierba, la semilla de mostaza y la levadura
24
Jesús les contó esta otra parábola:
«Sucede con el reino de los cielos como con un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25pero
cuando todos estaban durmiendo, llegó un enemigo, sembró mala hierba entre el trigo y se fue. 26Cuando el
trigo creció y se formó la espiga, apareció también la mala hierba. 27Entonces los trabajadores fueron a
decirle al dueño: “Señor, si la semilla que sembró usted en el campo era buena, ¿de dónde ha salido la mala
hierba?” 28El dueño les dijo: “Algún enemigo ha hecho esto.” Los trabajadores le preguntaron: “¿Quiere
usted que vayamos a arrancar la mala hierba?” 29Pero él les dijo: “No, porque al arrancar la mala hierba
pueden arrancar también el trigo. 30Lo mejor es dejarlos crecer juntos hasta la cosecha; entonces mandaré a
los que han de recogerla que recojan primero la mala hierba y la aten en manojos, para quemarla, y que
después guarden el trigo en mi granero.”»
31
Jesús también les contó esta parábola:
«El reino de los cielos es como una semilla de mostaza que un hombre siembra en su campo. 32Es, por cierto,
la más pequeña de todas las semillas; pero cuando crece, se hace más grande que las otras plantas del
huerto, y llega a ser como un árbol, tan grande que las aves van y se posan en sus ramas.»
1
Biografía del Padre Ignacio Larrañaga ofm cap, fundador Talleres de Oración y Vida.
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33
También les contó esta parábola:
«El reino de los cielos es como la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina para hacer
fermentar toda la masa.»
34
Jesús habló de todo esto a la gente por medio de parábolas, y sin parábolas no les hablaba. 35Esto fue para
que se cumpliera lo que había dicho el profeta:
«Hablaré por medio de parábolas;
diré cosas que han estado en secreto
desde que Dios hizo el mundo.»
36
Jesús despidió entonces a la gente y entró en la casa, donde sus discípulos se le acercaron y le pidieron
que les explicara la parábola de la mala hierba en el campo. 37Jesús les respondió:
«El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre, 38y el campo es el mundo. La buena semilla
representa a los que son del reino, y la mala hierba representa a los que son del maligno, 39y el enemigo que
sembró la mala hierba es el diablo. La cosecha representa el fin del mundo, y los que recogen la cosecha son
los ángeles. 40Así como la mala hierba se recoge y se echa al fuego para quemarla, así sucederá también al fin
del mundo. 41El Hijo del hombre mandará a sus ángeles a recoger de su reino a todos los que hacen pecar a
otros, y a los que practican el mal. 42Los echarán en el horno encendido, y vendrán el llanto y la
desesperación. 43Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. Los que tienen oídos,
oigan.
Algunas preguntas para una lectura atenta…
¿Qué estaban haciendo todos cuando el enemigo sembró la mala hierba entre el trigo? ¿Por qué el dueño no
dejo ir a los trabajadores a arrancar la mala hierba? ¿Cómo explicó Jesús la parábola de la mala hierba en el
campo? ¿De qué hablan las otras parábolas que hay en el texto?
Algunas pistas para comprender el texto…
Padre Antonino Cepeda
Padre Fidel Oñoro
Esta parábola de la cizaña (13,24-30) también tendrá una explicación por parte de Jesús, que corresponde a
una predicación de la comunidad cristiana (13,36-43), y entre ambos momentos encontramos: la parábola
del grano de mostaza (13,31-32), la parábola de la levadura (13,33) y la constatación de que Jesús sólo
hablaba en parábolas (13,34-35).
De nuevo entra como elemento de la parábola la semilla, la buena semilla, sembrada por un hombre en su
campo (13,24); pero, ahora un enemigo siembra cizaña o mala hierba, entre el trigo. El trigo y la mala hierba
se parecen; por eso, es oportuno dejarlas crecer juntas hasta que ya se puedan distinguir; cuando ya están
maduras la semilla de la cizaña es negra mientras que la de trigo es amarilla.
Aunque los siervos sugieren otra cosa, el dueño les ordena que las dejen crecer juntas hasta la siega “no sea
que, al arrancar la cizaña, arranquen también con ella el trigo” (Mt 13,29).
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Así, esta parábola adquiere un sentido trascendente sobre nuestro peregrinaje en el mundo. Es una parábola
del Reino de los Cielos, pero que acentúa el día del juicio, del discernimiento. Sólo hasta el fin de los tiempos
será posible hacer una adecuada separación entre el trigo y la cizaña.
La parábola responde al escándalo que viven algunos discípulos del Señor: hay mucho mal en el mundo simbolizado en la cizaña-, y se quisiera que Dios interviniera con todo su poder para colocar el mal en su
lugar y exaltar a los buenos, pero no parece suceder nada.
El Reino de los cielos no es soberbio ni pomposo; eso es lo que Jesús describe con las parábolas del grano
de mostaza y la parábola de la levadura. El Reino actúa de manera sencilla e imperceptible, pero va logrando
la transformación poco a poco y desde dentro.
En la Exhortación Apostólica La Alegría del Evangelio del Papa Francisco, el numeral 278 nos invita a “creerle al
Evangelio”…
“La fe es también creerle a Él, creer que es verdad que nos ama, que vive, que es capaz de intervenir
misteriosamente, que no nos abandona, que saca bien del mal con su poder y con su infinita creatividad. Es
creer que Él marcha victorioso en la historia «en unión con los suyos, los llamados, los elegidos y los fieles»
(Ap 17,14). Creámosle al Evangelio que dice que el Reino de Dios ya está presente en el mundo, y está
desarrollándose aquí y allá, de diversas maneras: como la semilla pequeña que puede llegar a convertirse en
un gran árbol (cf. Mt 13,31-32), como el puñado de levadura, que fermenta una gran masa (cf. Mt 13,33), y
como la buena semilla que crece en medio de la cizaña (cf. Mt 13,24-30), y siempre puede sorprendernos
gratamente. Ahí está, viene otra vez, lucha por florecer de nuevo. La resurrección de Cristo provoca por
todas partes gérmenes de ese mundo nuevo; y aunque se los corte, vuelven a surgir, porque la resurrección
del Señor ya ha penetrado la trama oculta de esta historia, porque Jesús no ha resucitado en vano. ¡No nos
quedemos al margen de esa marcha de la esperanza viva!” 2
Ahora preguntémonos:
¿Abro mi corazón a la enseñanza de Jesús sobre el Reino? ¿Qué actitud tengo ante los problemas que plantea
el mundo, tengo paciencia o me desespero? ¿Estoy dejando que la semilla de la palabra de Dios crezca en mi
vida y vaya dando fruto?
2
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazioneap_20131124_evangelii-gaudium.html
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Señor, Juez del universo,
haznos tomar conciencia de que cada día
ponemos en juego nuestra eternidad.
Eternidad que no empieza al final de los tiempos
sino en cada una de nuestras opciones y compromisos.
Oh Señor, que has de juzgar a todas las naciones
ilumina nuestro presente,
pues nuestro juicio final
Ya ha comenzado…
Michel Hubaut3
Señor, permítenos comprender que el Reino de los cielos no se impone con poder, sino que transforma la
vida desde dentro, poco a poco, como la levadura en la masa.
En mi oración tendré en cuenta los problemas que observo a mí alrededor, descubriendo en ellos un llamado
del Señor, a pedir el establecimiento del Reino de Dios y su justicia. Mi compromiso de vida se expresará en
pequeñas acciones de misericordia que serán como la semilla de mostaza.
"El enemigo debe tener miedo de nosotros y no nosotros del enemigo."
Santa Faustina
3
Michel Hubaut -Franciscano-. Orar las parábolas: Acoger el Reino de Dios. Pag 181
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