Experiencias adversas infantiles y enfermedad mental ■ Tanto la prevalencia como el riesgo, curso y gravedad de los trastornos mentales pueden estar influidos por experiencias adversas durante la infancia. Estas asociaciones se han identificado en muy diversos padecimientos como la depresión mayor (DM), el trastorno límite de la personalidad (TLP), los trastornos de ansiedad y los trastornos del espectro esquizofrénico. Para comprenderlas, los que estudian estos temas han buscado identificar las etapas del desarrollo en las que estas experiencias se presentan, así como sus características particulares. Está establecido que el maltrato durante ciertas etapas de la infancia afecta el desarrollo de varias regiones del cerebro, lo cual sugiere que el efecto sólo se presenta si la experiencia coincide con periodos sensibles del desarrollo cerebral y neuroendocrino. Estos efectos se han documentado a partir de diferentes tipos de adversidades tales como experiencias traumáticas generales, experiencias traumáticas interpersonales, pérdidas parentales, agresiones tanto físicas como verbales así como abuso de tipo físico. Al hacer comparaciones entre grupos de diagnóstico y tipo de maltrato varias investigaciones han encontrado algunas asociaciones más o menos específicas, como es el caso, por ejemplo, del abuso sexual temprano y el desarrollo de TLP, o bien el de castigos persistentes y psicosis. Contrariamente, las comparaciones entre tipos de adversidades y grupos diagnósticos son menos específicas. Es importante considerar que las asociaciones pueden mostrar grandes variaciones que son debidas posiblemente al grado o intensidad de las experiencias; de esta manera la acumulación o la persistencia de estas experiencias se asociarían a un mayor riesgo de tener en el futuro trastornos graves. El comparar entre varios diagnósticos los diferentes aspectos de las experiencias infantiles como el tipo y el periodo de desarrollo en que se dan, proporciona información adicional para comprender mejor las interacciones. Por ejemplo, se ha evidenciado que la exposición a situaciones de estrés durante periodos específicos de vulnerabilidad coincidentes con etapas de maduración cerebral, afecta al desarrollo e incrementa la susceptibilidad para que se inicie una DM en la adolescencia. Al hacer una revisión de los trabajos de investigación efectuados en este tema, se encuentra que muchos de ellos se han dirigido a valorar básicamente el efecto de las experiencias de maltrato sexual en mujeres y el desarrollo posterior de TLP. En este sentido se ha asumido que las experiencias tienen un carácter específi- 100 co dependiendo del género, lo cual ha producido resultados muy inconsistentes. En un reciente trabajo se exploraron los diferentes tipos de experiencias adversas infantiles en diferentes periodos del desarrollo, desde etapas tempranas hasta la adolescencia. Para ello obtuvieron muestras de pacientes hospitalizados con tres tipos de diagnóstico: DM, TLP o esquizofrenia, haciéndose comparaciones con un grupo de individuos sanos. Su principal objetivo fue valorar si el patrón de los diferentes tipos de adversidades en diferentes edades varía entre los diagnósticos y, además, cómo tales patrones contribuyen al fenómeno psicopatológico actual expresado en términos de gravedad sintomática. Un aspecto interesante es que incluyeron en las valoraciones el impacto de la “dosis” (frecuencia, duración e intensidad) de las adversidades tempranas. Encontraron información sugerente de que existen diferentes patrones de exposición a estresores asociados a los diagnósticos. Los resultados mostraron un impacto importante del antecedente de abuso sexual en el desarrollo ulterior de un TLP y el de una carga de estrés en la etapa prepuberal con el desarrollo de DM. Estos datos confirman los resultados de otros trabajos previos. Sin embargo, encontraron una presencia menor de experiencias adversas en la infancia entre los pacientes con esquizofrenia, en comparación con lo que habían encontrado otros estudios publicados previamente. Los diferentes perfiles de experiencias adversas en la infancia en las diferentes edades y de acuerdo a cada padecimiento se ilustran en la figura 1 (tomada de: Pietrek C y cols. Psychiatr Res, 2013). Los diferentes tipos de experiencias se codifican con los siguientes colores (azul: abuso/negligencia emocional; rojo: abuso o castigo físico; magenta: abuso sexual; verde: experiencias traumáticas generales). En todos los grupos diagnósticos la cantidad de experiencias adversas se incrementó a lo largo de los diferentes periodos de edad. Se observó un incremento más pronunciado antes de la pubertad en comparación con otros periodos. El incremento de experiencias adversas a lo largo del tiempo fue mayor en el TLP y en la DM que en la esquizofrenia y no se encontraron diferencias cuando los datos se analizaron de acuerdo al sexo de los individuos. Las comparaciones del efecto de las experiencias adversas infantiles entre tres grupos diagnósticos y a lo largo de diferentes etapas del desarrollo sugieren que hay diferentes patrones de exposición a estresores asociados a los diferentes diagnósticos. El hallazgo de que la historia de abuso sexual tuviera un alto impacto en el desarrollo de TLP y que la carga de estrés antes de la pubertad afecta el curso y gravedad de la DM corroboró lo que ya se había encontra- Vol. 24, Número 10, Octubre 2013 20 40 TLP 30 15 20 10 10 0 5 0 3-5 6-8 9-10 Edad 11-13 20 14-16 DM 20 15 15 10 10 5 5 0 3-5 6-8 9-10 Edad 11-13 14-16 0 3-5 6-8 Esquizofrenia 9-10 Edad 11-13 14-16 Figura 1. Perfiles de experiencias adversas. do en otros estudios efectuados con antelación. En cuanto a la esquizofrenia, es claro que las experiencias adversas son más frecuentes que las que se encuentran en sujetos sanos, pero son indiscutiblemente menores a las encontradas en otros padecimientos, si bien hay quien sugiere que la menor expresión de recuerdos de adversidades en estos pacientes puede ser parte del mismo proceso psicótico. Otro de los resultados relevantes de este estudio es que el efecto de las experiencias adversas sobre el desarrollo de psicopatología tiene una característica “dosis-dependiente”; es decir, a mayor intensidad o frecuencia de las experiencias mayor incidencia en el desarrollo de las enfermedades. Estos hallazgos se explican debido a que en esta etapa del desarrollo el cerebro se encuentra en una fase de mayor sensibilidad debido a que muchas de sus estructuras se encuentran aún en etapas de maduración y desarrollo, tanto en las zonas de materia gris cortical como en las regiones subcorticales. Esto confiere entonces una ventana específica de vulnerabilidad que Vol. 24, Número 10, Octubre 2013 participará, en conjunto con los factores genéticos, en los fenómenos patofisiológicos generadores de las diferentes entidades clínicas. Desde luego que no se debe dejar a un lado la participación de otros factores como los rasgos de la personalidad o bien la psicopatología presente en algunos padres. Tampoco deberá dejarse de considerar que este tipo de estudios, aunque no carentes de interés, tienen ciertas limitaciones tales como el reducido tamaño de las muestras y el hecho de que la información se obtenga en forma retrospectiva con todas las dificultades que ello implica. No obstante aportan información trascendente que deberá integrarse al resto de otros trabajos para comprender mejor el por qué se desarrollan algunas enfermedades mentales. Bibliografía PIETREK C, ELBERT T, WEIERSTALL R y cols.: Childhood adversities in relation to psychiatric disorders. Psychiatr Res, 206:103-110, 2013. 101