Aznalcóllar: Domingo de Ramos 22 de marzo

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García Sales, Juan Bautista
Autor: Francisco Sánchez Montoya
El 29 de septiembre de hace 70 años, un joven soldado
valenciano fallecía en Ceuta, su compañero de milicia y
paisano Matías Gimeno, narró la historia que ocultó, en el
diario El País: “No falleció de apendicitis como se le comunicó
a la familia de la víctima, sino por la agresión de un mando
que acosaba a los reclutas por "rojos". Juan Bautista García
Sales, estaba destinado en el primer Batallón de Autos de
Marruecos. Matías continúa con su narración… “cometió el
error de confundir el paso durante la instrucción que realizaba
en la explanada del puerto de Ceuta. Y lo pagó con su vida,
tras una agonía de 11 días en el hospital militar. El Ejército
echó tierra sobre el asunto: comunicó a la familia que había
fallecido como consecuencia de una peritonitis. Fue una
injusticia muy grande y no se podía hacer nada. La dictadura era un muro inmenso, el brigada
le golpeó en la cabeza y empezó a echar sangre por la boca y los oídos. Lo reventó".
Matías Gimeno Orts, de Roca, la vecina pedanía de Meliana (Valencia), recibió un permiso de
11 días con el encargo de entregar a la familia del fallecido su ropa y pertenencias. Era su
mejor amigo. Batiste, como era conocido por familiares y amigos, había muerto con la
cabeza sobre su brazo el día de San Miguel (29 de septiembre) a las siete y media de la tarde,
dos días después de haber cumplido 22 años. Matías presenció lo ocurrido y 70 años después
todavía no ha podido olvidarlo, cuenta al periodista del País. Ahora tiene 92. Es un labrador
retirado que vive el último tramo de su vida rodeado de jaulas con jilgueros, pardillos y
verderones, y no quiere morir sin que se sepa la verdad sobre la muerte de Batiste, a quien
define como "una bellísima persona, un brigada nos tenía ojeriza a los valencianos porque
veníamos de zona republicana. Había terminado la guerra y aquí éramos rojos. Nos insultaba
constantemente".
Matías lo estuvo visitando en la cama número 83 del hospital militar de O'Donnell hasta el
momento de su muerte. Ese día recibió un recado desde el hospital: "Si quieres ver a Bautista
vivo, ven, que está muy malito". A los parientes se les recomendó que mejor no fueran a verlo.
Los compañeros pasaron la gorra y pagaron un nicho en el cementerio de Santa Catalina, del
que cinco años después, sin aviso, fue exhumado y trasladado a una fosa. Desde entonces
reposan allí sus restos. Batiste había estado de permiso en Foios un mes antes de morir, por
las fiestas del pueblo. Hacía 11 meses que había salido de allí para cumplir el servicio militar.
Batiste trabajaba de mecánico en Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha y ayudaba a sus dos
hermanos en el campo. Aunque el ambiente en los talleres de FEVE estaba muy politizado
durante la guerra, Batiste no había militado en ningún partido ni sindicato.
Juan Bautista García Sales
Pero con la llegada de la democracia, Matías Gimeno contó la verdad al periodista Miquel
Alberola del diario El País. Un sobrino del soldado asesinado, el periodista Vicent García
Devís, había iniciado una investigación a raíz del testimonio de Matías Gimeno, el soldado
que presenció la muerte violenta de su amigo desde una fila del mismo batallón. Y Matías se
lo contó a Vicente García Sales, el hermano de Batiste y padre de Vicent: "Mi padre me
transmitió ese malestar, que es como una herida familiar sin cerrar, y sentí que tenía que
hacer algo".
Hace 23 años, que Vicent acudió al Ayuntamiento de Ceuta, consiguió una fotocopia del libro
de defunciones y averiguó en qué nicho había sido enterrado su tío. Iba con el propósito de
recuperar sus restos para llevarlos al cementerio de Foios e inhumarlos junto a los de sus
abuelos. "Me los habría traído en una caja de zapatos si hubiese podido", se sincera. Pero se
encontró con que el nicho estaba ocupado por los restos de otra persona: "Por lo visto, los
amigos, que debían de tener muy poco dinero, adquirieron una concesión de uso de solo cinco
años, pero nadie preguntó a la familia si la quería renovar". Tras una investigación posterior
descubrió que sus restos, "en solo tres minutos", habían sido retirados del nicho y depositados
en la fosa del patio número cinco. "Lo primero que hice fue llevarle un ramo de flores, el
primero que podía ofrecerle la familia después de tantos años. Tomé una fotografía y la
mostré a mis parientes".
Investigar lo sucedido
Vicent García, sobrino de Batiste, se sentía impulsado a hacer lo posible para reparar su
memoria… "Lo hice sin decir para qué quería la información, ya que en el ámbito militar todo
va gota a gota y siempre te dan lo mínimo". Así obtuvo el expediente personal de Batiste, con
el documento que el jefe del Batallón de Autos de Marruecos mandó a la Guardia Civil para
que, dos días antes de su fallecimiento, comunicara a la familia que el soldado "se encuentra
mejorando de la enfermedad que padece". Y encontró el expediente del hospital militar, cuyo
resumen histórico detalla que el soldado ingresó con "apendicitis": Presenta fuertes dolores
en fosa ilíaca derecha y defensas en paredes. Fórmula y recuentos elevados. 16.600 leucocitos.
Intervenido mediante raquianestesia, se encuentra el apéndice en malas condiciones, se le
extirpa y se le coloca un drenaje de goma. Se da parte de gravedad por peritonitis consecutiva
de apendicitis.
Homenaje en Ceuta por parte de Memoria Histórica del País Valenciano
El Grupo de Memoria Histórica del País Valenciano, le rindió junto a sus familiares un
homenaje en Ceuta, a instancias del sobrino de Batiste, Vicent García, con la ayuda del
consejo del Grupo de Recuperación de Memoria Histórica de la Fundació Societat i Progrés,
representada en Matías Alonso. Se desplazaron hasta el cementerio de Santa Catalina, donde
se descubrió una placa. Tomo la palabra Vicent, habló a los presentes en este modesto pero
emotivo homenaje, para concluir con la reproducción de una grabación que portaban, en el
silencio del cementerio sonó la “Muixeranga”, una canción tradicional valenciana. Vicent
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Francisco Sánchez Montoya
García comenta sobre ese acto en Ceuta: "En el eché en falta alguna referencia a la soledad, a
la falta de reparación simbólica por parte de las autoridades democráticas. A la
clandestinidad, a que ninguna autoridad civil, ni militar acudió al acto, a que no hemos
recibido ni una sola nota de reparación simbólica por las autoridades democráticas de Ceuta o
de la península, como representantes del Estado. Eso, me hubiera gustado, porque era la idea
medular de la reclamación. Nadie quiere venganza, pero parece que las autoridades hacen
oídos sordos a todo lo que es todavía nuestro doloroso presente” concluyó Vicent García.
“Vicent García Devís ha viajada por medio mundo, y se le quedaba el gusanillo con la
historia”, recuerda Amparo Gimeno, la hija de Matías Gimeno: “Le quedaba la pena y
hablando un día mi hermana con otra chica de aquí, resulta que casi son familia y le presentó
a Vicent. ‘Si lo que tú me cuentas de tu padre cuando hizo el servicio militar, casi que es la
misma del mío. ¿Podríamos ir a hablar con tu padre, y ver si coinciden las fechas y los datos?,
preguntó Vicent”, Hasta ahora, los últimos represaliados comprobados eran de agosto de
1944. Fue precisamente gracias a estas historias con las que Matías Gimeno hacía pasar el
rato a sus hijos como la familia del soldado Batiste descubrió la existencia de un testigo
presencial de los hechos que aún vivía. “En mi familia preferían ocultarlo, pero nos lo habían
contado mis padres, mis tíos. Todos sabían la verdad”, explica Vicent. Gimeno también contó,
en cuando pudo, lo que pasó, y fue una censura impuesta por ellos mismos.
En este 29 de septiembre se cumplen 70 años de la muerte de Batiste, su sobrino, el periodista
Vicent García Devís, asegura: “Juan Bautista García Sales, “Batiste”, como le llamaban en
casa, murió asesinado en Ceuta, mientras realizaba su servicio militar. Salió de su pueblo,
Foios, acompañado de su hermana Rosario, en plena semana fallera de 1943. Era mecánico de
trenes y nunca había salido de Valencia. Tres días duró el viaje, recorrió 808 kilómetros. En
septiembre de 1944, Batiste fue ingresado en el Hospital militar con un fuerte derrame
interno, tras los golpes que le propinó el suboficial, porque había perdido el paso”. Vicent
continua con su relato: “Pero, como tantas otras falacias y mentiras médicas de la época,
Batiste murió en brazos de su amigo Matías, oficialmente de una septicemia provocada por
una apendicitis mal resuelta. Su madre, Amparo, viuda, con 9 hijos a su cargo, recibió un
telegrama oficial el día anterior asegurando que su hijo mejoraba y que se encontraba bien:
¡que no viajaran a Ceuta que pronto se repondría!”, concluyó García Devis.
Fuente: http://elfarodigital.es/colaboradores/143655-matias-gimeno-la-historiaoculta.html
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