“¿me amas más que éstos?” Jn 21, 15

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“¿me amas más que éstos?”
Jn 21, 15-19
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. SIMÓN, HIJO DE JUAN, ¿ME AMAS MÁS QUE ÉSTOS?
Después de la aparición a la orilla del lago, Jesús resucitado dijo a Simón Pedro: Simón,
hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Esta escena tiene lugar poco antes de subir
Jesús al Padre, es muy conmovedora, Pedro pasa por un examen de amor, Jesús lo pone
a prueba, y Pedro la pasa. Sin embargo, este intimo amigo de Jesús, experimenta una
situación especial, recordemos que Pedro había negado tres veces a Jesús, y lo hizo en
público, no obstante ahora Jesús mira con gran bondad a su discípulo.
Se acepta comúnmente que esta triple confesión que Jesús pide a Pedro, es en cierto
modo una compensación a sus tres negaciones, el Señor lo rehabilita abiertamente ante
sus compañeros. Pedro debió de comprender esto, pues a la tercera vez que le pregunta
si le ama, “se entristeció.” Quizá Pedro se acordó de aquello que le había dicho Jesús:
Antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces” como probablemente recuerda
que el rompió a llorar amargamente. (Mt 26, 75), cuando recordó las palabras de su
maestro.
Como vemos en este fragmento del Evangelio, antes de confiar a Pedro la misión pastoral
de la Iglesia , Jesús le pregunta una triple confesión de amor. Pero para Pedro, es como
una forma de rehabilitación, ante su triple negación durante la pasión del Señor.
2. SÍ, SEÑOR, SABES QUE TE QUIERO
Luego de expresarle su amor dos veces, a la tercera, acordándose quizá de sus pasadas
promesas, desconfió de sí, para presentar un amor más profundo, por ser más humilde.
Por eso apeló al conocimiento absoluto del Señor. No le alegó sus palabras; remitió su
corazón a la mirada amorosa de su Maestro. Además, al preguntarle si le ama más que los
otros discípulos presentes, hace ver que para apacentar el rebaño espiritual supone esto
un gran amor a Jesús. “El buen pastor da la vida por sus ovejas” (Jn 10:11).
Jesús, emplea dos formas amar y querer. El pregunta por dos veces ¿me amas? amor de
caridad y misericordioso, que refleja en cierto modo el amor de Dios. Pedro responde
humildemente Sí, Señor, sabes que te quiero, que es el verbo del afecto, de la amistad
sincera. La tercera vez, sin embargo, Jesús pregunta Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?,
así se pone a la altura de Pedro, condescendiendo amorosamente al nivel de Pedro.
Entonces es cuando Pedro se consterna, al comprobar el amor inmenso del Maestro que
no duda en ponerse a su misma altura.
Hermosa forma de establecer confianza, de comunión y de auténtico amor hacia Jesús.
Luego le pasa a Pedro su misma misión: Apacienta mis ovejas.
3. PEDRO, RESPONDIÓ CON GENEROSIDAD Y HUMILDAD, EL ESTABA
DISPUESTO A TODO POR JESÚS
El amor del apóstol se manifestará en su docilidad a los caminos de Dios en el servicio
eclesial. El apóstol verdadero está siempre dispuesto a servir en cualquier circunstancia
con obediencia y prontitud y sin olvidar que no hay amor más grande que dar la vida por
sus amigos (Jn 15,13), como Jesús.
¿Como estamos nosotros para pasar la prueba? Si Jesús no examinara en esta materia,
¿la aprobaríamos? El cristianismo es amor, amar es darse, pero darse como Jesús, sin
ninguna medida, porque el amor no tiene limites ni fronteras, menos tiempo de espera.
Pedro, respondió con generosidad y humildad, el estaba dispuesto a todo por Jesús. Pero
el sabía que había negado al Maestro tres veces y en público y sin embargo el amor de
Jesús, es inmenso, mira a su apóstol con ojos de infinita bondad, y estos hicieron surgir en
su corazón sentimientos de sincera convicción; las lágrimas derramadas por Pedro le
habían obtenido el perdón de Jesús. Pero para que el apóstol no abrigara ya ninguna duda
del perdón y el recuerdo del pecado cometido no lo torturase más, quiso Jesús que
públicamente le confesara su amor también tres veces.
4. EL EXAMEN DE AMOR, POR QUE CUAL JESÚS NOS EXAMINA DÍA A DÍA
Sin embargo, Pedro se apenó de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo:
Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero. En esta respuesta Pedro ya esta cambiando,
ya no presume y se entristece al llegar a la pregunta número tres, cargada de alusiones
dolorosas.
En este examen de amor, por que cual Jesús nos examina día a día, tenemos que
responder personalmente ante El, es a nosotros a quien corresponde responder, nosotros
somos los preguntados, no podemos refugiarnos en las respuestas de los demás, nosotros
somos los únicos que sabemos si podemos responder: Señor, tú lo sabes todo; sabes que
te quiero.
Es así como también el Señor conoce muy bien la debilidad de Pedro y conoce la nuestra,
pero Pedro apela a ese conocimiento aun más profundo que Jesús tiene de él: sabes que
te quiero. Pero al responder Pedro, con esta respuesta de amor, asume un gran
compromiso, ya que amar a Dios, tienes la responsabilidad de ser pastor de los demás y
conducirlos a verdes praderas. El primado de Pedro, su responsabilidad sobre sus
hermanos, es una carga que Jesús le confió, y que se apoya en una profesión de amor:
Jesús le ha pedido incluso ser superior en el amor, ¿me amas más que éstos?
5. CRISTO NOS AMÓ, Y NOS PURIFICÓ DE NUESTROS PECADOS POR MEDIO
DE SU SANGRE
En esta prueba del amor de Jesús, nadie debe tratar de sustraerse al interrogante que
Jesús nos hace en la persona de Pedro. Nos encanta estar al lado del Señor, nos
entusiasma ser amigos suyos, nos emociona tener fe, nos maravillamos al oír su palabra,
nos gusta saborear las maravillas de su amor misericordioso, pero en pocas ocasiones nos
habrá examinado Jesús tan a fondo como lo hace hoy preguntándonos por el grado de
nuestro amor y por la seriedad de nuestros compromisos de vida. Entonces no
desperdiciemos esta oportunidad que nos da hoy Jesús de provocar en nosotros mismos
un cambio radical y un reencuentro con el Señor que sea fecundo en gracia.
Hoy ya estamos muy cerca de Pentecostés, venida del Espíritu sobre nosotros. La
Antífona de Entrada de la Liturgia de Hoy dice: Cristo nos amó, y nos purificó de nuestros
pecados por medio de su sangre; nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de
Dios, su Padre, aleluya.
6. “DE ESTA MANERA, INDICABA CON QUÉ MUERTE PEDRO DEBÍA
GLORIFICAR A DIOS”,
Compensadas ahora con estas declaraciones de amor, Jesús le profetiza a Pedro que
luego lo seguirá a la muerte. Pedro, de “joven,” él mismo “se ceñía e iba a donde quería.”
Sucede que era la costumbre de recogerse sus amplias túnicas con un cordón atado a la
cintura, para caminar o trabajar, que es lo que hizo Pedro al echarse al mar para ir al
encuentro del Señor (Jn 21:7). Pero, a la hora de la vejez, “extenderás tus brazos y otro te
ceñirá, y te llevará a donde tú no quieras.” Es la imagen de una persona anciana que, no
pudiendo manejarse, necesita levantar los brazos para que otros le ciñan la túnica y le
ayuden a moverse, llevándolo para que se mueva. No que le lleven a donde no quiera. No
obstante muchos teólogos opinan que este gesto de “extender tus manos” es la alusión a
la crucifixión de Pedro, por ejemplo Tertuliano aplica bien este ambiente al caso de Pedro,
al escribir: “Fue entonces Pedro atado por otro cuando fue sujetado a la cruz”. “De esta
manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios”, pues Pedro, al participar
de esta muerte de Cristo y a su modo, viene también a “glorificar” a Dios (Jn 13:1).
7. SEGUIR A CRISTO HASTA EN LA MUERTE
Finalmente, que Jesús hace este vaticinio a Pedro, le dijo; “Sígueme” Esta frase era muy
insinuante, principalmente en este momento, en otra palabras, es la llamada vocacional a
Pedro y a otros discípulos. Es el recuerdo de aquel “a donde Yo voy que le dice Jesús, tú
no puedes seguirme ahora,” pero “me seguirás más tarde” (Jn 13:36); era recordar aquel
“donde Yo esté, allí estará también mi servidor” (Jn 12:26), porque es trigo que ha de morir
para fructificar (Jn 12:24ss); era recordar que “el buen pastor ha de dar la vida por sus
ovejas” (Jn 10:11). Por eso, si esta frase tenía sentido de invitación para acompañar
materialmente a Cristo, como se desprende del contexto (v.20), el sentido ha de
prolongarse, al menos en un sentido “simbólico,” hasta seguir a Cristo hasta en la muerte.
(Comentario de la Biblia Nácar-Colunga)
El Señor les Bendiga
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