Esta pieza, de forma cilíndrica, de 60 cm, alargada y hueca, se le

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Esta pieza, de forma cilíndrica,
de 60 cm, alargada y hueca, se le
conoce en la zona como cañuto o
caña.
Cuando ni siquiera existían cocinas
económicas y se cocinaba en hogar
bajo,
antes,
incluso,
de
que
apareciese
el
fuelle
(aproximadamente a principios del
siglo XX), la mujer recurría a utilizar
un simple tubo hecho con una caña
habiéndosele vaciado la zona de
nudos.
Con este curioso ingenio, la mujer, o
los allí presentes, soplaban sobre el
rescoldo y de esta manera conseguía
atizar la lumbre y avivar la llama. En
las casas pudientes, el tubo era de
hierro con embocadura de flauta.
Eran las amas de casa las que
se encargaban del encendido del
fuego en el hogar, antaño costoso
por no existir fósforos. Antes de
éstos,
se
hacía
frotando
dos
pedernales que prendían un pedazo
de yesca. A ésta ya encendida, se le
rodeaba de hojarasca seca y después
se incorporaban ramitas y luego
leños más gruesos.
Según Violant i Simorra, de esta
dificultad nacía el interés de las
mujeres en apilar por la noche el
rescoldo y la ceniza sobre un tizón
encendido, con objeto de que al día
siguiente subsistiera la brasa.
Y es que era la mujer quien,
prácticamente durante todo el día,
estaba
en
contacto
con
él.
Encendiéndolo,
apilando
los
rescoldos, guardando las cenizas,
limpiando el hollín, encendiendo y
apagando los tederos y candiles,
calentando
el agua, cocinando,
realizando
varios
rituales
para
ahuyentar maleficios (tenazas en
forma de cruz al irse a dormir), etc.
También comenta el etnólogo catalán
que se prestaban brasas entre
vecinos, siendo éste un favor que no
se podía negar a nadie, afirmando
que “esta práctica, más que una
costumbre, tiene todo el carácter de
un rito del culto al hogar o al fuego
familiar”. (Violant i Simorra, 1997:
239)
Esta
pieza
situado en el hogar.
se
encuentra
“Éste está diseñado para dar cabida y
calentar a todos los habitantes de la
unidad familiar. Para ello se cierra la
sala, se disponen las cadieras o
asientos en torno al hogar y se
enciende el fuego a una determinada
distancia del muro de la pared. El
cuadro que ofrece el hogar en esta
casa y en las de la Comarca, en
general, resultaría incompleto si
dejáramos al margen la chimenea
que se yergue sobre el mismo. Al
situarnos debajo de la enorme
campana y contemplar su altura, se
comprende que a un hogar de estas
dimensiones solo puede corresponder
una chimenea de gran tamaño.
«Como una gigantesca pirámide, las
paredes de la chimenea, que suele
cubrir toda la superficie de la sala del
hogar, se elevan, apoyadas sobre los
gruesos
muros
laterales,
para
desembocar progresivamente en una
chimenea redonda de varios metros
de altura que sobresale del tejado»,
comentó, al respecto, el etnógrafo
alemán Fritz Krüger (1996: 127).
Por otro lado, la ubicación de las
personas en torno al fuego no era
casual, sino que regía el principio de
jerarquización
y
estaba
predeterminado por la edad, el sexo
y la posición en el ámbito doméstico
y social. El amo de la casa,
primogénito varón heredero de la
hacienda, se sentaba a un lado de la
mesa de la cadiera; al otro, su padre,
pues el respeto a los mayores era
sagrado; los tiones, es decir, los
hermanos menores y, por tanto, no
herederos,
se
aposentaban
a
continuación del amo y del padre; las
mujeres, que servían en la casa
ajena o en la propia, ocupaban el
extremo de la cadiera, si quedaba
sitio, o se sentaban fuera de ella, si
no lo había, para levantarse sin
molestar; y los niños, sirvientes y
pastores, en los huecos del fondo del
hogar, lugar al que, dicho sea de
paso, solían acudir los humos. Esta
rígida organización era la manera de
que la casa sobreviviese de la
penuria que la acechaba en cualquier
momento”. (VVAA, 2014:63)
Museo Á. Orensanz
(El Puente de Sabiñánigo)
LA PIEZA DEL MES:
BIBLIOGRAFÍA
- Violant i Simorra, R. (1997). El
Pirineo español. Barcelona: Editorial
Altafulla.
-Rábanos, C. y colaboradores (1993).
La casa rural en el Pirineo Aragonés,
Ed. I.E.A., Huesca, 1990.
-Krüger, F. (1995-1996): Los altos
Pirineos.
Comarcas,
casa
y
hacienda, Tremp, Garsineu Edicions /
Diputación de Huesca / Gobierno de
Aragón.
-VVAA (2014). El Museo “Ángel
Orensanz y Artes de Serrablo”.
Huesca: Ayto. de Sabiñánigo.
DEL 1 DE FEBRERO AL 31 DE
MARZO DE 2015
CAÑA O CAÑUTO
para avivar el fuego
La Pieza del Mes es un programa que
tiene por objetivo destacar piezas
singulares de la colección estable del
museo, profundizando en el conocimiento
histórico, etnológico y material de las
mismas.
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