Cartilla N°° 241 Febrero de 2006 El diálogo como búsqueda de la verdad “Amar la verdad salva” (2Tes 2,10) P. Ricardo E. Facci Si dos personas tienen la misma opinión, una de ellas está de más. No representa ninguna ventaja comunicarse con alguien que piensa igual. En este caso no se necesita hablar. Si es necesario comunicarse cuando hay diferencias. Por esto, es muy importante valorar esas diferencias. Las diferencias deben enriquecer, no empobrecer ni conducir a la ruptura. El hecho de ser el varón y la mujer diferentes, hace que todo diálogo tenga oportunidad de enriquecer, y de asumir que el otro es diferente. Por ejemplo, un varón frente a un problema busca estar solo, encerrarse, o evadirse en un programa televisivo. La mujer, ante un problema no se interesa tanto por solucionarlo como por poder contarlo, necesita compartirlo, eso la aliviará. De este modo se hace necesaria la capacidad de empatía. Ponerse en el lugar del otro para descubrir el por qué de sus actitudes, necesidades. Al no conocer las diferencias en muchas ocasiones se pierde la oportunidad de entender, comprender, acompañar, y por sobre todo, interpretar el sentir del otro. Lo que siempre hay que coincidir es en el amor. Después lo demás se dará por añadidura. Vamos a suponer que Alicia y Juan desean salir de vacaciones. Juan ha pensado aprovechar la semana que tienen libre para hacer campamento viviendo en medio de la naturaleza. Para él esto es muy importante, lo estuvo planificando durante todo el año. Los hijos lo están viviendo con gran entusiasmo. Para Alicia lo mejor era emplear la semana en visitar a sus padres que están a más de 300 kms. y no tiene muchas oportunidades de frecuentarlos. Además, ya son grandes de edad. Aquí comenzará el diálogo, argumentando cada uno de ellos los fundamentos de sus respectivas opciones. Juan dice que “los planes ya están hechos, los chicos están ansiosos esperando el momento”. - “No sabemos cuánto tiempo tendré a mis padres, si no vamos en esta semana libre, ¿cuándo podremos ir? – contesta Alicia - “Los chicos no van a estar contentos con pasar una semana en casa de los abuelos, tienen otras ilusiones... y yo también” - Alicia alega, “son mis padres, quiero compartir con ellos” - “Llámales por teléfono, además seguramente en la Pascua vamos a ir a visitarlos”, responde Juan. - “Faltan tres meses. Mis padres son más importantes que unos días en carpa” - “Tu esposo y tus hijos son más importantes que tus padres. Además, si a los chicos los encerramos en la casa de los abuelos se van a comer las paredes”, agrega Juan. Evidentemente, piensan diferente. Han hecho opciones distintas. La solución llegará de la mano del amor y la madurez. La inmadurez los conducirá a cerrarse cada uno en su postura y con esto no se logra nada. O los llevará a que alguno de los dos ceda, pero no edificarán nada positivo. Si ella cede, seguramente que en el campamento habrá reproches, y ni les cuento si llueve... Si él cede, en la casa de los suegros no le brotarán sonrisas distendidas, si surgirán reclamos. La clave estará en encontrar alternativas. Tal vez pueda decirle a ella: “vayamos de paseo, y al regresar me quedo un fin de semana con los chicos así vos vas a lo de tus padres”. O ella puede opinar lo siguiente: “busquemos un lugar cercano a lo de mis padres, así a la ida o al regreso pasamos un rato por allí”. De este modo, la madurez brinda como resultado no un acuerdo, sino una transformación de la propuesta, y los dos conseguirán el logro de su objetivo. El amor predomina en el diálogo. Él comprende que para ella es muy importante visitar a sus padres, ya son de edad avanzada. Alicia logra ponerse en lugar de él, y comprende que son necesarios unos días distendidos, compartiendo la familia toda junta. Han logrado una comunicación que los condujo a una solución con la cual ambos se sienten muy bien. El diálogo conduce a la verdad que favorece a todos. Mientras esto no se logra algo hay que mejorar. Oración Señor Jesús, nos enseñaste a amarnos profundamente, para que seamos felices en nuestra vida matrimonial y familiar. Debemos comprender que cada situación de vida es una ocasión para amarnos, para brindarnos mutuamente, para buscar juntos la verdad, para ser el uno del otro, hasta en el modo en queremos construir, nuestra relación matrimonial, sostenida por un amor que se manifiesta en nuestro diálogo. Ayúdanos, a ser maduros ante la diferencia de opiniones, queremos crecer de tu mano. Amén. Trabajo Alianza 1.- ¿Cómo es nuestro diálogo? ¿Maduro o inmaduro? 2.- ¿Nos cerramos en nuestras posturas o buscamos alternativas? 3.- Recordar algún momento en que nuestro diálogo nos condujo desde posturas distantes hacia nuevas alternativas positivas para ambos. Trabajo Bastón 1.- En general: ¿es maduro el diálogo matrimonial? ¿Por qué? 2.- ¿Qué causas no favorecen el diálogo matrimonial? 3.- Realizar un propósito para mejorar en nuestro diálogo matrimonial. Juntos podemos adquirir la casa de Virrey del Pino (BA), para que los futuros sacerdotes y las hermanas tengan el lugar de los estudios superiores. Contigo podemos. “Lo que des te lo llevarás, lo que guardes lo dejarás” Comunícate: [email protected]; 54-2202-494026