LA DEVOCION DE SANTA VICENTA MARIA AL CORAZON DE JESUS Luis González S.J. Con motivo del Primer Centenario de la muerte de Santa Vicenta María me han pedido sus Hijas que escriba un artículo sobre la devoción de la Santa al Corazón de Cristo. Después de consultar numerosas fuentes, ayudado por la experta mano de la H. María Herminia, insigne y tenaz investigadora de los escritos vicentinos, voy a ofrecer el modesto resultado de mis reflexiones. En general, según el testimonio de los testigos que depusieron en la causa de Beatificación de la Santa, ella fue siempre ardiente propagadora de esta devoción: "alimentaba una gran devoción al Sagrado Corazón"1; "sobre todo me hablaba mucho de su meditación de las insignias del Sagrado Corazón"2; "su confianza en el Corazón de Jesús era ilimitada"3. Bien lo demostró a la hora de su muerte, mirando fijamente y besando la imagen del Sagrado Corazón y recordando en el último día de su vida: "Esta es mi hora de guardia", refiriéndose a la costumbre de los miembros de la Guardia de Honor, a la que ella pertenecía4. "Fue devotísima del Sagrado Corazón", concluye otro testigo5. Por otra parte, frecuentemente, concluía sus cartas con alusiones devotas al Corazón de Jesús: "Su madre en el Corazón de Jesús", "mucho la ama en el Corazón de Jesús", "la abraza en el Corazón de Jesús". Estas, y otras parecidas, son frases que s prodigan en su epistolario. Pero intentemos, más bien en estas páginas reflejar más concretamente cómo expresaba esta devoción. Comenzaremos por lo más externo, para concluir intentando sondear su pensamiento y su propio corazón. EL CULTO AL SAGRADO CORAZON A través de su vida y de sus escritos nos encontramos con muchas manifestaciones externas de su devoción al Corazón de Jesús. Mencionemos, en primer lugar, su interés por comprar estampas e imágenes del Corazón de Jesús y por propagarla: las pide a Zaragoza a la M. Asunción Carrera 6; las distribuye como premios a las chicas7 y cuida de que sean veneradas en las Capillas y en las Casas de la Congregación. Más significativo resulta su empeño por celebrar, con la mayor solemnidad posible, la novena y la fiesta del Corazón de Jesús. En su correspondencia abundan las recomendaciones de que se celebren estos cultos o alude a lo que ya se ha hecho o se está haciendo. LA DEVOCIÓN DE SANTA VICENTA MARIA AL CORAZON DE JESÚS 1 En efecto, la novena no era sólo un acto de comunidad para las religiosas, sino un acto en el que debían participar las chicas, que están prestando sus servicios en las familias. Por eso recomendaba que se celebrara muy temprano, alas 5,30 de la mañana, a fin de que pudieran estar de vuelta en sus casas a una hora conveniente. La novena consistía en una misa, con una explicación después de la misa 7y la bendición con el Santísimo. A costa de cualquier sacrificio quería que vinieran a celebrarla Padres que supieran explicar bien a las chicas el significado de esta fiesta. El día de la fiesta del Corazón de Jesús, además de la consagración de su Instituto al Corazón de Jesús, que había compuesto ella misma, se tenía durante todo el día la adoración al Santísimo Sacramento. No contenta con la celebración de este día y de la novena o triduo preparatorio, recomendaba también un culto especial durante todos los días del mes de junio. Ella misma parece que compuso una práctica para fomentar entre sus discípulas la reparación al Corazón de Cristo, durante todo el mes. De cinco en cinco días se renovaba el motivo de la reparación: la impiedad y la indiferencia de los cristianos; las blasfemias; el abuso de los sacramentos; las faltas contra los votos religiosos; especialmente las faltas de observancia contra las reglas o contra la unión y caridad fraterna. Para reparar cada uno de estos pecados, sugería algunas prácticas piadosas, como por ejemplo, acerca del último punto, mirar en todas las Hermanas la imagen de Dios, evitar cualquier menoscabo en la fama de una Hermana, la afabilidad sin parcialidades, agradecer la corrección fraterna, comulgar para pedir la perfecta unión, entre otras8. Finalmente, fomentaba la novena de los Primeros Viernes de mes. Ella misma la hacía ordinariamente y se propuso hacerla en los últimos meses de su vida9. Ella recomendaba que en este día se pidiese por la perfección de la caridad en sus comunidades. Esto mereció una observación del P. Hidalgo, su confesor, que parece insistir en el carácter de "reparación", que fue la característica de la comunión del primer viernes, según los escritos de Santa Margarita al recomendar esta práctica. Ella responde con admirable sencillez "que estoy ignorante de lo que es la comunión reparadora", pero que le parece que "el fomento de la caridad en este día debe ser un modo de reparación agradable al Corazón de Cristo... yo para mis adentros entiendo que no voy descaminada"10. LA ORACION DEL CORAZON DE JESUS Aunque apenas conservamos oraciones al Corazón de Jesús, compuestas por ella misma, sabemos que su corazón se dirigía con frecuencia al Corazón de Jesús, según su propio testimonio. Le recomendaba los asuntos difíciles que le ocurrían y, generalmente, con resultado muy favorable: le pide que le consiga una casa en Zaragoza11, la perseverancia de una vocación12, y en cualquier situación delicada. LA DEVOCIÓN DE SANTA VICENTA MARIA AL CORAZON DE JESÚS 2 Pero, probablemente, la oración más característica al Corazón de Jesús era el acto de consagración. El año 1878, estando muy atribulada con angustia y zozobra por el porvenir de su obra, compone el acto de consagración del Instituto al Corazón de Jesús -que hemos dicho- y el día de su fiesta lo recita en público. Es revelador el abandono y confianza en el señor de Vicenta María. Desde entonces, todos los años, la Madre General renueva este "Acto de consagración del Instituto al Corazón de Jesús en el día de su fiesta", en la casa del Instituto donde se encuentre ese día13 14. No lo analizaremos ahora, porque queremos hacerlo más tarde al final de este mismo artículo. Unida a esta forma de devoción al Corazón de Jesús está también la manera de honrarle con obras de reparación. Ella recomienda algunas obras como particularmente agradables a Dios, como expresión de nuestra reparación:15 el silencio y la caridad fraterna. Pero sugiere otros modos de reparación, como contrarios al pecado que comenten los hombres, y, especialmente, las almas consagradas, como puede verse en los ejercicios de reparación que propone durante el mes de junio que hemos citado antes16. LAS ASOCIACIONES DEL CORAZON DE JESUS Un capítulo aparte merece su interés por promover entre sus Hijas y entre las chicas algunas asociaciones, que tienen como finalidad especial fomentar la devoción al Corazón de Jesús. Merece la primera mención el "Apostolado de la Oración". Esta Asociación, fundada en 1844, fue intensamente propagada en España por los Jesuitas, sobre todo, cuando volvieron de su destierro en Francia (1868-1880). El P. Hidalgo sería sin duda el lazo de unión con la Santa. En los archivos generales de esta Asociación en Roma, yo mismo tuve el gusto de descubrir la carta de solicitud, firmada por Vicenta María, pidiendo la adhesión de sus Hijas a este movimiento, firmada el 28 de mayo de 1883 y concedida, con un extraño retraso, en octubre de 1884. En los primeros estatutos, entonces vigentes, se decía que el fin de este movimiento "es promover el interés por la oración según los deseos y el ejemplo del Santísimo Corazón de Jesús, que vive intercediendo siempre por nosotros". Sabemos que Vicenta María no recomendaba sólo la inscripción personal a este movimiento, sino también la suscripción al "Mensajero del Corazón de Jesús" que era el órgano oficial de España para difundir la espiritualidad del Corazón de Jesús17. Pero más interés que por el Apostolado de la Oración lo demostró por la Guardia de Honor al Corazón de Jesús. Este movimiento había sido creado por las Religiosas de la Visitación en Francia, en 1863, y se había propagado en España a partir LA DEVOCIÓN DE SANTA VICENTA MARIA AL CORAZON DE JESÚS 3 de 1883, precisamente debido a los esfuerzos del celo apostólico del P. I. Hidalgo, S.J., nombrado por el Cardenal Moreno primer director general de la Recién instituida "Archicofradía Española de la Guardia de Honor del S.C. de Jesús". Conmovido, el 31 de julio de ese año, el P. Hidalgo se consagra con voto al Corazón de Jesús y a propagar su culto. Este voto lo renueva anualmente hasta el 31 de julio de 1911, fiesta de San Ignacio, que lo emite perpetuo18. Como ya hemos dicho el P. Hidalgo era el confesor de la Santa. El fin que la Guardia de Honor se proponía era emular la postura de María Santísima, San Juan y Santa María Magdalena al pie de la cruz, honrando al Corazón de Jesús con "una hora de guardia" cada día, "durante la cual" ofrezcan sus oraciones y sus trabajos "para la gloria y reparación del Corazón de Jesús" y recomienda otras prácticas piadosas con el mismo fin19. Lo que sabemos, ciertamente, es que la Santa la propagó con gran entusiasmo entre sus Hijas y que ella misma observó la costumbre de la Hora de Guardia hasta su muerte: "La Sierva de Dios, dice en su testimonio Isabel Méndez, tenía siempre presente la obligación que se había impuesto recordándola a la hora de la muerte"20. Otra testigo afirma "que inscribió a toda la Congregación en la Guardia de Honor"21. Promueve también con empeño la "Triple Alianza reparadora" en honor del Corazón de Jesús. Denominada así por ser tres las religiosas que en unión a los sentimientos y deseos del Corazón de Jesús se comprometen a reparar por una de estas tres faltas: olvido de Dios, ingratitud a sus beneficios o falta de temor de Dios, con el ejercicio de la virtud opuesta: la presencia de Dios, el agradecimiento a las gracias del Señor, o el temor santo de Dios. Con cartas se animan mutuamente a perfeccionar el cumplimiento de los votos, la observancia regular, reparar las ofensas de las mismas almas consagradas contra el Corazón de Jesús. Quieren arrancar las ofensas que, como espinas, más hieren al Corazón de Jesús por tratarse de almas especialmente vinculadas, comprometidas con Cristo, con el fin de conseguir abundancia de gracias sobre las comunidades y sobre el mundo22. En enero de 1882 el P. Hidalgo designó a tres de sus dirigidas –que se conocían y estimaban mutuamente- a formar el primer coro o trío que podemos llamar fundador. Las cartas que se conservan de las tres aliadas lo descubren: Vicenta María López y Vicuña superiora general de las Hermanas del servicio doméstico, María Javiera Guillelmi y Araoz superiora del Monasterio de la Visitación de Santa María de Vitoria, Filomena María de San Luis Gonzaga Neira y de la Fuente superiora del Monasterio de las Carmelitas Descalzas del Pardo (hoy en Ponzano, Madrid). Llenas de alegría y fervor se escriben la buena nueva, sus sentimientos de gratitud al Padre, de indignidad, de empeño y proyectos para hacer... Tristemente por el tenor de las cartas es difícil saber qué virtud asignó el Padre a cada una de ellas23. ¿QUÉ SIGNIFICA “EL CORAZON DE JESUS” PARA VICENTA MARIA? La devoción al Corazón de Jesús en Vicenta María es un matiz de su acendrado amor a la persona de Jesucristo, a su presencia real en la Eucaristía: devoción que desde niña al lado de su padrino y tío, el sacerdote Don Joaquín García, se formó y creció con ella. Mucho más tarde percibe que la devoción al Corazón de Jesús difunde su amor y beneficios de salvación. Particularmente muestra los sentimientos y afectos de Cristo, que tiene un corazón vivo, humano-divino. El dejarse penetrar íntimamente de estos sentimientos empuja su celo por propagar su culto y promover su amor. LA DEVOCIÓN DE SANTA VICENTA MARIA AL CORAZON DE JESÚS 4 El primer documento que queremos analizar es el acto de consagración del Instituto al Corazón de Jesús, redactado por ella misma como ya hemos dicho, en los comienzos de la fundación, en 1878. Es una consagración de toda la Congregación, con mención especial de las “novicias” y de “nuestras acogidas”. Va dirigida al “Divino Corazón de Jesús” y comienza con reminiscencia de la fórmula de los primeros votos de los jesuitas: “Aunque indigna de comparecer en vuestra presencia” y trata de ofrecer, en la fiesta del Corazón de Jesús, “esta pequeña Congregación y a cada una de las que la componen, conmigo misma”, para que todo sea “como cosa y posesión vuestra”, dice con evidente alusión al sufrimiento de la “Contemplación para alcanzar amor”: “Tomad, Señor y recibid” (EE 234). Resulta interesante notar cuáles son las gracias que pide a cambio de esta consagración, porque denotan lo que ella considera más característico de esta devoción: para las “novicias” pide que “en ese horno de amor” aprendan a esparcirlo, después, en cuantas almas tuvieren que ayudar... Para “todas” suplica “espíritu de mortificación, caridad y amor”... Para las “acogidas”, “no sólo que las libréis de peligros, sino que las colméis de vuestros beneficios”... Para “todas”, vuelve a pedir “santa observancia” y “fidelidad hasta la muerte”. “Que vengan las que Vos llaméis y que siendo fieles... trabajen en esta mies”. Y, por su parte, promete en nombre de todas “propagar su culto y gloria”. Finalmente, con un sentimiento de humildad, muy espontáneo y sincero, pide que “si no me oís (estas peticiones) por mi indignidad”, que las oiga “por el amor que le tienen todas sus hijas”. En este documento podemos apreciar, en su ingenuidad, la importancia y la eficacia que ella daba a la consagración y al sentido de la reparación que iban implícito en ella, aunque ella hubiera confesado con humildad al P. Hidalgo que quizás no entendía bien el sentido de esta última. Otra fuente para investigar lo que Vicenta María pensaba acerca del Corazón de Jesús la podemos hallar en lo que ella solía llamar “las moradas de las Hermanas del Servicio Doméstico”. No he podido averiguar si se trata de una invención de Vicenta María o si se trata de una adaptación de una práctica piadosa ya en uso en su tiempo. La Santa aconsejaba a sus Hijas que, para santificar la Cuaresma, buscasen especialmente durante este tiempo “su morada” en las llagas de Cristo. Ella explicaba brevemente las gracias que deben obtener al permanecer escondidas en cada una de las llagas24. Ahora nos interesa resaltar lo que aconseja para el jueves de cada semana en que se han de esconder en la llaga del Costado de Cristo: “Entrarás como un horno encendido de amor”. El Efecto de este contacto con el amor vivo de Jesucristo será que desaparezca como paja “todo amor propio” y “amar lo que ama Dios”, lo cual se debe mostrar, especialmente, en “el amor que tengas a tus hermanas”. LA DEVOCIÓN DE SANTA VICENTA MARIA AL CORAZON DE JESÚS 5 Pero el efecto de este contacto debe ser más profundo: “Vivo ya no yo, más que Jesús viva en mí y yo viva en su amor”. Así se conformarán “tu intención y deseo” con “los movimientos del Corazón Divino”. De estos textos parece deducirse que para Vicenta María la devoción al Corazón de Jesús consistía en dejarse penetrar íntimamente de los sentimientos del Corazón de Jesucristo. Nos parece, especialmente, significativo las consideraciones que suele hacer de los símbolos que acompañan a la imagen tradicional del Corazón de Jesús, tal como los ha descrito Santa Margarita María. Ya el insigne historiador, el P. Fidel Fita, da testimonio de que la santa le hablaba frecuentemente del simbolismo de esta imagen. El Testimonio que más nos interesa es el autógrafo de sus últimos Ejercicios (octubre 1889)25. Al final de sus apuntes, con el epígrafe "compendio de los Ejercicios" escribe: "El Corazón de Jesús compendio de los Ejercicios: en su llaga el dolor que hemos de tener por nuestros pecados y faltas, la pureza de alma que el Corazón Santísimo pide: la Beata Margarita lo dice en su vida. En la cruz el seguimiento de Cristo, que no es otro que sufrir y humillarse. En la llama, el amor divino pero no estéril, sino manifestado en obras y las obras son imitarse en el padecer", (los subrayados son nuestros). En estas breves palabras, quizás escuchadas o sugeridas por el P. Muruzábal, Provincial de los Jesuitas en Madrid, que dirigió la tanda , pero asimiladas por la Santa, se ve en síntesis el objeto de su contemplación, cuando miraba al Corazón de Jesús y nos expresa con sencillez lo que ella sentía o había experimentado, cuando se fijaba en Aquel "a quien traspasaron" (cf. Jn 19, 7; Zac 12,10). CONCLUSION He aquí un breve resumen de algunos datos, que conservamos, acerca de la devoción de Vicenta María al Corazón de Jesús. Son ciertamente numerosos y revelan su constante preocupación por inculcar esta devoción a sus Hijas y a las chicas de sus obras. No hay, por otra parte, pensamientos originales, sino un reflejo de su creciente devoción que se desarrolló a fines del siglo XIX por medio de la Orden de la Visitación y por la Compañía de Jesús con quien la Santa estuvo en contacto. Como hemos dicho sus prácticas de devoción y aun los pensamientos reflejados en sus escritos íntimos, no sólo son un eco del ambiente en que ella se desenvolvía y al que era muy sensible, sino fruto de su celo y acendrado amor a Jesucristo. De todas maneras, estos abundantes indicios de su devoción al Corazón de Jesús deben ser para todos los que la veneramos, especialmente para sus Hijas, una llamada de LA DEVOCIÓN DE SANTA VICENTA MARIA AL CORAZON DE JESÚS 6 atención para profundizar en "las inefables riquezas del Corazón de Cristo" a la luz de los documentos más recientes de la Iglesia y de su posterior reflexión teológica pastoral. BIOGRAFIA Y SIGLAS ACRMI. Archivo Curia religiosas de María inmaculada. Roma. ACSJAO. Archivo Curia Societatis Jesu del Apostolado de la Oración. AEE. Apuntes de Ejercicios espirituales de S. Vicenta María, Roma 1986. C. Cartas de S. Vicenta María, IV vol. ed. RMI-BAC, Madrid, 1976. SUMM. Summarium. Matriten Beatificationis et Canonizationis Servae Dei Vicentiae Mariae López y Vicuña, Fundatricis… Roma, 1940. 1 SUMM. pág. 463 pár. 212 de María Asunta Carrera. 2 SUMM. pág. 454 pár. 183 del P. Fidel Fita, S.J. 3 SUMM. pág. 563 pár. 139 de Mª Teresa Orti. 4 SUMM. pág. 816 pár. 49 de Mª Isabel Méndez. 5 SUMM. pág. 436 pár. 120 de Mª de la Paz Montoro. 6 C. nº 849 del 17.10.1885 a Mª Asunción Carrera. 7 C. nº 868 del 4.1.1886 a Mª Teresa Orti. 8 ACRMI. Escritos inéditos, carpeta nº 5. 9 C. nº 1587 del 6.9.1890 al P. Isidro Hidalgo, S.J. 10 C. nº 1171 del 12.5.1888 al P. Isidro Hidalgo S.J. 11 C. nº 694 del 5.6.1883 a las Hermanas de Madrid. 12 C. nº 988 del 19.9.1887 a Mª Asunción Carrera. 13 ACRMI. Escritos inéditos, carpeta nº 6; AEE, pág. 162. 14 Como el acto de consagración compuesto por la Santa no se recita en todas las casas deciden sus hijas tener otro –desconocemos el autor- que aprueba el 6.7.1896 el Sr. Arzobispo de Madrid-Alcalá con el título de “acto de consagración al Corazón de Jesús para después de la misa de los días festivos” que se publica en las Constituciones manuscritas de esa fecha y sucesivamente en las impresas en 1905 y 1918. Lo lee la Superiora local durante la exposición del Santísimo los días festivos después de la misa. No se vuelve a imprimir en la edición de las Constituciones de 1922 revisadas según el Derecho canónico recién promulgado, y sigue sufriendo cambios hasta hoy que completamente renovada su redacción se recita por todas las religiosas presentes al final de la hora santa, que se tiene en todas las casas, el jueves antecedente al primer viernes de mes. Se puede decir que denota la fidelidad de las hijas al espíritu de su Fundadora. 15 C. nº 746 pár. 6 del 8.6.1884 a Mª Patrocinio Sánchez. 16 ACRMI. Escritos inéditos, carpeta nº 5. LA DEVOCIÓN DE SANTA VICENTA MARIA AL CORAZON DE JESÚS 7 17 C. nº 844 del 7.10.1885 a Mª Teresa Orti; AEE, pág. 227. 18 ACSJ. Provincia de Toledo. Alcalá de Henares, Legajo nº 1529, 2 y AEE. p. 129s. 19 Archicofradía de la Guardia de Honor y Apostolado de la Oración, Madrid, 1942. 20 SUMM. pág. 813 pár. 38 de Mª Isabel Méndez. 21 SUMM. pág. 569 pár. 105 de Mª Sofía Herreros. 22 ACRMI. Escritos inéditos, carpeta nº 5; AEE. Pág. 214. 23 ACRMI. Escritos inéditos, carpetas nº 37 y 39 = Xeroc vol. 32, pág. 22 y 33 pág 162; AEE. pág. 214. 24 ACRMI. Escritos inéditos, carpeta nº 5. 25 AEE. Pág. 283. LA DEVOCIÓN DE SANTA VICENTA MARIA AL CORAZON DE JESÚS 8