1 EL ALMIRANTE POPHAM Y LOS MARINEROS GAUCHOS El general Nicolas Mahy, jefe de las fuerzas de Galicia y Asturias y sir Home Popham, jefe de la flota inglesa en el Cantábrico, acordaron una operación conjunta, que encomendaron al brigadier Juan Diaz Porlier y al comodoro Mends para presionar la retaguardia francesa en el norte de España. Partiendo de Ribadeo desembarcaron en el puerto Santoña el 6 de julio y posteriormente los de Bermeo y Deva, destrozando las defensas costeras. El 22 de julio regresaban a La Coruña con doscientos prisioneros y seis quechemarines.1 En agosto Porlier golpeó de nuevo, desembarcando en Ribadesella y a traves de los valles de Liébana y Reinosa logró cortar las comunicaciones de las fuerzas francesas que guarnecían Asturias con las que estaban en Santander, manteniendolas en jaque durante varias semanas. Los éxitos animaron a la Regencia a planear una operación combinada más ambiciosa. Se trataba de apoderarse y fortificar los puertos de Santoña y Guetaria y realizar una profunda incursion en el Pais Vasco, llegando hasta Egüez y Orbaiceta, para destruir dos importantes fábricas de municiones que abastecían a los franceses. Por eso eligieron a Mariano Ronobales que se habia distinguido en el segundo sitio de Zaragoza y luego dirigido grupos guerrilleros en esa zona del Pirineo navarro. Sir Home Popham confirmó para la tarea al comodoro Mens, al mando de cuatro fragatas, ochocientos hombres y veinte cañones. La fuerza expedicionaria española la formaban la fragata “Magdalena”, los bergantines “Palomo”, “Victoria”, “Esperanza” y “Providencia”, la goleta “Insurgente Roncalesa” y veinte embarcaciones que transportaban mil doscientos infantes y veintiocho cañones. La flota estaría al mando del comodoro británico Mends y el capitan de navio Joaquin Zarauz2. Renobales pidió a la Junta que pusiera a sus órdenes la goleta “Liniers”, con treinta hombres de los regimientos de Lugo y Mondoñedo, precisando que no fueran del regimiento Buenos Aires porque no quería “gauchos al timón”. Habia vivido en el Rio de la Plata, dedicado un tiempo al comercio y luego a la milicia, destacandose en la defensa de Buenos Aires durante las invasiones inglesas, y conocia las cualidades de aquellos gauchos, pero sabía al mismo tiempo que eran mejores jinetes que marinos.3 La Junta accedió a entregarle la goleta “Liniers” pero, en lugar de mandarle los milicianos solicitados, le envió treinta criollos del batallón Buenos Aires, que como “acostumbrados a navegar son más a propósito”. Quien sabe qué quería decir la Junta por Los éxitos animaron a la Regencia a planear una operación combinada más ambiciosa. Se trataba de apoderarse y fortificar los puertos de Santoña y Guetaria y realizar una profunda incursion en el Pais Vasco, llegando hasta Egüez y Orbaiceta, 1 2 Pequeñas embarcaciones de dos palos. SHM.AGI. Leg. 15. Carlos Martinez Valverde. “La Marina en la Guerra de la Independencia”. Revista de Historia Militar. Año VII. Nº 12. Madrid 1963 3 Bernardo N. Rodriguez Fariña. “Un episodio de la guerra de la Independencia”. Boletin de la Academia Nacional de la Historia. Volumen XXXV. Buenos Aires 1964. 2 para destruir dos importantes fábricas de municiones que abastecían a los franceses. Por eso eligieron a Mariano Ronobales que se habia distinguido en el segundo sitio de Zaragoza y luego dirigido grupos guerrilleros en esa zona del Pirineo navarro. Sir Home Popham confirmó para la tarea al comodoro Mens, al mando de cuatro fragatas, ochocientos hombres y veinte cañones. La fuerza expedicionaria española la formaban la fragata “Magdalena”, los bergantines “Palomo”, “Victoria”, “Esperanza” y “Providencia”, la goleta “Insurgente Roncalesa” y veinte embarcaciones que transportaban mil doscientos infantes y veintiocho cañones. La flota estaría al mando del comodoro británico Mends y el capitan de navio Joaquin Zarauz2. Renobales pidió a la Junta que pusiera a sus órdenes la goleta “Liniers”, con treinta hombres de los regimientos de Lugo y Mondoñedo, precisando que no fueran del regimiento Buenos Aires porque no quería “gauchos al timón”. Habia vivido en el Rio de la Plata, dedicado un tiempo al comercio y luego a la milicia, destacandose en la defensa de Buenos Aires durante las invasiones inglesas, y conocia las cualidades de aquellos gauchos, pero sabía al mismo tiempo que eran mejores jinetes que marinos.3 La Junta accedió a entregarle la goleta “Liniers” pero, en lugar de mandarle los milicianos solicitados, le envió treinta criollos del batallón Buenos Aires, que como “acostumbrados a navegar son más a propósito”. Quien sabe qué quería decir la Junta por “acostumbrados a navegar”, si se refería a la travesía que hicieron como prisioneros desde Montevideo a Londres, o el tiempo que pasaron en los pontones en el Támesis o el forzado viaje de Portmouth a La Coruña. Nunca se les pìdió su opinión, llevados y traidos como si fueran animales, se les vistió con apolillados uniformes ingleses y se les hizo combatir en Medina de Rioseco, y luego en las batallas de Zornoza, Valmaseda, Güeñes y Astorga. En septiembre de 1810 se apartaron treinta y se los embarcó en la goleta “Liniers”. Aquellos hombres siempre silenciosos y obedientes podemos imaginar que habrán comentado entre sí la ironia de sus destinos: En el Liniers, aquel caudillo que dio a los ingleses una doble paliza, pero esta vez teniendo como patrón al corsario Popham .”Cosa ´e Mandinga” “Es el destino del pobre / un continuo zafarrancho / y pasa como el carancho / porque el mal nunca se sacia”*(La Vuelta de Martin Fierro. Cap. 3 ). El 18 de octubre desembarcaron en Gijón y se apoderaron de tres cañones franceses, municiones y una serie de pertrechos marineros. El 22 se encontraban en el puntal de Laredo, frente a Santoña, pero una fuerte galerna hizo que se hundieran varias de las embarcaciones convertidas en cañoneras. El resto se hizo a la mar buscando un puerto seguro. El 9 de octubre la fragata “Magdalena”, en la que navegaban los treinta criollos, el bergantín “Palomo” y dos cañoneros alcanzaron la ria gallega de Vivero. A los cinco dias recrudeció el temporal obligando a los buques a fondear las anclas, a pesar de lo cual la “Magdalena” se fue contra la fragata inglesa 2 Carlos Martinez Valverde. “La Marina en la Guerra de la Independencia”. Revista de Historia Militar. Año VII. Nº 12. Madrid 1963 Bernardo N. Rodriguez Fariña. “Un episodio de la guerra de la Independencia”. Boletin de la Academia Nacional de la Historia. Volumen XXXV. Buenos Aires 1964. 3 3 “Narcissus”, consiguiendo zafar para ser arrojada luego por el temporal contra una playa; el “Palomo” seguió igual suerte. . En su informe a la Junta, Renobales escribió al dia siguiente, 3 de noviembre : “da desconsuelo grande verlos estrellados en tal disposicion que horroriza la vista, pues solo existen de sus cascos pequeñas astillas”. Solo se salvaron “el comandante del “Palomo” y veintun hombres de su tripulacion, con auxilio de tablas, bastante estropeados. De la “Magdalena” solo existen tres” Perecieron el capitan Joaquín de Zarauz, cuyo cadaver se encontró abrazado al de su hijo, que llevaba a bordo como guardiamarina, veinticuatro oficiales, los miembros de la brigada de artilleria, las dotaciones de los buques y las de los dos cañoneros”. Ni una mención de los treinta bravos y humildes criollos.4 La 4ª division , a la que pertenecia el regimiento Buenos Aires, siguió acantonada en el valle del Bierzo y tras la reorganizacion efectuada a principios de 1811 pasó a formar parte del 6º Ejercito. Cuando en 1812 Wellington inició la ofensiva, sabiendo que los imperiales poco podian hacer tras la retirada de Moscú, el Buenos Aires participó en la conquista de Astorga, en las batallas de Vitoria y San Marcial y cruzando el Bidasoa penetró en Francia. A principios de 1814 los criollos supervivientes de tantas batallas volvieron a España. Pero a diferencia de los demás soldados vencedores no pudieron regresar a su tierra natal, a sus hogares : España estaba en guerra contra los “rebeldes americanos”. Nadie volvió a necesitarlos, nadie agradeció sus forzados sacrificios, nadie volvió a recordarlos. El regimiento Buenos Aires espera un homenaje de ls Fuerzas Armadas españolas y un artista que en el libro, en el lienzo, en la música o en el cine cuente y cante la gesta del Batallón Perdido. 4 SHM.AGI , leg. 18