ARTÍCULOS Actualización en diagnóstico y control de la enfermedad de Glässer Virginia Aragón Resumen Summary Update in diagnosis and control of Glässer’s disease Haemophilus parasuis es un colonizador temprano del tracto respiratorio superior de los lechones y el agente causal de la enfermedad de Glässer. Esta bacteria está presente en prácticamente todas las granjas comerciales, pero la aparición de la enfermedad depende de varios factores, que incluyen el manejo de los animales, la existencia de otros patógenos en la explotación y la virulencia de las cepas de H. parasuis circulantes. Las lesiones características de esta enfermedad son la poliserositis fibrinosa, incluida la meningitis, y la artritis. Para un diagnóstico correcto es necesario complementar el diagnóstico clínico y patológico con la identificación de la bacteria en el laboratorio, ya sea mediante cultivo o por PCR. El control de la enfermedad se puede realizar con antimicrobianos o vacunación. En ambos casos es esencial realizar un correcto diagnóstico para que los tratamientos sean eficaces. Haemophilus parasuis is an early colonizer of the upper respiratory tract of piglets and the etiological agent of Glässer’s disease. The bacterium can be found in practically all the commercial farms, but disease development depends on several factors, including management practices, presence of other pathogens and the virulence of H. parasuis strains in the farm. Characteristic lesions of Glässer’s disease are fibrinous polyserositis, including meningitis, and arthritis. For a proper diagnosis, clinic-pathologic findings need to be confirmed with the identification of the bacterium in the laboratory, by bacterial culture or PCR. Control of disease can be achieved by antimicrobial therapy or vaccination. In both cases, it is essential to reach a correct diagnosis to ensure a successful treatment. Palabras clave: Haemophilus parasuis, enfermedad de Glässer, diagnóstico, control. Palabras clave: Haemophilus parasuis, Glässer’s disease, diagnosis, control. Contacto con la autora: CReSA-IRTA, Campus de Bellaterra-Universitat Autònoma de Barcelona. Bellaterra, Barcelona. [email protected] 20 n SUIS Nº 98 Junio 2013 ARTÍCULOS L a enfermedad de Glässer está causada por la bacteria Haemophilus parasuis, que al invadir los órganos sistémicos produce lesiones de poliserositis y artritis. Estas lesiones pueden afectar a las distintas membranas serosas del animal, incluidas las meninges. H. parasuis es un colonizador temprano y está presente en todas las granjas comerciales. En muchas ocasiones no produce problemas clínicos en las granjas, y se mantiene en el tracto respiratorio superior de los lechones. En la aparición de la enfermedad pueden influir distintos factores como las situaciones de estrés, el destete temprano, la presencia de otros patógenos en la granja, el estado inmunológico de los animales o la virulencia de las cepas de H. parasuis. Las infecciones por H. parasuis tienen un gran impacto económico en todos los países productores de cerdo, ya sea como patógeno primario o como secundario tras una infección por otro microorganismo. EPIDEMIOLOGÍA La enfermedad de Glässer suele presentarse de forma esporádica y principalmente en lechones de entre tres semanas y cuatro meses de edad. Se asocia frecuentemente con el estrés de los animales. Este puede ser producido por el destete, los cambios en el ambiente o por las mezclas de diferentes camadas. H. parasuis es una bacteria exclusiva del ganado porcino. Se aísla sólo del cerdo, tanto doméstico como salvaje, y su supervivencia fuera del animal está comprometida por su alta labilidad. Los lechones adquieren la bacteria tras el parto por contacto con sus madres durante los primeros días de vida. H. parasuis comienza su colonización mientras se mantiene la protección transferida por las madres a través del calostro y la leche. La transmisión de la enfermedad se realiza por contacto directo entre animales enfermos o portadores y animales susceptibles. La transmisión aerógena tiene poca importancia. En un mismo animal podemos encontrar más de una cepa de H. parasuis y es normal encontrar 4-6 cepas diferentes en cada explotación ganadera. Estas cepas pueden tener distinta capacidad patógena y antigénica, que se deberá tener en cuenta a la hora de controlar la enfermedad. Por lo tanto, se debe determinar de forma clara qué cepa está causando el brote clínico para poder controlarla, ya sea Figura 1. Lesiones típicas de enfermedad de Glässer. Se observa fibrina en las cavidades torácica y abdominal y acumulación de fluido en la cavidad torácica. La superficie de los órganos afectados y el líquido acumulado en el tórax son buenas muestras para diagnóstico. mediante el uso de la vacunación o de un tratamiento antimicrobiano específico. Además, no es extraño encontrar H. parasuis en coinfecciones con otros patógenos y formando parte del complejo respiratorio porcino. Aunque es difícil de demostrar en el laboratorio, a menudo se observa en las granjas la asociación de la enfermedad de Glässer con brotes concurrentes del virus del síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRS), el circovirus porcino tipo 2 (PCV2) y el virus influenza. PATOGENIA No todas las cepas de H. parasuis tienen la misma capacidad patógena. Existen cepas colonizadoras que no poseen factores de virulencia y, por lo tanto, no son capaces de invadir y producir la enfermedad. Cuando estas cepas alcanzan el pulmón son eliminadas por los macrófagos alveolares y la infección queda controlada. En estos casos la bacteria se localiza sólo en el tracto respiratorio superior, donde no causa problemas. Por otro lado, cuando una cepa virulenta alcanza el pulmón, los macrófagos no son capaces de eliminarla porque es resistente a la fagocitosis y se comienza a multiplicar en grandes cantidades. Uno de los factores que hacen que las cepas de H. parasuis sean virulentas es la producción de la cápsula. La cápsula evita que las bacterias sean captadas por los macrófagos y además previene la deposición del complemento del suero en la superficie bacteriana. Esta última propiedad es esencial para sobrevivir en el torrente sanguíneo y alcanzar órganos sistémicos, ya que desde el pulmón, la bacteria pasará a invadir órganos más internos y a causar una gran inflamación que se verá reflejada en las características lesiones de la enfermedad de Glässer. Además de la cápsula se han descrito otros factores de virulencia en H. parasuis, como el lipopolisacárido (LPS) u otros de naturaleza proteica. El LPS de H. parasuis se llama también lipooligosacárido o LOS, ya que tiene una cadena corta de azúcares. Como otros LPS, promueve la producción de inflamación y cambios en la permeabilidad celular, que se relacionan con la patogenia de la enfermedad. Además, H. parasuis expresa diferentes proteínas que garantizan su supervivencia dentro del animal, incluidas las proteínas captadoras de hierro, la neuraminidasa, las porinas o los autotransportadores. Muchas de estas proteínas están siendo estudiadas por diversos grupos de investigación, en especial su potencial de protección. DIAGNÓSTICO CLÍNICO Y PATOLÓGICO Para el control de cualquier enfermedad es esencial realizar un buen diagnóstico de la misma. El cuadro clínico agudo producido por H. parasuis incluye fiebre alta (41,5 ºC), tos, respiración abdomi- SUIS Nº 98 Junio 2013 n 21 ARTÍCULOS nal, articulaciones inflamadas y síntomas de afectación del sistema nervioso central, como decúbito lateral, pedaleo o temblores. No todos los signos clínicos tienen que estar presentes para sospechar de enfermedad de Glässer. Por otro lado, estos signos no son específicos de esta infección y se requieren más datos (lesiones y detección del agente causal) para llegar a un diagnóstico fiable. Las lesiones que se observan en un animal con forma aguda de enfermedad son las características de la enfermedad de Glässer: poliserositis fibrinosa y artritis (figura 1). Aunque estas lesiones son características e indicativas, no son patognomónicas o específicas de H. parasuis sino que requieren confirmación por técnicas de laboratorio. Otros microorganismos que causan poliserositis y que deben incluirse en el diagnóstico diferencial son Streptococcus suis, Mycoplasma hyorrinis o Escherichia coli. Cabe destacar la confusión que puede darse con S. suis, que produce cuadros clínicos y lesiones similares. Aunque frecuentemente S. suis se asocia con casos de afectación nerviosa y meningitis, H. parasuis puede producir cuadros nerviosos indistinguibles de los causados por S. suis. Para ilustrar esto, en la figura 2 se muestran dos imagenes microscópicas de meningitis, que podría estar causada tanto por S. suis como por H. parasuis. Para demostrar el origen de la lesión, se ha realizado la detección de H. parasuis con anticuerpos específicos. De hecho, en ensayos de laboratorio se ha podido demostrar que las cepas virulentas de H. parasuis tienen más capacidad de invadir las células endoteliales que las cepas no virulentas y esto podría estar relacionado con la capacidad de cruzar la barrera hematoencefálica y producir meningitis. Para diagnosticar correctamente las meningitis se puede realizar el aislamiento bacteriano de una muestra tomada de cerebro. En algunas ocasiones, debido a su baja viabilidad, H. parasuis no se consigue aislar de las muestras, y en estos casos en los que no se aísla ningún patógeno de la muestra deberían descartarse otras causas no infecciosas, como la intoxicación por sal y asegurarse de que los animales consumen agua en cantidad suficiente. Los animales que pasan un caso leve o moderado de enfermedad de Glässer pueden recuperarse y quedar afectados de forma crónica. Esta forma crónica se caracteriza principalmente por una tasa de crecimiento reducida, debida a fibrosis en la cavidad torácica y peritoneal. Además, H. parasuis también puede producir un cuadro respiratorio caracterizado por tos y disnea, que se corresponde con lesiones de bronconeumonía catarral purulenta y, en animales altamente susceptibles, muerte súbita, con lesiones típicas de un choque endotóxico. La afectación en las granjas puede ser muy variable dependiendo de muchos factores y va desde un 5-10% (común en los brotes en granjas convencionales) hasta un 75% (en animales naïve). Como ya se ha comentado, el diagnóstico clínico y patológico requiere la confirmación en el laboratorio, ya sea por aislamiento bacteriano o por PCR. CULTIVO E IDENTIFICACIÓN H. parasuis es una bacteria gramnegativa de la familia Pasteurellaceae. Es difícil de cultivar en el laboratorio por sus requerimientos nutricionales (requiere NAD) y por su crecimiento lento. Por eso se usan medios ricos, como el agar chocolate enriquecido. H. parasuis necesita 1-3 días para producir colonias pequeñas de color marrón-gris en placas de chocolate (figura 3). En agar sangre H. parasuis puede crecer cerca de una estría de Staphylococcus, que le proporciona el NAD que necesita. Este fenómeno se denomina crecimiento satélite. En agar sangre H. parasuis no produce hemólisis. Las muestras para diagnóstico se deben tomar de animales que padezcan un cuadro agudo de enfermedad (en los animales crónicos, las lesiones son consecuencia de la infección previa que se ha eliminado y no se aísla la bacteria), y que no hayan recibido tratamiento antimicrobiano parenteral. Las muestras más adecuadas para realizar el diagnóstico son las tomadas de las lesiones sistémicas que se observen, que pueden variar dependiendo del cuadro clínico. Las muestras de pulmón no son adecuadas para diagnosticar la Figura 2. En la imagen de la izquierda se observa un corte de cerebro con meningitis. Se realizó una detección con anticuerpos frente a Haemophilus parasuis mediante inmunohistoquímica y se pudo comprobar la etiología de la lesión: la presencia de H. parasuis se evidencia como marcaje marrón oscuro en la imagen de la derecha. 22 n SUIS Nº 98 Junio 2013 ARTÍCULOS Toma de muestras para el diagnóstico de la enfermedad de Glässer. Toma de muestras Transporte al laboratorio Pruebas diagnósticas Recogida de líquido acumulado Refrigerados Cultivo y/o PCR En medio Amies (sin o con carbón) Toma de muestras de las superficies de los órganos afectados (con fibrina) PCR Refrigerados Sin medio de transporte Para el diagnóstico de la enfermedad de Glässer se deben tomar muestras de lesiones sistémicas, ya sean hisopados de las superficies de los órganos afectados como muestras de fluido acumulado en las cavidades afectadas. Las muestras deben ser transportadas con refrigeración al laboratorio. Si interesa realizar un cultivo bacteriano se debe preservar la viabilidad de H. parasuis mediante el transporte de los hisopos con medio Amies. enfermedad de Glässer, que se debe realizar con muestras sistémicas. Sólo en los casos en los que la única lesión aparente sea la neumonía se enviarán muestras de pulmón al laboratorio. El pulmón no es difícil de evaluar, ya que H. parasuis es un colonizador del tracto respiratorio superior de los lechones y en el momento de la agonía, el animal puede aspirar bacterias que alcancen el pulmón. Debido a la baja capacidad de supervivencia de H. parasuis fuera del animal es esencial transportar las muestras de forma correcta al laboratorio para realizar el aislamiento e identificación de la bacteria. La mejor forma de mantener la viabilidad de H. parasuis es transportar los hisopos tomados de las lesiones en medio Amies, en refrigeración y en menos de 48 horas. En los casos en los que no se disponga de hisopos con medio Amies, una buena opción para realizar el diagnóstico son las muestras de líquidos (ascitis, acumulación de líquido articular en artritis, líquido pericárdico, etc.) tomadas de forma estéril con ayuda de una Figura 3. H. parasuis produce pequeñas colonias de color marrón-gris en placas de agar chocolate. SUIS Nº 98 Junio 2013 n 23 ARTÍCULOS jeringa o un tubo tipo vacutainer (figura 4). Estos líquidos también pueden usarse para mantener los hisopos húmedos durante el transporte, pero teniendo la precaución de no mezclar las muestras. Es decir, si tomamos un hisopo de pericardio y no tenemos medio Amies, se puede enviar junto con el líquido pericárdico, pero no con otro líquido. Si sólo se precisa realizar PCR en las muestras, se pueden utilizar hisopos secos, ya que esta técnica detecta el ADN bacteriano y no requiere que la bacteria esté viva. El aislamiento bacteriano es más lento que la PCR, pero nos permite realizar técnicas adicionales como podría ser un antibiograma, el serotipado o un estudio molecular de la cepa aislada. Cabe recalcar que para que el aislamiento tenga éxito las muestras deben ser tomadas de animales con enfermedad aguda, sin tratar con antibióticos, y deben ser transportadas rápidamente al laboratorio en medio Amies y refrigeradas. Los animales crónicos presentan lesiones fibrosas, en las que ya no está presente la bacteria, por lo que no son buenos cuando se pretende aislar H. parasuis o incluso para realizar la detección por PCR. Por otro lado, la PCR nos permite detectar el ADN de la bacteria sin necesidad de mantener la viabilidad bacteriana. Es una técnica rápida y sensible. Últimamente se han detectado algunos genes que son específicos de cepas virulentas y se han podido desarrollar PCR específicas de estas cepas (figura 5). PREVENCIÓN Y CONTROL Como se ha comentado anteriormente, la aparición de enfermedad depende de muchos factores. La prevención de la enfermedad se puede realizar a través de un correcto manejo de los animales, evitando los factores de riesgo asociados a la enfermedad de Glässer. Es bien conocido que los anticuerpos frente a H. parasuis protegen a los animales. Uno de los mecanismos que se han determinado para explicar este hecho es que las cepas virulentas, que de forma natural resisten la fagocitosis por los macrófagos alveolares, una vez recubiertas de anticuerpos (es decir, opsonizadas) son detectadas por los macrófagos que las ingieren y las eliminan. Así pues, una forma de prevenir la enfermedad es garantizando que los animales tengan anticuerpos frente a la bacteria, que permita su eliminación por las defensas del animal. Esto se puede lograr de forma natural mediante la transferencia de anticuerpos maternales en el calostro y a su vez de las cepas de la granja para que ellos produzcan más a delante sus propios anticuerpos. El problema surge cuando la colonización por H. parasuis o la toma de calostro de algunos lechones no es buena, Figura 4. Con ayuda de una jeringa estéril se puede tomar una muestra de líquido articular. 24 n SUIS Nº 98 Junio 2013 y el equilibrio entre colonización y anticuerpos se rompe. Esto puede pasar con destetes tempranos. La correcta colonización de los lechones con H. parasuis después del nacimiento se puede considerar una de las formas de prevención más eficaz, por lo que debe asegurarse que los lechones tengan suficiente contacto con su madre a la vez que toman suficiente calostro. Los lechones nacen sin anticuerpos y los anticuerpos del calostro son absorbidos durante las primeras 24 horas, especialmente en las primeras 12 horas de vida. Es importante que los lechones tomen suficiente calostro durante las primeras horas de vida, para que tengan protección adecuada frente a las cepas presentes en la explotación. Además, otro importante factor de riesgo es la mezcla de animales de distinto origen, ya que pueden ser portadores de cepas para las cuales carezcan de protección. Además, la entrada de nuevas cepas virulentas a la granja, como por ejemplo la mezcla de animales de diferentes orígenes, puede causar problemas clínicos cuando la nueva cepa no es reconocida por los anticuerpos presentes en los lechones. En los casos en los que se prevea una situación de falta de anticuerpos se puede actuar mediante la vacunación. Además, la vacunación puede permitir una reducción del uso de antibióticos, que siempre es deseable. Para realizar una vacunación eficaz se debe realizar un buen diagnóstico, ya que como se ha dicho anteriormente, las lesiones características de Glässer, incluida la meningitis, se pueden observar en otros cuadros clínicos. Por otro lado, la existencia de virus inmunodepresores también puede favorecer la aparición de enfermedad debida a H. parasuis, entre otras bacterias, y en estos casos se debe realizar el control del virus correspondiente. En los casos de aparición de la enfermedad se puede realizar un tratamiento con antibióticos, que debe comenzarse de forma rápida para que se obtenga una respuesta adecuada. En caso de realizar una terapia con antimicrobianos siempre es recomendable realizar un estudio de la susceptibilidad de la cepa causante de la enfermedad para elegir el antibiótico más eficaz. En España y en otros países se ha observado una gran cantidad de cepas resistentes a antibióticos, así como casos de cepas multirresistentes. Debe- ARTÍCULOS mos asegurarnos de que utilizamos un antibiótico eficaz para nuestro caso y de que los animales toman la dosis adecuada. Los lechones afectados normalmente no ingieren suficiente agua ni pienso porque presentan apatía y postración, y por lo tanto deben ser tratados parenteralmente. Para evitar el uso de antibióticos, que siempre es deseable para prevenir la aparición de resistencias, la enfermedad se puede controlar mediante la vacunación. Las vacunas comerciales actuales consisten en bacterinas (bacterias muertas completas) producidas por uno o dos serovares más prevalentes. Estas bacterinas no proporcionan protección cruzada frente a todas las cepas, y suelen ser específicas de serovar. De todas formas, se ha visto su utilidad en algunos casos, sobre todo si la cepa causante de la enfermedad pertenece al mismo serovar que el incluido en la vacuna. El mayor problema de la serotipación en H. parasuis es la falta de estandarización de la técnica, que lleva a obtener distintos resultados en diferentes laboratorios. Además la existencia de muchas cepas no serotipables y la falta de correlación entre serotipo y virulencia hacen que la utilidad de esta técnica en H. parasuis esté en entredicho. Otra opción para realizar una vacunación es la preparación de autovacunas. En estos casos se debe justificar su uso, por la existencia de vacunas comerciales, y ser conscientes de sus limita- BIBLIOGRAFÍA Aragón V., Segales J. y Oliveira S. 2012. Glässer’s disease, p 760–769. In Zimmerman J.J., Karriker L.A., Ramirez A., Schwartz K.J., Stevenson G.W. (ed). Diseases of swine, 10th ed. Wiley-Blackwell, Iowa, USA. Cerdà-Cuéllar M., Naranjo J.F., Verge A., Nofrarias M., Cortey M., Olvera A., Segales J., Aragón V., 2010. Sow Multiplex Grupo 1 Grupo 3 Figura 5. La PCR “multiplex” amplifica un fragmento de genes de autotransportadores triméricos del grupo 1 (asociado a cepas virulentas de H. parasuis) y otro fragmento de genes del grupo 3 (específico de todas las cepas de H. parasuis). Si sólo se amplifica el grupo 3 indica la presencia de H. parasuis en las muestras, pero son cepas no virulentas; mientras que si se amplifican tanto el grupo 3 como el 1 indica la presencia de cepas virulentas de H. parasuis. ciones. Si se necesita realizar una autovacuna es esencial determinar la cepa exacta que está produciendo los problemas clínicos en la granja. Para esto habría que realizar un análisis genético de los distintos aislamientos obtenidos en la granja y determinar si se corresponden todos a la misma cepa, que se incluiría en la vacuna. Se ha demostrado la eficacia de la vacunación en la introducción de madres de reposición que derivan de núcleos muy limpios y son en ocasiones naïve a H. parasuis. En estos casos se puede realizar una vacunación en destino para evitar casos de muerte súbita. En los casos de muerte súbita, lo mejor es prevenirlos mediante vacunación, ya que la afectación es tan rápida que no existe tiempo suficiente para que los antibióticos hagan efecto. También se ha demostrado que la vacunación de las madres supone un au- vaccination modulates the colonization of piglets by Haemophilus parasuis. Vet. Microbiol. 145, 315-320. del Río M.L., Gutiérrez B., Gutiérrez C.B., Monter J.L., Rodríguez Ferri E.F., 2003. Evaluation of survival of Actinobacillus pleuropneumoniae and Haemophilus parasuis in four liquid media and two swab specimen transport systems. Am. J. Vet. Res. 64, 1176-1180. mento de los anticuerpos que reciben los lechones, que a su vez produce un retraso de la colonización por H. parasuis. Este retraso podría suponer una oportunidad de maduración del sistema inmunitario de los lechones para realizar una respuesta más eficaz frente a la infección. En la actualidad existen varios grupos de investigación en el mundo trabajando para la identificación de antígenos que permitan la elaboración de vacunas universales, que protejan frente a todas las cepas de H. parasuis. Estos antígenos incluyen proteínas involucradas en la captación de hierro, porinas u otros factores de supervivencia o virulencia de la bacteria. El bloqueo de la acción de los factores de virulencia supondría la reducción o inhibición de la capacidad patógena de las bacterias, y por lo tanto llevaría a la prevención de la enfermedad. Olvera A., Pina S., Macedo N., Oliveira S., Aragón V., Bensaid A., 2012. Identification of potentially virulent strains of Haemophilus parasuis using a multiplex PCR for virulence-associated autotransporters (vtaA). Vet. J. 191,213-218. SUIS Nº 98 Junio 2013 n 25 ARTÍCULOS Enfermedad de los edemas Posibles escenarios y conclusiones Guy-Pierre Martineau1, Nadia Amenna-Bernard2, Agnès Waret-Szkuta1 Imágenes Resumen Summary La forma clásica posdestere, la forma tardía “homogénea” y la forma tardía errática son los tres escenarios epidemiológicos más característicos de la enfermedad de los edemas. Han sido obtenidos como resultado de los numeros casos clínicos investigados durante los últimos quince años. Palabras clave: forma clásica posdestere, forma retardada “homogénea”, forma retardada errática, escenarios epidemiológicos. Edema diseade: Possible scenarios and conclusions The classic post-weaning pattern, the late “homogeneous” pattern and the late erratic pattern are the three most characteristic epidemiological scenarios of edema disease. This patterns have been obtained as a result of large clinical cases investigated during the last fifteen years. Key words: classic post-weaning pattern, late “homogeneous” pattern, late erratic pattern, epidemiological scenarios. Contacto con el autor: 1Escuela Nacional de Veterinaria de Toulouse (Francia) - 2Jefa del servicio de Diagnóstico Veterinario - Laboratorio de Desarrollo y Análisis 22 - Ploufragan (Francia) E l veterinario clínico debe implementar rápidamente estrategias de control frente a la enfermedad de los edemas. Estas medidas de control son bien conocidas por todos los veterinarios y están incluidas en todos los libros de enfermedades porcinas. Las tres formas de presentación que describimos a continuación están estrechamente relacionadas con la conducta alimentaria. Durante los últimos 15 años hemos desarrollado estos escenarios a partir de nuestras propias investigaciones y la inestimable ayuda de nuestros colaboradores. ESCENARIO 1. LA FORMA CLÁSICA POSDESTETE En este escenario, la mayoría de los casos se producen 5-7 días después del destete. Esta es la forma más clásica. La disbacteriosis está estrechamente asociada con la fisiopatología del destete, caracterizada 26 n SUIS Nº 98 Junio 2013 por una anorexia, que a su vez tiene otras muchas consecuencias (figura 1). En esta forma es probable que los lechones ya estén infectados con E. coli F18+ al destete, incluso se han encontrado casos de contaminación en el suministro de agua. La anorexia posdestete, pieza clave de esta forma, es ahora más conocida por los trabajos de Bruininx et al. 2001 y 2002 (figuras 2 y 3). En todos estos estudios, se hace hincapié en la importancia de alimentar a los lechones con piensos complementarios antes del destete para acostumbrarlos y permitirles desarrollar un sistema enzimático apropiado. No cuestionamos esto, pero queremos demostrar que existe una fisura entre la teoría y la práctica, entre la estrategia y la táctica. Uno de los problemas es la importancia de la variación individual, bien ilustrada por Bruininx et al. (figura 4). Gracias a los métodos colorimétricos, ahora es posible identificar a los “consu- midores precoces” y a los “consumidores tardíos” del suplemento alimenticio durante el periodo de lactancia. Según la experiencia de Bruininx, el color verde de las heces (óxido de cromo) era indicativo de que el lechón había consumido alimentos. Por lo tanto, Guillou et al. (2009) muestran claramente que la realidad está lejos de la teoría (ver tabla y figuras 5 y 6). Los experimentos de Guillou et al. (2012) fueron más allá del destete. En las camadas “alimentadas” antes del destete, los consumidores tardíos (late eaters) son los más numerosos, y están cerca de los naïves (lechones no alimentados). Recordemos que estos son lechones de camadas que no reciben alimentos antes del destete. El consumo después del destete depende de la capacidad del lechón para encontrar el alimento, ya que debe identificar que cuál es ahora su fuente de nutrientes. ARTÍCULOS Figura 1. Esquema fisiopatológico del escenario 1 (Adaptado de Guillou et al., 2012). Anorexia Destete Falta de alimentos/nutrientes en el intestino Edad Alteración de la morfología del tubo digestivo Permeabilidad intestinal comprometida Profundidad de las criptas Altura de las vellosidades Sistema inmunitario inmaduro Alteración de la función digestiva Translocación bacteriana Estado inflamatorio Alimento no digerido Colonización F18 Presencia de patógenos Figura 3. Porcentaje de lechones destetados (día 28), que no han comido después del destete en función del tiempo. Los periodos nocturnos están indicados en color claro (Bruininx et al. 2002). 100 100 90 90 80 80 70 70 60 60 50 50 % total de lechones en ayuno % total de lechones en ayuno Figura 2. Porcentaje de lechones destetados (día 28), que no han comido después del destete en función del tiempo. Los periodos nocturnos están indicados en color claro (Bruininx et al. 2001). 40 30 20 10 0 0 10 20 30 40 Lechones delgados Lechones normales Lechones gruesos 50 60 70 80 90 100 Horas intervalo posdestete 40 30 20 10 0 0 10 20 30 40 50 60 70 80 Horas intervalo posdestete Consumo antes del destete No consumo (con acceso al alimento) Sin acceso al alimento antes del destete SUIS Nº 98 Junio 2013 n 27 ARTÍCULOS David Guillou plantea la hipótesis de que el consumo de alimentos antes del destete es, en parte, indicador de la madurez de la motricidad (incluido el componente cerebral), de aquí la capacidad de comer después del destete. La distribución de alimentos marcados revela la capacidad de los lechones. Sin embargo, si no se distribuyen no puede determinarse. Por lo tanto, el promedio de “naïves” es cercano a la media de los “alimentados”, los más numerosos. Sin embargo, los datos obtenidos 14 días después del destete (transición a la dieta de segunda edad) sugieren que los naïves y los no consumidores acaban pareciéndose sin poder dar ninguna explicación. El primer escenario es el más clásico, pero es probable que esta forma esté ahora relativamente bien controlada por estrategias médicas (ZnO o antibióticos). ESCENARIO 2. LA FORMA TARDÍA “HOMOGÉNEA” También se ha observado en ocasiones en el siguiente cambio de pienso. La mayoría de los productores franceses optan por una primera dieta en forma de pellets, dejando para la segunda edad la dieta en forma de harina (figura 7). Normalmente, el primer alimento se distribuye durante un periodo de 10 a 14 días, dependiendo de la edad del animal y el peso al destete. Por lo general, para hacerlo correctamente, se recomienda establecer una transición entre las dos formas de alimentos. En este punto, tenemos que volver al comportamiento de los lechones. Jérôme del Castillo (profesor de Farmacología de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Montreal) ha controlado el consumo individual de alimento de los lechones destetados (figura 8). Destaca la escasa frecuencia de grandes ingestiones de pienso y el consumo reiterado de Esta forma se produce entre 2 y 4 semanas después del destete, a veces más, pero cuando aparece se da a una edad similar en todos los animales de la explotación. Esta presentación se caracteriza por un patrón clínico que siempre es el mismo dentro de la explotación, que ocurrirá 3-4 o incluso 5 semanas después del destete. Teniendo en cuenta el tiempo desde el principio de la colonización y la aparición de la enfermedad (5-7 días), tenemos que encontrar e identificar los factores desencadenantes en los días precedentes a la aparición de los signos clínicos. Hemos identificado muchas veces como factor desencadenante el cambio de alimentación entre los alimentos de destete y la siguiente dieta (piensos de primera y segunda edad respectivamente, figura 7). Figura 4. Ingestión de alimentos durante la lactancia (día 28). Bruininx y sus colaboradores la han separado en varios periodos (Bruininx et al., 2002). Figura 5. Consumo de pienso tras el destete en función del tipo de animal (adaptado de Bruininx et al., 2002). 10 600 6 400 377 300 254 200 150 100 73 4 Nº de lechones Acumulación de alimento consumido, g/cerdo 8 500 98 11 a 20 0 6 0 11 a 18 2 11 a 22 11 a 25 7 8 9 Peso al destete (kg) No consumidores Consumidores tardíos Consumidores precoces 11 a 28 Periodo predestete, días después del nacimiento 10 Experiencia similar a la de Bruininx realizada en Francia por David Guillou (2012) con la misma clasificación que en la figura 5. Consumidores precoces (28%) Consumidores tardíos (61%) No consumidores (11%) Peso corporal (kg) Media DE Media DE Media DE Nacimiento 1,69 0,379 1,52 0,307 1,67 0,232 Día 12 3,97 0,963 4,05 0,976 4,02 0,991 Destete 7,94 1,892 8,36 1,762 8,62 2,188 Menos de un tercio de los lechones eran consumidores precoces, lo que no ha resultó favorable para su crecimiento antes del destete. Debemos señalar que los lechones que no recibieron alimentos antes del destete tenían un peso similar a los otros. 28 n SUIS Nº 98 Junio 2013 ARTÍCULOS Figura 6. Consecuencias del comportamiento alimentario predestete sobre el crecimiento en las tres primeras semanas posdestete (David Guillou, 2012). Se consideró un cuarto grupo de lechones, es decir, los lechones que durante su periodo de lactancia no recibieron comida. 1.200 1.000 Ingesta de alimento g/día 800 600 400 200 0 1 4 7 Consumidores precoces No consumidores 10 13 16 19 Consumidores tardíos Naïves 22 Días posdestete Figura 7. La textura de los alimentos puede ser diferente entre el pienso de primera edad y el de segunda edad. Esta diferencia en la textura también le permite al lechón seleccionar el alimento, lo que en este caso fomenta la ingestión de pienso en forma de pellets. Figura 8. Conducta alimentaria de los lechones destetados. Cantidad ingerida por visita al comedero dependiendo de la hora del día (J. del Castillo et al., 2002). Es fácil observar el cambio en la ingestión de alimentos por comida. 1,2 1,0 Ingestión de alimento (kg) 0,8 0,6 0,4 0,2 0,0 00 06:00 01 06:00 02 06:00 03 06:00 04 06:00 05 06:00 06 06:00 07 06:00 Visita/hora del día SUIS Nº 98 Junio 2013 n 29 ARTÍCULOS Figuras 9a, 9b y 9c. Comportamiento de los lechones sumisos o dominados (A), de los cerdos dominantes (C) y otros (B). A 1,2 1,0 0,8 Cantidad ingerida (kg) 0,6 0,4 0,2 0,0 00 12:00 01 12:00 02 12:00 03 12:00 04 12:00 05 12:00 06 12:00 07 12:00 Tiempo de observación (día y hora) B 1,2 1,0 0,8 Cantidad ingerida (kg) 0,6 0,4 0,2 0,0 00 12:00 01 12:00 02 12:00 03 12:00 04 12:00 05 12:00 06 12:00 07 12:00 Tiempo de observación (día y hora) C 1,2 1,0 0,8 Cantidad ingerida (kg) 0,6 0,4 0,2 0,0 00 12:00 01 12:00 02 12:00 03 12:00 04 12:00 05 12:00 06 12:00 07 12:00 Tiempo de observación (día y hora) Los lechones sumisos son capaces de consumir una gran cantidad de alimento en una sola toma. Sin embargo, a los dominantes les gusta “picotear” y, por lo tanto, serán particularmente sensibles a los cambios accidentales en la ingestión de comida, lo que es una de las explicaciones de la afectación de los mejores lechones por la enfermedad de los edemas (J. del Castillo, comunicación personal). 30 n SUIS Nº 98 Junio 2013 pequeñas cantidades. Jérôme del Castillo fue más allá en el análisis de la conducta. Observó que los lechones dominantes ingerían alimentos frecuentemente pero en pequeñas tomas. En otras palabras, ocupaban el comedero una gran parte del tiempo “picando”. Por otro lado, los animales sumisos o dominados se alimentaban cuando el comedero quedaba libre, momento en el que se encontraban más cómodos e ingerían grandes cantidades de comida. Una consecuencia importante es la gran susceptibilidad de los dominantes a cualquier desviación del volumen de ingestión de alimentos (figuras 9a, 9b y 9c). Los alimentos para lactantes son conocidos por su palatabilidad. Su finalidad es limitar lo máximo posible la anorexia, que puede considerarse casi fisiológica en el 50% de los lechones durante las primeras 24 horas posdestete. Durante la transición alimentaria con piensos de texturas diferentes y de composición variable, los animales dominantes, los que “picotean” según Jérôme del Castillo, continúan consumiendo el alimento más apetecible, por lo que el pienso que consumen disminuye cada día durante la fase de transición alimentaria. Este comportamiento conduce a que los cerdos dejen de comer. Una vez que la comida más apetecible se acaba, estos lechones esperarán 1-2 días (cuando tengan hambre) antes de abalanzarse sobre el alimento de segunda edad. Por lo tanto, estas primeras comidas sobrepasan la capacidad de digestión y conllevan una disbacteriosis masiva que favorece a la vez la absorción de toxina Shiga y la colonización colibacilar. A menudo hemos probado a mezclar alimentos de diferentes texturas, granulado, el más apetecible y otro en forma de harina (figuras 10a, 10b, 10c y 10d). Los lechones sumisos se quedan lejos del comedero (figura 10c) y sólo los cerdos dominantes ocupan el espacio disponible cerca de la zona de alimentación. Después de unos minutos, es fácil identificar esta selección. Por tanto, es fácil entender que a menudo los mejores lechones son los más afectados. ESCENARIO 3. LA FORMA RETARDADA ERRÁTICA Esta forma ocurre en diferentes momentos de un caso a otro en la misma explotación. La presentación se caracteriza por la ausencia de un cuadro clínico en ARTÍCULOS a d b c Figuras 10a, 10b, 10c y 10d (siguiendo la dirección de las flechas). Con una finalidad pedagógica, uno de nosotros (GPM) distribuye regularmente alimentos de dos texturas diferentes mezclados y colocados en una tabla de madera en el momento de cambiar de comida. Es fácil observar como un grupo de lechones pasará algún tiempo seleccionando la comida y consumiendo sólo el alimento más apetecible, mientras que otro grupo, los que llamamos “dominados” permanecerán lejos de la zona de distribución. relación con la fecha de inicio, lo que en un primer momento condude a cuestionar un diagnóstico de enfermedad de los edemas. Recordemos que en el caso clásico, el patrón suele ser el mismo (figura 11). En el caso que vamos a explicar, ilustra un episodio de presentación retardada errática (figura 12). Julien Collet, Jean-Luc Sevin y Philippe Leneveu describieron en diciembre de 2012 un caso típico de esta forma (figura 13). El ganadero se enfrentaba a un problema importante de enfermedad de los edemas, y había puesto en marcha muchas medidas para solucionarlo . En esta explotación, se producía la enfermedad sólo al final de los tres días de transición entre el alimento de primera y de segunda edad, incluso a veces 15 días después del final de la transición (figura 14). En el primer caso, la colonización comenzaba cuando los lechones recibían un sólo alimento durante varios días. En el segundo caso, empezaba demasiado Figura 11. La enfermedad de los edemas puede alcanzar magnitudes pseudoepidémicas. En este caso todos los lechones afectados eran los mejores y procedían de diferentes corrales posdestete. SUIS Nº 98 Junio 2013 n 31 ARTÍCULOS siempre resultaban afectados los mejores lechones (figura 12). Consciente de la enfermedad de los edemas y de los medios zootécnicos convencionales de control, el ganadero ajustaba la salida de pienso de los comederos al mínimo. Esto implicaba que los lechones lucharan entre ellos por el espacio disponible para acceder al poco alimento al que se podía acceder con facilidad, y también que lamieran este espacio. Así, se formó una mezcla entre el alimento y la saliva que bloqueó el conducto e impidió la salida normal de pienso (figuras 16a y 16b). ISPAIA tiempo después del final de la transición. Dos elementos alertaron a los veterinarios. El primero fue la presencia de lesiones en los lechones como consecuencia de peleas (figura 15), incluso durante la fase de distribución del alimento de primera edad. El segundo fue que no Figura 12. En este otro caso de enfermedad de los edemas, es fácil ver que hay lechones de diferentes edades y también de diferentes aspectos. Se diagnosticó y confirmó enfermedad de los edemas en estos cinco casos. Figura 13. El lechón señalado por la flecha está fuera de las normas habituales para desarrollar la enfermedad de los edemas. Y, sin embargo, la ha desarrollado (Leneveu ISPAIA, Zoopole). Figura 14. En las granjas afectadas es común registrar muchos cambios: en esta explotación la densidad de población fue la primera explicación de una aparente relación con la enfermedad de los edemas. Sin embargo, no debemos olvidar que el problema se inició una semana antes. En la parte inferior (misma explotación), la hipótesis se centra en la transición alimentaria, ya que la densidad es normal. Miércoles Destete Vacuna PCV2 Martes Fin de Vacuna semana M. hyo Fin de semana 1ª edad, 8 a 12 días Fin de semana Transición, 3 días Enfermedad 2ª edad 35 días 28 días 21 días 40-43 días Densidad normal Lechones pesados a los 19-20 días Destete Inseminación artificial Fin de semana Parto Destete Esquema cronológico Miércoles Destete Fin de semana Fin de semana 1ª edad, 12 días (lunes) 21 días 28 días Fin de semana Transición, 3 días Fin de semana 2ª edad 36 días Densidad normal Destete 32 n SUIS Nº 98 Junio 2013 Inseminación artificial Parto Destete ARTÍCULOS Llegados a esta situación la ingesta de alimento resultaba muy complicada. Como el ganadero no estaba convencido de esta explicación, los veterinarios filmaron el comportamiento de los lechones en el momento de la alimentación para que pudiera constatarlo. Sin embargo, no hace falta llegar a este punto, la observación de los cerdos es un importante elemento de diagnóstico (figuras 17a y 17b). A través de estos casos nos gustaría hacer hincapié, en primer lugar, en los efectos contraintuitivos de una medida tradicional de manejo de la explotación, en segundo lugar, en la importancia de tener en cuenta el comportamiento de los lechones (figuras 16a y 16b), y en tercer y último lugar, en la importancia de la semana de latencia entre el comienzo de la colonización y los signos clínicos. En este caso, había que encontrar un factor que tuviera relación con la conducta de la explotación, sin embargo, difícil de identificar. El ajuste de los comederos es un punto importante de la conducta de los animales de la explotación y existen referencias sobre este tema (figura 18). En este caso en concreto, con intención de hacer bien las cosas, el ganadero ha exacerbado un problema patológico. ISPAIA Suis a b Figura 15. Marcas de lucha en una edad donde las peleas no suelen ser habituales en los lechones. La observación de estas peleas indica un problema en la toma del alimento. Suis a ISPAIA Figuras 17a y 17b. En la imagen superior observamos que no hay competencia entre lechones si se dispone de suficiente espacio. En la imagen inferior, los lechones dominados esperan detrás a que se libere sitio para poder comer. ISPAIA b Figuras 16a y 16b. En la misma explotación se puede ver que los comederos se ajustan muy bien (para evitar malgastar). Es fácil observar la competencia para acceder al alimento, lo que explica la presencia de arañazos (peleas). Figuras 18. El ajuste de los comederos es una medida zootécnica importante para evitar el desperdicio de pienso. En general, se recomienda que haya suficiente comida. En este caso, el acceso era demasiado limitado, situación que se agravó por la mezcla del pienso con la saliva de los cerdos que trataban de comer (Leneveu ISPAIA, Zoopole). SUIS Nº 98 Junio 2013 n 33 ARTÍCULOS Conclusión Suis Para realizar una conclusión general de estas tres partes nos gustaría recordar, a través de lo que hemos desarrollado, algunos elementos diagnósticos y también facilitar algunos consejos de control. En los casos típicos, el diagnóstico clínico es bastante fácil si se toma la precaución de evaluar la temperatura rectal. Sin embargo, se debe asociar con diferentes métodos diagnósticos: el diagnóstico epidemiológico debe identificar los factores de riesgo, así como la casuística o repetición de los casos; el diagnóstico anatomopatológico permite la identificación de las lesiones de edema, particularmente en la frente, los párpados, el estómago, el mesocolon y los ganglios linfáticos. El examen histopatológico revela lesiones nerviosas (edema en los espacios perivasculares y encefalomalacia) y las lesiones vasculares características. El diagnóstico bacteriológico debe realizarse a partir de los ganglios mesentéricos. Este permite confirmar la enfermedad mediante la identificación de las cepas de E. coli implicadas. Los elementos de control retoman, en su mayor parte, las medidas tradicionales de todas las patologías del destete (Martineau y Morvan, 2010). La cobertura antibiótica debe comenzar imperativamente antes de la colonización. Por razones desconocidas, la profilaxis antibiótica parece ineficiente cuando la colonización ha comenzado. Hoy en día, la vacunación parece ser el método más prometedor. Se describen dos formas de vacunación. La primera, desarrollada por John Fairbrother, consiste en utilizar cepas vivas F18+ no productoras de toxinas Stxe. Estas cepas colonizan y bloquean los receptores. Los resultados son prometedores. En Francia, este tipo de enfoque vacunal todavía no está disponible. Otro enfoque vacunal consiste en inducir los anticuerpos anti-Stxe. Esta vía, ya desarrollada con éxito en los conejos (Milon, comunicación personal, 2013), está todavía desarrollándose en medicina porcina. La dificultad consiste en poder inducir una protección eficaz lo suficientemente pronto. Algunos fabricantes recomiendan la vacunación de lechones al final de la primera semana de vida y repetir la vacunación tres semanas después. Sin embargo, en el caso clásico y en lechones destetados a las tres semanas, parece difícil cubrir el espectro de la susceptibilidad. Sin embargo, en los casos de animales con desmedro, los resultados son alentadores. Finalmente se debe realizar una importante pregunta: ¿de dónde procede el colibacilo responsable? ¿Lo introdujeron las cerdas o los verracos? ¿Estaba presente en el medio ambiente? Es una cuestión importante que todavía no está respondida. Hace más de 15 años en Dinamarca se demostró que 2/3 de las cepas de colibacilos responsables de la enfermedad de los edemas se originaron a partir de un único clon, probablemente introducido en el país a través de las reproductoras. Sin embargo, esto significa que hay 1/3 de los casos cuyo origen continúa siendo desconocido. Ahora se sabe que los colibacilos pueden colonizar continuamente las tuberías de agua y el intestino de los lechones, a pesar de la desinfección del medio ambiente (si olvidamos incluir las tuberías). Creemos haber demostrado y explicado algunas de las paradojas de la enfermedad de los edemas (como los efectos contraintuitivos resultantes de la administración de antibióticos) y algunas ideas que hacía falta preguntarse (como el hecho de que no siempre los mejores lechones son los afectados). 34 n SUIS Nº 98 Junio 2013