Tensiones y Oportunidades del Nuevo Paradigma de

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Tensiones y Oportunidades del
Nuevo Paradigma de Cooperación
en Chile
Una reflexión desde el Sector Público, la Academia y la
Sociedad Civil chilena
Santiago de Chile, Octubre 2012
Alicia Sánchez, Acción AG
Sebastián Zulueta, América Solidaria
Macarena Álvarez, Centro de Políticas Públicas UC
Marco Fernández, Agencia de Cooperación de Chile
Petra Albütz, FOSIS-Ministerio de Desarrollo Social
INDICE
Introducción
03
Tensiones de un país ante un nuevo paradigma
I.II.III.-
La urgencia de avanzar hacia una nueva política
pública de cooperación
Sociedad civil: Actores políticos en el actual escenario
de la cooperación
Cooperación y Academia: Una relación pendiente
05
07
08
Oportunidades de la cooperación chilena 2012-2015
I.II.III.-
El desafío de los Estados: Abrirse a los intercambios
estratégicos
Fortalecer a las OSC: Objetivo clave de la cooperación
Academia: Una voz que aporte al debate sobre
cooperación
09
10
12
Intercambio de Conocimientos: Casos
2
FOSIS: Cooperación Sur-Sur Chile-El Salvador para
el fortalecimiento institucional en el sector social
05
AGCI-América Solidaria:
Creación de una política pública para
la primera infancia
08
CPP-UC: Diplomado OEA y Universidad Católica en el
marco de la Red Interamericana de Protección Social (RIPSO)
12
Introducción
Nosotros en América Latina y el Caribe, poseemos una gran experiencia como países
receptores de cooperación internacional. Sin embargo, como otorgantes de cooperación, nos
encontramos en una etapa temprana de desarrollo (comparado con Europa, EE.UU. o Japón).
Sólo en los últimos años, algunos países latinoamericanos han comenzado a implementar
propios programas de cooperación con otros países de similar o menor grado de desarrollo.
A partir de la estabilización política y económica de algunos países latinoamericanos, y de una
mejor posición relativa en comparación a otros continentes, los países del Norte han
comenzado a disminuir los recursos internacionales destinados a cooperar con nuestra región.
Esto genera tensiones, pero también abre oportunidades para nuestros países que, estando en
esta etapa temprana de cooperación, se ven enfrentados al desafío de construir un nuevo
paradigma: no sólo como receptor de cooperación ni como donante (que gestiona su
cooperación principalmente a través de la asistencia técnica), sino más bien de cara a construir
un Modelo de Intercambio de Conocimientos, donde los distintos actores en nuestro
continente trabajen de manera colaborativa para avanzar más rápido hacia el desarrollo
humano y sostenible.
Como hemos escuchado en las exposiciones anteriores de esta Cátedra, este intercambio se
desarrolla provechosamente en un contexto de Cooperación Sur-Sur, o sea, entre países del
hemisferio sur con similar grado de desarrollo, o bien como Cooperación Triangular, apoyada
por recursos financieros y humanos de un tercer país más desarrollado. Chile está apostando
especialmente a la triangulación, con algunos ejemplos destacados de buenas prácticas en este
ámbito.
En este contexto, quisiéramos presentar la experiencia de Chile, desde la mirada de tres
actores de gran relevancia:



el Sector Público, a través de la Agencia de Cooperación Internacional de Chile (AGCI)
y servicios del Estado que están desarrollando líneas innovadoras de cooperación, entre
ellos el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (FOSIS);
la Sociedad Civil, a través de una red de ONGs (Acción AG) comprometida con el
seguimiento de los esfuerzos de cooperación, y a través de ONGs que están generando
cooperación técnica (América Solidaria); y
la Academia, a través del Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica (CPPUC), que emerge como un actor fundamental para generar conocimiento y aportar al
monitoreo, evaluación, y mejoramiento de calidad de la Cooperación que se realiza
desde nuestro país, pero aún en un ámbito precario en cuanto a voluntades y recursos
para jugar un rol más protagónico.
Desde la mirada de estos tres actores presentaremos las Tensiones y Oportunidades de la
Cooperación Internacional en Chile, en el contexto de los nuevos desafíos que enfrenta
nuestra región. Creemos que nuestro país debe dar un salto importante en materia de
cooperación internacional, asumiendo un rol de modelación hacia otros países, y asumiendo
compromisos más importantes y de mayor escala. Sin un esfuerzo coordinado entre el Sector
Público, Sociedad Civil y Academia, no seremos capaces de generar esfuerzos sostenibles.
3
Tensiones de un país ante un nuevo paradigma
Chile se enfrenta hoy a un escenario donde diversos sectores de la ciudadanía organizada
están demandando cambios profundos y una mayor participación en los procesos políticos. Se
constata una crisis del modelo y una necesidad por enriquecer la democracia. En este contexto,
uno de los principales problemas que debe enfrentar la sociedad chilena es la desigualdad.
Nuestro país es el que presenta mayores índices de desigualdad de la OCDE: mientras el 20%
de la población más pobre del país recibe un ingreso anual de US$ 1.855, en el 20% más rico
este alcanza a US$ 23.667 al año. Chile comparte esta realidad con la mayoría de los países
latinoamericanos, los cuales han recibido la calificación de renta media alta.
Frente a esta realidad, Chile y muchos de sus países vecinos, ya no clasifican como países en
vías de desarrollo. Aunque el concepto es polémico y ha sido cuestionado recientemente por la
CEPAL1, el Banco Mundial y la OCDE han definido con su ranking según el ingreso por cápita,
que los países de renta media alta ya no son receptores de la ayuda oficial al desarrollo (AOD),
sino “nuevos donantes”, capaces de transferir conocimientos y estrategias exitosas a países de
menor grado de desarrollo. Con el cambio de este paradigma, se modifican las categorías de
los países en el concierto mundial. Los Estados tienen que asumir un papel desconocido y
encontrar su lugar en esta “nueva arquitectura de la cooperación internacional”.
De esta forma, en el debate latinoamericano sobre desarrollo y democracia aparece como reto
que los Estados prioricen el despliegue de políticas que tengan como objetivo alcanzar la
justicia distributiva, mecanismos que permitan ampliar la democracia y elementos para debatir
el modelo de desarrollo. Los nuevos temas que enfrentarán nuestras sociedades se relacionan
principalmente con acortar las brechas de inequidad e implementar mecanismos que permitan
abrir el sistema político a nuevos actores. Se trata de desafíos que deben ser abordados de
manera conjunta entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil, con el apoyo de la
academia.
Es necesario relevar que, en este contexto, el ambiente poco habilitante para el desempeño de
las organizaciones de la Sociedad Civil debe considerarse en las políticas de cooperación.
Estas organizaciones son actoras del desarrollo pero se ven amenazadas por un ambiente de
criminalización de sus acciones públicas y por la falta de mecanismos de financiamiento. Es
clave que a la hora de diseñar e implementar las políticas de cooperación se contemplen estos
nuevos retos y tensiones que marcan el contexto nacional y regional y se incorpore de manera
activa a la sociedad civil en las discusiones y elaboración de propuestas.
La Academia, por su parte, también debe sumarse a estos esfuerzos y apoyar este nuevo
proceso a través de la investigación y de la evaluación de los programas de cooperación. Lo
anterior contribuirá a reforzar, refrescar, mejorar y profundizar el trabajo realizado por otros
actores. A esto se debe sumar la preparación de ciudadanos comprometidos y expertos en
temáticas de cooperación.
1
4
Middle-Income Countries: A structural gap-approach. 34th Session of ECLAC, San Salvador, 2012.
I.- La urgencia de avanzar hacia una nueva política pública de cooperación
Desde los inicios de la Ayuda Oficial al Desarrollo en los años 1950, Chile había sido un
receptor de programas “clásicos”, por ejemplo en el área de la nutrición infantil, el combate a la
pobreza y el mejoramiento de la infraestructura social y física. La dictadura impuso un
paréntesis entre 1973 y 1990, años en los que las Agencias al Desarrollo internacionales se
retiraron del sector público del país y se volcaron enteramente en la sociedad civil. Con la vuelta
a la democracia en 1990, la experiencia de las políticas públicas chilenas con la cooperación
internacional se enfocó en los siguientes ámbitos:
Fortalecimiento institucional
 Formación y perfeccionamiento de funcionarios/as chilenos en el exterior;
 Becas de perfeccionamiento para extranjeros en Chile;
 Intercambio con instituciones homólogas (trabajo en redes);
 Recepción de cooperación técnica y financiera en ámbitos relevantes para Chile a
partir del año 1990 (fortalecimiento de la democracia, educación, salud, medio
ambiente, agricultura).
El “colchón social”. Durante la década de los 1990, el enfoque de cooperación ha tenido a la
base el enfoque basado en derechos, especialmente dirigido a
 Mujeres;
 Primera infancia y jóvenes;
 Familias vulnerables.
Facilitación del comercio. A su vez, ha habido un gran esfuerzo por facilitar el intercambio
comercial en las líneas
 Agrícola, Acuicultura, Medio Ambiente;
 Estándares comerciales;
 Negociación Internacional.
Con el fuerte crecimiento económico en la década de los 1990 y la notable baja en su tasa de
pobreza, a partir del 2000, el cambio de paradigma se hace visible: Chile ahora es parte de los
países emergentes, con renta media alta, y asume un nuevo rol en la cooperación internacional,
como receptor (mayormente de asesoría gubernamental) y donante a la vez (con su incipiente
Cooperación Sur-Sur y Triangular).
El “colchón social” ya no es el enfoque principal de la cooperación, sino que las brechas de
desigualdad ocupan ahora el centro de la atención. Chile comienza a desarrollar nuevos énfasis
en la cooperación:
 La inserción en el mercado internacional;
 La participación de la mujer;
 La sostenibilidad medio ambiental;
 La productividad;
 La eficiencia de la recaudación fiscal;
 La protección social; y
 Las microfinanzas.
CASO FOSIS
5
Sin embargo, este proceso de cambio ha estado marcado por tensiones y desafíos:
Periodo de transición frente al nuevo paradigma de cooperación oficial
Diversos sectores insisten en la necesidad de que Chile siga siendo un país receptor de la
cooperación desde los países del Norte, para enfrentar los problemas que sufre como
economía emergente y que aún no han sido resueltos: gran desigualdad, pésima distribución de
ingresos, protección social básica deficiente, educación y salud excluyente, graves problemas
ambientales, brechas en el desarrollo de las instituciones, etc. Desde la visión de los países
donantes, estos asuntos deben ser resueltos al interior del país, al contar éste con recursos
suficientes para ello. Sin embargo, han surgido voces relevantes, como la de la CEPAL, que
cuestionan la clasificación de Chile como país de renta media alta sólo a partir de su elevado
ingreso per cápita. Alegan que existen las mencionadas brechas fundamentales que son un
impedimento serio para el desarrollo sustentable del país. Al igual que en otros países de renta
media en América Latina, los argumentos para no sufrir la exclusión de los flujos de la ayuda
oficial al desarrollo, apuntan al rol que nuestra región puede aportar en la discusión política
sobre la nueva arquitectura de la cooperación.
Precaria voluntad política de invertir en cooperación internacional
Se observa en Chile una concentración en los problemas domésticos que sirven de argumento
para no realizar cooperación hacia los otros países con menores ingresos que el nuestro. De
hecho, aunque Chile y México han ingresado a la OCDE, no quieren formar parte del DAC que
es el organismo que coordina y desarrolla la cooperación de los países de la OCDE. Al mismo
tiempo que se reclama la no exclusión de los flujos de ayuda oficial al desarrollo, se niega
rotundamente a asumir el rol del “nuevo donante”, desconociendo la oportunidad que subyace
en el cambio de paradigma: posicionar a Chile en los nuevos espacios de intercambio de
conocimientos entre los países de renta media, como un actor activo y relevante que puede
recibir de sus pares importantes contribuciones a su modelo de desarrollo.
No hay un consenso sobre que los intercambios de conocimientos en la Cooperación Sur-Sur
son importantes y dignos de ser financiados. De hecho, hoy en Chile se gasta sólo el 0.007%
del PIB en actividades oficiales de cooperación hacia otros países, incluso mucho menos que
en otros países latinoamericanos que tienen un ingreso per cápita menor que Chile.
Demandas por políticas públicas eficientes y financieramente sustentables
Debido a la crisis europea y a la nueva distribución geopolítica de la cooperación, los recursos
para la AOD han disminuido considerablemente. A este hecho, se suma la exigencia de los
países donantes para demostrar el impacto de su cooperación. Por esto, se deben explorar
nuevas formas de planificación y evaluación de la cooperación, tanto de la que queda en el
ámbito tradicional como las nuevas modalidades de Cooperación Sur-Sur y Triangular. En este
campo, la Academia podría asumir un rol crucial al proveer, por ejemplo, evaluaciones
científicas externas y modelos de trabajo sistematizados.
Nuevos modelos de gestión fuera del Estado
El sector público enfrenta un fuerte cuestionamiento de su rol como proveedor único de
cooperación al desarrollo (sea esta tradicional bilateral o dentro de su rol como nuevo donante).
Los actores de la Sociedad Civil (tanto ONGs y fundaciones como empresas) hoy son capaces
de movilizar recursos y tienen modelos de gestión innovadores que hacen competencia al
Estado y captan una buena parte de los recursos internacionales disponibles.
6
II.- Sociedad Civil: Actores políticos en el actual escenario de la cooperación
La cooperación internacional hacia las organizaciones de la Sociedad Civil chilenas se centró
históricamente en:
 La recuperación de la democracia;
 El fortalecimiento de la sociedad civil y la participación ciudadana;
 El trabajo con las comunidades locales y los sectores más vulnerables;
 El desarrollo para revertir altos niveles de exclusión y pobreza.
La recuperación de la democracia en Chile significó, sin embargo, una disminución de los
recursos para los ONGs, la estatización de ciertas líneas de acción que habían sido impulsadas
desde la Sociedad Civil, así como una crisis de confianza con el Estado (competencia por
recursos con el Gobierno). Paralelamente la Sociedad Civil comenzó a jugar un nuevo rol en la
cooperación oficial de los gobiernos, a través del seguimiento y monitoreo, participación en
foros internacionales y articulación de Redes a nivel regional. Este proceso toma fuerza a nivel
global a partir de la “Declaración de París” en el año 2005, hito importante del proceso de Aid
Effectiveness, que empezó en el año 2003 con el Consenso de Monterrey, México y culminó el
año pasado en Busan, Korea.
Sin embargo, existe una notable falta de voluntad política por parte de los Gobiernos para
apoyar estos procesos, en un contexto donde la sociedad civil señala la necesidad de abordar
la cooperación internacional al desarrollo como un bien público global “dedicado al
financiamiento del desarrollo y a la realización de los derechos humanos de todas las personas
y a la superación de la pobreza y de cualquier forma de exclusión”.2
El paulatino involucramiento de la Sociedad Civil chilena en la cooperación internacional,
evidentemente tampoco ha sido libre de tensiones. A mediados de los años 1990, surgieron las
primeras iniciativas humanitarias y de cooperación desde algunas ONGs chilenas hacia otros
países de América Latina. En la medida que ciertas organizaciones lograron un impacto a nivel
nacional, comenzaron a asociarse y a compartir sus modelos con otros países.
Desconocimiento y escasa visibilidad
Los enfoques de cooperación que adoptan estas organizaciones de la Sociedad Civil son de
dos tipos: humanitario (por ejemplo, Un Techo para mi País, Teletón, COANIQUEM) y de
desarrollo y construcción de capacidades (por ejemplo, América Solidaria). Sin embargo, la
opinión pública no está sensibilizada con estas políticas que buscan cooperar con otros países.
El argumento general “de la calle” es, que el dinero que se gasta para actividades de
cooperación afuera sería mejor empleado para disminuir la pobreza en el propio país. Por otro
lado, existe una gran indiferencia ante el desarrollo de la Región como tal en la población
chilena.
Ambiente poco favorable para desplegar iniciativas
No existe un marco jurídico adecuado para el funcionamiento y fortalecimiento de las OSC ni
mecanismos de financiamiento público que permita un despliegue mayor de sus iniciativas. La
Sociedad Civil reprocha al Gobierno su bajo interés en la cooperación internacional, dada la
prestación de servicios sin articulación de objetivos de cooperación, escasas iniciativas de
cooperación con otros países, poca sensibilidad en los tomadores de decisión (legisladores,
2
Las OSC de América Latina frente al 4° Foro de Alto Nivel sobre la Eficacia de la Ayuda al Desarrollo,
Documento de posicionamiento, noviembre de 2011.
7
poder ejecutivo) respecto de la importancia de potenciar e impulsar una estrategia de
cooperación.
CASO AGCI-AS
Seguimiento a los compromisos internacionales
Otra tensión que se ha generado con los Gobiernos, yace en que la Sociedad Civil se ha
articulado a nivel regional y global para impulsar estrategias de incidencia política y monitorear
los compromisos de los Gobiernos con la cooperación. La construcción de argumentos sólidos y
basados en metodologías y procesos participativos por parte de la Sociedad Civil, finalmente
han facilitado la incidencia en negociaciones políticas a nivel nacional y global en materia de
cooperación. Se ha instalado una mirada crítica en espacios que tradicionalmente han estado
restringidos a Gobiernos y donantes. Un caso concreto lo constituye la MESA de Articulación de
Asociaciones Nacionales y Redes de ONG de América Latina, que ha jugado un rol importante
en las discusiones sobre la efectividad de la cooperación al desarrollo.
Queremos destacar en este marco la experiencia de consultas llevadas adelante por
organizaciones de la Sociedad Civil de cara a Busán, donde las propuestas que surgieron de
encuentros nacionales, regionales y temáticos, fueron construidas en un marco de articulación
que le dio legitimidad y representatividad. De esta forma surgieron los Principios de Estambul y
el Consenso de Siem Reap. Hay un reconocimiento a estas iniciativas por parte de los donantes
y Gobiernos, pero se requieren mecanismos que permitan dar continuidad y seguimiento a
estrategias de largo plazo y que buscan pasar de la voluntad política a la implementación de
medidas específicas. La consulta impulsada en Chile3 evidenció la necesidad de desarrollar
nuevas acciones de fortalecimiento de las capacidades de las OSC, que contemplen el actual
marco de la cooperación al desarrollo y un escenario de alianzas mayor a nivel regional y
global, con miras a la construcción de una agenda que potencie su actoría política en materias
de desarrollo y democracia.
III.- Cooperación y Academia: Una relación pendiente
Las principales dificultades con que se enfrenta el sector académico chileno que se propone
como objetivo investigar en temas de cooperación internacional son:
 Universidades no han internalizado su responsabilidad de formar a ciudadanos globales;
 No hay recursos destinados para la investigación;
 El Gobierno no se apoya en la evaluación y generación de conocimiento en las
universidades.
No se ha avanzado en generar conocimiento en torno a la cooperación internacional para el
desarrollo, lo que se expresa en los siguientes hechos:
 No existen carreras o programas que exploren estas materias en Chile;
 No existe un posgrado o postítulo que forme profesionales (de cualquier carrera) en
cooperación internacional en Chile como en otros países latinoamericanos como
Argentina y México;
 Faltan investigadores especialistas en estos temas. Las principales áreas estudiadas
son las Operaciones de Paz.
3
8
Esta consulta se realizó en junio de 2010.
Oportunidades de la cooperación chilena
La nueva arquitectura global de la cooperación, lejos de sólo tensionar y cuestionar a nuestros
países, también ofrece una amplia gama de oportunidades para todos sus actores involucrados:
I.- El desafío de los Estados: Abrirse a los intercambios estratégicos
1) Cooperación Sur-Sur
En el intercambio bilateral o multilateral entre países de características de desarrollo similares
(de renta media) o levemente diferidos (renta media alta y media baja), radica la oportunidad
de un verdadero intercambio con beneficios mutuos que no está ensombrecido por las
asimetrías económicas y culturales que conlleva la asistencia técnica tradicional de países del
Norte a los países del Sur.
2) Cooperación Triangular
Esta modalidad de cooperación permite mantener vínculos con los países que se retiran de la
cooperación bilateral. Es exitosa en países que tienen similitudes en cultura, idioma e historia.
3) Redes sectoriales y regionales
En este ámbito se aprecia una gran oportunidad de intercambio entre pares. Las redes
sectoriales (por ejemplo, de Educación, Trabajo, Desarrollo Social, Juventud, etc.) crean un
espacio ideal de intercambio para las instituciones públicas. Generalmente, son regionales
(limitadas a América Latina), pero en algunos casos, hay un fructífero intercambio con las
naciones “madres” (ejemplo: SEGIB).
Otro caso interesante es la Red Interamericana de Protección Social, a la que pertenecen
también EEUU y Canadá, como un miembro más entre todos los países. Una peculiaridad muy
especial es que dentro de esta Red se dio el caso de una cooperación desde el Sur al Norte:
En el Bronx de New York se implementó un programa de transferencias monetarias
condicionadas (TMC) que funciona según el modelo y la metodología del programa mexicano
“Oportunidades” y se llama New York Opportunities.
4) Nuevos socios
Sociedad Civil
 Comienza a tener capacidades de gestión fuera de Chile;
 Encuentra valor en ser aliado del Estado, y no estar en simbiosis con éste.
Sector Empresarial
 Requiere del Estado que le fije una política de cooperación para alinearse a ella y
respetar las normativas locales de sus países anfitriones.
Sector Académico
 Garantiza que las cosas “se hacen bien” (con base científica, sistematizaciones,
formación de actores, evaluación etc.);
 Se asocia no sólo con el Sector Público, sino con la Sociedad Civil a quien se dirige
parte de sus programas.
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II.- Fortalecer a las OSC: Objetivo clave de la cooperación
El desafío que enfrenta la Sociedad Civil en el marco del nuevo enfoque de cooperación, es
1) Demostrar la importancia de su rol protagónico. Para ello debe contar con espacios
de participación que le permita tener un adecuado espacio de diálogo político con el
Estado. En ello, yacen varias oportunidades:
a) Para la Región de América Latina y el Caribe, la Sociedad Civil tiene una importancia
estratégica, ya que le permite a nuestro continente
 Generar una identidad regional común, basada en la integración, el apoyo mutuo y el
intercambio de conocimientos;
 Sensibilizar a la ciudadanía continental sobre las problemáticas sociales y sobre la
importancia de la cooperación para avanzar más rápidamente en el desarrollo
regional y propio;
 Ser reconocido como interlocutor válido para alimentar los esfuerzos de cooperación
de nuestra región y, a la vez, regulándolos; y
 Generar una masa crítica de ciudadanos latinoamericanos con conciencia de las
necesidades regionales –que a su vez posean elevados niveles de confianza y
apertura hacia otras culturas, conocimiento de la región- que abogarán por el
fortalecimiento de la cooperación internacional.
b) Para Chile, el que la Sociedad Civil tenga un rol más activo en materias de cooperación
internacional implica
 Generar un modelo innovador de cooperación técnica internacional a través de
alianzas público-privadas. Apalancamiento de recursos, que sea diferenciador con
otras formas de cooperar desde países del continente;
 Enriquecer la agenda y las actuales estrategias de cooperación;
 Generar presión social sobre el mundo público para que asuman mayores
compromisos en materia de cooperación internacional;
 Potenciar los esfuerzos gubernamentales que permitan que nuestro país asuma un
rol de liderazgo continental en temáticas de desarrollo, democracia y políticas
públicas regionales de intervención comunitaria;
 Fortalecer la sociedad civil chilena gracias al aporte de conocimientos y buenas
prácticas de otros países, a través de una participación activa en redes de ONGs
regionales e internacionales;
 Formar esfuerzos de voluntariado de cooperación para el desarrollo, que permita
formar ciudadanos comprometidos con los problemas, y con una capacidad de
trabajar en su propio país, enriquecidos por una formación internacional; y
 Visibilizar este tema y su importancia estratégica en el ámbito público y
particularmente en el espacio académico.
10
2) Para lograr lo anterior, Chile debiera desarrollar esfuerzos en las siguientes líneas:
a) Generación de espacios de aprendizaje para realizar una cooperación internacional de
calidad a través de la acción de ONGs.
 Conocer modelos innovadores a nivel internacional en materias de cooperación
internacional desde la Sociedad Civil y en alianza con el Gobierno;
 Espacios de formación (seminarios, talleres y programas de capacitación como
cursos y diplomados) para ONGs en materias de cooperación internacional.
b) Fortalecimiento de la articulación de redes de cooperación para una cooperación
internacional, donde se generen lineamientos y se compartan conocimientos y buenas
prácticas.
 Fortalecimiento de Redes Regionales de ONGs;
 Conformación de redes nacionales de ONGs de cooperación internacional;
 Mesa de trabajo público-privada de cooperación para el desarrollo, que agrupe a
representantes de los gobiernos, de las fuerzas de paz, y de organizaciones de la
sociedad civil; e
 Inclusión de la Academia para que temas de cooperación internacional cobren
importancia para ella.
c) Políticas de difusión para sensibilizar respecto a la importancia de la cooperación
internacional para el desarrollo y la democracia, y de los aprendizajes que se alcanzan a
través de un involucramiento Sur-Sur.
 Difusión de experiencias de Cooperación Internacional de Fortalecimiento de la
Sociedad Civil;
 Formación de comunicadores en el trato de temáticas de Cooperación Internacional;
 Reconocimiento de las buenas prácticas.
d) Avances en la creación de una política de fomento a la cooperación internacional desde
la Sociedad Civil.
 Fondos para impulsar experiencias de Cooperación Internacional Sur-Sur;
 Articulación de esfuerzos conjuntos entre Sociedad Civil y Estado;
 Generación de un estatuto de cooperación internacional, desde la Sociedad Civil,
que establezca responsabilidades y derechos;
 Reconocimiento de la figura de cooperación para el desarrollo y de voluntarios de
cooperación para el desarrollo.
11
III.- Academia: Una voz que aporte al debate sobre cooperación
1) La Academia debiera buscar entre sus objetivos el generar conocimiento a partir de la
experiencia, que le permita evaluar, sistematizar y mejorar constantemente la acción de
cooperar e intercambiar con otros países de igual o menor desarrollo que el nuestro.
2) Algunas líneas de acción que se presentan como oportunidades o desafíos son:
a) Formación de profesionales especializados en Cooperación Internacional (posgrado o
postítulo);
b) Creación de un Observatorio de Cooperación Sur-Sur que incluye a todos los actores
(Sector Público, Sociedad Civil, Sector Empresarial y la propia Academia);
c) Investigaciones en torno a temáticas que fortalezcan la Cooperación Sur-Sur
(metodologías, evaluación de resultados e impacto, aspectos organizacionales);
d) Catastro de Organizaciones de Cooperación Internacional a escala regional y nacional;
e) Publicación de Investigaciones y manuales;
f) Desarrollo de Seminarios, donde se profundice en temas de Cooperación Internacional
Sur-Sur para fortalecer la Sociedad Civil; y
g) Cursos Universitarios, Diplomados y Postgrados que profundicen en estos temas.
CASO RIPSO-CPP
ANEXO
Intercambio de Conocimientos: Fichas de Casos
FOSIS: Cooperación Sur-Sur Chile-El Salvador para el fortalecimiento institucional en el
sector social
Tensiones I, p.5
AGCI-América Solidaria:
Creación de una política pública para la primera infancia
Tensiones II, p.8
CPP-UC: Diplomado OEA y Universidad Católica en el marco de la Red Interamericana
de Protección Social (RIPSO)
Oportunidades III, p.12
12
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