LA DECADENCIA DE LA DEMOCRACIA ESPAÑOLA : DEL

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LA DECADENCIA DE LA DEMOCRACIA ESPAÑOLA : DEL “CORDÓN SANITARIO” A LA IZQUIERDA POPULISTA Las oligarquías saben muy bien que son “sistémicas”, corren la misma suerte que el sistema en el que se sustentan. Por ese motivo, tratan de blindar ese sistema sin ser conscientes de que cuando ese blindaje pasa por introducir rigideces crecientes y mantenerlas en el tiempo, se impide su necesaria evolución natural, conduciendo ese sistema a una inevitable decadencia. La oligarquía política, cultural y mediática de la izquierda española, una vez “ganada” la batalla cultural e ideológica a la derecha política, se erigió como la única fuerza política con legitimidad para gobernar, ya que sus principios eran, como no, los de la mayoría social. Para blindar esa posición dominante, ideó dos estrategias para esterilizar la acción política de la derecha española. El primer intento fue la creación de un “cordón sanitario”, con la colaboración de los partidos nacionalistas, que expulsara a la derecha del poder político y que fracasó como consecuencia de la gran crisis internacional de 2007. El segundo y exitoso intento, ha consistido en que la derecha pasara por debajo del “cordón sanitario”, que la izquierda levantaba, a cambio de que adoptase como suyas las señas culturales y la legislación ideológica de la izquierda. La reelección de un Gobierno de izquierdas en Marzo 2008, fue el detonante para que la derecha aceptase las mencionadas concesiones ideológicas, a cambio de obtener el poder político. Al asumir ese contrasentido, la derecha se incorporaba de forma poco consciente al blindaje de las oligarquías de la izquierda, iniciando un camino de difícil retorno: el fortalecimiento de la deriva populista de la izquierda y el debilitamiento de la representación política e institucional de la derecha. A esa crisis ideológica y política de la derecha, se han añadido la crisis institucional y la económica, subrayadas ambas por la corrupción generalizada. En ese escenario de fin de ciclo, los efectos de la propia crisis económica sumados a los efectos que está provocando la salida en falso de la misma, pilotada por la derecha política, están siendo determinantes para crear y afianzar un futuro de dominio político de la izquierda populista. Apoyándose en la “barra libre” de liquidez del BCE, el Gobierno está retomando el fracasado modelo económico basado en la inversión especulativa y el endeudamiento público y privado. La única salida real de la crisis económica, provocada por un modelo de crecimiento obsoleto, pasaría por un cambio radical de modelo, adoptando el del ahorro, la inversión productiva, el alto valor añadido y la competitividad. Además de la implementación de las medidas de medio y largo plazo necesarias para desarrollar ese nuevo modelo de crecimiento, debían aplicarse una serie de medidas urgentes: -­‐ Aumentar la recaudación impositiva. -­‐ Reducir drásticamente el gasto público. -­‐ Sanear el Sistema Financiero. -­‐ Liberalizar los mercados de bienes y servicios básicos, procediendo a una devaluación interna de precios y salarios. Lamentablemente, las medidas efectivamente tomadas se han limitado a un desproporcionado incremento impositivo y a la reducción de los costes laborales. En cuanto al saneamiento del Sistema Financiero, el costoso proceso de rescate no impide su elevada exposición a las políticas del BCE y a las debilidades estructurales de nuestra economía. Esa salida en falso, traducida en apreciables tasas de crecimiento del PIB, se produce a costa del mantenimiento de una elevadísima tasa de desempleo y de la creación de puestos de trabajo precario, de escaso valor añadido y de su secuela de bajos salarios. Las ganancias en productividad de la economía española se logran a costa de reducir el nivel de vida de la clase media, lo que conlleva una importante y creciente caída del voto a la derecha política, en favor del izquierdismo populista. En contra de lo sostenido por los analistas políticos del Gobierno, cuanto más crezca el PIB, sin variar el marco actual, más se hundirá el voto a la derecha política. Si el populismo de izquierdas se instala en el poder, tomará medidas para acentuar el deterioro del nivel de vida de la clase media y para desactivar a una derecha, que careciendo de ideología, estaría abocada a la marginalidad. No conviene olvidar que una clase media libre y organizada como sociedad civil, es la base que mejor sustenta a un régimen democrático. La conjunción del movimiento populista de la izquierda y del nacionalismo identitario, convertirían a la ya muy debilitada democracia española en una cáscara vacía. Todavía se está a tiempo de que la derecha política conservadora y liberal, en alianza con una izquierda democrática, ambas respetuosas con la libertad y la pluralidad, lideren un proceso de regeneración política, institucional y económica que, a medio plazo, fortalezca la democracia y la economía españolas. Volviendo al inicio de este escrito, podemos afirmar que el empeño de determinadas oligarquías en perpetuar un sistema político enfermo, nos conduce, si nadie lo remedia, a sufrir su lenta agonía. José Amengual Soria Madrid, 6 de Junio de 2015 
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