TIEMPO PROBABLE It Las noticias que se reciben de toda España predicen buen tiempo, con carácter general. ^ -¥ Año VI.—Núm. 1.540 :: Precio: 10 céntimos el ejemplar. DIAR O l i N D E P E N D I E N T E UNA CARTA OPINIONES Y COMENTARIOS ACERCA DE UN DEBATE El acto del general Berenguer Nimiedad y e s t e r i l i d a d El marqués de Alhucemas ha calificado de Aimual parlamentario al debate de ayer en oí Senado. Es cierto; un Annual de cuatro írenerales y un jefe de Gobierno. No podía ser de otra suerte. Cuando nos llegó el anuncio de que el general Berenguer iba a hablar en el Senado hicimos resaltar lo irregular de esta pretensión. El general Berenguer—decíamos—no puede usar la tribuna parlamentaria al estilo de un político, de un ministro, por ejemplo. Es un funcionario, un servidor del Estado sometido a procedimiento, y el lugar de su defensa está allí donde se le acu.sa, no en otro lado. El Gobierno ha procurado normalizar esta irregularidad procesal admitiendo la dimisión al Sr. Berenguer, antes de su interpelación, pero aun así no ha sido suficiente el arbitrio para evitar el esl^ectáculo de un funcionario que ataca al Poder ejecutivo, de un acusado que acusa y acomete al Tribunal fuera de audiencia y plantea preguntas inconvenientes al Gobierno, como aquella de si éste está conforme con el proceder del Consejo Supremo de Guerra y Marina. ¿Es que el general Berenguer expuso al Senado su obra en Marruecos? En vez de eso limitóse exclusivamente a contestar aquellos puntos donde inside al parecer la acusación, haciendo una defensa anticipada, pero relegando al olvido una época muy importante de su mando: la época en que la "ación le hizo la donación generosa de sí i^-ñsma y se entregó en sus manos. exclusivamente al Gobierno. Discutió el ex. comisario la competencia del Consejo Supre. mo de Guerra y Marina para juzgaíie. "¿Qué sabe—preguntaba—el Consejo Supremo si he obrado ateniéndome estrictamente a las órdenes de un Gobierno?" Desdo luego, sustrayendo a la investigación los documentos, como se hizo en virtud de las famosas Reales ordena del Sr. Cierva, el Consejo Supremo no podía saberlo. A lo último dolíase amargamente el general de que el Gobierno le hubiera callado la noticia de las intenciones del Consejo Supremo, de modo que podía figurar a un tiempo como general en jefe y como encartado en un procedimiento. El general Berenguer se enteró por la cartelera de un periódico. Mas diose el caso de que el ministro de la Guerra conoció la noticia por el mismo pi-ocedimiento que los paseantes de la Puerta del Sol. Y sobre este punto trabóse una lamentable discusión para precisar en qué día y hora había el Gobierno sabido el propósito del Supremo. Si fué en tal o cual hora de tal día, y en esto como en otros detalles domésticos a que descendió el Sr. Sánchez Guerra, los ministros no estaban acordes- A aquella discusión cronométrica, a que debió llevarse un reloj registi-ador, pudiera habérsele puesto punto final con una recordación: Annual fué el día 22 de julio. En esta parte fuerza es reconocer que nunca se ha dado el caso de un general en jefe, al mando de un ejército que, sin previo relevo, haya sido sometido a procedimiento. La contestación del jefe del Gobierno fué tan difusa como retumbante. No sabemos qué demonio retórico habrá inspirado al Sr. Sánchez Guerra verter todas las alabanzas tópicas, todos los lugares comunes de la loa y del entusiasmo sobre la conducta del general Berenguer respecto a Monte Arruit. Al oírle, podría juzgarse que había sido una magnífica victoria. La caída de Monte Arruit fué un síntoma de la incapacidad y desorganización de un ejército que ha de mantenerse íorzosai-nente en la pasividad. Por eso, si la inacción no es censurable, es más para callada que para verter sobre ella todas las flores de trapo dé una retórica vieja. Reconocemos, sin embargo, que el Sr. Sánchez Guerra ha hecho dos afirmaciones loables, aunque diluidas de tal suerte en su oratoria, que es preciso sacudirlas mucho para que dejen ver sus enérgicos contornos. Una de ellas es que el Gobierno admitió la dimisión al general Berenguer para que no se diera el caso de un funcionario que discute sobre el Gobierno los asuntos de su función; la otra, que el Gobierno no hará uso de sus atribuciones cerca del Consejo Supremo, para dejarle en plena independencia. En resumen, no podía creerse que los oradores fuesen un general que hasta hace dos días conducía un ejército de 150.000 honibres para dar fin a un problema nacional de la importancia de Marruecos y el jefe de un Gobierno encargado de meditar la solucin En uno y otro lado se veía la nimiedad y la esterilidad elevadas a la quinta poten- Decimos mal; un momento hubo en que el general Berenguer aludió a esta etapa. "Me acusan—decía—de que he malgastado e! tiempo; hemos llegado a la línea del Kert. ¿Para qué se quería que llegáramos antes, si no íbamos a pasar de allí?" Y a la pregunta contestaba con esta otra: "¿Para estar más tiempo detenidos en ella?" La concepción militar, la estima del tiempo y del dinero que revelan estas palabras, explican la campaña posterior al desastre. Casi todo el discurso del general Berenguer se empleó en la lectura de su correspondencia con el Gobierno y con el desgraciado general Silvestre, los documentos negados al general Picasso y que, al fin, han Salido a la luz. No sabemos qué consecuencias pretendía extraer de ellos el general Be*'enguer. Si algo resulta es que en el año 1921 existía un plan para la toma de Alhucemas, que ese plan fué realizándose, que, al efecto, se ocuparon Sidi-Dris, Annual, Igueribeii, y que al mismo general Berenguer, Pi-eso por un temporal en el Peñón, le parecía de poca monta la operación sobre Alhucemas. Los informes que poseía el alto coi^ñsario eran optimistas, el general Silvestre «ra un hombre muy previsor, y la caída de Abarán no había tenido repercusión en el interior, y un ataque sobre Sidi-Dris no paJfecía serio ni impetuoso. El general Berenguer confesaba ayer tarde que él mismo había quitado importancia a la caída de Abai"án, que el general Silvestre consideraba un ei-ave golpe. Por lo menos, los documentos leídos demuestran desconocimiento de la situación de la zona. La pai-te final del discurso fué dirigida cia. He aquí ]o que dijeron algunas tos que ya serían conocidos, y sepcr,50iialida<les políticas: ría mejor apreciado su discurso. En la forma en que se desenJuicio del marqués de Alhu- vuelve la exposición de hechos del cemas general es difícil de seguir, y, por VA marqués de Alhucemas se ex- lo tanto, no se puede opinar. pi-esó en estos términos: —Discurso no hay. Se tratíi de El Sr. Alvarez (D. Melquíades) una lectura interesante de documentos. Falta lo más importante, E\ jefe de los refonnistas dijo: que es lo que sucedió en Annual. .—Ño puedo opinar nada más Hasta ahora- se ve que Silvestre que sobre la lectura, y esa está no hacía nada sin consultar con bien. Ahora, ¿ consacuencias que Berenguer. Vamos a ver qué ocu- yo saco de lo que va leído? Aunrrió luego. que sea algo duro lo que digo, creo que el general debió de ser El Sr. González Hontoria relevado antes. A juicio del Sr. González Hontoria, el discurso tiene extraordi- Un momento de gran interés nario interés y es preciso aguarEl discurso del general Berendar el ñnal. guer, aunque de gran interés, ado—Mientras no termine — agre- lecía desde el primer momento de gó—no puede formularse un jui- la monotonía que forzosamente cio de sóüda base. determina la lectura prolongada de documentos, por lo cual la CáEl general Aguilera mara iba poco a poco concediénEl general Aguilera habló a.«í: dole menos atención; pero en la —I¿a mayoría de los documentos segunda parte, después de la treme eran conocidos. Lo interesante gua que la impuso la fatiga, el consi.<?te en conocer las consecuen- general dirigió al presidente del cias que de ellos deduce el general Consejo una pregunta que proilujo hondo efecto en el salón de seBerenguer. siones: El Sr. Izquierdo Vélez —¿Qué piensa el Gobierno de Aseguraba este senador que lo la regularidad de su conducta único que demuestra lo que llevaba cuando mantiene a un general en leído era que ni Fernández Silves- jefe al frente de las fuerzas de tre ni Berenguer estuvieron capa- África, y al mismo tiempo ampacitados para hacer frente a las ra al Tribunal Supremo de Guerra y Marina para que procese a circunstancias. ese general ? El Sr. Alba Las palabras del Sr. Berenguer No les puedo decir nada cate- fueron acogidas con largos murgóricamente. I/O que ha debido ha- mullos, y llevaron a los ánimos el cer el general Berenguer es impri- convecimiento de que la situación mir todos esos documentos y re- del Gobierno es difícil ante una partirlos entre los senadores y los interrogación de esa índole. Desdiputados, para que fuesen conoci- de luego, se espera que el señor dos, y hoy hacer un discurso bre- Sánchez Guerra conteste al geneve, ligando entre sí los documen- ral Berenguer. Después de la sesión En los pasillos El general Alfáu Antes de que la sesión diera fin comenzaron a poblarse los pasillos de la Alta Cámara. La expresión reflejada en los rosti-os de quienes abandonaban el salón de ¡cesiones podía considerarse como unánime comentario: aburrimiento y decepción. No se había modificado el juicio de los que se habíáií áveñtiIrSdó a hablar durante el descanso. Aquellas opiniones fueron ampliadas en términos más o menos concretos. He aquí las que se foi^miularon: —Lo de hoy ha sido una vergüenza. Hay que reconocer que el Gobierno ha procedido en su actuación desconsideradamente con el general Berenguer. A mi juicio-^añadió — el jefe del Gobierno ha hecho muy mal con aplaudir al general Berenguer por no haber ido a Monte Arruit. ~ Si uor quería censurarle debió callarse; pero aplaudirle, nunca. El Sr. Cierva y el marqués de Cortina —Ha quedado demost f do de una manera palpable cjue Berenguer ha sido abandonado por el Gobienio al Consejo Supremo de Guerra y Marina, sobre cuyas decisiones es inútil que el Gobierno alegue ignorancia, porque tiene el deber y el derecho de conocerlas. Al ex ministro de la Guerra se aproximó el marqués de Cortina, y dijo: —Aquí hay otro acusado. Ya ha visto usted cuánta razón teníamos al robustecer la autoridad de! general en jefe. Además, aquello lo hacíamos a la luz del día y todos sabemos cómo se ha hecho esto de ahora. El marqués de Alhucemas —La sesión de esta tarde ha sido un Annual parlamentario. Por la mañana %la dinñsión de Berenguer J-a "Gaceta" publicó ayer el sil^iente decreto del ministerio de Justado: "A propuesta de mi ministro de Estado, y de acuerdo con el Con*ejo de ministros, Vengo en aceptar a D. Dámaso Berenguer y Fuste la dimisión que ^a presentado del cargo de alto «ortiisario de España en Marruecos, quedando satisfecho del celo, Inteligencia y lealtad con que lo *>& desempeñado. ,. Dado en Palacio a trece de ju«0 de mil novecientos veintidós." En Gobernación El ministro de la Gobeniación ''janifestó ayer mañana a los periodistas que todo el interés de la J'^niada política se hallaba reconcentrado en el Senado. El Sr. Puiiés, acompañado del "übsecretai-io, estuvo en el do"nicilio del gobernador del Banco *"* España, marqués de Lema, pa- ra darle el pésame por el fallecimiento de su esposa. En la Presidencia El subsecretario de la Presidencia dijo ayer mañana a los periodistas que el presidente había despachado con el Monarca, y puso a la ñrma un decreto de Guerra nombrando secretario del Consejo de administración del Colegio de Huérfanos de la Guerra al general Francés y Roselló, en substitución de D. Félix Maté. Añadió el Sr. Marfil que acaso hoy se firmará el decreto nombrando el nuevo alto comisai-io en Marruecos. / —Y usted, mi general-—inciuimó un periodista del ministro de la Guerra—, ¿también está conforme con el cuento del presidente? —^¿Qué cuento ha sido ese?— interrogó a su vez el general 01aguer. Y cuando se lo repitió otro periodista, el ministro movió la cabeza, y, sonriente, penetró en el salón de sesiones. Una frase del general Weyler Suspendida la sesión durante diez minutos, se animaron los pasillos, donde no menudearon los comentarios acerca de la primera parte del discurso de Berenguer. Cada cual reservaba su juicio, sin duda por no haberlo formado aún definitivamente. Si alguna impresión se exteriorizaba era la de aburrimiento. Cuando el general Weyler abandonaba el salón de sesiones fué interrogado por un periodista: —Mi general, ¿qué opina usted de esto? —¡Hombre, que es inútil!—repuso el general. Y recalcó:—Completamente inútil: y como aquí hace calor, me voy: solamente he de decir que la culpa es de los Gobiernos, que han aplaudido y adulado al general Berenguer; éste, por consiguiente, no merece censuras. El Sr. Prieto —No hay Gobierno. De berenguerista no puedo ser tachado; pero he de confesar que en este debate ha quedado bien el ex alto comisario y en situación lamentable el presidente del Consejo. A los in.sistentes requerimientos de los periodistas, dijo el diputado socialista: —Que viendo y oyendo a estos hombres, se explica que Abd-elKrim llegará hasta las puertas de Melilla y que no tomara la ciudad por estimar, muy acertadamente, que no convenía a sus intereses. El Sr. Goicoechea Consejo de ministros El Sr. González Hontoria Madrid, sábado 15 de julio de 1922 Atentado contra el prefecto Los ex alumnos de Policía de París de la Escuela de Guerra Desde que se ha hecho público el fallo del Supremo en ei pleito de los alumnos expulsados de la Escuela de Guerra, se viene diciendo en los periódicos que dichas alumnos se negaban a suscribir una carta expresiva de deseos cordiales y amistosos hacia sus antiguos compañeros de Arma. Resistiéndonos a creerlo, hemos procurado averiguar .si la noticia era cierta, y, efectivamente, no lo era; lejos de oponerse a esa cordialidad, los ex alumnos de la Escuela de Guerra entregaron ayer mismo la siguiente carta: «Madrid, 14 de julio de 1922. Sr. Presidente de la Comisión Informativa del Arma de Infantería. Nuestro respetado coronel: En el momento de hacer.9s pública la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, pero antes de volver a vestir el honroso uniformo del Arma do Infantería, nos complacemos en dirigir, por el autorizado conducto de V. S., un saludo de franca y sincera cordialidad a nuestros queridos compañeros de aquélla, así como de todo el Ejército. En repetidas ocasiones, desde el mes de diciembre de 1919 hasta la fecha, hemos demostrado a aquellos compañeros de nuestra Ai-ma qué el sentir de todos nosotros ha sido siempre el de reanudar con ellos antiguos lazos do afecto y cordialidad. Más explíatamente lo hicimos constar así en la carta que enviamos al Directorio del Arma en 1 de mai-zo do 1920, carta que en extracto liie publicada por la Prensa de Madrid dos meses después, y en la que decíamos a nuestros cbmpañeros que en ningún caso volveríamos al Arma contra su opinión, cualquiera que fuese el resultado de la demanda ante aquel Supremo Tribunal presentada. La sentencia de éste ha venido a coincidir con el acuerdo de la oficialidad de Infantería, que por mayoría grande—según nuestras noticias—ha mostrado su aquiescencia respecto a nuestra reintegración en el Arma. Mal corresponderíamos nosotros a esos sentimientos de afecto si no ratificáramos de la mancru más solemne y más leal los nuestros de siempre, tendiendo nuestros brazos a los queridos comjiañeros que, seguros estarnt», -ao« reciben con igual cordialidad es los suyoa. No puede verse en estas pala" bras nuestras sino el deseo muy sincero y muy noble de acabar de una vez para siempre diferencias que a todos perjudican, como perjudican en general a todo el Ejército, por cuyos prestigios somos los primeros llamados a velar y acabarlas con un abrazo fraternal en que se fundan nuestros sentimientos y se acerquen nuestros corazones. Reciba V. S., nuestro coronel, d respeto y la consideración de sus afectísimos subordinados.— Miguel M. Naranjo (rubricado).— José Coello de Portugal (rubricado).—Por ausencia, y en repreBentación de D. Antonio Roca y D. Fernando Ai-niches, José Coello de Portugal (rubricado).—Francisco Domínguez Otero (rubricado).—Luis Carranza de la Torre (rubricado).—Joaquín Alonso Garda (rubricado).—Por autorización y ausencia de D. Manuel García Saquero y D. Antonio Aymat, Joaquín Alonso (rubricado).—Por ausencia de D. Manuel Quesada y D. Ramón Mora, Miguel M. Naranjo (rubricado).—Luis de Lamo (rubricado.—Luis Montes (rubricado) .—Juan Priego (rubricado). Por no haber recibido contestación de los demás compañeros ausentes, por premuras de tiempo, sus firmas no pueden constar en esta carta." • • « Terminada la sesión del Senado, —En conjunto la sesión ha sido ¿Está claro que los ex alumnos se reunió el Gobierno en el desdeplorable. desean y hasta solicitan la cordiaLuego, el ex ministro maurista pacho de ministros, y celebró, Con- lidad? La muerte de la marquesa de hizo sejo. consideraciones acerca del Si se oponen, como se dice, a su Lema La reunión duró poco más de mecanismo jurídico en general pareintegración determinadas difiEn el despacho del presidente ra combatir la inhibición del Go- medía hora, y el Sr. Sánchez Gue- cultades, no se basarán éstas en la de la Cámara había acorda<lo el bierno en la actuación del Conse- rra se limitó a decir a los perio- actitud de los firmantes de la cardel Consejo con el general Mari- jo Supremo de Gueri-a y Marina. distas: —Hemos tenido un cambio de ta que acabamos de copiar. na que, al abrirse la sesión, haría El Sr. Bergamin Deseamos sinceramente que esimpresiones acerca del debate hauso inmediatamente.de la palabra Interrogado el ministro de Ha- bido en esta Cámara, y el Conse- tos XTimores no se confirmen y que el Sr. Sánchez Guerra, para expre- cienda sobre la supuesta dimisión jo me ha dado un voto de confian- haya terminado ya el ca'vario imsar la condolencia del Gobierno del general Olaguer, comentó así: za para que yo designe la perso- puesto a esos jóvenes militares, a El conde de Romanones quienes el Supremo ha hecho, po? por la muerte de la hija del señor —¡Bah, quién hace caso de esas I na que ha de ser nuevo coniisario fin, justicia. A pesar de que se había dicho Sánchez de Toca. 1 en Marruecos. que el conde de Romanones regre- En los alrededores del Se- cosas! saría a Madrid con el sólo propónado sito de escuchar el discurso que La ansiedad por escuchar "al el general Berenguer pronunciaría fante D. Carlos, actual capitán gaayer en el Senado, ayer mañana se general Berenguer había despertaImpresión desastrosa ñera! de Sevilla; por la tarde volsupo que el jefe del partido liberal do tal curiosidad, que destie las Ni el Gobierno, ni los militares?, \'ió a sonar el nombre del general diez de la mañana habíagente espermanecería en el campo. tacionada a la puerta de la tribu- ni los políticos salieron satisfe- Burguete, y anoche se dijo que la OTRA SUBCOMISIÓN QUE DEcombinación seria nombrar alto na pública. La afluencia aumen- chos del Senado. JA DE TRATAR CON LOS La sesión fué muy lamentabie comisario al general Aizpuru; jetó en tal proporción, que a las RUSOS para todos, singularmente para el fe del Estado Mayor Centra], a! tres de la tarde la "cola" daba que había de presidir la sesión, en LA HAYA 14 (10 m.) interés de España, y en tpdas las actual ministro de la Guerra, gela vuelta a la plaza de los MiSegún todas las probabilidades, ausencia del Sr. Sánchez de Toca. nisterios. caras se reflejaba una viva con- neral Olaguer, y ministro de la Guerra, al general Arráiz de Con- en la respuesta de !a Subcomisión Reserva del Sr. Sánchez GueEn los alrededores del Senado trariedad. de Créditos a la Delegación rusa Fué muy notada la inasistencia derena. se ven fuerzas de Seguridad y rra se declarará que es imposible condel conde de Romanones. Vigilancia. A las tres2 y veinticinco sonó Según opinión de muchos políti- El presupuesto de Marruecos tinuar Las conversaciones sobre la Ep el salón de sesiones no había la campana que anunciaba el cocos, el Gobiemo está muy quebranEl próximo lunes se discutirá base de las pretensiones sovietisun solo escaño desocupado. mienzo de la sesión. La lectura de los documentos tado, y será muy difícil que pueda en el Senado el presupuesto de ta.5. Tras del general Marina salie- por el general Berenguer es es- continuar, porque no ofrece solu- Marruecos. Se cree que la Conferencia dará ron del despacho presidencial el cuchada en medio de un silencio ciones para resolver el problema Con este motivo se reproducirá por terminadas sus sesiones el día jefe del Gobierno y los ministros imponente. el debate, y hablarán los señores 21 del actual, después de la redacda Marruecos. que allí se encontraban. Goicoechea, Maestre (D. Tomás) y ción y aprobación de los informes El nuevo comisario El capitán general Sr. WeyInterrogado el Sr. Sánchez Gue- 1er ocupó su escaño desde los priel marqués da Alhucemas. de las tres Siibcomisiones. Se cree que hoy quedará firmarra sobre la substitución del alto do el nombramiento de alto comi- ..íiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiK comisario, eludió la respuesta me- meros momentos. Leyó el general Berenguer to- sario; pero nada puede afirmarse diante el relato del cuento del baEN SEGUNDA PLANA turro que, al solicitar en la taqui- dos los documentos que se cru- aún acerca de la persona que haya lla de una estación un billete de zaron entre él y Fernández Sil- de .ser nombrada, porque—según ferrocarril, se negó a manifestar vestre, antes de que éste ocupa- se dice—no han transcurrido cuarenta y ocho horas después de hael punto adonde se dirigía, hacien- ra la posición de Monte Abarán. ber tenido que romper el decreio • « « do ante el expendedor este • m e n Durante el descanso que se con- nombrando al general Barrera. tarlo: Hasta mediodía se habló ayer de —¡Pues si no he querido decír- cedió al general Berenguer, las que, para evitar rozamientos, se conversaciones fueron muy animaselo a mi mujer, se lo voy a decir Folleíon por D. Nicolás M.** de Urgoili había pensado en nombrar al inda?:. a usted!...» Otras noticias La Conferencia de La Haya En el Senado Un cambio de impresiones Minutos antes de las tres llegó ^^ Senado el general Berenguer. ^ n i ó asiento en su escaño y, al ^oandonarlo, conferenció con el señor Cierva, que había llegado poco después que el general, y que, ^1 cruzarse con los periodistas, haWa eludido las preguntas de éstos. La entrevista entre los señores vierva y Berenguer duró hasta que 'a sesión dio comienzo. Durante la conversación el general fumaba nerviosamente. . .Al Senado habían llegado tam•^ién el vizconde de Eza, D. Melquíades Alvarez y otros muchos "iputados. El jefe del Gobierno y los ministros de la Guerra, de Marina y ^^ la Gobernación permanecieron T' el despacho del presidente de Cámara coa el general Mariaa, "EUROPA EN FERIÜEilTSCIOII" PERO LA AGRESIÓN IBA CONTRA MILLERAND PARÍS 14 (1 t.) Esta mañana, cuando el cortejo presidencial volvía de la revi.stu militar que con motivo del 11 de julio se ha celebrado en l^ongchamps, al atravesar la Aveni<la de los Campos Elíseos, un individuo hizo tres disparos de revólver en dirección del cocJie de! prefecto de Policía, Los proyectiles .se perdieron, y uno tan sólo fué a h e n r levemente cu el pecho a una mujer que se encontraba en la acera opuesta. S<; detuvo en seguida al agresor, a quien la multitud quiso ünoJiar, y fué conducido a la Comisaría del Gran Palacio. Se trata de un activo anarquista, llamado Gustavo Bonnet, conocido en los círculos comunistas por eJ nombre de "Juvenis". Ha sido secretario de la Federación de Juventudes comunistas, tiene veintitrés años tie edad- y habitaba en un hotel aíiiueblado de París. El agresor ha heího las siguientes declaraciones: "He (juerido hacer una manifestación disparando sobre el coche del presidente de la República; pero me he equivocado, y he tomado el coche del prefecto de Policía ¡x)r el de M. Millerand. He querido llamar la atención sobre el x'roletariado."' Mientras .sucedía esto, el público aclamaba con frenesí al presidente de la República, que no perdió ni un momento su semblante sonriente, y que ordenó que su m.antuvicra normalmente el orden hasta que el cortejo llegara al Palacio del Elíseo. Al bajar de! codic, M. Millera:;-'. felicitó al nuevo prefecto de Policía- por haber salido sano y .salvo de este atentado, y el prefecto le contestó sonriendo: "¿Qué quiere usted, señor presidente? Era preciso que el nuevo prefecto rpeibiera el bautifsmo de ñieer)." (Radio.) LO OUE DIJO BEREKGUER LA HUELGA DE BILBAO REGISTRO DOMICILIARIO. • DECLARA LA HOSPEDER.\ DEL AGRESOR PARÍS 15 (9 n.) Los Sres. Ju.schard y Faraly han practicado un registro en el doaiicilio del anarquista autor del atentado frustrado a¡ presidente de 1« República. La o¡>cración no dio ningún resultado, y los magistrados se retiraron con ¡ilgunos papeles y ejemplares de diferentes folletos de propaganda anarquista. I^a dueña de! hotel donde vis'ía el agiresor ha declarado: "Era ua buen muchacho, que pagaba rcgulamiente su mensuálida<l. Algo taciturno, nunca nos dirigía la pa'abra." (Radio.) Las fuerzas de La censura, enemiga del trabajo choque BILBAO 14 (12 n.).—-E! asunHace pocos día:, publicamos unas amplias declaracioiicii de i general Berenguer acerca del iiasado, el porvenir y el presente de Marruecos. En ellas se hacían afirmaciones, a las que tenemos graves reparos que oponer. Calculaba el ex alto comisario nuestras actuales fuerzas de choque en 14.000 hombres, y, para este cáicxúo, soOamente eran tenidas en cuenta las tropas del Tercio y la* de Regulares. O la afirmación no es exacta, en cuyo caso los i'csultados obíeni<los son escasos y mezquinos, o refleja una realidad, tuyas consecuencias son poco satisfactorias para el prestigio del alto mando. Bn una campaña ofensiva, las bajlag lio se piwliicen en la retagtiámíá. y la' estadística general demuestra de manera irrefutable que, de los mil muertos y cuatro mil heridos que arroja el balance de la campaña actual, sólo pertenecen al Tercio y Regulares trescientos muertos y mil heridos. Las restantes bajas, esto es, setecientos muertos y tres mil hei-idas, las han sufiñdo exclusivamente las fuerzas peninsulares, y, entre ellas, el máximo honor corresponde a los batallones en los cuales la proporción de soldados de cuota era mayor. Pero demos por supuesto que las estatlísticas y las madres de familia se eciuivocan. ¿ Es que después de sostener durante un año a cien mil hombres con las armas en la n:ano, puede dolei'se un general en jefe de no tener soldados? Nuestra ignorancia en cuestiones militares nos hacía suponer que la escuela más eficaz para la formación del soldado era la vida de campaña. Pero tal vez nuestra intuición sea tan falaz como las falaces estadísticas. -^ LA SITUACIÓN EN RUSIA En algunas regiones la mortalidad es del 50 por 100 GINEBRA 14 (9 n.) Un delegado del doctor Nansen, tiue ha efectuado un viaje de investigación por Crimea, envía un telegrama, según el cual, el día 1 de junio el número de hambrientos era de 370.000, entre olios 185.000 niños. La situación a fines de junio había mejorado, auncjue muy poco, a causa de la disminución de la población, motivada por la mortalidad, y también merced al desenvolvimiento de la obra local de socorros y de los primeros productos alimonticios del estío. Cerca de 100.000 niños y 60-000 adultos han .sido avituallados por los recursos locales y offas medidas que han adoptado las organizaciones de socorros. La mortalidad por causa de! hambre en ciertas regiones alcanza al 50 por 100, y en muchas poblaciones ©1 vecindario ha sido exterminado por completo. (Fabra.) OTRA INFORMACIÓN ENCARGADA POR EL DOCTOR NANSEN GINEBRA 14 (10 n.) E! Sr. Jean de Lubcrzac, perito económico enviado recientemente por el doctor Nansen a Ukrania, acaba de publicar un informe notabüí.sinio acerca de !a situación de !a industria minera en la cuenca del Donetz. "Las minas—dice—son explotadas febrilmente, y a vecas en de> trimeinto de su buen estado, pues el principal objeto es extraer tanto carbón como sea posible. Se ha acumulado un ".stock" de más de un millón de toneladas de antracita y de más de 100.000 de hulla. Aún no se han adoptado medidas para transportar y vender esta euonne i-eserva, que aumenta diariamente." íFaJjra.) to del día sigue siendo el de los metalúrgicos No se .sabe ,1o que haya acordado el Comité de huelga El gobernador que probablemente, si no hay asamblea mañana o pasado se llaí> mará al trabajo el lunes o el martes. » ** A', ele la K.—I^a censura nos .sorprende interviniendo cuando nos transmiten noticias de una huelga que se viene desarrollando con tran<iui!iüad, y, precisamente, como puede verse, cuando nuestro corresponsal nos habla de qvie es posible que el lunes o el martes .se pongan los anuncios en las fábricas llamando a los obreros al ti-abajo. -• Í B S «(«« BO le pwreeo bien al censor qae se llame a los obreros al trabajó? Hasta ahora podía observarse que la censura intervenía para evitar la transmisión de notioias que el Gobierno consideraba graves; le estaba resei-vado a este Gobierno la mutilación de noticias do llamamiento a la normalidad y a la concordia. Esto es: la censura revolucionaria. Catástrofe ferroviaria en Francia TRES MUERTOS Y NUMEROSOS HERIDOS PARÍS 14 (9 n.) E! tren procedente de Ecouen, y (¡ue debía llegar a la estación del Norte, de París, por e! viaducto, ha descarrilado a consecuencia da una rotura de los enganches. El tren se separó por la mitad. Los vagones unidos a la locomotora continuaron .'^u camino, mientras que los demás fueroo » chocar con las columnas que sostienen el viaducto. Inmediatamente se dieron érdenes a la estación del Norte para prestar auxilio a los pasajeros. Se han retirado 28 heridos, algunos muy graves, y tres muertos. Se cree que hay más heridos. (Radio.) EN CHICAGO Veinticinco mil obreros ferroviarios a la huelga CHIC.4G0 14 (8 n.) Veinticinco mil obreros metalúrgicos que trabajan en los tallere» ferroviarios han recibido la atémn de ponerse en huelga el día 17 próximo. (Fabra.) GUIA DEL LECTOR ilor, a las once de la mañana, en la Tg-leí-Li I^ontlflel» (calle de San Justo), funeral por 1). Francisco .lavier Suárez V-«itirailla, subdito ecuatoriano y alférez honorario de Caballería española. —A las Biela tle la tarde, en la Kycuela Nueva, conlinuacióii da la asamblea del Sindicato de periodista». —A la misma hora, en la C.isa del Pueblo, reunión dol Sindícalo de Artes Blanoas. •—A las nueve de la noche, en la Kscuela Nueva, reunión da la Sección de dependientes do viuoa y licores del Sindicato de la Alimentación. —A las doce, en la Casa del Pueblo, reunión de la Unión de • 'ondiK'toros de Carruajes. . -«i,.iiuatLj¡i.iJL-.i..m