HISTORIA_DE_ABRAHAM - Jesus Salva mi Familia

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HISTORIA DE ABRAHAM
ADVERTENCIA:
Es una historia comentada según hechos de la Escritura y según aspectos que el autor vio en la
oración.
Vamos al Antiguo Testamento para conocer las raíces más remotas de la vida de Jesús y el
sentido de sus enseñanzas en el Nuevo Testamento, como dice San Agustín: “Novum in Verteré
late et in Novo Vetus patet” (“El Nuevo está escondido en el Antiguo, y el Antiguo se manifiesta
en el Nuevo”) San Agustín, Quaestiones in Heptateuchum, 2, 73 (PL 34, 623).
Se ha tratado hacer de lado los “elementos imperfectos y pasajeros” para sólo quedarnos con
las enseñanzas de la pedagogía divina del amor salvífico de Dios, como lo recomienda el
Concilio Vaticano II, Dei Verbum, n. 15
Pero los detalles iluminados con la luz de la oración no cambian la esencia del mensaje, sino lo
que lo hacen más vivo y enriquecedor, precisamente para una mayor amenidad y comprensión
de la Palabra de Dios. –
Se narran los acontecimientos del actuar de Dios y la respuesta de los hombres, no como una
historia que se pierde en el pasado, sino como hechos prácticos para vivir en el presente, para
sacar de ellos conclusiones válidas para el día de hoy.
Vamos a la Escritura para conocer la vida nuestra y la de Dios, que es lo que en realidad nos
interesa.
LA COSA COMENZÓ ASÍ
Cómodamente había pasado Abraham sus primeros setenta y cinco años en la casa de Teraj,
su padre.
Solamente hubo un traslado: de Ur, ciudad natal de Abraham, su padre se dirigió al norte del Río
Éufrates para establecerse en la ciudad de Jarán. No fue para Abraham un desacomodo sino
una mayor comodidad.
Abraham era un hombre ganadero muy normal y muy corriente, dedicado al cuidado de sus
vacas, ovejas, bueyes y camellos. Del manejo de animales sabía mucho Abraham.
Dios no escoge superhombres para llevar a cabo sus extraordinarios planes sino gente sencilla;
en el caso de Abraham, un rudo ganadero que más sabía de animales que de Dios; pero llevaba
graba en su corazón la Ley divina, con la cual nace cada hombre, y a la cual había sido fiel.
Abraham tenía dos hermanos: Najor y Aram. Gn 11, 27
A su avanzada edad, 75 años, ya pensaba Abraham que sus días en la tierra venían tocando fin.
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Abraham había hecho hasta el momento lo que debía: Evitar el mal y hacer el bien; lo cual lo
constituía apenas en un simple: “Siervo inútil”, porque hacía lo que todo hombre debe hacer.
Una tristeza escondida guardaba el corazón de Abraham: ¡no tener un hijo a quien dejarle sus
riquezas! El fruto de su trabajo tenía que dejarlo al mayordomo Eleazar. ¡Tanto esfuerzo para
nada! -pensaba el corazón de Abraham.
Pero setenta y cinco años fueron sólo para Abraham el comienzo de su larga vida.
Le faltaban a Abraham cien años más para llevar a cabo la misión que Dios le había
encomendado desde toda una eternidad: “Abram vivió ciento setenta y cinco años” Gn 25,7. Y
en ese entonces los años no eran más cortos que los años nuestros, porque ya se media el año
por la vuelta de la tierra alrededor del sol.
Setenta y cinco años no son nada cuando aún faltan cien, se puede decir en el caso de
Abraham. Corta es la vida presente cuando aún falta por vivir la eternidad, podemos decir en
nuestro caso, que es lo que en realidad nos interesa.
Abraham, pensaba que su existencia en el futuro no tendría cambio alguno. Su esposa era
estéril, ya él se había resignado a no tener hijos y a dejarle su herencia al mayordomo.
Dios que conoce los corazones, vio el corazón de Abraham lleno de fe. Dios primero probó la fe
y la paciencia de Abraham, por espacio de setenta y cinco años y Abraham siempre confió en
Dios.
Pero después de esto seguirá Dios con duras pruebas para confirmar la fe de Abraham; y
Abraham pasó todas las pruebas. Esto es lo que a Abraham lo hace un hombre distinto de
muchos otros y ejemplo para todos: el pasar todas las pruebas. Pero no importa que tú hasta el
momento no hubieses pasado todas las pruebas; lo importante es prepararte desde hoy para
pasar la última.
Dios cambió radicalmente el rumbo de la vida de Abraham y le prometió llenarlo de hijos. Pero
Dios, en la vida terrena de Abraham, sólo le permitió que sus ojos vieran dos hijos: Ismael, el
hijo de la esclava Agar, e Isaac, de Sarai; desde la eternidad Abraham después miró los otros:
“numerosos como las arenas del mar”.
Abraham creyó que su existencia no terminaría con la muerte y que después de ella vería
realizado lo que Dios le había prometido.
DEJA TODO
Abraham, recibió de Dios el mandato de dejar la tierra de sus padres y de seguir las
indicaciones del Señor, que tenía otros planes para él: “Sal de la tierra de tu padre para la tierra
que yo te indicaré” Gn 12,1 Segunda desacomodación.
Sal para la tierra que Yo te indicaré, dijo Yahvé. La tierra escogida por Yahvé para Abraham era
la región de Canaán, muy lejos de la casa paterna.
El viaje era una aventura larga y peligrosa en la que Dios metió a Abraham, como largos y
peligrosos son los planes del Señor; pero con Dios lo largo se soporta con paciencia y el peligro
se enfrenta con la seguridad de la victoria.
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No escogió Yahvé la tierra de Canaán para evadir la cercanía de la corrupción de Nínive, porque
en la tierra de Canaán estaban las ciudades malditas de Sodoma y Gomorra, las cuales
destruyó la ira de Dios.
Yahvé escogió para su pueblo la tierra de Canaán “porque le dio la gana”, que es la razón más
sobrenatural que podemos encontrar. Pero Canaán es una región costea del Mar Mediterráneo,
y a través del mar, miles de años después se extenderá la Palabra de Dios, por medio de los
discípulos de Cristo, por todo el mundo conocido. Por este mar viajará Pablo prisionero a Roma
para predicar el Cristianismo, y luego lo hará Pedro, para ambos dejar allí su sangre.
Abraham, creyó en Dios, al creer confió y al confiar obedeció; por eso él es llamado el padre de
la fe, porque Abraham siempre obedeció al Señor.
Fe no es creer en Dios, porque en Dios también creen los demonios. Fe es creerle a Dios,
dejarlo todo y seguir tras de sus pasos. Eso fue lo que Abraham hizo; esto es lo que Dios quiere
de ti, y de todos los hombres de la tierra; esto en realidad no es nada raro, no es más que vivir el
primer mandamiento de la ley de Dios: amar a Dios por encima de todos y de todo.
Pero como son tan pocos quienes viven de verdad el primer mandamiento de la ley de Dios, la
historia de Abraham aparece ante los ojos de los hombres cosa extraña, la vida de un ser que
hoy parece extra terrestre.
Quizás tú y yo no nos creamos capaz de matar al hijo, como en realidad en su corazón lo hizo
Abraham, pero eso es lo que Dios sigue pidiendo a todos los hombres de la tierra:
desprendernos de lo que más amamos para entregárselo al Señor. “Donde está tu tesoro está tu
corazón” y Dios quiere ser el único tesoro de nuestro corazón.
Desempolvamos las páginas del Libro de los libros, la Escritura, no para conocer cosas teóricas,
sino para aprender a vivir, como se debe vivir. “Yo he venido para que tengáis vida y vida en
abundancia”, dijo Jesús.
Cuando Dios llama, lo primero que pide es dejar la casa paterna y desprendernos de lo que más
amamos, para ir en pos de la misión que Él nos ha puesto. Miles de años más tarde de
Abraham, lo confirmó Jesús: “El que ama a sus padres o a sus hijos más que a Mí, no es digno
de Mí”. Mt 10,37
Quien quiere hacerse digno de Dios tiene que estar dispuesto a hacerse indigno de los hombres.
Jesús dirá: “Nadie puede servir a dos señores”. “Quien no está conmigo está contra mí”. “El que
conmigo no recoge desparrama”.
Yahvé le prometió a Abraham, si obedecía, hacerle un gran pueblo, llenarlo de bendiciones,
engrandecer su nombre y protegerlo:
“Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan”, dijo Dios, y además
agregó, que por Abraham serían bendecidas todas las familias de la tierra. (Cfr. Gn 12, 2-3)
Por un hombre de fe Dios bendijo a todas las familias de la tierra: Por Jesucristo, el Padre Dios
ofreció el perdón a todos los hombres de la tierra.
Quien bendice a un instrumento de Dios y le hace el bien, recibe de Dios la bendición y con ella
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todo bien; pero quien osare maldecir a un instrumento del Señor y hacerle el mal, la maldición
de Dios y todo mal recaerá sobre él.
Dios escogió un matrimonio de ancianos estériles: Abraham y Sarai, que no puede tener hijos,
para sacar de él millones de hijos.
Así actúa Dios, para demostrar su omnipotencia: Dios escoge un árbol estéril para sacar de él
millones de semillas que han de fecundar con su Palabra al mundo entero.
A Dios le gusta hacer prodigios con las piedras desechadas por los hombres, y con bolsas de
basura, para que se note que el que actúa es Él.
La promesa, que Dios le hizo a Abraham, no es algo que ocurrió en un pretérito remoto y que no
volverá a suceder, sino que sigue vigente hoy; y Dios la hace presente para todo aquel que
recibe una misión de Él y la obedece: ¡Dios hace fecundo el vientre estéril de aquellos que Él
ama!
Dios está dispuesto a depositar de nuevo sus tesoros en las bolsas de aquellos que se dejen.
EN TIERRA DE CANÁN
Abraham llegó a la tierra de Canán con su esposa, con su sobrino Lot, y todos sus siervos que
cuidaban sus ganados. Lot era hijo de Aram, hermano de Abraham. Gn 11,27
Lot quiso acompañar a Abraham en la misión que Dios le había puesto. Lot no quiso dejar partir
solo a su anciano tío hacia una región desconocida.
Dios llenará de bendiciones a Lot por haber acompañado a un instrumento suyo.
LA TIERRA CANANEA
Dios le prometió a Abraham: “A tu descendencia daré yo esta tierra” Gn 12,7 Pero “esta tierra
estaba habitada por los cananeos y fereceos” Gn 13,7
Unos seiscientos años después, cuando los hombres de Moisés vieron esta tierra prometida por
Yahvé para su pueblo, se llenaron de temor porque los habitantes de allí eran gigantes. Pero
Abraham había creído, que con el poder de Dios se podía conquistar.
Varios siglos más tarde de Abraham, Jesús llamó a los de la tierra cananea: “perros”, a los
cuales no era debido darles el pan de la mesa de los hijos; pero Jesús encontró una fe grande
en la mujer cananea, e hizo el milagro que ella le pidió: curar su hija.
En Caná de Galilea, Jesús elevó el contrato matrimonial que contraían los judíos a la dignidad
de sacramento. “Sacramento grande en Cristo”; lo llamará más tarde Pablo.
En Caná de Galilea a petición de su Madre, Jesús convirtió el agua en vino.
En Caná de Galilea, María, la Madre de Dios, nos dejó a todos los hombres de la tierra su único
consejo:
“Haced lo que Él os diga”
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En Caná, en la tierra que Yahvé prometió darle a Abraham, Jesús se lanzó a su vida pública y
anticipó su hora a petición de su Madre.
LOS EGIPCIOS SE ENAMORAN DE SARAI
Abraham bajó a Egipto y dijo a Sarai su mujer,”Mira que tú eres mujer muy hermosa y cuando te
vean los egipcios van a decir “es su mujer”, y me matarán a mí y a ti te dejarán con vida; di,
pues, te lo ruego, que eres hermana mía, para que así los egipcios me traten bien por
admiración contigo, y por amor de ti salve yo mi vida” Gn 12,13
Abraham no mentía, porque Sarai era hermana media suya, hija de su padre, pero no de su
madre; Dios se la había dado por mujer. (cfr. Gn 20,12)
Efectivamente sucedió lo que Abraham presentía. Los egipcios alabaron mucho a Sarai, que
aunque era diez años menor que Abraham, seguía siendo bella a sus sesenta y cinco años, y
fue llevada al palacio del faraón. “A Abraham lo trataron muy bien por amor a ella, y le dieron
ovejas, ganados, asnas y camellos”. Gn 12, 16
INTERVIENE YAHVÉ
Dios al ver que a la esposa de un instrumento suyo, la había secuestrado el faraón, para hacerla
esposa suya, “afligió con grandes plagas al faraón y a toda su casa, por amor a Sarai” Gn 12,17.
Igual pasó con los hijos de Abraham, unos seiscientos años más tarde, cuando Yahvé afligió con
grandes plagas al faraón de Egipto para que diera libertad al pueblo de Israel.
El faraón se dio cuenta que Sarai era la esposa de Abraham, y que las plagas se debían a que
él se había apoderado de Sarai.
El faraón llamó a Abraham y le dijo:
”¿Por qué me has hecho esto? ¿Por qué no me dijiste que era tu mujer? ¿Por qué dijiste que
era tu hermana, y por eso yo la tomé cómo mujer?” Gn 12,18-19
Entonces el faraón le dijo a Abraham:
“¡Ahí tienes a tu mujer, tómala y vete!” Gn 12,20
Abraham salió de Egipto con su mujer, sus criados y todos lo suyo.
Seiscientos años más tarde, el pueblo de Israel, comandado por Moisés, también salió lleno de
riquezas donadas por los egipcios. Con el oro de los egipcios se construyó el Arca de la Alianza;
pero los egipcios siguieron sin creer en Dios.
El Padre Dios cuida de tal forma a sus instrumentos, que no permite que se pierda nada de lo de
ellos. Abraham salió de Egipto con mucho más de lo que allí llegó: “Era Abraham muy rico en
ganados, en plata y oro” Gn 13,2
SEPARACIÓN DE ABRAHAM Y LOT
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“También Lot, que acompañaba a Abraham, tenía rebaños, ganados y tiendas, y la región no les
bastaba para habitar juntos por ser mucha la hacienda de los dos, y no podían vivir en un mismo
lugar. Además los pastores de Abraham y Lot se peleaban” Gn 13,5-7
Entonces Abraham le propuso a Lot evitar futuros problemas entre los dos y entre los pastores
de los dos, y que lo mejor sería que los dos se dividieran hacia otros lugares.
Lot escogió toda la hoya del Jordán, enteramente regada; era como un paraíso de Yahvé, antes
que Yahvé destruyera a Sodoma y a Gomorra.
Abraham se quedó en la tierra de Canán y Lot habitó en las ciudades de la hoya del Jordán,
asentando su tienda hasta los límites de Sodoma, pero:.“Eran Los habitantes de Sodoma malos
y pecadores ante Yahvé en muy alto grado” Gn 13,13
PROMESA DE YAHVÉ
Cuando Lot se separó de Abraham, Yahvé le dijo a Abraham que alzara sus ojos y que desde el
lugar donde estaba mirara por todas partes. Que toda la tierra que alcanzase a divisar se la
daría a él y a sus descendientes para siempre.
Yahvé le prometió a Abraham que haría su descendencia tan numerosa como el polvo de la
tierra.
Yahvé le infundió a Abraham una gran confianza en Él y le dijo: “Levántate y camina por la
tierra, a lo largo y a lo ancho, pues a ti te la he de dar” Gn 13,17
Así deben caminar por el mundo, a lo largo y a lo ancho, los hijos de Dios, llenos de confianza
en Dios, porque la tierra que los hombres pisan es de Dios y a sus hijos la ha prometido dar en
heredad.
Todo lo de los hijos de Dios se reduce a pedir: “Pídeme y te daré las naciones en herencia” Sal
2,8 Jesús, miles de años después de Abraham, nos dejó dicho: ”Pedid y se os dará”
“Levantó, pues, Abraham sus tiendas y se fue habitar cerca de Hebrón, y allí alzó un altar a
Yahvé. Gn 13,18
LOT CAE PRISIONERO
Sodoma y Gomorra fueron atacadas y vencidas. Lot, que habitaba cerca de Sodoma fue cogido
prisionero. Abraham armó entre sus hombres un ejército de trescientos dieciocho hombres y
“persiguió a los aprehensores, los derrotó y recobró todo el botín y a Lot, con toda su hacienda,
mujeres y pueblo.” Gn 14,14-15
BENDICIÓN DE MELQUISEDEC
Cuando Abraham regresaba victorioso del combate, salió al encuentro de él el rey de Salem
(Jerusalén), el cual a la vez era sacerdote de Elyon, que significa: Dios Altísimo.
El rey, Melquisedec, sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino y bendijo a Abraham diciendo:
“Bendito Abraham del Dios Altísimo, el dueño de cielos y tierra.
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Y bendito el Dios Altísimo que ha puesto a tus enemigos en tus manos” Gn 14, 18-20
La Iglesia le dirá a Jesús años más tarde: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de
Melquisedec. El sacerdocio de Melquisedec, que ofrece pan y vino, es un anuncio del
sacerdocio de Cristo, que transformó el pan y vino en su Cuerpo y en su Sangre.
Abraham, le dio a Melquisedec como tributo, el diez por ciento de todo el botín de guerra que
Dios le había concedido en la victoria.
Desde este momento se volvió costumbre, entre los hombres de fe, el devolver a Dios el diez
por ciento de todos los ingresos que provienen del fruto del trabajo, como gratitud a Dios que da
el trabajo y el fruto.
Pero hay otros hombres, sus llamados, escogidos, a los cuales Dios les pide, no el diez por
ciento sino todo, como hizo Jesús con el joven rico: “Vende todo cuanto tienes y dáselo a los
pobres, y ven y sígueme”
EL REY DE SODOMA
También Salió al encuentro de Abraham para celebrar la victoria, el rey de Sodoma y le dijo a
Abraham, que le devolviera del botín de guerra, solamente la gente de su pueblo; pero que se
podía quedar con todas las riquezas y ganados que los enemigos habían logrado arrebatar del
pueblo de Sodoma.
Abraham, que ponía su confianza en Dios y no en los hombres, le respondió al rey de Sodoma
que le devolvería absolutamente todos los tesoros que los enemigos habían tomado de
Sodoma, y que Abraham había recuperado, “para que no digas tú que yo enriquecí a Abraham”
Gn 14,23
Abraham devolvió todas las riquezas al rey de Sodoma. Sabía Abraham que Sodoma era un
pueblo infiel a Dios, y no quería conservar nada que les perteneciese a los enemigos del Señor,
porque lo consideraba contaminado y podría traerle maldiciones del Señor.
Sodoma era el prostíbulo de los homosexuales de todas las ciudades de la época.
YAHVÉ HABLA CON ABRAHAM
Habló Yahvé en visión a Abraham y le dijo:
“No temas: Yo soy tu escudo. Tu recompensa será grande” Gn 15,1
Cuando Dios habla a Abraham, lo primero que lo invita es a no abrigar temor alguno. Jesús
también lo dijo: “No temáis”
Yahvé le dice a Abraham cual es el motivo para no tener miedo: Yo soy tu escudo protector.
Que tengan miedo los que no cuentan con la protección de Dios.
No solamente no hay que tener miedo, sino además estar lleno de esperanza, porque quien
confía en Dios, espere una grande recompensa.
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Abraham aprovechó la presencia de Dios para desahogarse y pedirle. Para eso sirve un buen
papá rico: para contarle nuestras penas y para que nos dé de sus riquezas
Abraham le dijo a Dios que él no necesitaba de riquezas en la tierra porque ya estaba viejo y no
tenía hijos a quien dejar todos sus tesoros. Se lamentó Abraham de tener que dejar toda su
herencia a “ese damasceno Eliezer”; aquí Abraham metió la cuña:“cómo tú, Señor, no me has
dado descendencia será mi criado quien me herede” Gn 15,2-3
Pero enseguida le respondió Yahvé:
“No te heredará ese damasceno Eliezer; al contrario, uno salido de tus entrañas te heredará” Gn
15,4
Luego Dios sacó a relucir su omnipotencia:
Yahvé hizo salir a Abraham fuera de la casa y le dijo que observara el firmamento de la noche y
le pidió:
”Mira al cielo, y cuenta si puedes las estrellas; así de numerosa será tu descendencia” Gn 15,5
Abraham, como siempre creyó en Yahvé. Y Yahvé, como siempre, consideró la fe en Él, como
suficiente pago “Abram creyó en Yahvé y le fue reputado por justicia” Gn 15,6
YAHVÉ ANUNCIA LA ESCLAVITUD DE EGIPTO
Dios a sus instrumentos predilectos que lo siguen les anuncia el futuro de sus hijos, para que
nada los coja de sorpresa, ni siquiera en la eternidad. Le anunció que sus hijos estarán en
esclavitud; pero sólo por cuatrocientos años:
“Haz de saber que tu descendencia estará en servidumbre y la oprimirán por cuatrocientos años;
pero yo castigaré al pueblo que la oprimirá y saldrá de allí con mucha riqueza. Volverá tu
descendencia cuando se haya terminado la maldad de los habitantes de esta tierra, los
amorreos.” Gn 15,13-16
No fue suficiente la destrucción de todos los hombres de Sodoma y Gomorra, para que quedase
destruida la maldad de estos pueblos amorreos, y Yahvé para proteger a su pueblo de la maldad
de la homosexualidad de los amorreos, permitió que su pueblo, Israel, estuviese esclavizado en
tierra extraña por espacio de cuatrocientos años.
Los Israelitas pensaron que la esclavitud era un castigo; pero la esclavitud fue una protección de
Dios para su pueblo escogido, los hijos de Abraham.
EL HIJO DE LA ESCLAVA
Abraham compartió con su esposa y confidente las promesas del Señor:
“grande será tu descendencia”.
Sarai creyó que su marido a los cien años aún era fecundo. Pero no estaba en sus cálculos que
también ella, en su ancianidad, podría ser fecunda; hasta ahí su mente no llegaba.
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A Sarai entonces se le ocurrió una idea loca, que hacía parte de las malas costumbres de la
época, y que ya estaba prevista en la legislación civil vigente, en el código de Hammurabi, que
decía que si el marido no tuviese hijo de la esposa, podría tenerlo con la esclava. Era la época
en el cual el ser humano era considerado mercancía, menor que un animal.
El código de Hammurabi no tenía la fornicación ni el adulterio del varón como delito. Y hay
tontos que afirman que los Diez mandamientos no los dio a Moisés sino que salieron del código
de Hammurabi.
Sarai en un gesto de desprendimiento y generosidad para colaborar con los planes de Yahvé,
pensó en su esclava predilecta: Agar; para que fuese esposa momentánea de su marido. Que
una mujer adúltera, le diese un hijo a su marido, y así poder cumplir con los designios del Señor.
Agar, la esclava egipcia de Sarai, quedó encinta de Abraham.
CONDUCTA DE LA ESCLAVA
La esclava, al verse encinta de su amo y señor, cambió de actitud para con su señora y ama; ya
no era la esclava humilde y dócil sino que se volvió arrogante. “¡No hay peor arrogancia que la
de la esclava que se le da poder!”, dice más adelante la Escritura, confirmando este caso.
Una vez que Agar se supo encinta de Abraham, la eslava “miraba con desprecio a su señora”
Gn 16,14.
Este fue el castigo que recibió Sarai, por permitir que su marido tuviese una relación
extramatrimonial, en adulterio. La esclava se convirtió en un dolor de cabeza para Sari. ¡El que
inocentemente peca, inocentemente se condena!
Sarai corrigió a la esclava, y Agar huyó de su presencia. A la esclava, “la encontró un ángel de
Yahvé junto a la fuente del desierto” Gn 16,7
El ángel dijo a la esclava que volviera a su señora y que fuese humilde: “humíllate bajo su mano”
Gn 16,9
El ángel le advirtió a la esclava que su hijo sería como un onagro, es decir, como un asno
salvaje, indómito, rebelde. Los onagros a la vez tienen temperamento de nómadas, porque no
hallan paz en tierra estable.
Así es el carácter de los hijos concebidos en relaciones extramatrimoniales, de una pareja que
Dios no ha bendecido con el santo sacramento del matrimonio: como onagros, como potros
salvajes, difíciles de educar y no sientan cabeza en ninguna parte.
Como sus padres no obedecieron a las leyes de Dios, parece que estos hijos del adulterio y
fornicación, como que naciesen con el germen de la desobediencia y rebeldía, como onagros.
Agar dio a Abraham un hijo y lo llamó Ismael.
DIOS SE LE APARECIÓ A ABRAHAM
Yahvé le dijo a Abraham: “Yo soy EL-Saddai” Gn 16,1 Esto significa, Dios Omnipotente, Dios fiel
que cumple lo que promete.
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Yahvé continuó su mensaje a Abraham, no sólo para Abraham sino para todos los hombres de
la tierra:
“CAMINA EN MI PRESENCIA Y SÉ PERFECTO” Gn 17,1
Significa que todos los hombres de la tierra debemos caminar en presencia del Señor; y que si
actuamos así, seremos santos, es decir perfectos.
El alcanzar la perfección, no es un simple consejo bonito, sino un mandato de Dios. Jesús lo
repitió, mucho más tarde en plan imperativo: “Sed perfectos como perfecto es vuestro Padre
celestial”.
Jesús puso la meta de santidad muy alta: como la santidad de nuestro Padre celestial.
Si Dios manda a los hombres ser santos, es porque Él nos ha dado todos los medios para
alcanzar la santidad, cada uno en el lugar que habita y en el estado que le ha correspondido.
La santidad es un mandato de Dios para todos los hombres de la tierra y una condición
indispensable para entrar en el reino de los cielos. Solamente al que “ha sido fiel”, esto es al que
ha sido santo, “se le dará la corona de la vida”, dijo el Señor (cfr. Ap 2,10)
GUARDA MI PACTO
“Ya no te llamarás Abraham sino Abraham, porque Yo te haré padre de una muchedumbre de
pueblos” Gn 17,5
Continuó Yahvé con sus Palabras:
“Tú guarda mi pacto” Gn 17,9
El pacto que Yahvé estableció por medio de Abraham con todos los hombres de la tierra, fue
que todo hombre llevase una señal, para poder ser salvo.
La señal del Padre Dios en el Antiguo Tiempo, antes de la venida de Jesús, fue que todo varón
debería ser circuncidado. La nueva señal del Nuevo tiempo, la que dio Jesús, fue el Sacramento
del Bautismo, que borra el pecado original, nos hace hijos de Dios y herederos de su gloria, e
infunde en nosotros el germen de las virtudes sobrenaturales.
Quien guarde el pacto de las promesas del Bautismo, y permita que en él crezcan las semillas
de los dones y frutos del Espíritu Santo, heredará la gloria eterna. “Al que venza y al que guarde
hasta el fin mis obras, le daré potestad sobre las naciones” Ap 2,26
También Yahvé dijo a Abraham: ”Sarai, tu mujer, no se llamará ya Sarai, sino Sara, pues la
bendeciré, y te daré de ella un hijo, a quien bendeciré, y engendrará pueblos, y saldrán de él
reyes de pueblos” Gn 17,15-16
De la descendencia de Abraham y de Sara, después salió José, vice-faraón de Egipto, muchos
cientos de años después nació David y miles de años después de Abraham nació Jesús.
Dios no retarda sus promesas sino que le gusta anunciarlas mucho antes, para que los hombres
deseemos con amor lo que Dios ha prometido.
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Cuando el cielo quiere conceder algo pequeño lo concede de inmediato; pero cuando el cielo
quiere conceder algo grande, lo hace esperar por largo tiempo.
Si a ti no te han llegado las promesas del Señor, sigue esperando. Del Señor viene siempre lo
mejor de lo mejor, porque Dios es fuente de todo bien.
REACCIÓN DE ABRAHAM ANTE EL ANUNCIO DE YAHVÉ
Abraham, ante el anuncio de Yahvé de tener Sara un hijo, se echó a reír porque ya tenía
Abraham noventa y nueve años y Sara noventa.
Pero la risa de Abraham no fue de burla, ni de falta de confianza en Dios; sino al contrario:
Abraham creyó en Yahvé y por eso le produjo risa, que siendo tan viejo, pudiese con la ayuda
de Yahvé, tener un hijo.
Dios que lee los corazones se dio cuenta de la reacción llena de fe de parte de Abraham, y le
prometió que al año siguiente tendría un hijo a quien pondría Isaac.
YAHVÉ SE LE APARECE A ABRAHAM
Tres varones se le aparecieron a Abraham en su casa. Abraham que era muy generoso para
hospedar los peregrinos, les pidió que se quedasen en su casa y les hizo un banquete
magnífico, sin saber quienes eran los señores visitantes.
Uno de los visitantes, era Yahvé, que se presentó con figura humana. Abraham si saber alojó en
su casa al mismo Dios. Acuérdate de esto siempre para que tú no desprecies ayudar a ningún
desconocido que necesita de ti. Los otros dos personajes que acompañaban a Yahvé, tal vez
serían ángeles.
Los tres varones se dirigían a Sodoma y Gomorra, para enterarse directamente de la situación
de estas ciudades, porque su clamor había llegado al cielo.
Dios, envía de tiempo en tiempo, ángeles a la tierra, para que le informen del estado del corazón
de los hombres, especialmente cuando desea enviar algún castigo.
No es que Dios no conozca el corazón de cada hombre, sino que envía ángeles para que
informen a Dios delante de todos los demás seres del cielo. Y así todos entiendan los castigos
de su justicia.
Yahvé dijo para Sí en voz alta:
“¿He de encubrir a Abraham lo que he de hacer? Gn 18,17
Dios a sus hijos predilectos les anuncia sus castigos para que nada los coja de sorpresa. Dios le
anunció a su instrumento preferido, a Abraham, el castigo de Sodoma y Gomorra, como ya le
había anunciado antes la esclavitud de sus hijos en Egipto, y como le anunció a Noe el gran
diluvio.
ABRAHAM NEGOCIA CON DIOS
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Abraham, padre del pueblo judío, saca sus dotes de judío y se pone a negociar con Dios, para
obtener el perdón de las ciudades de Sodoma y Gomorra.
Abraham le dijo a Yahvé: ¿Pero vas a exterminar juntamente al justo con el malvado? ¿Si
hubiera cincuenta justos en la ciudad, no perdonarías el castigo por los cincuenta justos?
Yahvé pacientemente le respondió a Abraham: Si hallare en Sodoma cincuenta justos,
perdonaría por ellos a todo el lugar.
Abraham, al ver la facilidad con que Yahvé aceptó el precio de los cincuenta justos, sacó a
relucir sus dotes de negociante que rebaja la cantidad de su oferta, porque la inicial le pareció
muy alta: Y si de los cincuenta justos faltan cinco, ¿destruirías por ellos la ciudad?
Yahvé pacientemente le respondió a Abraham, que si Él encontrase cuarenta y cinco justos, no
la destruiría.
Le siguió pareciendo a Abraham demasiado alto el número cuarenta y cincos justos, y de nuevo
bajo la oferta a cuarenta, luego a treinta y cinco, a treinta, a veinticinco, quince y llegó hasta sólo
diez. ¡Abraham bajó el precio de cincuenta a diez!
Yahvé le respondió que si Él hallase diez justos “por los diez no destruiría la ciudad” Gn 18,32
OTRO CASTIGO
Actualmente pesa sobre la humanidad entera la ira del Señor, porque el clamor de los pecados
del mundo ha llegado hasta los cielos.
Ya el cielo ha mandado nuevamente a sus ángeles ha dar vuelta a la tierra, para que informen
acerca del corazón corrupto de los hombres.
El mensajero de Dios ha anunciado que se cumpliría pronto el castigo profetizado por medio de
Ezequiel en el capítulo 9. Pero advirtió que no deberíamos tener miedo.
Le bastará al Señor un puñado de hombres santos, almas de oración, dedicadas completamente
a la oración, para Dios perdonar por ellos el castigo a muchos: a los que tengan en su frente la
invisible señal de salvación, el signo de la gracia, anunciado en Ezequiel Cap. 9
¡Pero el castigo para el mundo presente llegará!
QUIEN ESTÁ CON DIOS NO TIENE MIEDO
¡No hay que tener miedo! Quien está con Dios no tiene miedo; y quien no está con Dios no se
da cuenta del castigo que amenaza sobre él.
¡Qué grande es el poder que ejercen ante Dios las almas de oración! Los que se ocupan con
sus propias manos en hacer el bien, tienen la ayuda de Dios; pero las almas de oración ponen a
Dios a actuar en su lugar.
Dios pone a actuar a unos; pero otros ponen a actuar a Dios. Estos últimos son las almas de
oración contemplativa.
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LOS TRES HOMBRES LLEGAN A SODOMA
Estaba Lot a las puertas de la ciudad y vio venir tres personas extrañas. Les solicitó, igual que
Abraham, sin saber quienes eran, que se alojasen en su casa, para evitarles el peligro de caer
en las manos de todos los homosexuales de la ciudad. Los tres hombres se fueron a la casa de
Lot.
Este fue el triste espectáculo que los tres personajes celestiales presenciaron en Sodoma: todos
los habitantes de la ciudad, jóvenes y viejos, al saber que había en la casa de Lot tres hombres,
rodearon la casa de Lot y trataban de tumbar la puerta de la casa para violarlos a ellos.
Lot se llenó de tristeza ante el peligro por el cual pasaban los huéspedes de su casa; se llenó de
terror y perdió la cabeza.
En medio del pánico se le ocurrió a Lot una idea loca, por tratar de proteger a los tres
personajes desprotegidos, porque no sabía que eran celestiales. Lot propuso entregar a sus dos
hijas en lugar de los huéspedes.
Lot estaba dispuesto a sacrificar sus propias hijas por defender a tres personas inocentes. El
cielo debió haber mirado complacido el sacrificio de Lot y lo impidió. El cielo siempre mira
complacido un gesto de generosidad.
Sacando los huéspedes la mano, metieron a Lot en la casa, cerraron la puerta y dejaron ciegos
a todos los que trataban de entrar. Ese es el castigo que espera a los impuros de la carne:
quedan ciegos para ver a Dios, pierden la fe. Jesús confirmará que sólo los puros de corazón
verán a Dios.
Los tres hombres llenos de gratitud por la actitud de Lot, le dijeron a él que sacara todo lo que
tenía en la ciudad, porque iban a destruirla, y se dieron a conocer como ángeles de Dios con
estas palabras:
“pues es grande el clamor en la presencia de Yahvé y este nos ha mandado a destruirla” Gn
19,13
Lot le comunicó la noticia a sus yernos, pero estos no creyeron y se burlaron de él. Así actúan
los incrédulos: se burlan del castigo que se viene sobre ellos, y en su risa los sorprende el humo
de la quema.
DESTRUCCIÓN DE SODOMA Y GOMORRA
Cuando salió la aurora, los ángeles pidieron prisa a Lot, diciéndole:
“Levántate, toma a tu mujer a las dos hijas, no sea que perezcas tú también por las iniquidades
de la ciudad” Gn 19,15
Esto mismo nos dice Dios ahora mismo: ¡ánimo, levántate, no sea que perezcas!
La forma de levantarnos es acudiendo a la misericordia de Dios en el sacramento del perdón, el
sacramento de la penitencia. Y luego, tomándonos en serio la entrega que Dios pide de
nosotros.
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Pero Lot se retardó. Entonces los ángeles tomaron de la mano a todos los de la casa de Lot y
los sacaron de la ciudad, porque Yahvé quería salvarlos.
Tal vez has sentido en tu vida que alguien, de carne y hueso, te ha cogido de la mano y con sus
consejos y su ayuda te ha sacado del problema y la angustia en la cual estabas atascado,
porque Dios quiere salvarte. Haz con otros lo que contigo hicieron, porque Dios quiere utilizarte
como ángel para salvar a muchos.
Cuando ya Lot estaba fuera de la ciudad, los hombres de Yahvé dijeron a Lot: “¡Sálvate tú!”
Dios nos manda personas que nos saquen de la ciudad de la angustia y la tristeza; pero una vez
fuera de ella, nos dice: ahora sí sálvate tú y pon todos los medios que estén a tu alcance para
obtener la salvación.
Estos fueron los consejos que los ángeles de Dios, en forma de hombres, le dieron a Lot, para
poder salvarse:
-No mires atrás.
-No te detengas en parte alguna del camino.
-Huye al monte si no quieres perecer”. Gn 19,19
Los consejos de los ángeles siguen vigentes hoy para todo aquel que pretenda salvar su vida
eterna:
No mires nunca atrás en tu camino.
No te detengas en ninguna parte.
Busca el silencio y soledad, para refugiarte en la oración, si no quieres perecer.
Cuando Lot estaba a salvo hizo llover Yahvé sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego desde el
cielo. Todo quedó destruido: las ciudades y cuantos hombres había en ellas; hasta las plantas
de la tierra quedaron destruidas por el fuego y el azufre. Gn 19,24-25
El mundo actual se ha vuelto un Sodoma y Gomorra. Todo amenaza con quedar de nuevo
destruido. Pero no te preocupes, Dios hará llover azufre desde el cielo cuando tú estés a salvo.
LA CURIOSIDAD DE LA MUJER
La esposa de Lot tenía gran curiosidad de volver la vista atrás para ver qué había sucedido. La
esposa de Lot no obedeció el mandato de los ángeles de no mirar atrás y se convirtió en un
bloque de sal. Cfr.Gn 19,26
Todo aquel que después de recibir un llamado de Dios para seguirle, “da pie atrás no es apto
para entrar en el reino de los cielos”, dijo Jesús.
ABRAHAM OBSERVA TODO
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Se levantó temprano Abraham, como de costumbre. Se dirigió al lugar donde había estado con
Yahvé para recordar en la oración este maravilloso encuentro. Desde allí miró hacia Sodoma y
Gomorra y vio que salía de la tierra una humareda como la de un horno muy caliente Gn 19,2728
¡En un horno muy caliente perecen los sodomitas¡
Tanto contamina el pecado, que aún después de haber muerto todos los hombres pecadores de
Sodoma, quedaron en el aire sus espíritus infernales por espacio de seiscientos años. Por eso
Dios llevó a su pueblo a Egipto para evitar la contaminación.
ORIGEN DE LOS MOABITAS
La esposa de Lot pereció en la catástrofe; y los esposos de sus hijas también perecieron por
incrédulos. Las hijas se quedaron sin hijos ni marido.
Dijeron las dos hijas de Lot: “Nuestro padre es ya viejo, y no hay aquí hombres que entren a
nosotras. Vamos a embriagar a nuestro padre y a acostarnos con él, a ver si tenemos de él
descendencia” Gn 19,32
Parió la mayor un hijo a quien llamó Moab. Este es el padre de los moabitas, de los cuales salió
Rut, la abuela de David, abuela de Jesús.
Pero los de Moab, después de conocer al verdadero Dios por medio de Lot, sin embargo lo
olvidaron completamente. Yahvé más tarde destruyó al pueblo de Moab por medio de David.
También la hija menor de Lot, parió un hijo, a quien llamó Ben Ammi, que es el padre de los
Bene-Ammón.
YAHVÉ ANUNCIA CASTIGO AL ADULTERIO
Abraham al ver los tremendos castigos de Sodoma y Gomorra, y que el olor de azufre llegaba
hasta su tierra, se marchó a Guerar.
Abraham seguía diciendo que Sarai era su hermana, porque ella a pesar de su avanzada edad
seguía siendo muy hermosa. Es que quien está con Dios se llena de belleza aunque tenga
muchos años.
Abimelec, rey de Guerra al ver a Sara se prendó de ella y la mandó tomar a ella para él, al creer
que era hermana de Abraham y no su esposa.
Dios se le apareció en sueños al rey Abimelec y le dijo: ”Vas a morir por la mujer que has
tomado, porque ella tiene marido” Gn 20,3
Todo aquel que toma la mujer ajena, amenaza sobre éste el castigo de Yahvé. Juan bautista lo
recordará a herodes: “No te es lícito tener como mujer a la esposa de tu hermano”
Abimelec se llenó de terror y le respondió a Yahvé que él era inocente de saber que la mujer
tenía marido, que él había tomado a Sara “con corazón puro íntegro y pureza de manos” Gn
20,5
15
Yahvé le respondió a Abimelec: “Bien sé Yo que haz hecho esto con pureza de corazón; por eso
te he impedido que pecaras contra mí y Yo no he permitido que tú tocaras la mujer ajena” Gn
20,6
Aquí se ve claramente, que aunque Abimelec ignorara que Sara era casada, si hubiese tocado
la mujer ajena, habría cometido adulterio y pecado contra Dios. Se vuelve a confirmar el
principio que dice: “el que ignorantemente peca, ignorantemente se condena”. Esto es lo mismo
que ocurre cuando: el que ignorantemente se toma una pastilla de veneno, ignorantemente se
envenena. Por eso hay que pedirle a Dios que nos ayude a discernir el bien y el mal.
Yahvé le ordenó al rey Abimelec que volviera la mujer a su marido. Yahvé le contó a Abimelec,
que Abraham era un profeta, y que por ser un profeta de Dios, Abraham rogaría por él y así
conservaría la vida; pero que si no devolviese la mujer ajena, ciertamente moriría él con todos
los suyos. Cfr Gn 20,7
Dios escucha complacido a sus profetas y por la oración de ellos muchos conservan su propia
vida. La labor de un profeta es escuchar a Dios y proclamar al mundo la Palabra de Dios.
ABIMELEC LLAMA A ABRAHAM
Después del sueño que tuvo Abimelec, se levanto temprano, llamó a sus servidores y les contó
todo esto y fueron presa de gran terror.
Abimelec le preguntó a Abraham, que por qué no había dicho que Sara era su esposa, y
Abraham le respondió que él había creído que “no hay temor de Dios en este lugar” Gn 20,11 y
que Abraham había pensado que lo podían matar a él por causa de su mujer.
Abraham como buen profeta guardó silencio ante los que no tenían temor de Dios, porque al
hablar lo podían matar. Jesús confirmó más tarde la misma actitud que tuvo Abraham ante el rey
Abimelec: “¡No le echéis las perlas a los cerdos porque se volverán contra vosotros y os
destruirán!”
AL QUE TIENE SE LE DARÁ
Tomó pues Abimelec ovejas y bueyes, siervos y siervas y se las dio a Abraham, y le devolvió a
Sara, su mujer, y le dijo: “tienes la tierra a tu disposición; mora, donde bien te parezca” Gn 20,15
Además Abimelec, no creyó que el regalo fuese suficiente, para calmar la ira de Dios, y le
obsequió a Abraham mil monedas de plata. Gn 20,16
El hombre de Dios, Abraham, profeta de Yahvé, rogó por Abimelec, y de inmediato curó Dios de
la esterilidad a Abimelec, a su mujer y a sus siervos, y engendraron, pues Yahvé había cerrado
enteramente todo útero en la casa de Abimelec por lo de Sara, la mujer de Abraham. Gn 20, 17
Quien hace mal a un profeta del Señor, viene sobre su casa toda clase de castigos. Pero la
oración del siervo de Dios logra el perdón.
NACIMIENTO DE ISAAC
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Cuando Abraham tenía cien años nació su hijo Isaac. Y Sara dijo: “Dios me ha hecho sonreír, y
cuantos lo sepan sonreirán conmigo” Gn 21,6
Algo similar dijo María al saber que iba a ser madre de Dios: “Todas las generaciones me
llamarán bienaventurada, porque el Poderoso ha hecho en mí cosas grandes.”
Los antiguos celebraban una fiesta en el momento del destete del hijo que había nacido,
aproximadamente a los tres años. “Abraham dio un gran banquete el día del destete de Isaac”
Gn 21,8
Pero en esta gran fiesta de celebración por el nacimiento del esperado hijo, Sara vio al hijo de la
esclava que se burlaba de la fiesta de Isaac. Cfr. Gn 21,9
SARA DESPIDE A SU ESCLAVA AGAR
Sara estaba sumamente confundida. La esclava burlándose de ella, y el hijo de la esclava
burlándose de su propio hijo.
Al ver Sara que Agar, el hijo de la esclava se burlaba de su hijo Isaac, le solicitó a Abraham que
la echara de su casa.
Muy duro le pareció a Abraham la actitud de su esposa Sara, para con la esclava y con su hijo;
pero Yahvé le dijo:
“Haz lo que te diga Sara, que es por Isaac por quien será llamada tu descendencia. También al
hijo de la esclava le haré un pueblo, por ser descendencia tuya” Gn 21,12-13
Abraham despidió a su esclava Agar y a su hijo, poniéndole en su espalda un pedazo de pan y
un odre de agua. Aquí Abraham se fue a otro extremo y la mandó camino al desierto, con las
manos casi vacías.
DIOS ESCUCHA EL LLANTO DE LOS NIÑOS
Se acabó el poco de agua del odre que Agar llevaba, y el niño echó a llorar en voz alta.
“Oyó Dios al niño que lloraba y el ángel de Dios llamó a la mujer desde los cielos, diciéndole:
“No temas, Agar, que Yahvé ha escuchado la voz del niño. Levántate, toma al niño de la mano,
pues he de hacerle un gran pueblo. Abrió Dios los ojos de Agar, haciéndole ver un pozo de
agua” Gn 21,17-19
¡Dios siempre escucha el llanto de un niño inocente! Y Dios tiene compasión con la mujer
abandonada.
Ismael con su madre habitó en el desierto de Farán y su madre tomó para él mujer de la tierra
de Egipto. Gn 21,21 Aquí aparecerá una nueva raza. Los hijos de Ismael tienen sangre de
Abraham, y sangre egipcia: son los árabes.
Miles de años más tarde de Abraham y mil años después de Cristo, los árabes dominarán a
España por espacio de cuatrocientos años, y allí dejaron también su sangre. La misma sangre
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que los conquistadores españoles traerán a América. Aquí se mezclarán algunos españoles con
sangre indígena y con sangre africana.
En Hispanoamérica hay sangre de Abraham, sangre de Agar, sangre egipcia, sangre Hispana,
sangre indígena y sangre africana: ¡eso es América!
LOS FILISTEOS CONOCEN AL VERDADERO DIOS
Abimelec, rey de los filisteos, se dio cuenta de los prodigios que Dios hacía con Abraham, y le
dijo a Abraham: “Dios está contigo en todo lo que haces” Gn 21,22
Por los hechos de Abraham conoció el rey que Dios estaba con él. Por los hechos y no por las
palabras, se conoce que alguien está con Dios.
Abimelec, al saber que Abraham tenía la protección de Yahvé, hizo pacto de alianza con
Abraham.
“Moró mucho tiempo Abraham por tierra de los filisteos” Gn 21,33
Todo este tiempo que Abraham vivió entre los filisteos, predicó con su ejemplo y su palabra, el
nombre de Dios a los filisteos; pero los filisteos rechazaron al verdadero Dios y se fueron tras los
falsos dioses del barro de la tierra.
Los filisteos al rechazar a Dios, se volvieron más tarde, enemigos del pueblo de Dios. Miles de
años después de Abraham, Dios dará la orden a David de combatir a los filisteos. Murieron
muchos filisteos en manos de David.
EL SACRIFICIO DEL HIJO
Feliz estaba Abraham con su añorado hijo. El padre amaba a su hijo con todo su corazón. Pero
Yahvé quiso probar la fe de Abraham y el amor de Abraham por su verdadero Dios.
Abraham sabía en su corazón, por la ley natural, que a Dios se ama por encima de los hijos, de
los padres y por encima de todo lo más preciado que se tiene.
A Dios le gusta comprobar la fe, como igual después lo hizo con todos los que le han seguido, y
con seguridad lo hará contigo, si tú tratas de seguirlo.
Una noche, noche negra sin estrellas y sin luna, quiso probar Dios a Abraham, y llamándole le
pidió lo que a ningún hombre sobre la tierra había pedido hasta ese momento:
“Abraham, toma a tu hijo primogénito, a quien tanto amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y
ofrécemelo allí en holocausto (matarlo y quemarlo) sobre uno de los montes que yo te indicaré”
Gn 22,1-2
No hubo asomo de tristeza en el rostro de Abraham con el pedido del Señor. Abraham sabía
que los amorreos que no creían en Dios, ofrecían sus hijos a sus falsos dioses para calmar su
ira.
Si los que no tienen fe en el verdadero Dios, hacen grandes sacrificios a sus falsos dioses,
¿porqué no hacer grandes sacrificios al verdadero Dios? –Pensó Abraham-.
18
Abraham decidió salir al día siguiente, muy temprano, para obedecer la orden de Dios y
entonces se acostó, sin decirle nada a Sara. ¡De inmediato se durmió!
No tuvo sobresaltos en la noche porque en su corazón había plena confianza en Dios.
Abraham pasó una noche muy tranquilo sabiendo que al día siguiente, debería matar a su hijo y
luego consumir su cuerpo en una hoguera para ofrecerlo a Dios.
Esa tranquilidad ante lo absurdo y cruel lo da la fe. Quien tiene fe sabe que de Dios no puede
venir sino lo bueno, aunque de momento no se entienda.
A Abraham no se le ocurrió pensar en esta ocasión, que quien le mandaba sacrificar su hijo
único, tan pedido, tan deseado y por tantos años esperado, no era Dios sino el maligno, o su
imaginación que se había vuelto loca. Abraham siempre confió en Dios y sabía que de Él venía
semejante orden.
No se le ocurrió a Abraham, en rebeldía con las órdenes de Dios, el preguntar: ¿¡por qué!?
Muy de madrugada se levantó Abraham para aparejar la bestia, no sin antes ponerse en oración
por largo tiempo, para darle gracias a Dios porque es bueno y eterna su misericordia.
Alabar a Dios por su bondad, cuando lo que aparece ante nuestros ojos nos parece adverso,
¡eso es la fe!
Sara al sentir que su marido se había levantado de improviso tan temprano, que había
despertado a su hijo Isaac, y al escuchar el golpe de las hachas de los siervos que partían leña,
se levantó desconcertada de inmediato.
LA CURIOSIDAD DE SARA
Sara se dirigió a su marido para indagar lo que pasaba, no sin antes mirar la expresión del rostro
de Abraham. Las mujeres antes de preguntar primero leen el rostro, porque en el se dan cuenta
de todo lo que ocurre.
El rostro de Abraham estaba lleno de paz. No reflejaba el rostro de Abraham ningún asomo de
tormento ni de angustia por tener que matar a su hijo. Abraham sabía que las órdenes de Dios
se obedecen con alegría santa.
Abraham se limitó a decirle a Sara lacónicamente, que ofrecería a Dios un sacrificio. Abraham
no le dio explicaciones a su esposa sobre la orden de Yahvé. Las órdenes de Dios no se
consultan con los hombres ni se explican.
Sara prendió el fuego para calentar la leche de cabra que servía de desayuno. Sara, como toda
mujer curiosa, con seguridad haría lógicas preguntas inquisidoras a su esposo, como estas:
-¿Dónde es el sacrificio? –preguntó Sara
-En tierra alta –respondió Abraham
-¿Por qué tan lejos?-Volvió a preguntar Sara
-Es Voluntad de Dios –respondió Abraham
-¿Para qué es este cuchillo tan grande? –preguntó Sara.
-Para matar la víctima –respondió Abraham
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-¿Y dónde está la víctima? –preguntó con extrañeza Sara.
-¡Dios proveerá! –respondió Abraham
-¿Para qué es la leña? –preguntó Sara
-Para quemar la víctima y ofrecer su destrucción a Yahvé –respondió Abraham.
-¿¡Y por qué no puedo ir yo¡? ¡Yo quiero ir! –dijo Sara.
-No te invitó a ti Yahvé –respondió Abraham
¡Y…! -exclamó Sara.
¡No preguntes más! –dijo Abraham
Sara se quedó muy tranquila con todas las respuestas de Abraham. Entonces dejó partir sin
ninguna objeción a su esposo con su hijo, en compañía de dos mozos.
Abraham partió camino de tres días hacia el lugar del sacrificio. Cada paso que daba le costaba
la vida de su hijo. Abraham no abrió la boca para hablar en el camino, porque estaba sumergido
en oración de aceptación profunda a la Santa Voluntad de Dios: Tú, Señor, me lo diste; te lo
devuelvo yo – le diría Abraham. Y estas palabras las debió haber repetido por tres días.
Pudo haber escogido Yahvé un lugar más cercano para realizar el sacrificio, y hacer menos dura
la prueba de Abraham. Pero Yahvé escogió un lugar que tardaba tres días, para conocer la fe de
Abraham durante cada día. Tres días Jesús estuvo en el sepulcro.
Abraham pudo haberse devuelto; pero no lo hizo.
Después de tres días de camino Abraham alzó los ojos y vio el lugar del sacrificio. Le dijo a los
dos mozos que se quedaran ahí con el asno, que él y el niño irían hasta la cumbre del monte, y
que después de adorar a Yahvé, volverían a ellos. Cfr. Gn 22,4
Y tomando Abraham la leña para el holocausto se la cargó a la espalda de Isaac, su hijo.
También Jesús llevará en la espalda el leño para su propio sacrificio.
Abraham tomó en su mano el fuego y el cuchillo para el sacrificio. Cfr. Gn 22,5
Ahora es Isaac el que pregunta a su padre: “¿dónde está la res para el holocausto?”
Y Abraham le contestó, con voz segura y firme:
“Dios proveerá la res para el holocausto hijo mío”.Gn 22,8
Cuando llegaron al lugar que Dios había dicho, alzó Abraham allí un altar y dispuso la leña para
el sacrificio.
Abraham “ató a su hijo y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Tomó el cuchillo y tendió
luego su brazo para degollar a su hijo” Gn 22, 9-10. El cielo en ese momento no se cubrió de
tinieblas como en la muerte de Jesús, sino de un gozoso brillo.
En esas se escuchó una voz del cielo por parte de un ángel de Yahvé, diciéndole:
“Abraham, Abraham, no extiendas tu brazo sobre el niño y no le hagas nada, porque ahora he
visto que en verdad temes a Dios, pues por mí no has perdonado a tu hijo a tu unigénito”. Gn
22,11-12
El padre Dios se apiadó del hijo de Abraham; pero luego no se apiadó de su propio Hijo Jesús.
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Abraham vio un carnero enredado por los cuernos en la espesura. Abraham tomó el carnero y lo
ofreció en holocausto en vez de su hijo.
Abraham llamó este lugar del sacrificio del cordero en lugar del sacrificio de su hijo: “Yahvé-yiré”,
Dios proveerá. Gn 22,14
Cuando en tu camino de apóstol, te parezca dura la Voluntad de Dios, recuerda: ¡Dios proveerá
la forma para que tu obedezcas!.
Mientras Abraham bajaba del monte de la mano de su hijo, se volvió a escuchar la voz del ángel
de Yahvé que le dijo:
“Por no perdonar a tu hijo, te bendeciré largamente.
Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo.
Se adueñará tu descendencia de las puertas de tus enemigos.
POR HABER OBEDECIDO, se gloriarán en tu descendencia todos los pueblos de la tierra. Gn
22, 16-18
La promesa del Señor sigue vigente: por preferir las cosas de Dios a las cosas de los tuyos, “te
bendeciré largamente” Y se adueñará tu descendencia de las puertas de los cielos.
ABRAHAM FUE AMADO EN TIERRA EXTRAÑA
Abraham era amado y respetado en la tierra de Canán, porque todos veían en él a un hombre
de Dios. Esto le llegaron a decir los hombres de la tierra de Canán:
“tú eres entre nosotros un príncipe de Dios” Gn 23,5
Los cananeos apreciaron a Abraham; pero no amaron al verdadero y único Dios. Se quedaron
en su maldad adorando dioses de barro, oro y plata.
Sara murió de ciento veintisiete años y había tenido a Isaac de noventa y dos años. Treinta y
cinco años debió haber tenido Isaac según estas cuentas, cuando murió su madre.
El Libro sagrado dice que Isaac tenía cuarenta años cuando tomó a Rebeca por mujer, cfr.
Gn25,20 Abraham tenía ciento treinta y seis años, porque le llevaba nueve a Sara. Treinta y
nueve años más aún le esperaban a Abraham.
CASAMIENTO DE ISAAC
Abraham no tuvo afán para buscarle esposa a Isaac y esperó a que su hijo cumpliese treinta y
cinco años para organizarle matrimonio. No había afán, Isaac vivió ciento ochenta años (cfr. Gn
35,28). Isaac duró más que Abraham y Jacob.
“Era ya viejo Abraham, muy entrado en años, y Yahvé le había bendecido en todo” Gn 24, 1.
Dios bendice a quien confía en Él y le obedece. Abraham le obedeció a Dios hasta en el
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sacrificio de su propio hijo; pero no sólo en lo grande obedeció Abraham sino también en lo
pequeño.
Abraham le pidió a su siervo de confianza que no fuese a buscar mujer para su hijo de entre las
hijas de las cananeas, sino que fuese a su tierra, a su parentela, a buscar mujer para su hijo
Isaac. Cfr. Gn 24, 3-4
Abraham le advirtió a su siervo, que en caso de él morir, no le fuese a buscar para su hijo una
de las mujeres cananeas o amorreas, porque no creen Dios, sino que buscase una de las
mujeres de su familia que si creen en Dios. Esto se lo advirtió Abraham muy claramente a su
siervo: ¡cuidado con dejar casar a mi hijo con una mujer que no sea de Dios!
Abraham no quería volver él personalmente a la tierra de sus padres, porque consideraba que
sería dar pie atrás, y una desobediencia a los mandatos del Señor, Yahvé, que le había dicho
que dejara la tierra de sus padres. Abraham se tomó esta indicación en serio.
Por eso Abraham le advirtió a su siervo, que debería ir él, porque: “Dios me sacó de la tierra de
mis padres” Gn 24,7. Abraham vivió lo que Jesús miles de años predicaría: “el que después de
poner los pies en el arado da pie atrás, no es apto para entrar en el reino de los cielos”.
No quería Abraham casar a su hijo con una mujer idolatra cananea.
Abraham agregó a su mayordomo:
“Yavé enviará su ángel ante ti y tú traerás de mi tierra una mujer para mi hijo”. Gn 24, 7
Abraham tenía tal confianza en Dios que sabía que Yahvé ya le había escogido la mujer para su
hijo: Lo que había que hacer era ir por ella y nada más. Dios también le escogió a Tobías la
mujer, por medio de su ángel, el Arcángel Rafael.
El siervo de Abraham salió para Najor con diez camellos cargados de riquezas y se fue para la
tierra de Abraham a buscarle una esposa a Isaac de la familia de su padre.
Después de un largo viaje el siervo de Abraham llegó a las puertas de la ciudad. Hizo que los
camellos doblaran sus rodillas fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua. Era tarde, a la hora
acostumbrada de salir a tomar agua las mujeres.
El siervo de Abraham se dirigió a Yahvé y le dijo:
“Yavé, Dios de mi amo Abraham, te ruego que me salgas al encuentro hoy, y que te muestres
benigno con mi señor Abraham.
Voy a ponerme junto al pozo de agua mientras las mujeres de la ciudad vienen a buscar agua.
La joven a quien yo le pidiere agua y ella me respondiere: Bebe tú y también todos tus camellos,
que sea esa la que tú tienes como esposa escogida para Isaac, y así sepa yo que tú te has
mostrado propicio a Abraham”. Gn 24, 12-14
ENCUENTRO CON REBECA
Apenas terminó de hablar con Yahvé el siervo de Abraham, apareció una joven con el cántaro al
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hombro: Rebeca, sobrina de Abraham. “Rebeca era muy hermosa, y virgen, que no había
conocido varón” Gn 24, 16.
Rebeca no había conocido varón, como María. María dijo al ángel: “No conozco varón”.
El siervo al ver a Rebeca le dijo: “Dame de beber “ Gn 24, 17
También Jesús, fatigado del viaje al encontrarse con la mujer samaritana en el pozo de Sicar, le
dijo: “Dame de beber” Jn 4, 7. El mismo Dios que hizo las aguas es ahora el que te pide de
beber; pero no es agua lo que le quita su sed sino tu entrega.
El siervo de Abraham cargado de riquezas se hace pobre para pedirle un poco de lo más
precioso que la mujer tenía: agua.
Jesús, que podía darle agua viva a la mujer samaritana, “agua que salta hasta la vida eterna” Jn
4,14, comienza primero pidiendo, para conocer la generosidad del corazón, y luego poder dar.
Tú también cuando quieras ayudar a alguien comienza pidiendo lo mejor que tiene para Dios.
Sólo quien es capaz de dar es capaz de recibir.
Rebeca generosamente le contestó al siervo que le pedía agua: “Bebe, señor mío y le dio a
beber agua de sus propias manos” Gn 24, 18
Esa es la técnica de Dios: antes de dar primero pide, y cuando encuentra generosidad, llena de
riquezas. Dios conocía el corazón generoso de Rebeca y de la mujer samaritana, tenían ellas
capacidad de darlo todo por amor.
Cuando el siervo de Abraham calmó su sed, Rebeca le dio agua a todos sus acompañantes y
luego le dijo: “Voy a sacar agua del pozo para que beban tus camellos, hasta que hayan bebido
lo que quieran” Gn 24,19
Rebeca sacó agua para que bebieran diez camellos. Rebeca dio más de lo que el siervo le
pedía: ¡eso es generosidad!
“El siervo la contemplaba en silencio, para saber si Yahvé otorgaba éxito a su viaje” Gn 24, 21
Tomó el siervo un anillo de oro de medio siclo de peso y dos brazaletes de diez siclos, también
de oro, y se los dio. Gn 24, 22
El corazón del siervo comenzó a palpitar mucho más rápido, tomo un poco de aire y lleno de
curiosidad le preguntó: “¿De quién eres hija?”
¡Esta era la pregunta de oro que definía todo!.
Rebeca contestó que su padre era Batuel, hijo de Najor.
Najor era hermano de Abraham. Dios había escuchado de inmediato la petición del siervo de
Abraham y los ángeles de Yahvé lo habían conducido hasta Rebeca, como Abraham lo había
dicho.
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El siervo le preguntó a Rebeca que si había lugar en su casa para pasar la noche allí. Rebeca le
dijo que en su casa había lugar para pernoctar y abundancia de comida para todos los animales.
Con esta respuesta de Rebeca, el siervo de Abraham no aguantó más y se postró de rodillas
para adorar a Dios en acción de gratitud y dijo:
“Bendito sea Yahvé, Dios de mi señor Abraham, que no ha dejado de hacer gracia y mostrarse
fiel a mi señor y a mí me ha conducido derecho a la casa de los hermanos de mi señor”. Gn
24,27
Corrió Rebeca a su casa para contar lo ocurrido. Labán, hermano de Rebeca, observó los
regalos que el siervo de Abraham le había dado.
El hermano salió a buscar al hombre y lo invitó a su casa con estas palabras:
“Ven, bendito de Yahvé; ¿por qué estás ahí afuera? Ya he preparado yo la casa para que tú
pernoctes y el lugar para que duerman tus camellos” Gn 24, 31
El hombre fue a la casa de Rebeca. Labán desaparejó los camellos y les dio paja y heno, y agua
al hombre y a los que le acompañaban, para lavarse los pies. Después le sirvió de comer. Pero
el hombre dijo:
“No comeré mientras no diga el mensaje que tengo que decir” Gn 24,33
Igual actuó más tarde Samuel en la casa de Isaí cuando fue a ungir rey de Israel a uno de sus
hijos, dijo:
“no nos sentaremos a la mesa mientras no venga el hijo que falta”
Cuando te mandan una misión primero hazla y luego come, es la enseñanza que se saca de la
actitud del siervo de Abraham y de Samuel. ¡Primero a lo que vinimos!
LABÁN ESCUCHA AL SIERVO
Labán le respondió al siervo: “Di”.
Este dijo: Yo soy siervo de Abraham. Yahvé ha bendecido largamente a mi señor, y lo ha
enriquecido, dándole ovejas, camellos y asnos. Sara le parió un hijo en su ancianidad, y al él ha
dejado todas sus riquezas.
Mi señor me dijo que fuera a la casa de su padre, a su parentela, y que de allí trajese una mujer
para su hijo.
El siervo contó a los de la casa de Rebeca, las palabras de Abraham:
“Yavé, ante quien yo camino, mandará contigo su ángel y hará que tu camino tenga buen éxito.
Y tomarás mujer para mi hijo de mi parentela y de la casa de mi padre.” Gn 24,40
El hombre contó lo ocurrido con Rebeca: Cuando llegué a la fuente yo le dije a Yahvé, que
24
mientras yo me quedara junto a la fuente, la mujer que saliese a buscar agua y yo le dijese:
dame de beber un poco de agua de tu cántaro, que ella me respondiese: Bebe tú, y además yo
sacaré agua para tus camellos, “que esa sea la mujer que Yahvé ha destinado para el hijo de mi
señor”. Cfr. Gn 24, 44
Continúo el hombre su relato: no había acabado de decir esto en mi corazón, cuando salió
Rebeca con su cántaro al hombro e hizo todo esto: Rebeca generosamente me dio a beber
agua de su propio cántaro. Luego le dio a beber agua a cada uno de mis hombres, y después a
todos los diez camellos.
Cuando supe que Rebeca era nieta de Najor, el hermano de Abraham, le puse el arillo de oro en
su nariz y los brazaletes en sus manos. “Me postré ante Yahvé, y bendije a Yahvé, Dios de mi
señor Abraham, QUE ME HABÍA TRAÍDO POR CAMINO DERECHO, para tomar a la hija de su
hermano por mujer para su hijo” Gn 24,48
Concluyó el enviado de Abraham: “Ahora, si queréis hacer gracia y fidelidad a mi señor,
decídmelo; si no, también decídmelo, y entonces me iré a la derecha o a la izquierda” Gn 24,49
RESPUESTA DE LABÁN
Labán y todos los de la casa contestaron:
“De Yahvé viene todo. ¡Nosotros no podemos decir (ante los designios de Yahvé) ni bien ni mal!.
Ahí tienes a Rebeca: ¡Tómala y vete. Y que sea la mujer del hijo de tu señor, COMO LO HA
DICHO YAHVÉ! Gn 24, 50-51
El siervo se postró nuevamente ante Yahvé en acción de gratitud. Sacó los tesoros que traía,
objetos de plata y oro y vestidos muy hermosos y se los dio a Rebeca. También le dio regalos a
la madre y al hermano.
“Entonces se pusieron a comer y a beber”. Gn 24,54
Come y bebe; pero después de haber cumplido con tu encargo de obediencia.
RESPUESTA DE REBECA
A la mañana siguiente, cuando se levantaron, dijo el siervo lleno de felicidad:
“Dejad que me vaya ya mismo a mi señor” Gn 24, 54
El siervo ya había cumplido su misión y estaba ansioso de llegar con las buenas noticias a la
casa de su señor.
El hermano de la joven y su madre dijeron que si estaban dispuestos a entregarla, pero “dentro
de diez días” Gn 24, 55.
Porque bien sabían que al desprenderse de ella no la volverían nunca a ver.
El siervo les contestó:
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“No retraséis mi vuelta, ya que Yahvé ha hecho feliz el éxito de mi viaje; dejadme partir ahora
mismo para que vuelva a mi señor” Gn 24, 56
Ellos le respondieron: llamemos a Rebeca y preguntémosle lo que ella quiera. Le preguntaron a
Rebeca: ¿quieres partir ya mismo con este hombre? Y ella respondió:
“sí, quiero” Gn 24, 58.
Igual que Rebeca respondió María:
“Hágase en mi lo que tú dices”.
Rebeca dejó la casa de sus padres por obedecer la Voluntad de Dios, y salió hacia una tierra
extraña con unos señores desconocidos, en pos de la misión que Dios le había puesto.
Con lágrimas en los ojos despidieron a Rebeca la cual salió acompañada de su nodriza, llamada
Bala, y sus doncellas, porque aún era muy joven, y bendecían a Rebeca diciendo:
“Hermana nuestra eres:
Que crezcas en millares de millares.
Y se adueñe tu descendencia de las puertas de tus enemigos.” Gn 24, 60
El Espíritu de Dios puso en boca de la familia de Rebeca las promesas que Yahvé le había
hecho a Abraham.
ENCUENTRO DE REBECA E ISAAC
Isaac ya presentía que estaba muy pronto el regreso de la caravana que traería a la mujer que
Yahvé había escogido para él
Una tarde muy hermosa volvía Isaac del pozo de agua donde se había bañado
No era costumbre de la época el bañarse diariamente porque el pozo de agua quedaba lejos de
la casa. Se hacía del baño toda una ceremonia donde se aprovechaba para ponerse los mejores
vestidos y perfumarse la cabeza.
Se había puesto Isaac seguramente sus mejores vestidos, vestidos de príncipe, y se había
perfumado.
Isaac estaba listo para el encuentro maravilloso del amor, esa química divina que se revuelve en
el fondo de cada corazón.
Entonces Isaac había salido para darse un paseo por el campo. Alzando los ojos vio venir una
caravana de camellos y en su corazón debió sentir algo especial.
También Rebeca después de un largo viaje alzó sus ojos, y su mirada se encontró con la
hermosa figura de Isaac y su corazón se debió haber estremecido.
Rápidamente se desmontó de su camello y se dirigió al siervo para preguntarle: “¿Quién ese
hombre que viene por el campo a nuestro encuentro? El siervo le contestó: ¡Es mi señor!
26
Este era el hijo a Abraham. Este era el esposo que Dios había elegido para Rebeca desde toda
una eternidad.
“Rebeca agarró el velo y se cubrió” Gn 24,65
Tal era el pudor y la modestia de las vírgenes de antaño, que no sólo se cubrían todo el cuerpo
con una túnica que llegaba hasta los pies y manga larga, sino que ante la presencia de un
extraño también se cubrían el rostro y la cabeza, dejando sólo ver sus entrecerrados ojos.
El amor puro, que viene de Dios, no entra por la atracción carnal sino por la intuición profunda
del corazón de cada uno.
El siervo contó a Isaac todo lo ocurrido e Isaac obedeció la Voluntad de Dios para su vida. Isaac
condujo a Rebeca a la tumba de su madre y allí le juró fidelidad hasta la muerte. La tomó como
mujer y la amó.
Rebeca llenó el vacío que Isaac tenía por la muerte de su madre.
MUERE ABRAHAM
Después de la muerte de Sara, Abraham volvió a tomar mujer la cual le dio seis hijos.
Abraham dejó todos sus bienes a Isaac, el hijo de las bendiciones y promesas; pero a sus otros
hijos les hizo donaciones.
“Vivió Abraham ciento setenta y cinco años. Expiró y murió Abraham en senectud buena,
anciano y lleno de días, y fue a reunirse con su pueblo” Gn 25 7-8
Después de la muerte los justos van a reunirse con su pueblo, que en la vida eterna los espera.
Abraham no ha muerto, simplemente cambió el lugar de su existencia. Su vida llena de fe y
obediencia a la Santa Voluntad de Dios sigue siendo ejemplo para todos los hombres de la
tierra.
Abraham le entregó un hijo a Dios y Dios le dio millones de hijos que se honran de ser hijos de
Abraham: todo el pueblo de Israel, todo aquel que tiene fe, también es hijo de Abraham.
ISAAC Y SUS DOS HIJOS
Isaac conocía las promesas que Dios le había hecho a su padre Abraham, de hacer de él un
pueblo grande, como las arenas del mar y las estrellas del cielo. Pero Rebeca resultó también
estéril como Sara.
Dios hizo esperar a Isaac por más de veinte años para darle hijos, y apenas le dio dos. Aunque
lo hizo esperar mucho menos que a su padre para probar la fe.
Isaac conocía el poder inmenso que ejerce la oración ante Dios y se quedó tranquilo. “Rogó
Isaac a Yahvé por su mujer, que era estéril, y fue oído por Yahvé, y concibió Rebeca, su mujer”
Gn 25,21
27
Rebeca quedó encinta de dos hijos gemelos que en el seno se chocaban. Sara dijo para sí: “Si
es para esto, ¿para qué he de concebir? Gn 25, 22
Sara, como mujer escogida por Dios para una gran misión, consultó a Yahvé su caso del choque
de
los
hijos
desde
el
vientre
de
la
madre,
y
Yahvé
le
contestó:
1. Los dos hijos que llevas en tu seno significa que de ahí saldrán dos pueblos.
2. Los dos pueblos al salir de tus entrañas se separarán.
3. Una nación prevalecerá sobre la otra.
4. Tu hijo mayor (Esaú) le servirá al menor (Jacob).
Cfr. Gn 25, 23
El hijo mayor era ante la ley civil el heredero de todas las riquezas de su padre Pero Dios que
conoce los corazones, conoció el corazón de Esaú desde el vientre de su madre, y eligió a
Jacob para que fuera el heredero de las bendiciones de su padre, y con esta bendición también
tendría derecho a toda la fortuna.
Es Dios quien escoge según le place a su Santa Voluntad. Desde toda un eternidad tenía Dios
escogido a Jacob para recibir las bendiciones celestiales.
Llegó el tiempo del parto y salieron de su seno dos gemelos. Salió primero uno muy peludo y la
madre para distinguirlo lo cubrió con un manto rojo, y lo llamó Esaú.
Después salió el otro agarrando con su mano el talón de Esaú y lo llamó Jacob. Cuando
nacieron estos niños Isaac tenía sesenta años” Gn 25, 26
Rebeca se casó con Isaac cuando aún tenía nodriza, tuvo que esperar cerca de veintitrés años
para quedar encinta. Rebeca pudo haber parido hijos a la edad de treinta y siete años
aproximadamente.
ESAÚ Y JACOB
“Por los hechos los conoceréis”, dijo Jesús. Por los hechos podemos reconstruir la personalidad
de Esaú y de Jacob.
Crecieron los dos niños en el mismo hogar, recibieron ambos igual educación e igual ejemplo
maravilloso de sus
padres,
en el amor
de Dios y finas costumbres.
Pero el mayor fue un hombre agreste, rudo campesino especializado en la caza de animales
salvajes
El menor por el contrario, Jacob, era un hombre apacible y amante de la quietud del hogar, en
esa quietud florece la sabiduría y la vida de oración contemplativa. Cfr Gn 25,27
Esaú era un hombre de acción, poco reflexivo. Jacob era un hombre reflexivo, más predispuesto
a ser alma de oración por la paz y su quietud de corazón.
Esaú en medio de las riquezas de la casa de su padre, sacaba poco tiempo para pensar, porque
estaba absorto en el trabajo de sus propias manos. Jacob en su aparente inactividad ocupaba
28
su mente en pensar y su corazón estaba disponible para escuchar a Dios. Jacob era el niño
mimado de su madre y criado entre algodones como hijo menor.
Esaú dedicó su inteligencia en dominar el mundo exterior de los animales que lo rodeaban.
Jacob empleó su inteligencia para dominarse a sí mismo.
Esaú era violento y Jacob era manso. A los mansos de corazón les corresponde dominar la
tierra, dirá Jesús mucho más tarde.
“Isaac, prefería a Esaú porque le gustaba la caza; Rebeca prefería a Jacob” Gn 25, 28
El corazón del padre estaba con el mayor; pero el corazón de la madre estaba con el menor.
El amor de una madre siempre triunfa. Y será Jacob quien contando con toda la ayuda y la
astucia de la madre, arrancará del padre la bendición paterna, reservada solamente al
primogénito.
Jacob creció pensando que como él era el mayor y el preferido de su padre, entonces también le
habrían de corresponder todos los derechos; pero Esaú no contaba con la astucia de su madre.
ESAÚ VENDE LA PRIMOGENITURA
Un día Jacob hizo un guiso, como todos los de él: muy exquisito, y cuando fatigado se disponía
a saborear el fruto de su paciencia y de su arte, llegó Esaú a la casa presuroso y muy fatigado.
¡Esaú
siempre
andaba
presuroso
y
fatigado!
¡Esaú
no
sabía
esperar!
En la casa de Esaú, la de Isaac, había comida preparada en abundancia para saciar el hambre;
pero en lugar de Esaú esperar un poco para que su madre o las esclavas le trajesen algo de
comer, Esaú clavó sus ojos sobre el plato de su hermano, y le pidió en plan imperativo a Jacob:
-“¡Por favor, dame de comer de ese guiso rojo, que estoy desfallecido!” Gn 25, 30
Se le abrieron a Jacob los ojos de Judío negociante y ventajoso, se le abrieron las agallas, pues
Jacob es el padre de Judá y le respondió a su hermano mayor:
-“Véndeme ahora mismo tu primogenitura” Gn 25,31
Y esta fue la respuesta de Esaú:
-“¡Estoy que me muero!; ¿¡qué me importa la primogenitura!?” Gn 25, 32
Esaú tenía hambre, pero no para llegar hasta al punto de morirse; pero por su falta de
templanza y sobriedad en las comidas y bebidas, por su falta de dominio propio, le pareció que
se moría si esperaba un poco para que le preparasen la comida.
Esaú no estaba enseñado a esperar. Esaú era impaciente y estaba enseñado a ver la presa y
cazarla de una vez.
Jacob le propuso a Esaú, para cerrar el contrato de la compra-venta de la primogenitura por un
plato de lentejas:
-“Júramelo ahora mismo” Gn 25, 33
29
“Y Esaú juro, vendiendo a Jacob su primogenitura. Jacob entonces le dio a Esaú pan y guiso de
lentejas; y una vez que comió y bebió, se levantó Esaú y se fue, sin importarle para nada su
primogenitura.” Gn 25, 33-34
Esta es la historia del más mal negocio que se hubiese hecho jamás sobre la tierra. Los indios
de América cambiaban oro puro por espejos españoles, pero esto no tiene proporción con el
negocio de Esaú.
Pero todos llevamos en el alma un Esaú, que nos ha llevado a veces a venderle al diablo la vida
eterna por un atractivo pasajero de la tierra, por medio del pecado.
Quien cambia una llamada del Señor por los atractivos de la tierra, es un lentejo traidor, que
vende su primogenitura por un plato de comida.
El rey Saúl cambió su reino por el atractivo de unas ovejas y unos bueyes gordos. Hay poetas
que sacrifican un mundo por fabricar un verso. Jesús dirá: “¿De qué le vale al hombre ganar el
mundo entero si pierde su alma?”
El pecado nos hace perder la noción de eternidad por la necesidad de lo inmediato. Cada vez
que hemos pecado hemos dicho: ¡Qué me importa la inmortalidad cuando el hambre es mortal!
Esaú después de vender su primogenitura tomó como mujer a Judit, hija de un jeteo, y a
Besemat, hija de un jeteo. Estas mujeres de Esaú fueron para Isaac y Rebeca una amarga
pesadumbre. Cfr. Gn 26, 34
Tomó pues Esaú mujeres cananeas, que no conocían al verdadero Dios, trasgrediendo así el
mandato que ya sabía de Yahvé para sus hijos escogidos, y que luego a Moisés lo dirá más
claramente:
“Pondré en tus manos a los habitantes de esa tierra y los arrojarás de ante ti. No pactarás con
ellos ni con sus dioses. No habitarán en tu tierra, no sea que te hagan pecar contra mí, sirviendo
a sus dioses, ya que sería para ti una ocasión de tropiezo” Ex 23,31-33
Claramente nos habla Dios de no habitar en la tierra donde habita el pecador: “porque sería para
ti una ocasión de tropiezo”. ¡Huye de todas las ocasiones de tropiezo!
En Esaú se cumplió lo que dice la Escritura: “Un abismo llama a otro abismo”
HAMBRE SOBRE LA TIERRA
Volvió a caer de nuevo hambre en aquella tierra de Isaac. Isaac quiso irse a Egipto en busca de
alimentos, pero Yahvé se lo prohibió, se le apareció y le dijo:
“Sigue habitando en esta tierra, donde Yo te diga. Peregrina por ella que Yo estaré contigo y te
bendeciré, pues a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, por haberme obedecido
Abraham, tu padre, y haber guardado MI MANDATO, MIS PRECEPTOS, MIS ORDENACIONES
Y MIS LEYES” Gn 26, 2-5
Dios premia a los padres en los hijos. Ahora le correspondía a Isaac recibir las bendiciones de
Yahvé por la obediencia de Abraham su padre. Pocos méritos hizo Isaac para recibir tanta
30
abundancia; pero ante Yahvé había un mérito muy grande: Ser hijo de un padre obediente y fiel
a los mandatos de Yahvé.
Isaac se fue a Guerar, donde Abimelec era el rey de los filisteos. Como Rebeca era muy
hermosa, cuando los hombres del lugar le preguntaban a Isaac por ella, él decía: “Es mi
hermana” Pues temía decir que era su mujer, no fuera que le mataran los hombres del lugar por
Rebeca, que era muy hermosa.” Gn 26, 7 Actuó Isaac exactamente igual que Abraham en este
caso.
Un día Abimelec, rey de los filisteos, se asomó por la ventana y vio que estaba Isaac acariciando
a Rebeca, su mujer. Entonces llamó Abimelec a Isaac y le dijo: “¡Me he dado cuenta que
Rebeca es tu mujer! ¿Por qué, pues, dices que es tu hermana? Y le contestó Isaac: Es que
pensé para mí: No vaya yo a morir por causa suya” Gn 26, 8-9
El rey Abimelec, acordándose de lo que ya había dicho Yahvé en el caso de Sara, la esposa de
Abraham, le contestó a Isaac: “¿Cómo nos has hecho eso? Pudo haber pasado que alguno
hubiese tomado a tu mujer, y entonces tú habrías hecho que nosotros cargáramos (sin saberlo)
con la culpa de un delito”. Gn 26, 10
Abimelec dio una orden a todo el pueblo: “El que toque a este hombre o a su mujer, morirá.” Gn
26,11
El Espíritu de Dios habló por medio del rey Abimelec, para decir que el que toque a una mujer
casada o a un hombre casado para quitarle a su mujer, moriría.
LA SIEMBRA DEL JUSTO
Isaac se dedicó a sembrar en aquella tierra, y recogió aquel año CIENTO POR UNO, pues le
bendijo Yahvé. Gn 26, 12
Quien tiene la bendición de Dios recogerá cien veces más de lo que siembra. “Isaac se
engrandeció y fue creciendo, creciendo cada vez más, hasta hacerse muy poderoso” Gn 26, 13
Isaac tenía mucha hacienda de ovejas, y bueyes y mucha servidumbre, y entonces los filisteos
llegaron a envidiarle. Los pozos de agua que había abierto su padre Abraham los cegaron los
filisteos, llenándolos de tierra.
Abimelec llamó a Isaac y le dijo:
“Vete de aquí porque has llegado a ser mucho más poderoso que nosotros” Gn 26,16.
Esta es una de las causas por la cual echan al justo de ciertos lugares: por envidia, porque con
el poder de Dios llega a ser muy poderoso.
En las regiones del desierto el tesoro más apreciable es el agua que sale de los pozos.
Descubrir en el desierto un pozo de agua vale más que descubrir un pozo de petróleo.
Abraham había descubierto varios pozos; o mejor: Yahvé había hecho brotar para Abraham
varios pozos de agua. Pero los filisteos por envidia de Isaac los cegaron, llenándolos de tierra.
Este era el mayor mal que se le podía hacer a alguien en el desierto.
31
Isaac se alejó de Abimelec y acampó en el valle de Guerar, y habitó allí. Isaac volvió a abrir los
pozos de su padre. Además los siervos de Isaac cavaron en el valle, y alumbraron UNA
FUENTE DE AGUAS VIVAS Gn 26,19
Eso le prometió Jesús a la mujer samaritana: “Yo te daré a beber una fuente de aguas vivas que
salta hasta la vida eterna”
“Excavaron los siervos de Isaac otro pozo y luego otro…” Gn 26, 21-22 Y dijo Isaac:
“Ahora ya nos ha dado Yahvé holgura y prosperaremos en esta tierra” Gn 26,22
APARICIÓN DE YAHVÉ
Una noche muy hermosa, en la cual Isaac estaba en oración, se le apareció Yahvé y le dijo:
“Yo soy el Dios de Abraham, tu padre; nada temas, que Yo estoy contigo” Gn 26, 24
“Yo, por la promesa que le hice a Abraham, mi siervo, te bendeciré a ti y multiplicaré tu
descendencia” Gn 26, 24
Yahvé le aclaró a Isaac que lo bendecirá a él por los méritos de su padre. Como Isaac es el
primogénito, es el heredero de las bendiciones de su padre, las que Esaú cambió por un plato
de lentejas.
Isaac alzó un altar en el sitio que se apareció Yahvé, e invocó el nombre de Yahvé. Plantó allí su
campamento, y abrieron también allí sus siervos pozo de agua.
VISITA DE ABIMELEC
Vino a visitarlo Abimelec en compañía de otros hombres importantes, e Isaac les dijo: “¿Para
qué habéis venido a mí vosotros, que me odiáis y me habéis arrojado de entre vosotros?” Gn 26,
27
Ellos le respondieron:
“Porque hemos visto claramente que Yahvé está contigo” Gn 26,28
“Tú eres ahora el bendito de Yahvé” Gn 26, 29
Cuando se fueron Abimelec y sus hombres, vinieron los siervos de Isaac a informarle: “¡Hemos
hallado agua!” Gn 26, 32
JACOB RECIBE LA BENDICIÓN PATERNA
Cuando envejeció Isaac se debilitaron sus ojos y no veía. Llamó Isaac a Esaú, su hijo mayor, y
le dijo: “Yo ya soy viejo y no sé cuál será el día de mi muerte” Gn 27, 2
¡No sabemos cuál es el día de la muerte!
Isaac cumpliendo la ley civil, pensó hacer su testamento y transmitir al primogénito la herencia
32
recibida de Abraham. Pero Dios tenía otros planes. Isaac le pidió a Esaú que fuera al campo y
que le hiciera un guiso como a él le gustaba, y que después de comerlo le daría la bendición.
Rebeca escuchó las palabras de Isaac para su hijo primogénito; pero el corazón de la madre
estaba con su hijo menor. Rebeca llamó inmediatamente a su hijo predilecto, Jacob, y le dijo:
“OBEDÉCEME Y HAZ LO QUE TE MANDO” Gn 27, 8
Rebeca le ordenó a Jacob que trajese del rebaño dos cabritos buenos para hacerle a Isaac UN
GUISO COMO A ÉL LE GUSTA, y que lo llevase a su padre, y lo coma y lo bendiga antes de su
muerte. Gn 27, 9-10
Jacob quiso obedecer inteligentemente y le puso de manifiesto a su madre, que Esaú era
velludo y que él era lampiño. Que si su padre lo llegase a tocar aparecería ante él como un
mentiroso, y entonces podría atraer sobre él la maldición en lugar de la bendición.
A la madre le pareció muy bien la objeción, pero le dijo: “¡Que caiga sobre mí la maldición, hijo
mío; pero TÚ OBEDÉCEME¡” Gn 27,13 El amor de una madre llega hasta desafiar la maldición
y todo tipo de peligros, para buscar el bien del hijo que ama: ¡Esto mismo hace María! La que es
Madre de Dios y Madre nuestra.
Jacob obedeció y trajo a su madre los cabritos; ella hizo el guiso como al padre le gustaba.
Si tienes el cariño de la Madre celestial, limítate a obedecer, que Ella hace el resto como a su
Hijo le gusta, para que tú puedas obtener la bendición.
Rebeca tomó vestidos de Esaú, su hijo mayor, los mejores que tenía en casa, y se los vistió al
menor. Gn 27, 15 Eso mismo hace María: te pone los vestidos de su Hijo mayor y te presenta al
Padre celestial con los vestidos de su Hijo.
Rebeca tomó las pieles de los cabritos que Jacob había traído y le cubrió las manos lampiñas de
su hijo menor y también le cubrió el cuello con las pieles, para que pareciese muy peludo.
“La madre puso el guiso y pan que había hecho, en manos de Jacob, su hijo, y este se lo llevó a
su padre” Gn 27, 17.
Si obedeces, la Madre de Dios pondrá en tus manos el guiso de tus buenas obras y pan del
sacrificio como al Padre celestial le gusta, para que tú lo presentes ante Él.
El hijo menor, sin derecho a obtener la primogenitura, se presentó ante el padre por mandato de
su madre, y lleno de confianza en ella le dijo:
-“¡Padre mío!”
-“¡Aquí estoy, hijo mío!” Respondió Isaac. Pero como Isaac era ya ciego y no veía, había
desarrollado muy bien el sentido del oído, el olfato y el del tacto. A Isaac le pareció que la voz no
era la de Esaú, su hijo primogénito, sino la del menor, Isaac. Le preguntó:
-“¿Quién eres, hijo mío?
-“Yo soy Esaú, tu hijo primogénito” Le contestó Jacob. Y añadió:
33
-“He hecho como me dijiste. Levántate, pues, te ruego; siéntate y come de mi caza, para que me
bendigas”
A Isaac le extrañó la rapidez con la cual el hijo trajo el guiso, y como viejo desconfiado le indagó:
-“¡Cómo hallaste todo tan pronto, hijo mío?”
El Espíritu de Dios que estaba con Jacob puso en boca de él esta inteligente y sobrenatural
respuesta:
-“Porque hizo Yahvé, tu Dios, que la caza se me pusiera delante”
El viejo desconfiado siguió en su suspicacia y quiso poner la última prueba, para saber si en
realidad se trataba de su hijo primogénito o estaba ante un engaño y quiso tocarlo:
-“Acércate para que yo te palpe, hijo mío, a ver si en realidad eres Esaú.”
Entonces Isaac dijo:
-“Es la voz de Jacob; ¡pero las manos son las de Esaú!”
Isaac lleno de duda, le preguntó a Jacob:
-“¿De verdad eres tú mi hijo Esaú? Y él le contestó:
-“¡Yo soy!”
Ya Jacob había pasado bien la prueba del tacto con el ciego, faltaba entonces la prueba del
sabor para reconocer que la comida era de Esaú. Isaac le dijo:
-“Acércame la caza para que yo coma de ella.”
Jacob pasó la prueba de la caza e Isaac comió, y le trajo también vino y bebió.
Faltaba la última prueba para comprobar que se trataba de Esaú, la prueba del olfato. Díjole
después Isaac:
-“Acércate y bésame, hijo mío” Isaac en cuanto olió la fragancia de sus vestidos, los vestidos de
Esaú, le bendijo, diciéndole:
“¡Oh, es el olor de mi hijo como el olor de un campo al que ha bendecido Yahvé!” Gn 27, 27
Entonces comenzó a desear para Jacob lo mejor. Le pidió a Dios que le diera a su hijo la
riqueza que viene de la fecundidad de la tierra, como tantas veces promete Dios a Israel en
pago a la observancia de la Ley:
“Dios te dé el rocío del cielo y la grosura de la tierra. Y abundancia de trigo y mosto”
Luego el padre le pidió a Dios para su hijo el señorío sobre los pueblos cananeos, que Dios
había prometido a Abraham, y que luego se cumplió plenamente con David, y finalmente con
Jesús para todos los hombres de la tierra:
34
“Sírvante los pueblos y póstrense las naciones ante ti.”
“Sé señor de tus hermanos y póstrense ante ti los hijos de tu madre.”
Finalmente maldice a quien se atreviere a maldecirlo y bendice a quien lo bendijere:
“Maldito quien te maldiga y bendito quien te bendiga” Gn 27, 27-29
Esta
bendición
se
cumple
plenamente
en
Jesús
y
en
todos
sus
seguidores.
LLEGÓ ESAÚ
Cuando Isaac concluyó la bendición para Jacob, su hijo menor, y estaba Jacob saliendo del
cuarto de su padre, llegó Esaú con el guiso en las manos y le dijo a su padre:
“Levántate padre mío y come de la caza de tu hijo, para que me des la bendición” Gn 27,31
Isaac extrañado preguntó:
“¿Quién eres tú?”
Esaú contestó: “Yo soy tu hijo primogénito, Esaú”
Pasmose Isaac grandemente y repuso: “¿Y quién es entonces el que me ha traído la caza y he
comido de todo ello antes que tú vinieras, y le he bendecido, y bendito está?” Gn 27,32-33
Al escuchar Esaú estas palabras de boca de su mismo padre, con las cuales se había
pronunciado la sentencia de la reprobación de su primogenitura: “¿quién eres tú?”, ¡no te
conozco! Esaú rompió a gritar y a llorar amargamente; ¡pero ya no había remedio!
Igual lo anunció Jesús, que les responderá a muchos: “No os conozco; alejaos de mí operarios
de la maldad”
Esaú en un momento de cansancio y hambre había despreciado a Dios su primogenitura por
darle más valor a un plato de lentejas, y Dios se tomó en serio su desprecio.
El padre lleno de amor y compasión no se conmovió ante las lágrimas del hijo traidor y entendió
perfectamente que los designios de Dios son inmutables y que “¡lo hecho, hecho estaba!”
El hijo mayor le dijo al padre: “Bendíceme también a mí, padre mío”
El padre le contestó: “Tu hermano ha venido con engaño y se ha llevado la bendición”
Esaú le dijo: “¿Acaso no se llama el Jacob?” y agregó: “Dos veces Jacob me ha suplantado: me
quitó primero la primogenitura (cambiada por un plato de lentejas), y ahora me ha quitado la
bendición del primogénito. ¿No tienes ya una bendición para mí?”
Isaac respondió a Esaú:
35
“Ya le he hecho señor tuyo, y a todos sus hermanos se los he dado por siervos; le he dado
además todo el trigo y todo el mosto. A ti, pues, ¿qué voy a darte, hijo mío? Gn 27 37
El padre no tenía más que dar al hijo infiel, porque todos los tesoros los había arrebatado el hijo
fiel con la ayuda de la madre
Esaú dijo a su padre: “¿No tienes más que una bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a
mí, padre mío¡ Y lloro en voz alta.
Para nada sirve llorar en voz alta cuando ya se ha sido reprobado y la primogenitura ha pasado
a manos de otro.
Isaac no le dio propiamente una bendición a Esaú, sino que le dijo unas palabras proféticas
respecto de su suerte:
-“Fuera de la abundancia de la tierra será tu morada” Cuando a Jacob le dijo: “Dios te dé el rocío
de los cielos y la abundancia de la tierra”
-“Vivirás de tu espada y servirás a tu hermano” A Jacob le dijo: “Dios te dé abundancia de trigo y
mosto y todos los pueblos te servirán”
El infiel tendrá que vivir de lo que producen exclusivamente sus propias manos; pero al hijo fiel
le llueve de los cielos la abundancia. Así lo anunció Jesús, a quienes buscan primero el reino de
Dios y su justicia,“todo lo demás se os dará por añadidura”
Concluyó el padre con unas palabras de esperanza para con el hijo infiel:
“Más cuando te revuelvas, romperás el yugo de tu cuello” Esto quiere decir: cuando te
conviertas romperás las cadenas de la esclavitud.
REACCIÓN DE ESAÚ
Esaú al ser rechazado por su padre y al ver que Jacob había obtenido la bendición paterna, se
llenó contra su hermano de un odio profundo, y se dijo en su corazón:
“Mataré a a mi hermano cuando muera mi padre” Gn 27, 41
REBECA SE ENTERA
Rebeca se enteró de lo que había dicho Esaú, su hijo mayor; y mandó llamar a Jacob, su hijo
preferido, y le dijo: “tu hermano Esaú quiere matarte para vengarse de ti.” Gn 27, 42
REBECA DESPACHA A JACOB
Esto fue lo que la madre dijo al hijo:
“¡obedéceme, hijo mío!” Gn 27, 43
Esto es lo que a ti también te dice la Madre de Dios: “¡obedéceme, hijo mío!”
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Rebeca le recomendó a su hijo Jacob que huyera de la ira de su hermano y que fuese a
refugiarse en Jarán, en la casa de Labán, hermano de Rebeca.
La madre dijo al hijo que ella se encargaría de mandarle a buscar cuando se hubiese aplacado
la ira de Esaú.
El dolor más grande de la madre era que su hijo mayor hubiese tomado como esposas a
mujeres que no estaban con Dios y ya lo consideraba como muerto porque lo había perdido
como hijo. Ahora ante la amenaza de la muerte de Jacob agregó: “¿Habría de verme privada de
vosotros dos en un solo día?” Gn 27,45
Rebeca explicó a su esposo Isaac la causa del consejo que le dio a su hijo Jacob de irse de su
casa: no era solamente el peligro de su vida por la amenaza de muerte por parte de la ira de
Esaú lo que le preocupaba a Rebeca, sino que lo que más le preocupaba era que su hijo
predilecto llegase a tomar como esposa, a una mujer de las tierras cercanas que no fuera de
Dios.
Rebeca dijo a Isaac: “Me pesa la vida a causa de las hijas de Jet; si Jacob toma mujer de entre
las hijas de esta tierra, ¿para qué quiero vivir? Gn 27,46 Rebeca tenía muy claro su papel de
madre: casar sus hijos con una mujer que fuera de Dios, para continuar su descendencia en la
fe.
COMIENZA EL MARTIRIO DE JACOB
A toda primogenitura corresponde un sufrimiento y un permanente dolor. Ahora el dolor inicial
por el destierro.
Jacob había ganado; pero con Dios la ganancia definitiva comienza por la inicial derrota. Lo dijo
el místico castellano:
“Sufre sí quieres gozar.
Pierde sí quieres ganar.
Baja sí quieres subir.
Muere sí quieres vivir”
Isaac llamó a Jacob y lo bendijo al saber que partiría a las tierras lejas donde nació Rebeca.
Esta fue la única orden que le dio:
“No tomes mujer de entre las hijas de Canán”
“Toma mujer de entre las hijas de Labán, hermano de tu madre” Gn 28,1-2
Isaac le trasmitió a Jacob la bendición paterna, la que Isaac había recibido de Abraham:
“El Dios omnipotente(El-Sadai) te bendecirá,
Te hará crecer y te multiplicará,
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Y te hará muchedumbre de pueblos;
Te dará la bendición de Abraham a ti y a tu descendencia contigo, para que poseas la tierra en
que como extranjero habitas, que dio a Abraham” Gn 28, 3-4
OTRO ERROR DE ESAÚ
Viendo Esaú que Isaac había bendecido a Jacob y que le había ordenado: “no tomes mujer de
entre las hijas de Canán”, y que Jacob había obedecido y se había ido a buscar esposa dentro
de las mujeres de su sangre a tierras lejanas, se fue Esaú a buscar una mujer de las hijas de
Ismael, el hijo de la esclava, y además de las mujeres que ya tenía, tomó por mujer a una hija de
Ismael, hijo de Abraham.
Mayor dolor para Rebeca que su hijo se case con una hija de la esclava que había despreciado
a Sara. Esaú condenado a vivir de la espada buscó una mujer indómita de la raza del indómito
Ismael.
¡Un potro salvaje busca a otro!
Con razón dice El Libro Sagrado: “un error lleva a otro error”
LA ESCALERA DE JACOB
Jacob abandonó la comodidad de la casa paterna y los cuidados de su madre para irse a una
tierra extraña, para cumplir un mandato de obediencia de parte del Señor.
Jacob lo dejó todo, llevando sólo consigo un cántaro de óleo santo para untarse en el camino, y
la bendición de Dios. Igual había hecho Abraham, abuelo de Jacob.
Jacob dejó todas las riquezas materiales en la casa de su padre. Sólo acompañaba a Jacob una
riqueza: la esperanza. Con ella podía volver a conquistar el mundo entero.
Cansado del polvo del camino Jacob se dispuso a dormir; una piedra le sirvió de almohada y se
acostó.
Tuvo un sueño en el que veía una escalera que apoyándose sobre la tierra subía hasta el cielo.
Por la escalera subían y bajaban los ángeles de Dios.
Esta escalera que vio Jacob, que sube de la tierra hasta los cielos, y por la cual suben y bajan
los ángeles del cielo, no ha sido quitada y es la permanente comunicación entre el cielo y la
tierra.
Por la escalera suben y bajan los ángeles del cielo, como Pedro por su casa; unos bajan para
cumplir una misión; otros suben para informar a Dios acerca la misión. Cumplida.
En tiempos de Jacob la escalera que une a la tierra con el cielo, a los hombres con Dios, era
muy larga; pero en los “Últimos tiempos” después de la venida de Jesús, la escalera se ha
hecho corta, tan corta, que el cielo habita en cada corazón que abre la puerta a la vida de la
gracia y de la entrega total a la Santa Voluntad de Dios.
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Jesús lo dijo: “He aquí que estoy a la puerta y llamo y quien abre la puerta, entraremos en él y
viviremos dentro de él” Jesús vino a anunciar la presencia del Reino de Dios sobre la tierra: “El
reino de Dios está dentro de vosotros”
Junto a Jacob estaba Yahvé que le dijo:
“Yo soy Yahvé, el Dios de Isaac;
A ti y a tu descendencia daré Yo la tierra sobre la cual estás acostado.
En tu descendencia serán bendecidas todas las naciones de la tierra.
Yo estoy contigo, y te bendeciré donde quiera que vayas. Te volveré a traer a esta tierra, y no te
abandonaré hasta cumplir lo que te digo.” Gn 28, 13-15 Dios no te abandona hasta cumplir lo
que te ha prometido; pero luego de cumplir, tampoco te abandonará.
REACCIÓN DE JACOB
Después del sueño despertó Jacob y dijo:
“Yavé está en este lugar y yo no sabía” Gn 28, 16 Dios está en este lugar; que no seas tú el
último en saberlo.
“Este lugar es la casa de Dios y la puerta de los cielos” Gn 28, 17
La tierra es la casa de Dios y la puerta de los cielos; la tierra es también la casa del demonio y la
puerta de los infiernos; donde vivas en la tierra, después de tu muerte la puerta se abrirá.
Jacob tomó el óleo santo que llevaba y lo vertió sobre la piedra que usó de cabecera. “Llamó a
este lugar Betel, aunque la Ciudad se llamó primero Luz” Gn 28, 19
La ciudad donde Dios se comunica se llama: “Ciudad de la Luz”. Jesús dijo: “Yo soy la luz del
mundo”
PROMESA DE JACOB
Jacob quiso hacer un voto a Dios y dijo: “Si Yahvé está conmigo y me protege en mi viaje,
Si Yahvé me dan pan para comer y vestidos para vestir,
Si Yahvé hace que yo retorne algún día en paz a la casa de mi padre, entonces:
Yahvé será mi Dios y esta piedra será para mí una casa de Dios, además
DE TODO CUANTO TÚ ME DIERES (señor), YO TE DARÉ UN DÉCIMO DE ELLO. Gn 28, 2022
Jacob prometió devolverle a Dios el diezmo de todo lo que recibiese, como igual ya lo había
hecho Abraham, su abuelo, con el sacerdote Melquisedec.
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Posteriormente la ley del diezmo será impuesta como mandato de Yahvé al final del Levítico:
“Toda décima es de Yahvé, es cosa sagrada a Yahvé” Lev 27,32.
Y además será confirmada en Números:
“Yo doy como heredad a los hijos de Leví todos los diezmos, por el servicio que prestan” Núm
18, 21ss. “Pero Arón no tendrá nada, porque Yo soy tu parte y tu heredad” (Núm l8, 20).
Unos, por voluntad de Dios, reciben rentas por los servicios que prestan ante el culto de Dios,
los sacerdotes; pero otros que le servimos a Dios y no somos sacerdotes, no tendremos nada,
porque el mismo Dios es nuestra parte y heredad. Cfr. Núm 18, 20.
Quienes estamos confiados en la providencia de Dios no vivimos de limosnas, sino de la
superabundancia del cuidado de Dios.
JACOB LLEGA A LA CASA DE LABÁN
Lleno de ilusiones llegó Jacob a la casa de su tío Labán, el hermano amado de su madre
Rebeca, de quien tanto había oído hablar.
Pero Labán era un hombre egoísta de corazón muy duro. Labán era el instrumento que Dios
necesitaba para templar el alma de su siervo primogénito, Jacob.
Jacob se encontró en el pozo con Raquel, la cual era “esbelta y hermosa”, hija de Labán, que
cuidaba los rebaños de su padre, pues ella era pastora. Cuando Jacob vio a Raquel, “La besó y
lloró”.Gn 29, 11
Rebeca, la madre de Jacob, fue conocida en el pozo de agua, y Jacob conoció a Raquel,
posiblemente en el mismo en el pozo de agua donde ambas fueron a saciar la sed. Sed de amor
tenía Jacob y de inmediato su corazón quedó prendado de Raquel. Fue amor a primera vista,
¡esa química de amor que viene de Dios!.
Jacob se presentó a Raquel como hijo de Rebeca, hermana de su padre, y ella emocionada
corrió a contárselo a su padre.
En cuanto oyó Labán lo de Jacob, hijo de su hermana, corrió a su encuentro, le abrazó, le besó
y le llevó a su casa. Labán le dijo:
“¡Sí, eres hueso mío y carne mía!” Gn 29,l4
Pero Jacob no traía los camellos llenos de costales de tesoros como lo había hecho el siervo de
Abraham para Rebeca.
Jacob llegó a casa de Labán acompañado de un simple bastón, el báculo de pastor; pero ante
ese báculo estaba previsto que se sometieran las naciones.
Jacob el heredero de toda la fortuna de Abraham y de Isaac, le tocaba ahora trabajar como un
siervo más en la casa de Labán; pero ni siquiera como un siervo, sino como un esclavo. ¡Así
templa Dios sus instrumentos!
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Al mes de Jacob estar viviendo y trabajando en la casa de Labán, este le dijo: “¿Acaso porque
eres hermano mío vas a servirme de balde? ¿Dime cuánto quieres que te pague de salario?” Gn
29, 15. Aquí el hermano mío, significa de la familia mía, es decir: sobrino mío. Los antiguos
llamaban hermanos a todos sus parientes; por eso dice el Evangelio: “los hermanos de Jesús”,
para hablar de sus primos.
Jacob locamente enamorado de Raquel, le respondió a Labán que el pago de su salario era
Raquel, por la cual estaba dispuesto a trabajar duro por largos siete años. Cfr. Gn 29, 18
Labán le respondió a Jacob: “¡Mejor es que te la dé a ti que a un extraño!” Gn 29,19
LABÁN NO CUMPLIÓ EL PACTO
Labán tenía dos hijas, una la mayor, llamada Lía; otra, la menor era Raquel. Lía era tierna de
ojos; pero Raquel era muy esbelta y hermosa.
Con mucha ilusión trabajó Jacob, el bendecido de Dios como primogénito, durante largos siete
años por pagar un amor con su trabajo.
Jacob tenía que responderle a Labán por cada parto de las ovejas y las cabras; si había un
aborto Jacob tenía que pagarlo del salario suyo; igual si una fiera salvaje devoraba una oveja de
Labán, Jacob tenía que pagarla con una oveja suya. Si se desaparecía un animal a Labán, bien
por robo o por pérdida, Jacob tenía que pagarlo del salario suyo.
Jacob, el niño mimado de Rebeca, criado entre algodones por los cuidados de su madre, tenía
que levantarse muy temprano al amanecer para pastorear las ovejas, regresaba ya en la noche;
interrumpía su sueño si escuchaba algún ruido extraño y tenía que levantarse para ver qué
había
pasado.
Jacob en casa de Labán, tenía poco tiempo para dormir, poco alimento para comer y cero
descanso. ¡Así templa Dios sus instrumentos elegidos! ¡Dios sabía que tenía que sacar a Jacob
del lado de su madre para hacer de él un hombre de carácter.
Transcurridos los siete largos años, Jacob pensó que ya podría tener como esposa a su amada
Raquel y regresar feliz a la casa paterna, a buscar de nuevo los cuidados de su madre.
Pero Yahvé que gobierna el destino de los hombres endureció el corazón de Labán para retener
a Jacob siete años más.
Es que aún no había pasado la ira de Esaú por el fraude de su primogenitura y Dios que sabe
esperar, enseña a sus hijos predilectos a esperar; es que aún faltaba mucho temple en el
carácter de Jacob. Es muy alto el precio de una llamada del Señor y exige demasiado sacrificio.
Jacob dijo a Labán: “Dame mi mujer, pues se ha cumplido el tiempo, y entraré en ella.” Gn 29,
21
Entonces Labán reunió a todos los hombres del lugar; hizo vestir a sus hijos y a sus hijas de
finas ropas; tan fino era el vestido de Lía, la hermana de la novia, como el vestido de Raquel,
futura esposa de Jacob.
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“Labán dio una gran fiesta; por la noche tomó a Lía, su hija mayor, se la llevó a Jacob, que entró
en ella.” Gn 29, 22-23
JACOB SE DA CUENTA DEL ENGAÑO
Debió haber estado muy borracho Jacob porque por la noche no se dio cuenta con quien había
dormido. “Llegada la mañana, vio Jacob que era Lía, y dijo a Labán: ¿por qué me haz hecho
esto? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué me haz engañado? Gn 29, 25
Labán le respondió a Jacob que no era costumbre en ese lugar casar a la hija menor antes que
a
la
mayor.
Labán le propuso a Jacob que terminara la semana trabajando, que luego le daría también a
Raquel como esposa y comenzaría a contar otros siete años para pagar el precio de ella. Cfr.Gn
29,26-27
Jacob tomó a Raquel como esposa y la amó más que a Lía, y sirvió por ella otros siete años. Gn
29, 30 ¡Los siete años iniciales del pacto, se le convirtieron en catorce!.
Jacob no quiso acudir a la ayuda de la casa paterna para pagar el precio del amor. Trabajó
duramente por catorce años para pagar el precio de la mujer amada.
El amor exige paga: “amor con amor se paga” dice el dicho popular.
Jacob sabía que la mano protectora de Yahvé estaba con él y que si le exigía este sacrificio era
para su propio bien, aunque él no lo entendiera de momento “Todo es para bien de los que
aman al Señor” dice San Pablo. ¡Jacob continuó confiando en Dios!
Jacob amó la Santa Voluntad de Dios y no la llevó con dolor sino con esperanza y alegría. Sí ya
tenía a la mujer amada, ¿qué importaba esperar por muchos años el regreso de su tierra? ¡Pero
el trabajo era duro!
Dios que estaba urgido de cumplir sus promesas con Abraham e Isaac, de hacerse un pueblo
numeroso, supo esperar cien años con Abraham, sesenta con Isaac y cuarenta con Jacob.
Habían pasado cerca de doscientos años. Abraham ya había muerto.
El numeroso pueblo de Dios, después de doscientos años, sólo eran dos hombres: Isaac y
Jacob
Dios quiso acelerar el paso y darle a Jacob dos mujeres en lugar de una; pero Jacob despreció
el amor de Lía y amó a sólo Raquel.
Entonces, Dios que se da cuenta de la ingratitud del corazón que rechaza sus regalos, “volvió a
Raquel estéril e hizo a Lía fecunda”. Gn 29, 31
Dios a la mujer que no tuvo el amor de un marido, la llenó de hijos para que le dieran amor; pero
a la que gozaba de los consuelos del amor de su marido, la hizo estéril porque ya tenía su pago.
¡Así actuó Dios aquí!
Dios a las mujeres y a los hombres que renuncian al amor humano de la tierra por amor a Él, los
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llena de hijos del espíritu; pero a los que buscan los consuelos pasajeros de este mundo los
hace beber el cáliz amargo de la esterilidad de su egoísmo
LÍA SE LLENA DE HIJOS
Concibió Lía y parió un hijo, y dijo: “Yavé ha mirado mi aflicción, y ahora mi marido me amará”.
Lo llamó Rubén. Gn 29, 32
Rubén es el primogénito de las tribus de Jacob; pero no heredó Rubén la primogenitura, porque
por su falta de templanza y su lujuria entró a una concubina de su padre y profanó el lecho
paterno. Cfr. Gn 49,4
Lía creyó que por haberle dado a su marido un hijo primogénito la amaría; pero Jacob la
despreció.
Entonces Yahvé le mandó a Lía un hijo más y dijo esta: “Yavé ha visto que yo era despreciada y
me ha dado un hijo más”, y lo llamó Simeón Gn 29, 33
Simeón fue un hombre muy violento y por ello obtuvo el rechazo y maldición de su padre. Cfr.
Gn 49,7
Lía creyó que por haberle dado un segundo hijo a su marido la amaría, pero Jacob la despreció.
Concibió otra vez, y parió un hijo, y dijo: “Ahora mi marido se apegará a mí, pues le he parido
tres hijos” y por eso le llamó Leví. Cfr. Gn 29,34
Leví tuvo igual temperamento violento que Simeón y la misma maldición que este, cfr. Gn 49,5
Lía pensó que por haberle dado tres hijos a su marido este la amaría, pero Jacob la despreció.
“Concibió nuevamente, y parió un hijo, diciendo: “Ahora sí que he de alabar a Yahvé”; y por eso
lo llamó Judá.
En el caso de Judá si acertó Lía, porque aunque no se ganó el amor de su marido, si obtuvo la
alabanza de Yahvé.
Judá fue el escogido por Dios para heredar los derechos de la primogenitura, para que de su
tronco naciera Jesús, el Mesías prometido. Lía, como Sara y Rebeca es abuela de Jesús.
Lía es la mujer que sin tener novio, fue a una fiesta de bodas y salió de allí con un marido. Lía
es la mujer que después de contraer matrimonio fue rechazada como mujer al día siguiente.
Lía es la mujer que nunca tuvo el amor de su marido; pero siempre tuvo el amor de Dios, que la
incluyó en sus planes sin contar con ella
Para
Judá
tendrá
su
padre,
de
parte
de
Dios,
la
más
hermosa
bendición:
“A ti Judá te alabarán tus hermanos.
Tu mano pesará sobre la cerviz de tus enemigos.
Ante ti se postrarán los hijos de tu padre.
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Cachorro de león, Judá; de la presa subes, hijo mío.
Posando, te agachas como león, como leona.
¿Quién te podrá atacar y luego levantarse?
No faltará de Judá el cetro ni entre sus pies el báculo,
Hasta venga Aquel que Es, y a Él darán obediencia todos los pueblos de la tierra.
Atará a la vid su pollino, a la vid generosa el hijo de la asna. Sus vestidos los lavará en vino y su
ropa en la sangre de las uvas.
(Podrás gozar de las riquezas de la tierra:) tus ojos estarán alegres cuando tomes vino y tus
dientes estarán blancos de tomar leche en abundancia. Cfr. Gn 49,8-12
Fue Lía, la despreciada y humillada, la que fue hecha esposa de Jacob sin saberlo ni buscarlo,
la que entró en la genealogía de Jesús, y Lía y Jacob son los padres de Judá, raíz de Jesús.
Se cumple en Lía las Palabras de la Escritura: “Me presenté a los que no me buscaban”
RAQUEL SE PONE CELOSA DE SU HERMANA
Raquel viendo que no daba hijos a Jacob estaba celosa de su hermana, y le dijo a Jacob: “Sí no
me das hijos me muero”
Jacob se enojo con la petición de Raquel y le dijo: “¿Por ventura soy yo Dios, que te he hecho
estéril?”
Raquel acudió a las malas costumbres de la época, como igual lo hizo Sara, la esposa de
Abraham, y acudió a Bala, la que había sido su niñera, su esclava de confianza que era casi su
mamá, para que por medio de ella su marido le diese un hijo.
Raquel no consideraba hijos suyos a los hijos de su hermana, por eso buscó a una esclava.
Bala parió un hijo de Jacob y Raquel dijo: “Dios me ha hecho justicia, me ha oído y me ha dado
un hijo”; por eso lo llamó Dan. Gn 30, 3-6
“Dan juzgará a su pueblo” dijo de él su padre Gn 49,16
Pero Raquel no se quedó contenta con un hijo y quiso competir con los hijos de su hermana.
“concibió otra vez Bala, sierva de Raquel, y le parió un segundo hijo a Jacob, diciendo Raquel:
“Lucha de Dios, he luchado con mi hermana, y la he vencido”; por eso lo llamó Neftalí. Gn 30,7-8
“Neftalí es una cierva( un manso animal) en libertad” dirá de él su padre. Gn 49,21
COMPETENCIA ENTRE LAS HERMANAS
Dios que quería acelerar sus planes para incrementar su pueblo, permitió que las hermanas
entraran en competencia para ver quien le daba mas hijos a Jacob.
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Viendo Lía que había dejado de tener hijos, acudió al mismo truco de su hermana, llamó a Zelfa,
su esclava, y se la dio por mujer a Jacob.
Zelfa parió un hijo y Lía dijo: “¡Qué buena fortuna!”; y le llamó Gad. Gn 30,9-11
De Gad dirá su padre, que estará expuesto todo tipo de salteadores; pero él saldrá siempre
victorioso, cfr. Gn 49,19
Pero la competencia por los hijos continúo cada vez más fuerte entre las hermanas
Parió Zelfa, esclava de Lía, un segundo hijo a Jacob, y dijo Lía: “Para la dicha mía, pues los
hijos me han hecho feliz” y le llamó Azer. Gn 30, 12-13
De Azer dirá su padre, que “su pan es suculento y será la delicia de los reyes” Gn 49, 20 Con
esto le dice que su tierra será fecunda en todo género de frutos y así como él fue la dicha de su
madre, sus frutos serán la dicha de los reyes
RAQUEL CAMBIA A SU MARIDO
Salió Rubén al campo y recogió unas mandrágoras, fruto sabroso pero de olor muy fétido, el
cual creían que producía fertilidad.
Rubén le entregó los frutos a Lía, su madre.
Raquel dijo a Lía: “Dame por favor de las mandrágoras de tu hijo”.
Lía le contestó: “¿Te parece poco haberme quitado al marido, y ahora quieres también quitarme
las mandrágoras de mi hijo?”
Y le dijo Raquel: “Mira, que duerma Jacob contigo esta noche a cambio de las mandrágoras de
tu hijo” Gn 30, l4-15.
Cuando regresó Jacob del campo por la tarde, le salió al encuentro Lía y le dijo que durmiera
con ella esa noche porque lo había comprado por unas mandrágoras de su hijo.
Y durmió con ella Jacob aquella noche, y oyó Yahvé a Lía, que concibió y parió a Jacob el
quinto hijo, a quien llamó Isacar.
De Isacar dirá su padre que es un robusto asno que descansa en sus establos, que prefiere el
reposo y buenos pastos, y que por eso prestará los lomos a la carga, para servir como tributario.
Gn 49, 15
Isacar en lugar de luchar por someter a los cananeos, se dejó esclavizar de ellos.
Eso le pasa al perezoso: prefiere la comodidad y buena mesa al sacrificio que implica el
compromiso, por eso termina sirviendo como esclavo porque no es capaz de defender su
señorío.
CONCIBIÓ DE NUEVO LÍA
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“El que se humilla será exaltado” dijo Jesús, y Dios que vio la humillación de Lía de tener un
marido que permanentemente la despreciaba, le mandó a Jacob otro hijo por medio de Lía.
Lía dijo: “Dios me ha hecho un buen don; ahora mi marido morará conmigo, pues le he parido ya
seis hijos; y le llamó Zabulón” Gn 30, 20
De Zabulón dirá Jacob, su padre: “Zabulón habitará la costa del mar” Gn 49,13
Lía después parió una hija, a la que llamó Dina.
DIOS SE ACUERDA DE RAQUEL
También vio Dios la humillación de Raquel por no tener un hijo. Se acordó Dios de Raquel, la
oyó y la hizo fecunda. Concibió Raquel y parió un hijo, y dijo: “Dios ha quitado mi afrenta”; y le
llamó José, pues dijo: “Que me añada Yahvé otro hijo” Gn 30, 22-24
José significa: Dios añadirá. Y Dios añadió abundancia a toda la tierra por José.
José será el hijo amado de Jacob. De los labios de Jacob saldrán para José las más hermosas
bendiciones:
“Serás fuerte como un toro que se dirige hacia la fuente de agua”
“Que las cuerdas del arco se les rompa a los tiradores de saetas que te hostiguen”
“En el Dios de tu padre hallarás tu socorro,
en El-Saddai, que te bendecirá con bendiciones de cielo arriba, bendiciones del abismo
abajo(las aguas del pozo), bendiciones del seno y la matriz”
“Las bendiciones de tu padre sobrepasan las bendiciones de los montes eternos y superan la
belleza de las eternas colinas”
“Que caigan todas estas bendiciones sobre la cabeza de José, sobre la frente del príncipe de
sus hermanos” Gn 49, 22-26
Estas bendiciones de José, el hijo de Judá, alcanzaron a llegar a José Esposo de María.
JACOB DESEA REGRESAR A SU CASA
Jacob le dijo a Labán, su tío y doble suegro, que lo dejase regresar a su tierra, porque ya se
había cumplido el plazo de los catorce años, que lo único que le pedía como pago era a sus dos
mujeres.
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Jacob le puso de manifiesto a Labán el buen servicio que le había prestado:” he vivido devorado
por el calor del día y por el frío de la noche, y huía de mis ojos el sueño.” Cfr.Gn 31,40
Pero aún no había pasado la furia de Esaú. Jacob lo había hecho bien; pero faltaba aún más
tiempo de dolor para pagar con sacrificio el mérito de su primogenitura y su elección.
Dios quería probar la paciencia de Jacob y la confianza en Él un poco más. ¡Cuando Dios
manda a la guerra a sus soldados los entrena largo tiempo!
Le faltaban a Jacob seis largos años en la casa de Labán.
Labán le respondió a Jacob que no deseaba que se fuese, porque él sabía que Dios también,
por causa de Jacob, lo había bendecido a él, por tener en su presencia a un escogido de Yahvé.
Labán le propuso a Jacob que pidiera el precio que quisiera para que se quedara trabajando en
su tierra y no se fuera.
Jacob le contestó a Labán: “Tú bien sabes cómo te he servido y lo que conmigo ha venido a ser
tu ganado. Bien poco era lo que tenías antes, pero se ha aumentado grandemente, porque
Yahvé te ha bendecido a ti a mi paso” Gn 30, 25-30
Jacob le hizo ver a Labán que ya era justo que él se dedicara a construir su propia casa, porque
ya había pasado catorce años.
Pero Labán´, egoístamente, no aceptó ninguna razón para dejar partir a Jacob.
Labán tenía todo al lado de Jacob: a sus hijas a sus nietos, el trabajo sacrificado de Jacob y la
bendición de Jacob que lo beneficiaba enormemente a él. ¡No le convenía a Labán la partida de
Jacob!
JACOB ACEPTA
Labán le volvió a insistir a Jacob que estaba dispuesto a darle lo que quisiera para que no se
fuera. Labán le dijo: “Dime qué es lo que he de darte” Gn 30,31
-“No has de darme nada –le contestó Jacob-, sino hacer lo que voy a decirte, y volveré a
apacentar tu ganado y a guardarlo. Yo pasaré hoy por entre todos tus rebaños y separaré toda
res manchada o rayada entre los corderos y las cabras. Eso será mi salario.” Gn 30, 32
Jacob le advirtió a Labán que él separaría los ganados manchados con absoluta honorabilidad,
y que si llegase a coger una oveja no manchada, sería un auténtico robo. Jacob conocía bien el
corazón de Labán, y le advirtió esto para que este actuara igual.
LABÁN JUEGA SUCIO
Y respondió Labán: “Bien, sea como dices”. Pero aquel mismo día Labán se dedicó a escoger
todo el ganado manchado o rayado y se lo entregó a sus hijos, haciéndolo llevar a tres días de
camino, para que no se diera cuenta Jacob. Labán no cumplió el pacto e hizo fraude.
Jacob cumplió su pacto de seguir apacentando el ganado de Labán.
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UNA SEÑAL DE DIOS
Jacob puso tres varas descortezadas en todos los abrevaderos; y las que se apareaban a la
vista de las tres varas, parían crías rayadas y manchadas, las cuales correspondían a Jacob.
Con este detalle Dios le demostró a Jacob, una vez más, su predilección y compañía.
Estas tres varas pueden significar para nosotros, las Tres Personas de la Santísima Trinidad con
su fecunda omnipotencia. Aunque los antiguos no tenía noción clara de este misterio de la
Trinidad.
El número tres nos da nociones del Dios Uno y Trino: Tres personas distintas y Un solo Dios
verdadero.
Jacob separó el ganado, y puso su grey aparte, sin dejar que se mezclara con la de Labán.
Cuando las reses vigorosas entraban en calor Jacob ponía las varas; pero ante las débiles no
las ponía. Así las crías débiles eran de Labán y las fuertes las de Jacob.
Vino a ser Jacob rico en extremo, dueño de numerosos rebaños, de siervos y siervas, de
camellos y asnos. Gn 30, 43
Jacob llegó a la casa de Labán tan solo con un báculo; ahora Dios había hecho a Jacob
enormemente rico, y a Labán también, por haber acogido a un siervo del Señor.
Jacob siendo pobre enriqueció a Labán. Pero Labán no se contentó con sus riquezas, sino que
envidió las de Jacob.
Labán comenzó a cambiar las reglas del juego, y lo hizo por diez veces: cuando las ovejas
nacían manchadas, Labán decía que le correspondían a él; cuando las ovejas nacían para
Jacob sin manchas, Labán decía que le correspondían a él. “Pero Dios no permitió que Labán lo
perjudicara” Gn 31,7
El ángel de Yahvé asignado a Jacob, le informó en sueños las trampas de Labán, cfr. Gn 30,11
Cada hombre cuando nace tiene un ángel asignado por Dios para que le custodie y guíe. Es el
ángel de la guarda, el ángel custodio.
La función del ángel es evitarnos el peligro, presentar a Dios nuestras oraciones y buenas obras,
y llevarnos a la tierra eterna prometida. Pero el ángel no puede actuar en contra nuestra; el
ángel no puede violentar nuestra libertad. El ángel sólo actuará si nosotros lo permitimos.
JACOB VUELVE A SU TIERRA
Los hijos de Labán al ver la enorme riqueza de Jacob, decían que Jacob había hecho su riqueza
con todo lo de su padre y lo de ellos. Y Jacob vio que Labán cambió de actitud para con él, y
que ya no era el mismo de antes.
La actitud hostil de Labán y de sus hijos, fue la forma como Yahvé estaba preparando ya el
regreso de Jacob a su casa paterna. Habían pasado veinte años.
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Yahvé dijo a Jacob: “Regresa a la casa de tu padre y a tu parentela, que yo estaré contigo” Gn
31,
2
Jacob llamó a Raquel y a Lía y les comunicó el deseo del Señor. Ellas respondieron de
inmediato: “Haz, pues, ya lo que Dios te ha mandado”. Gn 31,17
Entonces Jacob con sus mujeres y sus hijos; y llevando consigo todos sus ganados y todo lo
que en la casa de Labán había adquirido, se encaminó hacia Isaac, su padre, a tierra de Canán.
Cfr.Gn
31,17-18
Labán adoraba también a falsos dioses, de figura humana llamados: “Terafím”. Con esto ofendía
gravemente a único y verdadero Dios, faltando así al primer mandamiento de la Ley, grabado
por Dios en el corazón de cada hombre.
Raquel aprovechó que su padre había ido al esquileo de sus ovejas, y tomó todos los Terafim de
su padre y se los llevó consigo.
Raquel quiso deshacer a su padre de estos falsos dioses para que no le trajesen a su padre
maldición. Raquel quería destruir en el camino estos falsos dioses.
“Jacob engañó a Labán y no le dio cuenta de su huida. Huyó con todo lo que tenía, y ya en
camino atravesó el río y se dirigió al monte de Galad”. Gn 31, 20-21
Por fin Jacob salió de la esclavitud de veinte años por parte de Labán. La ira de Esaú ya había
pasado y Dios había presionado su regreso.
Jacob salió de la tierra de Labán cargado de riquezas y atravesó el río. Cuatrocientos años más
tarde, los hijos de Jacob también salieron cargados de riquezas de la esclavitud de Egipto y
atravesaron el mar rojo.
LABÁN PERSIGUE A JACOB
Cuando Labán regresó del esquileo se dio cuenta que Jacob se había ido; y tomando consigo a
sus parientes le persiguió durante siete días hasta darle alcance en el monte de Galad.
Pero Dios se le apareció en sueños a Labán y le advirtió: “Guárdate de decir a Jacob nada, ni en
bien ni en mal” Gn 31, 25
Cuando Labán alcanzó a Jacob, se limitó a decirle que porque no le había advertido de su huida
para él haberlo despedirlo jubilosamente con cantos, tímpanos y cítaras.
Agregó Labán a Jacob que su mano era suficientemente fuerte para destruirlo, pero que el Dios
de su padre, Abraham, le había dicho: “ Guárdate de decir a Jacob cosa alguna, ni en bien ni en
mal”
Labán le preguntó a Jacob: ¿porque me has robado mis dioses? Jacob, sin saber que había
sido Raquel, le contestó: “¡Aquel a quien se los encuentres, que muera!”
Labán se fue a buscar en las tiendas de campaña de cada uno y no encontró nada. Por fin entró
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a buscar en la tienda de Raquel, la cual había tomado los Terafim y los había escondido bajo el
palanquín del camello, y se había sentado encima.
Labán rebuscó por toda la tienda de Raquel, pero no halló nada.
Raquel le dijo: “No se irrite mi señor porque no me pongo de pies ante la presencia de mi señor,
pero me hallo en mi período” Gn 31, 35
Es costumbre hasta hoy ponerse de pies ante la presencia de una persona importante en
autoridad o consejo.
Raquel inteligentemente no quiso pararse para que su padre no buscara debajo de su asiento y
encontrase los falsos ídolos.
LA IRA DE JACOB
Al ver Jacob que Labán no había encontrado nada, montó en cólera contra Labán y dijo entre
otras cosas:
“He pasado en tu casa veinte años y durante todo este tiempo de permanencia mía, no abortó ni
una sola de tus ovejas y tus cabras, y yo no me he comido un solo animal de tus rebaños.
Cuando algún animal tuyo era destrozado yo no te lo llevaba, sino que, lo reponía con los míos.
Tú, en cambio, me reclamabas lo que me robaban de día y lo que me robaban de noche.
He vivido en tu casa veinte años; catorce te he servido por tus dos hijas, y seis por tus ganados.
Tú, me cambiaste las reglas de mi salario durante diez veces.
“Si no hubiera sido por el Dios de mi padre, el mismo de Abraham, y por el Terror de Isaac,
ahora me hubieras despedido vacío. Pero Dios ha visto mi aflicción y el trabajo de mis manos, y
ha juzgado la pasada noche” Gn 31, 36-42
Labán ya mucho más tranquilo, por comprobar que no era Jacob quien le había robado sus
falsos ídolos, y por la reacción de Jacob se apaciguó y dijo:
“Las hijas, son mis hijas; los hijos son hijos míos, el ganado es mío también, todo cuanto ves es
mío; a estas hijas mías y a los hijos que han parido, ¿qué les voy hacer? Ven, y hagamos una
alianza tú y yo, y que esta sea testigo entre los dos.
Pobre Labán: avaro, tramposo y mentiroso; adorador de falsos ídolos.
Los hijos de Jacob son hijos de Labán; uno de ellos es Judá del cual nacería Jesús. Jesús,
siendo inocente, quiso cargar con todos los pecados de los hombres, para sanar a los hombres
de la carga del pecado.
PACTO ENTRE LABÁN Y JACOB
Jacob hizo un monumento de piedras y comieron sobre él. Labán dijo:
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“Que Yahvé nos cuide a ti y mí una vez que nos hayamos separado uno de otro”.
“Si tú maltratas a mis hijas o tomas otras mujeres además de ellas, no habrá hombre que pueda
convencerte; pero mira que Dios es testigo entre tú y yo”. Gn 31, 49, 50.
Al día siguiente se levantó Labán bendijo a sus hijos y a sus hijas y se marchó.
JACOB TEME EL ENCUENTRO CON ESAÚ
Jacob prosiguió solo su camino y le salieron al encuentro ángeles de Dios, cfr. Gn 32, 1
Cuando creas que vas solo en el camino, recuerda que a tu encuentro salen ángeles de Dios.
Nunca estará solo en el camino quien transita por la ruta que Dios le ha señalado, porque tendrá
la compañía de los ángeles y del mismo Padre Dios que va a su lado
Habían pasado veinte años desde que Jacob abandonó su tierra para huir de la furia de su
hermano, por haberle arrebatado la primogenitura.
Veinte años no es nada, para olvidar que se ha perdido todo; cuando se ha perdido el derecho a
la llamada de Dios de ser el primogénito con derecho a sucesión de los hijos de los hijos hasta
llegar a Jesús.
Quien pierde el derecho a la primogenitura de la llamada de Dios, pierde el derecho a
encontrarse con Jesús que es el primogénito.
Jacob envió mensajeros a Esaú, y los mensajeros trajeron de respuesta que Esaú venía al
encuentro de Jacob con cuatrocientos hombres, para enfrentarse contra él. Jacob se atemorizó
grandemente y se angustió.
Jacob dividió en dos partes a los que le acompañaban, por si Esaú destrozaba una parte,
pudiera salvarse la otra; y dijo:
“Dios de mi padre Abraham, Dios de mi padre Isaac, Yahvé, tú que me dijiste: vuelve a tu tierra,
al lugar de tu nacimiento, que yo te favoreceré.”
“Muy poco soy para todas las gracias que a tu siervo has hecho, y toda la fidelidad que con él
has tenido: pues pasé este río Jordán (hace veinte años) llevando sólo un bastón, y ahora
vuelvo cargado de riquezas”
“Líbrame, te ruego, de la mano de Esaú, mi hermano, pues le temo, no sea que venga a
matarnos a todos, a la madre con los hijos”.
“Tú me dijiste: Yo te favoreceré grandemente y haré tu descendencia como las arenas del mar,
que por lo numerosas no podrán contarse.” Gn 32, 9-12
JACOB APLACA A SU HERMANO
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Tomó Jacob de todo lo que tenía para hacer presentes a Esaú; pues se decía: le aplacaré con
los presentes que van delante y luego le veré. Tomó: doscientas cabras y veinte machos,
doscientas ovejas y veinte carneros; treinta camellas criando, con sus crías; cuarenta vacas y
diez toros; veinte asnas y diez asnos.
JACOB LUCHA CONTRA UN ÁNGEL
Jacob se quedó solo. De pronto apareció un extraño hombre que lo atacó. Jacob se defendió, y
hasta rayar la aurora estuvo luchando contra el hombre raro, que resultó ser un ángel nocturno
de Yahvé.
El hombre, al ver que no podía vencer a Jacob, porque Jacob no se daba por vencido, le dio un
golpe en el muslo y se desgarró el tendón del muslo de Jacob luchando contra él.
El hombre dijo a Jacob: “déjame ir que ya sale la aurora”. Gn 32, 26
Jacob le respondió que lo dejaría ir pero con la condición que le perdonara y bendijera, y el
ángel le preguntó: ¿cuál es tu nombre? Y él le contestó: “Jacob”
El ángel le dijo: “No te llamarás en adelante Jacob, sino “ISRAEL”, pues has luchado con Dios y
con hombres, y has vencido
El ángel agresivo de la noche, con el cual le tocó pelear a Jacob, era la última prueba de Dios
para probar el espíritu guerrero de Jacob; y Jacob pasó la última prueba. Por eso el ángel le
dice: “has luchado con Dios”, es decir: has pasado todas las pruebas de Dios; y también le dice
refiriéndose a las duras pruebas con Labán: “has luchado con los hombres, y has vencido”
“Israel” significa vencedor de las pruebas que Dios manda, y vencedor de las pruebas de los
hombres.
Hay quienes piensan que ese ángel agresivo que atacó a Jacob en las horas de la noche, era el
ángel de Esaú; entonces si es así, si alguien está molesto contigo, apaciéntale a su ángel, como
lo hizo Jacob con Esaú.
Jacob le rogó al ángel: “Dame, por favor, a conocer tu nombre”
Pero el ángel le contestó: “¿Para qué preguntas por mi nombre?” De esta forma el ángel le dio a
entender a Jacob que no hiciera preguntas curiosas, que el nombre del mensajero poco importa,
que lo importante es el mensaje que él trae de parte de Dios. “Y le bendijo allí”. Cfr. Gn 32, 2433
RECONCILIACIÓN CON ESAÚ
Cansado Jacob de pelear toda la noche con un hombre fuerte que resultó ser un ángel, alzó los
ojos, y vio venir a Esaú con cuatrocientos hombres.
Jacob estaba solo porque había despachado en dos grupos a sus hijos, para protegerlos de la
ira de Esaú.
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Cuando llegó Esaú, Jacob se puso delante de todos y se postró en tierra siete veces antes de
llegar ante su hermano. Luego se levantó y se dirigió a Esaú.
Esaú corrió a su encuentro, le abrazó, cayó sobre su cuello y le besó. Lloraron ambos.
¡Siempre es conmovedor el encuentro de dos hermanos!
A todas estas, Raquel y Lía con sus onces hijos vinieron a buscar a Jacob, para correr la misma
suerte de él.
Esaú alzó los ojos y vio a las mujeres y a los niños, y preguntó a Jacob: “¿Quiénes son estos
que traes contigo?”
Jacob le contestó: “Son los hijos que Dios ha dado a tu siervo” Gn 33, 5
Se acercaron las siervas de Jacob con sus hijos, ante Usaú y se postraron en el suelo en señal
de respeto por ser hermano de Jacob.
Se acercó Lía también con los diez hijos suyos y se postró ante Esaú. Luego se acercaron
Raquel y José y se postraron ante él.
La cara de Esaú parecía apaciguada y conmovida. Le preguntó a Jacob respecto de los regalos
que le había mandado: “¿qué pretendes con todos esos hatos que he ido encontrando en el
camino?” “hallar gracia a los ojos de mi señor” –respondió Jacob.
Esaú, emocionado contestó: “Tengo muchas riquezas, hermano mío; quédate con lo tuyo para
ti”
“No te ruego –respondió Jacob-, si es que he hallado gracia a tus ojos, acepta de mi mano el
presente, ya que he visto tu cara (misericordiosa) como si fuera la de Dios, y me has acogido
favorablemente; acepta pues, el presente que te hago, pues Dios me ha favorecido y yo tengo
de
todo”.
Insistió tanto Jacob, que Esaú terminó aceptando los regalos de Jacob.
Esaú entonces dijo: “pongámonos en marcha; yo iré delante de ti”.
Pero Jacob no quería irse a la tierra de Esaú, contaminada de pecado, y le sacó una disculpa:
“bien ve mi señor que hay niños pequeños, y que llevo ovejas y vacas que están a punto de
parir, y si durante un día las pongo a marchar apresuradamente, todo mi ganado morirá.”
Entonces Jacob, sagazmente, le propuso a Esaú que él se fuera adelante y que Jacob lo
seguiría lentamente al paso de los rebaños y los niños, hasta llegar a Seir, donde estaba la casa
de
Esaú.
Esaú dijo que entonces dejaría con Jacob una parte de los hombres de guerra que llevaba. Pero
Jacob le respondió: “¿y para qué eso, si he hallado gracia a los ojos de mi señor?”
Esaú volvió a Seir aquel mismo día; pero Jacob partió para Sucot, y allí hizo una casa para él
vivir y apriscos para sus ganados.
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Luego Jacob llegó en paz a la ciudad de Siquem, en la tierra de Caná. Alzó allí un altar para
adorar a Dios y lo llamó: “El Elohe Israel” que significa: “El Dios de Israel” Cfr. Gn 33, 1-20
VIOLAN A DINA
Dina era la única hija mujer de Jacob, que había tenido Lía.
Dina se sentía sola sin amigas con quien compartir, en medio de tantos hombres, y salió al
nuevo pueblo a conocer amigas.
En el camino la vio Siquem, hijo de Jamor, amorreo, príncipe de aquella tierra. La raptó. Se
acostó con ella y la violó.
El hijo del príncipe se prendó de Dina, la amó y le habló tiernamente. Luego le propuso a su
padre: Tómame esa joven por mujer” Gn 34, 4
Jacob se enteró que su hija había sido violada; pero como sus hijos estaban en el campo
cuidando el ganado, se quedó callado hasta su vuelta.
El príncipe Jamor, padre del violador, en compañía de su hijo, fue a visitar a Jacob, padre de
Dina. En esas llegaron del campo los hijos de Jacob y escucharon de labios de Jamor lo que
había sucedido con su hermana, y se llenaron de ira por el ultraje hecho a Israel, acostándose
con la hija de Jacob, cosa que no debía hacerse.
Jamor se dirigió a Jacob y a los hijos de Jacob, diciendo: “Siquem, mi hijo, está prendado de
vuestra hija, dádsela, os lo ruego por mujer. Haced así alianza con nosotros; dadnos vuestras
hijas, y tomad las nuestras para vosotros, y habitad con nosotros”
Jamor agregó además: “La tierra estará a vuestra disposición para que habitéis en ella, la
recorráis y tengáis propiedades en ella.”
Siquem, el violador de Dina, por su parte, dijo al padre de ella y a sus hermanos: “halle yo gracia
a vuestros ojos, y os daré lo que me pidáis. Pidan lo que quieran por la dote de Dina y por las
dádivas, porque cuanto me pidan os lo daré, pero dadme a la joven por mujer”.
No sabían Siquem ni su padre, con qué clase de personas se habían metido, los astutos y
vengativos hijos de Jacob, ni mucho menos lo que le pedirían como precio de la dote: la cabeza
d ellos y de todo el pueblo.
Astuta y dolosamente, los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a su padre por el estrupo de
Dina, su hermana, y les dijeron:
“No podemos dar nuestra hermana a un incircunciso, porque eso sería para nosotros una
afrenta.
Sólo podríamos aceptar lo que ustedes piden con una condición: que ustedes sean como
nosotros (de la misma religión), y para ello es necesario que se “circunciden todos los varones
de
esta
ciudad.”
Los hijos astutos de Jacob, sin consultarlo con Jacob, agregaron: “Si ustedes aceptan esta
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condición, entonces nosotros les daremos nuestras hijas y tomaremos como esposas las hijas
de ustedes, y habitaremos juntos, ¡y seremos un solo pueblo! Pero si no aceptan ser
circuncidados, entonces tomaremos a Dina y nos iremos” Cfr. Gn 34, 13-17
Estas palabras astutas de los hijos de Jacob, agradaron a los ingenuos visitantes, el príncipe
Jamor y a Siquem, su hijo violador.
El joven Siquem, no quiso dar largas a la cosa, por estar locamente enamorado de Dina y por
ser el de más respeto de la casa de su padre.
No le importaban al padre ni al hijo el cuento del: “único y verdadero Dios”; lo único que
importaba era la pasión por Dina, y por ella estaba dispuestos a fingir que adorarían a un solo
Dios.
Inmediatamente, padre e hijo, con los hijos de Jacob, se dirigieron a las puertas de la ciudad, y
hablaron a todos los hombres de la ciudad, diciendo:
“Estos hombres son gente de paz en medio de nosotros.”
“¡Qué se establezcan en esta tierra y la recorran¡”
“¡La tierra es a ambas manos espaciosa para ellos¡”
Luego Jamor y Siquem les contaron el plan a todos los hombres de la ciudad. Les argumentaron
que podrían tomaran por mujeres a sus hijas, y les darían las de ellos. Pero sólo consienten en
habitar entre ellos y ser con ellos un solo pueblo, SI SE CIRCUNCIDA TODO VARÓN, como lo
están ellos.
Le dijeron al pueblo que si hacían esto, circuncidarse, “Sus ganados, sus bienes y todas sus
bestias, ¿no serán así nuestros?” Gn 34,23
El impetuoso joven, lleno de pasión por Dina, concluyó su encendida intervención: “¡Sólo falta
que accedamos a su petición, y habitarán con nosotros!” Y habitará Dina conmigo –le faltó decir.
No hubo ninguna alusión a Dios, pues ellos tenían otros dioses de barro y madera a los cuales
no estaban dispuestos a renunciar.
TODOS SE CIRCUNDAN
Después De escuchar las brillantes intervenciones del príncipe Jamor y de su apasionado hijo,
Siquem, todos los varones de la ciudad se circuncidaron.
Al tercer día, cuando todos los varones de la ciudad estaban con los más agudos dolores de la
operación penitencial, la que Dios le había pedido a Abraham como sacrificio y pacto de su
Alianza, los astutos hijos de Jacob, encabezados por los crueles hermanos de Dina, Simeón y
Leví, penetraron sin peligro a la ciudad, espada en mano, y mataron a todos los varones.
Pasaron a filo de espada a Jamor y al apasionado y violador Siquem; liberaron a Dina que la
habían raptado y salieron muy campantes por las puertas principales de la ciudad.
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Los que no creen en solo Dios verdadero, creen en todas las verdades de los hombres; y ponen
su confianza en el primero que halaga sus oídos. Ese fue el caso del idólatra Jamor y su
apasionado
hijo.
Los hijos de Jacob se arrojaron sobre los muertos y saquearon la ciudad por haber sido
deshonrada su hermana.
Se llevaron las ovejas, bueyes, asnos; todo cuanto había en la ciudad y todo cuanto había en los
campos.
Todos sus bienes, todos sus niños, todas sus mujeres los cautivaron y se los llevaron, y robaron
cuanto había en sus casas. Cfr. Gn 34, 25-29
Cuando Jacob se enteró del crimen por venganza, llamó a Simeón y a Leví, y les dijo:
“Habéis perturbado mi vida, haciéndome odioso a los habitantes de esta tierra, los cananeos y
fereceos”
“Yo tengo poca gente, pero ellos se reunirán contra mí y me matarán, destruyéndome a mí a
toda mi casa”
Simeón y Leví le respondieron a su padre que no iban a permitir que a su hermana la trataran
como a una prostituta.
Este fue el primer enfrentamiento del naciente pueblo de Israel con los cananeos y fereceos, y
desde aquí viene el profundo odio de los descendientes de Israel con los hoy samaritanos.
DIOS ORDENÓ A JACOB IR A BETEL
Dios dijo a Jacob se fuera a vivir a Betel, y que allí alzara un altar a Dios, al mismo Dios que se
le había aparecido en el camino cuando huía de su hermano.
Jacob comunicó la orden de Yahvé a toda su familia, y les pidió que se despojaran de todo tipo
de ídolos y hechicerías, en los cuales confiaban algunos, porque solamente existía un único y
verdadero Dios.
La familia de Jacob estaba contaminada de idolatría, porque tenían siervos que no conocían al
verdadero Dios y adoraban otros dioses; los siervos tienen una gran influencia sobre los hijos.
Todos obedecieron las indicaciones de Jacob, y entregaron todos los dioses extraños que tenían
a mano, lo mismo que los pendientes de las orejas porque los usaban como ídolos. Jacob los
enterró bajo la encima de Siquem.
Antes de partir hacia la misión que Dios le puso, Jacob hizo una limpieza de todos los ídolos a
los cuales estaban apegados.
Partió Jacob por el desierto, acompañado de toda su familia. Dios hizo que todos los pueblos del
contorno se llenaran de terror ante Jacob, y nadie se atrevió a atacarlo Cfr. Gn 35, 5.
Esa es la técnica de Dios: hace entrar miedo y temor reverencial ante la presencia de un
seguidor suyo, para que nadie lo ataque.
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Jacob llegó a Betel, la ciudad en la cual se le apareció Dios cuando huía de su hermano.
DIOS CONFIRMA EL NOMBRE DE ISRAEL
Se le apareció Dios a Jacob y le bendijo, diciendo:
“Tu nombre ya no será Jacob; tu nombre será ISRAEL”
“Yo soy El-Saddai. Crece y multiplícate”
(Esta misma bendición había dado Dios a Adán y Eva: “¡creced y multiplicaos!” Y esto mismo
quiere Dios de los hijos que le siguen y le aman: que crezcan y se multiplican como las estrellas
del cielo y como las arenas del mar.
Toda familia, comunidad y pueblo que sigue verdaderamente los pasos del Señor, crece y se
multiplica; pero quienes se alejan de las enseñanzas del Señor comienzan a disminuir hasta a
desaparecer.
Continuó Yahvé diciéndole a Jacob:
“De ti saldrá un conjunto de pueblos y de tus lomos saldrán reyes”
(De Jacob, salió José, vicefaraón de Egipto, unos mil quinientos años después nació David, y mil
años después de David nació Jesús. A estos reyes se refería Yahvé)
“La tierra que di a Abraham y a Isaac te la daré a ti y a tu descendencia después de ti”
(Moisés condujo al pueblo de Israel a la tierra prometida a Abraham, Isaac y a Jacob; David
limpió de idolatría la tierra prometida. Jesús, que nació en la tierra prometida, abrió las fronteras
de la tierra prometida a todo aquel que cree en Él: “ el reino de los cielos está dentro de
vosotros”
Dos mil años después de Jesús, la tierra prometida a Abraham, Isaac y a Jacob, es un desierto
de arena y polvorín de guerra.
En la tierra prometida, ya no hay paz porque rechazaron a Jesús, que es el único portador de
paz: “Mi paz os dejo, mi paz os doy”. Pero los hombres de la tierra prometida, rechazaron esta
paz.
Jesús lloró al divisar Jerusalén, porque los hombres de Jerusalén rechazaron al único que podía
darles paz. Pero Jerusalén es hoy el mundo entero.
Jacob hizo un monumento de piedra sobre el lugar donde Dios le había hablado y sobre el altar
derramó óleo y tomó un poco vino. Cfr. Gn 35, 1-15
RAQUEL MUERE EN EL PARTO
Cuando ya estaban llegando a Efrata, parió Raquel, teniendo un parto muy difícil. Cuando
estaban en las angustias del parto le dijo la partera: “ánimo que también este es un varón”
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Raquel al dar el alma, pues estaba moribunda, le llamó Benoni (hijo de mi dolor); pero su padre
le llamó Benjamín (Ben-yamin: hijo de la dicha: Buena ventura).
Raquel fue sepultada en el camino de Efrata, que es Belén, la tierra que luego le correspondió a
Judá, en la cual nació David y posteriormente Jesús.
Jacob alzó un monumento sobre la tumba de Raquel, su mujer amada, el cual todavía subsiste.
PECADO DE RUBÉN
Rubén, el primogénito de Jacob, se acostó con Bala, la sierva de Raquel, la que Raquel ofreció
a Jacob para que ella pariese dos hijos; Bala es la madre de Dan y Neftalí, hijos de Jacob y
Bala.
Rubén profanó el lecho de su padre y por eso perdió su primogenitura y con ella la bendición de
Yahvé.
JACOB LLEGA SU TIERRA
Por fin Jacob, después de largos años de peregrinar por el desierto, siguiendo la dirección que
Yahvé le había ordenado, llegó Jacob a la casa de su padre, a Mambré, que es hoy Hebrón.
En Hebrón habitaron Abraham e Isaac; mil años después nació y reinó David; luego allí nació
Jesús.
Cuando Jacob llegó a la casa paterna, Isaac aún estaba vivo, a pesar de su ceguera; la historia
no habla de Rebeca, la madre de Jacob, porque lo más posible es que ya hubiese muerto.
Isaac que confió en Dios, vio cumplidas las promesas en su hijo Jacob, el que con la ayuda de
su madre robó las bendiciones de los cielos. Isaac sufrió con las locuras de Esaú, su hijo
primogénito, que tomó mujeres pertenecientes a pueblos idólatras; pero se llenó de gozo y de
consuelo con Jacob, su hijo fiel a los mandatos del Señor.
Todo hijo fiel a los mandatos del Señor es la delicia de sus padres; pero el hijo infiel es el dolor
de su cabeza.
Isaac alcanzó a ver, aparte de sus hijos, doce nietos de Jacob y los numerosos hijos de los
nietos.
Isaac alcanzó a contemplar en esta tierra, que son ciertas las promesas del Señor, y como Dios
lo había bendecido, llenando de bienes a sus hijos.
Lleno de días, de fecundos días, y de muchos hijos, murió Isaac para reunirse con su pueblo,
con su verdadero pueblo que habita en la eternidad.
JUDÁ Y TAMAR
El hijo primogénito de Judá se llamó Er, el cual se caso con una mujer llamada Tamar.
“Er fue malo a los ojos de Yahvé y Yahvé lo mato”. Gn 38, 7
58
Entonces dijo Judá a Onán, su otro hijo, “entra a la mujer de tu hermano, para que le des hijos a
tu hermano” Gn 38, 8
Pero Onán odiaba a Er, su hermano, y no quería darle hijos a Tamar en nombre de su hermano.
Onán acudió a una estrategia que le costó la vida: entraba a la mujer de su hermano; pero se
derramaba en tierra para no darle hijos a su hermano.
“Era malo a los ojos de Yahvé lo que hacía Onán y le mató” Gn 38,10. Y esto sigue siendo malo
a los ojos de Dios.
Onán acudía a las relaciones matrimoniales infecundas, para acuñar su nombre: relaciones
onanísticas, las cuales son malas ante Dios porque desvirtúan el fin natural del matrimonio:
unión y fecundidad.
Tamar quedó dos veces viuda, primero de un marido malo y segundo de un marido onanísta.
Judá tenía gran cariño por Tamar y al ver su triste suerte, le dijo que esperara a que su hijo
menor se hiciese grande para dárselo como esposo y obtener hijos de él.
Esperó Tamar a que el hijo de Judá fuera mayor para ser esposa de él; pero luego se dio cuenta
que Judá no se lo daba por marido.
Tamar
estaba
ansiosa
de
tener
hijos
descendientes
de
Judá.
Judá enviudó. Recurrió Tamar a una treta muy astuta para obtener un hijo de Judá, que le dio
magníficos resultados. Se vistió de prostituta, se tapó la cara y se puso a la vera del camino por
donde pasaba su suegro y lo sedujo. “Judá entró en ella y concibió de él” Gn 28, 18
Tamar, fingiéndose una mujer del mundo, le pidió el pago a Judá y este le dijo que le mandaría
un cabrito de regalo.
Sagazmente Tamar le respondió a su suegro, que entonces le dejara como prenda: “Tu anillo, el
cordón que cuelga y el báculo que llevas en tu mano” Gn 38, 18
Tamar quitándose los vestidos de meretriz, regresó a la casa de Judá donde vivía, sin que Judá
supiese nada.
Luego Judá mandó el cabrito para recuperar las prendas suyas. Pero la mujer no estaba en el
camino.
Preguntó a las gentes del lugar: ¿dónde está esta meretriz que se sienta a la vera del camino? Y
ellos le respondieron: No ha habido allí ninguna meretriz” Gn 38, 21
LA MUJER ADULTERA.
Al cabo de unos tres meses la gente se dio cuenta que Tamar sin tener marido, estando bajo
cuidado en la casa de Judá, estaba encinta. Le dijeron a Judá: “Tamar, tu nuera, se ha
prostituido y de sus prostituciones está encinta.” Gn 38, 24
59
Judá lleno de ira e intenso dolor, dijo:
“¡Sáquenla de mi casa y quémenla!”
Era el castigo reservado a la mujer adúltera: apedrearla o quemarla. Jesús lleno de compasión
ante la mujer sorprendida en adulterio, la perdonó y dijo: “el que esté libre de pecado que tire la
primera piedra”.
¡Jesús tenía motivos poderosos para compadecerse de la mujer sorprendida en adulterio!
¡Jesús es descendiente de Tamar y de Judá! (cfr. Mt 1,3) “Jesús que no tuvo pecado, quiso
cargar con todos los pecados de los hombres”, dice Pablo.
Cuando cogieron a Tamar y la llevaban a quemarla, le mandó a devolver las pertenencias a
Judá y a decirle: “Del dueño de estas cosas estoy yo encinta, mira a ver de quién son” Gn 38, 25
Judá inmediatamente reconoció su anillo, el cordón y el báculo; los cuales heredaría Jesús: el
anillo corresponde al rey, el cordón al juez y el báculo al pastor. Jacob dirá más tarde a Judá:
“No se apartará de ti el báculo hasta que venga “Aquel” que es”, ese Aquel es Jesús. (cfr. Gn 49,
10)
Judá reconoció su pecado y dijo:
“¡Ella es mejor que yo!” Gn 38, 26
Judá no se atrevió a aplicarle a Tamar ningún castigo.
Esta es una breve historia de los descendientes de Jesús.
JOSÉ VICEFARAÓN DE EGIPTO
José, el hijo de Raquel, la mujer amada, fue el hijo predilecto de Jacob. En José puso Jacob sus
esperanzas.
José asimiló las buenas costumbres de su padre, y heredó de él la fe y confianza de Dios. Los
hijos de las concubinas no querían a José y sentían mucha envidia de él, por ser el hijo
predilecto de su padre, el hijo de su ancianidad.
Jacob le puso a José vestidos de príncipe, una túnica talar, túnica larga; los demás hermanos
llevaban la túnica corta como los demás trabajadores corrientes de los campos. José desde niño
se acostumbró a estar muy elegante, porque se sabía el hijo predilecto de su padre.
Los hijos de las mujeres concubinas tenían pésima fama. Los hijos de las mujeres concubinas
suelen ser de carácter muy indómito, y por la ausencia de autoridad crecen como potros
salvajes sin Dios y sin ley.
José contó a su padre la pésima fama de los hijos de Bala y de Zelfa, hermanos medios de
José.
Pero todos los demás hermanos odiaban a José, y se dirigían a él de una forma agresiva. A
José le tocó afrontar con paciencia, desde su más tierna infancia, la adversidad de todos sus
60
hermanos.
José era un muchacho humilde y manso. Jesús dijo que los humildes serían exaltados y que a
los mansos les correspondía dominar la tierra. José además era un muchacho de corazón muy
puro; Jesús dijo que los puros verían a Dios. Lleno de misericordia era José; Jesús dijo que los
misericordiosos alcanzarían misericordia.
José era un muchacho amado de Dios y de su padre y la predilección del Señor estaba con él.
DIOS LE HABLA EN SUEÑOS
José tuvo un sueño, que ingenuamente contó a sus malvados hermanos, y fue ocasión para que
se llenaran de más furia contra él. José no intuía la maldad de sus hermanos.
Este fue el sueño de José:
Estaba José con sus hermanos en el campo atando haces (pedazos de tela), y el haz, el pedazo
de tela de José, se tenía solo en pie, y los haces de sus hermanos se inclinaban adorando al de
José.
Los hermanos entendieron perfectamente el significado del sueño profético, y llenos de ira le
preguntaron a José: “¿es que vas a reinar sobre nosotros y nos vas a dominar?” Gn 37, 8
De esta forma Dios le iba informando a José el futuro de su destino, y José confió en Dios y
creyó. No le importaba a José ser rey sino que se cumpliera en él la Santa Voluntad de Dios
para
su
vida.
Pero no estaba en la mente del justo José ni del justo Jacob los planes ambiciosos del Señor; a
lo sumo creerían ambos que José sería el elegido por Dios para hacer de él un pueblo nuevo.
Pero Dios tenía designado a José para conquistar un pueblo viejo y poderoso, el más poderoso
de la tierra: Egipto.
Egipto no cabía en la cabeza de los dos. Es que “ni ojo vio ni oído oyó, las cosas que Dios nos
tiene preparadas”, dice Pablo. Es que al hombre le pertenece el día de hoy y a Dios la eternidad.
De Dios es el reino, el poder y la gloria. Dios pone y quita los reyes de la tierra. También Dios
sacó a David de un potrero y lo hizo rey de la tierra. En un potrero nació Jesús, el rey del cielo y
de la tierra.
Dios tiene todo el poder, El-Saddai, Dios Omnipotente y con él podría imponer a José como
príncipe de Egipto; cosa fácil para Dios. Dios es Elyon, dueño de los cielos y la tierra; y El es
Yahvé-yiré, Dios proveerá.
Pero el príncipe José será el instrumento del cual se valdría Dios para esclavizar a su pueblo por
más de cuatrocientos años, para librarlo de la contaminación de los amorreos, como Yahvé lo
había ya advertido a Abraham en Gn 15,13.
El príncipe Moisés será el libertador del pueblo de Dios; el rey David será el conquistador de
nuevos pueblos para Dios, y el Rey Jesús vendrá a implantar el Reino de Dios sobre la tierra.
61
Nos interesa la historia antigua, no para quedarnos en un pasado que ya pasó, sino para
conocer lo que se relaciona con Jesús y con nosotros, para sacar de ella valiosos tesoros de
enseñanza.
Nos interesa el pasado, pero no para llorar sobre la leche derramada, sino para abrir el cofre y
sacar de él tesoros viejos y ponerlos a relucir de nuevo en nuestras vidas.
El actual pueblo Judío vive de un pasado glorioso; nosotros los Cristianos vivimos en el
presente, que se hace eterno en la mente de Dios.
OTRO SUEÑO DE JOSÉ
Dios que le habló en sueños a José, sigue vivo, y en sueños sigue hablando a muchos hombres
en la tierra: a los que le aman, le escuchan complacidos y luego, obedientes, cumplen lo que
han escuchado de Dios.
Otro sueño de José y otra gran ingenuidad de parte suya: llamó a todos sus hermanos y a su
padre a contarles el sueño:
“Mirad: ¡he tenido otro sueño! Y he visto que el sol la luna y las estrellas me adoraban” Gn 37, 9
Al escuchar el relato del sueño se inquietó Jacob, e increpó a José, diciéndole:
“¿¡Qué es ese sueño que has soñado!?” “¿¡Acaso vamos a postrarnos ante ti, yo, tu madre y tus
hermanos!?” Gn 37, 10
Con este sueño de José sus hermanos se llenaron de más rabia; pero Jacob quedó muy
pensativo, porque en el fondo lo creyó.
JACOB MANDA A JOSÉ A SUS HERMANOS
Los hijos de Jacob salían a apacentar el ganado; pero cuando los hermanos de José salían a
trabajar, José, el hijo preferido, que aún era un muchacho de diecisiete años, se quedaba al lado
de su padre y de su pequeño hermano, Benjamín.
José escuchaba complacido los relatos y consejos de su padre. Jacob se impresionaba de los
inteligentes comentarios y conclusiones de José.
Jacob adivinaba en el hijo de Rebeca las facciones hermosas de su madre, su mujer amada y
recientemente desaparecida de la tierra.
Los hijos de Jacob estaban apacentando el ganado en Siquem y tardaban en venir. El padre
estaba preocupado por sus locos hijos, y le dijo a José:
“Ven, que te quiero mandar a ellos”
José, obedientemente respondió:
“Heme aquí” Gn 37, 13
62
Igual María respondió al ángel de Dios: “He aquí”, “He aquí a la esclava del Señor, como quien
dice: aquí estoy, Señor, para hacer lo que tú digas.
Jacob le pidió a José: “Vete a ver si están bien tus hermanos y el ganado, y vuelve a decírmelo”
Y le envió desde el valle de Hebrón y se dirigió José a Siquem.
José que presentía en su corazón los peligros del camino, debió haberle pedido a su progenitor
la bendición paterna. Jacob pudo haberle dicho:
Que Yahvé mande su ángel para que te guíe en el camino, y que el mismo Dios dirija tus pasos
a la gloria de tus sueños.
Era la primera vez que padre e hijo se separaban desde la muerte de Raquel.
José se despidió de su pequeño hermano Benjamín y el niño se quedó llorando la partida de su
hermano.
Padre e hijo se dieron un abrazo y José se perdió en la distancia ante los ojos de su padre y de
su hermano; no sabían ellos que la distancia y el tiempo los separaría por espacio de veintidós
años.
Jacob quedó solo con un niño de tres años, Benjamín, hijo de la difunta Raquel, lo mismo que
José.
También desde este mismo lugar, el valle de Hebrón, mil quinientos años más tarde, fue enviado
el pastor David, por su padre, a visitar a sus hermanos y a informar acerca de ellos. Ninguno de
los dos habría de regresar: José se convirtió en príncipe de Egipto y David en rey de Israel.
Del valle de Hebrón salió Jesús en brazos de sus padres para irse a refugiar a Egipto y luego
dar la vida por decir que era Rey, porque para eso había venido al mundo: ¡para dar testimonio
de
la
verdad!.
José vestido con su túnica de príncipe se dirigió solo por medio del peligroso desierto.
José, errando por el campo, se encontró con un extraño hombre, el cual le preguntó: “¿Qué
buscas?” José le respondió: “Busco a mis hermanos. Hazme el favor de decirme donde están
apacentando”
El hombre le contestó: “Se han ido de aquí, pues les oí decir: vamos a Dotayin” Gn 37, 17
¿Quién era ese hombre que encontró José en el camino? ¡Un ángel de Dios! El ángel del
camino que conduce a los hombres por la ruta que Dios ha señalado. Un ángel de Dios también
condujo a Tobías por la ruta de la obediencia, hasta encontrar la familia de su padre y la esposa
de
su
vida.
Dotayin estaba lejos de Siquem; pero José no optó por devolverse a la casa de su padre sin
cumplir con el mandato de informar acerca de sus hermanos, sino que entonces, solo, confiando
en la ayuda de Dios, por un camino lleno de peligros se fue a buscar a sus hermanos a la región
lejana para nunca más volver.
63
¡Bendita virtud de la obediencia, que nos lleva a la región desconocida¡ La región que después
de
los
obstáculos
termina
con
la
gloria,
como
pasó
con
José.
JOSÉ LLEGA A DOTAYIN
José cansado del largo viaje y sudoroso, con hambre y sed, por fin llegó feliz a sus hermanos, a
los hijos de su padre a quienes amaba.
Los hermanos de José le vieron desde lejos, y antes de llegar José, concibieron el proyecto de
matarle. A Jesús le pasó lo mismo que a José: “Vino a los suyos y los suyos no le recibieron” y
Jesús lo proclamará abiertamente: “los enemigos del hombre son los de su propia casa”.
Los hermanos de José dijeron entre sí: “Mirad, ahí viene el soñador” Ni siquiera se dirigieron a
José llamándole “hermano”, sino despectivamente el “soñador”.
Los malvados hermanos de José ya habían asesinado a todo un pueblo por venganza. Entre
ellos estaba el que había profanado el lecho de su padre, y el que había buscado a una meretriz
a la vera del camino; allí estaban los hermanos mayores que daban mal ejemplo.
Estos dijeron de José: “Matémosle y arrojémosle a uno de estos pozos, y decimos que lo devoró
una fiera. ¡Así veremos de qué sirven sus sueños!” Gn 37, 19-20
Pero Rubén, el hijo mayor de Lía y de Jacob, que ya estaba arrepentido haber hecho sufrir tanto
a su padre, se le condolió el corazón por el muchacho, trató de disuadir a sus hermanos del
criminal intento. y les propuso otro plan, con el fin de salvarlo:
“Matarlo, no; no vertáis sangre; arrojadle mejor a un pozo del desierto y no pongáis la mano
sobre él”
La intención de Rubén era librarlo de sus hermanos para luego devolverlo a su padre. Cfr. Gn
37,
21-22
Cuando llegó José a sus hermanos, lo primero que hicieron fue despojarlo de su túnica, de su
túnica talar. A Jesús también lo despojaron de su túnica, de su túnica inconsútil y lo dejaron
desnudo.
Los hermanos arrojaron a José al pozo de la muerte, un pozo vacío que no tenía agua, y se
pusieron a comer para festejar el triunfo.
José a lo lejos, desde el fondo del oscuro pozo, escuchaba las risas burlonas de los comensales
de la fiesta. También Jesús escuchó las risas burlonas de quienes le habían condenado a
muerte.
José no tuvo miedo ni perdió la confianza en Dios en medio del oscuro hueco. Allí en el pozo, de
pies porque por la estrechez del hueco no alcanzaba a sentarse, permaneció largo rato sin
quejarse porque estaba en oración.
¡Haz de mí, Señor, lo que tu quieras! Jesús dijo, ante la inminencia de su muerte: “No se haga
mi voluntad sino la tuya”
64
JOSÉ ES VENDIDO POR SUS HERMANOS
Mientras comían los hermanos de José, vieron venir una caravana de ismaelitas que llevaban
mercancía y se dirigían hacia Egipto.
Judá lleno de compasión por la suerte de su hermano, y conociendo el duro corazón de los
demás, exclamó:
“¿¡Qué vamos a sacar matando a nuestro hermano y ocultar su sangre!?” Gn 37, 26
Para tratar de disuadir a sus hermanos del malvado intento de matar a José, se le ocurrió a Judá
una idea loca: ¡venderlo a esos ismaelitas!.
Esa idea loca fue el Espíritu de Dios que la puso en la cabeza de Judá, para cumplir sus divinos
planes.
Entonces sacaron a José del pozo, y por veinte monedas de plata lo vendieron a los
mercaderes, que lo llevaron a Egipto. Cfr. Gn 37, 28.
A Jesús lo vendieron por treinta monedas de plata (cfr. Mt 26, 14). A Jesús, mil quinientos años
después, lo vendieron por cinco monedas más; ¡no había subido mucho el precio de la traición!.
José desnudo, fue amarrado de manos como buena mercancía, para ser vendido como esclavo.
No conmovió a nadie las lágrimas del muchacho, que “con angustia de su alma pedía
compasión” (cfr. Gn 42, 21) , y partió la caravana con su nueva adquisición.
José desnudo, atadas las manos y ligado al cuello de un lazo, comenzó a caminar hasta
perderse en la lejanía de la vista de sus hermanos. Perdurará este recuerdo entre los malvados
hermanos mucho tiempo como dura pesadilla.
ENGAÑAN A JACOB
Tomaron los hermanos la túnica de José, porque la túnica no entró en el precio de venta.
José se fue desnudo por el largo camino que lleva a la esclavitud, sin vestidos para cubrirse de
los rayos del sol, ni una capa con qué abrigarse del frío de la noche.
A Jesús también lo despojaron de sus vestidos y desnudo se subió a la Cruz.
Los hermanos de José mataron un cabrito y empaparon la túnica con la sangre. La tomaron y se
la llevaron a su padre, diciéndole: “Esto es lo que hemos encontrado; mira a ver si es o no la
túnica de tu hijo” Gn 37, 32
Jacob exclamó: “¡Es la túnica de mi hijo! ¡Una fiera ha despedazado el cuerpo de José!” Gn 37,
32
Rasgó Jacob sus vestiduras en señal de dolor, se vistió de saco e hizo duelo por su hijo amado
durante mucho tiempo.
65
Venían sus hijos y sus hijas a tratar de consolarlo; pero él rechazaba todo consuelo diciendo:
“En duelo por la muerte de mi hijo me iré al sepulcro.” Y su padre le lloraba. También María, la
Madre de Dios, lloró la muerte de su hijo. Pero José había de reaparecer luego como rey de
Egipto y Jesús había de resucitar.
JOSÉ VENDIDO COMO ESCLAVO
Los mercaderes que llevaban a José, llegaron a Egipto y en la plaza debieron exhibir su
mercancía: telas, camellos y hombres para la venta, a la oferta del mejor postor. Los curiosos
compradores se paseaban por la plaza principal en busca de la humana mercancía.
Uno de estos compradores era el jefe de la guardia del faraón llamado Putifar.
Putifar se detuvo a observar las mercancías de los hijos de Ismael y su mirada debió
encontrarse con la mirada de José; seguramente no habría en el rostro de José ningún asomo
de tristeza; sus ojos estaban llenos de la luz de la esperanza, e inmediatamente lo compró sin
necesidad
de
averiguar
el
precio.
Los madianitas, los hijos de Ismael, vendieron a José en Egipto al ministro del Faraón y jefe de
la guardia, llamado Putifar.
Putifar de inmediato le cogió a José un gran cariño, porque se dio cuenta que estaba lleno del
Espíritu de Dios.“Yavé protegió a José en Egipto y le hizo prosperar en todas sus cosas” Gn
39,2
Aún en tierra extraña y siendo esclavo, si se tiene la protección de Dios, se puede prosperar.
José se fue a vivir a la casa de su señor, el ministro del Faraón. El importante ministro se dio
cuenta que el esclavo recién comprado era un muchacho muy especial. Putifar supo que la
mano de Yahvé estaba con José y lo hacía prosperar, cfr. Gn 39,3
“José halló gracia a los ojos de su señor, y le servía a él. El ministro nombró a José jefe de su
casa y lo puso a administrar todos sus bienes.” Gn 39, 5 Igual José el esposo de María era el
jefe de la casa de Jesús y administraba todo.
“Yavé bendijo por José a toda la casa de Putifar y derramó su bendición sobre todos los bienes
de Putifar en la casa y en el campo” Gn 39, 5 Dios derrama bendiciones sobre aquel que acoge
a un hijo suyo.
¡Buena compra realmente había hecho Putifar!
El señor de José, confiaba tanto en él que no tenía preocupación alguna, salvo una: que José
comiera bien.
“Era José de hermosa presencia y bello rostro”
Gn 39, 6. Como igual David: “era rubio, de hermosos ojos y de muy bella presencia” (cfr. I Sam
16,12), e igual Jesús.
66
José llegó de esclavo a Egipto; pero de inmediato se le abrió la puerta grande porque su
presencia era un anuncio de la presencia de Jesús y la mano de Yahvé estaba con él.
LA ESPOSA DE PUTIFAR SE ENAMORA DE JOSÉ
José era joven, inteligente, de bella figura, soltero, de finos modales y lleno de Dios; realmente
era un gran partido para cualquier mujer. Putifar era rico e importante; pero no conocía a Dios.
La esposa de Putifar su enamoró de José.
José se dio cuenta del asunto porque no era tonto y trataba de esquivar a la esposa de Putifar,
por respeto y lealtad a su señor, y por temor de Dios.
Entonces descaradamente la esposa de Putifar le dijo:
“Acuéstate conmigo” Gn 39,7
José la rehusó, diciendo:
¿¡Cómo se te ocurre semejante idea!?
Cuando mi señor ha puesto toda su confianza en mí, “¿voy yo a hacer una cosa tan mala y a
pecar contra mi Dios?” Gn 39, 9
Cuando José respondió esto a la adúltera mujer de Putifar, no había promulgado Yahvé por
medio de Moisés los Diez Mandamientos de la Ley de Dios.
Pero José tenía grabada en su corazón le Ley de Dios, como la tiene grabada todo hombre, y
era fiel a ella.
La esposa de Putifar, llena de pasión buscaba a José un día y otro; pero José no la escuchaba,
negándose incluso a estar con ella.
LA TRAMPA DE LA MUJER
Un día que José entró a la casa para cumplir con su trabajo, y no había nadie en ella, la mujer le
agarró por el manto, para tratar de seducirlo. Pero José dejando el manto en las manos de la
mujer salió corriendo y abandonó la casa.
Bartimeo, el ciego, dejó el manto para ir en pos de la llamada de Jesús para encontrar la luz;
José, dejando el manto, huyó de la casa de la mujer de Putifar para no perder la luz, la luz de la
pureza que le permitía ver a Dios. Jesús dirá: “Bienaventurados los puros de corazón porque
verán
a
Dios.”
La mujer al verse despreciada por José comenzó a gritar, llamado a grandes voces a la gente de
la casa, y les dijo: Putifar ha traído a ese hebreo para que se burle de nosotros; ha entrado a mí
habitación para tratar de acostarse conmigo, y cuando vio que yo alzaba mi voz para llamar, ha
dejado su manto junto a mí y ha huido fuera de la casa, cfr Gn 39, 13-15
SE ENTERA PUTIFAR
67
Dejó la mujer el manto de José cerca de sí, hasta que vino su señor a casa, y le habló así: ¡Ese
siervo hebreo que nos has traído ha entrado a mi habitación para burlarse de mí, y cuando vio
que yo alzaba mi voz y llamaba, dejó junto a mí su manto y huyó fuera.
Putifar entró en cólera al escuchar el relato mentiroso de la mujer. Apresó a José, le metió en la
cárcel donde estaban encerrados los presos del rey, y allí en la cárcel quedó José.
JOSÉ EN LA CÁRCEL
Ahora José, de amo y señor de la casa de Putifar, pasa injustamente a la cárcel. Es la montaña
rusa de Dios; el sube y baja de los planes del Señor: a la humillación sigue la exaltación, y a la
exaltación una nueva humillación, para luego volver a encumbrar aún más alto a los que confían
en Él.
Dios tenía reservado a José para una misión muy alta. Ya José había pasado la primera prueba:
la fidelidad a los mandatos del Señor; ahora era necesaria una mayor purificación para la
segunda prueba: la paciencia de esperar.
Cuando Dios tiene escogido a un hijo suyo para una misión grande, lo prepara en la forja del
dolor y humillación muy grandes: “El oro se prueba en el crisol y el hombre acepto a Dios en el
crisol del dolor” dirá el Padre Dios en la Escritura Santa.
Cuando Dios quiere subir hasta los cielos abaja primero hasta las puertas del infierno, y permite
la deshonra de la calumnia. Dios administra nuestra fama según a Él le place y conviene para
sus divinos planes.
José nunca desconfió de Yahvé. Y la mano de Yahvé estaba con José, y extendiendo sobre él
su favor, le hizo grato a los ojos del jefe de la cárcel. Cfr. Gn 39, 21
El jefe de la cárcel nombró a José jefe de todos los presos. Y José decidía todo lo que se hacía
y comía allí.
Se despreocupó el Jefe de la cárcel, dejando en sus manos el manejo de la cárcel a José,
porque sabía que Yahvé estaba con José, y cuanto hacía este, Dios lo hacía prosperar. Cfr. Gn
39,
23
José llegó de esclavo a Egipto y de inmediato llegó a decidir lo que se hacía en la casa del
ministro Putifar; José llegó preso a la cárcel y allí se hacía lo que él decía: Quien tiene a Dios
tiene el poder porque Dios es Omnipotente: El-Saddai
José necesitaba un refugio solitario y silencioso para adentrarse en la vida de oración, ¿y qué
mejor refugio que la cárcel?
Sí José pasó bien en casa de Putifar, mejor aún pasó en la cárcel, porque llevaba en su corazón
a Dios y el cielo es Dios.
DOS MINISTROS A LA CÁRCEL DE JOSÉ
El rey de Egipto se encolerizó contra el jefe de los meseros y contra el jefe de cocina, y los
encarceló en la cárcel de José.
68
Allí fueron a parar bajo la custodia de José, y éste usó el poder para servirles todo el tiempo que
estuvieron en la cárcel. Cfr. Gn 40,1-4
EL SUEÑO DE LOS MINISTROS
Los dos ministros del rey tuvieron un sueño en la misma noche, cada uno el suyo, y cada sueño
de diversa significación, y se pusieron tristes.
Cuando por la mañana vino José a ellos y les vio la cara de tristeza, les dijo: ¿Por qué tenéis
hoy tan mala cara?.
¡Quien tiene mala cara está lleno de tristeza! La sonrisa es el aroma que esparce la alegría. La
alegría es el signo más evidente de tener a Dios.
Los ministros le respondieron a José que su tristeza se debía a que habían tenido un sueño y no
tener quien lo interprete.
José les respondió: “¿Acaso no es un don de Dios el interpretar los sueños?” Y les pidió:
“Contádmelo, si queréis” Gn 40,8 José sabía que el interpretar adecuadamente los sueños era
un don de Dios, un regalo del cielo, y José tenía ese don. Con este don de Dios, José habría de
conquistar a Egipto.
El sueño de los meseros fue este: Vio una vid con tres sarmientos que estaban como echando
brotes, subían, florecían y maduraban sus racimos. Tenía en sus manos la copa del faraón, y
tomando los racimos, los exprimía en la copa del faraón y entregaba la copa en las manos del
faraón.
José le dijo: “esta es la interpretación del sueño: los tres sarmientos son tres días. Dentro de tres
días el faraón te restablecerá en tu cargo, exaltando así tu nombre, y volverás a poner la copa
del faraón en sus propias manos, como lo hacías antes, cuando eras jefe de coperos” Gn 40,
12-13
José le hizo una petición al jefe de los coperos que iba a ser restituido con honores en su cargo,
y que habría de estar tan cerca del rey:
“Y tú, acuérdate de mí cuando te vaya bien”.
Dimas, el buen ladrón, le dijo a Jesús: “Acuérdate de mí cuando estés en el paraíso”
Continuó José:
Hazme el favor de hablar de mí al faraón para que me saque de esta cárcel.
Yo he sido sacado a escondidas de la tierra de los hebreos y vendido como esclavo siendo
libre).
Y he sido hecho prisionero en la cárcel siendo inocente. Cfr. Gn 40,14-15
José resume su vida: vendido como esclavo siendo libre, prisionero en la cárcel siendo inocente.
Es el trato que Dios le da a sus hijos escogidos, es la forma como Dios templa el carácter de
69
aquellos que le aman y le siguen, para que tú no te escandalices de tu suerte.
El sueño del jefe de los reposteros, fue el siguiente:
Se animó el jefe de los reposteros al escuchar la interpretación del sueño de su compañero y
contó a José su sueño:
Que él llevaba en su cabeza, una sobre otra, tres pequeñas canastas de pan blanco. En la
canastilla de la parte superior había toda clase de pastas de las que se le hacen al faraón.
Venían las aves del cielo y se comían las pastas de su canastillo.
Interpretación del sueño:
Contestó José diciendo, esta es la interpretación del sueño: Las tres canastillas son tres días.
Dentro de tres días te quitará el faraón la cabeza y te colgará de un árbol, y las aves del cielo
comerán tus carnes. Cfr. Gn 40, 18
SE CUMPLIÓ EL TIEMPO DE DIOS
Dios que conoce el tiempo, también anuncia el tiempo cuando quiere, y la fecha precisa de los
acontecimientos, como lo anunció a José en el caso de los ministros del faraón. Para que no
digan los que desconocen la Escritura: qué Dios no anuncia el tiempo.
A los tres días exactos del anuncio de Dios por medio del sueño, cumplió años el faraón y dio un
gran banquete.
Durante el banquete se acordó del jefe de los coperos y del jefe de los reposteros. Restituyó en
su cargo al jefe de coperos, quien en esa misma fiesta le volvió a entregar al rey la copa en sus
manos; y colgó al jefe de los reposteros, tal como lo había interpretado José.
El jefe de los coperos volvió feliz a su cargo, tal como lo interpretó José; pero nunca se acordó
de los favores recibidos de José. El jefe de los coperos era un hombre egoísta, y por su
ingratitud José siguió injustamente en la cárcel.
El ingrato olvida los favores recibidos.
El jefe de los coperos no se acordó de José por muchos años. Pero nunca José perdió por ello
su confianza en Dios.
José aprovechó el tiempo de prisión para aprender a esperar inteligentemente y para llenarse de
la sabiduría de Dios.
EL SUEÑO DEL FARAÓN
Después de muchos años de continuar José en la cárcel, el faraón tuvo otro sueño, igual que los
ministros en la cárcel.
¡Por fin había llegado para José el tiempo del Señor! ¡La justicia de Dios tarda pero llega!.
Soñó el faraón que estaba a la orilla del río. Veía subir a él siete vacas hermosas y gordas que
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se pusieron a pacer la verdura de la orilla; después subieron otras siete vacas flacas y muy feas,
que se comieron a las gordas. Y el faraón se despertó.
Volvió a dormirse el faraón y soñó por segunda vez, que veía siete espigas muy granadas y
hermosas, que salían de una sola caña de trigo. Pero detrás de ellas brotaron siete espigas
flacas y quemadas por el viento, que devoraron a las espigas granadas y hermosas.
Se despertó el faraón sobresaltado, impresionado de semejante sueño. Entonces mandó a
llamar inmediatamente a todos los adivinos de los falsos dioses, y a todos los sabios de Egipto
para que le interpretaran sus sueños. Pero no hubo quien los interpretara, porque el interpretar
los sueños: “es un don de Dios”, como había dicho José a los ministros del faraón (cfr. Gn 40, 8)
EL COPERO SE ACUERDA DE JOSÉ
El jefe de los coperos, el que tenía el encargo de entregar de sus propias manos la copa de vino
al faraón, escuchó de labios del faraón los sueños y se dio cuenta que ningún adivino ni sabio
según la carne, magos los llamaban en ese tiempo, había sido capaz de interpretar los sueños.
Se acordó de José el jefe de los coperos, y le contó al faraón cómo José le había interpretado
adecuadamente a él y a su compañero los sueños. Al servil copero no le importaba la suerte de
José, sino quedar bien ante el faraón.
EL FARAÓN LLAMA A JOSÉ
Por más que la sabiduría permanezca oculta y silenciosa en una cárcel, al final siempre es
llamada. Es que “no se enciende la vela para ponerla debajo de la cama”, como dijo Jesús; y en
los momentos de oscuridad la gente acude a quien tiene luz.
Mandó pues el faraón a llamar a José. Y apresuradamente lo sacaron de la cárcel.
¡Había llegado para José el tiempo del Señor! Ya José había pagado por anticipado con dolor, el
precio de la gloria.
Dios antes de exaltar a un hijo suyo permite la burla y el desprecio de sus hermanos, la
esclavitud, calumnia y cárcel. Ese fue el caso de José.
José se cortó el pelo largo de tan largo tiempo; se mudó de ropas y se fue a ver al faraón.
Es lo lógico cambiarse de ropas cuando se tiene que ver a un alto personaje. ¿Te parece poco
la presencia del Señor para estar siempre bien vestido?
El faraón vio a José e interrumpió todos los asuntos de gobierno que tenía. Reunió el faraón
toda su corte y a todos sus hombres de confianza, y en medio de ellos entró en confidencia con
José.
El faraón, movido por lo que ya sabía de José, le abrió de inmediato su corazón:
“¡He tenido un sueño y no hay quien me lo interprete!” Gn 41, 15 fue la queja del faraón hacia
José, y agregó:
“he
oído
hablar
de
ti,
que
cuando
oyes
un
sueño
lo
interpretas”.
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José respondió, con gran seguridad:
“¡Yo no!. ¡Dios será el que dé una respuesta favorable al faraón!” Gn 41, 16
Esta respuesta le dio gran confianza al faraón.
El faraón le contó a José detenidamente los dos sueños que tuvo y al final se quejó:
“Le he contado mis sueños a los adivinos, y no ha habido quien me los explique.”
Los adivinos no tienen capacidad de explicar los sueños.
José escuchaba en oración, pidiendo luces al Señor, mientras el faraón hacía el relato de sus
sueños. José le respondió:
“El sueño del faraón es uno solo. Dios ha dado a conocer al faraón lo que va hacer” Gn 41, 25
Dios habla también a través de sueños y visiones, para dar a conocer lo que va hacer; para
manifestar su aprobación o rechazo ante una cosa, para enseñar algo y dar su luz, para darnos
una indicación concreta, o para advertirnos de un peligro.
José interpretó el sueño con la inspiración de Dios: las siete vacas gordas y las siete espigas
hermosas son siete años; ya que el sueño es uno solo. Las siete vacas flacas y las siete espigas
secas son siete años de hambre.
Lo que he interpretado, dijo José, es lo que Dios le ha mostrado al faraón que Él va a hacer:
“Vendrán siete años de abundancia en toda la tierra de Egipto, y detrás de ellos vendrán siete
años de escasez, que harán olvidar todos los años de abundancia; y el hambre consumirá la
tierra” Gn 41, 29-30
“No se conocerá la abundancia en la tierra a causa de la escasez, porque esta será muy grande”
Gn 41, 31
Continuó José: “En lo que se refiere a la repetición del sueño por dos veces, significa que el
suceso está firmemente decretado por Dios y que Dios se apresurará a hacerlo” Gn 41,32
Aunque el interpretar los sueños es un don de Dios, si podemos aprender de José algunas
cosas de los sueños cuando vienen del Señor:
Cuando el sueño se repite, es porque está firmemente decretado por Dios, lo que ha de
suceder.
El número de cosas iguales que aparecen en el sueño (tres sarmientos, tres canastillas, siete
vacas, etc.) es el número de días o de años, es la fecha en la cual se cumplirá el sueño.
EL CONSEJOS DE JOSÉ
“Busque el faraón un hombre INTELIGENTE y SABIO, y póngalo al frente de la tierra de Egipto.”
Gn 41,33
72
Inteligente, es quien tener capacidad de comprender los sucesos y los hombres. Cuando José
habla de un hombre sabio, significa un hombre que conozca a Dios.
Estaba
el
faraón
ante
la
presencia
de
un
hombre:
inteligente
y
sabio.
José, el esclavo extranjero, prisionero, le dio al faraón con su inteligencia y sabiduría, luces
concretas: Nombre el faraón intendentes, que visiten la tierra y recojan el quinto de la cosecha
de Egipto en los años de abundancia, y la almacenen para los siete años de hambre que
vendrán, y no perezca de hambre la tierra.
Dios habló al faraón de Egipto que no era ningún hombre de fe; pero sólo Dios a sus hijos les da
el poder de conocer sus designios y de interpretar los enigmas; ese es el poder de la sabiduría.
Brillaban de emoción los ojos del faraón mientras José hablaba. Pensaba en su interior que por
fin había encontrado un hombre del verdadero Dios, que pudiera descifrar sus sueños.
“Parecieron muy bien las palabras de José al emperador y toda su corte. El faraón se levantó y
dijo a sus cortesanos:
“¿Podríamos por ventura encontrar un hombre como este, lleno del Espíritu de Dios? Gn 41,38
¡El faraón se dio cuenta que José estaba lleno del Espíritu de Dios! Y dijo a José:
“Ya que Dios te ha dado a conocer estas cosas, no hay persona tan inteligente y sabia como tú”
Gn 41,39
El poder de José era la oración, allí Dios le daba a conocer sus secretos y designios, que
hicieron de José un hombre inteligente y sabio como ningún otro.
JOSÉ REINA EN EGIPTO
Esta fue la declaración del faraón delante de todos sus cortesanos, dirigiéndose a José:
“Tú serás quien gobierne mi casa.
“Todo mi pueblo te obedecerá.
“Sólo por el trono seré mayor que tú” Gn 41,40
Este fue uno de los momentos más emocionantes de la vida de José, y los que estaban allí
escuchando las palabras del faraón estaban llenos de gozo y esperanza.
Como si fuese poco el poder que ya le había dado, añadió a José el faraón de Egipto.:
“Mira te pongo sobre toda la tierra de Egipto” Gn 41,41
Con estas palabras el faraón le dijo a José: te hago rey de Egipto y yo pasaré a un segundo
plano.
Y para confirmar el nombramiento como rey, “se quitó el faraón su propio anillo, signo de su
73
realeza, y lo puso en la mano de José. Hizo que le vistieran blancas vestiduras de lino puro, y
puso en su cuello un collar de oro, y mandó que montado en el segundo de sus carros, se
gritara ante él “abreck” Gn 41,41-43
Abreck era el saludo que los egipcios le tributaban al faraón, similar a “Ave cesar” que los
romanos tributaban al emperador.
También le dijo el faraón a José:
“Yo soy el faraón; pero sin el permiso tuyo nadie moverá una mano o un pie en todo Egipto”. Gn
41, 44
Sabio era José porque estaba lleno de Dios; pero sabio también era el faraón que se supo
asesorar de un hombre más inteligente y sabio que él, y tener la humildad de transmitir el mando
a un esclavo extranjero salido de la cárcel, para él pasar a un segundo plano.
¿Te das cuenta que a la sabiduría e inteligencia le está reservadas lo mejor? La sabiduría
produce hombres mansos, y de ellos dijo Jesús: “Los mansos dominarán la tierra”.
Dedica tu vida a cultivar la inteligencia para conocer a Dios, y en Él a las personas y a las cosas.
Dedica tu vida a cumplir por entero la Santa Voluntad de Dios y así cultivar la sabiduría para
gustar sólo de las cosas celestiales.
El faraón le dio a José por mujer a Asenet, hija del sacerdote de On, llamado también Putifar,
como el ministro. Hombre letrado y erudito era el sacerdote de On.
De diecisiete años salió José de la casa de Jacob, su padre, en busca de sus hermanos. Trece
años más tarde cuando tenía treinta, salió José de la cárcel para interpretar los sueños al
faraón.
José dejó la cárcel, a la edad de treinta años, para tomar posesión del cargo de rey de Egipto.
A la edad de treinta años comenzó también David a reinar en el Hebrón. A los treinta años Jesús
comenzó su vida pública.
Trece años de sufrimiento de José; al principio trabajando como esclavo, siendo hijo de un gran
señor, y luego siendo inocente, largos años en la cárcel, pagando el precio de la virtud de la
castidad y la pureza.
Pero Dios que no se deja ganar en generosidad, le pagó el precio de su entrega exaltándolo a
rey. ¡Si quieres canoa grande tienes que remar duro para que ande!
COMIENZA LA ABUNDANCIA DE YAHVÉ
José haciendo uso de su cargo, en su carroza de rey comenzó a recorrer toda la tierra de
Egipto.
Y entonces cumpliéndose el anuncio profético de José:
“la tierra produjo a montones durante los siete años de abundancia” Gn 41,47
74
José recogió el producto de los siete años de abundancia que hubo en Egipto, y lo almacenó en
las ciudades, depositando en cada una de ellas los productos de los campos vecinos.
“Llegó a recoger tanto trigo como las arenas del mar; en tan gran cantidad, que hubo que dejar
de contar, porque no podía ya contarse.” Gn 41,48-49
Ese es el poder de la sabiduría que viene de Dios: sabe almacenar prudentemente en la
abundancia.
El faraón confió en un hombre de Dios y Dios derramó su bendición en abundancia sobre la
tierra de Egipto.
HIJOS DE JOSÉ
Durante el tiempo de la abundancia de Dios sobre la tierra, le nacieron a José dos hijos. Al
primero lo llamó Manases, que significa: “Dios me ha hecho olvidar mis sufrimientos y la casa de
mi padre”. Al segundo lo llamó Efraím, que significa: “Dios me ha dado fruto en la tierra de mi
aflicción” Gn 41,50-52
La enseñanza de José es esta:
Si quieres seguir a Dios, tienes que afrontar los sufrimientos y olvidarte de los cuidados de la
casa de tus padres. Y la otra enseñanza es: Dios da frutos en medio del dolor.
LOS SIETE AÑOS DE ESCASEZ
A toda prosperidad le llega su escasez, como ya lo había anunciado Dios por medio del profeta
José, y a todo día brillante le sigue su noche oscura.
Pero la sabiduría sabe prever las épocas difíciles: ahorrar trigo en la abundancia y llevar
suficiente aceite para alimentar la lámpara en la noche, como hicieron las vírgenes prudentes.
LLEGA LA ESCASEZ
Pasaron los siete años de abundancia y hubo hambre en toda la tierra; pero en Egipto había
pan. Clamaba el pueblo al faraón por pan y el faraón decía lleno de gozo:
“Id a José y haced lo que él os diga” Gn 41,55
Eso mismo dijo María cuando no hubo más vino en la fiesta:
Id a Jesús y “haced lo que Él os diga”. José dio pan que llena el cuerpo, y Jesús da Pan que
llena el alma.
JOSÉ ABRIÓ LOS GRANEROS
José administraba las bodegas de pan del faraón de Egipto. María administra las bodegas de la
gracia de su Hijo.
Todo el pan del faraón llegaba al pueblo por medio de José, y todas las gracias de Jesús nos
vienen por medio María.
75
De todas las tierras venían a buscar pan de José, pues era grande el hambre sobre la tierra. De
todas las tierras vienen los hombres en busca de verdad, pues es grande el hambre de Dios
sobre la tierra. Jesús es el Pan de vida y el Pan de la Verdad.
VIAJAN A EGIPTO LOS HERMANOS DE JOSÉ
En la tierra de Jacob, sin la presencia de José, también hubo gran hambre. Pero en Egipto, por
el gobierno prudente de José, reinaba la abundancia.
Hasta los oídos de Jacob llegó la noticia, seguramente por medio de los mercaderes que
pasaban, que en el lejano Egipto había trigo en abundancia.
Los hijos de Jacob se lamentaban de semejante escasez y se reunieron en su casa a quejarse
del hambre. Jacob los escuchó molesto y les dijo:
“¿Qué hacen ahí mirándose parados?”
“He oído decir que en Egipto hay trigo”
“Vayan allá para comprarlo”
“Y
así
podamos
seguir
viendo
y
no
muramos”
Cfr.
Gn
42,
1-2
Entonces los diez hermanos de José, los diez que lo habían vendido, se fueron para Egipto a
comprar trigo. Jacob no dejó partir a Benjamín, el hijo menor, por temor a que le pasara la
misma desgracia de José.
Llegaron a Egipto los hijos de Israel con otros que venían también a comprar trigo. José
directamente se encargaba de vender el trigo a todos lo que iban a comprarlo.
Los hermanos de José entraron a la bodega y se postraron rostro en tierra ante José, haciendo
con reverencia el mismo saludo que hacían los del pueblo ante su señor Zafnat, gritándole en
alabanza “abrek”
Pero los hermanos de José no se dieron cuenta ante quien se estaban inclinando rostro en
tierra, como ya José se los había profetizado en uno de sus sueños, y se había cumplido la
inquietud de sus hermanos: “¿Es que vas a reinar sobre nosotros y vas a dominarnos?” Gn 37,8
JOSÉ RECONOCE A SUS HERMANOS
José reconoció de inmediato a sus hermanos, pero disimuló para que no lo reconocieran, y les
hablaba en lengua egipcia por medio de traductor.
Entonces fingiendo una gran dureza les preguntó: “¿De dónde venís?” Y ellos respondieron
asustados ante semejante recibimiento, de parte de un señor desconocido y poderoso, vestido
de ricas telas, en un pueblo lejano: “De la tierra de Canán para comprar comida”. Cfr. Gn 42, 7-8
José se acordó de los sueños que le había anunciado el Señor, que sus hermanos se inclinaban
adorándole, y que al contarlo a sus hermanos habían protestado.
Entonces José, con su inteligencia y sagacidad les quiso hacer pasar un susto, y les dijo:
76
“Ustedes son unos espías que vienen a reconocer cuales son las partes no fortificadas de la
ciudad”
Ellos temblorosos le dijeron: “No, señor mío, tus siervos han venido a comprar alimentos. Todos
nosotros somos hijos de un mismo padre; ¡somos gente buena! Tus siervos no son unos espías”
Ahora, sin darse cuenta los hermanos reconocieron a José como “señor” y le dijeron somos “tus
siervos”; ya no le llamaron “soñador”. En realidad no había pasado mucho tiempo, desde que lo
habían vendido como esclavo, para cumplirse las promesas del Señor: tan sólo
veintidós años (trece de cárcel, más siete de abundancia, más dos años de escasez)
José, lleno de compasión por sus hermanos, respiró profundamente para contener el llanto, y
volvió a preguntar, pero ahora con una voz más suave, para tratar de tranquilizarlos:
“¿En verdad, pues que ustedes no han venido a ver las partes indefensas de la ciudad?”
Los hermanos empezaron a echarle un cuento acerca de su historia: Éramos “tus siervos” doce
hermanos. El pequeño se quedó con nuestro padre, y EL OTRO NO VIVE YA”.
(No sabían los hermanos que estaban ante “el otro” el que daban por muerto, y ahora estaba
vivo.)
Cuando José escuchó la mentirosa historia en que daban por muerto al hermano que habían
vendido, exclamó:
“¡Ustedes son unos espías!” Y agregó que no saldría nadie de ahí hasta que no venga “vuestro”
hermano menor, para probar que es cierto lo que decían.
José quería ver a su hermano menor, Benjamín, el hijo de su difunta madre Rebeca, la cual
murió en el parto.
JOSÉ APRISIONA A SUS HERMANOS
José se la puso muy dura a sus hermanos: “mandad a uno de vosotros a buscar a vuestro
hermano, y los demás quedaréis aquí presos. Así probaréis si es verdad lo que decís; y si no es
verdad entonces sois espías.” Gn 42, l6
José hizo meter a todos juntos en prisión por espacio de tres días. Al tercer día les dijo:
“Haced esto y viviréis, pues yo tengo temor de Dios” Gn 42, 18
José era un hombre justo y temeroso de Dios. Justo porque trataba de cumplir todos los
mandatos del Señor, temeroso de Dios porque sabía lo que implicaba el perderle.
José les propuso entonces, que dejaran a uno de rehén y los demás se fueran a llevar el trigo
para remediar el hambre de “vuestra casa”, y que le trajesen a “vuestro hermano” y así probar
que no son espías y evitar la muerte. Cfr. Gn 42, l9-20
José con su gran sabiduría y su gran inteligencia pretendía, con su duro comportamiento, que
77
sus hermanos recordaran la maldad que habían tenido para con él al venderlo como esclavo. Y
de inmediato lo logró.
Los hijos de Israel ante el duro proceder del alto funcionario Egipcio, pues no sabían que era su
propio hermano, comenzaron a recordar delante de él, lo que veinte años antes habían hecho
con José, y se decían:
“¡Somos culpables contra nuestro hermano!”
“¡Lo vimos con angustia de su alma pedirnos compasión, y no lo escuchamos!”
“¡Por eso ha venido sobre nosotros esta desventura!” Gn 42, 21
Rubén, el hijo primogénito de Jacob, al escuchar la queja de sus hermanos les dijo:
“¿No os advertí yo, diciéndoos: No pequéis contra el niño, y no me escuchasteis? ¡Ved como
ahora se nos demanda su sangre!” Gn, 42, 22
Los hermanos no sabían que José los entendía perfectamente, pues José sagazmente les
hablaba por intérprete para que no lo reconocieran. Se conmovió José ante el recuerdo de aquel
triste momento y se alejó llorando.
Los hombres fuerte como José también saben llorar como los niños, porque tienen el corazón
semejante a ellos.
Muchas lágrimas derramó José por la traición de sus hermanos. David lloró por la traición de su
hijo Absalón. Jesús lloró por la traición de sus amigos.
José se secó las lágrimas, volvió a ellos. Eligió a Simeón entre ellos. Simeón el segundo hijo de
Lía, el cual era muy violento. Lo hizo tomar prisionero y le puso hierros ante los ojos de sus
hermanos y dejó libre a los otros.
José hizo llenar los bultos de trigo de cada uno y que les devolvieran su dinero, que les diesen
abundantes provisiones para el camino y los despachó.
En el camino uno de ellos se dio cuenta que tenía su dinero y se preguntaban todos
estupefactos y temblando:
“Qué será esto que ha hecho Dios con nosotros? Gn 42, 28
VUELVEN A JACOB
Los hijos de Jacob le dijeron a su padre:
“El hombre que es el señor de aquella tierra nos ha tratado duramente y nos ha tomado como
espías” Gn 42, 30
Le relataron a Jacob todo lo sucedido y que para probar que eran gente buena y no espías
deberían llevarle al hermano menor; que había dejado a Simeón como rehén.
78
Cuando vaciaron los sacos cada uno encontró el paquete de su dinero en la boca del saco, y al
ver los paquetes de dinero, ellos y su padre se llenaron de temor.
REACCIÓN DE JACOB
Jacob ya anciano, con lágrimas en los ojos exclamó:
“¡Vais a dejarme sin hijos!”
“José desapareció. Simeón desapareció.
“¿Ahora vas a llevaros a Benjamín?
“¡Todo esto ha venido sobre mí!” Gn 42, 36
Rubén trató de persuadir a su padre que dejase ir a Benjamín para rescatar a Simeón, pero
Jacob no aceptó, diciendo:
“¡Su hermano José, murió, y no queda más que él!”
“Si en el viaje le ocurre una desgracia a Benjamín, haréis descender en dolor mis canas al
sepulcro”. Gn 42, 38
VIAJE DE BENJAMÍN
Pero el hambre era ya muy grande en la tierra, y cuando acabaron de consumir las provisiones
que habían traído de Egipto, Jacob les dijo:
“¡Volved a comprar algo de comer!” Gn 43,3
Ahora fue Judá el que le dijo a Jacob:
“Aquel hombre nos dijo terminantemente que no nos atendería si no llevábamos al hermano
menor”
“Si mandas con nosotros a nuestro hermano, iremos; pero si no, ¡no iremos!” Gn 43,3-5
Jacob protestó diciendo:
“¿Por qué me habéis hecho ese mal, de dar a conocer a “ese hombre” que teníais otro
hermano?
Y le contestaron:
“Aquel hombre nos preguntó insistentemente sobre nosotros y sobre nuestra familia y nos dijo:
Vive todavía vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano? Y nosotros contestamos según las
preguntas. Gn 43, 6-7
Judá le pidió a Jacob, refiriéndose a Benjamín, que dejara ir al “niño” que él respondería por él.
79
Ya benjamín no era tan niño, porque ya podría haber tenido unos cinco años cuando salió José,
y ahora habían pasado veintidós; Benjamín ya era un hombre de casi treinta años.
Jacob dijo: Si es así, haced esto: tomad los mejores productos de la tierra y llevádselos al
“hombre aquel” como presentes Gn 43,11, como para tratar de ablandar el corazón de “ese
hombre”.
Jacob además dijo, justamente, pues era un hombre justo, que devolvieran el dinero que habían
traído,
pues
quizá
se
trataba
de
un
error.
Y
agregó:
Tomad a vuestro hermano, e id, y volved a ver a “aquel hombre”
Que el Dios omnipotente os haga hallar gracia ante “ese hombre” para que deje volver a vuestro
hermano y a Benjamín.
En cuanto a mí, si he de verme privado de mis hijos, ¡que así sea! Gn 43, 12-14 Jacob quiso
decir con esta frase: Si Dios quiere que me vea privado de mis hijos, que así sea. Reacción llena
de desprendimiento, de fe y de aceptación de la Santa Voluntad de Dios de un hombre “justo y
temeroso de Dios” como era Jacob.
Tomaron ellos el presente, el dinero doble y a Benjamín, y partieron para Egipto.
Jacob se quedó solo contemplando la partida de sus hijos, en especial la partida de Benjamín
que le recordó la salida de José.
Benjamín era el hijo que en parte había llenado el vacío de la ausencia de José, el hijo que
hacía mas de veinte años lo había devorado una fiera; no sabía Jacob que las fieras habían sido
sus
hermanos.
JOSÉ VIO LLEGAR A BENJAMÍN
Los hermanos bajaron a Egipto y se presentaron a José
Cuando José vio llegar a sus hermanos con Benjamín, dijo a su mayordomo:
“Lleva a casa a esos varones y prepara una buena comida, porque comerán conmigo al
mediodía” Gn 43,16
Mientras el mayordomo los conducía a la casa de José, los hermanos temerosos se decían: “es
por lo del dinero que nos traen aquí para asaltarnos y hacernos esclavos”.
Los que tienen las manos manchadas de pecado están llenos de temor por el castigo, y siempre
andan imaginando lo peor. Sólo quien tiene la conciencia limpia se imagina lo mejor.
Entonces, temerosos, le dijeron al mayordomo que ellos habían traído el dinero, y que no sabían
quien lo había puesto en los sacos.
El mayordomo les respondió:
“¡Que la paz sea con vosostros! ¡No temáis!”
80
“Yo recibí vuestro dinero; luego fue vuestro Dios, el Dios de vuestro padre, el que ha puesto ese
tesoro en los sacos” Gn 43, 23
Se ve que el mayordomo de José creía en Dios. Se ve que José no perdió el tiempo en Egipto
para hablar de Dios. Mucha gente en el impío Egipto habría de convertirse al verdadero Dios al
contemplar la vida y el testimonio de José.
Durante mucho tiempo envió Dios sus mensajeros a Egipto para que enseñaran la verdad; pero
los egipcios siguieron adorando al sol la luna y las estrellas. Los egipcios siguieron en la
oscuridad al rechazar la luz.
El mayordomo de José les entregó a Simeón, los hizo pasar a la casa de José, era un auténtico
palacio, les dio agua para que se lavaran los pies, y les dio pienso a los asnos. El mayordomo
los trató como invitados especiales de su señor, José.
Ellos prepararon los presentes que Jacob había enviado a “ese señor”, y se quedaron
esperando que viniera el señor Zafnat para almorzar con él.
APARECE JOSÉ
José hizo su presencia en casa. Los hermanos saludaron al señor Zafnat, postrándose en tierra
en señal de adoración y diciéndole reverentemente: “abrek” Le presentaron el regalo que le
habían traído, y se postraron ante él, rostro en tierra nuevamente. José se conmovió y disimuló.
José
aún
sin
darse
a
conocer
les
preguntó
si
estaban
bien,
y
les
dijo:
“Vuestro anciano padre de quien me hablasteis, ¿está bien? ¿Vive todavía? Gn 43, 27 (José
seguía preocupado por su amado padre.)
Ellos le contestaron:
“Tu siervo, nuestro padre, está bien, vive todavía” y se inclinaron profundamente en señal de
reverencia hacia José.
José alzó los ojos, y vio a Benjamín su hermano, el hijo de su madre, y dijo:
“¿Este es vuestro hermano menor, de quien me habéis hablado?” y exclamó con la voz ya
temblorosa y débil): “¡Qué Dios te bendiga, hijo mío!” Gn 41, 29
A José se le salieron las lágrimas a montones, sin que dieran cuenta sus hermanos. Bajó
rápidamente la cabeza. Dio media vuelta para que no vieran su rostro, y se alejo de ellos
corriendo.
¡No entendieron nada los hermanos!
Entonces José “se apresuró a buscar donde llorar” porque estaban conmovidas sus entrañas a
la vista de sus hermanos. Se metió en su pieza y allí se echó a llorar profundamente. Cfr. Gn 41,
30
81
Después de largo rato de espera, los hermanos cuchicheaban entre sí, tratando de entender el
comportamiento de “aquel hombre” el saludo tan especial que le había dado a Benjamín, su voz
quebrada, su extraña reacción de interrumpir y salir precipitadamente.
José se limpió las lágrimas y haciendo esfuerzos por contenerse y no llorar, dijo a sus sirvientes:
“Servid la comida” José no tenía ganas de comer porque estaba muy conmovido; se sirvió poco
y comió poco de aquello que sirvió.
Sirvieron a José aparte, aparte también a sus hermanos y aparte a los demás egipcios que
comían con José.
Los egipcios de la época no comían con los hebreos, en la misma mesa, para no contaminarse.
Consideran inmundos a todos los cananeos y amorreos provenientes de la región maldita de las
cercanías de Sodoma y Gomorra. Razón no les faltaba.
La mesa, el comer juntos y compartir los mismos alimentos, siempre ha sido considerado desde
antiguo como el máximo signo de amistad y de común-unión.
El templo y la mesa han sido considerados como los lugres de la más íntima comunión.
Jesús dirá: “alguien que moja conmigo el mismo pan me ha de traicionar” queriendo decir con
esto que era uno de sus amigos más cercanos. Y David haciendo alarde agradecido de la
amistad que Dios le ofrece, le dirá: “Me invitas a la mesa y mi copa rebosa” Sal 22,5
Pusieron la mesa de los hermanos de José frente a la mesa de él: primero el primogénito, en
honor a su primogenitura, y al más joven en honor a su edad.
En la casa de un señor, especialmente en la mesa, se vive toda la liturgia protocolaria como
signo de respeto; la misma que se debe vivir en la mesa Eucarística.
Los hermanos no salían de su asombro y entre ellos se miraban atónitos, porque no entendían
nada de lo que estaba ocurriendo: primero llegan a Egipto y el señor los trata mal; ahora vuelven
con Benjamín y el señor los invita a la mesa como signo de paz y de amistad.
Los sirvientes sirvieron las porciones en el plato de cada uno; pero a Benjamín le sirvieron cinco
veces más que a los otros. Pensarían los hermanos, cómo es adolescente creerán los egipcios
que come más que nosotros. Comieron y bebieron y estuvieron muy contentos.
José agachaba la cabeza y con disimulo contemplaba complacido el rostro de su hermano
Benjamín, el hijo de su difunta madre, con quien trataba de encontrarle parecido. Pero aún no se
había dado a conocer.
Los hermanos no alcanzaban a intuir lo que pasaba porque a José el faraón le había cambiado
el nombre y le llamaban los egipcios “Zafnat Paneaj” Gn 41,45 o simplemente mi señor, Zafnat;
y los hermanos le llamaban “el hombre aquel”
JOSÉ JUEGA CON SUS HERMANOS
José dio orden a su mayordomo de llenar al máximo de comida los sacos de aquellas gentes, de
ponerles el dinero a cada uno en la boca de sus sacos.
82
Pero con su gran inteligencia les quiso hacer pasar un susto. Le dijo a su mayordomo que
pusiera la copa de plata y piedras preciosas donde bebía José en el saco de Benjamín, el hijo
predilecto de Jacob, el que había llenado en parte el vacío de José y había ido a Egipto con
grandes condiciones de su padre.
Muy de madrugada salieron de Egipto los hermanos para regresar a la casa de Jacob en el valle
de Hebrón.
José que se levantaba muy temprano para hacer oración con Yahvé, vio partir a sus hermanos
pero no los despidió; ¡no fue capaz de despedirlos temiendo que se le partiera el corazón!.
José salió a la puerta para ver desfilar a sus hermanos y con su mirada penetrante les siguió sus
pasos.
Cuando vio José que sus hermanos habían salido de las puertas de la ciudad, dijo a su
mayordomo que se fuera a perseguirlos y que cuando los alcanzara les dijera:
“¿Por qué habéis devuelto mal por bien?”
“¿Por qué me habéis robado la copa de plata?”
“Esa copa es donde bebe mi señor y de la que se sirve para adivinar. ¡Habéis obrado mal!” Gn
44,1-5
El mayordomo con un séquito numeroso de soldados los alcanzó, y les dio el mensaje de su
señor, Zafnat Paneaj, y al exclamar su nombre dijo: ¡Abreck!.
Ellos le contestaron: “Aquel de tus siervos en cuyo poder sea hallada la copa, muera, y seamos
también nosotros esclavos de tu señor” Gn 44, 9
Pero el mayordomo dijo: ¡Está bien! El que tenga la copa será mi esclavo y los demás podrán
marcharse.
Comenzaron los soldados a requisar el saco de cada uno y encontraron la copa de José en el
saco de Benjamín.
Los hermanos rasgaron las vestiduras en señal de duelo y regresaron aturdidos a la casa de
José. ¡Eso era lo que José pretendía!
José, el señor Zafnat, los estaba esperando en su casa sumamente extrañado por su mal
comportamiento, en contraste con la gran hospitalidad que el virrey de Egipto les había
brindado.
Los hermanos se postraron rostro en tierra en presencia del señor Zafnat. Y este con fingida
dureza los reprendió y les dijo:
“¿Qué es lo que habéis hecho? ¿No sabíais que un hombre como yo había de adivinarlo?
Judá tomando la vocería de sus hermanos, pues se había hecho responsable de Benjamín ante
Jacob, su padre, dijo al señor Zafnat:
83
“¿Qué vamos a decir a mi señor?”
“¿Cómo hablar, cómo justificarnos?
Aquí el Espíritu de Dios puso en boca de Judá palabras con las cuales se cumplían los sueños
de
José:
“Dios ha hallado la iniquidad de tus siervos, y somos esclavos tuyos” Gn 44, 16
Aclaró Judá: quedamos esclavos tuyos “tanto nosotros como aquel en cuyo poder se ha hallado
la copa”.
Sagazmente José le respondió:
¡Lejos de mí ponerlos a todos como esclavos!. ¡Solamente se quedará como esclavo el que
tenía la copa! Y concluyó muy fríamente, sabiendo lo que significaba para su padre y para ellos:
“¡Los demás podrán regresar en paz a la casa de su padre!”. Cfr. Gn 44, 17
Vaya propuesta de José: ¡aparecerse a Jacob sin Benjamín!
Entonces Judá trató de conmover el duro corazón del señor Zafnat, explicándole la historia de
su
familia
y
el
gran
dolor
que
significaría
esto
para
su
padre.
Judá le dijo a José:
Señor Zafnat, mi señor ha preguntado a tus siervos: ¿Tenéis padre todavía y tenéis algún otro
hermano más? Y nosotros contestamos: tenemos un padre anciano y tenemos otro hermano,
hijo de su ancianidad.
El que se quedó en la casa, tenía un hermano que murió, y le ha quedado al padre sólo este hijo
de la misma madre, y su padre le ama mucho.
Tú, señor Zafnat, nos pediste que te trajésemos a nuestro hermano menor, y nosotros te
advertimos que el niño no podía dejar a su padre, porque si le dejase morirá su padre.
Pero tu, señor Zafnat, nos dijiste que si no te traíamos a nuestro hermano menor no volveríamos
a ver tu rostro.
Nosotros le contamos tu exigencia a nuestro padre y él nos dijo: Bien sabéis que mi mujer
amada, Raquel, me dio dos hijos; el uno salió de casa, y seguramente fue devorado, pues no le
he vuelto a ver más; si me arrancáis también a este y le ocurre una desgracia, haréis bajar mis
canas en dolor al sepulcro.
José
cerraba
los
ojos
y
se
mordía
los
labios
para
no
estallar
en
llanto.
Concluyó Judá: si nos aparecemos a nuestro padre sin el hijo de cuya vida depende la suya, en
cuanto vea que no está, morirá y bajarán en dolor al sepulcro las canas de tu siervo, nuestro
padre.
84
Judá propuso un cambio: quedarse él como esclavo en lugar de Benjamín. “¿Cómo llego a mi
padre sin el niño? ¡No!, ¡que no vea yo el dolor en que caerá mi padre”.
JOSÉ NO PUDO CONTENERSE MÁS
José no pudo contenerse más y gritó a todos los extraños que estaban allí que se salieran, para
quedarse solo con sus hermanos.
Estalló a llorar desconsoladamente a la vista de sus hermanos y gritó:¡YO SOY JOSÉ! Gn45, 3
E inmediatamente preguntó por la suerte de su amado padre: “¿Vive todavía mi padre?
Pero sus hermanos no pudieron contestarle porque se llenaron de terror ante él. Pero José les
dijo:
“Acercáos a mí” Gn 45,4
Los hermanos se acercaron aterrados y temblando. Benjamín no sabía nada de esto, pues
estaba convencido que a su hermano lo había devorado una fiera. José les dijo:
“Yo soy José, vuestro hermano, a quien vendisteis para que fuese traído a Egipto” Gn 45,4
José
al
verlos
llenos
de
temor
los
tranquilizó
y
comenzó
excusándolos:
“No os aflijáis y no os pese haberme vendido para acá, pues PARA VUESTRA VIDA ME HA
TRAÍDO DIOS AQUÍ antes que a vosotros. Gn 45,5
José comenzó a contarles lo que habría de suceder en el futuro: Van dos años de hambre en
esta tierra, y esto durará cinco años más.
LA FE DE JOSÉ
José no tenía ningún rencor con sus hermanos por haberlo vendido como esclavo, sino que veía
en esto la Santa Voluntad de Dios y dijo:
“Dios me ha enviado delante de vosotros para hacer de nuestra familia “UN RESTO” sobre la
tierra, y que conservemos la vida para salvar a mucha gente.” Gn 45, 7
Dios siempre ha buscado pequeñas familias, comunidades, para hacer un “resto”, una selección
escogida, y con ese resto salvar a mucha gente. Dios se vale de los hombres para salvar a los
hombres.
Con gran sentido sobrenatural José les dijo a sus hermanos:
“No sois vosotros los que me habéis traído aquí sino Dios.”
José se dio cuenta claramente que Dios habla por medio de los hechos y de las adversidades
de la vida. Para quien tiene fe las adversidades son victorias.
85
“Dios me ha hecho padre del faraón y señor de toda su casa y me ha puesto al frente de toda la
tierra de Egipto.” Gn 45, 8
Estas mismas palabras del antiguo José, puede decir José, el esposo de María: Dios me ha
hecho padre de su Hijo, esposo de su Madre y señor de toda la casa de la Familia de Nazaret.
MENSAJE DE JOSÉ A SU PADRE
Así dice tu hijo José:
“Me ha hecho Dios señor de todo Egipto”
“Ven a mí sin tardar. Habitarás en la tierra de Gosen”
“Y estarás cerca de mi, tú, tus hijos y los hijos de tus hijos con tus rebaños, tus vacadas y todo
cuanto tienes”
“Allí te mantendré yo, pues quedan todavía otros cinco años de hambre, y así no pasarás
hambre tú, tu casa y animales.” Gn 45, 9-11
Ese mensaje que José envió a su padre está vigente, y hoy te lo envía Dios a ti:
Soy el Dios Omnipotente, Señor de todo lo creado.
Ven a Mí sin tardar y poseerás la vida eterna.
Y estarás cerca de Mí por siempre.
Yo me encargaré de tu sustento y así no pasarás hambre tú, ni ninguno de los tuyos.
José les dijo a sus hermanos que ellos con sus propios ojos habían visto a José, y lo había visto
su hermano Benjamín, y que todos se habían dado cuenta que era el mismo José quien les
hablaba.
“¡Contad a mi padre cuanta es mi gloria en Egipto y todo cuanto habéis visto!” Gn 45, 13. Eso
mismo dijo Jesús a los discípulos de Juan Bautista: “Contadle a Juan lo que habéis visto y oído.”
Y el otro Juan, el discípulo amado, dirá de Jesús: “hemos visto su gloria, gloria como del Hijo
único de Dios.”
Los hermanos fueron testigos de que José estaba vivo, y nosotros somos testigos de que Jesús
vive en nuestras vidas.
JOSÉ SE DESPIDE DE SUS HERMANOS
José se echó sobre el cuello de Benjamín, su hermano, y lloró; y lloraba Benjamín también
sobre el cuello suyo.
Luego José abrazó y besó también a todos sus hermanos y lloraba. Después José habló con
86
todos sus hermanos. No había en el corazón de José nada que no fuese palabras de amor,
misericordia y perdón.
MENSAJE DEL FARAÓN
Corrió de inmediato la noticia en la casa del faraón de que habían venido los hermanos de José
y se complacieron de ello el faraón y sus cortesanos.
El faraón dijo a José: Di a tus hermanos:
“Id a la tierra de Canán, tomad a vuestro padre y vuestras familias y venid a mí”
“Yo os daré lo mejor de la tierra de Egipto y comeréis lo mejor de los frutos de la tierra”
“Que no les pese dejar todo lo que tienen, pues suyo será lo mejor de la tierra de Egipto.” Gn 45,
17-20
Ese mensaje del faraón es Dios quien te lo dice ahora a ti:
Ven a Mí. Yo te daré lo mejor de los frutos de la tierra y lo mejor de los frutos de los cielos. No te
pese dejar todo por seguirme a Mí, pues tuyo será lo mejor del cielo y de la tierra.
El faraón le dijo a José que mandase a sus hermanos en carros para que trajesen a sus hijos y
sus mujeres, y trajesen con ellos a su padre.
José les dio a sus hermanos carros, provisiones para el camino y vestidos. A Benjamín, su
hermano, le dio trescientas monedas de plata y cinco vestidos suyos, vestidos como de rey. A
su padre le mandó asnos cargados con lo mejor de Egipto, diez asnos cargados de trigo, pan y
víveres. Cfr. Gn 45, 21-23
Después despidió a sus hermanos y les dijo en plan de broma y amistad: “¡Muchachos no
peleen en el camino!” Gn 45,24
Era Voluntad de Dios que los hijos de Abraham subieran a Egipto. Ya lo había anunciado Dios a
Abraham muchos años antes.
Cuando Dios quiere una cosa Él mismo se encarga de poner todos los medios y de facilitarlo
todo para tomar la decisión.
Para Jacob, ya anciano que no quiere ningún cambio, le quedaba fácil tomar la decisión de ir a
Egipto: en la tierra de Canán había hambre y en Egipto había abundancia, y su hijo es el que
manda.
¡Cuando Dios quiere una cosa, por un lado aprieta y por otro facilita todo!
Como Dios quería librar a sus hijos predilectos, simplemente una familia, de la maldad de los
amorreos quiso hacer en esta ocasión varias piruetas:
-Hacer llevar a José a Egipto como esclavo.
-Hacerlo nombrar amo y señor del faraón
87
-Mandar abundancia de comida sobre toda la tierra
-Mandar hambre después sobre toda la tierra, y permitir que muriesen muchos seres vivos en la
tierra.
Todo esto simplemente para presionar con ello la decisión de un solo hombre, de Jacob. ¡Así
actúa Dios! Dios es capaz de destruir la tierra para fabricar un nuevo hombre: ¡tú!
No necesitaba Dios dar tantas vueltas para mandar sus hijos a Egipto; pero lo quiso hacer a su
gusto y a su modo.¡Para Dios todo es muy fácil!
Dios habla de dos modos:
1. Presionando con los hechos. Fue el caso de Jacob para bajar a Egipto. Dios mandó unos
factores a favor para bajar a Egipto y otros factores en contra para quedarse en el Hebrón.
Dios presiona con los hechos, para que el hombre con su inteligencia y fe tome la decisión más
acertada. Esta es la forma como a Dios le toca trabajar más, la forma más frecuente como
habla, y la que más le gusta recurrir a Él: Así pasa Dios oculto y prueba la fe del hombre.
2. Hablando claramente. Fue el caso de José, esposo de María, que en sueños un ángel le dijo
que fuera a Egipto con el Niño y su Madre. Esta forma es menos frecuente y no hay que esperar
que Dios hable por medios extraordinarios, cuando ya ha hablado por medio de los hechos
ordinarios; sería tentar a Dios.
Dios quería que sus hijos predilectos, los descendientes de Abraham, entraran a Egipto por la
puerta grande, porque luego de subirlos los iba a humillar como esclavos muchos años. ¡Es la
montaña rusa de Dios; el sube y baja que le gusta a Dios! A Dios le gusta jugar con los hombres
para probar su fe.
JACOB SE ENTERA DE JOSÉ
Llegaron felices a Jacob los hermanos de José. Benjamín, que era el más joven y tenía más
estado físico, se adelantó para decirle: ¡José vive! ¡Hemos visto a José! ¡Es el manda más de
Egipto!
Jacob no entendía de qué José estaba hablando Benjamín, porque José su hijo había sido
devorado por una fiera.
¡No padre! ¡José no fue muerto por una fiera! José fue vendido por mis hermanos como esclavo
a Egipto, y ahora reina en Egipto –relató Benjamín-.”Jacob no se conmovió, pues no creyó”.Cfr
Gn
45,26
Pero poco a poco, el corazón del padre quería estallar de gozo al saber que José, su hijo
amado,
estaba
vivo.
Esta noticia lo desmayó por unos instantes. Luego se incorporó, tomo aire y le dijo a Benjamín:
¡repíteme despacio, por favor! ¿¡José, mi hijo, está vivo!?
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En esas llegaron con gran algarabía el resto de los hijos, cada uno hablando al mismo tiempo. Y
Jacob nada entendía.
Jacob preguntó: ¿Y qué significan esos carros? Le respondieron, diciendo: Son los carros que
José, tu hijo, te manda para trasladarte a Egipto.
Le mostraron a Jacob todo lo que José había mandado, y le dijeron todo lo que habían visto y
oído de parte de José.
Entonces exclamó Jacob sin hacer ningún reclamo a sus malvados hijos: “¡Basta! Mi hijo vive
todavía e iré a verle antes de mi muerte! Cfr. Gn 45, 28
Luego se presentó Benjamín ante Jacob, vestido de rey, con uno de los vestidos de José, y le
dijo a su padre: ¿quieres ver a José? ¡Aquí lo tienes!
¿Así viste José? –le preguntó Jacob.
Si, padre, así viste José en los días corrientes, porque en los días de fiesta viste más
suntuosamente
–le
respondió
Benjamín.
Jacob le preguntó a Benjamín: ¿Cómo es mi hijo, José? Muy parecido a mí, dijo Benjamín. En
esas llegó Judá y dijo: ¡Ahí tienes a tu hijo, ahí tienes a José!
El corazón del padre anciano se reanimó de nuevo y dijo: ¿¡Entonces que esperáis para salir a
Egipto!?
SALIDA PARA EGIPTO
Veintidós años antes, había salido José del Hebrón para nunca más volver. Ahora le tocaba salir
a Jacob para Egipto con la ilusión de algún día volver. Volvieron sus huesos años después, pero
volvieron. Los de José volvieron cuatrocientos años más tarde; pero también volvieron.
¡Cuatrocientos
años
no
son
nada
comparados
con
la
eternidad!
DIOS CONFIRMA A JACOB
Partió Jacob con todo lo que tenía; pero con la tristeza de abandonar su tierra amada. En el
camino le habló Dios en visión nocturna, y le dijo:
“No temas bajar a Egipto, pues Yo te haré allí un gran pueblo”
“Yo bajaré contigo a Egipto y te volveré a subir”
“José te cerrará los ojos” Gn 46,2-5
Dios le habló a Jacob después este haber obedecido a la voz de Dios por medio de los hechos.
No le habló Dios a Jacob en el momento que más lo necesitaba, cuando estaba dudoso de
tomar la decisión de abandonarlo todo e ir a Egipto, sino después. ¡Así le gusta actuar a Dios!
Dios primero exige la obediencia y a la obediencia llega la confirmación de Dios para afianzar la
fe.
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¡No temas bajar! Yo bajaré contigo y te volveré a subir, nos dice Dios a todos los hombres de la
tierra. Este es el mensaje esencial de estas palabras de Dios, no para Jacob que ya murió, sino
ahora para ti.
No temas dejarlo todo por Mí y morir en tierra extraña, que yo pondré alguien que con amor
cierre tus ojos.
No temas ir donde Yo te diga, que allá Yo haré una labor fecunda por intermedio tuyo. Esta es la
enseñanza con la cual puedes quedarte.
¡Dios siempre arranca lo que amamos para darnos otras cosas superiores! Ese apego que no te
permite estar más cerca de Dios, es lo que en realidad te escandaliza, ¡arráncalo!
JACOB LLEGA A EGIPTO
Jacob llegó a Egipto con toda su familia numerosa; pero de todos modos era sólo una familia, la
única que conocía al verdadero Dios sobre la tierra.
Era una familia donde había de todo: hombres crueles, malos, asesinos, adúlteros, mentirosos,
onanistas, envidiosos; en fin, una familia compuesta por hombres de carne y hueso, como todas
las demás familias de la carne, con las taras heredadas del pecado original.
De esta familia, Dios ya había descartado a varios, por infieles, del privilegio de heredar la
primogenitura: Esaú, Rubén, y luego los hijos de Judá a quien Yahvé mató por no obedecer sus
mandatos: Er y Onán.
Onán fue llamado a ser padre de Jesús según la carne; pero el precisamente acudió al control
natal para no tener descendencia, y con ello rechazó a Jesús que habría nacer de la
descendencia de él. Yahvé lo mató; su descendencia quedó estéril.
De Onán solamente se recuerdan con tristeza sus malvadas practicas, que llevan su vergonzoso
nombre: “el onanismo”, que consiste en buscar el gozo del sexo omitiendo su naturaleza
generadora de la vida.
Pero entre toda esta oscuridad del corazón humano había algunos rayos de luz, que anunciaban
ya la luz del nuevo día, del Cristo que habría de venir: Jacob y José. Por estos dos no destruyó
Dios la familia. Por esta familia no destruyó Dios la humanidad.
A Dios le basta un árbol fiel para sacar de él millones de semillas. La fe en el verdadero Dios
que hoy heredamos tuvo sus orígenes remotos en Abraham, Isaac y Jacob.
LA LÓGICA DE DIOS
La luz de la vida José brilla en las páginas del Antiguo Testamento, mucho más que la vida de
Jacob, mucho más que la vida de Judá.
Pero no será José quien heredará la primogenitura, sino Judá su oscuro hermano de quien
apenas se sabe que se acostó con una prostituta a la vera del camino.
90
Es la lógica de Dios: Muy parecida a las películas de misterio que el menos sospechoso resulta
ser el asesino, o el personaje central de todo lo ocurrido.
Dios pondrá en la boca del padre palabras muy hermosas para José; pero más hermosas
pondrá para el desconocido Judá. Cfr. Gn 49
Van apareciendo también las mujeres de las cuales tomará carne Jesús: Sara, Rebeca, y una
oscuras mujeres que parecen como entrometidas y atravesadas a la vera del camino: Lía y
Tamar, de las cuales es hijo Jesús.
La Escritura pone la atención en Raquel, la esposa amada de Jacob, pero no fue Raquel la
escogida sino Lía, la despreciada esposa de Jacob la que entró en la descendencia de Jesús. Y
luego fue Tamar, la mujer que se vistió de prostituta para seducir a su suegro Judá, la que se
llevó las palmas de la gloria. ¡Es la absurda lógica de Dios comparada con la lógica de los
hombres.
Pero la más oscura de todas en la tierra, porque de Ella se habla poco en las páginas divinas del
Santo Evangelio, es María. María pasó desapercibida en la tierra para poder brillar más que las
estrellas en los cielos.
¡Cuantas almas que pasaron desapercibidas en la tierra brillan en el cielo más que el sol.
Ha pasado desapercibido dos mil años el santo de la muerte afortunada, el santo que llevó con
alegría su tormento como expiación de sus pecados, y que en medio de los más crueles dolores
saca fuerzas para defender a Jesús; el santo de la esperanza, el santo que supo acudir
arrepentido a la misericordia de Dios, y que de la misma mano de Jesús llegó al cielo: ¡Dimas!
LA LUZ DE UNA FAMILIA
La familia de Jacob era la única portadora de la única Luz capaz de iluminar de nuevo al mundo.
La Luz de esta familia sigue viva y es Jesús. De esta familia salió la familia de Nazaret: Jesús
María y José.
La Iglesia es la esposa de Jesús. Jesús según la carne desciende de esta familia. Cuando Jesús
por fin llegó fue rechazado por los suyos: “Vino a los suyos y los suyos no le recibieron”, nos
cuenta el Evangelio.
Tuvo Jesús que hacerse entonces una nueva familia, con doce nuevos hijos: los apóstoles. Y a
esos que le acogieron “Les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios” La Iglesia, con Pedro a la
cabeza, el Papa, es la nueva y verdadera familia de Jesús.
Jesús, siendo Dios, es el hijo verdadero de Abraham, por la carne y por la fe; y los hijos de
Jesús son los verdaderos hijos de Abraham.
Llegaron a Egipto menos de trescientas treinta personas: “sesenta y seis hombres, sin contar a
las mujeres y a los niños” Gn, 48,26. A esto agreguémosle otro tanto de mujeres y dos niños por
cada mujer, y podemos tener un dato aproximado.
De todas formas ya eran muchos comparados con un hijo de Abraham, y dos hijos de Isaac; y
eran pocos comparados con los que más tarde salieron de Egipto, mas de seiscientos mil.
91
Aquí se ve que Dios si cumple sus promesas, de hacer de la descendencia de Abraham un
pueblo numeroso. Y Dios desea que los verdaderos hijos de Abraham sigan creciendo ¡La
promesa sigue en pie!
EL ENCUENTRO CON JOSÉ
Después de un viaje largo y muy despacio llegaron por fin a Egipto. No podían avanzar
rápidamente porque Jacob era ya anciano de ciento treinta años, y había mujeres parturientas y
ovejas en cría.
Jacob envió a Judá por delante para darle aviso a José y para darle cita en Gosen, la tierra que
José había prometido a Jacob para vivir. Gn 46, 28
José hizo preparar su carro de rey y se fue a Gosen al encuentro de Israel, su padre. En cuanto
le vio se echó a su cuello y lloró largo tiempos sobre su cuello. Jacob dijo a José:
Ya puedo morir en paz, pues he visto tu rostro y vives todavía. Cfr Gn 46, 30
José dio instrucciones a sus hermanos sobre el plan a seguir. Les contó lo que él le iba a decir
al faraón y lo que ellos deberían decir. “Cuando el faraón os llame y os pregunte: ¿Cuál es
vuestra ocupación?, vosotros debéis decirle así: Vuestros siervos somos ganaderos desde
nuestra infancia hasta ahora, lo mismo que fueron nuestros padres; de esta forma el os
destinará a la tierra de Gosen, porque los egipcios desprecian a los que cuidan animales” Gn 46,
33JOSÉ ANUNCIÓ AL FARAÓN
José dijo al faraón que su padre y sus hermanos, con todos sus animales ya habían venido de la
tierra de Canán y estaban en la tierra de Gosen.
Como José se había presentado al faraón con cinco hermanos, el faraón les preguntó –tal como
José lo había predicho-: ¿Cuál es vuestra ocupación? Y ellos respondieron exactamente lo que
José les había dicho.
Entonces el faraón dijo a José: “Que habiten en la tierra de Gosen” Gn 47,6
José le presentó su padre al faraón. El faraón le preguntó a Jacob: ¿Cuántos años tienes?
Jacob
contestó:
“Ciento treinta son los años de mi peregrinación por esta tierra”
“¡Corta y mala ha sido mi vida!”
“Por eso mi vida no llegará al mismo tiempo de peregrinación de mis padres” Gn 47, 9 Pero Dios
le concedió a Jacob diecisiete años más para que disfrutara de la presencia y las riquezas de su
hijo amado, José.
FRUTOS DE LA SABIDURÍA DE JOSÉ
“Ya no había pan en toda la tierra y el hambre era muy grande en Egipto y en toda la tierra de
Canán” Gn 47,13 Pero la sabiduría e inteligencia de José había hecho recoger abundante trigo.
92
“José llegó a recoger todo el dinero que había en Egipto y todo el dinero que había en la tierra
de Canán, y lo entregó al faraón”. Gn 47, 14 No fue José un siervo inútil que se limitó a hacer
simplemente lo que debía hacer. José hizo mucho más de que le correspondía.
Tenía el faraón motivos abundantes para estar contento con José. José fue un “siervo bueno y
fiel” como los que Jesús alabará más tarde.
Cuando los del pueblo tenían hambre iban a José y decían:
“Danos pan” Gn 47, 15
Como los egipcios le pedían pan al José de los antiguos tiempos para saciar su hambre; haz lo
mismo con el José de los últimos tiempos, el esposo de María y padre adoptivo de Jesús. dile a
José: danos pan, y él nos dará el Pan del Cuerpo de Jesús, el Pan de Vida que salta hasta la
vida
eterna.
JOSÉ VENDÍA EL PAN
Cuando el pueblo egipcio le pedía pan a José, él no lo regalaba, lo vendía y les decía que si no
tenían dinero, entonces: “Traedme vuestros ganados y os daré pan a cambio de ellos” Gn 47, l6
No era avaricia de José; era fina caridad. La sabiduría de José nos enseña que las cosas
valiosas no se regalan porque así no se aprecian, las cosas valiosas se cambian por los objetos
valiosos que tenga el pobre o por trabajo, para que así las valore.
Es mayor caridad darle la oportunidad a la persona que se gane lo que necesita, a que se le
regale, y además así el pobre no se siente inútil y humillado. Esto vale para las cosas
espirituales; no se regalan para que en realidad se aprecien. Y esto vale también en la
educación de los hijos por parte de los padres, para no hacer de ellos personas inútiles. Los
padres que le dan todo a sus hijos sin exigir de ellos una mínima cuota de sacrificio los hacen
personas
incapaces.
“El pueblo trajo sus ganados, y José les dio pan a cambio de caballos, rebaños de ovejas, de
bueyes y de asnos. Aquel año los proveyó de trigo a cambio de todos sus ganados” Gn 47, 17
Al año siguiente volvió la gente a quejarse de hambre ante José, y le decía: “No se le oculta a
nuestro señor que se nos ha acabado el dinero y nuestros ganados; no nos queda más que
nuestras tierras y nuestras manos para trabajar. Gn 47, 18
José dio pan a cambio de tierras y “adquirió para el faraón todas las tierras de Egipto” Gn 47, 20.
Cuando adquirió todas las tierras, entonces José dio pan a cambio de trabajo. José puso a
trabajar para el faraón a todo Egipto y otros pueblos. Cfr. Gn 47,21 Todo esto como fruto de la
inteligencia y sabiduría de José. No ha conocido la historia un mejor ministro de hacienda, que el
ministro José, porque el poder de Dios estaba con él.
ACTITUD INTELIGENTE Y MISERICORDIOSA DE JOSÉ
Cuando José se quedó con todas las tierras y con todo el pueblo a su servicio, tomó esta
medida: que cada uno volviera a la tierra que había sido de él y la sembrara, y al tiempo de la
recolección deberían pagarle al faraón una quinta parte de los frutos, y el resto para ellos. Cfr.
Gn
47,
24
93
Este fue el primer origen de los impuestos que la gente debería pagar al gobierno y que rige
hasta la fecha de hoy.
Jesús apoyará esta medida de solidaridad y de justicia para pagar los gastos de la
administración pública: “Dad a Dios lo que es de Dios y al césar lo que es del césar”.
Desde este momento el pagar impuestos justos es un deber moral de todo ciudadano, y el
evadirlos es grave pecado contra la justicia y solidaridad con los demás.
Ante la medida de José el pueblo respondió agradecido:
“¡Nos das la vida! Qué hallemos gracia a los ojos de nuestro señor, y seremos siervos del
faraón.
Dio pues José una ley tributaria, que todavía hoy subsiste, por la cual se tributa al gobierno el
quinto del producto de las tierras de Egipto. Sólo las tierras de los sacerdotes no pertenecen al
faraón.” Gn 47, 26
JACOB BENDICE A LOS HIJOS DE JOSÉ
Ya llevaba Jacob diecisiete años en Egipto. La familia y los bienes habían crecido enormemente.
Llegó Jacob a la edad de ciento cuarenta y siete años.
José al saber que su padre ya estaba en las últimas, se fue a visitarlo juntamente con sus dos
hijos. Jacob haciendo un esfuerzo, se sentó en el lecho. Puso la mano sobre la cabeza de cada
uno de los hijos de José, y los bendijo, diciendo:
“Que el Dios en cuya presencia anduvieron mis padres,”
“Que el Dios que me ha sustentado desde que existo hasta hoy,”
“Que el ángel que me ha librado de todo mal, bendiga estos niños.”
“Que se llamen con mi nombre y con el nombre de mi padre Abraham e Isaac.”
“Que se multipliquen grandemente en medio de la tierra.” Gn 48, 15-18
Jacob dijo a José acerca de su hijo mayor: él será grande; pero su hermano menor será más
grande que él” Gn 48, 20 Esta es la lógica de Dios: hacer grande a los pequeños y que el mayor
sirva al menor.
Los bendijo, pues Israel aquel día, diciendo:
“Por ti bendecirán a Israel, diciendo: Hágate Dios como a Efraím y a Manasés”
“Y puso a Efraím antes de Manasés.” Gn 48,20 Manasés era el hijo mayor de José, y Efraín el
menor; pero Jacob le dio la bendición primera al más pequeño, porque así lo quiso Dios, como
igual pasó con él.
Jacob llamó luego a sus otros hijos, “juntó sus pies en el lecho y expiró, yendo a reunirse con su
pueblo”, como lo hicieron sus abuelos, sus padres y Raquel su esposa amada.
Jacob murió con la muerte del justo, en la cama, al lado de sus seres queridos, para reunirse
94
eternamente con los suyos. Jacob dejó en la tierra muchos hijos que conocían al verdadero
Dios, para darlo a conocer a otros muchos.
DOS LADRONES
Jacob, viéndolo con los ojos de hoy, fue un ladrón; se robó la primogenitura y con ella brillará su
nombre por todas generaciones. Jacob se robó la paternidad del pueblo de Dios: se habla de
“nuestro padre Jacob” y no de “nuestro padre Esaú”. Pero ese robo tuvo la complicidad de
Rebeca; pero ese robo tuvo la complacencia de Dios, que ya lo había anunciado así.
Dimas el ladrón, colgado en el madero la cruz al lado de Jesús, aceptó humildemente sin
quejarse su suplicio en penitencia de sus pecados.
Sabía Dimas que él merecía el castigo y lo aceptó, sin quejarse, como pago a Dios por sus
pecados: “nosotros estamos aquí justamente; pero Este –refiriéndose a Jesús-, ningún mal ha
hecho”.
Luego saldrán de la boca del ladrón arrepentido hacia Jesús, unas palabras con las cuales se
robó también el reino de los cielos: “Acuérdate de mí cuando estés en el paraíso”. La respuesta
misericordiosa de Jesús no se hizo esperar: “Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”.
Se ha profundizado poco en la vida santa del primer hombre que entró al cielo acompañado de
Jesús.
Dimas fue el primer mártir, el primer testigo, de la santidad de Jesús. Dimas supo defender a
Jesús cuando él estaba padeciendo los más duros tormentos de la cruz; en ese momento del
más cruel dolor, Dimas no pensó en él sino en Jesús.
Dimas fue un hombre pecador, pero la santidad, se deduce del caso de Dimas, no se mide por
el grado de impecabilidad de la vida pasada, sino por el grado de arrepentimiento de la vida
presente.
Dimas entregó su vida en sacrificio en reparación de sus pecados, y Jesús aceptó la reparación
y el pago.¿Podrá haber mejor pago por los pecados que el pago de la sangre?
Tenemos en el cielo un hombre al cual se acude poco; y del cual el mismo Dios se encargó de
anunciar su entrada al cielo. Tenemos en el cielo un hombre que entró al cielo acompañado de
Jesús. ¿No valdrá la pena poner a Dimas muy alto en los altares, como ejemplo de
arrepentimiento y esperanza? ¿Y llamarlo San Dimas?
Si santo fue Jacob, santo fue Dimas. La vida de Dimas nos llena de esperanza a los que como
él nos reconocemos pecadores. ¡Nunca es tarde porque el día es hoy!.
Dimas ofreció el martirio de su vida en reparación de sus pecados. El martirio es la máxima
muestra del amor de Dios. “No hay mejor amigo que el que da su vida por sus amigos”, dijo
Jesús.
MISERICORDIA DE JOSÉ
El malvado espera la maldad. Los hermanos de José creyeron que al morir Israel, José se
vengaría de ellos por haberlo vendido como esclavo, y se dijeron:
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“¿Nos guardará rencor José y ahora nos devolverá todo el mal que le hemos hecho?” Gn 50, 15
Entonces mandaron a decirle a José:“Tu padre, antes de morir, nos mandó que te dijéramos:
Perdona el crimen de tus hermanos y su pecado, pues ciertamente te hicieron mucho mal.
Pero por favor, te ruego, perdona el crimen de los servidores del Dios de tu padre” Gn 50, 16-17
Con esto dicen los hermanos: nosotros somos fieles al mismo Dios en el cual creyó nuestro
padre, lo cual es el deber todos los hijos fieles.
José se puso a llorar cuando escuchó esto. Sus hermanos se postraron ante él y le dijeron:
“Siervos tuyos somos”, tal como Dios en su niñez se lo había anunciado a José en sueños, que
sus hermanos se postrarían ante él.
José, lleno de misericordia y amor les respondió:
“No temáis”.¿Estoy yo acaso en el lugar de Dios?” Gn 50, 19. Con esto les dijo José a sus
hermanos que no tenían que tenerle miedo a él, porque él no era Dios para hacer justicia; pero
que sí tenían que tenerle miedo a la justicia de Dios, para responder ante sus pecados.
Agregó José a sus hermanos:
“Vosotros creías hacerme el mal; pero Dios ha sacado del mal un bien” Gn 50, 20 José era un
hombre de fe y confianza en Dios, que sabía que Dios sacaba cosas buenas de las malas, “que
todo es para bien de los que aman al Señor”, como luego dirá más claramente Pablo.
Aclaró José, que de ese mal que sus hermanos le hicieron se valió Dios para “conservar la vida
de un pueblo numeroso” Gn 50, 20.
De aquí aprendemos que “mal” y “malo” solamente es el pecado; que las adversidades no son
malas, por más dolorosas que parezcan de momento, porque Dios saca de ellas cosas buenas.
De aquí aprendemos a darle poca importancia a las derrotas y fracasos de la vida, porque los
necesita Dios para sacar de ellos grandes triunfos.
Volvió a insistir José a sus temerosos hermanos:
“No temáis, pues. Yo seguiré manteniéndoos a vosostros y a vuestros hijos.” Gn 50, 21.
Así consoló José a sus hermanos “hablándoles al corazón” El Padre Dios anunciará a Jesús, por
boca de Isaís así: “El Señor me ha dado labios persuasivos para saber decir una palabra de
aliento a los cansados” Is 50,4-7
Pídele, tú, a Dios, que de tu boca siempre salgan palabras persuasivas, llenas de fe y confianza
en
Él.
Habitó José en Egipto, él y la casa de su padre. José vivió ciento diez años. Comenzó a reinar a
la edad de treinta años; por su inteligencia y sabiduría gozó del poder y de la fama por espacio
de ochenta años. Y vio a los hijos de Efraín, su hijo predilecto hasta la tercera generación;
recibió a los hijos de los hijos de Manases.
96
José al ver que sus días de caminar sobre la tierra estaban próximos, llamó a los suyos y les
dijo:
“Yo voy a morir, pero Dios os visitará”. Gn 50, 24
Les hizo jurar que el día que Dios los visitara y los sacara de Egipto, entonces llevasen sus
huesos a la tierra de Abraham, Isaac y de Jacob. Cuatrocientos años más tarde Moisés sacó de
Egipto los restos de José para llevarlos a la tierra prometida.
José murió lleno de días en su cama; rodeado del amor de sus hijos y del amor y gratitud de sus
hermanos, y fue a reunirse con los suyos. Nunca se ha visto en Egipto un gobernador mejor que
él
DESPUÉS DE JOSÉ
Murió José y murió también el faraón protector de José.
Los hijos de Jacob, los hijos de Israel, crecieron y se multiplicaron, llegando a ser muchos en
número y en poder, y llenaban aquella tierra de Egipto, cfr Ex 1,7
Los hijos de Dios siempre cumplen el mandato imperativo de Dios, que al bendecir al primer
hombre y a la primera mujer les dijo: “Creced y multiplicaos, henchid la tierra y sometedla.” Gn
1,28
Los verdaderos hijos de Dios, al saberse hijos de quien creó la tierra, desean multiplicarse para
llenar la tierra de más almas que le den gloria al creador.
Todo lo que es de Dios tiene germen de fecundidad y crecimiento. Es necesario llenar la tierra
de hijos de la carne y del espíritu, que le den gloria a su hacedor.
EL NUEVO REY DE EGIPTO
Reinó en Egipto un nuevo rey que no sabía nada de José y se llenó de temor ante el crecimiento
y el poder del pueblo de Israel. Y esto fue lo que dijo: “tenemos que obrar astutamente para
impedir que Israel siga creciendo” Ex 1, 10
Eso dicen los enemigos de las cosas de Dios: tenemos que obrar astutamente para impedir que
crezcan.
El pueblo de Dios fue sometido a grandes sacrificios y trabajos para impedir su crecimiento.
“Pero cuanto más se los oprimía más crecían y se multiplicaban” Ex 1, 12
Esto ha pasado en todos los tiempos, mientras más se oprime a la gente de Dios, más crece y
se
multiplica.
Ni
el
imperio
egipcio
ni
el
imperio
romano
logró
destruir
al
pueblo
de
Dios.
En todas las épocas de la historia el pueblo de Dios ha sido perseguido por los astutos
malvados, y en todas las épocas de la historia, el pueblo de Dios con el poder de Dios, siempre
ha
triunfado.
97
“Sometieron los egipcios a los hijos de Israel a cruel servidumbre, haciéndoles la vida amarga.”
Ex 1,13-14
El único crimen que había cometido el pueblo de Israel era crecer y multiplicarse para darle
gloria a Dios, y esto no lo soportan los astutos malvados.
Pero la cruel servidumbre y vida amarga es la cuota que Dios exige para dar fecundidad.
Mientras más oprimían al pueblo de Dios más se crecía.
Ordenó el rey a las parteras que mataran a todos los niños. También Herodes “mandó matar a
todos los niños menores de dos años para abajo” (Mt 2, 16). Las parteras no obedecieron. El rey
las llamó y les preguntó:
“¿Por qué habéis dejado con vida a los niños?”
Las comadronas respondieron:
“Las mujeres hebreas son fuertes y antes de que llegue la partera, ya han dado a luz” Ex 1, 19
A Dios le gustó la respuesta de las comadronas, porque dice la Escritura: “Dios favoreció a las
comadronas” Ex 1, 20
Las comadronas tenían que escoger entre dos males: matar a todos los niños o decir una
mentira. En este caso escogieron el mal menor que era decir una mentira; mentira que por
supuesto no perjudicaba al rey ni a los niños hebreos.
Y “por haber temido a Dios las parteras, les otorgó formar hogar” Ex 1, 21
Las parteras se dieron cuenta que la orden del emperador era injusta y que por lo tanto no
deberían obedecerla. Las parteas expusieron su vida por no faltar a la ley natural escrita en su
corazón, que les indicaba: “No matar.” Por esta ley pudo Moisés salvar su vida, y luego pudo
recibir de Dios los Mandamientos, entre ellos el de “No matar.”
“Mandó el faraón a todo el pueblo que arrojaran al río a todos los niños recién nacidos de los
hebreos, preservando sólo a las niñas”. Ex 1,22
NACIMIENTO DE MOISÉS
Un hombre de la tribu de Leví, (llamado Amram, según Ex 6, 20) tomó como esposa a una mujer
de la misma tribu llamada Yoquébed, su tía, y tuvieron dos hijos Aarón y Moisés.
Como el faraón había mandado arrojar al río a todos los niños recién nacidos, los padres
escondieron a Moisés niño durante tres meses.
Aarón, hermano de Moisés, había nacido tres años antes de Moisés (cfr. Ex 7, 7) y no había
llegado la orden criminal del faraón de arrojar los niños al río; su suerte era trabajar como
esclavo del faraón sin peligro de su vida.
EL SACRIFICIO DE LA MADRE
98
La madre desesperada al no poder ocultar a su hijo menor por más tiempo, y temerosa de que
descubrieran al niño y lo ahogaran , tomó una canasta y en ella colocó al niño y lo puso a la
orilla del río, para que las aguas movidas por el impulso de la corriente de Dios llevasen a su
niño a buen destino.
Cuando después de poner todos los medios humanos no hay remedio, entonces abandónate en
las manos poderosas de Dios y déjate llevar por la corriente de la vida; el soplo de Dios llevará
tu barca a un buen puerto.
La hermana del niño, llamada María, según Ex 15,20, se situó a lo lejos, con sus ojos bañados
en lágrimas, e invocaba a Dios, para ver lo que ocurría a su hermanito.
El niño se fue llorando en la canastilla río abajo. Pero Dios Omnipotente que escucha el llanto de
un niño y la oración de quienes en Él confían, hizo bajar a bañarse en ese preciso momento en
las aguas del río, a la hija del faraón, en el momento en que la barca improvisada pasaba con el
niño.
La hija del faraón vio al niño que lloraba y se compadeció de él. Se dio cuenta que era un niño
de los hebreos. De inmediato apareció María, la hermana de niño y le dijo sagazmente a la hija
del
faraón:
-¿Quieres que vaya a buscarte una nodriza que te amamante al niño?
La hija del faraón le respondió afirmativamente y entonces María corrió feliz a darle la noticia a
su madre acerca de lo sucedido y agregó que la hija del faraón la llamaba para que ella
amamantara al niño.
La hija del faraón le pidió a la madre que le cuidara a “su” niño y que además le pagaría por ello.
¡Cómo son las cosas de Dios! El niño que lloraba abandonado entre las aguas, ahora había
entrado al palacio del faraón de Egipto por la puerta grande. El niño fue adoptado como hijo de
la hija del faraón. El niño abandonado, ahora por el poder de Dios, se hizo nieto del faraón. Dios
cambia el rumbo de la vida en un instante, en el instante en que se confía en Él.
El niño era bello y de su belleza se valió Dios para introducirlo en el palacio. José era sabio y de
su sabiduría se valió Dios para sacarlo de la cárcel y llevarlo al palacio del faraón de Egipto. Es
que la belleza y la sabiduría son dones otorgados por el poder de Dios; Dios que es la misma
Belleza y la misma Sabiduría.
El niño despreciado por los hombres quedó hecho príncipe de Egipto. Había que darle al niño un
nombre egipcio como los de los reyes de Egipto: Tut-mosis (hijo del dios Tot), Ramses (hijo del
dios Ra); la hija del faraón le asignó al niño “suyo” el nombre de Moisés, que significa hijo, la
etimología popular le asigna el nombre de hijo de las aguas.
Noé fue salvado de las aguas por el poder de Dios y Moisés fue salvado de las aguas por el
poder de Dios. Tú también fuiste sacado de las charcas inmundas del pecado por el poder de
Dios.
Con Noé Dios salvó de la catástrofe a todos los hombres de la tierra, con Moisés Dios salvó de
99
la esclavitud a su pueblo, y contigo quiere Dios reinar sobre la tierra para que los hombres
acepten su Santa Voluntad.
En la Escritura aparecen hasta ahora tres hombres salvadores, que son anuncio del Cristo
Salvador: Noé, Moisés y tú; esto es lo que en realidad nos interesa.
Yoquébed nuevamente se llevó el niño a su casa, pero ya en realidad no era su hijo; ella había
hecho con su hijo un acto de desprendimiento y un sacrifico semejante al de Abraham:
Yoquébed había matado a su hijo entre las aguas, al desprenderse de él. Dios le devolvió a su
hijo con un nuevo título, ese niño era ahora el hijo de la hija del faraón. Así paga Dios el acto de
desprendimiento heroico de los hijos por parte de las madres.
Si Yoquébed, la madre del Moisés, hubiese actuado egoístamente, en este caso habría dicho:
¡aquí retendré a mi hijo hasta que lo mate el faraón!
Pero la madre se desprendió de su hijo para salvar a su hijo.
Igual hizo la madre de los Macabeos que supo sacrificar a sus siete hijos para salvar
eternamente a sus hijos; así animó la madre al martirio de su último hijo, después de haber visto
la muerte de los seis primeros: “Recibe la muerte para que el día de la misericordia me seas
devuelto con tus hermanos” II Mac 7, 29 Esto mismo debió haber dicho María a Jesús al pie de
la Cruz: recibe la muere para que el día de tu resurrección me seas devuelto junto con todos tus
hermanos,
a
quienes
tu
muerte
ha
redimido.
Se ha hablado poco de Yoquébed, la madre de Moisés. Moisés salvó a su pueblo, pero la madre
salvó a Moisés. Detrás de un gran hombre siempre ha habido una gran mujer: su propia madre.
Fue el caso de Moisés, Jacob, José y Jesús.
MOISÉS LLEGA AL PALACIO
La madre tomó al niño y lo amamantó. Cuando el niño creció su madre lo llevó a la hija del
faraón, que lo trató como a un hijo. Ex 2, 9-10 Otro desprendimiento más por parte de la madre,
entregar a su hijo nuevamente para que libre de la esclavitud de su pueblo, gozara de la libertad
en manos de la hija del faraón.
Este es el papel de una madre, llevar sus hijos a la libertad de los hijos de Dios, en lugar de
tratar de retenerlos.
El destete a la edad de los tres
haber celebrado la fiesta de su
como hijo de la hija del faraón;
guerra, para la gran batalla que
años era celebrado con una gran fiesta. A Moisés le debieron
destete en el palacio del faraón. Moisés creció en el palacio,
allí adquirió los modales cortesanos y allí se entrenó para la
habría de librar: sacar a su pueblo de la esclavitud de Egipto.
La adolescencia de Moisés transcurrió cómodamente entre los lujosos pasillos de la casa del
faraón, ignorando los padecimientos y tormentos de su pueblo.
La madre adoptiva de Moisés ya tenía en su cabeza, como toda madre, la película para marcar
el futuro de su hijo: casarlo con la hija de su hermano el príncipe heredero, construirle otro
palacio, fabricarle un coche de oro semejante al de José, nombrarlo administrador de los tesoros
de su padre, el rey de Egipto, y fabricarle una pirámide para perpetuar su nombre.
100
¡Pero una cosa piensa el burro y otra el que lo está enjalmando¡ -dice la sabiduría popular. En la
mente de Dios estaban otros planes.
EL CRIMEN DE MOISÉS
“Cuando Moisés se hizo mayor, salió a donde sus hermanos y comprobó sus duros trabajos. Vio
como un egipcio golpeaba a un hebreo, a uno de sus hermanos” Ex 2, 11 Moisés se llenó de
indignación, “miró a un lado y a otro, y viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo enterró en
la arena” Ex 2, 12 Moisés creyó que nadie se había dado cuenta y se fue tranquilo a su cómoda
casa.
Moisés se dio cuenta de lo que iba a hacer, porque antes de cometer el asesinato miró a uno y
otro lado; no podemos decir que actuó con ira e intenso dolor, porque en ese caso no hubiera
planeado nada. Moisés actuó con premeditación y alevosía que agrava más el homicidio.
Esa noche no debió haber dormido Moisés, pensando en el asesinato que había cometido y en
las condiciones de esclavitud en las que se encontraba su pueblo.
Al día siguiente volvió Moisés a visitar a su pueblo y encontró a dos de sus hermanos peleando,
“y dijo al agresor: ¿por qué golpeas a tu hermano?” Ex 2, 13
El agresor le contestó, tratándolo de metido en lo que no le importaba:
¿Quién te ha constituido príncipe y juez sobre nosotros? Ni Moisés ni el agresor sabían que Dios
lo había constituido juez y príncipe para liberar a sus hermanos.
El agresor agregó un reclamo que perturbó el corazón, la cabeza y la vida entera de Moisés:
“¿Piensas acaso matarme como mataste al egipcio?” Ex 2, 14
Moisés se llenó de miedo al escuchar estas palabras. Él creía que nadie se había percatado de
la muerte del egipcio, pero incluso se enteró el faraón y lo buscaba para matarlo.
Dios se valdrá del pecado de Moisés para sacar cosas buenas de lo malo. El pecado fue la
forma como Dios permitió que Moisés abandonara su cómodo palacio, haciéndose indigno de
ser hijo del rey de Egipto, indigno de habitar en la casa real y gozar de sus cuidados. Ahora el
mismo faraón que lo había protegido desde niño lo buscaba para matarlo. La madre adoptiva de
Moisés, que ya había escuchado las críticas acerca del peligro de adoptar como hijo un niño
hebreo, comprobó que había metido en el palacio egipcio un enemigo de su propio pueblo.
No todas las llamadas del Señor tienen color rosa, porque a veces son de color gris muy oscuro.
Dios se vale hasta de un crimen para llamar a un hijo suyo.
LA HUIDA DE MOISÉS
Moisés abandonó rápidamente el cómodo palacio y dejó todo. Llegó como príncipe y salió como
asesino; no le importaba a Dios la honra de su siervo entre un pueblo pecador.
Moisés se refugió en Madián. David también abandonó el cómodo palacio del rey Saúl y huyó
abandonando todo.
Esta es la forma como Dios llama con hechos. Y cuando Dios llama hay que dejarlo
101
necesariamente todo, para ir hacia una región desconocida: la región que Dios tiene destinada.
Abraham también dejó el cómodo ambiente de su casa paterna para ir hacia una región
desconocida; Jacob abandonó los cuidados de su madre para huir de la furia de su hermano.
José dejó los cuidados de su padre y fue llevado a la fuerza como esclavo a Egipto. Dios no
consulta cuando llama, y el llamado de Dios desacomoda a todos.
Moisés se la jugó toda por defender a uno de su pueblo. El faraón buscaba a Moisés, el asesino,
para matarlo.
Moisés renunció a los cuidados de su madre, la hija del faraón y se dirigió a la ciudad
desconocida. Moisés, arrepentido de su pecado, llevaba en su corazón la Ley de Dios y la
confianza en Él. Moisés confió más en su Dios invisible que en las visibles apariencias de su
cómodo palacio. Moisés recibirá de Dios más tarde el precepto: “No matar”
DIOS LE ENVÍA COMPAÑÍA
Ya lo había dicho el Padre Dios, cuando creó al primer hombre: “No es bueno que el hombre
esté solo; voy a hacerle una ayuda adecuada para él” Gn 2, 18
El hombre lleva en su más íntima esencia la necesidad de compañía, la sociabilidad. El hombre
que nace en sociedad, crece en sociedad y sólo puede desarrollarse como ser humano en
sociedad. El Padre Dios confirmó esto más tarde: “Ay del solo, del que se cae y no tiene quien le
ayude a levantarse “
El Padre Dios que vio la soledad de Moisés en el desierto de Madián, quiso darle una
compañera para que formara una familia, y teniendo la protección de un hogar pudiera sentirse
respaldado para la gran misión que le tenía.
Si alguna alma contemplativa ha habido sobre la tierra ha sido Moisés, que escuchó a Dios,
como también lo hizo María, la Madre de Dios. Ni María ni Moisés se apartaron del mundo para
ser
contemplativos.
“Un día vino a sentarse junto al pozo” Ex 2, 15 Jesús también cansado del camino vino a
sentarse junto al pozo.
Cuando Moisés estaba sentado junto al pozo, llegaron las hijas del sacerdote de Madián, entre
ellas Séfora, a llenar los canales para abrevar el rebaño de su padre, pero llegaron los pastores
y las echaron. Moisés se levantó, las defendió y les abrevó el rebaño.
Séfora puso los ojos en Moisés, Moisés puso los ojos en Séfora.
Moisés tenía un gran sentido de justicia y no permitía que en su presencia se cometiera una
injusticia. Moisés arriesgó su vida para defender a uno de su pueblo que era maltratado, y ahora
arriesgó su vida, enfrentándose a varios pastores que cometían la injusticia de no permitir que
unas indefensas mujeres, tomaran agua de un pozo para dar de beber a su rebaño. Un hombre
que tiene a Dios no permite la injusticia.
LAS MUCHACHAS REGRESAN A SU PADRE
102
Las muchachas regresaron muy temprano a su casa y el padre les preguntó: ¿Cómo habéis
venido hoy tan temprano? Ellas contestaron: Un egipcio nos ha librado de los pastores y
además nos ha sacado agua y ha abrevado el rebaño. ¡Llamadle para que comparta nuestro
pan¡ -dijo el padre. Ex 2, 20.
La llamada a compartir el pan era invitarlo a que viviese en la casa el tiempo que quisiese. Le
gustó la idea a Séfora. Moisés accedió a establecerse en la casa de Reguel, que le entregó por
esposa a su hija Séfora. Esta le dio un hijo a quien llamó Guersón, que significa: extranjero.
Mucho tiempo permaneció Moisés en Madián como extranjero. Allí le tocó trabajar muy duro,
igual que Jacob en casa de Labán, para ganarse el pan.
Esteban en los Hechos dice que Moisés salió de Egipto a la edad de cuarenta años (cfr Hch
7,23), y más tarde se narra que Moisés se presentó al faraón a la edad de ochenta años (Ex 7,7)
Concluimos entonces que Moisés permaneció en Madián cerca de cuarenta años. Cuarenta
años en trabajo y oración para prepararse para la misión que Dios le había asignado.
Moisés que había sido criado entre algodones, como niño inútil, en el palacio del rey, aprendió el
pastoreo de las ovejas y el cuidado del ganado.
Moisés no perdió el tiempo mientras estaba recluido en el desierto; allí aprendió además a
sobrevivir en la sequía, a aguantar sed y hambre; calor en el día y frío en la noche; aprendizaje
que le será útil más tarde para vagar por el desierto cuarenta años. ¡Dios prepara sus
instrumentos con la suave violencia de los hechos!.
MUERE EL REY DE EGIPTO
Después de mucho tiempo de habitar Moisés en tierra extraña, murió el rey de Egipto. Después
de largo tiempo de preparación y entrenamiento para la guerra, Dios movió las teclas para
lanzar a Moisés a la guerra verdadera: volver a Egipto para liberar a su pueblo.
Dios: ya había preparando su instrumento para la labor de pastor que le tenía
Liberar a su pueblo de la esclavitud de Egipto.
Promulgar la Ley de Dios (Los Diez Mandamientos)
Construir el Arca de la Alianza y su tabernáculo.
Caminar por el desierto por espacio de cuarenta años,
Y conducir a su pueblo a la tierra prometida.
DIOS SE ACORDÓ DE SU PUEBLO
“Los hijos de Israel gemían bajo la esclavitud. Clamaron y su grito desde la esclavitud llegó
hasta Dios” Ex 2, 23 Dios ya había escuchado los gritos mucho antes; Dios ya venía planeando
la liberación de su pueblo desde el nacimiento de Moisés.
Dios siempre escucha los gritos de lamento de quienes se encuentran oprimidos. “Escuchó Dios
103
su lamento y se acordó de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de
Israel y cuidó de ellos” Ex 2, 24
Dios escucha, mira y cuida. Dios escucha porque tiene capacidad de oír, mira porque tiene
capacidad de ver, y cuida porque es un Padre providente que todo lo gobierna y lo provee con
su
omnipotencia.
DIOS SE LE MANIFESTÓ A MOISÉS
Mientras Moisés apacentaba el rebaño en Horeb, el monte de Dios, el ángel del Señor se le
manifestó en forma de llama de fuego en medio de la zarza. Moisés miró y se dio cuenta que la
zarza ardía pero que no se consumía. Cfr Ex 3,1-2
Dios se le manifestó a todos los hombres por medio de Moisés, en forma de llama de fuego;
esta es una de las mejores formas como Dios se pone de manifiesto a los hombres, Dios es
llama y fuego. La llama alumbra y el fuego da calor. Jesús, para dar testimonio de su divinidad,
dijo: “Yo soy la luz del mundo” Jn 9, 5 Y además dijo de Él: “Fuego he venido a traer a la tierra, y
lo que quiero es que arda”
El corazón de Dios es fuego que arde pero no consume.
La forma de nosotros hacer arder el fuego de Dios es por medio del apostolado, pegando el
fuego del amor de Dios a otros corazones apagados.
La forma de llevar la luz de Cristo a las inteligencias que están en las tinieblas de la ignorancia
del pecado, es dando doctrina, enseñando al que no sabe, corrigiendo al que yerra, dando buen
consejo al que lo necesita, consolando con la Palabra de Dios a los tristes que viven en el valle
de lágrimas de la desesperanza por la falta de confianza en Dios.
Este hecho de la llama llamó la atención a Moisés y se acercó a la zarza para comprobar lo que
veía. El Señor estaba esperando la curiosidad de Moisés y lo llamó entre la zarza:
“¡Moisés¡ ¡Moisés¡”
Y Moisés respondió: “¡Heme aquí!”
También el Señor llamó a Samuel: ¡Samuel¡ ¡Samuel! Y Samuel respondió lo mismo que
Moisés.
Cuando el Señor te llame, dile: ¡Heme aquí!
La voz de Dios se hace perceptible a los sentidos entre los arbustos del campo o en el silencio
de tu cuarto cuando estás en oración.
El Señor no llama para decir cosas bonitas, sino para ordenar cosas concretas; esto fue lo que
le dijo a Moisés:
“Yo te envío para que saques a mi pueblo de la esclavitud de Egipto” Ex 3, 10
104
Dios te llama a ti, para que saques a los hombres de la esclavitud de la ignorancia del pecado.
También Jesús dijo en Cruz: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”.
Todo hombre que en su vida ignora a Dios es un esclavo del maligno, y lo embarga la
enfermedad de la tristeza por la falta de sentido de su vida.
El Señor le anunció a Moisés que llevaría a su pueblo a una tierra buena y espaciosa, a una
tierra que mana leche y miel; pero le advirtió que esa tierra maravillosa estaba poblada por
enemigos poderosos: los cananeos, los hititas, los amorreos, los pereceos, jeveos y jebuseos.
Es lógico que una tierra buena ya esté habitada por otros, también es lógico que Dios quiera dar
una tierra buena a sus hijos predilectos. No le oculta Dios a Moisés las dificultades que tendrá:
enfrentarse a seis naciones poderosas, con un pueblo que no tiene armas. Pero el arma más
potente de los elegidos de Dios es el mismo Dios que va a su lado.
La tierra buena del mundo está habitada por los secuaces de Satanás; pero Dios quiere reinar
en la tierra y arrojar a Satanás. Es necesario conquistar la tierra para que se haga en la creación
entera la Santa Voluntad de Dios.
RESPUESTA DE MOISÉS
Moisés le preguntó al Señor: ¿Quién soy yo para ir al faraón y para sacar a los hijos de Israel de
Egipto? Ex 3, 11
Buena pregunta por parte de Moisés, porque en realidad un prófugo de la justicia, desechado de
los suyos, en un país extraño, sin ejército y sin armas, es nadie. A Dios le gusta trabajar con los
desechos, por eso dijo Dios: “La piedra desechada por los hombres, vino a ser piedra angular
del
edificio”
Dios respondió la pregunta de Moisés:
“Yo estaré contigo” Ex 3, 12
Con esto le quiso decir Dios a Moisés: ¿Quién eres tú? Pues un hombre que tiene a Dios
contigo; y con la protección de Dios podrás ir al faraón y sacar a los hijos de Israel de la
esclavitud
de
Egipto.
El Señor le agregó una prueba de estar Dios con Moisés: “esta será la señal de que yo te envío:
cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en este mismo lugar”. Ex 3, 12
El Señor no le dio a Moisés una señal presente sino una promesa futura. El Señor le quiso decir
a Moisés, si crees obedecerás, y cuando obedezcas verás los resultados maravillosos de mi
actuar divino. Cuando el hombre pone su confianza en Dios, Dios pone en acción su
omnipotencia.
¿CUÁL ES TU NOMBRE?
Moisés le preguntó a Dios ¿cuál es tu nombre? Y Dios le dijo a Moisés:
“Yo soy el que soy” Ex 3,14
105
“Soy el que soy” significa el que es por sí mismo, el ser absoluto que no depende de nadie su
existencia. El que es por esencia, aquel cuya esencia es ser. El que es y hace ser, el Creador
que no ha tenido creador. El “Dios escondido”(Is 45,15).
Hacia el siglo IV a.C., por reverencia al nombre de Yahwéh se evitó pronunciarlo, sustituyéndolo
por el nombre “Adonay”(mi Señor). La versión griega lo traduce por Kyrios ,la versión latina por
Dominus, la traducción castellana es Señor.
ESTE ES MI NOMBRE PARA SIEMPRE
“Yo soy” “Este es mi nombre para siempre; así seré invocado de generación en generación” Cfr
Ex 3,14-15
Dios es el que es, y nosotros, que hemos recibido el ser de Él, somos los que no somos. Dios es
el ser que necesariamente tiene que existir, y nosotros hemos recibimos la existencia de Él.
Pero no habría pasado nada a Dios ni a la creación entera, si nosotros no existiéramos.
Nosotros existimos por un acto generoso de “Yo soy”; nos creó para su gloria, para ser felices
conociéndole y amándole. Maldito el hombre que no dedica su existencia a darle gloria a su
hacedor.
Maldito el hombre que dedica su existencia a entretenerse con las cosas pasajeras de la tierra,
ignorando al que siempre ha sido, es y será. “Cristo ayer, hoy y siempre”, dijo Pablo. “El
firmamento y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”, dijo Jesús, y en otra parte añadió:
“¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?”. “Yo soy el Alfa y la
Omega, dice el Señor Dios, aquel que es, que era y que va a venir, el Todopoderoso.”, dice
Apocalipsis
1,
8
“Yo soy” tiene que estar creando la creación entera a cada instante con su soplo creador. Si
Dios dejara de mirarnos con su mirada creadora volveríamos a la nada, porque nuestra
existencia es participada de la existencia de “Yo soy”.
La existencia es el mayor milagro de la omnipotencia de Dios. Pero Dios lo que saca de la nada
no lo vuelve a la nada. Dios mantiene en la existencia a los seres en el cielo para que sean
felices, y mantiene en la existencia a los seres del infierno para su mayor castigo; mejor les
fuera a estos no haber nacido.
MISIÓN DE MOISÉS
El Señor le ordenó a Moisés que reuniera a los ancianos d Israel y que les dijera de parte de ÉL:
“Os he visitado y he visto lo que os hacen en Egipto. He resuelto sacaros de la opresión” Ex 3,
16-17
El Señor le anticipó a Moisés que los ancianos lo escucharían y creerían.
Luego Moisés debería ir con los ancianos ante el rey y decirle que: “El Dios de los hebreos se
nos ha manifestado, y tenemos que hacer un viaje de tres días para hacer sacrificios al Señor,
nuestro Dios” Ex 3,18
106
También le advirtió Dios a Moisés que el rey de Egipto no les permitiría marchar si no era con
poderosa mano, “pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con toda clase de prodigios y os
dejará salir” Ex 3, 19
Los malvados no escuchan los motivos razonables, sino la fuerza poderosa de los hechos.
Dios que conoce los corazones sabe como hablarle a los hombres: a unos con razones y a otros
con violencia
NO SALDRÁN VACÍOS
“Haré que este pueblo halle gracia a los ojos de los egipcios, de modo que no salgáis con las
manos vacías” Ex 3, 21 Es Dios el que mueve los corazones para que sean generosos.
El Señor, Dios, te manda a pedir cosas para Él; pide sin miedo que Dios hará que tú halles
gracia a los ojos del que pides.
Dios indicó claramente a quienes deberían acudir para pedir, y las cosas buenas que deberían
pedir: “Cada mujer pedirá a su vecina y a la que vive con ella, objetos de plata y oro, y vestidos
que pondréis sobre vuestros hijos e hijas” Ex 3, 22
El oro y la plata eran para construir el Arca de la Alianza y el Tabernáculo de Dios, porque a
Dios le gusta que al se le ofrezca lo mejor. Los vestidos eran para que los Israelitas vestidos con
las mejores galas, celebraran siempre la fiesta de libertad de los hijos de Dios.
LOS PODERES DE DIOS
Moisés no estaba convencido que el pueblo le creyera que se le había manifestado Dios.
Entonces Dios le dio poder a su báculo y a sus manos para hacer prodigios en nombre de Dios.
“Toma en tus manos este báculo, pues con él harás prodigios” Ex 4,17 El báculo podía
convertirse en serpiente venenosa que llenaría de terror a los incrédulos, sacar agua de las
piedras, abrir el mar en dos; la mano podría sanar a los enfermos que creyesen, o convertir ante
los incrédulos el agua en sangre.
El báculo del Señor sigue vigente y su poder no se ha perdido; Dios otorga su poder a sus
instrumentos según lo exija la ocasión. Jesús a sus apóstoles reunidos en su Iglesia, les dio el
poder de sanar enfermos, expulsar demonios y resucitar muertos.
MOISÉS ERA TARTAMUDO
Moisés era tartamudo, y esto le sirve de excusa para no aceptar la misión que Dios le puso:
“Señor, yo siempre he hablado con dificultad, y aún ahora que tú has hablado, yo sigo siendo
torpe de boca y torpe de lengua.” Ex 4, 10
El Señor pacientemente vuelve a solucionar las trabas de Moisés y le dice que fue Él quien lo
107
hizo así, que conoce su dificultad y sus defectos y que ha sido Él quien lo ha elegido. Y además
le solicitó el Señor:
“Ve, pues, que yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que has de decir” Ex 4, 11
Jesús confirmó esto, diciendo a sus discípulos, que cuando los enviarán a los tribunales, no se
preocuparan de lo que debían de decir, porque el mismo Espíritu de Dios hablaría por ellos.
SE INFLAMÓ LA IRA DEL SEÑOR
Moisés no aceptó el llamado del Señor, ni las ayudas que el Señor le había propuesto y le
respondió al Señor:
“¡Envía a otro¡” Ex 4,13
¡No cuentes conmigo! Fue la respuesta de Moisés, muy contraria a la de María, la Madre de
Dios, que dijo: ¡Hágase!
Ante la respuesta negativa de Moisés, de aceptar el llamado del Señor para liberar a su pueblo
de la esclavitud de Egipto, “se inflamó de ira el Señor contra Moisés” Ex 4, 14
Se inflama la ira del Señor sobre todo el que rechaza su llamado. Jesús se indignó frente al
rechazo a su llamada que le hizo el joven rico, y lo condenó en vida diciendo: “Más fácil entra un
camello por el hueco de una aguja que un rico al cielo” Y luego dirá Jesús, refiriéndose a los que
han dejado de seguirle: “El que después de poner los pies en el arado da pie atrás, no es digno
para entrar en el reino de los cielos.”
Aunque el Señor se enojó, de todas maneras le resolvió a Moisés su última inquietud acerca de
la dificultad para hablar, y le dijo que se podría apoyar en su hermano Aarón, que hablaba muy
bien. “Yo estaré en tu boca y en la suya, y os enseñaré lo que habéis de hacer. El hablará por ti
al pueblo; él será como tu boca y tu serás como su dios” Ex 4, 15-16
Todo aquel que escucha a Dios y transmite lo que Dios dice, es un profeta. Pero profeta no es
propiamente el que habla de Dios sino el que escucha a Dios en la intimidad de su oración
contemplativa. Toda alma contemplativa tiene alma de profeta.
A cada profeta Dios le asigna otras personas que hagan las veces de Aarón, para transmitir lo
del profeta a otras almas.
Dios necesita muchos profetas que le escuchen y también muchos Aarones que divulguen sus
palabras.
Dios reparte sus dones y carismas según le place a su Santa Voluntad; el poder de escuchar lo
otorgó Dios al profeta, y poder de transmitir con sabiduría y elocuencia lo otorgó Dios a los
seguidores del profeta.
No fue pues fácil la respuesta afirmativa de Moisés a la llamada del Señor: puso Moisés muchos
obstáculos. Dios que nos llama sin contar con nosotros, solamente nos elige contando con
nosotros. Pero “muchos son los llamados y pocos los elegidos” dice Jesús, es decir son muy
pocos los que después de haber sido llamados se dejan elegir.
108
MOISÉS REGRESA A EGIPTO
Todavía una última objeción le había puesto Moisés al Señor: que temía por su vida si
regresaba a Egipto, y el Señor le respondió: “Anda, vuelve a Egipto que ya han muerto todos los
que atentaban contra tu vida” Ex 4, 19
Entonces Moisés dejó de momento su casa, a su mujer y a sus hijos y se fue a obedecer la
misión que Dios le había puesto Cfr. Ex 18, 2 No sabía Moisés cundo más los volvería a ver. El
segundo hijo de Moisés se llamaba Eliezer, que significa: Dios es mi protección, cfr. Ex 18,4
“Moisés salió para Egipto llevando en su mano el báculo de Dios”. Ex 4, 20
Cuando Moisés estaba en el camino hacia Egipto, Aarón recibió de parte de Dios este mensaje:
“Ve al encuentro de Moisés en el desierto” Ex 4, 27
Aarón escuchó la voz de Dios y de inmediato obedeció. Se encontró con Moisés en el monte de
Dios, el monte Horeb, y Moisés le transmitió todo lo de Dios. Ambos fueron a los ancianos y el
pueblo creyó. Se postraron y adoraron a Dios.
REACCIÓN DEL FARAÓN
Moisés y Arón le dijeron al faraón: “Esto dice el Señor, Dios de Israel: Deja salir a mi pueblo para
que me celebre una fiesta en el desierto” Ex 5, 1
La intención del Señor era liberar a su pueblo de la esclavitud de Egipto; pero el Señor nos
enseña que los designios de su Santa Voluntad no se pueden soltar todos de una, sino poco a
poco, por eso Dios le mencionó al faraón solamente “tres días”, seguramente para luego hablar
de tres meses y luego de tres años.
Pero el faraón respondió soberbiamente:
“¿Quién es el Señor para que yo tenga que escuchar su voz?” Ex 4, 2
Esa es la reacción del que no cumple la Santa Voluntad de Dios, y la actuación del pecador; en
su corazón dicen: ¿Quién es Dios para tener que obedecerle?
El faraón dijo, que no conocía al Señor, y que no dejaba salir a Israel. El faraón tildó de
holgazanes al pueblo de Israel por querer ir a ofrecer sacrificios al Señor. Ordenó que se
impusiera al pueblo un trabajo aún más duro para que no prestasen atención a palabras
engañosas.
Esto dijo el faraón a los que se quejaban por el aumento de la carga de trabajo: “¡Holgazanes!
¡Sois unos holgazanes¡ Por eso decís: Tenemos que ir a ofrecer sacrificios al Señor. Ex 5, 17
A los instrumentos de Dios se les tilda de holgazanes por adorar a Dios. Los instrumentos de
Dios tienen que sufrir incomprensiones por adorar a Dios.
COMIENZA LA INCOMPRENSIÓN
109
Los de Israel que se fueron a quejar ante el rey, se encontraron con Moisés y Aarón y les
echaron en culpa la represalia del faraón, y les dijeron:
“Que el Señor os examine y os juzgue, pues nos habéis hecho odiosos ante el faraón y ante sus
siervos, y habéis puesto en su mano una espada para matarnos” Ex 5, 21
Comienza la incomprensión del pueblo de Israel hacia Moisés y Aarón. Moisés sufrirá hasta la
muerte la incomprensión de su pueblo.
Todo libertador sabe que la dificultad más grande para arrancarle las cadenas al esclavo, es el
mismo esclavo, porque el esclavo añora sus cadenas. El esclavo no perdona a quien le ha roto
las cadenas y quiere destruirlo como lo hicieron con Cristo.
ORACIÓN DE MOISÉS
Moisés al escuchar los reclamos de su pueblo, y al no tener a quien acudir aquí en la tierra,
acudió al cielo, pero no para protestar sino para pedir la solución. Así dijo Moisés:
“Señor, ¿por qué maltratas a este pueblo?
¿Por qué me has enviado?
El faraón está maltratando a tu pueblo y tú no te decides a liberar a tu pueblo.” Ex 5, 22
RESPUESTA DEL SEÑOR
La respuesta del Señor para Moisés fue inmediata. Dios responde de inmediato a sus hijos
predilectos. El Señor tranquilizó a Moisés y le dijo que obligaría al faraón con mano fuerte para
que los dejara salir. Y por esa mano fuerte del Señor, no solamente los dejaría salir sino que
incluso los echaría del país. Cfr. Ex 6,1
Esa mano fuerte del Señor no se ha hecho débil. La mano poderosa del Señor no ha perdido
sus poderes. La mano activa del Señor no ha dejado de actuar. La mano generosa del Señor no
se ha cerrado. “No se ha acortado la mano de Yahvé” Is 59,1. Dios dirige el destino de los
hombres con su providencia bienhechora.
El Señor envió un mensaje a su pueblo elegido por medio de Moisés. Esto dijo el Señor:
“Di a los hijos de Israel”:
“Yo soy el Señor; os sacaré de la opresión de los Egipcios y os libraré de su servidumbre y os
redimiré con brazo extendido y grandes castigos”.
“Os constituiré en pueblo mío y seré vuestro Dios” Ex 6, 2-8
MOISÉS TRANSMITE EL MENSAJE
Moisés, como buen profeta, transmitió exactamente al pueblo lo que escuchó de Dios; pero
“ellos no le escucharon por el desánimo y su pesada esclavitud” Ex 6,9
110
Lo que están en el desánimo no escuchan las palabras de aliento de su Dios, ni los que están
en esclavitud creen la posibilidad de libertad.
El esclavista es el maligno; pero el enemigo verdadero es el desánimo por la falta de confianza
en Dios, esto fue lo que perdió a Judas y perdió al rey Saúl.
MOISÉS ACUDE NUEVAMENTE A DIOS
Moisés le expuso a Dios un problema muy lógico y difícil de resolver por parte del hombre: Si no
lo escuchaban los esclavos que deberían ser los rimeros interesados en salir de su esclavitud,
mucho menos lo iba a escuchar el faraón que no estaba interesado en darles libertad. Cfr Ex 6,
12
El Señor escuchó atentamente a Moisés y Aarón y les dio indicaciones muy concretas sobre la
forma como deberían proceder con el pueblo y con el faraón.
Nadie sin indicaciones muy concretas de parte del Señor ha sabido resolver casos difíciles. Pero
cuando Dios da una indicación no dice “hagan” sino “hagamos”, porque Dios por la obediencia
pone todo su poder. Dios, que podía hacerlo todo por sí solo, quiere valerse de los hombres
para dirigir a los hombres hacia Él.
Dios da la luz, pero como una idea muy buena a seguir, sino como la única alternativa de la cual
Él se responsabiliza de hacer posible.
LA ORDEN CONCRETA
A Moisés y Aarón dijo el Señor:
“Sacad a los hijos de Israel del país de Egipto a la manera de un ejército” Ex 6,26
Solamente es posible sacar a unos hombres de la esclavitud si se someten a la disciplina de un
ejército. La función de un profeta no es simplemente anunciar, sino imponer con disciplina la
Santa Voluntad de Dios.
El maligno esclavista impone con crueldad a los demás su pesado yugo. ¿Cómo liberar a los
hombres de la maldad de otros? No será simplemente con buenos consejos, sino imponiendo
con la autoridad de Dios, una fuerza superior, que los saque del error, para que una vez libres,
le “sirvan al Señor con temor y le rindan homenaje con temblor santo,” como dice el Salmo 2, 11,
“a la manera de un ejército” con dice el Padre Dios en Ex 6, 26
La vida es un combate entre las fuerzas del bien y del mal. Quien no se alista voluntariamente
en disciplina del ejército de Dios, cae involuntariamente en la cruel esclavitud de las fuerzas
superiores de la maldad.
La bondad exige disciplina constante y lealtad; la maldad produce adicción y esclavitud:
¡escoge!
CÓMO SACA DIOS DE LA ESCLAVITUD
“Sacaré a mis ejércitos, a mis hijos escogidos, de la esclavitud de Egipto, mediante severos
castigos” Ex 7,4
111
Cuando el hombre no escucha la suave voz de los mandatos y preceptos del Señor, entonces
escucha los estallidos de las bombas y los severos castigos. El castigo destruye al incrédulo, y
al hombre de fe lo hace más dóciles.
Dios a sus hijos los castiga para que den más frutos; pero a sus enemigos los castiga para que
nunca más den frutos: “Nunca más nazca fruto de ti”, le dijo Jesús a la higuera estéril, no para
decirlo a un arbusto, sino para que lo entendiéramos todos los hombres de la tierra.
EDAD DE MOISÉS
Moisés comenzó su vida pública, la vida de servicio a Dios, a la edad de ochenta años, y Aarón
a los ochenta y tres (cfr. Ex 7, 6).
Abraham recibió la llamada del Señor a los setenta y cinco años.
Dios no improvisa la experiencia; Dios escoge hombres de experiencia para llevar a cabo sus
maravillosos planes.
Con un hombre de experiencia como Abraham Dios se hizo un nuevo pueblo, y con un hombre
de experiencia como Moisés Dios liberó a su pueblo.
LAS PLAGAS DE EGIPTO
Las
plagas
son
signos
del
poder
de
Dios
con
el
cual
castiga
a
los
impíos.
Las plagas que Dios envió a Egipto las ha seguido enviando a lo largo de la historia en cada
época, hasta la época presente.
Los misericordiosistas que afirman que Dios no castiga, son ciegos que no ven los terremotos,
las tragedias familiares, el malestar en el trabajo, la escasez y el hambre, las guerras, las
enfermedades incurables y los desplazamientos de las familias mendicantes en las calles de la
ciudad. ¿Será ello fuerza del ocaso?
Todo esto en contraste con el bienestar de los que realmente se dedican a buscar primero el
reino de Dios y su justicia, y todo lo demás lo da Dios por añadidura, como dice Jesús.
PRIMERA SEÑAL
El báculo de Moisés se convirtió en serpiente. El báculo del pastor, con el poder de Dios para
sacar agua de las rocas para alimentar a sus ovejas, tiene poder también para convertirse en
serpiente venenosa y destruir a los lobos que atentan contra ellas.
PRIMERA PLAGA
Como castigo al faraón por no obedecer los mandatos del Señor de liberar a su pueblo elegido,
“golpearé con mi báculo las aguas del Nilo y se convertirán en sangre, los peces morirán, las
aguas quedarán apestadas y nadie podrá beber agua del río.” Ex 7,17-18
Como consecuencia del pecado la contaminación de las aguas cada vez se hace mayor, los
peces escasean y las aguas de las quebradas y los ríos cada vez se apestan más; podrá llegar
el momento en el cual nadie pueda beber agua del río.
112
SEGUNDA PLAGA
“Deja salir a mi pueblo para que me dé culto; pero si tú te niegas, yo infestaré de ranas todo el
territorio.” Ex 7, 27
El pueblo que se niega a darle culto a Dios se llenará su tierra de ranas, o de langostas que
destruyen los cultivos, y de cardos y de espinos. ¿No estamos contemplando hoy cómo los
campos que antes estaban cultivados ahora están abandonados sin nadie que los cuide?
REACCIÓN DEL FARAÓN
El faraón al ver que las ranas se subían a su cama, dijo a Moisés que pidiera al Señor que
alejara a las ranas y que él dejaría salir al pueblo elegido al día siguiente.
Moisés creyó en las palabras del malvado faraón, pidió a Dios que alejara las ranas. Las ranas
murieron en día y su olor apestaba. El faraón al ver que ya no había ranas endureció su corazón
y no dejó salir al pueblo elegido para hacerle sacrificios a Dios.
Al malvado no le importa Dios sino sólo librarse del castigo, y si este pasa entonces en lugar de
alabar a Dios, más fácil lo desprecia.
Error de Moisés de creer ingenuamente las promesas del malvado faraón. Nunca le creas
promesas al malvado. Al malvado exígele que primero él cumpla sus promesas y luego tú
cumple las tuyas.
Nunca le entregues las armas al enemigo confiando en sus promesas de paz, eso hizo Moisés y
por eso fue burlado; eso hizo Judas Macabeo y por eso fue derrotado y muerto.
TERCERAPLAGA
“Todo El polvo de la tierra se convirtió en mosquitos” “Ex 8, 13 Los mosquitos molestaban a los
hombres y a los animales.
CUARTA PLAGA
“Una enorme cantidad de tábanos sobrevino sobre la casa del faraón, sobre sus siervos y sobre
todo el país de Egipto, y el país quedó infestado de tábanos” Ex 8, 20
Pero en la región donde habita mi pueblo no habrá tábanos, dijo el Señor al faraón: “Haré
distinción entre mi pueblo y tu pueblo” Ex 8, 18-19
Ante la inminencia de castigos sobre toda la humanidad, que estén tranquilos los que tratan de
cumplir la Santa Voluntad de Dios, porque no sufrirán daño.
A la hora del castigo Dios hará distinción entre su pueblo y el pueblo de los sin Dios.
REACCIÓN DEL FARAÓN
En esta ocasión el faraón volvió a prometer a Moisés que dejaría salir al pueblo para ofrecerle
sacrificios al Señor.
Moisés imploró al Señor. El Señor actuó conforme a la petición de Moisés y los tábanos se
alejaron. Pero el faraón endureció su corazón y no dejó salir a su pueblo. Ex 8, 26-28
113
El Señor, aunque sabía la astucia del faraón y la ingenuidad de Moisés, actúo conforme a la
petición de su instrumento. El Señor siempre escucha a un instrumento suyo.
QUINTA PLAGA
Murió Todo el ganado de los Egipcios; pero el ganado de los del pueblo de Dios no murió ni uno.
Pero el faraón no dejó salir al pueblo de Dios. Cfr. Ex 9, 6-7
SEXTA PLAGA
El hollín se convirtió en polvo que produjo úlceras pustulentas en hombres y animales. Pero el
faraón no escuchó. Ex 9, 8-12
SÉPTIMA PLAGA
El Señor le dijo al faraón que tenía poder para hacerlo desaparecer de la tierra. “Pero para eso
te he dejado con vida, para mostrarte mi poder y para que sea anunciado mi nombre en toda la
tierra” Ex 9, 15-16
Llegó el granizo, y rayos junto con el granizo. El granizo estropeó toda la hierba y destrozó todos
los árboles. Sólo en el territorio donde habitaban los hijos predilectos no cayó granizo.
Nueva promesa del faraón. Nueva petición de Moisés al Señor para poner fin al castigo. El
Señor escuchó a Moisés. Pero el faraón nuevamente se burló de Dios.
OCTAVA PLAGA
“El Señor dijo a Moisés”:
Extiende tu mano sobre el país de Egipto atrayendo las langostas; que suba sobre Egipto y
devoren toda la hierba que quedó del granizo. Ex 10, 12Esta fue la reacción del duro corazón del malvado faraón, llamó a Moisés y Aarón y les dijo lleno
de miedo:
“He pecado contra el Señor, vuestro Dios, y contra vosotros. Pero perdonad por esta vez mi
pecado y rogad al Señor, vuestro Dios, que aleje de mí al menos esta pena mortal” Ex 10,16
Moisés rogó al Señor. El Señor apartó las langostas. Pero el faraón no dejó marchar a los hijos
de
Israel
NOVENA PLAGA
El Señor dijo a Moisés: “Extiende tu mano hacia el cielo y que sobrevenga una oscuridad tan
densa que se pueda palpar” Ex 10, 21
Pero el faraón no quiso dejarlos marchar; dijo a Moisés:
“Sal de mi presencia y guárdate de volver a ver mi rostro, porque el día que vuelva a verte ante
mí morirás” Ex 10, 28.
114
Moisés dijo al faraón:
“Tal como has dicho, no volveré a ver tu rostro.” Ex 10, 29
DÉCIMA PLAGA
Dios permitió la dureza del corazón del faraón para hacer gala de su poder y sus prodigios. Cfr.
Ex 11, 9
Antes de Dios enviar la décima y última plaga, dijo a Moisés que “cada hombre pida a su vecino
y cada mujer a su vecina, objetos de plata y oro” Ex 11,2
El Señor se encargó de hacer que el pueblo elegido fuese acogido con solidaridad y simpatía
por parte de los egipcios, para que al pedir cosas para Dios las diesen con generosidad. Ex 11,3
Cuando se piden cosas para Dios, Dios mismo se encarga de mover el corazón de los más
incrédulos.
El que pide cosas para Dios hace llover gracias sobre el corazón del pecador para llevarlo a
conversión.
Por eso dice el apóstol Santiago: “La limosna borra la mancha de los pecados”, queriendo decir
con esto que la generosidad es la muestra más evidente de una auténtica conversión.
Zaqueo le demostró a Jesús su deseo sincero de conversión al decirle: “Si a alguien he
defraudado le devolveré el cuádruple”
MOISÉS SE PRESENTA AL FARAÓN
No obstante la amenaza del faraón, Moisés se volvió a presentarse ante él sin ningún miedo
para advertirle el castigo del Señor: “Morirá todo primogénito” Ex 11, 5
El faraón no se creyó el castigo y no dejó marchar a los hijos de Israel de su país.
DISTINCIÓN DEL SEÑOR
El Señor advirtió que el castigo era sólo para los hombres de Egipto y no para los hombres de
Israel, porque “el Señor hace distinción” Ex 11,7
A la hora del juicio, a la hora del premio y del castigo, el Señor hace distinción entre justos y
pecadores, precisamente porque el Señor es justo y a cada uno paga justa recompensa según
sus obras. Dice el Credo: “De nuevo vendrá a juzgar a vivos y a muerto” Y dice el Señor en el
Apocalipsis:
“Fue
juzgado
cada
uno
según
sus
obras”
Ap
20,13
FIESTA DE LA PASCUA [Ex 12,1-28]
Cuando ya estaba todo listo para la salida del pueblo de Israel, el Señor quiso instituir la fiesta
de la Pascua, para celebrar el acontecimiento de mayor relieve de su historia, la liberación de la
esclavitud.
115
El acontecimiento de mayor relieve en la historia de la humanidad y en la vida de cada hombre,
es la liberación del pecado, la liberación de la esclavitud del maligno faraón. Eso hizo Cristo.
Cuando el hombre se convierte es el día de su Pascua, el día del paso del Señor.
Como se celebra el día de la Pascua:
Tomará cada uno un cordero por familia. Ha de ser un animal macho, sin defecto. Lo inmolarán.
Luego tomarán la sangre y untarán el marco de la puerta de la casa. La sangre será vuestra
señal, cuando yo vea la sangre pasaré de largo y no haré daño cuando yo hiera a Egipto.
Cristo fue el cordero que untó con su sangre el madero de la Cruz. Cristo es el cordero de Dios
que quita los pecados del mundo. Quien tenga en su vida la señal de la Cruz, el signo de la
gracia santificante, no tendrá daño cuando Dios hiera a la tierra.
Lo habéis de comer así: ceñidas vuestras cinturas, las sandalias puestas en los pies, y el báculo
en vuestras manos.
Lo comeréis deprisa: pues es el paso del Señor. Esta noche pasaré por Egipto y mataré a todo
primogénito, tanto a hombres como animales. Esta noche haré justicia sobre los dioses de
Egipto. Yo, el Señor.
Este día será para vosotros memorable y lo celebraréis como fiesta del Señor; lo celebraréis
como institución perpetua de generación en generación.
SIGNIFICADO DE LA PASCUA
“Este es el sacrificio de la Pascua del Señor, que pasó de largo por las casas de los hijos de
Israel, cuando hirió a los Egipcios.” Ex 12, 26
En la fiesta de la Cena Pascual Jesús instituyó la Eucaristía. “El paso de Jesús a su Padre por
su muerte y resurrección, es anticipada en la Cena y celebrada en la Eucaristía.” Cat n. 1340
La Pascua es el paso del Señor; para unos exterminio y para otros gloria eterna.
“La Pascua anticipa el paso final de la Iglesia en la gloria del Reino” Cat n. 1340
Mientras estemos en la tierra compartiendo la suerte del común de los mortales, estamos en
Egipto. Mientras estemos prisioneros del vestido de la carne estamos en Egipto. Pero vendrá un
día, en que el alma libre de las cadenas que la atan a la tierra, volará libre como el viento a la
casa del Padre celestial, la tierra prometida y vida eterna.
Cuando el hombre se desprende del apego a las cosas de la tierra, se libera de una gran
esclavitud y comienza para él la nueva Pascua, el paso de lo creado al Increado, y de la vida
mortal a la eterna.
EL PUEBLO OBEDECIÓ
En esta ocasión el pueblo escuchó y creyó. El pueblo hizo todo lo que indicó Moisés.
116
“El pueblo se postró en adoración. Los hijos de Israel fueron e hicieron todo como el Señor
había ordenado a Moisés y Aarón.” Ex 12, 27-28
MUERTE DE LOS PRIMOGÉNITOS
A media noche el Señor mató a todos los primogénitos de Egipto, desde el hijo del faraón hasta
el hijo primogénito del cautivo; y también a todo primogénito animal.
Hubo un gran clamor en Egipto porque no hubo casa donde no hubiera muerto.
Aquella misma noche el faraón llamó a Moisés y a Aarón y les dijo:
“¡Salid de en medio de mi pueblo¡”
“Id a dar culto a Dios según vuestro deseo.
“Recoged también vuestras ovejas y vacas y marchaos.
“Bendecidme también a mí.” Ex 12, 31
REACCIÓN DEL PUEBLO EGIPCIO
Con la matanza de lo primogénitos por parte del Señor, Dios de Israel, se llenó de miedo el
pueblo de Egipto. Los egipcios apremiaban al pueblo para que salieran rápidamente del país,
pues decían: “¡Vamos a morir todos!” Ex 12, 33
“Los hijos de Israel obedecieron a Moisés y recogieron gran cantidad de objetos de oro y plata, y
vestidos. El Señor se encargó de hacer grato el pueblo a los ojos de los egipcios, que
accedieron a sus peticiones.” Ex 12, 35-36
SALIDA DE EGIPTO
Después de cuatrocientos treinta años, el pueblo de Israel salió de Egipto hacia la tierra
prometida. Salieron unos seiscientos mil hombres; habían llegado cerca de setenta.
Cuando Dios quiere dar la tierra prometida exige esperar por largos años. El precio de la tierra
prometida es sacrificio, oración y crecimiento del número de ciudadanos de su ciudad
privilegiada y escogida.
“Noche de vela fue esta para el Señor, para sacarlos del país de Egipto. Noche de vela en honor
del Señor será para todos los hijos de Israel de generación en generación.” Ex 12, 42
El día se vuelve noche cuando el alma está en pecado; Dios pasa la noche en vela esperando la
conversión del pecador.
El sábado santo al celebrar la Resurrección del Señor, canta la Iglesia:
¡La noche se hizo día cundo Dios con su misericordia infinita nos sacó de la esclavitud del
pecado¡ “Esta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del
abismo.” (Misal Romano, Bendición Pascual).
Esta es la noche de la que está escrito: “La noche será tan clara como el día, qué noche tan
dichosa la noche más alegre de mi vida.” (Ibíd..)
117
“La santidad de esta noche, ahuyenta los pecados, lava las culpas; vuelve la inocencia a los
pecadores y la alegría a los tristes, apaga los odios, da la paz y sujeta los imperios” (Ibíd.)
LEY DE LA PASCUA
El Señor dijo a Moisés y a Arón, y por medio de ellos a todos los hombres de la tierra:
Esta es la Ley de la Pascua:
“Ningún extranjero podrá comerla” Ex 12, 43
“El advenedizo y mercenario no podrá comerla”
“Ningún incircunciso podrá comerla”
Extranjero, advenedizo, e incircunciso, significa extraño; los extraños que están en el pecado no
podrán comer el Cordero Pascual que es el Cuerpo de Cristo, porque “el indignamente coma y
beba el Cuerpo y la Sangre de Cristo, se come y bebe su propia condenación”, lo advirtió Jesús
en su Evangelio. El advenedizo es el que no está convertido, y el incircunciso es el que no está
bautizado.
“Esta es la Ley de la Pascua que toda la comunidad de Israel la celebrará” Ex 12, 47
Dios a unos los excluye de su Pascua, a los que están en el pecado, y a otros les ordena
celebrar su Pascua para mantenerse en gracia.
Los hijos de Israel obedecieron. “Aquel mismo día el Señor sacó de Egipto a los hijos de Israel a
la manera de un ejército” Ex 12, 51
LEY DE LOS PRIMOGÉNITOS
Esto Dijo el Señor:
“Conságrame todo primogénito”
“Todo lo que salga por primera vez del seno materno, tanto hombre o animal, será para mí” Ex
13,
2
María y José obedecieron esta Ley: “Cumplidos los días de su purificación según la Ley de
Moisés, llevaron al Niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, tal como está mandado en la Ley
del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor” Lc 2, 22
Los hijos son un regalo de Dios y a Él le pertenecen. La función de los padres es llevar sus hijos
a
Dios.
Consagrar significa dedicarse, entregarse, aplicarse. Dios quiere que los padres siembren en
sus hijos el santo deseo de aplicarse a conocerle a amarle a Él.
El pueblo de Israel vivía esta Ley de la siguiente manera: el primer hijo varón lo consagraban al
Señor, y el primer animal nacido de una hembra lo sacrificaban en alabanza al Señor.
Pero los pueblos alejados de Dios siempre se van a los extremos: los fenicios no solamente
118
mataban animales sino que también mataban a sus hijos primogénitos para tratar de calmar la
ira de sus dioses, lo mismo hacían algunas tribus indígenas de América.
INICIO DE LA SALIDA DE EGIPTO
Cuando el faraón dejó marchar al pueblo escogido, Dios no lo condujo por el camino corto, pues
se dijo:
“No sea que el pueblo escogido al ver que es atacado se arrepienta y se vuelva a Egipto” Ex 13,
17
Dios conduce a sus hijos por el camino más difícil porque suele ser el mas seguro.
Este es el día que José había señalado con la petición de llevar sus huesos. “Moisés tomó
consigo los huesos de José” Ex 13, 19
LA PRESENCIA DEL SEÑOR
“El Señor caminaba al frente de ellos, de día en columna de nube para guiarlos por el camino, y
de noche en columna de fuego para alumbrarles el camino; así podían caminar de día y de
noche” Ex 13, 21
El Señor estaba ansioso de llevar a su pueblo escogido a la tierra que les había prometido y les
puso el ritmo de caminar de día y de noche. “Nunca faltó al pueblo la columna de nube por el
día, ni la columna de fuego por la noche.” Ex 13, 22
Quien sigue los pasos del Señor, nunca le faltará la sombra de día en su camino, ni la luz de
noche para que no tropiece.
PERSECUCIÓN DEL FARAÓN
El Señor dijo a Moisés: “Yo endureceré el corazón del faraón y los perseguirá” Ex 14, 4
El Señor explicó a Moisés la causa de la persecución del faraón: “Para manifestar mi gloria a
costa del faraón y de su ejército; y para que sepan los egipcios que yo soy el Señor” Ex 14, 4
El faraón salió a perseguir al pueblo de Israel; “pero los hijos de Israel avanzaban con aire de
triunfo” Ex 14,8
Los que tienen fe, los que confían en Dios, avanzan seguros con aire de triunfo por el mundo,
aunque sepan que vienen enemigos contra ellos.
Los egipcios, con todos sus caballos, los carros del faraón, los jinetes y el ejército, dieron
alcance al pueblo escogido.
PRIMERA CRISIS DE FE
Cuando los hijos de Israel alzaron la vista y vieron que los egipcios seguían tras de ellos se
llenaron de temor y clamaron al Señor. Y dijeron a Moisés:
¿Qué has hecho con nosotros sacándonos de Egipto?
119
¿Acaso no había sepulcros en Egipto, para que nos hayas traído a morir en el desierto?
¡Es preferible servir a los egipcios que morir en el desierto! Cfr. Ex 14, 10-12
El esclavo prefiere morir sirviendo entre cadenas que morir luchando por ganar su libertad.
RESPUESTA DE MOISÉS
“No temáis, manteneos firmes y veréis la salvación de Dios” Ex 14,13
Quien se mantiene firme en su camino y no teme, verá la salvación de Dios.
Moisés añadió:
“Los egipcios que ahora veis, no los volveréis a ver jamás” Ex 14, 13 “El Señor peleará por
vosotros y vosotros podréis estar tranquilos” Ex 14, 14
Si confías en Dios, los obstáculos y los enemigos que ahora ves no los volverás a ver jamás. El
Señor pelea por aquellos que siguen sus caminos.
El Señor hará desaparecer de la faz de la tierra a los que se oponen a sus planes.
EL PASO DEL MAR ROJO
El Señor dijo a Moisés:
“Di a los hijos de Israel que se pongan en camino” Ex 14, 15
Esa es la función de un pastor, decirle a los hijos de Dios que se pongan en camino.
“Y tú, alza tu báculo y extiende tu mano hacia el mar y divídelo para que los hijos de Israel
pasen por medio del mar como si fuese tierra seca” Ex 14, 16
Confía en el pastor que Dios te ha puesto, su báculo tiene el poder de Dios para dividir el mar y
partir en dos los problemas que te acosan.
Dijo el Señor: “Yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que entren en el mar tras de
mi pueblo; así manifestaré mi gloria a costa del faraón y de todo sus ejército, de sus carros y de
sus guerreros. Y sabrán los egipcios que yo soy el Señor.” Ex 14,17-18
PROTECCIÓN PARA EL PUEBLO DE DIOS
El ángel de Dios, que marchaba delante del campamento de Israel, se puso atrás de ellos para
protegerlos en el paso del mar. La columna de nube que iba delante también se situó detrás,
para interponerse entre el pueblo de Israel y los egipcios.
No te preocupes por los enemigos defuera, tu ángel cuidará de ti, y el mismo Padre Dios se
situará detrás para cubrirte las espaldas
.
120
La nube era oscura por el lado de los egipcios y luminosa por el lado del pueblo de Dios, los
egipcios no se pudieron acercar durante toda la noche. Cfr. Ex 14, 20
La misma luz que alumbra a los que son de Dios, sirve de oscuridad y confusión a los que no lo
son.
“Moisés extendió su báculo sobre el mar, y el Señor mediante un viento que sopló toda la noche,
empujó el mar hasta que se secó, y se dividieron las aguas.” Ex 14,21
En las borrascas de la vida ten presente, que Dios tiene poder para secar el mar y dividir las
aguas que pretenden ahogarte.
“Los hijos de Israel entraron por medio del mar como si estuviera seco y las aguas formaban
como una muralla a derecha e izquierda” Ex 14, 22
No retrocedas ante el mar de problemas que te acosan: ¡Mar adentro¡ Con Dios caminarás por
medio del mar como si estuviera seco, y las aguas invasoras formarán una muralla protectora
para que puedas avanzar.
LA SUERTE DE LOS ENEMIGOS
“Los egipcios persiguieron al pueblo de Dios con todos los caballos del faraón, los carros y los
guerreros, entrando tras ellos hasta el medio mar.” Ex 14,23
Pero el Señor “hizo que se trabaran las ruedas de los carros de los egipcios, de modo que
avanzaran con dificultad” Ex 14, 25
Dios hace que los carros de los malvados se traben en sus propias ruedas y que caigan en sus
propias trampas.
Cuando los egipcios vieron que sus carros se habían trabado y que avanzaban con mucha
dificultad, entraron en gran temor y dijeron: “Huyamos porque el Señor está con Israel y combate
a su favor en contra de los egipcios” Ex 14, 25
La táctica que Dios emplea en contra de los enemigos de sus hijos es hacerlos entrar en gran
temor. Mata más el miedo que las armas enemigas.
Si los que están con Dios a veces sienten miedo, los que nos están con Dios están temblando.
EL SEÑOR DIJO A MOISÉS
“Extiende tu báculo sobre el mar y las aguas se volverán a los egipcios, sobre sus carros y sus
guerreros” Ex 14, 26
Confía en el báculo del pastor, que Dios hará por medio de él, que las aguas se vuelvan contra
las fuerzas enemigas que pretendían reducirte a esclavitud.
“El Señor precipitó a los egipcios al medio del mar. Las aguas volvieron, y cubrieron los carros y
los guerreros de todo el ejército del faraón, que había entrado tras ellos en el mar. ¡No escapó ni
uno solo¡” Ex 14, 28
121
EL PODER DE DIOS
“Así el Señor salvó aquel día a Israel de la mano de los egipcios, e Israel pudo ver a los egipcios
muertos a la orilla del mar. Ex 14, 30
“Israel vio la mano poderosa con la que el Señor trató a Egipto, y el pueblo temió al Señor y
creyó en el Señor y en Moisés, su siervo” Ex 14, 31
El mundo entero se haya de nuevo en poder de las fuerzas esclavizantes del maligno enemigo
de Dios. Dios suscitará hombres fuertes, como Moisés, para que saquen a sus hijos elegidos, de
la esclavitud de la ignorancia y el error.
El paso del mar rojo es el paso de la esclavitud de la tibieza a la verdadera conversión, por
medio de la entrega total a la Santa Voluntad de Dios.
HIMNO TRIUNFAL
Moisés y los hijos del pueblo escogido entonaron este cántico, guiados por María, la hermana de
Moisés. Este cántico es llamado el canto de María.
María, la profetisa, hermana de Aarón, tomó en sus manos un pandero y todas las mujeres la
siguieron también con panderos y danzas a coro. Y María les iba respondiendo: “Cantad al
Señor, vencedor excelso: caballos y caballeros al mar ha precipitado” Ex 15, 20-21
Canto de María:
“Quiero cantar al Señor, vencedor excelso”
“El Señor es mi fuerza y mi vigor”
“El Señor me ha salvado”
“El Señor es mi Dios, quiero alabarlo”
“Al Dios de mi padre, quiero yo ensalzarlo”
“El Señor es fuerte guerrero, su nombre es el Señor”
“Tu diestra, Señor, doblega al enemigo”
“¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?
“¿Quién como tú, glorioso en santidad, temible en tus proezas, que obras maravillas?”
“Guiaste con ternura al pueblo que salvaste”
“Con tu poder lo llevaste a tu morada santa”
“Te oyeron los pueblos y temblaron; agudo dolor invadió a los filisteos”
“Los príncipes de Edom se estremecieron; a los jefes de Moab los abatió el terror; los habitantes
de Canaán se acobardaron. Espanto y pavor los asaltaron. Ante la fuerza de tu brazo
enmudecieron como piedras.” Ex 15, 1-16
EL FUTURO DE LOS ELEGIDOS
Esto dice el Libro Santo acerca del fin de los elegidos del Señor:
“Los llevarás y los plantarás en el monte de tu heredad, el lugar que tú, Señor, te has preparado
como trono, en el santuario que han fundado tus manos, Señor.” Ex 15, 17
“El Señor reina por siempre jamás” Ex 15, 18
122
COMIENZA LA TRAVESÍA DEL DESIERTO
Después de saborear la esclavitud del pecado, es necesario morder el polvo del desierto como
reparación por el pecado, antes de entrar a la tierra prometida.
El pueblo escogido, dirigido por Moisés, se dirigió hacia el desierto del sur. Lo lógico era que se
hubiese dirigido hacia el norte donde está la tierra prometida de Canaán; pero es que en el sur
está el Monte Sinaí. Moisés sintió en su corazón un vivo deseo de llegar hasta el alto monte
para adorar a Dios y darle gracias.
En el Monte Sinaí, al sur de la antigua ciudad de Redifín, nos habría de regar Dios, a todos los
hombres de la tierra, Los Diez Mandamientos de la Ley de Dios; por eso ese deseo incontrolado,
absurdo, de Moisés de dirigirse al sur.
Dios pone en el corazón del que es pastor unos deseos disparatados, que sólo más tarde se
comprenden.
El pueblo obedeció la orden de Moisés de dirigirse al sur. Tres días de camino sin encontrar
agua para saciar la sed; y cuando al final de los tres días la encontraron en Mará, no pudieron
beberla porque el agua era amarga.
Dios antes de dar un gran regalo exige grandes sacrificios y saborear aguas amargas que no
quitan la sed.
EL TROZO DE MADERA
El pueblo, entonces, murmuró contra Moisés, diciendo:
“¿¡Qué vamos a beber!?” Ex 15,24
“Moisés clamó al Señor y el Señor le mostró un trozo de madera; Moisés lo arrojó al agua y el
agua se volvió dulce.” Ex 15,25
Jesús, en el trozo madero de la Cruz convirtió las aguas amargas del el dolor en agua dulce: “Mi
cruz es suave y mi yugo no es pesado.”
El madero de la cruz, que era el signo de ignominia, Jesús lo convirtió en trono real de
salvación. “El que quiera seguirme que tome su cruz y me siga.”
Con amor a la cruz se puede beber fácilmente el agua amarga de las pruebas de cada día.
La cruz hace corto el viaje largo.
La cruz sacia la sed y quita el hambre, torna dulce el agua amarga, hace frente al ridículo y
exalta al humillado; redime al cautivo, calma las penas del alma y soporta el dolor con valentía,
sana lo enfermo, y hace posible lo imposible.
Si murmuran contra ti, clama a Dios, y el te mostrará el madero de la cruz con el cual puedes
vencer. La cruz se torna espada para vencer al enemigo: ¡hiere! ¡hiere, pero con la Palabra de
Dios!
123
SI ESCUCHAS LA VOZ DE DIOS
El Señor dio leyes y normas al pueblo y lo puso a prueba, diciéndoles:
“Si escuchas la voz del Señor, tu Dios y pones por obra lo que es recto a sus ojos,
Si escuchas sus preceptos y observas sus leyes,
No te impondré los sufrimientos que impuse al pueblo de Egipto.
Pues yo soy el Señor, el que te sana” Ex 15, 26
El que escucha a Dios y le obedece, no sufrirá los padecimientos de los otros, y aunque los
sufriese los lleva con alegría. Pero quien sufra padecimientos que le parezcan no poder
soportar, se pregunte: ¿hay algo en lo cual no he escuchado a Dios y obedecido?
Si escuchas la Voz de Dios y haces lo que Él te dice, serás feliz y no correrás la suerte
desastrosa de los otros.
Si estás enfermo acude a Dios, pues Él ha dicho: “Yo soy el Señor, el que te sana” (Ex 15, 26)
Después de Dios haber convertido el agua amarga en dulce, siguieron caminando y llegaron a
un lugar donde había doce manantiales de agua para calmar la sed, y setenta palmeras para
abrigarlos con su sombra. Y acamparon allí junto al agua.
Jesús dejó doce discípulos, que son como sus manantiales de gracia para saciar la sed de amor
de todos los hombres de la tierra, y otros más, cerca de setenta, que cuidaban con su sombra.
Ese es tu papel, ser manantial de gracia para unos y palmera que dé sombra para otros.
EL PUEBLO SINTIÓ HAMBRE
Cerca de dos meses y medio llevaba caminando el pueblo de Israel por el desierto rumbo al
monte Sinaí, y el pueblo sintió hambre.
Le pareció al pueblo que ya era mucho mérito haber dejado la esclavitud de Egipto, y que era
demasiado largo caminar por el desierto durante cuarenta y cinco días.
Al pueblo se le agotó la paciencia por la falta de alimentos
y empezaron a murmurar contra Moisés.
Era mejor haber muerto en Egipto que en el árido desierto, porque allá, aunque en medio de la
esclavitud, por lo menos podíamos comer pan y carne hasta saciarnos –decían.
Es preferible comer como esclavos que aguantar hambre como hombres libres –agregaban,
renegando de Moisés.
Y luego, protestando contra los hombres que les rompieron las cadenas de la esclavitud, decían:
“¡Vosotros nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a todo un pueblo¡” Ex 16,3
En cuarenta y cinco días se habían olvidado de la omnipotencia del Señor, del que había roto el
124
mar para cubrir sus pasos. Es que el hambre lleva a la desesperanza a los que no tienen fe.
EL SEÑOR HACE LLOVER PAN DEL CIELO
El Señor dijo a Moisés:
“Voy a hacer llover para vosotros pan del cielo”
“Cada uno recoja el pan de cada día”
“Así les pondré a prueba y veré si se comportan según mi ley o no”
“El sexto día recojan el doble”(para que el día séptimo no trabajen recogiendo.) Ex 16,4-5
El Señor hace llover pan del cielo para aquellos que le siguen. Aunque el pueblo de Israel
seguía a Dios a regañadientes, sin embargo le seguían. El Señor derrama bendiciones sobre
aquellos que le siguen.
Seguir a Dios es lo mismo que buscar su gloria; Jesús dijo: “Buscad primero el reino de Dios y
justicia y todo lo demás se os dará por añadidura.” Quines buscan la gloria de Dios son testigos
de la abundante añadidura que el Señor da a los que le siguen.
A Dios no gusta dar todo el pan de una vez porque se pudre; a Dios le gusta dar cada día la
porción correspondiente. Jesús nos enseñó a pedir al Padre celestial, solamente: “el pan de
cada
día.”
Dios no se comporta con sus hijos, como el avaro egoísta que le dice al pobre hambriento: tome
este pan, pero no me vuelva a pedir más. A Dios le gusta que sus hijos lo molesten y le pidan; a
Dios le agrada que sus hijos acudamos a Él para saciar el hambre
A Dios le gusta que los hombres acudamos a Él para reconocer nuestra absoluta dependencia.
Los hijos pequeños solamente acuden a sus padres cuando necesitan de ellos; Dios que es
Padre, quiere que nosotros nos comportemos como niños y acudamos a Él para pedirle.
A Dios le gusta ser importunado por los hombres.
Si Dios nos diera mucho nos olvidaríamos de Él; si Dios no nos diera nada no necesitaríamos de
Él. Por eso Dios muestra su presencia bondadosa entre los hombres dándonos la porción de
alimento de cada día.
El pan es signo de la presencia de Dios entre los hombres. Cada vez que comas, aunque tu
cuerpo se siente a la mesa, tu corazón se postre de rodillas para agradecer a Dios.
No mereces nada; si tienes algo de comer, piensa en aquellos que quizás con más méritos que
tú, no tienen nada que comer.
¿A quienes da Dios el pan de cada día? A los que se comportan según su ley, por eso dijo el
Señor a Moisés, les daré el pan de cada día, para ver si se comportan según mi ley. Cfr. Ex 16,4
Hay hambre en el mundo porque los hombres no se comportan según la ley de Dios. Nadie que
se ajuste a le ley de Dios aguanta hambre.
Llevar a los hombres a ley de Dios es llevarlos a la fuente de alimentos, de aquel que es capaz
de multiplicar los panes y los peces.
125
Quien da agua a un sediento satisface su sed por breve tiempo; pero quien lleva al indigente a
Dios, lo pone en un manantial; por eso dijo Jesús: “Yo te daré un agua que salta hasta la vida
eterna”
NO TRABAJAR EL DÍA SÉPTIMO
Dijo el Señor a Moisés, que cada uno trabaje el doble el día sexto, para que el día séptimo, no
tenga que trabajar.
El día séptimo es el día del Señor, es el día de descanso, oportunidad de acercarse más a Dios,
rendirle gloria y reparar las fuerzas.
El día séptimo no caía pan del cielo, “el día séptimo salieron algunos del pueblo para recoger
alimento y no encontraron nada” Ex 16,27
“Que nadie salga de su sitio (para trabajar) el día séptimo” Ex 16, 29 “El pueblo descansó el día
séptimo” Ex 16, 30
POR LA MAÑANA VERÉIS LA GLORIA DEL SEÑOR
Moisés dijo:
“Por la mañana veréis la gloria del Señor” Ex 16, 6
Moisés reprochó al pueblo el haber murmurado contra él, les dijo que el señor había escuchado
el clamor del pueblo; pero les advirtió que las murmuraciones que se hacen contra un hombre
de Dios se las hacen a Dios directamente: “No van contra nosotros vuestras murmuraciones,
sino contra el Señor.” Ex 16,8
“El Señor os dará por la tarde carne para comer y por la mañana pan para saciaros” Ex 16, 8
Jesús dirá de Él:
“Yo soy el pan que ha bajado del cielo” Jn 6,41
“Yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed.”
Jn 6,35
“Yo soy el pan de vida.” Jn 6, 48
“Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron. Este es el pan que baja del cielo,
para que si alguien lo coma no muera.” Jn 6, 49-50
“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Si alguno come de este pan vivirá eternamente; y el
pan que yo le daré es mi carne para la vida del mundo.” Jn 6, 51
Dice la Iglesia, “el maná del desierto prefiguraba la Eucaristía, “el verdadero pan del cielo” (Jn
6,32) Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1094
“Por la tarde comeréis carne y por la mañana pan” Ex 16, 12
126
No es capricho el que el Señor indicara el orden de comer los alimentos, por la mañana pan y
por la tarde carne. Esto significa que quien come de mañana el pan del Cuerpo de Cristo,
asegura el alimento de la tarde.
LA GLORIA DEL SEÑOR SE MANIFESTÓ.
“Mientras hablaba Aarón, la gloria del Señor se manifestó en la nube”
La gloria del Señor se manifiesta mientras habla un siervo suyo.
“Aquella tarde las codornices cubrieron el campamento; y por la mañana hubo una capa de rocío
alrededor del campamento.” Ex 16,13
“Al evaporarse la capa de rocío, quedó una cosa blanca delgada, como escarcha.” Ex 16,14
Al verla dijeron: ¿Man-hu?” (¿Qué es esto?) Moisés les respondió:
« ¡Este es el pan que el Señor os da como alimento!” Ex 16,15
NI FALTABA NI SOBRABA
“Esta es la orden del Señor: tome cada uno según su necesidad” Ex 16,16
“Unos recogieron más que otros”; pero luego se dieron cuenta que “ ni a lo que tomaron más les
sobraba ni a los tomaron menos les faltaba” Ex 16,18
Siempre ha sido así, no les sobra alegría a los que recogen más, no les falta alegría a los que
recogen menos.
Nadie necesita desayunar dos veces en el mismo día.
La avaricia supone una grave falta de confianza en Dios, en el que nos da el pan de cada día.
Las idas y venidas, las vueltas y revueltas de los que tienen sed de los bienes de la tierra, solo
sirven para ganar un poco de mundo pero para perder la felicidad. Por eso dijo Jesús: “Mirad las
aves del cielo: no siembran, ni siegan, ni almacenan y vuestro Padre celestial las alimenta” (Mt
6, 26) “Fijaos en los lirios del campo, cómo crecen; y no se fatigan ni trabajan” (Mt 6, 28)
Las cosas en sí mismas no producen felicidad ni paz, porque las cosas son inertes; sólo las
cosas del espíritu pueden dar vida. Jesús dijo: “Yo he venido para que tengáis vida y vida en
abundancia.”
CONSEJO DE MOISÉS
Moisés, movido por el Espíritu de Dios, dijo a todos los hombres de la tierra, de todas las
épocas:
“Que nadie guarde nada para mañana” Ex 16, 19
¿Para qué quieres guardar para mañana, si no sabes si habrá un mañana para ti? Puede que el
mañana para ti no exista, pero Dios siempre existirá.
Uno de los tormentos más grandes que tiene el avaro es el fantasma del futuro, y por pensar en
los dolores del futuro desprecia la felicidad que le brinda el día presente. Por eso dijo Jesús: “No
estéis preocupados por vuestra vida: qué vais a comer o que vais a vestir” (Mt 6, 25) “A cada día
le basta su propio afán”(Mt 6 34)
127
El pecado capital de la avaricia tiene su profunda causa en la falta de confianza en Dios, en su
falta de fe para creer que existe un Dios que tiene capacidad para dar el pan de cada día. Por
eso dijo Jesús: “Buscad primero el reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por
añadidura” (Mt 6, 33)
Una de dos, te dedicas a almacenar cosas de la tierra o te dedicas a almacenar cosas del cielo;
las unas no caven donde están las otras. Por eso dijo Jesús: “No amontonéis tesoros en la
tierra”(Mt 6,19) “Amontonad tesoros en el cielo” (Mt 6,20) “Nadie puede servir a dos Señores,
porque tendrá aversión a uno y amor a otro: no podéis servir a Dios y a las riquezas”(Mt 6,24
Muchos hombres de fe tienen capacidad para decirle a Dios cosas hermosas; pero su fe no
alcanza para confiar en Él, dejarlo todo y seguir tras de sus pasos. Por eso dijo Jesús: “No todo
el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad
de mi Padre celestial” (Mt 7, 21)
NO OBEDECIERON A MOISÉS
Pero Los hombres no escucharon a Moisés, y algunos “dejaron parte de comida para el día
siguiente, la comida entonces crió gusanos y se pudrió” Ex 16, 20 “Y el calor del sol la derretía”
Ex 16, 21 Por eso dijo Jesús: “No amontonéis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre
los corroen y donde los ladrones socavan y los roban” (Mt 6, 19),
“Porque donde está tu tesoro está tu corazón” Mt 6, 21
EL PAN DE DIOS
“Toma un poco de maná y conservadlo delante del Señor, para que lo vean todas las
generaciones, para que conozcan el pan que os di de comer en el desierto cuando os saqué del
país de Egipto” Ex 16, 32 Este pan era el anuncio del Pan del cielo, del Cuerpo de Cristo. Este
pan llamado maná, lo guardaron reverentemente en un recipiente de oro en recuerdo de gratitud
a Dios. Estos panes se pondrán en una mesa de oro, delante del Testimonio, luego se construirá
un Tabernáculo para adorar a Yahvé por orden del Señor.
Todos los del pueblo escogido comieron el pan caído del cielo durante cuarenta años hasta su
entrada a la tierra prometida. Cfr. Ex 16,35
Dios se dio el lujo de alimentar a más de seiscientos mil hombres, que siguieron sus caminos
durante cuarenta años seguidos, para mostrar su providencia y su poder.
Esa mano de Dios no se ha hecho más corta ahora. Dios sigue alimentando a todos los que
siguen sus caminos.
¡DANOS AGUA DE BEBER!
“El pueblo continuaba sediento y murmuró contra Moisés, diciendo: “¿Por qué nos has sacado
de Egipto para dejarnos morir de sed?” Ex 17,3
El pueblo se quejaba ante Moisés y Moisés se quejaba ante Dios: “¿Qué puedo hacer con este
pueblo? Casi llegan a apedrearme” Ex 17, 4
128
El Señor respondió inmediatamente al pastor que Él había elegido para guiar a su pueblo a la
tierra prometida:
Yo estaré junto a ti sobre la roca en el Horeb; golpearás la roca con tu báculo y saldrá agua en
abundancia para que beba todo el pueblo con todos sus ganados. Cfr. Ex 17, 6
Moisés tocó la roca con su báculo delante de los ancianos de Israel y salió agua en abundancia.
Y llamó a aquel lugar Masá y Meribá por los hijos de Israel haber tentado al Señor diciendo:
“¿Está con nosotros el Señor, o no?” Ex 17,7
Gran pecado es la falta de confianza en Dios, el desconfiar de su presencia omnipotente. Los
hombres de Israel confiaban en Dios cuando veían sus prodigios portentosos; pero volvían a
desconfiar de Él cada vez que sentían sed.
GUERRA CONTRA AMALEC
Los del pueblo de Amalec se atrevieron a atacar al pueblo de Israel. Aquí comenzará una
enemistad permanente entre el pueblo de Israel con el pueblo a Amalec.
Moisés dejo a Josué: sal a combatir contra Amalec. Yo estaré de pie en la cima del monte con el
báculo de Dios en la mano para implorar a Dios.
Josué bajó a la guerra y Moisés subió al monte de oración.
Toda acción de los hombres tendrá éxito si está acompañada de oración.
Resultó que cuando Moisés alzaba las manos, vencía Israel; pero cuando las dejaba caer
vencía el enemigo. Cfr Ex 17, 11
¡Qué relación tan directa tiene la oración y el triunfo! Es que de Dios viene el triunfo y la victoria,
es a Él a quien hay que pedirle que nuestras acciones tengan duradero éxito.
“Como se le cansaban las manos a Moisés, acercaron una piedra, se la pusieron debajo y se
sentó sobre ella, en tanto que Aarón y Jur le sujetaban las manos, cada uno por un lado.” Ex 17,
12
Y ENTONCES LA VICTORIA
“Y así las manos de Moisés se mantuvieron en alto hasta la puesta del sol. Josué derrotó a
Amalec a filo de espada.” Ex 17, 12-13
Luego el Señor dijo a moisés:
Escribe esta victoria sobre el pueblo de Amalec para que sirva de recuerdo a todos los hombres
de la tierra. Yo he de borrar por completo al pueblo de Amalec por debajo del cielo. Cfr Ex 17, 14
Los del pueblo de Amalec se hicieron dignos de la ira de Dios por haber atacado a su pueblo
escogido. Dios hará caer sobre Amalec grandes derrotas. Muchos años más tarde, Dios
entregará al pueblo de Amalec en manos del rey Saúl, y le dirá: no perdones mata todo:
129
hombres, mujeres, niños, ovejas, camellos y bueyes. Pero Saúl no obedeció los mandatos del
Señor y dejó vivos a los niños, mujeres y las más gordas ovejas.
Moisés edificó un altar al que puso por nombre: “El Señor es mi bandera.” Ex 17, 15
El señor en mi bandera y mi escudo protector. El rey David dirá en uno de sus salmos:
“El Señor es mi luz y mi salvación ¿a quién temeré?”
“Si se levantan contra mí ejércitos enemigos no temerá mi corazón”
“Si se levantan guerras contra mí en Él esperaré”
MOISÉS SE ENCUENTRA CON SU SUEGRO
Jetró, sacerdote de Madián, suegro de Moisés, tomó a Séfora, mujer de Moisés, a la que este
había abandonado, y a sus dos hijos y se llegó a Moisés. Cfr Ex 18,1-6
Fue para Moisés gran alegría el encontrarse con su mujer y sus hijos, a los cuales había
abandonado para cumplir la misión que Dios le había puesto.
Dios separa de los seres queridos por un tiempo; pero nos vuelve a ellos cuando se ha cumplido
la misión.
EL CONSEJO DE JETRÓ
Moisés dedicaba todo el día, desde la mañana hasta la noche, atendiendo los problemas de
cada una de las personas del pueblo que venían a buscarlo, para consultar la voluntad de Dios
para sus asuntos personales, y para resolver disputas entre ellos.
Jetró le aconsejó a Moisés, que era el pastor laico del pueblo de Israel, que no atendiera
directamente a la gente , sino que se dedicara a:
-Presentar ante Dios los problemas del pueblo, es decir, oración en primer lugar.
-Enseñar
al
pueblo
los
decretos
y
las
leyes
del
Señor,
esto
es
dar
doctrina.
-Darles a conocer el camino que deben seguir y las obras que deben realizar, esto es asesoría
espiritual. Cfr. Ex 18,19-20
El sacerdote Jetró, aconsejó además a Moisés que nombrara hombres probados en la virtud,
temerosos de Dios, fieles y honrados, y que los colocara al frente del pueblo como jueces civiles
que resolvieran los litigios, como jefes de diez, cincuenta, cien y mil.
Que sean estas cabezas quienes juzguen al pueblo en todo momento, y que a ti te presenten los
asuntos graves, pero los asuntos corrientes que los resuelvan ellos. Así se aliviará el peso que
llevas encima y ellos lo compartirán contigo.
Esto último dijo Jetró a Moisés: “Si atiendes mi advertencia, Dios mismo te dará instrucciones y
tu podrás resistir, y además este pueblo tendrá paz.” Ex 18, 23
130
“Escuchó Moisés la voz de su suegro e hizo todo lo que le indicó” Ex 18, 24
Moisés era un hombre humilde que escuchaba los consejos y los ponía en práctica. Moisés tuvo
más tiempo para dedicarse a la vida de oración, “como valedor de su pueblo ante Dios” Ex 18,
19, y las cabezas “juzgaban al pueblo en todo momento; los asuntos graves se los presentaban
a Moisés, y en los demás juzgaban ellos.” Ex 18,26
PROMESA DIVINA
Llegados al desierto del Sinaí, Moisés subió hacia Dios; el Señor lo llamó desde la montaña” Ex
19,3.
Le gusta hablar al Señor en la montaña, en un ambiente de silencio, soledad y paz.
En la montaña, Jesús llamó bienaventurados a los pobres de espíritu, a los que lloran, a los
mansos, a los que tienen hambre y sed de justicia, a los misericordiosos, a los limpios de
corazón, a los pacíficos, y a los que padecen persecución por la justicia. Cfr Mt 5,1-10
La montaña fue el sitio escogido por Jesús para manifestar su gloria, “y se transfiguró” Mt 17,2
La montaña, el Monte de los Olivos, fue testigo de muchos acontecimientos del Señor, allí
predijo el comienzo de las tribulaciones, cfr Mc 13,3, y caminando hacia ella predijo el abandono
de sus discípulos: “Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas”, cfr Mc 14,26-27
La montaña de Galilea fue el último lugar de reunión elegido por Jesús para despedirse de sus
discípulos y darles el último consejo: “Haced discípulos a todos los pueblos” Mt 28, 16-20
En la montaña le dijo Dios a Moisés:
“Habéis visto lo que he hecho con los egipcios y como os he llevado como en alas de águila y os
he traído hacia mí.”
“Si de verdad escucháis mi voz y guardáis mi alianza, seréis mi propiedad exclusiva entre todos
los pueblos, porque mía es la tierra”
“Seréis para mi un pueblo de sacerdotes y una nación santa” Ex 19, 4-6
Quienes escuchan la voz de Dios serán de Dios, y Dios cuidará de ellos como se cuida lo único
valiosos que se tiene, como propiedad exclusiva, y serán tenidos como reino sacerdotal y nación
santa.
La función del sacerdote es ofrecer sacrificios al Señor; Dios solamente acepta sacrificios de
aquellos que saben escuchar su voz. Quien escucha la voz de Dios es para el Señor realmente
sacerdote.
Todo aquel que escucha la voz de Dios es realmente sacerdote, y entonces Dios aceptará el
sacrificio de su vida para tomarlo como reparación, acción de gracias, adoración y petición.
Dios solamente escucha las peticiones de aquellos que le escuchan; esto es realmente una
función sacerdotal aunque se sea laico, y no se sea sacerdote ministerial de la tribu de Leví.
131
Los que escuchan la voz de Dios son para Dios su nación santa, la única ciudad acepta a Dios,
porque son dignos de participar de su verdadero sacrificio, el sacrificio de la cruz.
¿Qué es santidad? Escuchar la voz de Dios y hacer lo que Él diga, como lo enseñó María:
“Haced lo que Él os diga.”
La santidad se puede resumir en dos palabras: escuchar y obedecer.
Santidad es “hacer lo que Él os diga” –como lo dijo María-; para hacer, es necesario primero
escuchar a Dios; escuchar es la verdadera oración contemplativa. Para escuchar a Dios hay que
dejar lo que se está haciendo, poner atención a las indicaciones del Señor, cambiar de planes y
poner en accion lo que de Él se ha escuchado.
“Moisés subió a Dios y el Señor lo llamó desde la montaña”(Ex 19,3) ¿Por qué llama Dios para
hablar en la montaña? La montaña es aire puro, contacto estrecho con la obra de creación;
soledad, quietud, silencio y paz, que permite total concentración. Esas son las condiciones que
Dios exige para hablar.
“Moisés convocó a los ancianos del pueblo y les expuso las palabras que el Señor le había
dicho” Ex 19,7 Dios transmitía sus palabras a Moisés, Moisés a los ancianos y estos a todo el
pueblo; Moisés se dirigía a las cabezas de la masa para fermentar todo el conjunto.
Para fermentar toda la masa dirígete primero a las cabezas, a los que tienen el don de influencia
y liderazgo sobre otros, detrás de la máquina motriz se vienen todos los carruajes del ferrocarril.
Convence a las cabezas y te seguirán los cuerpos. Cuando Moisés convenció a los ancianos,
entonces el pueblo entero respondió diciendo: “Haremos todo lo que ha dicho el Señor”Ex 19,8
Moisés comunicó oficialmente al Señor que el pueblo entero estaba dispuesto a hacer todo lo
que Él ha dicho. Ya Dios había escuchado la respuesta del pueblo, pero Dios quería volverla a
escuchar oficialmente de Moisés que era el pastor.
A Dios le gusta que le repitan lo que a Él le place: que se está dispuesto a hacer lo que Él diga.
Dile tú lo mismo una y otra vez. Por eso Jesús nos enseñó a clamar a nuestro Padre celestial:
“¡Hágase tu voluntad en la tierra como se hace en el cielo!” Y entonces cuando así lo sea,
vendrá el mismo Dios a reinar sobre los hombres y la tierra volverá a ser paraíso.
Ante la respuesta satisfactoria de Moisés, dijo el Señor: “Voy a presentarme ante ti en densa
nube para que el pueblo se dé cuenta que me comunico contigo, y así te crean siempre” Ex 19,9
El Señor se comunica con el pastor que Dios ha puesto para ti, lo importante es que le creas y te
dejes conducir.
El Dios se hablaba con Moisés no ha muerto, y se sigue comunicando con los pastores que ha
elegido para guiar a su pueblo.
“Y Moisés refirió la Señor la respuesta de su pueblo” Ex 19, 9 Una de las funciones de un pastor
es referirle al Señor la respuesta afirmativa tuya, tus ansias de entrega y santidad.
PREPARACIÓN PARA EL DÍA TERCERO
132
El Señor dijo a Moisés que el pueblo debería purificarse hoy y mañana, que lavaran sus
vestidos, y que se prepararan para el día tercero, “porque el día tercero el Señor descendería a
la vista de todo el pueblo sobre el monte Sinaí” Ex 19, 11
Le gusta a dios el número tres, porque Tres son ellos: Padre, Hijo, Espíritu Santo, cada uno es
Dios; pero sólo existe un solo Dios; Tres Personas distintas y un solo Dios verdadero.
Tres días estuvo Jonás en el vientre de la ballena y tres días estará el hijo del Hombre en las
entrañas de la tierra, dijo Jesús a la generación incrédula y perversa que pedía una señal. Cfr.
Mt 12, 39
Prepárate porque el Señor quiere volver a descender sobre su ciudad elegida; purifícate por
medio de una mayor entrega, y lava tus vestidos en el sacramento de la santa confesión.
Si quieres escuchar con mayor nitidez la voz de Dios, y sentir su presencia bienhechora en
medio tuyo, prepárate intensamente por tres días dedicándote a purificarte y a lavar tus vestidos.
“El día tercero descenderá el Señor” Ex 19,11 Haz de tu vida una continua preparación para día
en el cual descenderá el Señor, “porque el tiempo está cercano” Ap 22, 10 “El sucio, que se
manche más” –dijo el Señor-, pero tú lava tus vestidos; y “el injusto que siga practicando la
injusticia”(Ap 22,11), pero tú dedícate a purificar toda tu vida, porque “el santo, que se santifique
todavía más”(Ap 22, 11)
EL LÍMITE ALREDEDOR DE LA MONTAÑA
El Señor dijo a Moisés: “Señalarás un límite alrededor de la montaña”, “el que se aproxime a la
montaña morirá sin remedio” Ex 19, 12 Pero sólo cuando suene el cuerno subirán a la montaña”
Ex 19, 13
El Señor exigió al pueblo una gran preparación antes de subir a la montaña para escuchar su
voz, y ser testigos de su presencia bienhechora entre ellos.
“El día tercero, al despuntar la aurora, hubo truenos y relámpagos, y una densa nube sobre la
montaña, y un sonido muy intenso de trompeta.” Ex 19,16 “Todo el monte Sinaí humeaba
porque el Señor había descendido sobre él en el fuego”
Ex 19,18 “Dios respondía con el trueno” Ex 19,19
Dios habla a veces, en forma de truenos y relámpagos que aparecen en la vida, truenos que
aturden los oídos y relámpagos que encandilan las pupilas.
El Señor se presenta, en ocasiones, en forma de una intensa nube que todo lo oscurece, pero
nos envía siempre a alguien que nos grite al oído, como en forma de sonido de trompeta, lo que
debemos hacer.
A Dios le gusta aparecerse en forma de fuego, para hacer arder los corazones de su amor. Por
eso dijeron los discípulos de Emaús: “¿Acaso no ardía nuestro corazón cuando Jesús nos
hablaba en el camino?” Y Jesús predijo lo que habría de pasar con aquellos que escucharan sus
enseñanzas: “Fuego he venido a traer a la tierra ¿y que quiero sino que arda?” Lc 24,32 Y en
forma de fuego se hizo presente el Espíritu de Dios sobre todos los que estaban en el cenáculo,
133
cfr
Hch
2,3
“El humo subía como humo de horno y toda la montaña se estremeció violentamente” Ex 19,18
También en Pentecostés, cuando “estaban todos juntos en un mismo lugar, sobrevino del cielo
un ruido como de viento impetuoso que llenó toda la casa” Hch 2,2
EL INDIGNO NO SE ACERQUE AL SEÑOR
“Los sacerdotes que se acerquen al Señor, que se purifiquen para que el Señor no los castigue”
Ex 19,22 Recemos por los sacerdotes para que se purifiquen antes de acercarse al Señor en el
Santo Sacrificio del Altar, y así puedan ser dignos de estar en la presencia del Señor.
El Señor dijo a Moisés, que al monte del Señor sólo subieran Moisés y Arón, laicos que estaban
preparados para presentarse ante el Señor.
Dios advirtió a Moisés que no subiera nadie más: “Pero los sacerdotes y el pueblo que no
traspasen el límite con intención de subir hacia el Señor para que no los castigue” Ex 19, 24
El sacerdote tiene como función ministerial, profesional, el ofrecer sacrificios al Señor; pero para
que
este
sacrificio
sea
acepto
a
Dios
exige
del
sacerdote
santidad.
En los tiempos de Moisés, Dios encontró dignos de estar en su presencia a Moisés y Aarón, y
amenazó con castigos a los sacerdotes que indignamente pretendieran estar en su presencia,
cfr.
Ex
19,
24
“El que se aproxime a la montaña (del Señor) morirá sin remedio” Ex 19,12 Y ese que incumpla
las ordenes de Dios quedará impuro y nadie debe acercarse a él para tocarlo, “sino que será
apedreado o asaeteado; sea hombre o animal no quedará con vida” Ex 19, 13
EL DECÁLOGO
“Entonces
Dios
pronunció
todas
estas
palabras
diciendo
(Ex
20,
1):
NO TENDRÁS OTRO DIOS FUERA DE MÍ
“No tendrás otro dios fuera de mí” Ex 20, 3 Esto es: “amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu mente y con toda tu alma” lo explicó Jesús en el Evangelio, y en otro
pasaje dijo: “donde está tu tesoro está tu corazón” porque “el que no está conmigo está contra
mí, y el que conmigo no recoge desparrama”, lo advirtió Jesús.
El que no tiene a Dios en primer lugar entonces no lo tiene, porque Dios no admite ocupar en el
corazón un segundo lugar: “Soy un Dios celosos” Ex 20, 5
NO ADORARÁS A OTROS DIOSES
No te postrarás ni harás imágenes de dioses que tu mismo te fabriques, cfr. Ex 20,4
Pero el Rostro de Cristo no lo hemos fabricado los hombres sino Dios, y ese rostro si podemos
adorar porque es la imagen del verdadero Dios.
134
Las imágenes de los santos no son adoradas como Dios, sino veneradas y recordadas; los
santos son amigos de Dios y supieron adorar al verdadero Dios.
DIOS CASTIGA Y TIENE MISERICORDIA
“Castigo la culpa de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que
me odian; pero tengo misericordia por mil generaciones con los que me aman y guardan mis
mandamientos” Ex 20,5-6
Qué desproporción es la misericordia de Dios, castiga por cuatro generaciones a los que lo
rechazan, pero premia por mil generaciones a los que le aman y guardan sus mandamientos.
NO TOMARÁS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO
“No tomarás el nombre del Señor, tu Dios, en vano, pues el Señor no dejará impune al que tome
su nombre” Ex 20, 7
Que nadie ponga de testigo a Dios para decir una mentira porque Dios que presencia la mentira
maldecirá al malvado.
RECUERDA EL DÍA SÁBADO PARA SANTIFICARLO
“Recuerda el día sábado para santificarlo. Durante seis días trabajarás y harás tus tareas. Pero
el día séptimo es sábado, en honor del Señor, tu Dios. No harás en él trabajo alguno, ni tu hijo,
ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni extranjero que habita junto a ti” Ex 20, 8-10
El Señor explicó a Moisés porqué no se debería trabajar el séptimo día: “Pues el Señor en seis
días hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que contiene, pero el día séptimo descansó. Por eso
el Señor bendijo el día séptimo y lo santificó” Ex 20, 11
El día séptimo, el domingo, es para que te dedique a bendecir al Señor y darle gloria.
Quienes desprecian el mandato del Señor y trabajan el domingo, están diciendo con sus obras
que Dios no existe y le roban con sus manos la gloria que merece.
HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE
“Honra a tu padre y a tu madre para que se prologuen tus días sobre la tierra que el Señor, tu
Dios, te da” Ex 20, 12
NO MATARÁS
Matar no es solamente quitar la vida sino que Dios también expresa su rechazo absoluto a la ira,
el odio y la venganza: “Todo el que se llene de ira contra su hermano será reo de juicio; y el
insulte a su hermano será reo ante el sanedrín; y el que maldiga a su hermano será reo del
fuego del infierno” Mt 5,22
NO COMETERÁS ADULTERIO
135
NO ROBARÁS
NO DARÁS FALSO TESTIMONIO
NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS, NI LA MUJER DE TU PRÓJIMO. Cfr. Ex 20,3-17
“Todo el pueblo percibía los truenos y los relámpagos, el sonido de las trompetas y la montaña
humeante; y se llenaron de temor y se mantenían a distancia” Ex 20, 18
“Entonces le dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros y te escucharemos, pero no hable Dios con
nosotros, no sea que muramos.” Ex 20, 19Pero Moisés respondió al pueblo: “No temáis, pues Dios ha venido para probaros, para que su
temor esté ante vuestros ojos y no pequéis” Ex 20, 20
A Dios no solamente hay que amarlo sino también temerle. Dios probó al los hombres con
truenos y relámpagos y la montaña humeante, “y lo hombres se llenaron de temor”cfr. Ex 20, 18,
y Moisés dijo que era conveniente mantener ese temor para no pecar, cfr. Ex 20, 20
Dios lo repetirá en la Escritura: “El principio de la sabiduría es el temor de Dios” Pr 9,10; el
principio del amor es el temor, lo dice la Escritura, porque nadie procura amar a quien no teme.
Nadie valora ni ama a quien perder su amor no implica ningún riesgo. Pero el temor de Dios es
muy distinto del temor que se le tiene a los tiranos.
Los cristianos no seguimos a Dios por el temor al castigo, sino por el temor a perderle, que es el
mayor castigo.
A Dios se le ama no simplemente con un amor afectivo, que nos llevaría a decir vanamente:
“Señor, Señor”; sino efectivamente, cumpliendo sus Diez Mandamientos y haciendo su Santa
Voluntad, cfr. Mt 7, 21
Hombre de Dios, ¿No te llena de santo temor, el pensar en la posibilidad de que después de
haber hecho prodigios en el nombre del Señor, recibieses el repudio de Jesús: “apartaos de mi,
los que obráis la iniquidad” (Mt 7,23), por no haber hecho la voluntad de nuestro Padre celestial?
Cfr. Mt 7, 21
“Se complace Yahvé en los que le temen” Sal 147,11
DIOS HABLA DESDE EL CIELO
“Vosotros
habéis
visto
que
os
he
hablado
desde
del
cielo”
Ex
20,22
Dios sigue hablando desde el cielo a todos los hombres de la tierra a cada instante, “Él envía
sus ordenes a la tierra y su palabra corra veloz” Sal 147, 15.
Dios sigue hablando desde el cielo “y llama a cada uno por su nombre”, “sana a los enfermos y
venda sus heridas”, “sostiene a los afligidos y hunde a los impíos hasta el fondo de la tierra”,
“cubre el cielo de nubes, envía la lluvia a la tierra, hace que broten hierba los montes, al ganado
da su pasto y comida a los polluelos” Sal 147
136
NO ADORAR DIOSES DE PLATA NI DE ORO
Quienes dicen creer en Dios, pero no ponen su confianza en Él sino en el oro y en la plata,
terminan adorando falsos ídolos y odiando a Dios, porque “nadie puede servir a dos señores,
porque tendrá aversión a uno y amor al otro” Mt 6,24
No adorar dioses de plata ni de oro, también combate la tendencia del hombre a buscar las
cosas creadas en lugar del creador, y combate la tendencia a pone la confianza en el logro del
esfuerzo propio, oro y plata, en lugar de poner la confianza en la providencia de Dios. Ya lo dijo
Jesús: “No podéis servir a Dios y a las riquezas”(Mt 6, 24), “A cada día le basta su propio afán”
Mt
6,
34
DIOS HABLA DESDE EL CIELO
“Vosotros
habéis
visto
que
os
he
hablado
desde
el
cielo”
Ex
20,22
Todos los hijos de Dios, sus verdaderos hijos, son testigos que Él habla desde el cielo; Dios
habla a cada instante para dirigir los pasos de quienes siguen sus caminos.
“No os fabricaréis dioses de plata, ni os haréis dioses de oro” Ex 20, 23
DIOS QUIERE UN ALTAR
“Me harás un altar de tierra y me sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus sacrificios de
comunión” Ex 20, 24
El sacrificio de común-unión con Dios que Él quiere de ti es la entrega de tu vida para dedicarte
a cumplir a cada instante su Santa Voluntad. Quien dice amar a Dios y no hace lo que Él quiere
es un mentiroso que se engaña con vanos sacrificios.
“Me harás un altar y me sacrificarás tu ganado menor y tu ganado mayor” Ex 20, 24
A veces es más difícil ofrecerle a Dios el ganado menor de los pequeños actos de obediencia
que ofrecerle cosas grandes. Dios quiere de ti que le ofrezcas lo grande y lo pequeño.
LA BENDICIÓN DE DIOS
“En todo lugar donde haga conmemorar mi nombre, vendré a ti y te bendeciré” Ex 20, 24
En todo lugar donde se conmemore el nombre del Señor, Dios vendrá para llenar de
bendiciones.
En todo hombre que se disponga a escuchar la voz de Dios, Dios vendrá a él para llenarlo de
bendiciones.
¿Quieres que Dios venga a ti y te bendiga? Dedícale, conságrale, entrégale tu vida a él.
NO PROFANAR EL ALTAR DE DIOS
137
“En caso de hacerme un altar de piedra, no lo edificarás con piedras talladas, pues al dejar caer
tu escoplo (cincel) sobre ellas, las profanarías.” Ex 20, 25
Que no ponga el hombre sus manos impuras sobre el altar de Dios para que no lo contamine.
Quien se acerque al altar de Dios que esté libre de impurezas.
“Tampoco subirás a mi altar por escalones, para que al subir por ellos, no quede al descubierto
tu desnudez” Ex 20, 26
No permite el Padre Dios que a su altar se suba por escalas para que no se vea la desnudez de
las piernas, ni permite Dios que a su sagrado templo se muestre desnudez, cfr. Ex 20, 26
Irreverentes y profanos son los hombres y las mujeres que van al templo de Dios con ropas
ligeras que muestran desnudez.
PENA DE MUERTE PARA EL HOMICIDA
“El que hiera a un hombre causándole la muerte deberá morir” Ex 21, 12 Y el Papa Juan Pablo
II, confirmando el valor absoluto de la vida de una persona inocente, dice: “La eliminación directa
y voluntaria de un ser humano “inocente” es gravemente inmoral” (Evangelium vitae, n.57)
Jesús en el Evangelio confirmó la sentencia para el hombre homicida y equiparó el odio al
homicidio: “Se dijo a los antiguos: No matarás, y el que mate será reo de juicio, pero yo os digo:
todo el que se llene de ira contra su hermano será reo de juicio; el que insulte a su hermano
será reo ante el sanedrín; el que maldiga a su hermano será reo del fuego del infierno” Mt 5,2122
En la Sagrada Escritura, Dios perdona la vida al homicida únicamente cuando no ha sido
intencional, por accidente y sin culpa, en ese caso el homicida puede acudir al asilo. (cfr. Nm 35,
11-34; Dt 4,41-43; 19, 1-3; Jos 20,1-9)
“Si el homicida no estaba al acecho, sino que Dios permitió que cayera (involuntariamente) en
manos de él, yo te mostraré un lugar donde puedas refugiarse. Pero si por odio uno llega a
matar a su prójimo con alevosía, hasta de mi altar lo arrancarás para darle muerte.” Ex 21, 13-14
DIGNOS DE LA PENA DE MUERTE
-“El mate a otro deberá morir” Ex 21,12
“El que hiera a su padre o a su madre deberá morir” Ex 21,15
“El que rapte a un hombre, tanto si lo ha vendido como si lo tiene en su poder, deberá morir” Ex
21,16
“El que maldiga a su padre o a su madre deberá morir” Ex 21,17
“No dejarás con vida a la hechicera” Ex 22,17
“Quien tiene cópula carnal con un animal, deberá morir” Ex 22,18
La sentencia de muerte para el homicida, para el secuestrador y el hijo que maltrata a sus
padres, para la hechicera y la bestialidad, no la ha dictado el hombre sino Dios, y si la autoridad
competente no lo hace, entonces Dios mismo se encargará de cumplirla. (cfr. Ex 21, 12-17)
OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE
138
Pagarás vida por vida” Ex 21, 23 Esta sentencia no la abolió Cristo sino la que la confirmó en su
Evangelio. (cfr. Mt 5, 21-22); pero Jesús abolió otra sentencia, la cual podría ser interpretada
como venganza y odio: “pagarás ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,
quemadura por quemadura, herida por herida, contusión por contusión” Ex 21, 24-25; Jesús dijo:
“Habéis oído que se dijo: ojo por ojo y diente por diente; pero yo os digo: no repliquéis al
malvado.” (cfr. Mt 5, 38-42). Con esto Jesús nos lleva a perdonar en nuestro corazón toda
ofensa, pero no está eliminando el derecho a la legítima defensa, ni el derecho a hacer respetar
nuestros legítimos derechos por amor a la verdad.
SER SANTOS
“Hombres santos habréis de ser para mí” Ex 22,30 Jesús confirmó este mandato imperativo del
Señor para todos los cristianos: “Sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es
perfecto” Mt 5,48 Para el hombre es imposible alcanzar la perfección de Dios, pero la santidad
de Dios es el modelo al que se ha de tender.
NO DIFUNDIR RUMORES FALSOS
“No difundirás rumores falsos” Ex 23,1
“Aléjate de defender causas falsas” Ex 23,7
“No harás morir al inocente y al justo, porque yo no absolveré al culpable” Ex 23,7
“No aceptarás soborno, porque el soborno ciega a los prudentes y pervierte las causas de los
justos” Ex 23,8
LA LEY DEL DESCANSO
“Seis días trabajarás y al séptimo descansarás para que descansen también tu buey y tu asno, y
tengan respiro el hijo de tu esclava y los que trabajan para ti” Ex 23,12
NO INVOCAR DIOSES FALSOS
“No invocaréis el nombre de otros dioses. ¡Ni se oiga de tus labios¡ Ex 23,13
NO PRESENTARSE A DIOS CON LAS MANOS VACÍAS
“No te presentarás ante mí con las manos vacías” Ex 23,15
Primero tú da de lo tuyo, para que Dios dé de lo suyo.
¿Quieres recibir? Primero da; y si quieres recibir mucho, entonces dalo todo, porque Dios no
acepta dar a medias.
LO MEJOR PARA DIOS
“Llevarás a la casa del Señor, tu Dios, lo mejor” Ex 23,19
Al Señor se le entrega lo mejor de la primicia de tu vida.
139
DIOS ENVIARÁ SU ÁNGEL
“Yo enviaré un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que
he preparado (para ti). Ex 23, 20
Dios envía un ángel a sus hijos para que les brinde protección y los conduzca al lugar de su
destino.
¿Cómo debemos comportarnos delante del ángel que nos brinda protección? Lo dice el Padre
Dios en la Escritura: “Compórtate bien en su presencia y escucha su voz” Ex 23,21
Esta es la advertencia que Dios hace acerca de sus ángeles: “No te rebeles contra él, porque no
perdonará vuestro delito” Ex 23, 21 Los ángeles también tiene la función de castigar en esta
tierra a los que se rebelan contra Dios.
“Pero si escuchas la voz de mi ángel y haces todo lo que yo te diga (por medio de él), entonces
seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios…, y yo los exterminaré” Ex
23,22-23 Si procuras escuchar la voz de Dios y seguir con fidelidad lo que te mande, entonces
no tendrás nada que temer porque estarán a tu lado unas fuerzas superiores, provenientes del
mismo
Dios,
para
eliminar
los
obstáculos
y
apartar
los
enemigos.
CÓMO COMPORTARNOS ANTE LOS ENEMIGOS DE DIOS
“No te postrarás ante sus falsos dioses ni les servirás, ni imitarás sus acciones; al contrario, los
destruirás por completo y destrozarás sus altares. Ex 23, 24
“Los expulsarás de tu presencia.” Ex 23, 31
“No habitarán en tu tierra, no sea que te hagan pecar contra mi, sirviendo a otros dioses; todos
ellos son para ti como una trampa” Ex 23,33
PROMESAS DEL SEÑOR
“Servid al Señor, vuestro Dios, y entonces:
-Yo bendeciré tu pan y tu agua.
-Y alejaré de ti la enfermedad;
-No habrá en tu tierra mujer que aborte ni que sea estéril;
-Y colmaré el número de tus días.
-Sembraré el pánico delante de tus enemigos y salgan ante ti corriendo. Ex 23, 25-27
RESPUESTA DEL PUEBLO
El pueblo respondió: “Haremos y obedeceremos todo lo que ha dicho el Señor” Ex 24,7
SANGRE DE LA ALIANZA
Moisés mandó que inmolaran novillos como sacrificio de comunión en honor del Señor. (cfr. Ex
24, 5)
140
“Tomó Moisés la sangre y roció con ella al pueblo diciendo:
Esta es la sangre de la alianza que ha hecho el Señor con vosotros” Ex 24, 8 Jesús en la Última
Cena, dijo: Esta es mi sangre de la nueva alianza, que es derramada por muchos para remisión
de los pecados” Mt 26,28
La alianza de Dios es el derecho que Dios les da a sus hijos de pertenecer a su ciudad santa,
posesión de Dios, y el compromiso de ellos de cumplir unos preceptos, para poder permanecer
en la ciudad. Sólo los que cumplan con la alianza podrán permanecer en la ciudad y comer de
sus frutos.
MOISÉS SUBE A LA MONTAÑA
Dijo el Señor a Moisés:
“Sube hacia mí, a la montaña y quédate allí, pues voy a darte las tablas de piedra con la ley y
los mandamientos” Ex 24,12
“Cuando Moisés subió a la montaña, la nube la cubrió y la gloria del Señor se posó sobre el
monte Sinaí. La nube cubrió a Moisés durante seis días y al séptimo lo llamó el Señor de en
medio de la nube” Ex 24, 15-16
Para escuchar la voz de Dios se requiere una gran preparación estando en silencio en la
presencia del Señor. Seis días de soledad, silencio y quietud exigió el Señor a Moisés, para
poderle hablar el séptimo (cfr. Ex 24,16). Dios habla cuando encuentra el alma quieta.
Si tienes muchas idas y venidas, muchas vueltas y revueltas, no podrás escuchar la voz de
Dios.
Quienes tienen sus manos ocupadas en “hacer”, difícilmente pueden ocupar su corazón y su
mente en “escuchar”; a esto último, a escuchar la voz de Dios, se dedican las almas
contemplativas.
Mientras todo el pueblo se ocupaba de recoger la comida que caía del cielo, Moisés se ocupaba
en escuchar la voz de Dios; pero gracias a Moisés había comida para todo el pueblo.
Mientras Moisés escuchaba la voz de Dios “la gloria del Señor se manifestaba a los ojos de los
hijos de Israel como fuego devorador sobre la cima del monte” (cfr. Ex 24,17). Ese fuego
devorador fue el que Jesús vino a traer a la tierra, el fuego de su Santo Espíritu, y así dijo:
“fuego he venido a traer a la tierra y ¿que he de querer sino que arda? Luego el Espíritu Santo
vendrá en forma de fuego. (cfr. Hch 2,3-4)
CUARENTA DÍAS Y CUARENTA NOCHES
“Moisés penetró dentro de la nube y subió hacia la montaña, y permaneció en la montaña
cuarenta días y cuarenta noches.” Ex 24,18
Cuando Dios desea encomendar misiones importantes a los hombres, exige primero una gran
preparación. Dios exigió a Moisés una preparación de cuarenta días y cuarenta noches en
íntima presencia del Señor (cfr. Ex 24,l8); también Elías caminó cuarenta días en su búsqueda
141
de Dios(cfr. 1R 19,8), y Jesús fue conducido al desierto por el Espíritu, antes de comenzar su
vida pública, y ayunó cuarenta días y cuarenta noches (cfr. Mt 4, 1-2)
PEDIR PARA DIOS
“Vosotros recogeréis para mi la ofrenda de toda persona generosa de corazón” Ex 25, 2
Hay que mover a los hombres a que den de lo suyo para Dios; y el mismo Dios se encargará de
ablandar los corazones para que sean generosos.
Unas veces pides para las cosas de Dios y recibes un rechazo, no es a ti a quien rechazan; pero
otras veces pides y recibes corazones dispuestos a cambiar.
ESTO ES LO QUE DEBES PEDIR PARA DIOS
“Esta Es la ofrenda que habéis de recoger:
Oro, plata y bronce.
Púrpura violácea, púrpura escarlata y carmesí.
Lino fino y pelo de cabra.
Pieles de carnero teñidas de rojo y pieles selectas.
Maderas de acacia.
Aceite para las lámparas.
Aromas para el óleo de unción y para el incienso aromático.
Piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el pectoral.” Ex 25, 3-7
CONSTRÚYEME UN SANTUARIO
“Constrúyeme un Santuario para que yo habite en medio de ellos” Ex 25,8
Dos Santuarios habrás de construir: el primero en el fondo de tu corazón para que Dios habite
en él, “He aquí que estoy a la puerta y llamo, y quien me abriere, vendremos a él y haremos
morada dentro de él”; el segundo Santuario que habrás de construir es un bello templo para
adorar
a
Dios.
ASÍ DEBE SER EL TEMPLO DE DIOS
1.Fabricarás un arca de madera de acacia y la revestirás de oro puro por dentro y por fuera y
pondrás alrededor de ella una moldura de oro. (cfr. Ex 25,10-21).
2.
Pondrás
al
arca
cuatro
anillos
de
oro
en
sus
cuatro
ángulos.
3. Harás varales para introducir por los anillos y poderla transportar; los varales deben ser de
madera de acacia y los recubrirás de oro.
4. Pondrás dentro del arca el Testimonio que te voy a dar.
5. Harás un Propiciatorio de oro puro.
142
6. Labrarás dos querubines de oro, serán de oro macizo y estarán en los dos lados del
propiciatorio.
7. Los querubines tendrán sus alas extendidas hacia arriba, cubriendo con ellas el propiciatorio,
y
sus
rostro
estarán
uno
frente
al
otro,
mirando
al
Propiciatorio.
8. Pondrás el propiciatorio sobre el arca.
9. Dentro del arca pondrás el Testimonio que te voy a dar.
REUNIÓN CON EL SEÑOR
En el Santuario que harás, allí me reuniré contigo y te hablaré desde encima del Propiciatorio,
entre los dos querubines, y te diré todo lo que tengas que ordenar a los hijos de Israel. (cfr. Ex
25,22
LA MESA DE LOS PANES
Más exigencias del Señor para su templo:
Una mesa de acacia, para poner encima los panes, revestida de oro puro, con una moldura de
oro alrededor, y un reborde con moldura de oro alrededor del mismo.
La mesa llevará cuatro anillos de oro para poderla transportar en los varales.
Los varales serán también de madera de acacia y revestidos de oro.
Las fuentes, las escudillas, los tazones y las jarras de libación, serán todas de oro puro.
Pondrás encima de la mesa los panes de la proposición que estarán siempre ante mí. Esos
panes, sobre una mesa de oro, eran simplemente el anuncio del Cuerpo Santo de Jesús en la
Sagrada Eucaristía; “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo”, dijo Jesús, y en la última cena
“Jesús tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio sus discípulos y dijo: Tomad y comed, este es
mi cuerpo” (cfr. Mt 26,26): Ese mismo pan y ese mismo cuerpo que Jesús dio a sus discípulos,
se
conserva
en
los
altares,
y
merece
que
la
mesa
sea
de
oro.
EL CANDELABRO DE ORO
“Labrarás un candelabro de oro puro; el candelabro, su pie y su fuste serán de oro macizo” Ex
25,31
“Seis brazos saldrán de sus lados, tres de un lado y tres del otro” Ex 25, 32
“Se empleará un talento (32 Kg.) de oro puro para hacer el candelabro”
Ese candelabro significaba la luz de Cristo que iluminaría al mundo; Jesús dijo de sí: “Yo soy la
luz del mundo, el que me sigue a mí no camina en tinieblas” y luego a sus discípulos les dijo:
“Vosotros sois la luz del mundo”
EL PISO DEL TABERNÁCULO
“Construirás un Tabernáculo con diez tapices de lino torzal, de púrpura violácea, púrpura
escarlata y carmesí, y con querubines artísticamente bordados en ellos” Ex 26,1
“Harás
cincuenta
broches
de
oro
para
unir
los
tapices”
Ex
26,6
EL TECHO DE LA TIENDA
143
“Harás para la Tienda una cubierta de pieles de carnero, teñidas de rojo y una sobrecubierta de
pieles selectas. Ex 26, 14
DOS PARTES DEL RECINTO SAGRADO
El recinto sagrado se dividía en dos partes:
El Sancta sanctorum: Una habitación de cuatro por cuatro metros, era el lugar más sagrado
donde se guardaba el Arca y era considerado como la morada del Señor. Este tenía un velo que
lo separaba del otro lugar llamado el Sanctum.
El Sanctum: era la mesa de oro de los panes.
El Sancta sanctorum estaba recubierto con un velo, colgado de cuatro columnas recubiertas de
oro.
ENTRADA DE LA TIENDA
“Harás una cortina artística para la entrada de la tienda. Para esta cortina harás cinco columnas
recubiertas de oro” Ex 26, 36-37
OTRAS INDICACIONES
También el Señor indicó a Moisés cómo debería ser la mesa del altar de los sacrificios y el atrio
del Tabernáculo. (cfr. Ex 27,1-19)
ACEITE PARA LAS LÁMPARAS
“Aceite puro de oliva molida alimentarán permanentemente las lámparas” Ex 27, 20
LOS ORNAMENTOS SACERDOTALES
Harás vestiduras sagradas para el sacerdote, que expresen su gloria y esplendor. Hablarás con
todos los artistas a quienes he colmado de espíritu de sabiduría, para que ellos confeccionen las
vestiduras de Arón, para que oficie el sacerdocio en mi honor” Ex 28,2-3
Se empleará oro, púrpura violácea, púrpura escarlata y carmesí, y lino fino” Ex 28,5
EL NOMBRE DE LOS ELEGIDOS
El efod era la vestidura específica de los sacerdotes, “El efod lo confeccionarás con oro, púrpura
violácea, púrpura escarlata y carmesí, y lino torzal, artísticamente bordado.” Ex 28 6
Sobre los hombros del efod, iban dos piedras de ónice donde estaban grabadas los nombres de
las tribus de Israel, seis a un lado y seis al otro.
“Las tallarás como se tallan las piedras preciosas, grabarás los nombres de los hijos de Israel
como se graban los sellos, y las encajarás en engarces de oro.” Ex 28,11
Tengo grabado, hijo, tu nombre en letras de oro para tenerlo noche y día en mi presencia, y para
144
que tú me seas fiel. El nombre de los que me han sido fieles en la tierra brilla eternamente en el
reino de los cielos. Pídeme, hijo, como me pedía el rey David, que yo no borre tu nombre de la
lista de mis elegidos.
LOS URIM Y TUMMIM
El efod tenía una bolsa donde se guardaban los urim y tummin, que eran instrumentos utilizados
para consultar la Voluntad de Dios y la suerte de los hijos de Israel. Los apóstoles después de la
traición de Judas, al no tener ya los urim y tummin, recurrieron a una moneda para que el Señor
por medio de ella les mostrara entre José y Matías, “a cual de estos dos has elegido”(para
reemplazar a Judas) , “Echaron suertes y la suerte recayó sobre Matías” (cfr. Hch 1,23,26)
CAMPANILLAS
El manto del efod deberá llevar campanillas de oro. “Arón se revestirá con él al oficiar; de este
modo se oirá el tintineo al entrar al santuario, en la presencia del Señor, y también al salir. Así
no morirá” Ex 28,35
DIADEMA DE ORO
El sacerdote deberá llevar en la cabeza un turbante o tiara en cuyo centro iba una diadema de
oro con las palabras: “Consagrado al Señor” (cfr. Ex 28,36). “Estará pues sobre la frente de
Arón; así Arón será portador de las culpas contra las cosas santas que los hijos de Israel
puedan cometer al ofrecer los dones sagrados. La llevará siempre sobre la frente para que sean
agradables ante el Señor” Ex 28,38La función expiatoria, la función de reparar por los pecados, es la función principal del
sacerdote; lo confirmará San Pablo: “El Sumo Sacerdote… debe ofrecer expiación por los
pecados, tanto por los del pueblo como por los suyos” (Hb 5,3)
Entre los cuatro fines por los que se ofrece el Sacrificio de Cristo, la Santa Misa, el primero es
expiación de los pecados, los otros son: acción de gracias, adorar al Padre, y para pedir sus
favores.
LA DIADEMA DE LOS HIJOS ELEGIDOS
Los elegidos del Señor tienen en su frente una diadema invisible que lleva esta inscripción:
“Consagrado al Señor.” Los consagrados al Señor son los portadores de las culpas contra las
cosas santas de los hombres de la tierra; el Señor acepta complacido la reparación que le hacen
sus hijos elegidos.
La función principal de los consagrados al Señor, es ofrecer en obediencia el sacrificio de su
propia vida, para reparar por sus propios pecados y por los pecados del mundo entero. Por eso
el sacrificio de reparación más acepto al Padre Dios es el sacrificio de su amado Hijo, Señor
nuestro, Jesucristo.
VESTIDURAS SACERDOTALES
“Para los hijos de Arón confeccionarás túnicas y cinturones; y les prepararás tiaras que
expresen su gloria y esplendor” Ex 28,40
145
“Con estas vestiduras los revestirás, los ungirás, los investirás y los santificarás para que sean
sacerdotes en mi honor.” Ex 28,41
Hasta los calzoncillos de los sacerdotes deberán ser de lino y deberán ir desde la cintura hasta
los muslos. (cfr. Ex 28,42)
Los sacerdotes “los llevarán puestos cuando entren en la Tienda de la Reunión o cuando se
acerquen al altar para ser ministros en el Santo. Así no incurrirán en culpa y no morirán” Ex
28,43
ACEITE SACERDOTAL
“Este es el rito que has de seguir para consagrar a los sacerdotes en mi honor… Tomarás luego
el aceite de la unción y lo derramarás sobre su cabeza para ungirlo” (cfr Ex 29,7)
“Ungirás también a Aarón y a sus hijos y los consagrarás para que sean sacerdotes en mi
honor… Este será el óleo de la unción santa de generación en generación” Ex 30,30
El óleo del Santo Bautismo nos hace sacerdotes en honor del Señor; sacerdotes reales, pueblo
santo, nación consagrada. Por el santo bautismo somos hechos sacerdotes, para ofrecer al
Padre eterno el sacrificio de nuestra propia vida, en obediencia a los planes del Señor.
Esa unción con óleo santo luego se extendió a los que Yahvé había escogido como reyes de
Israel, así se lee en la Escritura, que Samuel dijo a Saúl, mientras le vertía óleo sobre su
cabeza: “Yavé te unge por príncipe de su heredad; tu reinarás sobre el pueblo de Yahvé y le
salvarás de la mano de los enemigos que le rodean” (cfr. 1Sam 10,1). Y en el caso de David,
Yahvé le dijo a Samuel: “Levántate y úngele, pues ese es” Samuel tomando el cuerno de óleo, le
ungió y desde aquel momento vino a David el Espíritu de Yahvé. (cfr. 1Sam 16,12-13).
El óleo santo del sacramento del bautismo nos hace reyes para salvar al pueblo de Dios de los
enemigos que le rodean, y vine sobre nosotros el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo. Y sí nos
hace reyes para gobernar, también nos hace profetas para enseñar con autoridad la Palabra de
Dios.
LUGAR DE REUNIÓN CON DIOS
“En la puerta de la Tienda de la Reunión (el Templo), allí me reuniré con vosotros para hablaros.
Me reuniré con los hijos de Israel en ese lugar que quedará consagrado con mi gloria.” Ex 29,42
“Habitaré en medio de los hijos de Israel y seré su Dios.” Ex 29,45
Ese es mi anhelo, hijo: habitar entre mis hijos para reunirme con ellos y hablarles, y poderlos
dirigir.
Constrúyeme un santuario de oro puro en el fondo de tu puro corazón. Puros de corazón son
aquellos que a pesar de sus defectos y miserias, perseveran en cumplir a cada instante la Santa
Voluntad de mi Padre celestial.
OBLIGACIÓN DE SOSTENER EL CULTO DE DIOS
146
“Todos los inscritos como hijos de Israel, de veinte años para arriba, pagarán el tributo
reservado al Señor” Ex 30,14
“Ni el rico pagará más ni el pobre menos” Ex 30, 15
Que nadie por ser pobre se considere eximido de colaborar con el culto del Señor.
LIMPIEZA ANTES DE ENTRAR AL TEMPLO
“Antes de entrar a la Tienda de la Reunión se lavarán con esta agua para que no mueran.” Ex
30,20
“Se lavarán, pues, las manos y los pies para que no mueran” Ex 30, 21 Esa agua con la cual
debes lavarte es la gracia que se restituye en el sacramento de la penitencia.
Jesús en la Última Cena, antes de convertir el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre, lavó
los pies a sus discípulos como signo de la gracia, para ser dignos de comer su Santo Cuerpo.
Pedro se negó a ser lavado por Jesús, y Jesús le dijo: “Si no te lavo, no tendrás parte conmigo”
(cfr.
Jn
13,8)
No tendrán parte con Jesús quines no se han dejado lavar por Él en los santos sacramentos.
En una pila de bronce estaba el agua con la cual debían lavarse los antiguos para poder entrar
al Templo y no morir, y en una pila se derrama el agua del bautismo para lavar el pecado
original.
EL INCIENSO
Prepararás con estacte, uña olorosa, gálbano, especies aromáticas e incienso puro, un incienso
aromático, elaborado con arte de perfumista, sazonado con sal; será puro y santo.
“Lo colocarás ante el Testimonio en la Tienda de la Reunión donde yo me reuniré contigo. Será
para vosotros cosa santísima, cosa consagrada al Señor” (cfr. Ex 30, 34-38)
LAS PERSONAS ELEGIDAS
He llamado por su propio nombre a Besalel, y le he llenado del espíritu de sabiduría, inteligencia
y experiencia en toda clase de labores artísticas, para realizar el proyecto de mi Templo. Yo
mismo le he asignado a su ayudante. (cfr. Ex 31, 1-6)
En el corazón de todo artista que trabaje para mi Templo he infundido sabiduría para que pueda
realizar todo lo que te he ordenado. (cfr. Ex 31, 6)
Todo el que con recta intención trabaja para las cosas de Dios, Dios le infunde el espíritu de
sabiduría para que pueda realizar todo lo que debe hacer.
SANTIFICAR EL DÍA SÉPTIMO
“Seis Días se trabajará, pero el día séptimo será día de descanso completo, consagrado al
Señor: Todo el que haga un trabajo en sábado deberá morir” Ex 31, 15
147
“Ante todo guardaréis mis sábados, porque el sábado es una señal entre vosotros y yo de
generación en generación, para que sepáis que yo soy el Señor que os santifica. ” Ex 31,13
“Todo el que haga algún trabajo en sábado será extirpado de en medio de su pueblo” Ex 31,14
LAS TABLAS DE LA LEY
“Cuando el Señor acabó de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas del
Testimonio, las tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios” Ex 31, 18
EL PECADO DEL PUEBLO
La ausencia de Moisés por espacio de cuarenta y cinco días, hizo que el pueblo se congregara
en torno a Aarón y le dijeron:
“No sabemos que ha sido de ese Moisés que nos sacó de Egipto, haznos tú un dios que vaya
delante de nosotros” Ex 32, 1
Aarón, cobardemente hizo caso al pueblo; fabricó un becerro de oro con los pendientes de las
mujeres, y el pueblo emocionado exclamó mentirosa e idolátricamente:
“Este es tu dios, Israel, el que te ha sacado del país de Egipto” Ex 32, 4
LA CÓLERA DEL SEÑOR
El Señor, Dios, que se da cuenta de todo, contó a Moisés lo que estaba pasando con el pueblo,
que “se han hecho un becerro fundido y se han postrado ante él; le han ofrecido sacrificios y han
exclamado: Este es tu Dios, Israel, el que te ha sacado del país de Egipto” Ex 32,8
El Señor le ordenó a Moisés que bajase de inmediato “porque se ha pervertido tu pueblo, el que
sacaste del país de Egipto” Ex 32,7 Dura labor la de un pastor: recibir la queja de Dios y
presenciar la rebeldía de los hombres.
CASTIGO DEL SEÑOR
El Señor le contó a Moisés lo que haría con el pueblo idólatra: “Ya veo que este pueblo es un
pueblo de dura cerviz. Ahora deja que se inflame mi cólera contra ellos hasta consumirlos; de ti,
en cambio, haré un gran pueblo” Ex 32,9-10
REACCIÓN DE MOISÉS
Moisés se puso muy triste ante la inminencia del castigo del Señor para su pueblo, y suplicó al
Señor que no lo destruyera, Moisés dijo al Señor:
“¿Por qué, Señor, ha de inflamarse tu cólera contra el pueblo que sacaste con gran poder y
mano fuerte?” Ex 32, 12
Moisés le dio un argumento convincente al Señor para que no destruyera a su pueblo: daría pie
a que digan los egipcios: “Por malicia los sacó para matarlos entre las montañas y
exterminarlos.
148
Moisés rogó al Señor: “Aplaca el furor de tu cólera y renuncia al mal con que amenazas a tu
pueblo” Ex 32,12
Moisés le recordó al Señor las promesas que Él había hecho a Abrahán e Isaac de multiplicar su
descendencia, para que ahora reaccionara destruyéndola.
REACCIÓN DEL SEÑOR
El Señor, por las peticiones de su siervo fiel, Moisés, “renunció al mal que había anunciado
hacer contra su pueblo” Ex 32, 14 Por un hijo fiel, el Señor calma su ira de destruir al mundo
entero.
MOISÉS BAJÓ DEL MONTE CON LAS TABLAS
“Moisés bajó del monte con las dos tablas del Testimonio en su mano; escritas por ambos lados,
escritas en una y otra cara. Las tablas eran obra de Dios y su escritura, escritura de Dios,
grabada en ellas” Ex 32, 15-16
Ahora hay quienes dicen que las tablas de la Ley no las dio Dios a Moisés, sino que los Diez
Mandamientos son una recopilación del Código de Hammurabi (1700 a C.). La Escritura afirma
que las tablas de la Ley las dio Dios a Moisés. (cfr. Ex 32, 15-16)
REACCIÓN DE MOISÉS
“Cuando Moisés se acercó al campamento y vio el becerro y las danzas, se inflamó su cólera y
arrojó las tablas de su mano, destrozándolas al pie del monte.” Ex 32,19
“Luego tomó el becerro que habían hecho, lo puso al fuego y lo trituró hasta reducirlo a polvo;
después el polvo del becerro lo esparció en agua y se lo hizo beber a los hijos de Israel.” Ex
32,20 El idólatra se tragará el polvo de sus falsos dioses.
MOISÉS RECLAMÓ A AARÓN
“Y dijo Moisés a Aarón:
¿Qué te ha hecho este pueblo para que le hayas acarreado tan grave pecado?
Respondió Aarón:
-No se inflame la cólera de mi señor; tú conoces que este pueblo está inclinado al mal” Ex
32,21-22
Todo hombre por el pecado original está inclinado al mal, y su tendencia es rebelarse contra el
verdadero Dios que lo creó para someterse a las cosas creadas.
El hombre por su inclinación al mal tiene la tendencia a creer en lo visible, e ignorar al Dios que
no ven sus ojos de carne.
MOISÉS DEFINE AL PUEBLO
149
Moisés se plantó a la puerta del campamento y exclamó:
“¡Quien esté de parte del Señor que se una a mí!” Ex 32, 26
Como Dios es invisible, manda hombres visibles, de carne y hueso, para que los que estén de
parte del Señor que se unan a estos hombres para seguir al Señor.
“A Moisés se le unieron todos los hijos de Leví” Ex 32, 26
CASTIGO DEL SEÑOR
Moisés dijo:
“Así dice el Señor Dios de Israel:
Cíñase cada uno la espada; pasad por el campamento y que cada uno dé muerte (a los
idólatras) incluso a su hermano, a su amigo o a su pariente” Ex 32, 27
“Los hijos de Leví hicieron lo mandado por Moisés; aquel día cayeron unos tres mil hombres del
pueblo.” Ex 32, 28
Si tu hermano, tu amigo, o pariente, adora a falsos dioses( el pecado) y no al verdadero Dios,
primero trata de instruirle, pero si no te hace caso, aléjate de él, no sea que te contamine de sus
errores. (cfr. Ex 32,27).
NINGÚN PECADO QUEDA IMPUNE
El pecado, aun siendo perdonado, no por eso queda impune. La absolución quita el pecado,
pero no remedia los desórdenes causados.
Quien rompe el vidrio del vecino y le pide perdón, queda perdonado; pero no por eso el vidrio se
recompone; es necesario pagar el vidrio roto para reponer el vidrio roto.
Liberado del pecado, el pecador debe todavía recobrar la plena salud espiritual; por tanto, debe
hacer algo más para reparar sus pecados. Esta satisfacción se llama también penitencia. (cfr.
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1459)
El pecado sólo se satisface con una vida de entrega y obediencia, oración y penitencia.
El pecado, que es desobediencia a Dios, solamente se repara con una vida dedicada a cumplir
la Santa Voluntad de Dios a cada instante.
El pecado es escuchar la voz del enemigo y no la de Dios; el pecado se repara con vida de
oración atenta a escuchar la voz de Dios.
Dios perdona los pecados, pero exige reparación en esta vida, y lo que falte por purgar aquí, se
acabará de purgar allá; aquí en cómodas cuotas de dolor; allá con un dolor desconocido.
BENDICIÓN DEL SEÑOR
Una vez que los hijos de Leví mataron a tres mil hombres idólatras, Moisés les dijo:
150
“Hoy habéis consagrado vuestras manos en honor del Señor al enfrentarse cada uno incluso
contra su propio hijo o su hermano( y haberle dado muerte); hoy el Señor os da su bendición.”
Ex 32, 29
MOISÉS PIDE PERDÓN A DIOS
Moisés preocupado por el grave pecado del pueblo, la idolatría, dijo al pueblo: “Habéis cometido
un pecado gravísimo; pero subiré hasta el Señor (para pedir perdón); quizá obtenga el perdón
de vuestro pecado” Ex 32, 30
Volvió Moisés hasta el Señor y dijo:
“¡Ay! Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo haciéndose un dios de oro” Ex 32, 31
Moisés se la puso muy difícil al Señor, le pidió que perdonara el pecado del pueblo o que “si no,
bórrame a mí del libro que tú has escrito”, es decir: ¡ya no cuentes más conmigo! (cfr. Ex 32,31)
RESPUESTA DEL SEÑOR
“Al que ha pecado contra mi es al que borraré de mi libro” Ex 32,33 Esta es la más grave
consecuencia del pecado, ser borrado del libro de los elegidos del Señor, ser dignos de su
castigo, y ser desheredados del reino de los cielos. Pero quien se convierte a Dios de todo
corazón, Dios le perdonará sus pecados.
El Señor agregó a Moisés:
“Ahora, ve y conduce al pueblo adonde te he indicado”;
“he aquí que mi ángel marchará delante de ti”;
“el día de mi visita les pediré cuentas de sus pecados” Ex 32, 34
¿Te han pintado un falso Dios que no castiga? Pues te lo repito, hijo, “el día de mi visita pediré
cuenta de los pecados” (cfr. Ex 32,34); pero a quien se arrepienta, a quien acuda a mi
misericordia, yo le perdonaré.
“Y el Señor castigó al pueblo por el becerro de oro que había hecho Aarón” Ex 32,35
LA MISIÓN DE UN PASTOR
La misión de un pastor es:
-Conducir a los suyos hacia adonde el Señor le indica,
-Solicitar el perdón de Dios por los pecados de los suyos,
-Comunicar a los suyos los deseos del Señor.
Todo pastor que conduce a otros en nombre del Señor, tiene un ángel que lo conduce a él: “mi
ángel marchará delante de ti” (cfr. Ex 32,34).
DIOS NO ACOMPAÑA A LOS REBELDES
El Señor dijo a Moisés que Él no subiría con el pueblo por ser un pueblo rebelde, y al escuchar
las rebeldías los destruiría:
151
“Yo no subiré contigo, porque eres un pueblo de dura cerviz; no sea que tenga que destruirte en
el camino” Ex 33,3
“Sois un pueblo de dura cerviz; si yo caminara contigo un solo instante, te exterminaría.”
CONTRA REBELDÍA PENITENCIA
“Ahora quítate los adornos para ver que hago contigo” Ex 33,5 Para domar el potro rebelde que
llevamos dentro: penitencia y oración; la mejor penitencia es la obediencia (cfr. 1 Sam 15, 22) ,
la única oración acepta a Dios es la que lleva a obedecer la santa voluntad de Dios a cada
instante( cfr. Mt 7,21-23)
DIOS HABLA CARA A CARA
“El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como se habla con un amigo” Ex 33, 11. El Dios que
hablaba con Moisés cara a cara, como se habla con un amigo, no ha muerto, sigue vivo. Ese
mismo Dios que hablaba con Moisés quiere ahora hablar contigo.
Moisés tenía que ir a la tienda para hablar con Dios. Ahora Dios mora realmente en su tienda,
con su presencia eucarística; pero Dios también mora en la tienda de tu propio corazón. Entra
en tu corazón y allí podrás escuchar la voz de Dios.
Cuando Moisés hablaba con Dios, “todo el pueblo se postraba junto a la puerta de su propia
tienda” Ex 33, 10 Eso deben hacer los hijos fieles que siguen un pastor: acompañar al pastor
para implorar por él a Dios.
DIÁLOGO DE MOISÉS CON EL SEÑOR
-Señor, tú mes has dicho:
Yo te conozco por tu nombre, y tú has hallado gracia a mis ojos.
Ahora bien, Señor, si he hallado gracia a tus ojos, dame a conocer tus designios, para que
pueda conocerte (mejor) y pueda así hallar gracia a tus ojos. (cfr. Ex 33, 12-13)
El Señor respondió a Moisés:
“Yo mismo caminaré contigo y te daré el descanso” Ex 33, 14 Sí, hijo mío, yo mismo caminaré
contigo y te daré el descanso, la paz que sólo yo puedo dar. Pero te daré la quietud en medio
del movimiento: caminando conmigo; te daré la paz en medio de la guerra: peleando conmigo
para extender mi reino, el reino de mi Padre celestial.
Moisés dijo al Señor:
Si no vienes tú mismo con nosotros, entonces no nos hagas partir (cfr. Ex 33, 15)
El Señor respondió a Moisés:
152
“Esta petición que me has hecho, también te la concederé, porque has hallado gracia a mis ojos
y te conozco personalmente” Ex 33, 17
Pídeme siempre, hijo, que yo vaya contigo adonde yo quiera que vayas, pídeme como lo
hicieron los discípulos de Eamaús: ¡quédate con nosotros porque se hace tarde! Y entonces yo
te responderé, como lo hice con Moisés: “te lo concederé, porque has hallado gracia a mis ojos
y te conozco personalmente” (cfr. Ex 33,17)
Dios camina con aquellos que cumplen sus mandatos, porque así hallan gracia a sus ojos, y así
se hacen conocer personalmente de Dios. (cfr. Ex 33, 17)
LA GLORIA DEL SEÑOR
Moisés dijo al Señor:
“Señor, muéstrame tu gloria.” Ex 33, 18
El Señor respondió a la audaz petición de Moisés:
“Yo haré pasar todo mi esplendor ante ti, y ante ti proclamaré mi nombre –el Señor-, porque
tengo misericordia de quien quiero y tengo compasión de quien quiero” Ex 33, 19
El Señor añadió a Moisés, “que ningún ser humano puede ver su rostro y seguir viviendo” Ex 33,
20. “Tú podrás ver mi espalda; pero mi rostro no se puede ver. Ex 33, 23
Los hombres, antes de la venida de Jesús, no podían ver el rostro de Dios, pero después de la
venida de Cristo si podemos ver el rostro de Dios: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre” (Jn
14,9), como le dijo Jesús a Felipe.
Jesús nos ha dejado en la tierra las huellas de su rostro para conocer a Dios y con él poder
seguir viviendo.
EL SEÑOR VUELVE A DAR LAS TABLAS DE LA LEY
El Señor dijo a Moisés:
“Hazte Tallar dos tablas de piedra como las primeras y escribiré sobre ellas las mismas palabras
que había en las primeras que rompiste.” Ex 34, 1
Moisés madrugó y subió temprano al monte Sinaí, llevando en sus manos las dos tablas de
piedra como las primeras.
El Señor pasó delante de Moisés proclamando ( aquí no queda claro quien fue el que proclamó:
si el Señor de sí mismo o Moisés):
“Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en misericordia y
fidelidad; que mantiene su misericordia por mil generaciones, que perdona la culpa, el delito y el
pecado; pero nada deja impune: pues castiga la culpa de los padres en los hijos hasta tercera y
cuarta generación.” Ex 34, 6-7
153
El Señor es misericordioso porque premia por mil generaciones, y castiga solamente por cuatro
generaciones. (cfr. Ex 34, 6-7).
Moisés dijo al Señor:
“Señor, camina en medio de nosotros” Ex 34, 9
“Perdona nuestra culpa y nuestro pecado y recíbenos como heredad tuya.” Ex 34, 9
Pídemelo ahora, tú, hijo mío: Señor camina en medio de tu pueblo, tu ciudad amada, perdona
nuestras culpas y recíbenos como heredad tuya.
RESPUESTA DEL SEÑOR
El Señor respondió a Moisés:
“He aquí que establezco una alianza”;
“Ante tu pueblo entero realizaré maravillas como nunca se han hecho en ningún país o nación”,
“De suerte que el pueblo que te rodea vea la obra de Dios”,
“Pues yo voy a realizar por medio de ti cosas que causen terror”
CONSEJOS DEL SEÑOR
“Guarda bien lo que hoy te ordeno” Ex 34,11
He aquí que yo expulsaré de tu presencia a los pueblos que no creen en Dios(cananeos, hititas,
perezeos, jeveos y jebuseos).
Cuida de no establecer pactos con los habitantes del país en el que vas a entrar, para que no
sean estos como una trampa para ti. Antes bien, destruiréis sus altares donde adoran falsos
dioses, derribaréis sus estelas ( piedras a modo de obeliscos de falsos dioses) y destrozaréis
sus aserás ( monumentos en madera para adorar a la diosa de la fertilidad Aserá, Astarte en
griego).
DIOS CELOSO
“No te postrarás ante otros dioses, porque el Señor se llama “Dios celoso”; es un Dios celoso.”
Ex 34, 14
Dios es un Dios celoso que no admite compartir su amor con otros dioses, ni con otros
intereses. Jesús lo dijo en el Evangelio: “Nadie puede servir a dos señores” y además dijo:
“Quien no está conmigo está contra mí, y el que conmigo no recoge, desparrama”.
Dios es un ser exclusivo y excluyente: se le ama o rechaza; pero Dios no admite corazones
partidos ni medios partidarios. Con Dios, la entrega a Él es: “todo o nada.”
Dios no admite entrega a medias porque Él no sabe dar a medias. Hijo, dame tu todo para yo
darme del todo, dice el Señor; pero no me des a medias porque yo no se dar a medias.
PARA DIOS LO MEJOR
154
“Llevarás a la casa del Señor, tu Dios, lo mejor de las primicias de tu tierra” Ex 34,26
“Todo primer nacido es mío.” Ex 34,19
“No te presentarás ante mí con las manos vacías” Ex 34,20
“Que toda persona generosa de corazón reserve una ofrenda para el Señor” Ex 35,5
“Trajeron sus ofrendas todos los hombres y mujeres de corazón bien dispuesto, para contribuir
en los trabajos que el Señor había ordenado hacer por medio de Moisés” Ex 35,29
PERMANENCIA DE MOISÉS CON EL SEÑOR
“Moisés permaneció en la montaña hablando con el Señor, cuarenta días y cuarenta noches.
Durante todo este tiempo de permanencia de Moisés con el Señor, no comió pan ni bebió agua,
y escribió sobre las piedras las palabras de la alianza, los diez mandamientos.” Ex 34, 28
EL BRILLO DE LA CARA DE MOISÉS
“Cuando Moisés bajó del monte su rostro estaba brillante por haber hablado con el Señor” Ex
34,
29
Todo aquel que habla con Dios su rostro brilla como rayos de sol; toda alma contemplativa tiene
un rostro brillante. Ese rostro brillará más en el cielo.
“Moisés se cubrió el rostro con un velo.” Ex 34, 33 Era tal el brillo de la cara de Moisés que los
hijos de Israel no soportaban semejante luz, y fue necesario que Moisés se cubriera su rostro
con un velo.
Cuando el pecador se presenta ante el juicio de Dios no soporta el brillo de su rostro; entonces
él mismo pecador se precipita a la oscuridad de los infiernos para huir de su mirada.
GENEROSIDAD DEL PUEBLO
El pueblo seguía trayendo ofrendas voluntarias cada mañana. Los artesanos se quejaron ante
Moisés de que “el pueblo sigue trayendo más de lo que se necesita para la ejecución del trabajo
que el Señor ha ordenado” Ex 36, 5
OBEDIENCIA DE MOISÉS
Moisés hizo todo lo que le pidió el Señor, “lo hizo conforme el Señor se lo había ordenado” Ex
40,16
PRESENCIA DEL SEÑOR
“Entonces la nube cubrió la Tienda de la Reunión y la gloria del Señor llenó el Tabernáculo.” Ex
40,34
Durante el día la nube del Señor se posaba delante del Tabernáculo para darle sombra, y
durante la noche el fuego se posaba a la vista de la casa de Israel para iluminarles el camino.
(cfr.
Ex
40,38)
SI CUMPLES MIS LEYES, HIJO MÍO.
155
Si cumples mis leyes, hijo mío, y guardas mis mandamientos, entonces:
-Te daré lluvia a su tiempo, la tierra hará germinar la semilla y los árboles del campo producirán
sus frutos.
-La trilla durará hasta la vendimia y la vendimia hasta la sementera.
-Comerás pan hasta saciarte y habitarás con tranquilidad en tu tierra.
-Pondré paz en tu tierra y descansarás sin que nadie te atemorice.-Exterminaré de la tierra los
animales dañinos y la espada no pasará por tus términos.
-Perseguirás a tus enemigos y estos caerán ante ti a filo de espada.
-Cinco hijos fieles, se enfrentarán contra cien malvados, y cien fieles se enfrentarán a diez mil
malvados. Caerán tus enemigos a filo de espada.
-Volveré mi rostro hacia ti y te haré crecer.
-Comerás lo almacenado en abundancia de las cosechas anteriores, y tendrás que arrojar lo
viejo, aún en buen estado, para poder almacenar lo nuevo que te envío.
-Pondré mi santuario en medio tuyo y todo mi ser no te rechazará.
-Caminaré en medio tuyo: Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo. (cfr Lev 26,3-13)
CASTIGOS SI NO ESCUCHAS( cfr. Lev 26,14-45)
“Pero si no me escuchas y no cumples todos estos mandamientos que te doy, si desprecias mis
leyes y mis normas, de manera que no cumples lo que te he mandado, quebrantando así mi
alianza, entonces yo también haré lo mismo contigo, y entonces:
-Te vendrán temblores repentinos, agotamiento y fiebre que dañen tus ojos y consuman tu vida.
-En vano sembrarás porque tu enemigo se comerá lo sembrado.
-Volveré mi rostro contra ti.
-Sucumbirás ante tus enemigos y quedarás sometido a quienes te odian.
-Huirás sin que nadie te persiga.
Si con todo (lo anterior) no me obedeces, entonces:
-Multiplicaré por siete el castigo por tus pecados y destrozaré el orgullo de tu fuerza.
-Volveré como hierro el cielo y como bronce la tierra.
-Tus energías se consumirán inútilmente, pues la tierra no será fértil ni los árboles del campo
darán fruto.
156
-Si te enfrentas contra mi, al no querer escucharme, multiplicaré por siete los azotes por tu
pecados.
-Soltaré contra ti las fieras del campo, que te dejarán sin hijos y destruirán tus rebaños y te
dejarán en la pobreza, dejando desierto tus caminos.
-Yo mismo me enfrentaré contra ti y te heriré siete veces por tus pecados.
-Atraeré sobre ti la espada vengadora de mi alianza.
-Enviaré la peste y serás entregado en manos de tus enemigos.
-Comerás pero no te saciarás
-Será tal el hambre que te tocará comerte la carne de tus propios hijos e hijas.
-Destruiré tus falsos dioses, y arrojaré tu cadáver sobre los cadáveres de tus falsos dioses.
-Te abominaré con todo mi ser.
MAS CASTIGOS DEL SEÑOR
“Vuestras ciudades quedarán reducidas a la ruina y vuestros santuarios quedarán devastados;
ya no aspiraré el aroma de vuestras ofrendas consumidas en mi honor.
Arruinaré vuestra tierra y vuestros enemigos se asombrarán cuando vengan a habitarla.
A vosotros en cambio, os dispersaré entre las naciones y desenvainaré contra vosotros la
espada.
Vuestra tierra quedará desierta, destruidas vuestras ciudades. Y entonces la tierra descansará y
se resarcirá de los sábados que no había descansado.
Los que sobrevivan haré su corazón tan cobarde cuando estén en tierra enemiga, que se
espantarán hasta del temblor de una hoja; huirán como se huye de la espada y caerán sin que
nadie los persiga.
Se atropellarán unos a otros como si tuvieran delante una espada, aunque nadie los persiga.
No podréis resistir ante vuestros enemigos.
Tendréis que habitar dispersos entre las naciones y la tierra de vuestros enemigos os
consumirá.
Los que queden de vosotros se consumirán por su propia iniquidad en la tierra de vuestros
enemigos; perecerán por las iniquidades de sus padres junto con las suyas.
MISERICORDIA DEL SEÑOR
“Ellos expiarán la iniquidad que cometieron al despreciar mis normas y aborrecer mis leyes” Y yo
157
no llegaré a repudiarlos y aborrecerlos hasta el punto de exterminarlos por completo y romper mi
alianza.
Porque
yo
soy
el
Señor,
su
Dios.
Lev
26,43-44
BENDICIÓN DE DIOS
Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles:
“El Señor te bendiga y te guarde.”
“El Señor haga brillar su rostro sobre ti y te conceda su gracia.”
“El Señor alce su rostro hacia ti y te conceda la paz.” Núm 6,22-27
“Así invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel, y Yo los bendeciré.” Núm 6,27
La protección de Dios viene con su santa bendición. La gracia es el brillo del rostro del Señor, y
la paz es el producto de la mirada de su rostro.
LA NUBE CUBRE EL SANTUARIO
“De acuerdo con el mandato del Señor, por medio de la nube, acampaban y de acuerdo con el
mandato del Señor, por medio de la nube, se ponían en marcha. Núm 9, 20
El Señor quiere dirigir todas tus acciones, hasta las más pequeñas, para que camines por el
buen
sendero.
LAS TROMPETAS DE PLATA
“Hazte dos trompetas, de plata forjada, para convocar a a la comunidad y para poneros en
marcha.” Núm 10,2
“Cuando entréis en guerra contra un adversario, tocaréis las trompetas, y el Señor, vuestro Dios,
se acordará de vosotros y seréis salvados de vuestros enemigos.” Núm 10,9
Tocad las trompetas cuando estéis alegres y al ofrecer vuestros sacrificios de comunión, y
servirán las cornetas para que vuestro Dios se acuerde de vosotros. Yo, el Señor, vuestro Dios.
(cfr. Núm 10, 10)
La oración es trompeta de plata forjada que suena ante el Señor, para implorar su ayuda en el
momento de ponernos en marcha, en las dificultades, cuando estemos alegres y cuando
ofrezcamos sacrificios.( cfr Nún 10,2-10)
INVITACIÓN DE MOISÉS
Moisés dijo a su suegro: nosotros nos dirigimos hacia el lugar que el Señor nos prometió dar;
ven con nosotros y te irá bien, porque el Señor ha prometido bienes a nosotros. (cfr. Núm 10,
29)
Todo aquel que se dirige al lugar que Dios le quiere dar, desea que otros también vayan con él:
“ven con nosotros y te irá bien” (cfr. Núm 10,29). Invitamos a los demás a que vengan con
158
nosotros, porque sabemos que les irá bien, porque compartiremos con ellos los bienes que Dios
nos ha prometido.
Moisés insistió a su suegro que no los abandonara, diciéndole que él sabía donde se podría
acampar, y a la vez “tendrás los bienes con los que el Señor nos favorezca” (cfr. Núm 10, 32)
ORACIÓN DE MOISÉS
Cuando el arca se ponía en marcha decía Moisés:
-“¡Levántate, oh Señor, dispersa a tus enemigos, aleja de tu presencia a los que te odian!” Núm
10,35
Cuando el arca se paraba decía Moisés:
-“¡Vuélvete, oh Señor,mira a la multitud de la milicias de Israel!” Num 10,36
MURMURACIÓN Y FUEGO
“El pueblo de Israel se quejaba amargamente a los oídos del Señor. El Señor los oyó y se
enardeció su ira. El fuego del Señor se encendió sobre ellos y devoró un extremo del
campamento” Núm 11, 1
El pueblo se quejaba de las dificultades del desierto y de la escasez de alimentos; el Señor oyó
sus quejas, se enardeció su ira y el fuego devoró parte de ellos.(cfr. Núm 11,1). No te quejes
ante las dificultades, no sea que tientes al Señor.
“Moisés intercedió ante el Señor y se extinguió el fuego.” Núm 11,2 Esa es la labor de un pastor
y de un alma de oración: interceder ante el Señor, para que se extinga el fuego de su ira
justiciera ante el pecado de incredulidad del mundo entero.
EL PUEBLO SIGUIÓ LLORANDO
Moisés oyó al pueblo que estaba llorando. Se encendió mucho la ira del Señor, y a Moisés le
pareció mal. (cfr Núm 11, 10)
RENUNCIA MOISÉS
Moisés se quejó ante el Señor de la pesada responsabilidad que le había puesto, y le dijo:
-¿Por qué, Señor, maltratas a tu siervo?
-¿Por qué impones sobre mi la carga de todo este pueblo?
-¿Acaso soy yo el que he concebido a este pueblo o le he dado a luz, para que me digas que los
lleve en mi regazo?
-¿De dónde voy a sacar carne para darle a todo este pueblo? (cfr. Núm 11,11-13)
CONCLUYÓ MOISÉS
-¡Yo no puedo llevar el peso de todo este pueblo, es demasiado para mi! Si me vas a tratar así,
mátame, por favor!
159
-¡Mátame, si he encontrado gracia a tus ojos, para que (el pueblo) no vea mi desgracia! (Núm
11,
14-15)
EL SEÑOR DIJO A MOISÉS:
Reúne a setenta ancianos responsables; tomaré un poco del espíritu que hay sobre ti y lo
infundiré sobre ellos, para que lleven contigo la carga del pueblo y no la tengas que llevar tú
solo. (cfr. Núm 11,16-17)
VAIS A COMER CARNE
“Dirás al pueblo: El Señor os dará carne par que comáis; y no comeréis un día, ni dos, ni cinco,
ni diez, ni veinte, sino un mes entero.” Núm 11,19-20
RÉPLICA DE MOISÉS
Moisés replicó al Señor, frente al anuncio de darles carne a todo un pueblo durante un mes
entero:
-¡Son seiscientos mil hombres! y tú, Señor, dices: ¿voy a darles carne durante un mes entero?
Si se juntasen todos los peces del mar, no bastarían para darle de comer carne, a un pueblo
entero durante un mes seguido. (cfr. Núm 11,21-22)
EL BRAZO DE DIOS:
-“¿Acaso se ha hecho corto el brazo de Dios?” (Nún 11,23), pregunta el Señor a Moisés, para
resolver el problema de comida de todo un pueblo.
“¿Habráse acortado mi mano para redimir o no tendré ya fuerza para librar?”,pregunta el Señor
por boca de Isaías(cfr Is 50,2)
“He aquí que no se ha acortado la mano de Yahvé para salvar, ni se ha hecho duro su oído para
oir”, responde el Señor (cfr. Is 59,1)
No lo olvides: la mano poderosa del Señor no ha perdido su poder, su mano fuerte no ha
perdido resistencia, su mano misericordiosa no ha dejado de salvar.
OJALÁ TODOS FUERAN PROFETAS
“Moisés dijo: ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fueran profetas porque el Señor les hubiera
infundido su espíritu” Núm 11, 29 Moisés estaba lleno del Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, y
pide para el pueblo de Dios el don de profecía, es decir el don de escuchar a Dios.
REBELIÓN DE LOS HERMANOS DE MOISÉS
María, hermana de Moisés y Aarón, murmuraban contra Moisés por causa de la mujer que había
tomado como esposa, Séfora, que no pertenecía al pueblo judío.( cfr. Núm 12,1)
Luego los hermanos de Moisés pretenden quitarle la autoridad como pastor, diciendo: ¿Acaso el
Señor sólo habla con Moisés? ¿No ha hablado también con nosotros? (cfr Núm 12,1)
160
Con razón dijo Jesús que los enemigos estaban en la propia casa, y Moisés los tenía en la suya.
“Pero Moisés era un hombre muy manso, más que ninguno sobre la faz de la tierra.” Núm 12,3
EL SEÑOR ESCUCHÓ LA MURMURACIÓN Y REBELDÍA
El Señor llamó a María y Aarón, hermanos de Moisés, y les dijo que Él hablaba con los demás
profetas por medio de sueños y visiones; pero que con Moisés no era así, sino que con Moisés
Dios hablaba cara a cara porque ninguno era tan fiel como él. (cfr. Núm 12,6-8)
Se encendió la ira del Señor contra Aarón y en especial contra María, y el Señor les dijo: ¿Cómo
no teméis murmurar contra mi siervo Moisés? María quedó leprosa, en castigo por su
murmuración y rebeldía contra el instrumento del Señor.
MOISÉS CLAMÓ AL SEÑOR
No había en el corazón de Moisés sed de venganza; al ver a su hermana llena de lepra, Moisés
clamó al Señor diciendo:
-Oh Dios, ¡cúrala por favor! Núm 12,13
El Señor escuchó la súplica de Moisés a favor de su rebelde hermana, le sanó y le perdonó su
pecado, pero le puso como castigo estar apartada del campamento por espacio de siete días.
TEMOR POR LA TIERRA PROMETIDA
Ya
había
pasado
cerca
de
un
año,
y
ya
se
aproximaba
la
tierra
prometida.
En realidad el viaje de Egipto a la tierra prometida, caminando, puede hacerse en pocos meses.
Pero el Señor quería enseñarles muchas cosas a su pueblo en el desierto, y por eso los retuvo
varios meses.
El Señor habló a Moisés diciendo:
-Envía a unos hombres para que exploren la tierra de Canaán que yo doy a los hijos de Israel”.
Núm 13,1-2
Moisés lleno de alegría envió unos hombres a que exploraran la tierra prometida por Yahvé para
su pueblo, e informaran a todos acerca de sus maravillas y riquezas. Moisés incluso los animó a
que trajesen muestras de algunos de sus frutos, para llenar de fe a todos los demás, les dijo:
“Sed valientes y tomad algunos frutos de la tierra” Núm 13, 20
REGRESO DE LOS ENVIADOS
Después de cuarenta días regresaron los exploradores con la cara triste y llenos de temor,
diciendo: “el pueblo que habita en esa tierra es poderoso, y las ciudades están muy fortificadas y
son muy grandes” Núm 13,28
Caleb cortó la queja de los enviados por Moisés, y dijo:
161
“¡Subamos con decisión y apoderémonos de ella, pues sin duda lo conseguiremos!” Núm 13, 30
Pero los hombres que habían visto la tierra prometida replicaron:
-No podemos atacar a este pueblo porque es más poderoso que nosotros. Todo el pueblo que
vimos en esa tierra es gente de gran estatura y nosotros nos veíamos como enanos ante ellos, y
así nos vieron ellos a nosotros. (cfr. Nún 13, 31-33)
Ese pues fue el informe negativo de los “valientes exploradores” enviados por Moisés, para
observar la tierra prometida por el Señor, e informar a los demás acerca de las riquezas de ella.
Cuando el pastor confía en gente que no tiene fe, estos se encargan de desanimar a todos los
demás, y a robarles la esperanza; eso le pasó a Moisés con sus primeros enviados a la tierra
prometida. (cfr. Núm 13, 31-33)
REACCIÓN DEL PUEBLO
El pueblo al escuchar el informe negativo de los primeros exploradores a la tierra que el Señor
quería darles, se puso a gritar y a llorar, y a murmurar contra Moisés y Aarón. Núm 14, 1
Esto dijo el pueblo:
-¡Mejor es haber muerto en Egipto o en el desierto!
¿Por qué el Señor nos atraído a esta tierra para hacernos caer a filo de espada?
¡Tomarán
como
botín
a
nuestras
mujeres
y
niños!
¿No será mejor regresar a Egipto? ¡Nombremos un jefe y volvamos a Egipto! (cfr. Núm 14,2-4)
REACCIÓN
DE
MOISÉS
Moisés y Aarón cayeron ante sus rostros ante toda la asamblea. Pero Josué y Caleb, que
habían explorado la tierra prometida, animaron a toda la comunidad a tener confianza en Dios y
a
no
tener
temor
alguno.
Pero todo el pueblo hablaba de apedrear a Moisés y Aarón que los habían sacado de Egipto.
(cfr.
Núm
14,
10)
Entonces
la
gloria
del
Señor
se
presentó
en
la
tienda
y
dijo
a
Moisés:
-¿Hasta cuando me injuriará este pueblo, y hasta cuando no creerán en mí a pesar de todos los
signos
visibles
que
he
obrado
entre
ellos?
Los castigaré con la peste y los rechazaré; y a ti te daré una nación más grande y fuerte que
estos.
(cfr.
Núm
14,11-12)
162
MOISÉS
DIJO
AL
SEÑOR
Los egipcios saben bien que con tu fuerza has sacado de allí a este pueblo.
¿Vas
a
dar
muerte
a
este
pueblo
como
a
un
solo
hombre?
La gente dirá de ti, Señor: Como el Señor no pudo llevar a este pueblo a la tierra que les
prometió,
los
ha
sacrificado
en
el
desierto.
Tu has dicho de ti que eres: lento a la ira y rico en piedad. Perdona, te lo ruego la culpa de este
pueblo
como
corresponde
a
tu
gran
piedad.
(cfr.
Núm
14,13-19)
Y
EL
SEÑOR
DIJO
A
MOISÉS:
Le perdono al pueblo porque tú me lo has pedido. Pero este pueblo ya me ha tentado diez veces
después de haber visto mi gloria y los signos que realice en Egipto y en el desierto.
Por no haber escuchado mi voz, ninguno verá la tierra prometida. ¡Ninguno de los que me han
ultrajado la verán! (cfr. Nún 14, 20-23
Pero a mi siervo Caleb que ha tenido otro espíritu y ha sido perfecto en mi seguimiento, lo
llevaré a la tierra prometida, y sus hijos la heredarán.(cfr. Núm 14, 24)
CASTIGO DEL SEÑOR:
¿Hasta
cuando
soportaré
a
esta
comunidad
malvada
que
murmura
contra
mí?
¡En este desierto quedarán vuestros cadáveres, todos los que habéis murmurado contra mí.!
Vuestros hijos serán pastores en este desierto durante cuarenta años, y cargarán contra vuestra
infidelidad hasta que todos vuestros cadáveres se consuman.
Se contará un año de castigo por cada día que explorasteis la tierra, cargaréis con vuestras
culpas cuarenta años, y así sabréis lo que es rebelarse contra mí. (cfr. Núm 14,27-35). El viaje
de un año por medio del desierto se convirtió en cuarenta, por culpa de los que no tenían fe.
Pero los que desanimaron a los otros e hicieron murmurar contra Moisés, “murieron por una
plaga delante del Señor” (cfr. Núm 14, 36-38
El viaje que podría haber durado un año, ahora tardará cuarenta. La falta de confianza en Dios
retarda todos los planes de Dios.
AHORA QUIEREN ENTRAR A LA TIERRA
El Pueblo al escuchar el anuncio del castigo del Señor por la falta de fe y confianza en Dios,
reaccionó diciendo que ahora si irían a conquistar la tierra; pero ya era tarde, ya había pasado el
momento de la gracia del Señor.
163
Moisés les dijo que no trataran de entrar porque su empresa no tendría ningún éxito, porque el
Señor no estaba con ellos. “Caeréis filo de espada porque el Señor no está con vosotros.” Núm
14,43
Pero se empeñaron en subir sin el arca de la alianza del Señor, ni con Moisés, entonces fueron
derrotados. (cfr. Nún 14,44). Eso le pasa al que no tiene fe, cuando se le dice suba, no sube;
cuando se le dice que no suba, entonces si sube a toda costa: a costa de perder la vida
desobedeciendo los mandatos del Señor.
CASTIGO POR LA VIOLACIÓN DEL SÁBADO
Encontraron a un hombre que recogía leña en sábado. Fue llevado delante de Moisés. El Señor
dijo a Moisés:
Este hombre ha de morir. ¡Que toda la comunidad lo apedree fuera del campamento. Nún 15,3236 Como ratas en la arena terminan apedreados los que desprecian darle gloria a Dios el día del
Señor.
OTRA
REBELIÓN
CONTRA
MOISÉS
Recién pasada la rebelión de Aarón y María contra Moisés, se alzaron contra Moisés: Coré, hijo
de Leví, juntamente con Datán y Abiram, con doscientos cincuenta hombres importantes de la
comunidad.
Moisés marchaba hacia delante, hacia la tierra prometida, en medio de rebelión en rebelión y de
murmuración
en
murmuración.
Nadie, antes de Moisés fue atacado tanto, ni nadie como Moisés llevó adelante una labor más
semejante a la Jesús: sacar al pueblo de Dios de la esclavitud y conducirlo a la tierra que mana
leche
y
miel;
Moisés
es
el
anuncio
de
Jesús.
Los rebeldes no querían aceptar la autoridad de Moisés y de Aarón, y dijeron:
¡Ya
es
demasiado!
Todos
los
del
pueblo
son
santos.
Y que el Señor estaba en medio de su pueblo, que por lo tanto no hacía falta que Moisés y
Aarón
tomasen
el
papel
de
guías
y
pastores.
Moisés dijo a los rebeldes: El santo será el hombre a quien el Señor elija. Y agregó Moisés a los
rebeldes
hijos
de
Leví:
¡Esto
es
demasiado,
hijos
de
Leví!
Los hijos de Leví tenían por oficio servir en el Tabernáculo del Señor, pero ahora deseaban
desempeñar el sacerdocio de Aarón, diciendo que ellos eran santos como Aarón, porque Dios
también
se
les
aparecía
a
ellos.
Moisés mandó llamar a Datán y a Abiram; pero ellos le mandaron a decir a Moisés:
-¡No
iremos
donde
Moisés!
164
¿Te parece poco habernos sacado de la abundancia de comida de Egipto, para hacernos morir
en el desierto? ¿Y además te quieres imponer sobre nosotros?(cfr. Nún 16,12-14)
CASTIGO
El
A
Señor
-“Apartaos
de
habló
esa
gente,
LOS
a
que
Moisés
los
voy
a
REBELDES
y
devorar
a
en
un
Arón
instante”
Moisés
diciendo:
Núm
16,21
dijo:
“Apartaos de las tiendas de estos hombres malvados, y no toquéis ninguna de sus cosas para
que no seáis castigados por todos sus pecados” Nún 16,26
Cuando Moisés acabó de decir estas palabras, se hundió el suelo sobre el que estaban, la tierra
abrió su boca y se los tragó junto con sus familias, y toda la gente de Coré y todos sus bienes.
Ellos bajaron vivos con todas sus posesiones al sheol (fondo de la tierra); la tierra los cubrió, y
desaparecieron de en medio de la asamblea. Todos los israelitas que estaban alrededor de ellos
huyeron al oír sus gritos, diciendo:
-No vaya a ser que nos trague la tierra también a nosotros. Nún 16, 31-34
Luego un fuego procedente del Señor salió y devoró a los otros doscientos cincuenta hombres
que habían seguido a los rebeldes. (cfr. Núm 16,35)
Este es el castigo que espera a los rebeldes a la autoridad del pastor que Dios les pone en esta
tierra: a unos se los traga la tierra y a otros los devora el fuego.(cfr. Núm 16, 31-35)
REACCIÓN DEL PUEBLO ANTE EL CASTIGO
El pueblo volvió a murmurar contra Moisés y Aarón, diciendo que ellos habían hecho morir al
pueblo del Señor.
El Señor volvió a indignarse por la murmuración del pueblo contra sus profetas escogidos y dijo
a Moisés y Aarón: “Separaos de esta comunidad que los voy a devorar en un momento” Nún
17,10
Entonces Moisés dijo a Aarón que ofreciera rápidamente un sacrificio de expiación por el pueblo,
porque ha salido la cólera del rostro del Señor y ha comenzado una gran plaga como castigo a
su rebeldía. (cfr. Nún 17,11)
Aarón hizo lo que le dijo Moisés, ofreció una expiación por el pueblo. “Se colocó entre los
muertos y los vivos, y se detuvo la plaga; murieron por la plaga catorce mil setecientos.” Nún 17,
13-14
LA DIGNIDAD DEL SACERDOCIO
165
El Señor dijo a Moisés que tomara una vara por cada tribu; sobre la vara de Leví que escribiera
el nombre de Aarón. Que la vara que floreciera era la casa escogida por el Señor para cuidar de
su
santuario.
Al otro día la vara de Aarón de la tribu de Leví había florecido:”brotó yemas y flores, y produjo
almendras maduras”. (cfr. Núm 17,16-23)
El Señor dijo a Aarón: “Tú y tus hijos ejercitaréis vuestro sacerdocio en todo lo que guarda
relación con el altar y lo que está en el interior del altar. Os doy como don vuestro sacerdocio
para que sea vuestro trabajo. El que se entrometa en el altar que no sea de la familia sacerdotal
morirá” Nún 18,7MÁS MURMURACIÓN CONTRA MOISÉS
La comunidad no tenía agua, y se reunieron contra Moisés y contra Aarón.
Se rebeló el pueblo contra Moisés diciendo:
-¡Ojalá hubiéramos perecido cuando nuestros hermanos perecieron ante el Señor¡
¿Por qué habéis traído al pueblo del Señor a este desierto, para que en el muramos nosotros y
nuestro ganado?
¿Por qué nos habéis hecho subir desde Egipto para traernos a un lugar tan malo como este?
¡Este no es un sitio donde se pueda sembrar, ni hay higueras, ni vides ni de granados, ni
siquiera hay agua para beber! Núm 20, 1-5
Moisés cuando se veía en dificultades y atacado por el pueblo acudía de inmediato al templo, a
la Tienda de la Reunión que el Señor les había mandado construir. Allí se les manifestó la gloria
del Señor y le dijo a Moisés:
Toma tu báculo y reúne a la comunidad, junto con Aarón tu hermano. Hablaréis a la roca a la
vista de todos, y dará agua. Harás manar para ellos agua de la roca y darás de beber a la
comunidad y a su ganado.
PECADO DE MOISÉS
Moisés sacó la vara delante del Señor, tal como Dios lo había mandado. Moisés y Aarón
reunieron a la asamblea delante de la roca, y les dijeron:
-Escuchad rebeldes: ¿acaso podemos hacer manar agua de esta roca para vosotros?
Moisés levantó su mano y golpeó la roca con su vara dos veces, y manó agua en abundancia; y
bebió la comunidad y su ganado.
NO LE GUSTÓ AL SEÑOR LO DE MOISÉS
El Señor se disgustó con la actitud de Moisés y Aarón y les dijo:
166
-Puesto que no habéis creído en mí y no me habéis santificado a los ojos de los hijos de Israel,
entonces vosotros no entraréis con mi pueblo a la tierra prometida. (cfr. Núm 20,12)
Dos pecados cometió Moisés:
-No dar testimonio del poder de Dios para sacar agua de la roca, como ya el Señor lo había
demostrado en otras ocasiones, sino que Moisés se atribuyó el poder así mismo, al preguntarse:
¿acaso podemos hacer manar agua de esta roca?
Aquí Moisés no santificó el nombre del Señor a los ojos de los hijos de Israel.
Luego Moisés golpeó la roca con su vara dos veces; el repetir el golpe es falta de fe. Moisés
desconfió del poder de Dios y golpeó dos veces la roca.
La falta de confianza en Dios es un pecado que lleva a perder la entrada a la tierra prometida,
como le ocurrió a Moisés y Aarón. (cfr. Nún 20,12)
AARÓN TRASMITE SUS VESTIDOS A SU HIJO
El Señor le dijo a Moisés que subiera con Aarón y con su hijo Eleazar al monte Hor. “Despoja a
Aarón de sus vestidos y viste con ellos a su hijo Eleazar, pues Aarón se reunirá con los suyos y
morirá” Nún 20,25
Elías trasmitió con su manto sus poderes a Eliseo. ( cfr. 2Re 2,13), como igual lo había hecho
Aarón al trasmitir sus vestidos a su hijo Eleazar (cfr. Núm 20 Y en la Última Cena Jesús no nos
dejó sus vestidos ni su manto, sino su Cuerpo y Sangre para el perdón de los pecados.
EDOM IMPIDE EL PASO
El pueblo de Edóm era descendiente de Esaú y el pueblo de Israel era descendiente de Jacob,
hermano de Esaú.
Moisés pidió permiso al rey de Edóm para pasar por su tierra, y el rey de Edóm se negó a dar a
Israel paso por sus confines.
Por el egoísmo del rey de Edóm, le tocó al pueblo de Israel dar un gran rodeo para entrar a la
tierra prometida.
PRIMERA VICTORIA CONTRA ARAD
El rey cananeo de Arad oyó que Israel se acercaba por sus límites; se enfrentó a Israel y capturó
algunos del pueblo de Dios.
El pueblo de Israel hizo un voto ante el Señor:
“Si pones este pueblo ante nuestras manos, exterminaremos sus ciudades” Nún 21,2
El Señor escuchó la voz de su pueblo escogido; le entregó los cananeos, y fueron exterminados
ellos y sus ciudades.
167
El Señor siempre escucha la voz de sus hijos elegidos.
LA SERPIENTE DE BRONCE
Después del pueblo escogido contemplar los favores del Señor, al entregarles todo un pueblo
enemigo con todos sus tesoros, y ya en las puertas de la tierra prometida siguió la falta de fe y la
murmuración.
Nueva murmuración del pueblo contra Dios y contra Moisés: “¿Por qué nos habéis hecho subir
de Egipto para morir en este desierto, donde no hay pan ni agua y nuestra alma no puede más
con este alimento tan ligero?” Nún 21,5
El Señor escuchó la queja del pueblo contra Él y contra Moisés. “El Señor les envió serpientes
venenosas que mordieron al pueblo y murió mucha gente de Israel.” Nún 21,6
El pueblo acudió a Moisés y dijo:
“Hemos pecado porque hemos hablado contra el Señor y contra ti. Ruega al Señor que aparte
de nosotros las serpientes.” Nun 21,7
Y Moisés oró por el pueblo. El Señor dijo a Moisés:
Haz una serpiente venenosa y ponla arriba; todo el que haya sido mordido y la mire vivirá.
“Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un mástil, y si alguien había sido mordido
por una serpiente, miraba fijamente la serpiente de bronce y vivía” Nún 21, 9
La serpiente de bronce es el anuncio de Cristo clavado en la cruz. La cruz es salvación para los
que dirigen a Él su mirada llena de fe. Jesús dijo:
“Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es preciso que sea levantado el Hijo del
Hombre, para que todo el que crea tenga vida eterna en Él.” (Jn 3,14-15)
Hijo, si has mordido la serpiente del pecado, no te ofusques, mira a Cristo clavado en la cruz y
tendrás vida.
DERROTA DE LOS ENEMIGOS
Israel envió mensajeros a Sijón, rey de los amorreos, para pasar por su territorio hacia la tierra
prometida. El rey de los amorreos no lo permitió, obstaculizando así los planes del Señor para
su pueblo escogido.
Israel se enfrentó a los amorreos, los venció y ocupó su territorio. (cfr. Nún 21,21-30)
Luego Og, rey de Basán, salió a hacerle frente al pueblo escogido. El Señor dijo a Moisés:
No les temas, pues los he puesto en tus manos con todas sus tierras; harás con este pueblo lo
mismo que hiciste con los amorreos (cfr. Nún 21,34)
Israel derrotó al rey Og, a sus hijos y a todo su pueblo, sin dejar superviviente; y se hicieron con
su tierra.
168
PASO POR MOAB
Ahora era necesario el paso por la región de Moab para entrar a la tierra prometida. El rey de
Moab se opuso al paso de Israel por su territorio, pero tenía miedo de enfrentarse al pueblo de
Israel.
El rey de Moab mandó llamar a un personaje del pueblo cananeo, llamado Balaam, el cual
escuchaba la voz de Dios y le pidió que maldijese al pueblo de Israel para poder enfrentarse
contra
él.
A BALAAM LE HABLA LA BURRA
El rey de Moab mandó a llamar a un adivino llamado Balaam para que maldijera al pueblo de
Israel.
Dios dijo a Balaam:
“No vayas con los mensajeros del rey de Moab, no maldigas a este pueblo porque es un pueblo
bendito” Núm 22,12
Quien ha recibido la bendición de Dios no le llega ni le afecta la maldición de los hombres.
Pero Balaam se dirigió con los enviados del rey de Moab para maldecir al pueblo de Israel.
Entonces “se encendió la ira de Dios por su marcha, y un ángel del Señor se plantó en su
camino en actitud hostil” Núm 22,22
“La burra vio al ángel del Señor firme en su camino con una espada desenvainada en su mano.
La burra se apartó del camino y tiró por el campo. Balaam golpeó a la burra para que volviera al
camino.” Nún 22,23
Se encendió la ira de Balaam y golpeó a la burra con el bastón.
“El Señor abrió la boca de la burra y le dijo a Balaam:
-¿Qué te he hecho para que me hayas golpeado?
Balaam le replicó a la burra:
-Porque te estás burlando de mi; ¡ojalá tuviera una espada y ahora mismo te mataría!
El Señor abrió los ojos a Balaam y vio al ángel del Señor plantado en el camino con su espada
desenvainada en la mano.
El ángel del Señor le dijo:
-¿Por qué le has pegado a la burra? Yo he salido para hacerte frente porque vas por mal camino
oponiéndote a la voluntad de Dios. La burra me ha visto y se ha apartado de mi tres veces. Si la
burra no se hubiera apartado de mí yo ya te habría matado, mientras que a ella la habría dejado
con vida.
El ángel del Señor dijo a Balaam:
169
-Vete
con
estos
hombres
pero
dirás
sólo
las
palabras
que
yo
te
diga.
Los ángeles de Dios dificultan el camino de los que se oponen a la Santa Voluntad de Dios.
El ángel del Señor pondrá en tu boca las palabras precisas que deberás hablar.
Balaam dijo al pueblo de Israel delante del rey de Moab:
“Benditos los que te bendigan; malditos los que te maldigan” Nún 24,9
“Quien escucha las locuciones de Dios conoce el criterio del Altísimo y vislumbra la previsión del
Omnipotente; se postra y contempla clarísimo” Núm 24,16
Balaam profetizó la venida de Jesús:
“De Jacob viene en camino una estrella, en Israel se ha levantado un cetro” Nún 24,17
AHORCAN A LOS IDÓLATRAS
El pueblo comenzó a fornicar con las mujeres del pueblo idólatra de Moab. La mujeres de Moab
invitaron al pueblo a tomar parte en los sacrificios de sus dioses. El pueblo comió y se postró
ante sus dioses.
La ira del Señor se encendió contra Israel y dijo el Señor a moisés:
-“Toma a todos los cabecillas del pueblo y ahórcalos en presencia del del Señor y así se
apartará la ira de Dios.” Nún 25,4
El pecado más grave de todos es la idolatría. La idolatría enciende con mayor intensidad la ira
de
Dios.
MUERTE A QUIENES DAN ESCÁNDALO
Un hombre del pueblo de Israel tomó a una mujer del pueblo idólatra de Madian, llamada Cozbí,
y se unió a ella ante sus hermanos y delante de los ojos de Moisés. Los hijos del pueblo de
Israel se echaron a llorar a la entrada del Templo.
Pinjás, lo vio. Se levantó en medio de la comunidad y tomó una lanza en su mano. Entró detrás
de aquel hombre israelita en su alcoba y atravesó a ambos por el vientre, al hombre israelita y a
la mujer. Entonces se detuvo la plaga sobre los hijos de Israel. Pero murieron veinticuatro mil
personas de plaga, por el pecado del hombre que tomó a la mujer madianita. (cfr. Nún 25,6-9)
Si por un pecado de escándalo de un solo hombre murieron veinticuatro mil personas inocentes
en la época de Moisés, ¿cuántas no morirán cada día por todos los escándalos que en el mundo
se cometen? (cfr. Nún 25,9)
Pinjás, que no permitió que se diera escándalo a sus hermanos, contrasta con la actitud
permisiva de tantos padres de familia que permiten que sus hijos den mal ejemplo delante de
toda su familia. (cfr. Núm 25,7
Jesús dijo: “Si tu mano te hace pecar, córtala. Más te vale entrar manco en la vida que con
170
ambas
manos
ir
a
para
al
infierno,
al
fuego
que
no
se
apaga”
Mc
9,43
DIOS BENDIJO A PINJÁS
El Señor habló a Moisés diciendo así acerca de Pinjás:
“Pinjás ha apartado mi enojo contra los hijos de Israel, porque manifestó celo por mí en medio
de vosotros y por eso no he exterminado con mi celo a los hijos de Israel.” Por tanto diles:
“He aquí que le otorgo mi alianza de paz, y habrá para él y su descendencia después de él una
alianza de sacerdocio perpetuo, puesto que ha mostrado celo por su Dios, y ha expiado por los
hijos de Israel.” Nún 25,10-12
MUERTE A LOS MADIANITAS
El Señor habló a Moisés diciendo, que por el pecado de Cozbí y por la idolatría del pueblo de
Madian, fuera batido todo el pueblo:
“Luchad contra los madianitas y batidlos” Nún 25,17
MOISÉS VE LA TIERRA PROMETIDA
Después de un largo viaje Moisés vio la tierra prometida. Fue un viaje que duró cuarenta años.
El Señor dijo a Moisés que vería desde un monte la tierra prometida, pero que Moisés no
llegaría a ella
El pecado de Moisés fue el de siempre, el de todos: desobediencia a las ordenes precisas de
Yahvé. Así dijo el Señor a Moisés: Por no haber obedecido mi orden de manifestar ante los ojos
del pueblo mi santidad, no entrarás a la tierra prometida. (cfr. Núm 27, 12-14)
MOISÉS NO PENSÓ EN SÍ MISMO
Moisés no se puso triste al saber que él no entraría en la tierra prometida. Moisés ya lo sabía.
Moisés ya se había desprendido de lo que más amaba: entrar a la tierra prometida. Moisés
aceptó de inmediato la Santa Voluntad de Dios. Moisés sabía que su tierra prometida estaba por
encima del panorama de sus ojos.
Moisés no pensó en él sino en su pueblo, y de inmediato le pidió al Señor que designara un
sucesor para que saliera al frente del pueblo y entre delante de ellos a la tierra prometida, “para
que los haga salir y los haga entrar” y así no sea el pueblo del Señor “como un rebaño sin
pastor” (cfr. Nún 27,16)
Lo único que le preocupó a Moisés fue que el Señor le designara un digno sucesor, para que
termina la tarea que a él le había encomendado.
El Señor designó a Josué como sucesor de Moisés. “Toma a Josué, varón en quien reside el
espíritu, e impón tu mano sobre él…Traspásale tus poderes. Lo revestirás de tu dignidad para
que le escuche toda la comunidad…Le consultará al Señor con el rito de los urim..De acuerdo
171
con su mandato saldrán y de acuerdo con su mandato volverán: él y todos los hijos de Israel con
él.(cfr. Nún 27,18-22)
SÚPLICA DE MOISÉS
Moisés después de haber observado la tierra prometida le pidió al Señor que por lo menos le
permitiera pisarla: “Permíteme, te lo ruego, pasar y ver la bella tierra al otro lado del Jordán,
esas bellas montañas y el Líbano” Dt 3,24
Pero el Señor estaba enojado por culpa de los pecados del pueblo, y no escuchó a Moisés, sino
que le dijo: “¡Basta ya! ¡No me hables más de esto!” “Sube a la cima del Pisgá, contempla con
tus ojos porque no has de pasar el Jordán”(cfr. Dt 3,27)
Pero el Señor le dijo a Moisés que animara a Josué porque él si pasaría: “Da órdenes a Josué;
confórtale y dale ánimo, porque él pasará al frente de este pueblo , y les dará posesión de la
tierra que vas a ver” Dt 3,28
CAUSA DEL CASTIGO DE MOISÉS
Moisés explicó al pueblo sin quejarse, que el Señor se había irritado con Moisés y no lo había
dejado entrar a la tierra prometida:
“El Señor oyó el rumor de vuestros padres, se encolerizó y juró diciendo: ¡Ni uno solo de los
hombres de esta generación perversa ha de ver la buena tierra! También se irritó el Señor
conmigo por culpa vuestra y me dijo: ¡Tampoco tu entrarás allí¡ Dt 1,34-37
Moisés cargó con los pecados de su pueblo como igual lo hizo Jesús.
RECOMENDACIONES DE MOISÉS
Al ver Moisés que estaba próxima la hora de su muerte, como buen pastor, quiso hacer un
resumen,
una
recapitulación
de
lo
que
él
había
enseñado
al
pueblo.
“Escucha las leyes y normas que yo os enseño a poner en práctica para que viváis y para que
entrando en la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os da, y toméis posesión de ella” Dt
4,1
“No añadáis nada a los mandamientos que os ordeno, no tampoco omitáis nada de ellos, sino
guardad los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os prescribo.” Dt 4,1
Las normas que yo os prescribo, según me ha ordenado el Señor, “observadlas y llevadlas a la
práctica, pues serán vuestra sabiduría y vuestro discernimiento” Dt 4,6
Que los demás puedan decir de vosotros: “En verdad esa gran nación es un pueblo sabio y
juicioso. Porque ¿qué nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos, como lo está el
Señor, nuestro Dios, cuantas veces le invocamos? Dt 4,6-7
“Cuídate mucho de no olvidar los sucesos que han visto tus ojos” y “enséñalos a tus hijos y a los
hijos de tus hijos” Dt 4,9
“Recuerda el día en que estuviste en la presencia del Señor” Dt 4,10
172
“El Señor, tu Dios es fuego que devora, es un Dios celoso” Dt 4,24
Si no adoráis a un solo Dios, “seréis destruidos por completo” Dt 4,26 Esto ha pasado a muchos
pueblos poderosos que ahora nadie los recuerda: por no adorar a Dios han sido destruidos. Esto
ha pasado con muchas instituciones de la Iglesia, que al no poner el centro de su atención en
adorar a Dios, han perdido el fervor de la primera caridad y han desaparecido, y a otras
amenaza la ruina.
CONFIANZA EN DIOS
Si llegaréis a caer en la desgracia del pecado, “desde allí buscarás al Señor, tu Dios, y lo
encontrarás si lo buscas con todo tu corazón y con toda tu alma” “Te convertirás al Señor y
escucharás su voz, porque el Señor, tu Dios es un Dios misericordioso, que no te abandona, ni
te aniquila, ni se olvida de la alianza que juró a tus padres” Dt 4,29-31
EL MAYOR ACONTECIMIENTO
Moisés dice que el mayor acontecimiento que puede pasar sobre la tierra es que Dios haga oír
su
voz:
“El Señor, tu Dios, te ha hecho oír su voz desde los cielos para instruirte” Dt 4,36
NO ADORAR A LOS ASTROS
Al alzar la mirada a los cielos y ver el sol, la luna y las estrellas, no te dejes engañar ni te postres
ante ellos dándoles culto” Dt4,19
EL SEÑOR ES ÚNICO DIOS
“Reconoce y medita en tu corazón que el Señor es el Dios de arriba en los cielos y abajo en la
tierra: no hay otro” Dt 4, 39
ELECCIÓN DIVINA
“El Señor se ha prendado de vosotros y os ha elegido, no porque seáis el pueblo más grande de
todos los pueblos, puesto que sois el más pequeño, sino que ha sido por el amor del Señor y por
su fidelidad a la promesa que hizo a vuestros padres.” Dt 4,7
NO TEMAS ANTE LOS ENEMIGOS
Si dices en tu corazón: esos enemigos de Dios son más fuertes que yo y no podré
exterminarlos, “No les temas” El Señor tratará a sus enemigos con el mismo rigor que trató al
pueblo idólatra de Egipto. (cfr Dt 7,17-19)
Con los enemigos que queden y se escondan de ti, el Señor los sacará de su escondite con
“avispas hasta acabar con ellos” (cfr Dt 7,20)
“No tiembles ante ellos, porque el Señor, tu Dios está en medio de ti, como Dios grande y
temible” Dt 7,21
173
EL SEÑOR EXPULSA EL MAL POCO A POCO
Poco a poco el Señor, tu Dios, expulsará a esos pueblos de tu presencia. No podrás
exterminarlos de inmediato porque entonces las fieras del campo se multiplicarían en perjuicio
tuyo, y conviene que los pueblos enemigos te defiendan de las fieras. (cfr Dt 7,22)
En el momento oportuno, “el Señor, tu Dios, te entregará los enemigos y los turbará con gran
confusión hasta destruirlos” Dt 7,23
NO GUARDAR EL TESORO DE LOS IMPÍOS
“Quemarás las imágenes de sus dioses y no codiciarás la plata y el oro que las recubre, ni te lo
quedarás, no sea que caigas en una trampa; esto sería algo abominable para el Señor, tu Dios.”
Dt
7,25
“No introducirás, pues, en tu casa nada abominable, pues serías igualmente anatema.
Abomínalos por completo y aborrécelos del todo, pues son anatema.” Dt 7,26
NO OLVIDES
“No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca del Señor. El vestido
que llevabas no se gastó y tus pies no se hincharon de caminar por cuarenta años” Dt 7,3-4
Estas palabras las recordó Jesús al tentador cuando el maligno le dijo que si era el hijo de Dios
dijera
a
esas
piedras
que
se
convirtieran
en
panes.(cfr.
Mt
4,3-4)
EN LA PROSPERIDAD NO TE OLVIDES DEL SEÑOR
“No vaya a ocurrir que al comer y saciarte, y al construir hermosas casas te olvides del Señor”
Dt
7,12
EL SEÑOR HUMILLA
“El Señor te sometió a la humillación y a la prueba para que seas feliz en tu porvenir, y no digas
en tu corazón: mi fuerza y el poder de mi mano me han hecho alcanzar el poderío. Acuérdate
del Señor, tu Dios, porque es Él el que te da la fuerza para hacerte poderoso” Dt 7,16-18
María hará eco de estas palabras ante su prima Isabel:
El Señor manifestó el poder de su brazo
Dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó del trono a los poderosos
Y ensalzó a los humildes. Lc 1,51-52
LA VICTORIA, DON DE DIOS
174
No es por el méritos de algunos que Dios los llena de su gracia y misericordia, sino debido a la
maldad de los impíos Lo dice Moisés: “No es por tu justicia ni por la rectitud de corazón por la
que vas a poseer la tierra de los idólatras, sino que es por la perversidad de esas gentes por lo
que el Señor, tu Dios, las expulsa ante ti.” (cfr.Dt 9,5
SER FIELES AL SEÑOR
Moisés resumió lo que el Señor pide a cada uno para que lo tengamos muy presente:
“Temer al Señor, tu Dios, y marches por todos sus caminos, amando y dando culto al Señor, tu
Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, y que guardes los mandamientos del Señor y sus
leyes” Dt 10,12-13
LA CIUDAD DE DIOS
La tierra que vais a tomar en posesión es un país de montañas y vegas, regada con la lluvia que
cae del cielo. Es una tierra de la que cuida el Señor directamente, en la que siempre están
puestos sus ojos, desde el comienzo del año hasta el final. (cfr. Dt 11,11-12)
Si, hijo mío, todo aquel que entra en mi ciudad amada, mi tierra predilecta, recibirá agua del
cielo, me ocuparé de su cuidado y mis ojos están puestos en él con mi mirada protectora.
Mi ciudad será atacada pero no será vencida.
Mi ciudad será calumniada pero no será desprestigiada; mientras más mal se hable de ella en
mejor concepto la tendrán los otros. Mi ciudad será podada pero no arrancada, y mientras más
se
pode
más
poderosas
serán
sus
raíces
y
sus
frutos.
GRABAR BIEN ESTAS PALABRAS
“Grabad bien estas palabras mías en vuestro corazón y en vuestras almas. Atadlas como un
signo a vuestra mano y sirvan ante vuestros ojos como recordatorio. Enseñadlas a vuestros
hijos. Habladles d ellas cuando estés en tu casa y cuando marches de camino, cuando te
acuestes y te levantes. Las escribirás también en las jambas de tu casa y en tus portones.” Dt
11,18-20
“Observa y pon atención a todas estas palabras que te prescribo, para que seas feliz tú y los
hijos que te sucedan por los siglos, por haber obrado bien y rectamente ante los ojos del Señor,
tu Dios.” Dt 12,28
NO PONERNOS A CONOCER EL ERROR
Esmérate para no caer en la trampa poniéndote a indagar acerca de los falsos dioses y sus
malas costumbres, no sea que caigas en lo mismo.(cfr Dt 12,30)
No pierdas tiempo poniéndote a investigar el error y las falsa teorías del momento, porque
puedes caer en sus propias redes. Dedícate a conocer la luz de verdad y con ella iluminarás las
tinieblas del error.
BENDICIÓN Y MALDICIÓN
175
Ante vosotros pongo hoy la bendición o maldición. La bendición, si escucháis los mandamientos
del Señor, vuestro Dios; y la maldición si no escucháis los mandatos del Señor, vuestro Dios, y
os desviáis del camino que os prescribo, yendo tras dioses extraños que no conocéis. (cfr Dt 11,
26)
Si, hijo, ya se ha dicho que ante el hombre está la vida o la muerte y lo que escogiere eso se le
dará.
NO ESCUCHAR FALSOS PROFETAS
No añadir ni quitar nada a las enseñanzas recibidas. (cfr Dt 13,1)
Si un profeta o vidente, una persona que tiene visiones en sueños, aunque hiciere señales y
prodigios, y aun en el caso que se cumplieran esas señales y prodigios, te enseñara otras
doctrinas distintas a las que yo os he enseñado, no lo escuches. Y ese profeta o visionario
deberá morir por tratar de apartarte del camino que te mandó seguir el Señor. (cfr Dt 13,2-6)
El Señor permite que surjan falsos profetas para probar la lealtad.(cfr. Dt 13,4)
Si tu hermano, tu hijo o hija, o tu amigo íntimo, te intenta seducir en secreto diciendo: vayamos
tras otros dioses, no le consientas ni le escuches, ni le perdones ni le encubras. “Por el contrario
deberás darle muerte.” Dt. 13,10
Si en una de la ciudades conquistadas hay un hombre que seduce a los habitantes de la ciudad
con falsos dioses, “pasarás a todos los habitantes de esa ciudad a filo de espada, prenderás
fuego a la ciudad. Quedará como ruina perpetua y no será reedificada” Dt 13,16-17
Que no se te pegue nada de los bienes ni de las doctrinas de las ciudades destruidas para que
el Señor revoque el furor de su ira y se muestre clemente y misericordioso contigo.(cfr. Dt 13,18)
San Pablo también advirtió a sus discípulos no escuchar otros profetas que enseñasen cosas
distintas a las que él les había enseñado, diciéndoles que aunque viniese un ángel del cielo a
enseñarles otra doctrina, que no le creyesen.
Se fiel al carisma de la ciudad donde yo te he traído. No añadas nada ni quites nada. Ama la
espiritualidad que yo te he dado por medio del pastor que yo te he puesto. El carisma de mi
ciudad es la sencillez, y no permitas que nadie lo complique.
LOS SUCESORES DE MOISÉS
Cuando entres en la tierra que el Señor, tu Dios, te da y la tomes en posesión, podrás establecer
un rey, escogido por el Señor.
Pero ese rey debe salir de uno de tus hermanos, que pertenecen a la ciudad y conocen el
carisma de la ciudad. “No pondrás sobre ti a un pastor extranjero que no sea hermano tuyo” Dt
17,15
Que el nuevo jefe nunca trate de volver a Egipto. “No volváis nunca jamás por ese camino”Dt
17,16
176
Cuando al nuevo pastor le corresponda gobernar, que medite noche y día las enseñanzas que
yo os he entregado. “La tendrá consigo y la leerá todos los días de su vida, para que aprenda a
temer al Señor, su Dios, guardando y poniendo en práctica todas las palabras de la ley” Dt 17,
19
“Que no se enorgullezca su corazón por encima de sus hermanos, ni se aparte de los
mandamientos ni a derecha ni a izquierda” Dt 17,20
NO BUSCAR COSAS EXTRAORDINARIAS
“Que no haya entre vosotros, ni quienes consulten a los espíritus; ni adivinos, evocadores de
muertos. Todo el que practica esas cosas hace cosas abominables para el Señor” Dt 18,12
Esas naciones a las que vías a conquistar escuchan a augures y adivinos. “A ti, en cambio, no
es eso lo que el Señor, tu Dios, te ha dado.” Dt 18,14
ESCUCHAR SOLO AL PASTOR
“El Señor, tu Dios, suscitará entre tus hermanos, un profeta como yo; a él habréis de escuchar “
Dt 18, 15
El Señor me dijo: “Les suscitaré un profeta como tú, salido de sus hermanos, y pondré mis
palabras en su boca; él les hablará cuanto yo le ordene” Dt 18, 18
“Si alguno no escucha las palabras del pastor que les hablará en mi nombre, yo le pediré
cuentas”
Dt
18,19
“Pero el profeta que ose pronunciar en mi nombre una palabra que yo no le haya mandado
decir, y el que hable en nombre de otros dioses, ese morirá” Dt 20
CÓMO SABER SI UN PROFETA ES DEL SEÑOR
Quizá te preguntes en tu corazón: ¿cómo saber si lo que dice el profeta es del Señor? Si lo que
dice el profeta en nombre del Señor no sucede ni se cumple, esa palabra no es del Señor. (cfr.
Dt
18,21-22)
LOS REBELDES
Si hay entre vosotros un rebelde, que aunque lo corrigen no ha ce caso, entonces lo lapidarán
hasta que muera. “Así quitaréis el mal de en medio de ti: todo Israel lo oirá y temerá” Dt 21,21
PRESENCIA DE DIOS
“El Señor, tu Dios anda por medio del campamento, para protegerte y entregar en poder tuyo a
tus enemigos. Por eso tu campamento es sagrado, y no debe haber en él nada indecoroso, no
sea que dios se aparte de ti” Dt 23,15
CUMPLIR LAS PROMESAS QUE SE LE HACE AL SEÑOR
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“Si haces un voto al Señor, tu Dios, no te retrases en cumplirlo, porque el Señor, tu Dios, no
dejaría de reclamártelo, e incurrirías en pecado.” Dt 23,22
“Cumple lo que sale de tus labios y, conforme prometiste al Señor, tu Dios, pon por obra la
ofrenda voluntaria que libremente pronunciaste
con tus labios.”
Dt
23,24
SÉ FUERTE Y VALIENTE
Moisés dijo a Josué:
“No temáis a los enemigos, porque el Señor, vuestro Dios, es quien lucha por vosotros” Dt 3,22
“Sé fuerte y valiente, porque tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra que prometí, y yo
estaré contigo” Dt 31,23
“Josué estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había impuesto sus manos sobre
él.” Dt 34,9
MUERTE DE MOISÉS
Murió Moisés, siervo del Señor, en el país de Moab, como lo había dispuesto el Señor.
Tenía Moisés ciento veinte años cuando murió, y no se había enturbiado su vista ni había
perdido su vigor. Los hijos de Israel lloraron la muerte de Moisés durante treinta días.
ELOGIO DE MOISÉS
No ha vuelto a surgir en Israel un profeta como Moisés, a quien el Señor trataba cara a cara. Ni
ha vuelto a surgir un profeta que haga los signos y prodigios que el Señor le envió a realizar, ni
ha habido mano tan fuerte, ni realizado tamaños prodigios como obró Moisés. (cfr. Dt 34,10)
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