Misas catequéticas Programa desarrollado 3º de Primaria Septiembre 1 Introducción Partes de la Misa ¿Podrías decir cuántas partes tiene la Misa? Voy a decírtelas muy brevemente. La Misa está compuesta de cinco partes: Ritos iniciales, Liturgia de la Palabra, Liturgia de la Eucaristía, Rito de la Comunión y Rito de conclusión. Los Ritos iniciales están compuestos por la entrada y el saludo, el acto penitencial, el Gloria los días de fiesta, y la oración colecta. La Liturgia de la Palabra está compuesta por la lectura –o dos lecturas en los días de fiesta–, el salmo responsorial, el Evangelio, la homilía, que no ha de darse todos los días, el Credo los días de fiesta y la oración de los fieles. La Liturgia de la Eucaristía se compone de la presentación de las ofrendas, la oración sobre las ofrendas y la plegaria eucarística. El Rito de Comunión se compone del Padrenuestro, el rito de la paz, la fracción del Pan, la Comunión y la oración después de la Comunión. Por último está el Rito de conclusión. En esta Misa Catequética te iré diciendo cuando comienza cada una de estas partes. (Como esta ficha abarca toda la Misa, en esta Misa no se utiliza ninguna otra ficha) 2 3º de Primaria Septiembre 2 Introducción La Misa es lo mismo que la Última Cena Cuando nos reunimos la familia de Dios en torno al altar, celebramos y actualizamos lo mismo que Cristo hizo en la Última Cena y en la Cruz. Así como una antorcha olímpica va pasando de mano de los distintos atletas, pero es siempre la misma, de la misma manera nosotros reproducimos lo que Cristo hizo en la Última Cena y en la Cruz: el sacerdote sigue siendo Cristo y la víctima sigue siendo Cristo. ¿Te hubiera gustado estar en la Última Cena? Pues ya lo estás, porque lo mismo que ocurrió hace dos mil años vuelve a ocurrir en cada Misa. Piensa cómo aprovecharías la Última Cena, piensa cómo aprovechas la Misa. Presentación de las ofrendas Introducción a la presentación de las ofrendas En el ofertorio o presentación de las ofrendas le presentamos a Dios lo mismo que Jesús utilizó en la Última Cena, en el momento de instituir la Eucaristía: el pan y el vino. El pan y el vino, además de ser alimentos básicos, son signo del esfuerzo y del trabajo de los hombres, como dice el sacerdote. Al vino se le añaden unas gotitas de agua, que son muy poco en comparación con el vino. Esto se hace porque en la época de Jesús era costumbre echarle al vino siempre un poquito de agua, para rebajarlo un poco. Y nosotros queremos hacer lo mismo que hizo Jesús. Por otro lado, esas gotas nos significan a nosotros mismos, que nos unimos a Dios en su sacrificio: Jesús pone el vino (lo que vale, y en cantidad) y nosotros ponemos el agua (nosotros mismos, que valemos muy poco). 3 3º de Primaria Octubre 1 Introducción La Misa es el sacrificio de Cristo en la Cruz El sacrificio de Jesucristo en la Cruz se renueva de manera incruenta, es decir, sin derramamiento de sangre, en el altar. Si el centro de su vida fue su Pasión, Muerte y Resurrección, el centro de la vida del cristiano ha de ser también la Cruz. La Misa tiene que ser lo más importante de nuestro día y de nuestra vida. Y Cristo en el Sagrario tiene que estar presente a diario en nuestra cabeza y en nuestro corazón. De ahí la importancia de asistir a Misa con frecuencia y de visitar a Jesús en el Sagrario. Presentación de las ofrendas: el lavabo Pedir que Dios nos lave también nuestro corazón Después de presentar las ofrendas, el sacerdote se lava las manos. El lavatorio de manos no es obligatorio, pero es muy bueno hacerlo por lo que significa. El sacerdote, mientras se lava las manos, dice en voz baja: “¡Señor, lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado!”. Pídeselo tú también al Señor cuando el sacerdote se lava las manos. Si no usas esas mismas palabras puedes decir otras, las que se te ocurran. Lo importante es vivir la Misa lo más limpios posible. 4 3º de Primaria Octubre 2 Introducción Preparación para asistir a la Santa Misa Para participar bien en una cosa tan grande y santa como es la Misa hemos de prepararnos muy bien. Esa preparación puede ser exterior e interior. Nos preparamos exteriormente para asistir a Misa cuando procuramos ir dignamente vestidos y arreglados: bien peinados, con la camisa o la camiseta por dentro, el jersey o la ropa que llevemos bien puesta, con los calcetines arriba, con la cara y las manos limpias, etc. Nos preparamos interiormente pensando en lo que vamos a hacer. Por eso ya desde que sales de clase debes procurar ir cuidando el silencio para después poder estar más atento. Plegaria Eucarística: Santo, Santo, Santo El ‘Santo, Santo’ es un canto de alabanza a Dios En el Antiguo Testamento, sobre todo en el libro de los Salmos, aparecen muchos cantos de alabanza a Dios. La Iglesia ha sabido reunir en el ‘Santo, Santo, Santo’ los más bonitos de todos, junto con las alabanzas que los habitantes de Jerusalén dedicaron a Jesús el domingo de Ramos. Cuando rezamos o cantamos el ‘Santo, Santo’, decimos a Dios con toda la creación las palabras más grandes y bellas de alabanza de toda la Sagrada Biblia: alabamos a Dios, que es Santo, que es el único Dios, reconocemos que es el Primero en la tierra y en el Cielo. Nos unimos así a los que ya aclaman a Dios en el Cielo y agradecemos que haya venido a la tierra: ‘Bendito el que viene en nombre del Señor’. 5 3º de Primaria Noviembre 1 Introducción Entrar en el oratorio con respeto y silencio Los primeros cristianos no tenían iglesias, porque no les dejaban construirlas; entonces celebraban la Misa en una casa. En ellas, en la habitación más bonita, se preparaba todo para celebrar la Misa. Después de la Misa guardaban a Jesús en lo que ahora llamamos Sagrarios para que la gente pudiera ir a rezar y para poder llevar la Comunión a los que estaban enfermos. Hoy ya vemos iglesias por todas partes: son la casa de Jesús. Cuando entramos en una debemos guardar respeto y portarnos todo lo bien que podamos: cuidamos el modo de vestir, el modo de hablar, el tono de voz, la postura, etc. Distinguimos por nuestro modo de comportarnos entre estar en una tienda, en el cine, o en un museo y estar en una iglesia. También debemos procurar que los demás, incluso los no cristianos, se comporten bien en las iglesias, porque están de visita en un lugar nuestro, de los cristianos, porque no deben interrumpir a los que recen y, sobre todo, porque en la iglesia está Dios. Plegaria Eucarística: Epíclesis El poder y actuación del Espíritu Santo en cada Misa ¿Recuerdas el cuento de Alí Babá y los cuarenta ladrones. Tenían una cueva que se abría con unas palabras mágicas: “Ábrete, Sésamo”, y la cueva se abría. También los magos de la antigüedad tenían su palabra mágica: “Abracadabra”, para que se realizaran sus conjuros. En la Misa también hay unas ‘palabras mágicas’, para que se produzca todo. Se llaman la Epíclesis, que significa ‘la invocación’. ¿A quién se invoca? Nada menos que al Espíritu Santo, porque es el Espíritu Santo el que trae a Jesús, igual que fue el Espíritu Santo el que puso a Jesús en el seno de la Virgen, en el momento de la Anunciación. Sólo que aquí no se trata de magia, sino de algo real. El sacerdote debe hacer esa invocación, para que podamos tener la Misa. Se hace tres veces en la Misa: una antes del momento de la Consagración, para que cuando se pronuncien las palabras actúe el Espíritu Santo y venga Jesús. Otra, antes de la Comunión (se llama Epíclesis de Comunión), para que el Espíritu Santo nos ayude a comulgar bien y esa comunión nos vaya transformando en Cristo. La tercera invocación la hace el sacerdote un poco antes del Evangelio, en voz baja, mirando al altar y un poco agachado. Lo que pide el sacerdote en ese momento es que el Espíritu Santo dé vida a las palabras del Evangelio y que se hagan vida en los que las van a escuchar. Te animo a estar atento en la Misa a cada una de estas tres Epíclesis, a los momentos en que se acude al Espíritu Santo para que podamos tener la Misa. 6 3º de Primaria Noviembre 2 Introducción En el Antiguo Testamento se ofrecían muchos sacrificios; ahora sólo el de Cristo En el Antiguo Testamento, los sacerdotes eran los encargados en el templo de ofrecer los sacrificios a Dios, en nombre de todo el pueblo o de una familia particular. Y cuando lo hacían empleaban, por ejemplo, la siguiente fórmula: “Éste es el cordero que la familia Heloí ofrece por la salud de la abuela Rudith”. Se decía qué es lo que se ofrecía, quién lo ofrecía y con qué intención. Jesús, en la Última Cena, tomó el pan y el vino y dijo: “Esto es mi Cuerpo (mi Sangre) que será entregado por vosotros y por muchos, para el perdón de sus pecados”. Como ves, es la misma fórmula, pero con algunas características: Él es el sacerdote que ofrece, pero resulta que Él es también la víctima que se ofrece (su Cuerpo y su Sangre). Lo dice en futuro (‘será entregado’) porque eso iba a suceder al día siguiente, en la Cruz. Y también aparece para qué se ofrece: para que se nos perdonen nuestros pecados. Luego la Misa es el sacrificio de Cristo, que Jesús tenía ganas de que llegara (“ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros”, les dice al comienzo de la Última Cena) y que nos da tantos beneficios. Por tanto, sería una barbaridad que fueras a Misa a ‘estar’, o a ‘cumplir’, o a hablar con el de al lado, cuando Cristo pone tanto de su parte y, encima, lo hace porque te quiere. No puedes corresponder con desgana, sino con amor e intensidad. Plegaria Eucarística: Consagración Prepararnos para el momento de la Consagración Se acerca el instante de la Consagración: Jesús va a estar con nosotros realmente presente. Tan cierto como que tú y yo estamos aquí, Él va a estar sobre el altar. Igual que tú estás ahí, en los bancos, Él va a estar aquí, encima del altar. Nos disponemos, entonces, a vivir un momento emocionante. Por eso, ahora, en silencio, debemos prepararnos muy bien, para adorarle, pedirle cosas, pedirle perdón por nuestros pecados. Toda nuestra atención, nuestros ojos, nuestro corazón, nuestra inteligencia deben están atentos a lo que ocurre en el altar. 7 3º de Primaria Diciembre 1 Introducción Las posturas en la Santa Misa Cuando estás en clase, sabes que los profesores te insisten que tienes que estar con la postura adecuada: no puedes estar durmiendo sobre la mesa, o escondido debajo de ella. Tienes que estar como tienes que estar, para que puedas atender y trabajar en clase como corresponde. En la Misa también hay diversas posturas en las que debes estar y que tienen su razón de ser. Son éstas: Arrodillarse: para los hebreos, las rodillas eran el símbolo de la fuerza, como el corazón es el símbolo del amor. Al doblar las rodillas ante Dios, los judíos hablaban con su cuerpo: expresaban que doblaban las propias fuerzas ante Dios, reconocían su gran poder. La voluntad del que se arrodilla se somete a la voluntad de Dios: el poder de la propia libertad se dobla ante la voluntad todopoderosa y buena del Creador. Los cristianos mantenemos este gesto, con el mismo sentido: es un gesto de adoración, y puede manifestar también súplica y arrepentimiento. Al llegar a la Iglesia saludamos a Dios permaneciendo un momento de rodillas, antes de sentarnos, conscientes de que es una postura adecuada para el hombre que se halla delante de Dios. Cuando nos ponemos ante el Sagrario, también nos arrodillamos. Y en Misa los hacemos al menos en la Consagración, aunque es bueno hacerlo también poco antes de la Comunión y, después, al hacer la acción de gracias. Estar de pie: es una postura que manifiesta respeto, disposición atenta y pronta a escuchar y cumplir una misión, una orden. Es la postura más frecuente en la Misa, porque es una postura activa y de libertad: el hombre liberado por Cristo está en pie con su Dios, mirándole, a su disposición. Estar sentado: es la postura del ‘estar a gusto’, rezando o uniéndonos a lo que el sacerdote haga en ese momento. Esta postura cómoda facilita escuchar, recogerse en busca de la comprensión, reflexionar… y, como todas las posturas que se adoptan durante la Misa, orar. Permanecemos sentados en la Primera y Segunda Lectura, en la Homilía y en la Presentación de los dones. Plegaria Eucarística: Consagración Darle la Bienvenida, como los pastores en Belén Cuando Jesús vino al mundo, nació en Belén, en una gruta, sin que nadie se enterase de que quien había nacido era el Mesías. Sólo unos pastores le dieron la bienvenida, porque nadie más lo sabía. En la Consagración, Jesús vuelve a venir a la tierra, como en Belén. Pero ahora la gente sí que sabe que Dios viene. Y, fíjate, ¡algunos no asisten a Misa!: no quieren recibir a Jesús, no quieren ir a verle y a estar con Él. ¡Qué insensibles somos los hombres! ¡Qué poco agradecidos! ¡Cuántas veces dejamos solo a Jesús, le hacemos el vacío! Por eso, tú, en cuanto acabe la Consagración, apresúrate a decirle: “¡Bienvenido al altar, Señor!”, “yo sí quiero estar contigo y quererte y adorarte como los pastores de Belén”. 8 3º de Primaria Diciembre 2 Liturgia de la Palabra: Salmo Responsorial La respuesta a la Palabra de Dios Cuando estás charlando y te hablan, normalmente esperan que des una respuesta a lo que te están diciendo: cada palabra espera una respuesta. De hecho, si alguien nos habla, sería sumamente descortés no contestar. Solamente en el caso de que el discurso quisiera ofendernos o herirnos, entonces la mejor respuesta sería el silencio. Pues bien, en la Primera Lectura ha sido el mismo Dios quien nos ha hablado. De hecho, así terminó: ‘Palabra de Dios’. Luego tenemos que contestar. Para poder hacerlo bien Dios mismo nos da las palabras de la respuesta en sus Salmos. Así la Misa nos ofrece un Canto de respuesta (Salmo responsorial) hecho de versículos de Salmos del Antiguo Testamento. En realidad, estos Salmos responsoriales reclaman el canto. Al menos la frase central, el llamado versículo responsorial que se repite a lo largo del salmo, debería ser cantado. Hemos de responder o cantar ese versículo con atención, porque es nuestra respuesta a Dios. Rito de la Comunión: Comunión La bandeja de la Comunión Has observado cómo los ayudantes de la Misa acompañan al sacerdote en la Comunión llevando cada uno una bandeja, que se pone debajo de la barbilla de cada uno de los que comulgan. El objetivo es doble. Por un lado, impedir que alguna Forma Consagrada llegue al suelo si, por algún motivo, se cayese de las manos del sacerdote o del que recibe la Comunión. Así evitamos que el Señor se caiga al suelo, lo que no estaría bien. Por otro, aunque no se caiga ninguna Forma, siempre se desprende alguna partícula que está como adherida a las Sagrada Forma. Esas partículas son muy pequeñas y en ellas no está Jesús (para que esté Jesús hace falta un mínimo de cantidad de ‘pan’), pero las queremos recoger por delicadeza, porque han estado en contacto con Jesús durante la Misa. Por ese motivo, hemos de poner muy bien la bandeja y, después, no ponerla vertical ni agitarla (escenificar), porque entonces no serviría de nada: todas las partículas que hubiéramos recogido se caerían. Después se dejan las bandejas sobre el altar para que el sacerdote las purifique. 9 3º de Primaria Enero 1 Ritos iniciales: Entrada y saludo En la Misa hemos de estar alegres Cuando el sacerdote dice: “El Señor esté con vosotros”, hemos de pensar que en la Misa no podemos estar tristes, ni enfadados con alguien, ni cosas de ese estilo. En la Misa, como estamos con Jesús, tenemos que estar contentos. Por eso ese saludo se repite de nuevo en varios momentos más de la Misa, para recordarnos lo cerca que estamos de Dios en esos momentos. Plegaria Eucarística: Consagración Qué es un sacrificio Hemos hablado mucho de que la Misa es un sacrificio, pero aún no sabemos qué es. El sacrificio es una ofrenda, un regalo, hecha a Dios como señal de adoración, agradecimiento, expiación de los pecados y petición de bendiciones. Para que haya sacrificio se entiende que quien lo ofrece se priva de lo sacrificado. Cuando nosotros nos quedamos sin algo que nos gusta o nos apetece, y ese sufrimiento se lo regalamos a Dios, hacemos un sacrificio. El sacrificio mayor que existe es el de dar la vida. Pues ese sacrificio lo hizo Jesús por cada uno de nosotros muriendo en la Cruz. Como es Dios y hombre el sacrificio era perfecto, pues lo hacía Dios, que es perfecto. Como hombre murió porque le dio la gana. ¿Por qué quiso sufrir tanto? Para demostrarnos la maldad de los pecados y abrirnos las puertas del Cielo. 10 3º de Primaria Enero 2 Ritos iniciales: Entrada y saludo Canto de entrada La Misa es una fiesta, junto a Jesús. Por eso, siempre que se puede, se recibe al sacerdote y se inicia la Misa cantando. Ese canto se llama ‘Canto de entrada’ En las Misas de diario no es necesario cantarlo, para no alargarlas, pero en los días de fiesta se suele cantar, para manifestar la alegría de estar todos los cristianos junto a Jesús formando una sola familia. Ese canto va variando, porque sirve también para recordarnos que estamos en un tiempo litúrgico concreto, como el tiempo Pascual, por ejemplo. Otras veces, se elige de modo que haga referencia a la fiesta que se va a celebrar (por ejemplo, una fiesta de la Virgen). Rito de la Comunión: Padrenuestro Las peticiones del Padrenuestro El Padrenuestro es una oración muy especial, porque la compuso el mismo Jesucristo. Él mismo nos la enseñó. Eso no sucede con ninguna otra oración. Por eso, cada vez que rezamos el Padrenuestro estamos rezando como Jesús nos enseñó, estamos pronunciando sus mismas palabras y hemos de pensar muy bien en lo que estamos diciendo. En la Misa está previsto que todos juntos recemos el Padrenuestro como introducción al rito de la Comunión, como preparación para poder comulgar. Por eso no se deja de rezar ni siquiera cuando recibes la Comunión fuera de la Misa: siempre es bueno rezar un Padrenuestro antes de comulgar. El Padrenuestro está compuesto de siete peticiones. Podemos fijarnos unos días en unas, otros días en otras, según nuestras necesidades, y así pedir con fuerza a Dios lo que necesitamos. 11 3º de Primaria Febrero 1 Ritos iniciales: acto penitencial Pedir perdón de corazón Ahora comienza lo que se llama el “Acto penitencial”. Mientras lo hacemos, puedes pedir perdón a Dios por tus pecados…, piensa en la Pasión de Jesús…, que murió por tus pecados… Sé consciente de que pecar no es una tontería (¡es tan fácil confesarse!), sino que es disgustar a Jesús en serio, y causa de su Pasión y su muerte. Por eso, pide perdón con todo tu corazón y haz el propósito de no volver a pecar más…, dile a Jesús que le amas de verdad. Rito de la Comunión: Rito de la Paz Qué hacer para tener más paz con los demás Llevarse bien con Dios supone llevarse bien con los demás. Por eso al acercarse la Comunión, cuando ya tenemos a Jesús sobre el altar, comienza a aparecer con insistencia la palabra ‘paz’. Nada más terminar el Padrenuestro el sacerdote dice: “Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días…”. Y, poco después, “Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: ‘La paz os dejo, mi paz os doy…’”. A continuación nos dice a todos: “La paz del Señor esté siempre con vosotros” y nos anima a darnos la paz entre nosotros: “Daos fraternalmente la paz”. Finalmente, cuando rezas el “Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo”, terminas pidiendo: “danos la paz”. Cuando llega el momento de dar la paz, piensa qué tienes que hacer para llevarte mejor con los demás, no sólo con los que en ese momento tienes cerca, sino con todos: hermanos, amigos... Tu corazón debe estar siempre lleno de paz para todos. 12 3º de Primaria Febrero 2 Ritos iniciales: acto penitencial Golpes de pecho Cuando rezamos el “yo confieso”, llega un momento en que nos golpeamos tres veces el pecho, mientras decimos: “por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”. ¿Sabes por qué se golpea el pecho en el lado izquierdo? Porque ahí está el corazón. Y, así como para despertar a una persona le das golpes, o llamas a una puerta golpeándola, das golpes a tu corazón como diciéndole: “Corazón, despierta, tienes que tratar mejor a Jesús, tienes que cambiar algunas cosas. ¡Despierta, cambia de vida, busca amor a Dios, reacciona, conviértete!”. Rito de la Comunión: Comunión Comunión de pie o de rodillas Se puede comulgar de pie o de rodillas, pero siempre con mucho cariño y recogimiento. Si comulgas de pie puedes hacer una reverencia inclinando ligeramente la cabeza. Si comulgas de rodillas no hace falta que la hagas, porque con esa postura ya manifiestas tu amor. Cuida también la posición de tus manos: puedes ir con las manos juntas o no, pero no tiene sentido que, por ejemplo, vayas con las manos en los bolsillos o de cualquier manera: Jesús se merece que lo recibas bien. 13 3º de Primaria Marzo 1 Ritos iniciales: Gloria Orígenes del Gloria El Gloria es un himno muy antiguo con el que la Iglesia da gloria a Dios. Se recita todos los domingos, a excepción de los domingos del tiempo de Adviento (el previo a la Navidad) y de Cuaresma (el tiempo anterior a la Semana Santa). También se recita en muchas fiestas de la Virgen, de los Apóstoles, etc. y en otras celebraciones solemnes. Comienza con las palabras de los ángeles en la noche de Navidad. Los primeros cristianos lo cantaban en sus reuniones de la mañana, que tenían muy temprano, a la salida del sol, como señal de alegría porque es Dios quien da la luz al hombre para que no caiga en la tentación. Luego se incorporó a la Misa. Pero, al principio, se cantaba sólo en la Misa de la noche de Navidad, ya que comienza repitiendo el canto de los ángeles a los pastores en la primera Navidad. Rito de la Comunión: Prepararte para la Comunión Las cuatro elevaciones de la Misa En la Misa hay cuatro ocasiones en que se levantan la patena y el cáliz. Saber por qué te ayudará. En el ofertorio: se levantan el pan y el vino ofreciéndole a Dios todo lo nuestro. Como tiene poco valor, se elevan a poca altura sobre el altar. En la Consagración: en ese momento se hace presente Jesucristo con su Cuerpo y con su Sangre. Enseguida se elevan para que todos lo vean y le puedan adorar. Se eleva lo suficiente para que lo vean todos. Clava tus ojos en él. Por Cristo, con Él y en Él: al final de la plegaria eucarística, se elevan el Cuerpo y la Sangre para ofrecerlos a Dios Padre. Se elevan a más altura, pues es Cristo, el sacrificio de mayor valor (en el Ofertorio ofrecimos todo lo nuestro; ahora ofrecemos a Cristo, que vale infinitamente más). Al responder todos Amén estamos diciendo que sí, que nos sumamos nosotros al sacrificio de Cristo con nuestra entrega personal. Éste es el Cordero de Dios: antes de la comunión el sacerdote vuelve a levantar el cáliz y la patena, para que nos dirijamos a Jesús preparándonos ya para recibirle. Clava tus ojos en él. 14 3º de Primaria Marzo 2 Liturgia de la Palabra: Homilía Interpretar la Palabra de Dios En la tarde del Domingo de Resurrección, dos de los discípulos se marchaban de Jerusalén en dirección a Emaús. Se iban sin esperanza, después de saber que Jesús se había muerto. Sin embargo, Jesús mismo se puso a su lado y comenzó a interpretarles todas las Escrituras, explicándoles que todo estaba anunciado por los profetas. Al final, estos dos discípulos reconocen a Jesús y regresan a Jerusalén, llenos de fe, de esperanza y de alegría. Ellos conocían bien las Escrituras, pero necesitaban que Jesús se las interpretara y explicara para creer. Igualmente nosotros, en las Lecturas y –sobre todo– en el Evangelio, escuchamos la Palabra de Dios. Pero ahora hace falta que Jesús, a través del sacerdote– nos las interprete y nos las explique. Eso se hace a través de la homilía o sermón. Debes estar atento, para profundizar cada día más en la Palabra de Dios y poder llevarla a la práctica. Presentación de las ofrendas: Oración sobre las ofrendas Expresamos nuestro ofrecimiento a Dios Acabamos de presentar a Dios el pan, el vino y... todas nuestras cosas buenas. Ahora, a través de esta oración, se lo decimos expresamente a Dios. En esta oración expresamos nuestro ofrecimiento a Dios, nuestra entrega. Es como si le pidiéramos: “Acéptalo: es todo lo que tenemos”. Además, ahí reconocemos con humildad que, si Dios no nos acepta y nos une a Cristo, no tenemos nada que hacer. Viene a ser un decir: “acéptalo y acéptanos, porque otra cosa no tenemos, porque sin Ti, Dios mío, no hay salvación”. La Misa nos ayuda también a ser humildes y darnos cuenta de que, sin Dios, no podemos nada. 15 3º de Primaria Abril 1 Ritos iniciales: Oración Colecta Explicar qué es la Oración Colecta El sacerdote dice ‘Oremos’ y deja aquí un breve espacio de tiempo de silencio para decir por dentro la intención o las intenciones por las que quiere ofrecer este sacrificio de la Misa. En esos momentos tú también puedes hacerlo, y poner tus propias intenciones. ¿Qué significa ofrecer la Misa por algo? Asómbrate: significa que ofreces tú a Dios Padre la vida, pasión y muerte de su Hijo Jesucristo, y a cambio le pides que Él te conceda eso que pides. Por eso la Misa tiene más valor que cualquier otra oración o cualquier sacrificio, porque es la oración y el sacrificio de Cristo, que tiene valor infinito. Rito de la Comunión: Prepararte para la Comunión Preparación del sacerdote antes de comulgar Habrás visto que, justo antes de la Comunión, el sacerdote reza en voz baja algo. Se está preparando para recibir con fruto el Cuerpo y la Sangre de Cristo con una oración que recita en voz baja. Igualmente los fieles deben prepararse en silencio para la comunión. El sacerdote dice: ‘Señor Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre no sea para mí un motivo de juicio y condenación, sino que, por tu piedad, me aproveche para defensa de alma y cuerpo y como remedio saludable’. Y, justo antes de comulgar, añade: ‘El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna’. Y, al ir a beber el cáliz añade: ‘La Sangre de Cristo me guarde para la vida eterna’. 16 3º de Primaria Abril 2 Liturgia de la Palabra No estar de simples oyentes En toda la celebración de la Eucaristía hay saludos, diálogos y expresiones de alabanza a Dios o de acción de gracias. Por ejemplo, en la Liturgia de la Palabra hemos de responder al final de cada Lectura, al Salmo Responsorial, al saludo “El Señor esté con vosotros” al inicio del Evangelio, recitar el Credo los días de fiesta, responder a las Oraciones de los fieles... Además, algunas de las lecturas y peticiones las pueden hacer los propios laicos asistentes a la Misa. Todo esto nos recuerda que no estamos de simples oyentes. Se nos invita a colaborar y a descubrir a Dios que actúa en nosotros. Es un modo de advertirnos que la Misa es obra de todos junto con Jesús. Rito de la Comunión: Comunión Jesús se queda en el sagrario Jesús no sólo convierte en la Misa el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre para que podamos tenerle dentro de nosotros, sino que también se queda en el Sagrario. El sagrario viene a ser como la casa de Jesús en la tierra. Allí se pasa días enteros, semanas enteras, todo el tiempo, esperando que vayamos a verle. Hacerle visitas es una manera de darle las gracias por haber querido quedarse tan cerca de nosotros y una demostración de que le queremos. Además, por supuesto que Él se pone muy contento cada vez que le vamos a visitar y nos ayuda más. 17 3º de Primaria Mayo 1 Liturgia de la Palabra: Lecturas Estar atentos a las lecturas Las Lecturas pueden ser dos (los días ordinarios) o tres (los domingos y las fiestas). La última es siempre del Evangelio; la primera (o las dos primeras) son del Antiguo o del Nuevo Testamento. Cuando se lee un texto del Antiguo Testamento, suele ser un pequeño fragmento que narra cosas que le sucedieron al pueblo de Israel antes del nacimiento de Jesús. Cuando se lee del Nuevo Testamento, muchas veces son párrafos de alguna de las Cartas que escribieron los Apóstoles a los demás cristianos. Hay gente que no le importa lo que se lee porque dicen que son textos difíciles de entender, sobre todo los del Antiguo Testamento. A veces es verdad, pero tenemos que saber que el Antiguo Testamento sirve para entender muchas cosas del Nuevo Testamento, es decir, de la vida de Jesús. De hecho, Él muchas veces cita el Antiguo Testamento para explicar alguna idea a los que le oían. Después de la Primera Lectura siempre viene el ‘Salmo Responsorial’. El libro de los Salmos es uno de los libros del Antiguo Testamento. Contiene oraciones y poesías de agradecimiento o petición a Dios muy bonitas, atribuidas en su mayor parte al Rey David. Después de esas Lecturas viene el Aleluya (como anuncio de que llega el texto más importante) y, por fin, el Evangelio. Después del Evangelio, las palabras del sacerdote en la homilía nos pueden ayudar a entender todo lo que se ha leído. Hemos de estar atentos a todas las Lecturas. Si lo estás, oirás historias muy bonitas como la de Abraham, Moisés, David o el profeta Elías. Lo que querían todos ellos era amar cada día más a Dios. También hay historias de mujeres como la de Rut o Rebeca. Y, siempre, historias de Jesús. Estas lecturas se hacen desde el ambón, que es donde estoy ahora, y las primeras puede leerlas un laico, como habrán visto muchas veces. Pero, siempre, el Evangelio lo ha de leer el sacerdote o un diácono. Rito de la Comunión: acción de gracias Cuidar a Jesús dentro de nosotros Cuando recibimos a Jesús, nuestra alma y nuestro cuerpo se convierten en un Sagrario. Más cerca no podemos estar de Jesús. Todos los que te vean después de comulgar deben notar que llevas a Jesús dentro porque no te preocupa nada de lo que ocurre fuera. Te interesa mucho más a quien llevas dentro de ti que todo lo demás. Aún más, debes aprovechar para hablarle, dándole gracias por tantas cosas, pidiéndole perdón por otras, suplicándole su ayuda. En definitiva debes procurar mantener una conversación con Dios. Háblale sobre las cosas de este día, sobre tus estudios, sobre familiares y amigos, sobre tus faltas, sobre los que sufren, sobre los enfermos, los perseguidos, etc. También debe notarse el resto del día que has comulgado. 18 3º de Primaria Mayo 2 Liturgia de la Palabra: Aleluya Origen de la palabra ‘Aleluya’ ‘Aleluya’ Es una expresión que viene de la unión de dos palabras hebreas: Hallelu (forma imperativa del verbo ‘alabar’) y Yahwéh, el Nombre de Dios: Por tanto, ‘¡Hallelu Ya!’, es decir: ‘¡Alabad al Señor!’ Se trata de una aclamación de alegría, un grito lleno de entusiasmo, que los cristianos decían con frecuencia en los primeros siglos, hasta llegar a ser habitual en Palestina: ante la llegada de un acontecimiento esperado, cuando araban la tierra, cuando embarcados se acercaban a tierra... Rito de la Comunión: acción de gracias Cuidar la acción de gracias después de la Misa Decía Santo Tomás Moro, refiriéndose a esos momentos posteriores a la Comunión, en que tenemos a Jesús dentro de nosotros: «No despreciéis este tiempo especial de oración, pues no sabemos si lo volveremos a tener. Esforcémonos por retener a Jesús con nosotros, y digámosle como los discípulos de Emaús: “Quédate con nosotros, Señor”. Y podemos estar seguros de que no se irá». Cuidando la acción de gracias conseguirás que Jesús esté contigo no sólo unos diez minutos después de comulgar, sino todo el día, siendo tu amigo, ayudándote en todo, dándote fuerzas y ánimo, compartiendo contigo todo lo que hagas. Vale la pena cuidarla. 19 3º de Primaria Junio 1 Liturgia de la Palabra: Evangelio El Evangelio: lo que ha dicho y hecho Jesús Al leer el Evangelio leemos un suceso de la vida de Jesús o proclamamos alguna de sus enseñanzas. Realmente, lo que ha dicho y hecho Jesús es lo más importante que se ha dicho y hecho en la historia de la humanidad; por eso nos ponemos de pie, como señal de respeto. Fíjate que he dicho “ha dicho” y “ha hecho” y no “dijo” y “hizo”, como si fuera algo ya pasado: la palabra de Dios no ha pasado ni es vieja. Cada vez que se lee el Evangelio es Jesús que nos habla a cada uno, en presente. Jesús, que es Dios, te habla a ti y te dice lo que espera de ti, lo que quiere de ti. Cuando escuches el Evangelio procura grabar en tu memoria algo de lo que haya dicho Jesús, y así aprendes, o algo que haya hecho para saber cómo tienes que portarte. Rito de conclusión: Despedida Lo último de la Misa es dar gracias a Dios El sacerdote, al final de la celebración, nos invita a marchamos con estas palabras: “Podéis ir en paz”. Es el envío desde la Eucaristía a nuestras ocupaciones, a nuestra vida. Y nosotros contestamos: “Demos gracias a Dios”. Es lo último que decimos todos juntos en la Misa. Y es bueno que sea así. Toda la Eucaristía ha sido, como indica su nombre, “acción de gracias”. Pero al final expresamos esta gratitud dando gracias a Dios porque nos ha hecho participar de la mesa de su Palabra y también de la mesa de la Eucaristía. Nos ha dado fuerzas para el camino. Esta acción de gracias debería prolongarse luego en nuestra vida, sabiendo ver la mano paternal de Dios en nuestra pequeña historia de cada día y de cada semana. Así, la Eucaristía se prolonga en la vida. 20 4º de Primaria Septiembre 1 Introducción La Misa: lo más importante en el mundo Cada Misa es lo más importante que ocurre en el mundo cada día: Jesús baja a la tierra como cuando nació en Belén, aunque no lo veamos con los ojos. Por eso, cuando asistas a Misa no te conformes con oír o ‘estar’ en Misa. Procura vivirla, participar en ella: amar la Misa, porque amarla es amar a Jesús. Y esto es lo que vamos a aprender a hacer en las Misas Catequéticas. Presentación de las ofrendas: el pan y el vino El pan debe ser pan ácimo en el rito latino Como sabes, el pan que se usa en la Misa es un plan blanco, es decir, un pan sin fermentar con levadura, que sabe diferente y tiene diferente aspecto que el pan más habitual, que es el pan fermentado. A este pan se le denomina pan ácimo. ¿Por qué usamos pan ácimo? Porque en la fiesta de la Pascua de los judíos, cuando Jesús hizo la Última Cena, la costumbre era utilizar pan ácimo. Y Jesús, por tanto, utilizó este tipo de pan. No obstante, en esa misma cena pascual, en otro momento, también se utilizaba pan normal, por lo que algunos piensan que Jesús pudo haber usado, en cambio, pan normal. De hecho, en la Iglesia católica hay dos tradiciones: los católicos de rito oriental usan pan normal, mientras que los de rito latino (nosotros) usamos siempre pan ácimo. El nombre que se le da a esas partículas de pan es el de ‘Hostia’ ¿De dónde viene este nombre? Los primeros cristianos decidieron referirse a Jesús en la Eucaristía con la palabra víctima. Y, en latín, víctima se dice hostia. De ahí su nombre. 21 4º de Primaria Septiembre 2 Introducción La Misa es un regalo a Dios; el regalo es el mismo Jesús En el Sacrificio de la Misa regalamos a Dios lo mejor que tenemos: a Jesús. Y ese regalo lo hace el mismo Jesús, pues ningún hombre es capaz de hacer a Dios un regalo tan grande. Lo que sí que puedes hacer tú es unirte a ese regalo, de tal manera que cuando Dios reciba el regalo de Jesús tú formes parte del regalo. ¡Verás que contento se pone Dios! Presentación de las ofrendas: el lavabo Explicación del lavabo Hace unos siglos, los libros de la Misa eran unos libros inmensos que, a veces, estaban con polvo (como esos libros antiguos que ves en las películas). Por eso, antes de comenzar la Plegaria Eucarística, como el sacerdote había tenido que manejar esos libros, surgió la costumbre de que se lavara las manos de nuevo, para tenerlas muy limpias en el momento de la Consagración. Ahora eso no es necesario: el sacerdote ya tiene las manos limpias. Sin embargo, se ha mantenido la antigua costumbre ¿Por qué se lava las manos otra vez? Para pedir a Dios que, igual que el agua quita de sus manos las pequeñas suciedades, su gracia y misericordia limpie su alma de sus suciedades (pecados, amor propio, faltas de amor, etc.). Pídeselo tú también, con las palabras que dice el sacerdote en voz baja: ¡Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado! 22 4º de Primaria Octubre 1 Introducción La Misa es una perla de gran valor. Los ritos de la Misa son el estuche, el envoltorio La Misa la inventó Jesús en la Última Cena, cuando instituyó la Eucaristía y añadió “haced esto en memoria mía”. Por tanto, podemos decir que celebramos la Misa ‘por encargo’: Cristo nos pidió que lo hiciéramos. La pregunta sería: ‘que lo hiciéramos, ¿para qué?’. Ahí vienen los fines de la Misa, que son cuatro: adorar a Dios (es decir, para darnos cuenta de quién es Dios, de que Él nos ha creado y dependemos de Él), darle gracias (lógica consecuencia por tanto como nos da), pedirle perdón (lo dijo el Señor mientras instituía la Eucaristía: que su Sangre iba a ser derramada para el perdón de los pecados), y pedirle tantas otras cosas que necesitamos. Entonces la Misa es algo muy valioso, como una perla de gran valor. A esa perla la Iglesia le ha hecho una cajita, un estuche precioso (todos los ritos y oraciones de la Misa) para que la valoremos más y podamos estar mejor preparados para tanto como vamos a recibir. Consecuencia: tú tienes que colaborar a que el estuche sea bello. Si en Misa cuidas las posturas, pronuncias las oraciones con atención, en voz alta, pones cariño en lo que haces... estás ayudando a que la Misa sea más bella. Si no, estás envolviendo la perla en hojas de periódico. Anímate a hacerlo bien. Presentación de las ofrendas: Orad hermanos El sacrificio lo ofrece el sacerdote... Y nosotros Junto al pan y al vino que ofrece el sacerdote, queremos ofrecernos también nosotros con nuestros trabajos, sacrificios, penas y alegrías. Por eso, después, el sacerdote va a decir: “Orad hermanos, para que este sacrificio mío y vuestro...”. ¡El sacrificio, la Misa, también es nuestra! Se ofrece Jesús, pero también debes aportar tú. En la historia hemos tenido muchos ejemplos de sacrificios ofrecidos a Dios. Unos buenos y otros no. Por ejemplo, puedes recordar los sacrificios que ofrecía Abel y los que ofrecía Caín. Abel ofrecía lo mejor de sus cosechas. Caín ofrecía lo peor de las cosas que tenía, porque era egoísta. Piensa qué le quieres ofrecer hoy: ofrécete tú mismo, todo lo tuyo. Pero piensa que debes ofrecer algo que agrade a Dios, como lo que ofrecía Abel. 23 4º de Primaria Octubre 2 Introducción Participar en la Misa con el cuerpo y el corazón Debemos participar en la Misa con el cuerpo –procurando no distraernos, haciendo bien los gestos, poniendo las posturas adecuadas en cada momento (de pie, sentados, de rodillas)–, con la boca –con nuestras oraciones bien dichas, con los cantos, con los silencios– y con el corazón –poniéndolo junto al corazón de Jesucristo que sufre por nuestros pecados–. Plegaria Eucarística: Prefacio El Prefacio es una acción de gracias a Dios La Plegaria Eucarística (la larga oración central de la Misa, que incluye la Consagración) comienza con el Prefacio. Y el Prefacio es siempre una oración de acción de gracias a Dios, que acaba con un canto de alabanza a Dios por sus beneficios: el ‘Santo, Santo, Santo’. Todas las cosas buenas que tenemos las recibimos de Dios. Por eso, en el Prefacio decimos que “es justo y necesario” agradecérselo. Y, es tal la cantidad de cosas que tenemos que agradecer, que por eso la Iglesia ha elaborado muchos prefacios muy distintos para poder recordar todas. Si nos damos cuenta de cuántas cosas debemos agradecer a Dios, al final del Prefacio rezaremos el “Santo, Santo” con más atención. 24 4º de Primaria Noviembre 1 Introducción La Misa: una escalera que nos viene del cielo, para que podamos subir Sabes que hay dos tipos de escaleras: las normales y las colgantes. Las normales son las que se apoyan en el suelo y a partir de ahí puedes subir. Las colgantes, en cambio vienen desde arriba (piensa, por ejemplo, en una escalera que te lancen desde un barco): puedes subir porque desde arriba te han lanzado la escalera y la sujetan. La Misa es una escalera colgante. No es una escalera que hayamos inventado nosotros para intentar llegar a cielo (no podríamos llegar: acuérdate de la Torre de Babel, con la que quisieron alcanzar el cielo los antiguos), sino una escalera que ha inventado Cristo y nos la ha enviado desde el cielo, para que podamos llegar a Él. En la Misa hay muchas cosas que hemos añadido los hombres para adornar esa escalera (oraciones, lecturas, etc.) y ayudarnos a rezar mejor, pero lo verdaderamente importante es la propia escalera: lo que hace Cristo en cada Misa para que podamos estar con Él. Luego lo más importante de la Misa no son las oraciones, o las lecturas o el sermón, sino que Cristo mismo va a estar con nosotros. Y que incluso lo vamos a poder recibir en la Comunión. Plegaria Eucarística: Santo, Santo, Santo ‘Santo’ y ‘Hosanna’ La aclamación más destacada dentro de la Plegaria eucarística es el ‘Santo’, que se canta como final del Prefacio. Con este canto venimos a resumir la alabanza que hasta ese momento ha dirigido a Dios el sacerdote: “Santo es el Señor, Dios del universo... Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria... Bendito el que viene en Nombre del Señor...”. Quizá te has preguntado porqué se repite tres veces la palabra ‘Santo’ (Santo, Santo, Santo). En realidad, se puede decir de muchas cosas y personas que son ‘santas’. Y por eso en la Biblia, para distinguir, cuando se quiere hablar de la santidad de Dios, para recalcar que es una santidad única y mayor que todas las demás, siempre se emplea la fórmula de repetirlo tres veces: Dios es ‘el tres veces santo’. También son tres veces en honor de la Santísima Trinidad: es santo el Padre, es santo el Hijo, es santo el Espíritu Santo. Y añadimos dos veces el Hosanna: una palabra hebrea de alabanza que hacemos nuestra, sin traducir, para manifestar nuestra admiración y gratitud a Dios por todo lo que ha hecho y sigue haciendo por nosotros. 25 4º de Primaria Noviembre 2 Introducción: los ornamentos Explicación de cada ornamento ¿Te has preguntado alguna vez por qué el sacerdote se pone estas ropas (ornamentos sagrados se llaman)? Para manifestar que durante la Misa no es don Fulano, sino Jesús. Por eso las vestiduras son las comunes en el tiempo de Jesús, añadiendo las propias de los sacerdotes de la época. En la Misa Catequética de este día el sacerdote puede revestirse en el oratorio e ir explicando a los alumnos el significado de cada uno de los ornamentos. Dentro de la celebración de la Misa, la vestidura sagrada común para todos los ministros es el alba, que se ciñe con el cíngulo a la cintura. Eran las vestiduras habituales de las personas de la época, como ahora lo son el pantalón y la camisa. Alba significa ‘blanca’. Tiene forma de túnica blanca que cubre desde el cuello hasta cerca de los tobillos. El blanco es signo de victoria y resurrección. Revestirse del alba es símbolo de revestirse de Cristo. La palabra ‘cingulum’ viene del latín y viene de ‘ceñir’ (sujetar, adaptar al cuerpo). El cíngulo es un cordón grueso que sirve para sujetar el alba, aunque hay albas que no la necesitan. Su sentido es recordar a los sacerdotes la pureza que prometieron el día de su ordenación. Antes de ponerse el alba, si no cubre totalmente el vestido común alrededor del cuello, se usa el amito. El amito es un lienzo que protege el cuello y cae sobre los hombros y la espalda. Se sujeta con dos cintas que se entrecruzan delante del pecho. Su misión es recoger el sudor del sacerdote y proteger el alba. La vestidura propia del sacerdote celebrante en la Misa es la casulla, que se pone siempre sobre el alba y la estola. La estola la lleva el sacerdote alrededor del cuello y pendiendo ante el pecho; en cambio el diácono la lleva cruzada desde el hombro izquierdo, pasando sobre el pecho, hacia el lado derecho del tronco, donde se sujeta. La palabra estola viene del griego ‘stolé’ y eran unas vestiduras propias de los sacerdotes: signo de que se es sacerdote. Consiste en una banda larga que se coloca encima del alba sobre los hombros y la espalda, de modo que cuelgue por delante en sus dos franjas. Se usan estolas de varios colores, según el color litúrgico del día. También debe usarse la estola para distribuir la Comunión (blanca) y para confesar (morada). La casulla la emplea el sacerdote que preside la Misa, al menos. Se usa sobre el alba y la estola. Es también del color litúrgico de la Misa del día. Plegaria Eucarística En la Plegaria Eucarística se reza por todo La Plegaria Eucarística es la parte central de la Misa, en la que se hace presente el sacrificio que Cristo realizó en la Cruz hace dos mil años. Se hace presente el mismo Cristo. El sacerdote es quien va recitando la Plegaria Eucarística y nosotros –toda la Iglesia– se debe unir 26 al sacerdote (y al mismo Cristo, que es el protagonista principal) para que seamos todos los que ofrezcamos a Jesús a Dios Padre. En ese momento central de la Misa que es la Plegaria Eucarística, hemos de aprovechar para rezar por el Papa, por el Obispo de la diócesis, por las necesidades de los cristianos –por tus padres, tus hermanos, tus profesores, tus amigos, por otras personas necesitadas– y por los difuntos. Si te fijas, verás cómo el sacerdote dedica un momento para cada una de estas personas que te he citado. 27 4º de Primaria Diciembre 1 Introducción: vasos y lienzos sagrados Explicar cada uno de los vasos sagrados y otros elementos Aunque esta ficha corresponde a la Introducción, el tema se puede desarrollar al comienzo de la Presentación de las ofrendas, que es cuando se encuentran sobre el altar la mayor parte de los vasos sagrados. En la Misa se usan muchos ‘utensilios’, que reciben el nombre de vasos sagrados. Describamos los más importantes. Comenzamos por el cáliz. El cáliz es la copa usada durante la Misa y que está destinado a contener la Sangre de Cristo. La patena es la bandeja que se emplea para poner la Forma grande, que emplea el sacerdote. Tanto el cáliz como la patena y los demás vasos sagrados deben estar hechos de materiales sólidos y de los más nobles de la región. El interior del cáliz y la patena suelen estar revestidos de una fina capa de plata o de oro, porque van a estar en contacto directo con Jesús. El copón es un copa o vaso que se emplea para guardar las formas durante la Misa y, después, en el sagrario. Cuando se guarda en el sagrario se suele hacer recubriéndolo de un paño que se llama cubrecopón. Las vinajeras son pequeñas vasijas en las que se lleva al altar el vino y el agua que se van a emplear en la Santa Misa. El lavabo es el recipiente donde el sacerdote se lava las manos de forma simbólica antes de la Plegaria Eucarística. Aparte están las bandejas de la Comunión, que se usan para prevenir que se caigan las Formas consagradas o partículas de ellas mientras se distribuye la Comunión. Y la campanilla, que se usa para avisar de los momentos más importantes de la Santa Misa: la Consagración y la llegada de la Comunión. El Jueves Santo, además, también se toca la campanilla mientras se reza el Gloria. La mesa en la que se deja todo al comienzo y final de la Misa se llama credencia. Además, en el altar se encuentra el Misal, que es el libro que contiene todas las oraciones de todas las Misas, que se pone en el atril, para que resulte más cómodo de manejar y de leer. Plegaria Eucarística: Consagración Dios nos regala su Cuerpo y su Sangre Con la Consagración, Dios nos regala el Cuerpo y la Sangre de su Hijo Jesucristo. Pero nuestros ojos sólo ven el pan y el vino. Ya lo decía Santo Tomás de Aquino en una oración muy bonita: “Al juzgar de Ti se equivocan la vista, el tacto, el gusto, pero basta con el oído para creer con firmeza”. ¿Por qué sabemos que es verdad que Cristo está en la Eucaristía? Porque es Dios quien dice: “Esto es mi Cuerpo”, “Ésta es mi Sangre”. Y lo que Dios dice se cumple siempre. La autoridad de Dios debe bastarnos, aunque los sentidos nos digan otra cosa. Es el momento más importante de la Misa. Lo que Jesús hizo en la Última Cena vuelve a ser realidad. Es incomprensible que sabiendo estas cosas se pueda decir que la Misa no nos dice nada o que es aburrida. 28 4º de Primaria Diciembre 2 Liturgia de la Palabra: Credo El Credo nos identifica a los cristianos En los primeros siglos de la Iglesia había muchas personas ya mayores que todavía no estaban bautizadas pero que querían bautizarse. Se les llamaba catecúmenos. Mientras recibían las clases de doctrina cristiana para poder bautizarse se les dejaba ir a Misa, pero sólo a la primera parte (Ritos iniciales, Lecturas y sermón). Cuando llegaba el Credo tenían que salir de la iglesia, todos los catecúmenos y todos los que estuvieran presentes y no pertenecían a la Iglesia Católica: no podían rezar todavía esta oración, pues, de hecho, todavía no creían todo lo que se recita en ella. Por eso en este momento abandonaban la Iglesia y se cerraban las puertas. Comenzaba así una parte de la ceremonia que es sólo para nosotros, los ya católicos. Credo significa ‘Creo’ en latín y es la primera palabra de esta oración, en la que explicamos y manifestamos nuestra fe en los puntos más importantes de nuestra fe católica. 61. Plegaria Eucarística: Invocaciones Acudimos a toda la corte celestial La Plegaria Eucarística es la oración central de la Santa Misa. En ella se contiene la Consagración, es decir, el momento en que Cristo viene sobre el altar y se renueva el sacrificio de Cristo en la Cruz. Hay varios modelos de Plegaria Eucarística, para que los sacerdotes puedan elegir. En todas ellas se reza por el Papa, por los Obispos, por la Iglesia, por los vivos y difuntos. Y, además, se acude a la intercesión de los ángeles y de muchos santos (por ejemplo, al santo del día o al patrono del colegio) para que nos acompañen en esos momentos. Así conseguimos que toda la corte celestial asista a cada Misa que celebramos. Hay dos personas a las que siempre se les pide su presencia y su intervención: una es el Espíritu Santo, porque Él es el que nos va a traer a Jesús sobre el altar. Y la otra es la Virgen, porque es nuestra Madre y la Madre de Jesús: Ella estuvo al lado de Jesús en su muerte en la Cruz y también está presente en cada Misa que se celebre en el mundo. 29 4º de Primaria Enero 1 Introducción: vasos y lienzos sagrados Explicar lienzos sagrados que se usan en la Misa Aunque esta ficha corresponde a la Introducción, el tema se puede desarrollar al comienzo de la Presentación de las ofrendas, que es cuando se encuentran sobre el altar la mayor parte de los lienzos sagrados. Hablemos ahora de los lienzos sagrados que se usan en la Misa. Lo primero que nos encontramos es el corporal. Es un pequeño mantel blanco que se pone sobre el altar, y sobre el que deben estar el cáliz, la patena y el copón, como para protegerlos más. Luego está el purificador, que es un pequeño paño blanco que usa el sacerdote para limpiar todos los vasos sagrados y su propia boca después de comulgar. Tanto el corporal como el purificador han estado en contacto directo con Jesús. Por eso se lavan de un modo muy especial, por respeto al Señor. El cáliz se cubre con la palia. La palia es un pequeño cuadrado de lino almidonado que protege la Sangre del Señor para que no caiga polvo o se introduzca un insecto. Cuando el cáliz está recogido (cáliz, purificador, patena y palia) se cubre con un paño que se llama cubrecáliz, que es del mismo color que la casulla del sacerdote. Encima del cubrecáliz se coloca el corporal, metido en una carpeta, también del mismo color litúrgico. Y ya nos queda sólo el manutergio. Es el paño que acompaña a las vinajeras, por si se derramara algo de agua o de vino, y que también sirve para que el sacerdote se seque las manos después de usar el lavabo. Plegaria Eucarística: después de la Consagración Explicar ‘Anunciamos tu muerte...’ Apenas el sacerdote ha dicho las palabras del relato de la Última Cena –las palabras de la consagración– Jesús ya está sobre el altar. Entonces el sacerdote nos invita a proclamar nuestra fe en la pascua de Cristo, en su muerte y resurrección. Él nos dice: “Éste es el sacramento de nuestra fe”, y todos contestamos: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡ven, Señor Jesús!”. Como ves, resumimos en una frase todo el misterio pascual de Cristo (muerte, resurrección y venida de Jesús al fin del mundo). La expresión “ven, Señor Jesús” se refiere sobre todo a su retorno glorioso al final de los tiempos, pero también nos sirve para darle la bienvenida sobre el altar y prepararnos para su venida a nosotros, en la Comunión, dentro de unos minutos. 30 4º de Primaria Enero 2 Introducción Aprender a ‘ver’ en la Misa Un niño ciego no puede ver: aunque le pusieras delante de las mayores maravillas del mundo, no las podría contemplar. Otro que tiene miopía y le quitas los gafas, verá más o menos, según las dioptrías que tenga. En cambio, otro niño que tiene la vista normal sí ve bien. Aunque si le pones una venda en los ojos, tampoco verá... ¡Qué maravillas se ocultan a veces a nuestros ojos!, porque estamos ciegos, o porque somos miopes, o porque no queremos mirar (nos ponemos una venda), o también porque nadie nos enseñó a mirar esas extraordinarias realidades. Eso sucede en la Misa. Ninguno de nosotros puede ver ‘todo’ en la Misa (por ejemplo, a Jesús en la Eucaristía no le podemos ver): para eso tendremos que esperar a ir al cielo. Pero sí podemos ‘ver’ muchas cosas. Depende de ti. Por ejemplo: hay personas que tienen su alma sucia por el pecado. Esos no verán nada y se aburrirán en Misa. Si te paras a considerar lo grande que es lo que vives en la Misa (escuchas la Palabra de Dios, el sacerdote te la explica, rezas por muchas cosas, estás con Jesús, le puedes recibir...) llegarás a la Misa con muchas ganas de participar de todo y ‘verás’ muchas cosas. ¿Qué verás? Verás cómo tu alma se va poniendo más contenta, cómo te van entrando más ganas de hacer las cosas bien y de querer más a tus papás y a los hermanos, cómo Jesús te quiere y camina a tu lado. Si no te paras a considerarlo, no verás nada de nada y la Misa será para ti un gran bostezo: te perderías ese paisaje tan maravilloso. La Misa no es aburrida. Mira bien y ¡no te lo pierdas! Rito de la Comunión: Padrenuestro Pedir con intensidad mientras rezas el Padrenuestro ¡Fíjate qué suerte!: al llegar a esta parte de la Misa ya tienes a Jesús encima del altar, muy pendiente de ti y muy atento a todo lo que tú le quieras contar o le quieras pedir. La Iglesia prevé que, en esos momentos, todos juntos, recemos el Padrenuestro. El Padrenuestro lo rezamos a Dios Padre, no a Jesús, pero aprovechamos esos momentos en que Jesús está allí para rezarlo junto con Él y que así Dios Padre nos escuche más. Y, además, al rezar el Padrenuestro, rezamos la oración que Él mismo nos enseñó. Él lo inventó y nosotros, ahora, como los Apóstoles, lo repetimos, junto con Él. Que lo pronuncies en voz alta; y fíjate bien en cada una de las siete peticiones que contiene esa oración. Porque esas peticiones corresponden a las siete cosas que más necesitamos: santificar a Dios, cumplir su voluntad, el pan, el perdón, ayuda frente a las tentaciones... 31 4º de Primaria Febrero 1 Ritos iniciales: Entrada y saludo Beso al altar Cuando tienes lejos un pariente –a mamá, por ejemplo, porque está de viaje– tienes dos maneras de recordarla. Una es mirando una fotografía. La otra es llamándola por teléfono o que ella te llame. Las dos maneras son bonitas pero, lógicamente preferimos la segunda. La primera (mirar una fotografía) es sólo recordar a esa persona. Con la llamada telefónica el contacto es más directo, es como si tuvieras a ese pariente –a mamá– a tu lado en esos momentos. Pues bien, la Misa no es mirar un fotografía de Jesús (recordar que Él vino a la tierra hace dos mil años), sino ponernos en contacto directo con Él. Pero incluso es más que una llamada telefónica, porque en la Misa Jesús sí se hace realmente presente aquí, sobre el altar, cosa que no pasa cuando llamas por teléfono. Por eso te habrás fijado que la Misa empieza y termina con un beso del sacerdote al altar. Es lo primero y lo último. Y es lo lógico, porque allí encima, sobre el altar, es donde Jesús se va a hacer presente. Cuando asistas a Misa, te animo a que te unas a esos besos del sacerdote. Mientras el sacerdote besa el altar, tú piensa por dentro en Jesús y lánzale esos besos a Él, agradeciéndole que nos dé esa posibilidad de estar un ratito con Él. Rito de la Comunión: Rito de la Paz Al dar la paz, desear que esa persona sea fiel a Dios El rito de la paz no es un momento que podamos aprovechar para distraernos. Entre otras cosas porque falta muy poco para que te acerques a comulgar. Por eso sólo hemos de dar la paz a los que tengamos más cerca de nosotros, sin dedicarnos a pasear por el oratorio intentando dar la paz a todos. Por otro lado, no debes dar la paz como cuando das la mano a otra persona, por cortesía, pero sin pensar en nada especial. Estaremos más atentos y lo haremos bien si nos damos cuenta de que al decir a la persona que tenemos al lado “la paz sea contigo”, le estamos diciendo que deseamos que siempre esté junto a Dios y que nunca le abandone por el pecado. Porque ese el modo de que una persona pueda vivir en paz: sólo se puede tener paz en el corazón si estamos cerca de Dios. 32 4º de Primaria Febrero 2 Ritos iniciales: Entrada y saludo La señal de la Cruz La señal de la cruz es una marca. Todas las marcas de coches, por ejemplo, tienen su logotipo. Cuando ves ese signo en un coche, aunque no hayas leído todavía la marca, ya sabes cuál es: Toyota, Seat, Renault, Nissan... El cristiano está marcado por la Cruz de Cristo. La cruz le marca porque fue liberado por ella. La cruz, por tanto, está en mi origen como cristiano. También la vida del cristiano está marcada por la cruz: “quien quiera seguirme, tome su cruz cada día”, dijo Jesús. Y a la vez, el modo de colaborar con Cristo para que la vida nueva llegue a otros –el apostolado–, exige ‘clavarnos’ en la cruz por ellos, como hizo Cristo. Comenzamos la Misa con la señal de la cruz: conviene que la hagamos con pausa, como expresión sincera: recordamos y reconocemos que la cruz nos ha salvado y por eso pertenecemos a Jesús, a la vez que manifestamos la voluntad de aceptarla en nuestra vida. Y volvemos a realizar la señal de la Cruz al inicio del Evangelio. Y terminamos la Misa también con la Cruz, al recibir la Bendición del sacerdote. Rito de la Comunión: Prepararte para la Comunión Condiciones para comulgar bien A la hora de comulgar nunca debes olvidar que quien es consciente de un pecado grave no puede comulgar si antes no se confiesa. Tampoco debes olvidar el llamado ayuno eucarístico: una hora antes no hay que tomar alimentos o bebidas, excepto agua. Es un sacrificio que ofrecemos al Señor queriendo indicar que preferimos el alimento que se nos da en la Misa –Jesús mismo– que cualquier otra comida terrena. Ojo con los caramelos o chicles, que puedes comer sin darte cuenta: debes estar atento para que desde una hora antes del momento de la Comunión no comas nada, ni tampoco bebas nada, salvo agua. 33 4º de Primaria Marzo 1 Ritos iniciales: acto penitencial Arreglarnos bien cuando vamos de visita Vamos a estar junto a Jesús que vendrá sobre el altar. Cuando tú visitas a una persona que quieres, procuras arreglarte lo mejor que puedes. En la Misa es más importante ‘arreglarse por dentro’ que por fuera. Por eso queremos disponer nuestra alma pidiendo perdón a Dios, para que esté más limpia en el momento de la Consagración (la venida de Cristo al altar) y en el de la Comunión (la venida de Cristo a tu corazón). No obstante, tampoco descuides ‘arreglarte por fuera’: mira si llevas bien la camisa, el pantalón, si llegas bien peinado, etc. Los domingos, incluso, procura llevar una ropa un poco mejor a la Misa: ¡vas a estar con Jesús! Rito de la Comunión: Comunión Condiciones para comulgar Tú has visto las formas (de pan) que se guardan en la sacristía. Cuando ese pan lo pones durante la Misa en el altar (como se hace en las Misas), al llegar la Consagración, Dios hace el milagro y deja de haber pan y aparece Jesús en Persona. Jesús convierte el pan en su Cuerpo siempre que se celebra la Misa, tanto los domingos como los días de diario. Y se queda después en la Formas consagradas que hayan sobrado, que por eso ya no se guardan en la sacristía (en un tarro de cristal), sino en el sagrario (en un copón de plata o incluso mejor), porque allí está Jesús. Por eso se puede comulgar durante la Misa, pero también se puede comulgar en otro momento, como se hace con los enfermos. Y es bueno comulgar con frecuencia, incluso, si es posible, a diario. Eso sí: para recibir la Sagrada Comunión es necesario: 1. saber a quién vamos a recibir. 2. estar en gracia de Dios. 3. guardar el ayuno eucarístico: no haber comido ni bebido nada una hora antes, excepto agua. 34 4º de Primaria Marzo 2 Ritos iniciales: Gloria Cantar a Dios como los ángeles Una manera de manifestar nuestra alegría es alabar a Dios. Por eso, cuando, por ejemplo, tienes una buena noticia, te sale solo decir un “gracias a Dios” o un “qué bueno es Dios”, por haber tenido esa alegría. En la Santa Misa, en los días de fiesta, que son días en que estamos especialmente contentos porque nos damos cuenta de la cantidad de cosas buenas que recibimos de Dios, entonamos el Gloria, para alabar a Dios. Además, fíjate que comenzamos ese canto con lo que los ángeles cantaban la noche de Navidad, cuando fueron a anunciar a los pastores de Belén que había nacido el Mesías: “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. Continuamos después dando gracias a Dios, alabándole por lo bueno que es y pidiéndole por nuestras necesidades. El Gloria es un himno muy antiguo, que cantaban los cristianos de los primeros tiempos cuando se reunían muy temprano, en la mañana, al salir el sol, dando gracias también por el nuevo día. Plegaria Eucarística: Doxología final Terminamos la Plegaria ofreciendo a Jesús a Dios El final de la Plegaria Eucarística es siempre el mismo: el sacerdote eleva a Jesús (tanto en el cáliz como en la patena) sobre el altar para significar que queremos presentar al Padre, para ofrecérselo, a Jesús, su Hijo Amado, en quien tiene todas sus complacencias. Lo ofrecemos como sacrificio expiatorio por nuestros pecados, mientras el sacerdote dice: “Por Cristo, con Él y en Él...”. Esta oración se llama ‘Doxología’. La palabra Doxología significa alabanza. Esta alabanza se dirige al Padre por medio de su Hijo Jesús, con toda la Iglesia reunida por el Espíritu Santo. A esa oración del sacerdote respondemos todos ‘Amén’, ‘Así sea’. Viene a ser un ‘acepto a Jesús y me comprometo con Él a hacer lo posible para extender su reino, comenzando por mi propia vida’. Por eso este Amén es el más importante de toda la Misa; es un acto de fe y con él quiero manifestar que creo y confieso todo lo que ahí ha sucedido. 35 4º de Primaria Abril 1 Ritos iniciales: acto penitencial No podemos presentarnos a Dios con el alma sucia No nos podemos presentar a un banquete con las manos sucias. Del mismo modo tampoco podemos presentarnos en Misa con el alma sucia. Por eso al inicio de la Misa pedimos perdón a Dios por nuestros pecados. Reza bien el “Yo pecador” y grita por dentro a Dios “Señor, ten piedad” golpeando adecuadamente tu pecho como señal de dolor por tus pecados y los de todos los hombres de todos los tiempos. Pon tu corazón al rezar. Rito de la Comunión: Comunión En la Misa es muy bueno comulgar Imagínate que un amigo tuyo organiza una fiesta y te invita. En la fiesta te encuentras de todo: hay juegos, quizá también un baño en la piscina, jugáis al fútbol... y coméis: en todas las fiestas siempre hay ‘banquete’, por decirlo de alguna manera. Y, lógicamente, participas de los juegos, pero también participas de la comida: si en un banquete no comemos, ¿qué hemos ido a hacer? La Misa es una fiesta. Jesús es el que te invita. Allí cantas, das gracias a Dios por muchas cosas, pides por otras, saludas y das la paz a los que te rodean... y, casi al final, llega el momento del ‘banquete’: la Comunión. Por la Comunión participamos de manera especial en la Misa, porque nuestro anfitrión, Jesús, nos ofrece como alimento su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad. Luego es bueno comulgar en cada Misa. Pero no olvides que hay que estar en gracia, es decir, sin pecados mortales. Con pecados veniales sí puedes comulgar. Y luego, guardar el ayuno. 36 4º de Primaria Abril 2 Liturgia de la Palabra: Evangelio Nos ponemos de pie y escuchamos en silencio Cuando se asiste a un congreso o una reunión, siempre hay un momento especial: el momento en que va a hablar la persona que preside ese congreso o esa reunión. En esos momentos, en que va a hablar alguien importante, todo el mundo se calla para escucharle, porque seguro que dice cosas interesantes. En la Misa, ese momento es el momento del Evangelio. En el Evangelio escuchamos la ‘Palabra del Señor’, como dice el sacerdote después de haberlo leído. Nadie es más importante ni puede decir cosas más interesantes que Jesús. Por eso nos ponemos todos de pie e incluso, al terminar, el sacerdote besa el libro de los Evangelios después de haberlo leído. Rito de la Comunión: Comunión Dios nos da el mejor alimento: Él mismo Cuando el pueblo de Israel salió de Egipto tuvo que cruzar un desierto grande y permanecer en él mucho tiempo. Entonces el pueblo pidió alimento a Dios para poder sobrevivir, y Dios les envió el maná. De igual modo, los cristianos necesitamos alimento para caminar a lo largo de nuestra vida; alimento no sólo para el cuerpo, sino también para el alma. Dios lo sabe y no se contenta con la mejor comida que pueda haber en la tierra: ¡nos da un alimento infinitamente más nutritivo!, se nos da ¡Él mismo! Aprovéchate de la generosidad de Dios que se pone a tu alcance para que le comas. Y sé consciente de que es un alimento que no puedes despreciar, porque lo necesitas más que el alimento de la tierra. 37 4º de Primaria Mayo 1 Liturgia de la Palabra: Oración de los fieles Se llama también oración universal Una de las cosas más significativas que hacemos los cristianos en cada Misa es rezar por el mundo y por la Iglesia: se hace, por ejemplo, en la Oración de los fieles, llamada también Oración universal, precisamente porque se reza por todas las intenciones. Se van sugiriendo las intenciones: la paz del mundo, la justicia, el progreso material y espiritual de todos, un mayor número de vocaciones, los viajes del Papa... y a cada intención la comunidad responde: “Escucha, Señor, nuestra oración”, o una aclamación parecida. La que es verdaderamente “Oración de los fieles” es esta respuesta. Somos nosotros, la comunidad de los creyentes, los que dirigimos la palabra a Dios encomendándole esta intención que acaban de enunciar. Rito de la Comunión: acción de gracias Acción de gracias y visitas al Santísimo Ahora, los que hemos comulgado, tenemos a Jesús dentro de nosotros. Dentro de un rato ya no lo tendremos, por eso debemos aprovechar muy bien estos momentos. Cuando ya no lo tengamos podemos acercarnos a Él viniendo al oratorio, porque Él se queda ahí, en el Sagrario, y nos está esperando. Entramos, le adoramos haciendo muy bien la genuflexión a la vez que decimos: “¡Jesús, te quiero mucho y quiero quererte cada día más!”, vamos a un banco y le contamos nuestras cosas como a nuestro mejor amigo. Esto podemos hacerlo todos los días. Incluso puedes venir invitando a algún compañero tuyo. Jesús nos espera a todos. 38 4º de Primaria Mayo 2 Presentación de las ofrendas Ofrecer todo lo nuestro con el pan y el vino Después de la oración de los fieles tiene lugar la preparación del altar, que se parece a lo que llamamos poner la mesa para comer. Antes de empezar a comer bendecimos la mesa. En la Misa Dios no sólo bendice el pan y el vino, sino que los convierte en su Cuerpo y en su Sangre. En este momento cada uno podemos poner todas nuestras cosas sobre la patena: alegrías, tristezas, preocupaciones personales o familiares, nuestro esfuerzo en el trabajo... En definitiva, todo lo que somos y poseemos. De esa manera Jesús se lo encontrará cuando venga en el momento de la consagración, lo hará suyo y lo hará santo llevándolo al Cielo. Piénsalo: tú y tus cosas en el Cielo. ¿No ves en esto un anticipo del premio que Dios quiere darnos? Rito de la Comunión: purificaciones Purificación de todo después de la Comunión Después de la Comunión, el sacerdote se limpia los dedos, el cáliz, la patena y la bandeja de comunión, para que no quede ninguna partícula del Cuerpo de Jesús. Hay que tratar siempre con mucha delicadeza y cariño el Cuerpo de Jesús y todo lo que ha estado en contacto con Él o se relaciona con Él. Por eso en el oratorio o en una iglesia hemos de comportarnos de un modo especial: no es un lugar para hablar con el de al lado, por ejemplo. Y si te toca ayudar a Misa o alguna otra tarea, has de poner especial cariño en todo lo que hagas, porque lo haces directamente por Jesús. Pero fíjate: si decimos que hemos de tratar con especial cuidado todo lo que ha estado en contacto con Jesús, piensa ahora en ti mismo. Recuerda que tú lo tienes dentro en ese momento, que estás en contacto directo con Jesús. Por tanto, tú también le tienes que tratar bien, diciéndole que le quieres, prometiéndole cosas, ofreciéndote tú mismo, etc. 39 4º de Primaria Junio 1 Presentación de las ofrendas Como el trigo es pequeño, así son nuestras cosas: ofrécelas Nos sentamos, pero es el momento en el que debes estar muy activo. El pan es el alimento más básico y es, a la vez, un símbolo. Está hecho con la suma de muchos granitos de trigo, con la suma de muchos pocos. Simboliza todas nuestras pequeñas cosas. Cuando el sacerdote ofrece el pan sobre la patena, tú puedes ofrecer todas las cosas de cada día: las horas de estudio, pequeñas mortificaciones, alegrías, dolores, deporte, diversiones del día, lucha por sacar propósitos... Puedes decir: Señor mío y Dios mío, te ofrezco todo lo que tengo; mis planes y proyectos, mis sacrificios y alegrías. ¡Quiero ser todo tuyo! ¡Para Ti, para siempre! Como ofreces todo lo tuyo, te ayudará imaginarte pequeñito sobre la patena dando saltos: así el sacerdote, en nombre de Cristo, regala a Dios Padre tu vida, tu persona, todo lo tuyo. Cuando ofrece el vino puedes hacer de nuevo el mismo ofrecimiento. Rito de conclusión: Despedida Continuar la Misa en nuestra vida Al terminar la Misa, el sacerdote dice: “Podéis ir en paz”. Con estas palabras nos envía como Cristo envió a los discípulos: “Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda criatura”. Estamos obligados a vivir lo que hemos celebrado en la Misa. Hemos de convertir nuestra vida ordinaria en una continuación de la Misa, en una misa continuada. Es decir, debemos vivir en paz con nosotros mismos y con todos, cosa que lograremos si no nos apartamos de Jesús, para poder dar la paz a todo el mundo. Y esto hemos de hacerlo con nuestro ejemplo de cristianos en la calle, en el colegio y en casa. Esa es la diferencia entre ser espectadores y protagonistas en la Misa. El espectador sólo ‘está’ en la Misa (y luego se olvida); el protagonista busca hacer realidad en su vida lo que ha vivido en la Misa. 40 5º de Primaria Septiembre 1 Introducción La Misa: entrevista con Dios La Misa viene a ser como si tú pides una entrevista con Dios. Durante ese rato, entras en un lugar sagrado (dedicado exclusivamente a Dios) y estás delante de Él de un modo muy especial. De hecho, se desarrolla como en una invitación elegante: 1) se saluda (saludo inicial); 2) se piden disculpas (por haber llegado tarde o por cualquier otro motivo: el ‘yo confieso’); 3) se habla y se escucha (las oraciones, las lecturas, la homilía...); 4) el invitado ofrece algún regalo (debes pensar en cada Misa qué le vas a ofrecer a Dios) y agradece la invitación; 5) se pasa a la mesa (¡menuda Mesa!: la Eucaristía); 7) y, al final de todo, la despedida (con Bendición y todo, para que no falte nada). ¿Para qué quieres entrevistarte, estar, con Dios? Porque te das cuenta de que Él te ha dado todo lo que tienes, te ha creado, te quiere y es tu Padre, y quieres agradecérselo y –de paso– pedirle por otras intenciones. En las Misas catequéticas iremos aprendiendo mejor qué es la Santa Misa. Presentación de las ofrendas Ofrecernos nosotros mismos y todo lo nuestro Esta parte de la Misa se llama la ‘Presentación de las ofrendas’. Antes se llamaba también el ‘Ofertorio’, porque es el momento de ofrecer cosas a Dios. Al inicio de la Misa (acto penitencial) le pediste perdón a Dios por todo lo que has hecho mal. En cambio, ahora es el momento de ofrecer a Dios todo lo bueno que hayas hecho. También podemos ofrecerle nuestros buenos deseos: en el ofertorio debemos ofrecernos nosotros mismos, todo lo que somos y poseemos. Si no se te ocurre nada en concreto que ofrecerle puedes decirle: ‘¡Jesús, todo lo mío es tuyo!, ¡quiero ser todo tuyo!’. 41 5º de Primaria Septiembre 2 Introducción La Misa, la mejor acción de gracias Cuando Dios creó al hombre lo hizo a su imagen y semejanza, cosa que no hizo con ningún otro ser de la creación. Y Dios hace las cosas muy bien. Luego hemos de saber apreciar lo que Dios nos quiere y darle las gracias. El mejor modo de dar gracias es la Misa. De hecho, ‘Eucaristía’ significa “acción de gracias”. Procura manifestar esos sentimientos participando en la Misa con tus palabras y con una actitud correcta. Presentación de las ofrendas: Orad hermanos El sacrificio lo ofrece el sacerdote... y nosotros Al terminar el ofertorio de la Misa, el sacerdote nos invita a unirnos a él en la ofrenda eucarística que va a iniciar. Nos dice: “Orad hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso”. Y todos le respondemos: “El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia”. Es un diálogo lleno de intención. Ante todo, para recordar que esta Eucaristía no es sólo del sacerdote: es de todos. “Mío y vuestro”. Del sacerdote, porque representa a Cristo. De todos nosotros, porque somos el pueblo de Dios. Todos tenemos, por el bautismo, un sacerdocio que se llama ‘sacerdocio común’, que nos permite ofrecer cosas buenas a Dios. En la Misa nos unimos al sacerdote y al Señor para ofrecer su ofrenda pascual: Jesús se ofrece a Sí mismo. Además, en nuestra respuesta, decimos explícitamente cuál es el doble fin de cada Eucaristía: la “alabanza y la gloria de Dios”, y “nuestro bien y el de toda la Iglesia”. El culto que dirigimos a Dios y la gracia que de Él recibimos. 42 5º de Primaria Octubre 1 Introducción Valor infinito de cada Misa En la Misa se renueva el Sacrificio de Jesús en la Cruz. Ese sacrifico tuvo un valor infinito, pues era el mismo Hijo de Dios quien se ofrecía. Y si los antiguos sacrificios, como el de Abel y otros muchos, agradaron a Dios y sirvieron para que Dios les perdonara sus pecados, figuraros cuánto más vale el sacrificio de Jesús, que derramó su Sangre en la Cruz. En la Misa, al hacerse presente ese sacrificio, participamos de todos los bienes infinitos que Cristo nos ha ganado: es como si estuviéramos al pie de la Cruz, como la Virgen y San Juan. Plegaria Eucarística: Prefacio En la Misa está presente toda la creación ¿Cuántas personas estamos ahora en Misa? No las cuentes, porque te equivocarás. ¡Estamos toda la humanidad, la de la tierra y la del cielo! ¡E incluso los ángeles! Fíjate: al comenzar el Prefacio el sacerdote dice: “El Señor esté con vosotros”. Ese ‘vosotros’ se refiere a todos los hombres del mundo, no sólo a los que ahora estamos aquí. Luego añade: “Levantemos el corazón”, a la vez que eleva las manos. ¿Hasta donde hay que levantar el corazón? Hemos de levantarlo hasta el Cielo, para unirnos a todos los que están ya allí disfrutando de Dios y dándole gloria: por eso el sacerdote levanta las manos, para que te dirijas hacia el cielo. Luego ya ves que estamos presentes nosotros y todos los de cielo: todos. A continuación añade el sacerdote: “Demos gracias al Señor, nuestro Dios” y, después de la respuesta de los fieles, se dan motivos por los que hemos de dar gracias. Escucha atentamente al sacerdote y descubrirás esos motivos. Al terminar de citar esos motivos, se añade: “Por eso, con los ángeles y los santos proclamamos tu gloria”, es decir, pedimos a los ángeles que se unan a nosotros y adoren a Dios. Ya ves, aunque la iglesia estuviera vacía, ¡está toda la creación en la Misa!: todos los hombres y todos los ángeles. 43 5º de Primaria Octubre 2 Introducción La Misa sólo la pueden celebrar los sacerdotes La Misa sólo la pueden celebrar los sacerdotes, los obispos y el Papa, porque Jesús dijo en la Última Cena: “Haced esto en memoria mía”, dirigiéndose sólo a sus Apóstoles. Por eso, si celebrara una Misa una persona que no sea sacerdote, no sería válida, es decir, Jesús no haría el milagro de convertir todo el pan y el vino en su Cuerpo y Sangre. Plegaria Eucarística La Plegaria Eucarística, oración de toda la Iglesia Tú sabes que en todas las religiones existe la figura del sacerdote. El sacerdote viene a ser como un puente entre Dios y los hombres (la palabra ‘Pontífice’ que se usa para el Papa –Sumo Pontífice– viene del latín y significa precisamente eso: ‘puente’). Un puente es un instrumento que permite conectar dos orillas: Dios y los hombres, en nuestro caso. Entonces, los sacerdotes nos permiten llegar a Dios, son un intermediario entre Dios y los hombres. En nuestra religión, propiamente hablando, sólo hay un sacerdote: Jesucristo, que es Sumo y Eterno Sacerdote. Él es el que ha establecido ese puente entre Dios y nosotros, el que reconstruyó lo que Adán y Eva habían roto con el pecado. Los demás obispos y sacerdotes participamos del sacerdocio de Cristo y hacemos y enseñamos lo que Cristo hizo y enseñó. Pero Cristo no quiso limitar su sacerdocio sólo a obispos y sacerdotes, sino que muchas cosas las quiso ampliar a todos los fieles: los laicos no pueden celebrar Misa o confesar, por ejemplo, pero sí pueden rezar (hablar a Dios de los hombres) y hacer apostolado (hablar a los hombres de Dios). Eso se llama sacerdocio común, para distinguirlo del sacerdocio ministerial, que es el propio del Papa, los obispos y los sacerdotes. Por eso la Misa y, en particular, la Plegaria Eucarística no es sólo del sacerdote, sino de todos los asistentes a Misa y de toda la Iglesia. El sacerdote tiene que hacer su parte (en el altar actúa in persona Christi), pero los fieles deben unirse a esa oración del sacerdote. No puedes limitarte a escuchar y, menos aún, distraerte queriendo. 44 5º de Primaria Noviembre 1 Introducción La Misa es el sacrificio de Cristo: cuidar silencio, posturas... La Misa es no es sólo un recuerdo de algo que pasó. Jesucristo está presente no como un recuerdo, sino en persona, realmente presente en el pan y en el cáliz. No sólo se hace presente, sino que renovamos el sacrificio de Jesucristo en la Cruz, por eso debemos mostrar agradecimiento al Hijo de Dios, a Jesucristo, que murió por nosotros para que pudiéramos vivir eternamente con nuestro Padre Dios en el Cielo. Pensemos en todo lo que se ha sacrificado Jesús por nosotros. De ahí que debamos olvidarnos de lo que veníamos hablando antes de entrar en el oratorio y concentrarnos en ella. De ahí que no sería correcto hablar con la persona que tengo al lado o estar en Misa con las piernas cruzadas o de cualquier manera, como quien está viendo una película. Procuremos vivir la Misa de acuerdo con lo que es. Plegaria Eucarística: Epíclesis Al extender las manos sobre las ofrendas La Consagración comienza en el momento en que el sacerdote extiende las manos abiertas sobre las ofrendas, con las palmas hacia abajo. Cuando el sacerdote lo hace está pidiendo que actúe el Espíritu Santo, está queriendo decir “¡ven Espíritu Santo!”. Entonces el Espíritu Santo viene sobre el altar para realizar la consagración. Y se produce el milagro. ¿Recuerdas lo que pasó en la mañana del día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles? Cambiaron por completo: eran cobardes y se hicieron valientes para confesar a Cristo, por ejemplo. Como ves, el Espíritu Santo es muy poderoso. Tanto como para traernos a Jesús sobre el altar. Es bueno acudir al Espíritu Santo para que nos haga más fuertes y así podamos seguir mejor a Jesús. Y para que todo lo que se realiza en la Misa ocurra también en nosotros, esto es, que nos haga santos. 45 5º de Primaria Noviembre 2 Introducción Significado de las posturas de las manos del sacerdote en la Misa Las manos tienen su lenguaje propio: cuando saludas a un amigo le das la mano en señal de amistad; cuando hablas, casi sin querer vas gesticulando con las manos, apoyando lo que dices; cuando uno se rinde ante el enemigo, muestra su rendición con el gesto de las manos extendidas y en alto, etc. Este último gesto del ejemplo es parecido al del sacerdote cuando ora en la Misa: brazos extendidos, manos elevadas en alto, con las palmas abiertas. Así se pasa gran parte de la misa el sacerdote: siempre que está hablando a Dios Padre. Con este gesto le expresa que lo que le está diciendo es una súplica que elevamos desde nuestra pobreza más radical, sin ánimo de obligarle; súplica que confía en su misericordia. Así ha sido representada desde los primeros siglos la actitud de la persona que reza. En otro momento el sacerdote extiende las manos, con las palmas abiertas, sobre las ofrendas, sobre el pan y el vino. Así, cubriéndolas, pone bajo su sombra aquello sobre lo que el Espíritu Santo debe actuar, significando el poder del Espíritu sobre la realidad que cubre. Fíjate que el sacerdote hace este mismo gesto en la Confesión: extiende su mano derecha con la palma abierta hacia abajo sobre la cabeza del penitente en el momento de la absolución de sus pecados. En otro momento se juntan las manos: las manos unidas, palma contra palma, expresan la actitud de recogimiento, también de humildad, de conformidad y sumisión: al permanecer con las manos como atadas, se expresa que las abandonamos en las manos de Dios. Plegaria Eucarística: Consagración Relato de la Consagración En la consagración ocurre el milagro de la transubstanciación: el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Siguen lo que se llaman las especies, es decir, la apariencia de que sigue siendo pan y sigue siendo vino, pero ya no son pan ni vino, sino Jesucristo, con su Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad. Las palabras del sacerdote son fuertes: no dice “Esto es el Cuerpo de Jesús”, “Ésta es la Sangre de Jesús”, sino “¡Esto es mi Cuerpo!”, “¡Ésta es mi Sangre!”, porque no las dice Él: las dice Cristo. El sacerdote, en ese momento, le presta a Cristo sus manos y su voz para que Cristo pronuncie las palabras. Luego eleva el Cuerpo y la Sangre –eleva a Jesús–, para que todos le puedan ver y adorar. Cuando el sacerdote eleve a Jesús es un buen momento para decirle cosas de cariño: “Jesús, ¡bienvenido!”, “¡Jesús, te quiero mucho!”, “¡Señor mío y Dios mío!”, “¡Dame fuerzas para vencerme en…!”, etc. 46 5º de Primaria Diciembre 1 Introducción: el altar El altar y la Cruz, presentes en todas las Misas La Misa se celebra siempre sobre una mesa que se llama ‘altar’. Se trata de una mesa lisa, abierta a la vista de todos. Todas las líneas del templo deben converger hacia el altar. Se encuentra en un lugar alto –el presbiterio–, aislado y elevado sobre la nave de la iglesia, donde se encuentra el pueblo. Es el corazón del templo, junto con el sagrario. Las religiones antiguas siempre realizaban sus sacrificios sobre una mesa de piedra. Jesús hizo la Última Cena en una mesa, pero cuando realizó su sacrificio no lo hizo sobre una mesa, sino sobre una cruz. Cuando los primeros cristianos realizaban el sacrificio de la cruz sobre una mesa, sabían que esa mesa no simbolizaba sólo la mesa de la Última Cena, sino que también hacía referencia a la cruz (por eso ahora en todos los altares se pone siempre una cruz encima o cerca). Para resaltar esa unión con la Cruz, los primeros cristianos hicieron los altares con trozos de piedras tomados del monte Gólgota, donde estuvo clavada la cruz sobre la que murió Jesús. Cuando el sagrario está visible, hacemos genuflexión hacia Jesús. Pero cuando no está el sagrario en el centro de la iglesia o se encuentra tapado, hay que manifestar respeto al altar. Por eso, siempre que pasamos ante el altar, o cuando subimos los escalones en los que se encuentra (por ejemplo, para hacer una de las Lecturas), debemos hacer una reverencia con la cabeza, como hace el sacerdote al comienzo y al final de la Misa. Plegaria Eucarística: después de la Consagración El tesoro es Jesús y está sobre el altar Sin duda, vosotros habréis participado alguna vez en una ‘búsqueda del tesoro’ o, al menos habrán visto alguna de esas películas de misterio, donde se trata de seguir unas pistas hasta que llegas al tesoro, a lo que estás buscando. Eso es lo que pasa en la Misa: el tesoro es Jesús. Pero Jesús escondido en el pan y en el vino, de un modo misterioso. Todo lo que hacemos en la Misa son pistas que nos llevan a Jesús. Sobre todo, la última pista, las palabras de la Consagración, que acabamos de decir. Esas palabras son la pista final, porque nos dicen dónde está Jesús (aquí, sobre el altar) y, además, producen como efecto que así sea: antes de la Consagración Jesús no estaba aquí (todavía seguíamos buscando el tesoro) y ahora sí. Por eso, después de la Consagración, el sacerdote dice “Éste es el misterio de la fe”. Porque es el misterio más grande: cómo Dios puede encerrarse en el pan, y cómo nosotros hemos sabido encontrarle. El sacerdote también puede decir: “Éste es el sacramento de nuestra fe”. ‘Sacramento’ quiere decir que vemos un símbolo o signo de algo que está debajo, escondido. Como cuando ves el humo y sabes que debajo tiene que estar el fuego. Así la Eucaristía es Sacramento: tú ves pan y vino, pero sabes que debajo está Jesús. Que lo sepamos no quiere decir que deje de ser misterioso. Por eso, más que romperse la cabeza intentando entenderlo (no podremos nunca), es mejor simplemente alegrarse y asombrarse: Jesús está aquí. ¡Qué bien estamos con Jesús! 47 5º de Primaria Diciembre 2 Presentación de las ofrendas: el pan y el vino Ofrecemos a Dios nuestros regalos Entre amigos es normal hacerse regalos; no digamos nada entre novios, y mucho más dentro del matrimonio (entre los esposos y con los hijos). El día del santo, el de Navidad, al nacer un hermanito, llevamos flores o un regalo a mamá, etc. Los regalos son una prueba de amor: lo de menos es el valor del objeto regalado. La Misa es un regalo inmenso de Dios a los hombres: nos regala a su Hijo y su sacrificio en la Cruz para que se lo podamos ofrecer de nuevo a Él y nos lo acepte gustoso. Pero a ese regalo de Dios nosotros hemos de aportar ‘algo’. Pero hay que reconocer que las cosas de la tierra no valen nada comparadas con Jesús. De hecho, en este momento de la Misa el sacerdote lo que presenta a Dios es... nada: un poco de pan y un poco de vino mezclado con unas gotas de agua. Y, dentro de unos minutos, Dios lo tomará y los transformará en Jesús. ¿Qué más podemos regalar a Dios en ese momento?... todo lo tuyo. En el Ofertorio tenemos la gran oportunidad de corresponder a la entrega de Cristo y ofrecer a Dios Padre todas nuestras cosas, incluso nuestras miserias. Y, ante todo, podemos ofrecernos nosotros mismos: nuestro cuerpo y alma, nuestros ideales, nuestro trabajo, nuestras alegrías y penas... Que no se te escape este momento. Rito de la Comunión: Oración después de la Comunión Pedimos ir al cielo Cuando ya se ha terminado de purificar todo, antes de la Bendición final, el sacerdote eleva a Dios una última oración (la Oración después de la Comunión), que la recita siempre en plural: en nombre de todos los que estamos en ese momento en la Misa y en nombre de toda la Iglesia. Esa oración es diferente para cada día pero, a la vez, contiene siempre dos elementos que no pueden faltar. Por un lado, le damos las gracias a Dios Padre por haber podido celebrar la Misa y por haber podido recibir la Comunión. Y, por otro, le pedimos que sean una realidad las palabras que Cristo dijo: que la Comunión sea prenda del cielo. Dicho de otro modo, que sea ‘reserva de plaza’ para que todos vayamos al cielo, podríamos decir. 48 5º de Primaria Enero 1 Introducción: las velas Las velas, símbolo de la presencia de Cristo y de nuestra vida interior Poner velas en el altar o junto a él es una antigua costumbre, totalmente necesaria en la antigüedad, porque era la única luz que podía alumbrar el altar. Desde que se inventó la luz eléctrica ya no son necesarias, pero se han mantenido. Las llamas de las velas simbolizan nuestra vida interior. Son así imagen de nuestras aspiraciones que tienden hacia el cielo, de la luz que arde en nuestro interior. Encendiendo esas velas queremos expresar nuestro deseo de arder en la presencia de Dios. También son un símbolo festivo: queremos celebrar la alegría de estar junto a Jesús. Se enciende un número mayor o menor de velas dependiendo del esplendor que se quiera dar a la celebración del día. Además, en todas las iglesias hay una vela muy especial: ¿Cómo se sabe si el Santísimo Cuerpo de Jesús está reservado en una iglesia? Siempre que está, arde una lamparilla delante del sagrario. Además de indicar que la eucaristía está reservada, resulta una forma elocuente de expresar nuestro deseo de permanecer continuamente ante él, consumiendo nuestra vida anunciando y adorando su presencia, como se consume esa vela anunciando que Jesús está allí. Plegaria Eucarística: después de la Consagración La Misa, reencuentro con Cristo y luz de nuestra vida Cuando llegan las vacaciones te vuelves a encontrar con amigos que quizá no veías desde un año antes, desde las anteriores vacaciones. Esos reencuentros son muy agradables. En ellos se hacen cosas muy diversas, pero hay dos que no faltan nunca: los recuerdos y los planes. Los recuerdos: cuando te juntas con esos viejos amigos siempre te pones a recordar lo que hicisteis el año anterior, lo bien que se os lo passteis en tal o cuál paseo o excursión. Esos recuerdos sirven para reforzar más los lazos de amistad, para identificar a los amigos. Los planes: en esos encuentros también hacen planes para el futuro: ¿qué vamos a hacer en estas vacaciones?, ¿qué proyectos vamos a repetir y qué proyectos nuevos podemos hacer en esta temporada? La Misa es siempre la reunión de todos los cristianos (aunque haya poca gente en una Misa concreta, siempre estamos todos) con Jesús. Y hacemos lo mismo: recordamos y hacemos planes. En la Misa –y, en especial, en este momento de la Consagración– recordamos el suceso más importante de la historia: la muerte y resurrección de Jesús. Pero, además, hacemos planes: la Misa nos enseña cómo actuar y nos orienta sobre cómo debemos llevar adelante nuestra vida. Sin embargo, la Misa es mucho más que un simple recuerdo o un hacer planes. Es única, porque no sólo recuerda la muerte de Cristo, sino que la hace presente (Cristo se hace realmente presente en el altar). Y no sólo haces planes y propósitos, sino que te da la fuerza necesaria para que seas capaz de cumplirlos. Eso sólo pasa en la Misa. Por eso no podemos prescindir de la ella. 49 5º de Primaria Enero 2 Ritos iniciales: acto penitencial Arreglar el alma para estar con Jesús Vamos a estar junto a Jesús, que vendrá sobre el altar. Cuando tú visitas a una persona a la que quieres mucho, procuras arreglarte lo mejor que puedes. Por eso queremos disponer nuestra alma pidiendo perdón a Dios para que esté más limpia toda la Misa y, en especial, en el momento de la comunión, en que vas a recibir a Dios en tu corazón. Rito de la Comunión: Fracción del pan Volvemos a pedir piedad, para recibir dignamente al Señor Las palabras “Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo”, que repetimos en cada Misa, son las que dijo un día Juan el Bautista a sus discípulos Santiago y Juan para presentarles a Jesús. En diversos momentos de la Misa ya hemos ido pidiendo perdón a Dios por nuestras faltas. Ahora lo volvemos a hacer, con esas palabras, y añadiendo: “ten piedad de nosotros”. Un poco después es el sacerdote el que las repite, teniendo al Señor entre sus manos: “Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” y nosotros le decimos a Jesús que no somos dignos de recibirle (“Señor, no soy digno de que entres en mi casa”), pero pidiéndole que Él nos haga dignos (“pero una palabra tuya bastará para sanarme”). Es lógica tanta insistencia: ya está cercano el momento de recibir a Jesús y tenemos que procurar prepararnos cada vez mejor. 50 5º de Primaria Febrero 1 Ritos iniciales: Entrada y saludo Al sacerdote se le recibe de pie. Beso al altar Cuando el sacerdote sale de la sacristía lo recibimos de pie en señal de respeto, pues representa a Jesús. El sacerdote se acerca al altar y lo besa. El altar es símbolo de Jesucristo y Él mismo vendrá sobre el altar dentro de un rato. Por eso el beso es una señal de amor a Jesús. Tú, desde donde estás, también puedes dejar un beso sobre el altar para que Jesús se lo encuentre cuando llegue. Rito de la Comunión: Fracción del pan Pedir que el Señor nos limpie el alma es un acto de humildad Antes de invitarnos a comulgar, el sacerdote expresa la alegría que todos tenemos al poder participar en la mesa eucarística: “Éste es el Cordero de Dios... Dichosos los invitados a la cena del Señor”. Y nosotros contestamos con un acto de humildad y de confianza: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme”. La respuesta es una frase del Nuevo Testamento. Se la dijo un centurión romano a Jesús. El centurión le había pedido la curación de uno de sus criados, que estaba enfermo, pero se consideraba indigno de que Jesús fuera a su casa. Por eso le pedía que lo curase sin necesidad de ir: “Señor (...) no soy digno de que entres en mi casa, (...) pero di una palabra y mi criado quedará sano” (Lc 7, 6-7). Y Jesús lo curó y alabó la fe de ese centurión. Nosotros repetimos esa frase del centurión, pensando en nosotros mismos (‘mi casa’). Es un acto de humilde confianza que pide a Jesús que limpie nuestra alma para recibirle dignamente. Es una buena actitud espiritual para acercamos a la mesa del Señor y recibirle según la verdad. 51 5º de Primaria Febrero 2 Ritos iniciales: Entrada y saludo La Santísima Trinidad asiste a cada Misa Todas las Misas comienzan con un beso al altar y con la señal de la Cruz. El altar simboliza a Cristo en ese momento, por lo que el beso en realidad va dirigido a Jesús. Y se hace seguido de ‘su señal’ (la Santa Cruz). Eso viene a ser como una ‘contraseña secreta’ que se envía al Cielo, un aviso: ‘vamos a comenzar una Misa’. Entonces el cielo entero se abre y aparecen muchos ángeles en el oratorio y se presenta toda la Santísima Trinidad, porque quieren contemplar el sacrificio que se va a realizar. Puedes imaginar que se abre un agujero en el techo y se asoman Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo (e infinidad de ángeles, que por aquí andan revoloteando ahora) para escuchar cada palabra que el sacerdote diga y vosotros respondáis. Recuerda que en la Misa, por tanto, tienes muchos ‘espectadores’, y que debes vivirla con intensidad y recogimiento. Es algo realmente muy importante, cuando hace que toda la Santísima Trinidad se presente. Rito de la Comunión: Prepararte para la Comunión Prepararse a la visita de Jesús en la Comunión Cuando hay alguien que te quiere mucho, te trata muy bien y puede ayudarte en todo lo que necesitas, procuras ser su amigo, estar con él, pedirle cosas y contarle tú mismo muchas más cosas. Mucho más que eso es Jesús: como amigo y como todo. Por eso, debes prepararle un buen recibimiento llenándote de alegría, de buenos deseos, de pena por tus faltas… 52 5º de Primaria Marzo 1 Ritos iniciales: Señor, ten piedad Pedimos a Jesús que nos cure, como Bartimeo ‘Señor, ten piedad; Cristo, ten piedad’: en todas las Misas se repite esta aclamación por seis veces (cuatro ‘Señor, ten piedad’ y dos ‘Cristo, ten piedad’). En las Misas más antiguas se hacía todavía más veces: hasta nueve veces. Esas invocaciones vienen del Evangelio. Una vez gritaba el ciego Bartimeo: “¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!” (Mc 10, 47), pidiendo a Jesús que le curara. Y Jesús le curó. En otra ocasión fue el papá de un chico endemoniado el que rogó a Jesús: “¡Si algo puedes, ayúdanos, ten piedad de nosotros!” (Mc 9, 22). Y Jesús curó a su hijo. Sólo Dios les podía curar. Y como ellos no tienen nada con lo que “comprar” ese favor a Jesucristo, le piden que se lo haga por compasión, por misericordia, por amor y pena. En cada Misa, después de pedir perdón con el ‘yo confieso’, nosotros añadimos, con la misma actitud de Bartimeo y de aquel papá, con voz alta y fuerte: “¡¡¡Señor, ten piedad!!!”. Rito de la Comunión: Comunión Aprovechar mejor las Comuniones Para aprovechar mejor las comuniones puedes fijarte en tres cosas: 1) Mientras estás en la fila puedes ir rezando comuniones espirituales o el ‘Señor mío Jesucristo’, o diciéndole simplemente que tienes muchas ganas de recibirle. Así vas preparando la llegada de Jesús. No te distraigas mirando a los demás. 2) El sacerdote te dice: “El Cuerpo de Cristo”, y tú respondes: “¡Amén!”. El Amén significa: así sea, así creo que es, sé que a quien tiene el sacerdote en sus manos es Cristo, aunque a mis ojos se muestre un simple trozo de pan. El Amén es un gran acto de fe: dilo fuerte. 3) Cuenta el Evangelio que un día le presentaron a Jesús un sordomudo y Jesús, para curarle, le tocó la lengua y lo curó (Mc 7, 33). Resulta que ahora es Jesús quien te toca a ti la lengua: en cuanto el sacerdote deposita la Forma consagrada allí. Nada más notar que tienes a Jesús, dile al Señor: gracias, Señor, muchas gracias; cúrame también a mí. 53 5º de Primaria Marzo 2 Introducción Dónde se celebra la Santa Misa Ordinariamente la Misa se celebra en un templo (un oratorio, una capilla, una iglesia...). Pero puede celebrarse en cualquier otro lugar, sobre una mesa digna. Así lo habéis visto hacer algunos de vosotros si alguna vez habéis estado en un Campamento, o cuando el Papa va a algún lugar y se celebra la Misa en una gran explanada. Dentro del templo el lugar más destacado e importante se llama presbiterio, que significa ‘lugar propio de los presbíteros’, es decir, de los sacerdotes. Por eso al presbiterio no se sube a pasear o a jugar: sólo sube el sacerdote y los que tienen alguna misión en la Misa: ayudantes, lectores... En el presbiterio se encuentran el altar –una mesa especial– que es el lugar sobre el que se ofrece el sacrificio de la Misa. También tiene que estar el ambón, que es el lugar donde se lee y predica la Palabra de Dios; y la sede, el asiento desde donde el celebrante –que es quien representa a Cristo– preside la celebración eucarística. Rito de la Comunión: purificaciones Purificar también nuestro corazón Mientras que el sacerdote está purificando los objetos sagrados usados en la Misa (cáliz, patena, copón, bandejas de la Comunión...) y sus propias manos, para que no quede ninguna partícula que contenga al Señor o haya estado en contacto con Él, repite en voz baja la oración siguiente: “Haz, Señor, que recibamos con un corazón limpio el alimento que acabamos de tomar, y que el don que nos haces en esta vida nos aproveche para la eterna”. Nosotros también podemos recitar oraciones en estos momentos, pidiendo tener el corazón siempre limpio, para poder acoger a Jesús con mucho cariño. 54 5º de Primaria Abril 1 Liturgia de la Palabra: Lecturas Las lecturas son la Palabra de Dios: Dios nos habla En la Misa Dios nos habla. Sería absurdo que desde el colegio invitaran a tus padres a una reunión y luego, en esa reunión, no les dijeran nada. Dios nos invita a celebrar la Misa y nos habla en ella. Dios nos habla en la Misa a través de las lecturas. De ahí que nuestra actitud debe ser la de escuchar con atención (como las multitudes que escuchaban a Jesús), con respeto y deseando aprender, sabiendo que es Dios mismo quien está hablando, no la persona que en ese momento está leyendo. Por eso cada lectura se termina con un ‘Palabra de Dios’, o con un ‘Palabra del Señor’ (‘Palabra de Jesús’), en el caso del Evangelio. Rito de la Comunión: Comunión Conveniencia de comulgar Por la Comunión participamos de manera especial en la Misa. Por eso es muy bueno comulgar. Pero no es pecado ir a una Misa y no comulgar. De hecho, la Misa siempre tiene un valor infinito, incluso cuando no comulgamos. Por eso debes valorar siempre la Misa y no dejar de ir, incluso aunque ese día, por lo que sea, no pudieras comulgar. En todo caso, por lo grande que es la comunión, cuando no puedas comulgar debes hacer el propósito de resolver esa situación cuanto antes (confesándote), para que puedas hacerlo las próximas veces. Y recitar, al menos, una Comunión espiritual. 55 5º de Primaria Abril 2 Liturgia de la Palabra: Lecturas Respuestas a las lecturas Cuando se nos proclaman las lecturas anteriores al Evangelio –la del Antiguo Testamento y la de los Apóstoles– el lector exclama: “Palabra de Dios”, y todos contestamos: “Te alabamos, Señor”. Mientras que, cuando el ministro acaba de proclamar el Evangelio, su aclamación es: “Palabra del Señor”, a lo que todos contestamos: “Gloria a Ti, Señor Jesús”. Al final de cada lectura, como ves, expresamos que para nosotros estos textos bíblicos no son mera información o catequesis, sino Palabra viva que el Dios vivo nos dirige hoy y aquí a nosotros, y le expresamos nuestra gratitud y alabanza. En el caso del Evangelio, además, expresamente nos dirigimos a Cristo Jesús, que es el Señor. Rito de la Comunión: Comunión Recibimos la gracia y al autor de la gracia Jesús instituyó siete Sacramentos, para que pudiéramos recibir la ayuda y la gracia necesarias para avanzar como cristianos. En todos los sacramentos se nos da mucha gracia, pero –entre ellos– la Eucaristía es muy especial. Porque, cuando comulgamos, no sólo recibimos la gracia, sino que además recibimos al autor de la gracia, al mismo Jesucristo. Por eso es el sacramento más elevado de todos. Y, fíjate, también es el que podemos recibir con más frecuencia (junto con la Penitencia). Por eso hay que estar atentos para no acostumbrarnos y comulgar como el que hace ‘cualquier cosa’: comulgar es... impresionante, genial, lo mejor que puedes hacer cada día. 56 5º de Primaria Mayo 1 Liturgia de la Palabra: Evangelio Inclinación antes de leerlo y beso al final La lectura del Evangelio se reviste de especial solemnidad en la Misa: nos ponemos todos de pie y el sacerdote, antes de ponerse a leerlo, se inclina hacia el altar o hacia el ambón para pedir al Espíritu Santo que recibamos de modo vivo esa lectura que se va a hacer. Porque es el mismo Jesucristo quien nos habla en la Escritura. Y por eso el sacerdote lo besa cuando termina de leérnoslo. Llega a decir san Agustín que “el evangelio es la boca de Cristo: está sentado en el Cielo, pero no deja de hablar en la tierra”. Cuando escuches el evangelio, que veas a Jesucristo que te habla, y también lo beses tú interiormente mientras el sacerdote da un beso al Leccionario. Rito de la Comunión: acción de gracias Quedarse en la iglesia para la acción de gracias El Señor permanece en la Eucaristía mientras permanecen las que se llaman ‘especies sacramentales’, es decir, mientras las Formas consagradas siguen teniendo apariencia de pan y mientras la Sangre de Cristo siga teniendo la apariencia de vino. Si se estropearan las Formas (por ejemplo, porque por descuido quedaran mucho tiempo –un mes o más– en el sagrario), Jesús dejaría de estar allí. Cuando comulgamos, enseguida comienzan a actuar en nuestro estómago los ácidos, las enzimas, etc. Los médicos calculan que al cabo de unos diez minutos desaparecen las especies sacramentales. Por tanto, puedes calcular que tienes a Jesús dentro de ti unos diez minutos. Por eso recomendable quedarse después de la Misa un rato en la iglesia o en el oratorio continuando esa conversación con Dios, porque hasta que no han pasado 10 minutos desde que lo hemos recibido todavía lo tenemos dentro de nosotros. Si salieras a la calle, tendría que salir detrás de ti un monaguillo con una vela encendida, para avisar a todos que Jesús está dentro de ti. 57 5º de Primaria Mayo 2 Liturgia de la Palabra: Homilía Sacar frutos de la homilía del sacerdote Jesucristo dijo a los Apóstoles que, cuando Él se fuera al Cielo, fueran predicando por todo el mundo el Evangelio. El sacerdote cumple ese encargo del Señor y, en la homilía, nos explica el Evangelio. Él es un ministro de Dios y no nos habla sino de Dios. ‘Ministro’ significa ‘servidor’ (de Dios). El sacerdote, con la homilía, busca ayudarnos a comprender y a poner en práctica la Palabra de Dios, que acabamos de escuchar, a la vez que nos anima y nos empuja. Estate muy atento para ver qué propósitos sacas de las homilías que escuches en Misa. Rito de conclusión Irnos con paz y sin prisas de la iglesia Al terminar la Misa, sobre todo si hemos recibido a Jesús, no debemos salir corriendo. Sería olvidarlo demasiado pronto. Es como si alguien te hiciera un regalo precioso y, después de mirarlo, lo dejaras enseguida para irte a jugar. O como cuando has ido al cine y has visto una película muy bonita: ¿verdad que te entran ganas de seguir allí sentado en la sala de cine un rato más, como prolongando lo que has disfrutado? La Misa es muy bonita y hay que quedarse un tiempo agradeciéndola. Y más si tienes a Jesús dentro de ti. 58 5º de Primaria Junio 1 Liturgia de la Palabra: Oración de los fieles Para qué sirven las oraciones de los fieles La Oración de los fieles no se llama así para contraponerla a la ‘Oración del sacerdote’, sino para indicar que es la que hacemos todos los fieles, sacerdote y pueblo unidos (porque el sacerdote también es fiel: si no, sería ‘infiel’). Las peticiones que se incluyen en la Oración de los fieles pueden ser muy variadas, como tú mismo vas comprobando. Con estas peticiones nos unimos a toda la Iglesia, suplicándole a Dios que nos escuche en nuestras necesidades, las de las personas más necesitadas y las de toda la Iglesia. Así pedimos por el Papa, por el obispo de la diócesis, por los sacerdotes, por los enfermos, por los necesitados, por los que sufren, por todos los cristianos, etc. Tú mismo puedes sugerir nuevas peticiones particulares que quieras hacer. Basta con que las sugieras al sacerdote o las escribas en el libro de peticiones de la Misa. Rito de conclusión: Despedida Al irnos de la Iglesia es como si Cristo nos enviara a todo el mundo La Santa Misa tiene varios nombres: “Santa Eucaristía”, “Misa”, etc. ‘Eucaristía’ significa acción de gracias. ¿Y ‘Misa’? ‘Misa’ es una palabra que viene de la palabra latina ‘missio’, que significa ‘misión’. Al terminar la Misa, en la antigüedad, en vez del “Podéis ir en paz”, decían en latín: “Ite, Missa est”. Significa: “Vete, la Misa ha terminado”, pero también significa “Vete, eres enviado, tienes una misión”. Y eso es así porque al final de la Misa (donde recibes la Palabra de Dios y a Cristo mismo) es como si Jesús te dijera: ahora eres enviado, para que vivas lo que has recibido y lo hagas llegar a los demás hombres. Tienes la misión y la responsabilidad de vivir como cristiano en todas partes. 59 6º de Primaria Septiembre 1 Introducción Entender mejor la Misa Hay personas que dicen: “la Misa es aburrida”. Y ya no van. Sin embargo, cuando uno cree que se aburre lo peor que puede hacer es dejar de ir a Misa, porque se pierde algo muy grande. Es mejor intentar entender más la Misa, para aprovecharla mejor y no aburrirse. Fíjate que de la Misa se dicen cosas tan impresionantes como que en cada una de ellas se realiza un milagro o que recibimos al mismo Dios. Es preferible entonces procurar conocerla mejor Ésa es una de las cosas que se pretende con la Misa Catequética: ayudaros a entender mejor la Misa para que así podáis aprovecharla mejor. Claro que para ello es necesario abrir bien la inteligencia y el corazón, para darse cuenta de la grandeza de la Misa. Presentación de las ofrendas No somos espectadores en ese momento No somos espectadores en el momento del Ofertorio o Presentación de las ofrendas. El pan y el vino que presenta el sacerdote son signo de nuestra entrega personal a Dios. Ahora tenemos la oportunidad de corresponder a la entrega de Cristo. Le ofrecemos a Dios Padre todas nuestras cosas –hasta el dolor por lo que no hemos hecho bien–, pero sobre todo nos ofrecemos nosotros: nuestro cuerpo y alma, nuestro trabajo, nuestras alegrías y penas, etc. Esta entrega nuestra, al ir unida a la de Jesucristo, es aceptada por Dios Padre. Esa unión entre la entrega de Jesús y la nuestra se simboliza con la unión entre el vino y las gotitas de agua que se echan en el vino. 60 6º de Primaria Septiembre 2 Introducción La Misa se celebra por nosotros: debemos estar atentos En cada Misa estamos junto a la Cruz con Jesús. No es un lugar de juego, porque contemplamos a Jesús muriendo. Por eso hemos de saber portarnos con respeto y procurar estar muy atentos porque lo que ocurre es por nosotros. No es lugar de juego, pero sí lugar alegre, porque la historia no acaba con la muerte de Jesús, sino con su resurrección. Y con su resurrección, Jesús ganó la nuestra: nos abrió el cielo. Presentación de las ofrendas: Oración sobre las ofrendas En ella expresamos nuestra entrega a Dios Esta oración es variable (depende de la Misa que se celebre), pero siempre tiene unos elementos comunes. En ella siempre expresamos nuestro ofrecimiento a Dios por todos sus dones, y nuestra propia entrega. Es como si le dijéramos: “Te ofrezco a Jesús y nos ofrecemos nosotros. Acepta esta ofrenda, lo ponemos todo en tus manos”. Con esa oración colocamos en las manos de Dios nuestra voluntad, nuestro corazón, nuestros deseos de hacer el bien y de ser mejores. Sin embargo, no debemos olvidar que decir o prometer algo es fácil: lo difícil es llevarlo a la práctica, cuando estamos en clase o en casa, cuando estamos jugando o estudiando. También en esos momentos debemos expresar nuestra entrega a Dios con obras. 61 6º de Primaria Octubre 1 Introducción Los cristianos nos reunimos en el domingo, día del Señor, y en las fiestas Todas las familias se reúnen con motivo de un aniversario, de un cumpleaños, de una fiesta, etc. Si faltas sin motivo al cumpleaños de tu papá, por ejemplo, tú papá se resentirá y toda tu familia te reñirá. Los cristianos nos reunimos los domingos porque es el día del Señor, de Dios. Celebramos que Jesús, muriendo en la Cruz, consiguió que fuéramos otra vez amigos de Jesús, después del pecado de Adán y Eva, y que pudiéramos ir al Cielo. No podemos faltar. Los cristianos formamos una gran familia cuyo Padre es Dios. Estamos obligados a ir a Misa los domingos y otros días que señala la Iglesia, porque se celebre una fiesta muy grande (el Nacimiento de Jesús, su Resurrección, su Ascensión al Cielo, alguna fiesta de la Virgen, etc.). Son los días que se llaman ‘de precepto’. Si no vamos a Misa un domingo o un día de fiesta ha de ser por algo muy importante y grave (una enfermedad, por ejemplo). El que no va a Misa uno de esos días comete un pecado muy grande, comete un pecado mortal. Una persona en pecado mortal no puede ir al Cielo ni comulgar si antes no se confiesa. Plegaria Eucarística: Prefacio El Prefacio es la introducción a la Plegaria Eucarística La Plegaria Eucarística (la oración central de la Misa, que incluye la Consagración) reúne todo tipo de oraciones: de ofrecimiento, de petición, etc. Y se comienza siempre por una oración que se llama Prefacio (Prólogo, Introducción). En el Prefacio se expresa sobre todo la acción de gracias a Dios. El sacerdote, en nombre de todos los fieles, da gloria a Dios Padre y le da las gracias por todo lo que Él hace por nosotros. Después, todos, uniéndonos a los ángeles, recitamos o cantamos el “Santo, Santo, Santo”. ¡Qué bonito!: poco antes de que Jesucristo baje de nuevo a la tierra, todos cantamos “bendito el que viene en nombre del Señor…” ¿No te parece una buena manera de recibir a una persona que va a venir? Pues reza o canta el “Santo, Santo” con toda la atención que puedas. 62 6º de Primaria Octubre 2 Introducción La Misa es la mejor forma de rezar La iglesia es la casa de Dios y Jesús dijo: “mi casa es casa de oración”. Por tanto, a la iglesia venimos a rezar. La Misa es la mejor manera de rezar a Dios. En la Misa se renueva el sacrificio que hizo Jesús: ofreció su vida en la Cruz para que volviéramos a ser amigos de Dios y pudiéramos ir al Cielo. Con este sacrificio Jesús manifiesta cuánto quiere a los hombres –a todos y cada uno, a ti también– y que cada persona vale mucho: toda la Sangre de Jesús, porque la derramó por nosotros. Plegaria Eucarística La Plegaria Eucarística es la oración central de la Misa La oración central de la Misa, dentro de la cual se produce el milagro de la transubstanciación –la Consagración–, se llama Plegaria Eucarística. Es una oración muy larga (son varias páginas del Misal), en la que el sacerdote, con los brazos abiertos, ofrece a Dios Padre el sacrificio de Jesús. Los fieles siguen en silencio toda la plegaria del sacerdote. Sólo interrumpen una vez esa oración, justo al terminar la Consagración, para alabar a Jesús, recién venido al altar, y pedirle que venga a nuestras almas: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡Ven, Señor Jesús!”. Prosigue el sacerdote y, para mostrar que están de acuerdo, al final de toda esa larga Plegaria, los fieles responden: “Amén”. 63 6º de Primaria Noviembre 1 Introducción El protagonista de la Misa es Jesús Al reunirnos para la Misa no estamos solos. El protagonista de la reunión es Jesús. Por eso, el sacerdote no nos saluda en nombre propio (‘hola a todos: yo os saludo’), sino en nombre de Dios, diciendo: “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. El Señor esté con vosotros”, para que nos sintamos junto a Dios Hijo y junto al resto de la Santísima Trinidad, también presente ahora, aquí. A la vez, nos está diciendo que todo lo que va a ocurrir es para alabar a Dios, para darle gracias, para pedirle perdón y ayuda. Plegaria Eucarística: Consagración Narración de la institución Llega el momento más importante de la Misa: la Consagración. El que ofrece el sacrificio no es el sacerdote, sino el propio Jesús. El sacerdote “presta” su voz y sus manos a Jesucristo, pronuncia sus palabras y... se vuelve a producir el milagro. No tiene nada de extraño: Jesús es Dios. Un día dijo: “hágase la luz”, y la luz se hizo; otro dijo: “que haya lumbreras en el firmamento del cielo”, y se hicieron las estrellas. En la Misa dice: “esto es mi Cuerpo”, y ese trozo de pan se convierte en su cuerpo. Y luego dice “Éste es el Cáliz de mi Sangre”, y el vino se convierte en su Sangre. Mientras el sacerdote alza a Jesús, puedes decirle lo que le dijo Santo Tomás: Señor mío y Dios mío. Y después, ante el cáliz: Sangre de Cristo, embriágame. 64 6º de Primaria Noviembre 2 Introducción Jesús se entrega libremente por nosotros ¿Qué ideas te vienen a la cabeza cuando escuchas la palabra ‘libertad’? A simple vista, libertad te habla de que no estés en la cárcel, de que no lleves unas cadenas encima, de que puedas hacer lo que quieras. Sin embargo, mira ahora a Jesús en la Pasión: está preso, está encadenado, incluso lo llegan a clavar en la Cruz y a matar. Pero Él dice que es libre, incluso en esos momentos: “doy mi vida para tomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo la doy libremente” (Io 10, 17-18). Luego hay dos tipos de libertad: la libertad que podríamos llamar ‘autonomía’ (hago lo que quiero) y la libertad de darse, de entregarse a Dios y a los demás, la libertad de hacerse esclavo del Señor, como la Virgen le decía al Ángel (“he aquí la esclava del Señor”). La primera libertad no lleva a nada: sólo al egoísmo y a la infelicidad, que no conducen a ningún sitio. La segunda lleva al cielo: Cristo decía que daba la vida “para tomarla de nuevo”, cosa que hizo (ya resucitó) y ha prometido que hará con todos los que le siguen. En la Misa vemos ese ofrecimiento de Cristo. Y el Señor nos brinda la posibilidad de unirnos a Él, de hacer nosotros lo mismo y ofrecernos a Dios y a los demás. Esto lo puedes hacer viviendo con intensidad la Santa Misa, sin distracciones, y haciendo propósitos. No desperdicies algo tan grande que nos da Dios. Plegaria Eucarística: Consagración Actos de fe y de bienvenida a Cristo Cuando termina la Consagración miras al altar y ves... ¡lo mismo que antes! Porque nuestros sentidos nos engañan: está Jesús, pero no le vemos. Por eso es un buen momento para hacer un acto de fe. Mientras el sacerdote levanta la Forma consagrada, puedes decirle a Jesucristo: “Jesús, creo en lo que no veo, que Tú estás ahí, y no creo en lo que veo, el pan y el vino”. Y después, como acaba de llegar al altar, puedes añadir: “Bienvenido al altar”. 65 6º de Primaria Diciembre 1 Introducción: los ornamentos Colores de los ornamentos El sacerdote se reviste con prendas especiales durante la celebración de la Misa. Se llaman ornamentos. Así se quiere hacer evidente que no está ahí como una persona particular, como don Fulano, sino en lugar de otro, en lugar de Cristo. No actúa por sí, sino por la persona de Cristo. Se usan distintos colores, según las celebraciones. En los tiempos ordinarios, el verde, color de la esperanza. En los tiempos fuertes, de mayor penitencia para la conversión –Adviento y Cuaresma–, el color morado; también el color morado se lleva para manifestar el luto en las celebraciones de difuntos (en estas es facultativo el negro). En las celebraciones de las fiestas de Jesús y de los santos, así como durante el tiempo de Pascua y Navidad, con el color blanco se expresa la limpieza de vida y el triunfo en el cielo. Si los santos son mártires, el color rojo recuerda la sangre derramada por Jesús. Otros colores menos usados: el día de la Inmaculada, el azul claro expresa la pureza de María; El rosa claro solo se usa dos domingos en el año, más o menos en el paso del ecuador del Adviento –el tercero, domingo gaudete– y de la Cuaresma –el cuarto, domingo laetare–; quiere recordar con este sorprendente color la alegría que espera al final de ese tiempo de preparación. Plegaria Eucarística: después de la Consagración La batalla entre Jesús y el diablo la gana Jesús En el Evangelio habrás leído que es el propio Jesús quien llama al diablo ‘príncipe de este mundo’. Pero sólo se llaman príncipes o reyes a los que mandan en un territorio. Entonces, ¿cómo puede suceder que Jesús llame príncipe al diablo?, ¿cómo puede ser que el propio Cristo diga que es el diablo el que manda?, ¿no es Jesús quien manda en la tierra? Y, además, príncipe de menudo territorio: ‘Príncipe del mundo entero’. Jesús lo dice porque la realidad es que el diablo ha vencido muchas batallas en este mundo. La más importante, la que contemplamos en el momento de la Consagración: haber conseguido matar al Mesías. En la Consagración hacemos presente la muerte de Cristo. Pero que Cristo pierde y el diablo gana siempre es lo que parece, no la realidad. Tolkien – el escritor de ‘El Señor de los anillos’– decía que la historia es una ‘larga derrota’, refiriéndose a las veces que había ‘perdido’ Jesús. Pero añadía que, como sabemos por los Evangelios, la última palabra, la victoria final, es de Cristo, por más que le pese al diablo: Jesús murió (parece que ganó el diablo), pero resucitó al tercer día y ahí el diablo ya no tuvo nada que hacer. Digámoslo de otro modo: el diablo es el ‘príncipe de este mundo’ (hace y deshace aquí abajo a su antojo), pero Cristo es el ‘Rey de los cielos’: resulta que este mundo no es el definitivo, sino que tarde o temprano terminará (al llegar el fin del mundo) y aparecerá el Reino que no tendrá fin y en el que el diablo no tiene arte ni parte. La muerte de Cristo –su ofrecimiento a Dios– tiene mucho que ver en esta victoria. De ahí que hayamos de estar especialmente recogidos en este momento de la Misa, adorando a Jesús y agradeciéndole su entrega por nosotros. 66 6º de Primaria Diciembre 2 Introducción La cena pascual En la Última Cena, Jesús celebra el antiguo rito judío de la Pascua que Dios, a través de Moisés, mandó celebrar muchos siglos antes: todos los jefes de familia judíos lo hacían una vez al año, el día de la Pascua. En ese rito se usaban el pan y el vino. El jefe de la familia explicaba su significado: Dios libera, auxilia y fortalece a su pueblo. Jesús, como cabeza de familia, explica el sentido de la Pascua, pero le da un nuevo valor y significado: ya no son pan y vino, sino que en la Nueva Pascua se hacen realmente presentes el Cuerpo y la Sangre del Señor. Eso sirvió para aquel día y para después, porque Jesús dio a los Apóstoles y a sus sucesores el poder de que, al pronunciar las palabras que Él dijo en ese momento, se realice ese milagro. La Última Cena era Banquete, pero era más que un banquete. Era sobre todo, anuncio y anticipación del Sacrificio de la Cruz. Por eso, la Misa no es sólo la celebración de la Última Cena, sino que es también la renovación del Sacrificio de la Cruz, anticipado en la Última Cena para instituir la Eucaristía. Ritos iniciales: Señor, ten piedad Cristianizar el ‘Señor, ten piedad’ En griego, ‘Señor, ten piedad’ se decía ‘Kyrie eleison’. El Kyrie (Señor ten piedad) de la Eucaristía tiene un predecesor en el Kyrie que se proclamaba en antigüedad en honor del «dios sol». También se les dedicaba a los emperadores: cuando los grandes señores del imperio hacían una visita, el aplauso del pueblo se expresaba con esas palabras: “Kyrie eleison”. Nosotros reconocemos que sólo hay un Dios verdadero, nuestro Señor Jesucristo, y por eso sólo a Él dedicamos el Kyrie. Comparando con ese ‘dios sol’, es como si llamáramos a nuestro Redentor «sol» y «luz», como también lo expresaba San Juan: «Luz verdadera que ilumina a todo hombre». 67 6º de Primaria Enero 1 Ritos iniciales: Entrada y saludo El Señor esté con vosotros significa también que el Señor ‘está’ con nosotros El sacerdote saluda a todos diciendo: “El Señor esté con vosotros”. Con esto el sacerdote nos manifiesta una realidad y un deseo: que Jesús está allí, presente entre nosotros. Y deseando que aprendamos a verlo en la Misa. La Misa es el memorial de su pasión, muerte y resurrección. Jesús está vivo y es quien ofrece el sacrificio a Dios Padre y nosotros con él. La Misa es Jesús, que continúa dándose a los hombres y aplicándonos su Redención Plegaria Eucarística: después de la Consagración Los ‘Amén’ de la Misa En varios momentos a lo largo de la Misa nos corresponde responder “Amén” a las palabras del sacerdote. Por ejemplo, al final de cada oración que termina con el “por Cristo Nuestro Señor” respondemos “Amén”. Otro ejemplo: el Credo termina con un “Amén” que ratifica todo lo que has dicho en esa manifestación de tu fe. “Amén” es una palabra hebrea que significa “sí”, “así es”. En la Misa hay dos veces en que nuestro “Amén” es particularmente significativo. Una es al final de la Plegaria eucarística. La Plegaria eucarística es esa larga oración –que incluye la Consagración– que el sacerdote pronuncia en la parte central de la Misa. Al terminarla, el sacerdote dirige a Dios su alabanza, levantando el Cuerpo y la Sangre de Cristo y ofreciéndoselo a Dios, mientras dice: “Por Cristo, con Él y en Él...”. Nosotros contestamos proclamando, o mejor cantando, el “Amén”, con el que ponemos como nuestra rúbrica de aprobación a todo lo que el sacerdote ha dicho en nuestro nombre. El otro “Amén” lo pronunciamos cuando recibimos la Comunión. El sacerdote nos dice: “El Cuerpo de Cristo”, y nosotros recibimos la comunión contestando antes: “Amén”. Con ese amén profesamos en voz alta nuestra fe en que lo que vamos a recibir es la persona misma del Señor Resucitado, su Cuerpo y su Sangre. 68 6º de Primaria Enero 2 Ritos iniciales: acto penitencial Pedir perdón también por los rencores No podemos ponernos en la presencia de Dios para celebrar la renovación del Sacrificio de la Cruz, sin antes haber purificado, limpiado, nuestra conciencia, y sin haber vaciado nuestro corazón para que pueda llenarse de la gracia de Dios. Es como si quisieras meter más cosas en tu armario, cuando ya lo tienes lleno: tienes que vaciarlo primero. Hemos de vaciar el corazón de todas las cosas malas (pidiendo perdón), para que Jesús pueda regalarnos tantas cosas como quiere darnos en la Misa. Pero, cuidado: el perdón de Dios hacia nosotros está condicionado por el perdón que nosotros demos a las personas que nos han ofendido de obra o de palabra. Como decimos en el Padrenuestro, “perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Por eso ahora que le pedimos perdón a Dios por nuestros pecados, hemos de incluir también las veces en que hemos sido rencorosos o no hemos sabido perdonar. Y hagamos examen de si hemos perdonado de verdad a todos (hermanos, amigos, etc.). Rito de la Comunión: Fracción del pan Todos comemos del mismo Pan Mientras se reza o se canta el “Cordero de Dios”, el sacerdote parte la Forma, y saca un pequeño fragmento de ella, que lo deposita en el cáliz, para que su una a la Sangre de Cristo. El sacerdote parte el pan para repetir el gesto de Jesús que, en la Última Cena, partió el pan para repartirlo entre los Apóstoles. Es un gesto que significa que en la Comunión todos recibimos al mismo y único Cristo, y que nosotros –aun siendo muchos– hemos de ser como uno solo, porque comemos todos del mismo alimento que es el Cuerpo de Cristo. 69 6º de Primaria Febrero 1 Ritos iniciales: acto penitencial Pedir perdón con todo el corazón No nos podemos presentar a un banquete con las manos sucias, como no podemos presentarnos en Misa con el alma sucia. Por eso le pedimos perdón a Dios por nuestros pecados al inicio de la Misa. Reza bien el “Yo pecador” y grita por dentro a Dios: “Señor, ten piedad”, golpeando bien tu pecho como señal de dolor por tus pecados y los de todos los hombres de todos los tiempos. Pon tu corazón al rezar. Rito de la Comunión: Fracción del pan Jesús es el Cordero de Dios ¿Sabes por qué se llama a Jesús “Cordero de Dios”? Los judíos ofrecían todos los años, desde hacía muchos siglos, un cordero a Dios para pedir perdón por sus pecados. Ahora es Jesús quien hace Él de cordero que se ofrece para que Dios Padre nos perdone. Por eso debes estar muy contento de saber que puedes acercarte a comulgar, porque Jesús mismo te ha perdonado todas tus faltas. 70 6º de Primaria Febrero 2 Ritos iniciales: Señor, ten piedad Reconocemos nuestra nada y que necesitamos de Él Cuando te deben algo, no lo pides ‘por piedad’, sino que lo reclamas en justicia: ‘dame lo que me debes, dame lo que es mío’. Pero con Dios no podemos pedir de ese modo, porque siempre es al revés: ¡somos nosotros lo que debemos tanto a Dios! Por eso acudimos a su misericordia. Cuando decimos “Señor, ten piedad”, estamos suplicando su perdón y su ayuda sabiendo que no somos nada y que todo lo podemos y debemos esperar de Él. Rito de la Comunión: Prepararte para la Comunión Prepararse con la Comunión espiritual, la atención y comportamiento Hay que prepararse muy bien para recibir la Comunión. Toda preparación es poca y toda delicadeza insuficiente. Sí, es muy bueno comulgar con frecuencia, pero cuanto mejor preparados estemos mejor. Por supuesto, si es necesario confesarse, no se puede comulgar. Pero no debe bastarnos saber que no estamos en pecado mortal. Como consejo práctico os aconsejo que cuando os acerquéis a comulgar vayáis expresándole a Jesús vuestros deseos de recibirle muy bien. Eso ya ha tenido que irse manifestando desde antes con tu atención y buen comportamiento en Misa: estas cosas ayudan a comulgar bien. También ayuda a comulgar bien rezar antes alguna Comunión espiritual: “Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los Santos”. 71 6º de Primaria Marzo 1 Liturgia de la Palabra: Lecturas Ciclos en las Lecturas La Iglesia tiene elaborado todo un plan de lecturas para las Misas, de modo que, a lo largo de todo el año, vamos leyendo, de modo ordenado, en ciclos de varios años, los episodios más importantes de la historia de Israel, de los textos del Nuevo Testamento y de la vida de Jesús. Escuchamos una lectura los días de diario y dos los domingos y fiestas, además del Salmo Responsorial, el Aleluya y el Evangelio. Siempre se nos quiere transmitir una idea clara que debemos descubrir. Rito de la Comunión: Prepararte para la Comunión Prepararse para recibir a Jesús como a un rey Cuando llega un rey o el presidente de otro país, se hacen muchos preparativos para el recibimiento: hay saludos, banda de música… Como tú vas a recibir a Jesús, que es mucho más importante, tienes que prepararte. Pero, más que con una banda de música ‘exterior’, mejor te preparas con una banda de música ‘interior’, con mucho cariño e ilusión: ¡vas a recibir un regalo muy grande! Por ejemplo, mientras esperas en la fila, puedes ir rezando la Comunión espiritual, sin distraerte mirando a las demás personas de la iglesia. 72 6º de Primaria Marzo 2 Liturgia de la Palabra: Evangelio Conservar el Evangelio en nosotros Dentro de las Lecturas, el Evangelio es lo más importante. Por eso la atención aún debe ser mayor. De hecho, al comenzar a oírlo se hacen tres señales de la cruz: una en la frente –para que no te avergüences del Evangelio–; otra en la boca –para que lo confieses y lo anuncies públicamente–; y otra en el pecho –para que lo conserves siempre en el corazón–. Como es lo que Dios nos dice a través de Jesús se termina contestando: “Gloria a Ti, Señor Jesús”. Verás cómo antes de empezar su lectura, el sacerdote hacer una profunda inclinación con las manos juntas. En ese momento está rezando con gran recogimiento esta oración: “Purifica mi corazón y mis labios. Dios todopoderoso, para que pueda anunciar dignamente tu Evangelio”. Presentación de las ofrendas Nosotros ofrecemos los dones Te has fijado que, al comenzar la Misa, sobre el altar no hay nada salvo el Misal, el libro donde se encuentran las oraciones de la Misa. En el momento de la presentación de los dones es cuando los ayudantes deben traer desde la credencia (la pequeña mesa o repisa donde se deja) todo lo necesario para realizar el sacrificio: el cáliz, el pan en el copón, el agua y el vino. Si en la Misa no hay ayudante todo esto se encuentra ya en el altar desde el principio de la Misa, pero no es lo ideal. El motivo de obrar así es que de este modo se significa que somos todo el pueblo fiel – simbolizado en los ayudantes– los que aportamos el pan y el vino y lo necesario para que se realice la Misa, es decir, el sacrificio de Cristo. De este modo te resulta más sencillo entender que tú debes aportar también tus dones en la Misa y que este momento es el momento ideal para que ofrezcas todo lo tuyo y lo unas al pan y el vino que llevan los acólitos. 73 6º de Primaria Abril 1 Liturgia de la Palabra: Salmo Responsorial Sentido de la respuesta al Salmo En todas las Misas se lee siempre uno de los Salmos contenidos en el libro de los Salmos (que forma parte del Antiguo Testamento) o, al menos, parte de él. Al inicio se lee una frase que se va a repetir como estribillo después de cada una de las estrofas. Ese estribillo hace referencia a lo escuchado en la primera lectura y viene a ser como una respuesta que nosotros damos: en la primera lectura Dios nos ha transmitido un mensaje, y con el estribillo del Salmo y con todo el Salmo mostramos que queremos responder, hacer caso, a la Palabra de Dios. Rito de la Comunión: Comunión Responder 'Amén' al comulgar Cuando vamos a comulgar el sacerdote dice: “El Cuerpo de Cristo”, y respondemos: “Amén”. ¿Sabes qué significa “Amén”? Significa ‘Así, sea’, ‘así creo que es’, ‘sé que a quien tiene usted en sus manos es Jesús’. El “Amén” es, por tanto, un acto de fe en Dios: no lo digas bajito, sino con voz alta y clara. 74 6º de Primaria Abril 2 Ritos iniciales: Oración Colecta Explicar qué es la Oración Colecta Esta primera parte de la Misa se concluye con una oración que recita el sacerdote en nombre de todos (por eso es siempre en plural). La oración colecta es la oración principal de cada Misa, y resume lo que la Iglesia desea pedir en ese día. Pero no se pide sólo lo que nos dice la Iglesia. Fíjate que, después de decir “Oremos”, el sacerdote deja siempre un pequeño tiempo de silencio, para que cada uno proponga a Dios sus intenciones para la Misa. Eso mismo hace el sacerdote en las otras dos oraciones de la Misa (Oración sobre las ofrendas y oración después de la Comunión). Cuida esos momentos de silencio para ofrecer tus cosas a Dios (en el Ofertorio) y para darle gracias (después de la Comunión). Rito de la Comunión: Comunión La Comunión nos hace otro Cristo Necesitamos la Misa, porque necesitamos alguien que guíe nuestros pasos y porque necesitamos reponer fuerzas con el alimento que el mismo Dios nos da. En la Misa, Jesús nos guía a través de la Palabra de Dios y de las oraciones. Y en la Comunión, Jesús se nos da como alimento de nuestra vida cristiana para que seamos más fuertes en la lucha y podamos vivir como buenos hijos de Dios. Pero hay una diferencia con el alimento de la tierra. Cuando tú comes, por ejemplo, una hamburguesa, la hamburguesa desaparece (¡y a qué velocidad!, a veces), y tus músculos crecen. En cambio, cuando comulgas, en lugar de desaparecer el alimento (Cristo), somos nosotros los que nos hacemos más suyos, nos hacemos otro Cristo, nos santificamos y nos acercamos al cielo. 75 6º de Primaria Mayo 1 Liturgia de la Palabra El ambón En el Antiguo Testamento no tenían iglesias. Sólo existía un único templo, ‘el Templo’, que estaba en Jerusalén y era el lugar de los sacrificios. Y luego, en cada ciudad y en cada pueblo, las sinagogas. En la sinagoga se reunían todos los judíos el sábado, para escuchar la Sagrada Escritura y la explicación que daba cada vez uno de los presentes, o algún rabino o sacerdote. La Escritura se leía siempre desde una mesa especial que se llamaba ambón. En nuestras iglesias, junto al altar siempre se encuentra la otra ‘mesa’, la mesa de la palabra o ambón. Desde allí, siguiendo esa tradición tan antigua, se nos lee y explica la Sagrada Escritura. El ambón es, por tanto, la cátedra desde la que nos habla la Palabra de Dios. Por tanto, podemos decir que en las iglesias siempre hay dos mesas: la mesa del pan (el altar, donde está la Eucaristía) y la mesa de la Palabra (el ambón, donde se encuentra la Palabra de Dios). Rito de la Comunión: Comunión En la lucha entre el bien y el mal Jesús nos regala la Comunión Jesús nos enseña que la historia de este mundo es una lucha entre las fuerzas del bien y las del mal. Aunque más bien habría que decir que la lucha es entre el Bueno y el Malo (entre Jesús y el diablo). Esa lucha entre el Bueno y el Malo se da en un campo de batalla muy particular, un campo de batalla invisible: tu interior, tu corazón. Cada uno de nosotros decide, en muchos momentos, si le da la victoria al Bueno (a Jesús) o al Malo. Y estamos muy solos en esa batalla: nosotros solos, frente al Malo. Por eso Jesús decidió regalarnos la Comunión: cuando comulgas, introduces a un aliado muy poderoso en tu corazón, en el campo de batalla. Con Jesús puedes vencer siempre, con Jesús puedes ir tranquilo y feliz siempre, porque nunca el mal podrá contigo, porque siempre podrás hacer el bien, porque siempre tienes la victoria (y la felicidad) de tu parte. 76 6º de Primaria Mayo 2 Liturgia de la Palabra: Aleluya El Aleluya es un canto de alegría y alabanza Así como después de la primera lectura cantamos o leemos un Salmo Responsorial, con una antífona o estribillo repetido por todos, antes del Evangelio cantamos el Aleluya: un grito de alegría y alabanza porque vamos a escuchar nada menos que al Maestro que Dios nos ha enviado, Cristo Jesús. Sea cual sea el contenido del Evangelio de ese día, lo acogemos todos con el canto del Aleluya, con mayor solemnidad sobre todo los domingos y días de fiesta. Rito de conclusión: Bendición La Bendición con la señal de la Cruz Antes de terminar la Misa el sacerdote imparte la bendición final y, a la vez que pronuncia las palabras, hace la señal de la Cruz mientras los fieles se santiguan. Como ves, la Misa termina como ha comenzado: con la señal de la Cruz, la señal del cristiano. Pero la señal de la Cruz no debe ser solamente para la Misa, sino para toda nuestra vida. Por eso, al salir de la Misa, hemos de estar dispuestos a cargar con la Cruz, es decir, a tratar a todas las personas bien, a procurar no enfadarnos cuando las cosas no nos salen bien, a estudiar también cuando no nos apetece, a vencer la tendencia a dejarnos llevar por los caprichos, etc. 77 6º de Primaria Junio 1 Liturgia de la Palabra: Credo El Credo es decir que 'sí' a Dios En el Credo se contienen las principales verdades de la fe católicas. Al recitarlo no sólo manifestamos en voz alta cuáles son las verdades en las que creemos los católicos, sino que, además decimos una vez más a Dios “sí”, que es lo mismo que decir: “Yo me fío de Ti, Dios mío”. Lo hacemos cada vez que aparece la palabra “creo” (que significa ‘acepto que esto es verdad, porque Dios así me lo ha enseñado y me fío de Él’) y con la palabra final, “amén” (que viene a ser como ratificar todo lo anterior: ‘así sea,’, ‘así es’). Por eso lo hemos de rezar con alegría y pensando en lo que decimos. Y también es bueno que preguntes si no terminas de entender alguna de las verdades de fe, para que conozcas mejor tu fe. Rito de conclusión: Despedida Vivir en cristiano después de la Misa “Podéis ir en paz”. Estas son las últimas palabras que pronuncia el sacerdote en la Misa. En nuestra vida, quizá habrá personas que nos pondrán dificultades para vivir como cristianos o se reirán de nosotros, pero hemos de estar siempre alegres y llenos de paz porque tenemos dentro de nosotros a Dios, que es Todopoderoso, porque Él nos apoya en todo. Al “Podéis ir en paz” respondemos: “Demos gracias a Dios”. Nuestra respuesta a las palabras del sacerdote demuestra nuestra gratitud a Dios por habernos permitido participar en la Misa, por haberle recibido y por tantos otros beneficios que Él nos da. 78