versión en PDF

Anuncio
usina de ideas
“Nuestros desafíos culturales hacen que
sea muy valioso tanto poder compartir
experiencias como recibir ayuda concreta”.
May Groppo
Entre mentoras
y aprendices
Es el mes de la madre, y podría ocupar esta doble página con cuestiones
de maternidad, pero quiero hablar de otro
tipo de díada: mentora y aprendiz.
Casi todas tenemos esa amiga o ese grupo
de amigas que nos ataja cuando somos
una nube de indecisión y que logra no solo
calmarnos, sino también plantear lo que nos
conviene hacer. Otras tuvimos a alguien que
nos acompañó en nuestros estudios o en
pingponear nuestra tesis. Pero las estadísticas indican que casi ninguna mujer tiene
mentores en el ámbito laboral. Podemos
nombrar a algún jefe que confió en nosotras
o alguna referente que queremos emular si
tenemos suerte, sin embargo, el mentor es
otra cosa.
¿QUÉ SIGNIFICA EL MENTOREO?
minibío. May Groppo tiene 37 años, es consultora
en innovación y en storytelling. Cataliza procesos de
cambio en multinacionales. Por ocho años, realizó
Pechakucha Night. Es mamá de Milo y León, gracias
a Fede. Es escorpiana y practica arco y flecha.
maygroppo.com
Escribile a
[email protected]
188 • calidad de vida
Tener una mentora implica encontrar una
persona con quien sentarte y que se ponga
a tu servicio para ofrecer su experiencia
con el objetivo de ayudarte a crecer en tus
propios términos.
Es una relación que nace orgánicamente o
se construye de manera pautada (como el
Programa de Mentoreo de Voces Vitales y
UNFPA de Naciones Unidas).
La mentora aporta claridad y muchas veces
actúa de coach. Sin embargo, la diferencia
con un coach tradicional es que puede compartir su experiencia, los errores y aciertos
en su trayectoria.
Esto hace que el vínculo sea de confianza y
muy práctico si ambas comparten el mismo
contexto laboral (si trabajan en el mismo
hospital, por ejemplo) o trazan una trayectoria profesionar similar (sería el caso de dos
personas que, ponele, se dedican a realizar
piezas de joyería).
¿CUÁL ES LA DIFERENCIA CON EL
SPONSOREO?
Tal vez hayan escuchado sobre el sponsoreo
(“tal persona es su sponsor”). La diferencia con una mentora es que esta última te
hablará a vos cuando estén juntas, mientras
que tu sponsor hablará de vos en general
cuando no estés y empujará para que ciertas
personas quieran conocerte o considerarte.
Lo interesante del sponsoreo es que puede
ayudar a destrabar una gran diferencia que
existe entre hombres y mujeres al postularse a nuevos trabajos. Ellos lo hacen basándose en su potencial y ellas, solo cuando
están seguras de contar con experiencia
previa. Quienes eligen candidatos usan el
mismo parámetro: al hombre se lo mide por
lo que puede llegar a dar; a la mujer, por
mérito comprobado.
Entonces, si logramos tener más sponsors
personales que inviten a otros a ver nuestro
potencial, esto puede empezar a cambiar.
DESAFÍOS LOCALES
Podríamos debatir, ¿qué necesitamos más:
mentores o sponsors? En algunas piezas editoriales globales y en comentarios de Sheryl
Sandberg se discute si no estaremos haciendo demasiado foco en conseguir mentores
porque buscamos aprobación de todo, cuando lo que necesitamos es más sponsoreo y
oportunidades concretas. Por mis conversaciones locales, creo que en Latinoamérica
necesitamos de ambas. Nuestros desafíos
culturales hacen que sea muy valioso tanto
poder compartir experiencias como recibir
ayuda concreta.
De un informe de FOMIN que me compartió
Susana García Robles, del BID, capturé este
párrafo:
ilustración de Animey.
“A pesar de los esfuerzos del sector
público y privado por mejorar el entorno
emprendedor, aún existe una brecha de
género importante en el emprendimiento
(principalmente, en términos de cantidad y
crecimiento), que deja rezagada a la población femenina.
“Las estadísticas
indican que casi
ninguna mujer tiene
mentores en el
ámbito laboral”.
Esto no solo es el resultado de un entorno
emprendedor complejo al que muchas veces
se enfrentan las mujeres en la región, sino
también de las actitudes y motivaciones de
ellas mismas”.
Las actitudes y motivaciones de ellas mismas. Ajá. Esto es fortísimo. Como siempre
les comento, en casi cualquier situación
tenemos la opción de pararnos como víctimas o como protagonistas. En este caso,
sería más simple hablar exclusivamente de
desigualdad e ir por ese camino donde el
poder queda en el otro. Pero hay otro recorrido más, mientras vamos empujando eso,
y tiene que ver con sentirnos protagonistas,
mejorar nuestra “actitud y motivación”.
Este es el motivo por el que elegí el tema de
mentoras y aprendices: toda revolución no
deja de ser un cambio de percepción. Por
muchos años más, vamos a necesitar mujeres que nos digan que se puede. Perdón,
mujeres que nos muestren que se puede.
PROMOVER LA DÍADA
Y ahora se plantea la paradoja. Las mujeres
que logran avanzar en sus carreras rara vez
mentorean a otras mujeres.
Una emprendedora me confesó: “Las mentoras que quisiera tener son las que logran
integrar su vida personal y profesional, pero
+ info
190 • calidad de vida
En www.vocesvitales.org.ar
promueven el liderazgo de la mujer, allí
verás el Programa de Mentoreo junto
con UNFPA que menciono arriba.
son las que menos tiempo tienen justamente
por eso”.
Qué interesante sería que quienes leen esta
columna pudieran ayudarme a promover
esta díada a ambas partes: ¡necesitamos
más mentoras comprometidas!
Si logran conversar con mujeres que tienen
esa dicha, podrán verificar lo siguiente:
quien oficia de mentora expresa cuánto
crecimiento personal recibe de esos encuentros y el placer que obtiene en ese dar
y recibir. “Más allá de lo energizante que es
interrumpir mi agenda para tomar un té con
Caro, su mirada representa a los jóvenes y
me ayuda a entender más sobre sus inquietudes y nuevas formas de desafiar el statu
quo..., o sea, ¡a mí!”, me dijo escandalizadamente feliz una mentora.
Lo increíble es que nada de esto es lineal.
Hoy puedo mentorear a una chica y mañana, sentarme a escuchar a una mentora
que llega a mí por recomendación de mi
“Por muchos
años más, vamos a
necesitar mujeres
que nos muestren
que se puede”.
sponsor. Esto hace que se vaya tejiendo una
red de contención, celebración de conocimiento y de empoderamiento concreto
entre nosotras.
Y ahora viene el momento de expansión y
conquista mental: esta columna no es para
abogadas o médicas, aplica para cualquiera.
Les pido que lean entendiendo que todas
tenemos aprendizajes para compartir y que
todas somos dignas de recibir ayuda.
Tantas mujeres del pasado lucharon por
nuestros derechos y para ampliar nuestra
libertad, tomemos esa posta y trabajemos
juntas para aprender a vibrar merecimiento.
De dentro hacia fuera, y juntas. •
En wegrow.fomin.org podés encontrar el
reporte que me pasó Susana, infografías y
videos de emprendedoras.
¿por dónde empezar?
Disparadores
con actitud
Escribite una carta a vos
misma cuando tenías 15 años
Dale consejos, compartile aprendizajes asociados a algún tropiezo puntual o cómo aquella
decisión tan bien tomada marcó un hito en tu
vida. Mentoreate.
Hacé una lista de aquellas
mujeres que conocés que te
gustaría que fueran tus mentoras o sponsors
Escribí en una o dos oraciones qué valor encontrás
en ellas. Solo el hecho de confeccionar la lista
hará que tu actitud hacia ellas cambie. Recordatorio: no importa cuán avanzada estés en tu
actividad, todas podemos recibir ayuda.
Pensá a quién podrías mentorear vos
Ser mentora no es un compromiso de por
vida. Si la actitud es la adecuada, la díada
puede establecer pocos (tres) encuentros con
desafíos de superación en el medio. Entonces,
si el compromiso de tu tiempo no es enorme,
¿te animás a pensar en alguien que podría
recibir tu mentoreo?
Visualizá los límites
Como en todo lo que no es habitual, siempre hay
miedos y prejuicios. Te invito a que tomes nota
de todos los que aparecieron (sobre mentoras,
aprendices o subtemas) cuando leíste esta
columna o al realizar los ejercicios. Anotarlos es
una forma simple de ver nuestros límites.
En su charla TED titulada “¿Por qué tenemos tan pocas
mujeres dirigentes?”, Sheryl Sandberg (directora de
operaciones de Facebook) da interesantes consejos para
las mujeres líderes.
Descargar