La Arquitectura y su estética moderna Natalia González Zaragoza [email protected] telf.:600745169 DNI: 48395126-K INTRODUCCIÓN A lo largo de este artículo hablaré de cómo han evolucionado los espacios arquitectónicos hasta la actualidad, que arquitectos han sido pioneros en los edificios modernos que contemplamos en la actualidad y que elementos estructurales crearon para la nueva sociedad moderna. La arquitectura junto con la escultura y la pintura han estado unidas durante siglos en la historia del arte, siendo estas últimas dos tendencias o técnicas dependientes de la arquitectura, pues se amoldaban a sus espacios vacíos y a sus huecos. Fue con el inicio de las vanguardias donde cada una tomó caminos distintos pero casi siempre elaborando lenguajes parecidos y en consonancia con los manifiestos artísticos del momento. En este artículo también se pretende establecer una conexión entre los inicios de este arte y su actual situación y, sobre la necesidad de recuperar y revisar algunas de las teorías, propuestas y estudios elaborados en la antigüedad; pues la originalidad en todas sus facetas artísticas, es un término que proviene exactamente de nuestros orígenes, y es ahí, donde hay que iniciar las nuevas propuestas del arte. LA ARQUITECTURA Y SU ESTETICA MODERNA Sobre la capa terrestre, las construcciones de edificios, deberían aparecer, como decía Goethe como “una música petrificada”. Quizá Goethe no se imaginaba que la música alcanzaría una sonoridad tan vanguardista o arriesgada, de modo que los edificios actuales si pueden ser el reflejo de esas nuevas tendencias, si nos tomamos al pie de la letra la definición de Goethe. Alejando las funciones de la música de las de la arquitectura, podemos definir a las obras arquitectónicas como distintos volúmenes que encierran conceptos de espacio. Toda edificación tiene que funcionar como espacio de cobijo para el hombre, cerrando el espacio y volviendo el interior habitable. Vitrubio, tratadista y arquitecto romano, describe a la arquitectura en su obra cumbre “Los diez libros de la arquitectura”, del siguiente modo:-” toda edificación debe comenzar dirigida por su futuro uso, ha de seguir determinada por la solidez y firmeza de la construcción, y ha de concluir con un programa significativo que dé sentido al edificio y al lugar donde se alza”-. Estas son las reglas básicas de toda edificación, aunque si miramos a nuestro alrededor, vemos que estas palabras no han sido trascendentes en la sociedad moderna. En un principio, una de las construcciones básicas de la arquitectura fue la construcción de casas. Pero, indudablemente, una ciudad no está llena de casas, pues este edificio ha sido reemplazado por el piso y el rascacielos y está prácticamente desapareciendo. En este futuro de pisos, centros comerciales, centros de ocio y urbanizaciones no hay sitio para casas, un ejemplo está en la película actual de Disney y Pixar, “Up”. Como ejemplos de la arquitectura, que describe Vitrubio, nos quedan los maravillosos templos de todas las civilizaciones, los palacios que encierran jardines, como la Alhambra, ciudades que surgieron cerca de mares y ríos o incrustadas en las rocas, como la ciudad de Cuenca. La arquitectura no estandarizada, que no es cómplice de la rapidez y la comodidad absoluta del hombre, ha quedado en la historia del pasado arquitectónico, al igual que el virtuosismo de todo tipo de decoración (portadas de edificios, barandillas de escaleras, techos...), y del empleo de elementos arquitectónicos como la bóveda, el capitel o la ménsula. Parece difícil encontrar en la arquitectura actual una función artística o significadora. A finales del s.XIX y principios de s. XX, la arquitectura empezó un nuevo camino, desligándose de las otras artes con las que compartía espacios, no solo funcionales sino de contemplación, como eran la cerámica, la escultura y la pintura. Incluso se consideraba a la arquitectura como lugar de cobijo de estas artes, ganándose la asignación de arte preponderante sobre las demás. Pero ya a finales del s.XIX, como dice Félix de Azúa,” se empezó a anunciar la independencia de todas las artes visuales existentes, de modo que la pintura, la escultura, la cerámica y la propia arquitectura se separaron para dirigir por separado su particular orquesta de colores, volúmenes, objetos y espacios”. Los elementos y estructuras arquitectónicas, antes del s. XX, más importantes a lo largo de la historia del arte, han sido adaptados por el hombre a nuevos proyectos, creando casi siempre una ruptura estética con anteriores estilos pero, sin anular su protagonismo. Uno de los más antiguos sistemas de construcción empleados por el hombre fue el muro y el dintel que dio nombre a la arquitectura arquitrabada o porticada. La repetición de estas unidades estructurales ha permitido el desarrollo de numerosos estilos arquitectónicos. Las grandes civilizaciones como la egipcia, la cretense, griega y romana han utilizado este sistema utilizando además pilastras, pilares, entablamentos, tambores, frisos capiteles entre otros elementos. Otro elemento arquitectónico y histórico de gran valor fue el uso del arco. Los arcos más primitivos y sencillos se disponían en hilera con pequeñas piedras planas, unas sobre otras, resultando una estructura en saledizo, segura y fácil de construir, que goza de gran estabilidad. El arco de dovela fue propio de la cultura clásica y para su construcción era necesario el empleo de la cimbra. Conociendo la construcción del arco fue fácil pensar en la construcción de la bóveda de cañón, que se puede definir como la consecución de arcos a lo largo de un eje longitudinal. La construcción mediante arcos y bóvedas fue muy usada en Sumeria y Babilonia (5000 a. C) y tanto egipcios como griegos la utilizaron en alcantarillados, casas pequeñas, almacenes y edificios similares. Los romanos utilizaron el arco y la bóveda para casi todo, y en el s.III a. C, empieza a usarse la bóveda de arista, la cual mejoró enormemente la iluminación interior. Con los romanos cambia el concepto del destino de las grandes obras arquitectónicas; dejan de estar al servicio de dioses o gobernantes para dirigirse al bienestar colectivo. El Panteón fue durante diecinueve siglos el edificio cubierto más grande sin columnas interiores. Esto se debe en parte a que los romanos desarrollaron la tecnología del hormigón u obra de piedra ahogada en argamasa: el opus caementicium. El interés de los romanos por la geometría y las formas arqueadas dio origen a las iglesias circulares o poligonales como La Minerva Médica, que es una construcción decagonal con cúpula, donde se usa por vez primera la pechina. Con la arquitectura bizantina, esencialmente religiosa y palaciega, surge otro elemento arquitectónico, el tambor que, realza a la cúpula vista desde el exterior, haciendo al edificio más esbelto, y permite que haya más luz en su interior, al poder situar en él, ventanas o aberturas. La obra cumbre fue Santa Sofía de Constantinopla. El arco se hace apuntado por primera vez en el s.XII, el cual da mayor verticalidad y resta importancia a los contrafuertes. La arquitectura gótica utilizó un rico agrupamiento de estructuras arquitectónicas para lograr en sus edificios alturas nunca antes soñadas, así que podemos nombrar a los arbotantes situados al exterior con forma arqueada, las vidrieras que quitaron importancia al muro, las gárgolas, muy utilizadas también en el románico que servían como bocas de desagüe , las ricas nervaduras que nacían en los pilares para crear en las bóvedas dibujos de gran belleza y la gran cantidad de tipos de arcos que nacen como el carpanel o el mixtilíneo, entre otros elementos. La cúpula fue desarrollada por los romanos después de ser inventada en Oriente Medio. Sus modificaciones a lo largo de la historia, su decoración exterior e interior, la sitúan como uno de los elementos visuales más poderosos y bellos de la historia de la arquitectura. En el renacimiento se adoptó la cúpula bizantina, que emplea pechinas para situarse sobre una planta poligonal. El bello Tempietto de Bramante (1510) plasma la esencia del renacimiento. La cúpula de Brunelleschi para la catedral de Florencia o la cúpula de San Pedro en Roma de Miguel Ángel, se componían de un ramillete de arcos o nervios de piedra que convergían en la clave. En el s. XVII, se produjo una liberación contra los rígidos preceptos del arquitecto romano y renacentista y aparece el barroco, con elementos más fluidos y más movimiento. Hay una riqueza de formas en todos los elementos de la arquitectura desde la planta del edificio (elípticas, mixtilíneas,…) el perfil de la cornisa, las barandillas de las escaleras, la aparición de elementos decorativos como el estípite o la columna salomónica entre otros. En el s. XVIII y comienzos del s.XIX, con el romanticismo se trabaja con más libertad que en el neoclasicismo que volvió a recuperar el estilo clásico. Con el modernismo, y la aparición de nuevos materiales constructivos como el hierro y el vidrio el arquitecto recupera la fascinación que presenta el combinar estos nuevos materiales con los ya conocidos. Antonio Gaudí es el mejor ejemplo que define una nueva arquitectura que combina, no sólo materiales diversos (cerámicas, platos, hierro…), sino varios estilos, como el gótico, del que se inspira para su iglesia, La Sagrada Familia. Paralelamente a Gaudí también aparecen nuevos edificios en los que el muro es sustituido por el vidrio. La combinación del vidrio y el hierro permitió aligerar el peso de las edificaciones y aumentar su altura, surgen así los nuevos rascacielos y pisos. Se erigen esqueletos de hierro y acero, que soportaran los muros, antes que la construcción de paredes, suelos o tabiques. Willian de Baron Jenney fue un innovador en este tipo de construcción. Los nuevos brotes de la nueva arquitectura surgen en Alemania con la Bauhaus, en Rusia con los constructivistas y en Roma con los racionalistas italianos. Pero con la segunda guerra mundial se imponen los ideales de los líderes fascistas y la mayoría de los arquitectos de esas nuevas tendencias se marchan a EEUU. Aparece Le Corbusier, que además de arquitecto es tratadista y modelo de inspiración para jóvenes arquitectos, por sus altos ideales humanísticos del s. XX. Sus diseños destacan por su modernismo funcional, su disposición espacial y su finalidad utilitaria. Con él surge la ventana corrida y el uso de pilotes en los bajos de los edificios. Poco a poco los nuevos métodos de edificación, basados en empleo del hierro, el vidrio y el acero así como el concepto de técnicas estandarizadas de producción de masas, fueron dejando de lado a los anteriores elementos arquitectónicos para basarse en una arquitectura basada en la pura geometría, los grandes y gélidos espacios, elementos arquitectónicos estandarizados, sin atisbo del detalle o ornamentación, a favor de la línea depurada y recta, la esquina y el ángulo recto. Los materiales como la piedra y el ladrillo van quedando al margen con la utilización del hormigón armado, con el cual, se empiezan a cubrir con caparazones o cúpulas a vastos espacios y complejas superficies. El arquitecto italiano Pier Luigi Nervi, más ingeniero que arquitecto, lo empleó en el Estadio cerrado de Roma, 1960.Aunque, quizá sea Buckminster Fuller, con sus cúpulas geodésicas, el que ha creado cúpulas más modernas e innovadoras. Con arquitectos como Mies Van der Rohe y Frank Lloyd Wright la arquitectura se vuelve más geométrica y funcional con Van der Rohe, y en Wright más cercana a las formas vivas. En ellos aparece todavía el esfuerzo de la innovación a través de nuevas combinaciones de formas y materiales, pero que, inevitablemente conducen a una arquitectura más preocupada en simplificar espacios y formas y en anular el individualismo arquitectónico. Las formas racionales y simplificadas se encuentran tanto en los espacios de un aeropuerto, como en una urbanización o una biblioteca. Quizá, la nueva arquitectura ha afectado incluso a los nuevos estudios en las escuelas y universidades, en las que los saberes de Vitrubio han quedado en el pasado y nada tiene que aportar al futuro arquitecto. En su lugar, se han incorporado otros estudios de arquitectura, que como dice Félix de Azua,”crean ingenieros del almacenamiento urbano. Porque así es nuestra habitación del mundo”. BIBLIOGRAFÍA: Diccionario de las artes. Félix de Azúa. Editorial Planeta. Historia de la Arquitectura del Renacimiento. Leonardo Benévolo. Editorial Gustavo Gili. Historia de la Arquitectura Moderna. Leonardo Benévolo. Editorial Gustavo Gili. Historia crítica de la Arquitectura Moderna. Kenneth Frampton. Saber ver la arquitectura. Bruno Zevi. Editorial Apostrofe-Poseidón.