teoría política mediaval.

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COLEGIO NAZARET
PERIODO II
San Agustín: “Hacia ti morada santa mientras pasamos por el valle de lagrimas”
Agustín sigue la herencia de Platón y Aristóteles en cuanto a la política ya que postula que el hombre es sociable por
naturaleza aunque apoyándose más profundamente en el legado antropológico de platón, llama a su teoría política: historia
sagrada, en ésta el motor de todo es el Amor, si el amor es egoísta conduce al mal y si es altruista conduce al bien. San
Agustín piensa que en toda sociedad existen dos ciudades, la de aquellos que se aman a sí mismos hasta el desprecio de
Dios y la de aquellos que aman a Dios hasta el desprecio de sí mismos. Estas dos ciudades están en lucha constante hasta
que la celestial gane; Tenemos entonces la ciudad de Dios y la ciudad terrenal. Pero estas dos ciudades no se pueden
identificar con el Estado y la Iglesia, respectivamente. Todos los Estados de esta tierra son “Estados terrenales”, incluso
cuando los rigen emperadores cristianos. En cuanto tales, tienen que preocuparse exclusivamente de organizar la
convivencia entre los ciudadanos de forma pacífica y tratando de que todos tengan acceso a los bienes temporales. La
ciudad de Dios entonces permite prepararnos al reino de Dios. Con respecto a la ley natural Agustín decía que la ley
natural se encuentra en el corazón humano y que no es si no la ley divina entregada al hombre (espada espiritual: taja los
males escondidos). En cuanto a la autoridad mencionaba que sólo corresponde a Dios, pero también el hombre lo puede
ejercer desde el poder como servicio y responsabilidad: quien ostenta la autoridad debe comportarse con los subordinados
como un padre con sus hijos. La autoridad comprende tres funciones: mandato, previsión y consejo (espada temporal: taja
los males manifiestos). Tanto la monarquía, como la aristocracia o la democracia son sistema válidos de gobierno: lo
importante es que cumplan con sus objetivos.
Santo Tomás: La ley natural como luz de la razón.
Para Sto. Tomás la sociedad, siguiendo a Platón y a Aristóteles, es el estado natural de la vida del hombre. En cuanto tal,
el hombre es por naturaleza un ser social nacido para vivir en comunidad con otros hombres. Del mismo modo que había
distinguido entre la razón y la fe y, aun manteniendo su autonomía, concedía la primacía a la fe sobre la razón, por lo que
respecta a la sociedad, aun aceptando la distinción y la independencia del Estado y la Iglesia, aquél ha de someterse a ésta,
en virtud de ese fin trascendente del hombre. En la cuestión 98 de la suma teológica Tomás dice que el Estado ha de
procurar el bien común, para lo cual legislará de acuerdo con la ley natural. Las leyes contrarias a la ley natural no obligan
en conciencia (por ejemplo, las contrarias al bien común, o las dictadas por egoísmo). Las leyes contrarias a la ley divina
deben rechazarse y no es lícito obedecerlas. Respecto a las mejores formas de gobierno, santo Tomás sigue a Aristóteles,
distinguiendo tres formas buenas y tres formas malas de gobierno que son la degeneración de las anteriores. Santo Tomás
condena los individualismos y personalismos extremos, así como las concepciones totalitarias del estado; El hombre no es
solamente persona, su ser no subsiste sólo espiritualmente: es además individuo, fragmento individuado de una especie.
"Por eso es miembro de la sociedad, como parte del todo social; y las coerciones de la vida social le son necesarias para
alcanzar su vida misma de persona y para ser sostenido en su vida”.
Maquiavelo: “el fin justifica los medios”1
El Príncipe no es otra cosa que un manual para la conservación del poder a toda costa, es de ahí donde surge su famosa
frase del fin justifica los medios. El libro da comienzo con una breve dedicación que hace Maquiavelo a Lorenzo de
Medicis y su propósito al escribir el mismo. Entre las ideas que sobresalen de este escrito se encuentran muchísimas que
mencionaremos brevemente a continuación. La principal preocupación de Maquiavelo en el texto es el ejercicio y la
conservación del poder, y es aquí donde se origina la Virtud Política que es el aprender a no ser bueno y utilizar todo esto
en beneficio propio. Habla también acerca de la relación que el gobernante debe tener con el ejército. Dice que el
gobernante debe conocer el arte de la guerra pues esto le servirá para obtener la estimación de sus soldados, conocer a su
país y entender mejor su defensa. Maquiavelo resalta dos actitudes del pueblo hacia el gobernante: el amor y el temor,
pero ante todo esto, siempre debe evitar ser odiado. Acerca de si conviene mejor ser amado o temido, Maquiavelo dice
que convendrían las dos, pero como esto resulta muy difícil, es mejor ser temido, debido a que los hombres tienen menos
miedo de ofender al que aman, pues el amor está mantenido por un vínculo que debido a la naturaleza mala y despiadada
del hombre se rompe, pero al temor se mantiene por el miedo al castigo. Acerca de las promesas y el guardar la palabra
dada, Maquiavelo dice que no es necesario mantenerla cuando este cumplimiento se vuelve en su contra. Hay otras dos
características que un gobernante de poseer, que son la astucia de la zorra y la fuerza del león. La astucia para saber
reconocer las trampas y la fuerza para alejar a los enemigos. Estas son algunas de las ideas del libro, pero Maquiavelo
también señala, que no es necesario poseer todas estas características o cualidades, sino aparentar que se poseen. Acerca
del gobernante que funda todo en promesas y que fracasa al no tener apoyo, debido a que todas las amistades que se
adquirieron con dinero, se compran y en los momentos de necesidad no se tienen.
1
Tomado de: http://www.mitareanet.com/colaboraciones/maquiavelo.htm
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