El declive de los partidos políticos Günter Maihold1 A los partidos se les asigna una función de intermediación entre el electorado y lo que se podría denominar gobierno, y es aquí donde reside la función central de la articulación y agregación de intereses. El problema que hoy tenemos es que la percepción pública, se caracteriza por no corresponder con la cantidad de los intereses de la sociedad, y por lo tanto mucha gente percibe que ese filtro de los partidos políticos –con sus diferentes fracciones e intereses corporativos-, más bien está haciendo demasiado angosto el proceso de la intermediación, por lo cual se habla de otros caminos de intermediación, por ejemplo, los caminos de la concertación, el de los diálogos nacionales, entre otros. En Alemania son ahora las comisiones gubernamentales que funcionan en un tipo de “by pass”. Es decir, frente a la institucionalidad así como se percibe, se están abriendo otros caminos de intermediación, lo cual implica que las instituciones electorales se vuelven precarias en su funcionamiento. Revisando un poco las bases empíricas, me voy a referir a las dos últimas encuestas del latinobarómetro. Es de todos conocido que la confianza en los partidos políticos es una dimensión difícil en América Latina. Si vemos el desarrollo de los años pasados, encontramos que a nivel del 2002 los partidos han sumado 14% de confianza, lo que en términos generales es inferior a las demás instancias que aquí se señalan. Revisando los últimos datos encontramos que con respecto a la gestión gubernamental, gestión no económica, gestión de los agentes personales, del congreso y de los partidos, otra vez aparece muy claramente que los partidos políticos se encuentran al final de esta situación. Sin embargo, este hecho de todos conocido hay que matizarlo con algunos datos. Así por ejemplo, con respecto a la afirmación de que “no puede haber democracia sin partidos políticos”, aparecen muy claramente valores mucho más altos en comparación con la confianza que se le tiene a los partidos. En el caso de Costa Rica, 25% tienen confianza en los partidos políticos, pero el 75% cree que si necesitamos partidos. Las personas perciben que los partidos políticos existentes no cumplen o no funcionan. Entonces, el diferencial de esto nos refleja claramente en los diversos países, que la confianza en la funcionalidad de partidos en general es bastante alta, pero las discrepancias se abren en los momentos que la gente ve cómo 1 Director del Instituto Iberoamericano de Berlín. funcionan los actores. La población está conciente de la necesidad de mantener los partidos políticos, solamente que la carga o el funcionamiento actual de éstos no corresponde con sus expectativas. De lo anterior no se puede sacar la conclusión de que otro concepto u otra relación de intermediación sea la más oportuna. La última edición del latinobarometro saca otra vez lo de la confianza en estas instituciones. Lo único que parece notarse son los cambios en la baja que han tenido tanto los medios como la iglesia en el lapso de un año. Los medios bajaron del 45 al 38% y la iglesia del 74 al 62%. Entonces, los que antes reflejaban otra tendencia de ser las únicas referentes aceptables para la población, hoy ya caen a lo mejor en la misma dinámica que los mismos partidos políticos. En los últimos datos de confianza en los partidos políticos me parece interesante que algunos países se encuentran muy arriba al momento de un cambio importante a nivel de liderazgo, que implica inmediatamente que la estructura del partido sea reivindicada. Si uno entonces busca cruzar en los diversos países, la confianza en los partidos políticos con la disposición de votar por un partido político, encontramos que hay muchos países que, para mí juicio, se posicionan un poco contra intituivamente, porque se encuentra que la confianza en los partidos y la disposición de votar por ellos en Paraguay es el más alto. Estamos asistiendo, esto viene al caso para este país, a una dinámica que sí es preocupante. Si se pregunta a la gente: ¿si este domingo hubiera elecciones porqué partido votaría?, encontramos que hay en el año 2000-2001 un cambio de tendencia, en el sentido que aumenta la gente que no estaría dispuesta a votar. De esa manera el “no voto” se vuelve una opción. Entonces, llegamos al segundo punto sobre el tipo de partidos políticos del que estamos hablando, justamente en el momento que tememos como referencia que la estructura tradicional de los partidos políticos en América Latina se ha caracterizado por ser muy personalista. A la pregunta de si la política depende de los líderes, cada cual tiene la oportunidad de articular la credibilidad, pues vemos muy adelante en la última encuesta de 2003, que Brasil, México y Argentina, aprueban mucho esa posición, ¡que sorpresa!. Es decir, en el momento que se dan cambios importantes de liderazgo, esos cambios se presentan como cambios de rumbo, quién sabe si realmente lo son. Queda muy claro que la identificación con los líderes es muy visible, y esto también viene al caso de Perú, Venezuela y Colombia. Dejando de lado los datos del latinobarómetro, quisiera terminar con la presentación de algunas tesis que muestran la situación de los partidos políticos en América Latina, aunque hay que advertir que algunas de ellas también puedan aplicarse al caso europeo. I. Primera tesis Estamos asistiendo a una situación de falta de análisis y lectura adecuada de la condición de muchos partidos políticos, por lo que sigue presente una visión meramente electoral. Es decir, cada hecho electoral implica que se estén realizando cambios de política, cambios políticos, pero no se está viendo, lo cual creo se hace perceptible a diario, que estamos ante un proceso no solamente de cambios políticos, sino de cambios de la política misma. Ese cambio de la política misma no es culpa de los partidos sino de los procesos generales de cambio social. Hay una nueva complejidad social que nos ha llevado a sociedades sin centro, no en términos políticos, sino a la ausencia de una instancia que sea capaz de organizar la integración de una sociedad, lo cual lleva a cuestionarse sobre el funcionamiento del Estado como entidad integradora de la sociedad. En América Latina está presente una visión estado céntrica de todos los factores sociales, llámese: partidos, empresarios o sociedad civil. Los actores siempre se definen desde su relación con el Estado y siempre actúan hacia el Estado. Que el Estado se vea como entidad organizadora de la sociedad y que le pueda dar coherencia, no es ya una posibilidad real. Por lo tanto, hay que tomar como referencia que la política ha perdido centralidad y se encuentra además en sintonía estructural con las dinámicas de la vida social. Esto creo que queda muy reflejado cuando tomamos como referencia la diferenciación social, la individualización social de las condiciones de vida, donde ciertos sectores de la sociedad estén desarrollando lógicas propias, producto en gran parte a la influencia de la política; por lo que, a lo mejor, esa sería mi tesis, estamos actuando con conceptos sobredimensionados de lo que puede mover la política. La lógica política ya no es la que define la lógica de la sociedad. II. Segunda tesis El descentramiento de la política ha llevado consigo consecuencias importantes para los partidos políticos. A pesar de que siempre todos los partidos estén en la misma rutina y en la misma tradición, realizando su congreso ideológico y elaborando nuevos programas, existe incapacidad de los partidos políticos para lograr la integración social por la vía programática. Los programas ya no integran partidos políticos. Ese es el resultado de la diferenciación de los roles sociales que cada individuo juega. Siempre tomo como referencia el caso concreto alemán. Si ando como peatón me quejo de los bicicleteros, si ando en auto me quejo de los peatones que no observan las señales y si ando en bicicleta me quejo de los dos. Es decir, cómo va a agregar los intereses el partido político, si cuando yo quiero lograr que me pongan un camino para bicicleteros, no voy a el partido, sino que voy con la asociación de los bicicleteros. Para la consecución de mis intereses limitados, personales, eso me resulta mucho más efectivo que meterme en un partido. Si el ciudadano para lograr su interés de momento se decide por cualquier organización, menos por un partido, entonces no va a esperar encontrar la gran síntesis de la sociedad en un programa. Ya no es posible integrar a los partidos políticos -y a más largo plazo a la sociedad-, a través de los programas. En general, tenemos un problema de dificultades de inserción social ante los nuevos protragonismos de la ciudadanía. Desde mi punto de vista ya se ha dado una pérdida del monopolio de representación política. Para la gente no es importante el hecho de que haya actores electos o no electos, sino que lo importante es la eficacia en la realización de sus intereses Para atender de forma efectiva esos intereses, es necesario comenzar a analizar las dificultades en la organización de la acción política, porque no es difícil darse cuenta que la situación de los sindicatos y las cooperativas es la misma de los partidos, la gente se va. No logran integrar a la gente en ese esquema organizativo. Por lo tanto, la lógica tradicional de acción política ya no funciona. La dinámica de pensamiento hay que enfocarla hoy en día sobre cómo se configura la acción política. ¿Cómo se configuran movimientos, partidos, tipo Evo Morales, que no tienen carácter de partido? Nos encontramos frente a dinámicas colectivas anti institucionales con una lógica diferente, que no corresponde al clima tradicional de partidos políticos y de sus organismos colaterales como sindicatos. III. Tercera tesis Las generalidades de la democracia comunicativa están desplazando los mecanismos centrales de la institucionalidad política tradicional. Estamos asistiendo a una alta volatilidad del electorado, lo cual implica que se están descalabrando los sistemas de partido. Solamente tomando como referencia, si uno hace una semblanza de los partidos demócrata cristianos y socialdemócratas en América Latina, ¿cuántos quedaron? Creo que el último partido demócrata cristiano que se fundó fue, y no era un acto fundacional serio, el Partido Unidad Social Cristiana (Costa Rica). Hoy en día tenemos en tres países una presencia real de la democracia cristiana, mientras la socialdemocracia no está muy presente. Hay un proceso de marginación de los parlamentos en los procesos políticos, por culpa de los mismos partidos. Ellos nunca han logrado que el parlamento se convierta en el espacio ideal de la discusión nacional. Como siempre, ha habido tendencias que buscaron otros espacios. Y el resultado es que, hoy los congresos se encuentran en una situación bastante marginalizada. IV. Cuarta Tesis Las reacciones de los partidos políticos ante los cambios son poco apropiadas y, más bien, su situación interna ha sufrido serias consecuencias. Estamos ante pérdidas de fines programáticos y a una alta mortalidad de partidos políticos. Si hoy en día nos remitiéramos al inventario de cuántos partidos políticos surgieron en América Latina y cuántos han sobrevivido, llegamos a cifras desastrosas. Adicionalmente, hay bajos niveles de identificación partidaria y se están electorizando los procesos internos, lo cual implica que los partidos solo existen al acercarse el tiempo de las precandidaturas y mientras tanto, pierden su existencia. Asistimos también a una conversión de los partidos populares en “partidos de cartel”. Es decir, ya no son los partidos que son, sino que en los diferentes niveles de existencia de vida partidaria, han ido perdiendo espacio. Las organizaciones colaterales de partidos: sindicatos, grupos de interés, etc., que tradicionalmente animaron la vida partidaria, están expuestos a los mismos procesos. ¿Qué hacer? Los partidos políticos tienen que organizar el trabajo territorial, no en el sentido tradicional, de que para la configuración de mi lista para las elecciones voy a integrar a un líder local, porque eso es cooptación, eso es sacar una persona sin que haya tenido una competencia real. Rearticulación de los grupos activos de la ciudadanía. Hay que abrir nuevos espacios de articulación ciudadana donde los partidos no sean los ausentes. Despartidarización de la gestión gubernamental. Construcción de los espacios públicos. A través de los procesos de mercantilización de los espacios públicos ha habido una pérdida de importancia en la gestión política. Hay que admirar la emancipación del ciudadano en contra de los partidos políticos, ahí está la palabra, la transmisión de la política no se hace hoy en día dentro de los partidos sino frente a los partidos políticos. Generación de foros alternativos de gestión pública y de las expresiones no políticas por parte de los ciudadanos. Aquí introduzco el ámbito de los conceptos culturales. Siempre hay una expresión no política del ciudadano. No podemos llegarle al ciudadano a través del sistema político tradicionalista, pretendiendo ocupar espacios de exclusividad social. Empecé hablando de intermediación y termino con ella. Si tomamos como referencia el esquema de la intermediación, nos damos cuenta que los espacios tradicionales de intermediación política o social presentan características graves. Dicho esquema incluye el espacio del homine administrativo, el espacio de los partidos políticos territoriales y el espacio de los grupos de interés. Estos tres espacios están organizados con lógicas diferentes. Una es de lobby, otra es de representación política y la otra “bagilin”. El único espacio que no tiene la característica de ser cerrado, es el de la sociedad política y sociedad civil, que corresponde a la lógica del “arbiue”. Precisamente, aquí es donde hay que empujar las nuevas posibilidades de lograr la articulación de la acción colectiva hoy en día.