La pérdida de confianza no constituye causa autónoma de despido

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En la Ciudad de Santiago del Estero, a los dos días del mes de agosto
de dos mil doce, la Sala Criminal, Laboral y Minas del Excmo. Superior
Tribunal de Justicia, integrada por elDr. Agustín Pedro Rímini Olmedo,
como Presidente, y los Dres. Raúl Alberto Juárez Carol y Armando
Lionel Suárez,como Vocales y, a los efectos del art. 188 de la
Constitución Provincial, con los Dres. Eduardo José Ramón Llugdar y
Sebastián Diego Argibay, asistidos por la Secretaria Judicial
Autorizante, Dra. Isabel Mercedes Sonzini de Vittar, a los efectos de
resolver el recurso interpuesto contra la resolución de fs. 607/615
del Expte. Nº 17.467 – Año 2011 – caratulado: “Suárez María Romina c/
Maxihogar S.R.L. y/u otros s/ Sueldos Impagos, etc. - Casación
Laboral”. Establecido el orden de pase a estudio, resultó designado
para hacerlo en primer término el Dr. Armando Lionel Suárez, y en
segundo y tercer lugar, los Dres. Raúl Alberto Juárez Carol y Agustín
Pedro Rímini Olmedo respectivamente; y a los efectos del art. 188 de
la Constitución Provincial, los Dres. Eduardo José Ramón Llugdar y
Sebastián Diego Argibay.
El Sr. Vocal,Dr. Armando Lionel Suárez dijo:
Y Vistos:
Para dictar sentencia en los autos del epígrafe.Y Considerando:
I) Que llegan los presentes autos a este Tribunal en virtud del
recurso de casación formulado por la parte demandante (fs. 618/625 y
vta.), en contra de la sentencia dictada por la Excma. Cámara de
Trabajo y Minas de Tercera Nominación, en fecha 16 de diciembre de
2010, obrante a fs. 607/615. Que tal recurso es concedido por ante
esta Sala, se ordena el trámite de ley, obrando responde de la contraparte- recurrida a fs. 652 y vta., quedando a despacho para
resolver, previo dictamen fiscal.II) El Sr. Fiscal General del Ministerio Público, en su dictamen (fs.
654/655) interpreta que se debe rechazar el recurso incoado,
básicamente, por ser cuestiones de hecho y prueba (privativas del
Tribunal de mérito, por vía de los arts. 119 C.P.L. Ley 3.603 y modif.
y 242 L.C.T.) y por la falta de cabal demostración por el casacionista
de los argumentos que sustentan su embate. Sostiene que la actividad
desplegada por los juzgantes resulta válida y no arbitraria ni
absurda, por existir razones que avalan la misma.III) Que en su escrito recursivo citado y de acuerdo a los
antecedentes de la litis que explaya, el fundante casacionista censura
y sostiene en lo esencial, que la sentencia dictada se formula con
arbitrariedad, con violación de la ley y errónea aplicación del
derecho, puesto que existe por el Tribunal a quo una falta de
merituación debida de constancias de la causa, y que la sentencia
dictada es obra de su mero voluntarismo jurisdiccional. Así, evidencia
infracción de la normativa legal sustancial y procesal, considerando a
la sentencia dictada como contraria a derecho y por ende arbitraria en
su deber de fundamentación e inobservancia de normativa aplicable,
merced a la absurda valoración probatoria, en suma, por apartarse de
constancias conducentes de la causa. Según explicita, la postura del
Tribunal no se condice con el derecho a la jurisdicción, el debido
proceso, la defensa en juicio, el in dubio pro operario, el derecho de
propiedad, ni la doctrina legal en la materia tratada (art. 242 LCT) y
le ha negado a su parte la justa indemnización, al conformar la causa
de despido como injuria por perdida de confianza respecto del actora,
sin que se reúnan los requisitos legales a tal fin, con base en la no
consideración de elementos probatorios y situaciones de desempeño
laboral de la demandante en la firma comercial empleadora (vgr. doble
juego de llaves, lapso de cierre comercial entre los horarios matutino
y vespertino sin control de su parte etc.). Basado en dichos motivos,
requiere se admita el recurso, se case la sentencia dictada en lo
impugnado y se conceda la demanda en forma completa, con costas. Hace
reserva del caso federal.IV) El recurso en mi estima no puede prosperar. A título de introito
diré, que esta Sala ha señalado con particular énfasis, que resulta
esencial el cumplimiento por parte del recurrente de una cabal
demostración de la violación de la ley o la aplicación falsa o errónea
que denuncia del fallo impugnado, de manera de suministrar con ello,
fundamentos que estén referidos directa y concretamente a los
conceptos que estructuran la construcción jurídica en que se asienta
la sentencia, especialmente teniendo en cuenta que estamos frente a
una vía extraordinaria y por ende limitada y restringida como es la
casación. Es de enfatizar entonces, que “al Tribunal de la Casación
sólo le corresponde el contralor de la ley sustantiva aplicada por los
tribunales de mérito. Su misión se limita a la revisión del derecho
contenido en la sentencia. Todo lo que se refiere a la determinación
del objeto y al ejercicio de los poderes discrecionales quedan fuera
de su ámbito” (De la Rúa, “Recurso de Casación”, pág. 104/105 N°
102).V) Corresponde señalar, en primer lugar, que la facultad revisora de
esta casación está circunscripta al contenido de la sentencia y a la
concreta
impugnación
contra
ella
formulada.
El
éxito
de
la
impugnación, supone entonces la configuración de aquel error grave y
grosero, concretado en una conclusión del sentenciante visiblemente
incoherente y contradictoria en el orden lógico formal e incompatible
con las constancias objetivas que resultan de la causa. Así pues, en
orden a los agravios, se desprende de las constancias de la causa y de
los argumentos vertidos por Tribunal de origen, que no asiste razón a
la parte recurrente en sus criticas, pues los agravios referenciados,
sólo suscitan el examen de cuestiones de hecho y prueba, extrañas a la
vía del recurso casatorio, máxime cuando, en este aspecto, lo decidido
cuenta con fundamentos suficientes de igual carácter que, más allá de
su acierto o error, excluyen la tacha de arbitrariedad invocada.La arbitrariedad en el orden local, reviste carácter excepcional,
limitada a los casos de indudable ruptura en el orden constitucional
en la motivación de los fallos, situaciones de flagrante apartamiento
de
los
hechos
probados
en
la
causa,
carencia
absoluta
de
fundamentación o argumentos ilógicos, absurdos o autocontradictorios.
Resulta por tanto improcedente, cuando bajo la invocación de tales
vicios, se encubre la pretensión de lograr una revisión de la
valoración original efectuada por los tribunales de mérito, sobre el
contexto probatorio de la causa, por cuanto la admisión de la vía en
tal caso conduciría a instaurar una tercera instancia ordinaria,
extraña a nuestro sistema procesal. Que con relación a cuestiones de
hecho y de apreciación de la prueba, no es suficiente para abrir la
instancia extraordinaria la exteriorización de un punto de vista
discrepante con el Tribunal a quo y acorde con el personal enfoque del
material probatorio formulado por el recurrente; sino que es menester
demostrar el quebrantamiento palmario de las leyes de la lógica o la
grosera desinterpretación material de alguna prueba con la condigna
denuncia de infracción a las normas que la rigen, cuya aplicación
repulsa por impedirle llegar a la verdad jurídica. Y, desde luego, una
cosa es que la valoración que se hizo de tales elementos probatorios
no conforme a la recurrente, pero otra muy distinta es que de ello se
siga la descalificación del pronunciamiento. El mero disentimiento no
es base idónea de agravios, ni configura absurdo que dé lugar al
recurso. Sólo pueden revisarse en esta instancia este tipo de
cuestiones y reemplazarse el criterio del Tribunal de mérito, por
lesivo, si se demuestra que constituye un despropósito, una
arbitrariedad intolerable o un grave atentado a las leyes del
raciocinio, lo que debe ser apreciado con criterio restrictivo.
Establecer el mérito probatorio de determinadas piezas del expediente,
es cuestión ajena a la competencia extraordinaria de la Sala Laboral
de este Tribunal cimero, que no es una tercera instancia revisora de
lo actuado por la instancia primigenia. No está demás recordar que los
magistrados no están obligados a analizar todos y cada uno de los
elementos que se arriban al pleito, cuando los elegidos alcanzan para
convencer sobre la racionalidad de la valoración efectuada (cfr.
C.S.J.N, Fallos: 264:301; 308:1624, entre otros). En efecto los jueces
de las instancias ordinarias tienen dicha prerrogativa pudiendo
inclinarse en favor de unos elementos o descartar otros, sin que sea
necesario expresar en la sentencia la valoración de todas las
probanzas, sino únicamente las que se consideren necesarias para el
fallo de la causa. “En el desempeño de selección de la prueba,
atribuyéndoles jerarquías, y que conlleva inclinarse hacia una,
descartándose otra u otras, no se requiere que el iudicante exprese en
su sentencia la valoración de todas” (S.C.B.A., L 89430 S 2-7-2008,
Juez HITTERS (SD), carátula: Mezzadra, Carlos Alberto c/ Destito, Elsa
s/ Diferencias de haberes e indemnización, base JUBA). “En el proceso
laboral, como en el civil, la selección y valoración de las pruebas es
función privativa de los jueces de la causa, quienes no están
obligados a seguir a las partes en todas sus alegaciones, sino a tomar
en cuenta sólo aquellas que estimen conducentes para la mejor solución
del litigio” (CNTr., Sala I, 30/11/98, “Tellez c/ Coto S.A.”, D.T.,
1999-A-1138; íd., 30/11/99, “Corzo c/ Ricci”, D.T., 2000-B-1817) {cit.
por POSE, Carlos, “Ley 18345, de Organización y Procedimiento
Laboral”, pág. 170, seg. edic., Edit. David Grinberg, Libros
Jurídicos, Abril/2001}. Y con mas afinamiento hemos expuesto en esta
Sala: “La justificación de un despido, la determinación de la
existencia o no de injuria laboral es, en principio, una cuestión de
hecho y valoración de la prueba que compete a los jueces de grado y,
por lo tanto ajena a la instancia casatoria, y se convierte en materia
del recurso extraordinario local en aquellos casos en que se invoque y
demuestre perspícuamente absurdo o arbitrariedad” (STJ 23277 S 8-102007, Juez Rímini Olmedo (MA), “Frola Raúl Arturo C/ Lo Bruno S.A.”;
STJ 23549 S 10-3-2008 , Juez Rímini Olmedo (SD), “Ortega Alejandro
Javier C/ Bank Boston S.A.”, Base JUBA), lo que no observo en autos.
“Determinar si una conducta configura o no injuria laboral con entidad
suficiente como para rescindir el contrato de trabajo, es una cuestión
de hecho reservada a la apreciación de los jueces naturales de la
causa e irreversible por ello en casación, toda vez que ésta no
consagra una tercera instancia donde hayan de valorarse nuevamente los
hechos del proceso, o reverse todas las cuestiones planteadas en las
instancias de grado” {STJ de Misiones, 11-4-90, Salguero, Ignacio
s/Recurso de inaplicabilidad de ley, en autos: Salguero, Ignacio c/
Banco de la Provincia de Misiones s/ Laboral p/ Reincorporación y pago
de salarios caídos, Res. 46; S.T.J. Sgo., Resol. Serie "B" Nº 164 Sentencia de Fecha 16-6-2011- Fallo Nº 24389, “Pantano Gustavo Daniel
c/ Libertad S.A.”. Juez Juarez Carol (SD), Mag. vot.: Suárez-Juárez
Carol-Rímini-Argibay., web jussantiago.gov.ar}. Por consiguiente, “las
discrepancias del recurrente con el criterio seguido por los jueces en
la selección y valoración de las pruebas, no sustenta la tacha de
arbitrariedad en que se pretende fundar una casación aún cuando se
invoque error en la solución que se impugna” (conf. STJ, 23030, sent.
del 13-VII-2006; STJ, 23125, sent. del 4-X-2006; STJ 22297, sent. del
19-X-2005; STJ, 23071, sent. del 21-XI-2006; STJ, 23189, sent. del 21XI-2006; STJ, 23149, sent. del 27-II-2007; STJ, 23330, sent. del 23IV-2007; STJ, 23390, sent.del 12-VII-2007; STJ, 23389, sent. del 10VII-2007; STJ, 23531, sent. del 27-XII-2007, Base JUSE en JUBA). “La
injuria laboral es un incumplimiento, falta, inobservancia de las
obligaciones del contrato de trabajo, tanto sea por acción u omisión
de una de las partes, que importa daño, menoscabo o perjuicio a la
seguridad, honor, o interés de la otra parte” (S.T.J., 24283 S 20-122010, Juez Rímini Olmedo (SD), “Rouanet Mary Inés c/ Banda Gas S.A.”,
Base Juse en web JUBA). “El criterio cuantitativo o cualitativo con
que se aprecie la gravedad de un hecho injurioso, como causal de
despido laboral, corresponderá al Juez de la causa, el que deberá en
definitiva, apreciar prudencialmente dicho comportamiento” (ST 24044 S
22-12-2010 , Juez SUÁREZ (MA), “Landin Walter Rene c/ AN.PA.FA. y/u
otros“, Base Juse en web JUBA). En apretada epítome, “No es del
resorte de la instancia extraordinaria el revisar todo el contenido
fáctico del litigio, ni estudiar los antecedentes que le dieron
origen, ni merituar la conducta de las partes en ocasión del
distracto, ni ponderar las probanzas para asignarles una determinada
significación. Todo ello queda en el margen de la razonable discreción
de los jueces de grado, que en el ordenamiento procesal local valoran
"en conciencia" las pruebas y los hechos, lo que impide la casación si
no se demuestra la falta de razonabilidad o logicidad de lo resuelto.
La conclusión del tribunal derivada del análisis de la prueba
producida
no
puede
ser
objeto
de
censura
en
la
instancia
extraordinaria porque es producto del ejercicio de una facultad propia
de los jueces de mérito, salvo que se denuncie y demuestre la
existencia de absurdo o arbitrariedad” (STJ RÍO NEGRO, SL: SE. 74/02
"R. O. R. y otro c. Quitrihue", 24-05-02, base Lex Doctor 8.0; Resol.
Serie “B” N° 272, 18/10/2011, “Torres Héctor Alfredo c/ Empresa de
Transporte de Pasajeros Pedro Francisco de Uriarte S.R.L.”; Resol.
Serie “B” N° 203, 04/08/2011, “Cajal Juan Carlos Alberto c/ Transporte
La Candelaria S.R.L. de Miguel Mukdise (h)”; Resol. Serie “B” N° 164,
16/06/2011, “Pantano Gustavo Daniel c/ Libertad S.A.”; Resol. Serie
“B” N° 117, 26/05/2011, “Burgos Luis c/ Halles S.A.”; Resol. Serie “B”
N° 203, 11/08/2010, “Gimenez Héctor Sandro c/ Prignon Vincent Andre
Luc; Base Jurisan).VI) Si bien lo expuesto resulta suficientemente para rechazar el
recurso propuesto, a fortiori, en coincidencia con el Sr. Fiscal
General y en cuanto a la legalidad de la sentencia dictada respecto
del distracto, ingresaré a la estructuración jurídica de la temática
en cuestión. Así, expone aquilatada doctrina: “debe destacarse, como
criterio rector, que la pérdida de confianza no es causal autónoma de
despido, por lo que deviene válida cuando se encuentra respaldada por
comportamientos injuriosos. La actuación en la comunidad de trabajo
requiere del trabajador el cumplimiento de los deberes de fidelidad
acordes con la índole de las tareas que tenga asignadas. Con el
desarrollo del contrato se crean expectativas acerca de su conducta
leal; si tales expectativas se frustran a raíz de un hecho objetivo
suficientemente
grave,
que
determine
la
convicción
(elemento
subjetivo) de que el trabajador ya no es confiable, es decir que puede
repetir el hecho desleal o manifestar una conducta de este tipo, se
configura una causal de despido. De tal modo, la pérdida de confianza
no es invocable como causa autónoma que determine la finalización del
vínculo, sino que debe partirse de la alegación de un hecho desleal
(incumplimiento concreto) que en razón de su naturaleza y del tipo de
función encomendada, pueda llevar razonablemente al ánimo del
empleador la convicción de que hechos de similar factura pueden
repetirse en el futuro, calificando así la conducta del dependiente.
De ahí que la "pérdida de confianza", como factor subjetivo que
justifica la ruptura del contrato, debe derivar de un hecho objetivo
que, injuriante por sí mismo, se ve agravado por la pérdida de
confianza que tal hecho trae aparejada....La anotada lealtad recíproca
entre las partes constituye en su plena bilateralidad la más alta
expresión de los factores jurídico-personales que matizan el contrato
de trabajo, e impone a quien debe la prestación no frustrar con su
conducta las expectativas de la otra parte de obtener un resultado
útil de su prestación. La buena fe significa lealtad recíproca de
conducta, comportamiento leal en las relaciones sociales, causa que
justifica la confianza y, al mismo tiempo, exigencia imprescindible de
conducta precisamente para que la confianza resulte justificada. En
tal sentido, en el contrato de trabajo la buena fe y la confianza
entre las partes constituyen condiciones "sine qua non" para que las
relaciones puedan desarrollarse en forma armónica, permitiendo a cada
una de ellas cumplir con sus obligaciones para llevar el contrato
hacia el fin previsto. Ambas condiciones, buena fe y confianza son la
esencia del vínculo....Este tipo de injuria no supone necesariamente
un daño a los intereses patrimoniales del empleador, bastando con que
lo sea a los puramente morales” (cf. FERNÁNDEZ MADRID, Javier, “Prueba
del incumplimiento objetivo determinante de la pérdida de confianza”,
Publicado en: LA LEY 08/02/2011, 08/02/2011, 6 - LA LEY. 2011-A, 230,
comentario a fallo). A manera síntesis y sobre el particular,
RODRÍGUEZ SAIACH, ha realizado un valioso análisis al especificar: “a)
La pérdida de confianza no constituye causa autónoma de despido. Debe
existir, en concreto, un hecho injurioso que sirva de base para que se
invoque este motivo rupturista. b) La pérdida de confianza constituye
un sentimiento subjetivo que debe objetivarse. Las razones que alegue
el empleador deben tener valor suficiente como para permitir al
magistrado actuante convencerse de que, en efecto, se ha roto el
basamento estructural de la relación de trabajo en cuanto al elemento
buena fe y confianza. c) No resulta necesario que el empleador
acredite la existencia de perjuicio patrimonial y/o económico. Basta
que exista un agravio de tipo moral. d) En la comunicación rupturista,
amén de invocarse la pérdida de confianza como causal de despido, debe
expresarse cuál es el hecho objetivo injurioso que le sirve de
basamento (arts. 242 y 243, ley de contrato de trabajo). e) La
decisión rupturista basada en pérdida de confianza no implica
imputación de un delito, sino la afirmación expresa de que existe una
razón objetiva para romper el vínculo, con independencia de que la
conducta y/o el accionar del dependiente que se estima como injurioso
pueda o no merecer reproche objetivo desde el punto de vista penal”
(cf. RODRIGUEZ SAIACH, Luis A., "Acoso sexual, hurtos y otras causas
de despido", ps. 121/3).Partiendo de ello, conceptúo al caso en litis, dentro de aquéllas
disoluciones contractuales laborales dispuestas por el empleador
unilateralmente,
invocando
para
ello
una
causa
imputable
al
trabajador. Ello se produce en ejercicio de garantías constitucionales
de libertad de comercio y del derecho de propiedad (Art. 14 y 17 de la
C.N.) y las facultades previstas en el Art. 242 de la L.C.T. (ley
20.744 y modif.). Así, el empresario decidió romper con el vínculo,
por motivos que no le fueron propios, eximiéndose de las sanciones que
establece la protección contra el despido arbitrario que instituye el
Art. 14 bis de la Carta Magna, que se proyectan en aquella ley, y de
tal manera lo reconoció el Tribunal actuante. Consecuentemente con lo
expuesto, del análisis de la causa del epígrafe, resolución impugnada,
agravios esgrimidos en el presente recurso, entiendo que el Tribunal
de mérito en uso de facultades legales indagó correctamente el real
significado de la pérdida de confianza que produjo en el ánimo del
empleador la actuación de la actora, indicativa al menos de una
desaprensión o negligencia en cuanto al desarrollo y desempeño de su
tarea, esto es, si las expectativas acerca de una conducta leal y
acorde con el deber de fidelidad creadas con el devenir del vínculo y
la responsabilidad del cargo ocupado por la trabajador, se ven
frustradas a raíz de un acontecimiento que permite considerar que
aquél ya no es confiable (cf. S.T.J., Resol. Serie “B” N° 21,
16/02/2010, “Trungelitti José Enrique c/ Banco Santiago del Estero
S.A. y/o Responsable”, Base Jurisan). Al decir del maestro Enrique
Herrera: la "confianza" en la relación laboral, es un sentimiento de
carácter subjetivo, que, abreva en los deberes de "fidelidad" o
"lealtad" que el contrato de trabajo pone en cabeza del trabajador, lo
que naturalmente no supone una sumisión del dependiente al empleador,
sino el leal cumplimiento de su trabajo, observando las reglas de
corrección y comportamiento adecuadas a un "buen trabajador" conforme
las funciones que concretamente se le han encomendado.Por ende, visualizando la prueba colectada (en especial: documental
ver fs. 51, 24, 253/254; pericial contable ver fs. 495/496 y 504,
testimonial de María Carolina Antonioli de Velásquez, ex empleada y a
la sazón superior jerárquica de la actora ver fs. 602/603 vta.) me
permite establecer que no advierto absurdo o arbitrariedad, en la
conclusión de los judicantes de grado que les permitió concluir, que
la falta atribuida configura la pérdida de confianza que no consintió
en la prosecución del vínculo, en virtud del incumplimiento a las
obligaciones que surgen de los arts. 62, 63, y concordantes de la
L.C.T.. En ese derrotero, el Tribunal del trabajo rechazó la demanda
al considerar válido el despido impelido por la accionada. Ergo,
cuando los jueces de grado en virtud de las facultades del art. 119
CPL Ley 3603 y modif., han evaluado las pruebas conforme las reglas de
la libre convicción, dicha conclusión es irrevisable en casación,
salvo supuestos de arbitrariedad o absurdo, los que -por lo dicho- no
surgen en el caso de autos. “El concepto de injuria responde a un
criterio objetivo que se refleja en el incumplimiento inmotivado de
las obligaciones emergentes del contrato de trabajo” (CSJN, V. 107,
XXXV, “Vera, Daniel Alejandro c/ Droguería Saporiti Sociedad Anónima,
Comercial, Industrial, Financiera, Inmobiliaria y Agropecuaria”,
9/08/01, T. 324, P. 2272; A. 2107. XXXVIII.; Atienza, Ricardo Emilio
c/ Banco de la Nación Argentina. 29/04/2004, T. 327, P. 1249, web
CSJN) Por ello, en el criterio cuantitativo o cualitativo con que se
aprecie la gravedad de un hecho injurioso, es en definitiva el Juez el
que
debe
apreciar
"prudencialmente"
(art.
242
LCT)
dicho
comportamiento. Que en autos, no se detecta un apartamiento de la
solución normativa prevista para el caso o una decisiva ausencia de
fundamentación, y no se demuestra la concurrencia de un yerro jurídico
patente, ni un desvío lógico susceptible de ser reparado en esta vía
de
legalidad.
En
definitiva,
la
instancia
de
casación
es
extraordinaria y está destinada a controlar la legalidad del proceso y
la correcta fundamentación de la sentencia; y el recurrente no
desvirtúa el razonamiento del A-quo; solo insiste en su postura basada
en su personal punto de vista acerca de la inconducta de la actora en
el manejo de los fondos que el principal le confirió, tratando de
volcar la sospecha en la empleadora (doble juego de llaves, horario
laboral con intermedio etc.). Respecto a la falta de denuncia penal
invocada por la parte recurrente y la falta de acreditación de una
ilicitud dolosa de su parte a través de una denuncia penal, como bien
explica POSE: “En la práctica suele soslayarse la aplicación del
artículo 224 de la L.C.T., ya que los empleadores, ante la sospecha de
que un dependiente ha incurrido en una conducta ilícita en contra de
sus intereses, suelen romper el vínculo invocando pérdida de
confianza, lo que permite al juez laboral analizar la justa causa del
despido prescindiendo de toda cuestión criminal” {POSE, Carlos, “Ley
de Contrato de Trabajo”, anot., com. y conc. con Leyes 25.013, 25.323
y 25.345, pág. 336, p. 2, Edit. David Grinberg, Libros Jurídicos,
Abril/2001}.VII) Que, en mérito a lo precedentemente señalado, debe concluirse en
la improcedencia de la vía recursiva deducida por la parte actora y
derivar en su consecuencia en la confirmación del fallo resolutorio
dictado por el Tribunal de alzada, en lo que fue materia de agravios.
Con costas en esta instancia a la vencida, pero eximiendo de su pago a
la parte recurrente actora, conforme lo normado por el art. 122 del
CPL Ley 3603 y modif..-
Por todo lo expuesto, oído el Sr. Fiscal General del Ministerio
Público, doctrina y jurisprudencia reseñadas, Voto por: I) Rechazar el
recurso de casación interpuesto por la parte accionante, en contra de
la sentencia dictada por la Excma. Cámara de Trabajo y Minas de
Tercera Nominación, en fecha 16 de diciembre de 2010, obrante a fs.
607/615, en lo que fue materia de agravios. II) Con costas en esta
instancia a la vencida, pero eximiendo de su pago a la parte
recurrente actora, conforme lo normado por el art. 122 del CPL Ley
3603 y modif..A estas mismas cuestiones, el Dr. Raúl Alberto Juárez Carol dijo: Que
comparte los argumentos esgrimidos por el Vocal preopinante, Dr.
Armando Lionel Suárez, emitiendo su voto en idéntico sentido.
A las mismas cuestiones, el Dr.Agustín Pedro Rímini Olmedo, dijo: Que
se adhiere en un todo a lo sustentado por el Dr. Armando Lionel Suárez
votando en igual forma. Con lo que se dió por terminado el Acto,
firmando los Sres. Vocales, por ante mí, que doy fe. Fdo: Armando
Lionel Suárez - Raúl Alberto Juárez Carol - Agustín Pedro Rímini
Olmedo - Ante mí: Dra. Isabel M. Sonzini de Vittar - Secretaria
Judicial Autorizante - Es copia fiel del original, doy fe.
Santiago del Estero, dos de agosto del año dos mil doce.En mérito al resultado de la votación que antecede, la Sala Criminal,
Laboral y Minas del Excmo. Superior Tribunal de Justicia, Resuelve:I)
Rechazar el recurso de casación interpuesto por la parte accionante,
en contra de la sentencia dictada por la Excma. Cámara de Trabajo y
Minas de Tercera Nominación, en fecha 16 de diciembre de 2010, obrante
a fs. 607/615, en lo que fue materia de agravios. II) Con costas en
esta instancia a la vencida, pero eximiendo de su pago a la parte
recurrente actora, conforme lo normado por el art. 122 del CPL Ley
3603 y modif.Protocolícese, expídase copia para agregar a autos,
hágase saber y oportunamente archívese. Fdo: Armando Lionel Suárez Raúl Alberto Juárez Carol - Agustín Pedro Rímini Olmedo - Ante mí:
Dra. Isabel M. Sonzini de Vittar - Secretaria Judicial Autorizante Es copia fiel del original, doy fe.
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