BOLETINLITURGICO172

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ISSN 1668-2351
BOLETIN LITURGICO
San Pío X
®
172
Marzo 2009
DIRECTOR
Pbro. Ricardo Dotro
Perdón, Señor,
misericordia,
Padre bueno que nos amas.
Este es el tiempo favorable, este es el día de la salvación
CUARESMA
El tiempo de cuaresma tiene como finalidad prepara a los fieles
para la celebración de la Pascua; en efecto, la liturgia cuaresmal prepara la
celebración del misterio pascual, tanto a los catecúmenos mediante las
diversas etapas de la iniciación cristiana como a los fieles, al rememorar su
bautismo y por la penitencia.
La cuaresma tiene en su trasfondo espiritual el desierto. Éste
representa, por un lado, la experiencia del pueblo de Isarel después de la
salida de Egipto, y por otro, el ayuno y oración de Jesús que finalizó con las
tentaciones de Satanás. Ambas experiencias registradas en la Biblia inspiran
este camino cuaresmal. En este tiempo los cristianos estamos llamados a
retomar la alianza bautismal prefigurada en aquella alianza del Sinaí y a
crecer en la fidelidad a la Palabra de Dios con la cual el Señor venció toda
tentación.La cuaresma no solo nos prepara para el domingo — tercer día
de la pascua — nos prepara para que celebremos el misterio pascual en su
totalidad. Como cada año lo hace la Iglesia.
La cuaresma nos ocupará todo este mes de marzo y los nueve
primeros días de abril. El miércoles 25 de febrero daremos inicio a la
práctica cuaresmal mediante la recepción de las cenizas.
La Pascua es una fiesta que se celebra a lo largo
de tres día comenzado en el atardecer del día jueves santo y concluyendo el
domingo por la tarde. Es decir que pascua comprende desde su inicia al acabar
el jueves, todo el viernes, todo el sábado y todo el domingo.
AYUNO CUARESMAL
El ayuno fue siempre considerado como la práctica característica de la
Cuaresma, de tal forma que todas las fórmulas litúrgicas del tiempo se puede decir
que hacen mención para encomiarla y recomendarla. En principio, el ayuno consistía
substancialmente en la única comida tomada a la hora de vísperas después de la
celebración de la sinaxis eucológica o eucarística, según los días y las costumbres
locales. La única comida no bastaba, por tanto, para constituir el ayuno; era preciso
que la comida fuese diferida hasta la tarde; hasta tanto es esto cierto, que, según San
Jerónimo, los monjes durante la quincuagésima pascual, para conformarse con la
disciplina de la Iglesia, que prohibía el ayuno, cambiaban la cena en comida, es decir,
comían hacia el mediodía, sin que hiciesen después otra comida: A Pentecoste coenae
mutantur in prandia; quo et traditioni ecclesiasticae satisfiat, et ventrem cibo non
onerent duplicato. El uso de retardar la comida a la tarde de los días de ayuno era
antiquísimo en la Iglesia.
San Paulino, obispo de Nola, escribiendo a un amigo suyo de un eclesiástico que le
había sido enviado, narra que, llegado a su casa en día de Cuaresma, aceptó con
gusto el dividir con él la pobre comida que a la hora de vísperas había sido preparada:
Quotidiana ieiunia non refugit, et pauperum mensulam vespertinas conviva non horruit.
San Agustín dice que era regla ordinaria abstenerse de tomar alimento hasta la puesta
del sol, y el historiador Sócrates añade que se consideraba como violadores del ayuno
a aquellos que comían a la hora de nona; él mismo, sin embargo, observa que tal rigor
no era observado en todas partes; más aún, parece que, en Oriente sobre todo, el uso
de romper el ayuno cuaresmal a la hora de nona era bastante común; es cierto, de
todos modos, que había notable diferencia entre el ayuno hebdomadario del miércoles
y viernes y el de los días de Cuaresma. El primero, llamado ya por Tertuliano
semiayuno o ayuno semipleno, llevaba consigo la comida a la hora de nona, mientras
el segundo, llamado ayuno propiamente dicho o ayuno pleno, abarcaba casi toda la
jornada, para terminar a las vísperas; es decir, respecto a los días de febrero y marzo,
entre las cuatro y media y cinco y media por sus meridianos.
La regla de prolongar a la hora de vísperas el ayuno cualesmal fue generalmente
inculcada y observada en la Iglesia latina más allá del año 1000. San Bernardo (+
1153), en un discurso dirigido a sus monjes al principio de la Cuaresma, se hacía eco:
"Hasta ahora hemos ayunado hasta nona, pero desde ahora ayunarán junto con
nosotros hasta la tarde, usque ad vesperam, todos, sean príncipes o reyes, sacerdotes
o fieles, nobles o plebeyos, ricos o pobres." Es preciso observar, sin embargo, que en
esta época y ya algo antes se nota una muy clara tendencia a anticipar la refección a la
hora de nona. La menciona abiertamente Teodoro de Orleáns (+ 821), el cual condena
acerbamente a aquellos que se ponían a comer apenas sonaba la campana de nona,
mientras habrían debido esperar a que fuese terminada la misa, que comenzaba a
aquella hora; el cronista sangallense de Carlomagno cuenta que éstos durante la
Cuaresma hacían celebrar misa y vísperas una hora antes de nona, después de lo cual
se ponían a la mesa; y esto con el fin de no retardar notablemente la comida a sus
cortesanos En Italia, Raterio, obispo de Verona (+ 974), exhorta expresamente a sus
fieles a romper el ayuno a la hora de nona y reprende a aquellos que esperaban una
hora más tarde sólo para comer con mayor avidez.
Pero entrados en la vía de las concesiones, no se para fácilmente. Tomando al
mediodía la refección, si se quería observar estrictamente el ayuno, era preciso
esperar para comer hasta el mediodía sucesivo. La espera era demasiado larga, y
entonces fue permitido el tomar durante la tarde un poco de líquido para apagar la sed.
Este uso se introdujo sobre todo en los monasterios y fue aprobado por el concilio de
Aquisgrán en el 817. Ыу justifica a aquellos que a la bebida unían los electuaria
(pastas o pasteles a base de azúcar y miel), sin creer que por esto faltaban al ayuno.
Era en substancia una pequeña comida, que se llamaba collatio. El vocablo provenía
del uso monástico, y significaba "conferencia," porque en los monasterios después de
esta "colación" se leían las famosas conferencias espirituales de Casiano. El alimento
espiritual ha impuesto su propio nombre al del cuerpo.
Prefacios del tiempo de Cuaresma
PREFACIO DE CUARESMA I
La significación espiritual de la Cuaresma
Realmente es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Por él nos concedes
disponernos a la celebración de la Pascua
con el gozo de un corazón purificado,
para que, dedicados con mayor entrega
a la oración y a las obras de caridad,
y participando en los misterios
que nos dieron nueva Vida,
lleguemos a ser con plenitud hijos tuyos.
Por eso, unidos a los coros de los ángeles,
te alabamos cantando sin cesar:
PREFACIO DE CUARESMA II
La penitencia cuaresmal
Realmente es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Porque has establecido generosamente
un tiempo especial de gracia
para renovar en santidad a tus hijos,
de modo que, libres de todo afecto desordenado,
vivamos las realidades temporales
pero adhiriéndonos a las eternas.
Por eso, con los ángeles y los santos
cantamos sin cesar,
el himno de tu gloria:
PREFACIO DE CUARESMA III
Los frutos de las privaciones voluntarias
Realmente es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Porque con nuestras privaciones voluntarias
nos enseñas a reconocer y agradecer tus dones,
a dominar nuestro afán de suficiencia
y a compartir nuestros bienes con los necesitados,
reflejando así tu generosidad.
Por eso, con la multitud de los ángeles,
te alabamos diciendo a una sola voz:
PREFACIO DE CUARESMA IV
Los frutos del ayuno
Realmente es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Porque con el ayuno corporal
refrenas nuestras pasiones,
elevas nuestro espíritu
y nos das fuerza y recompensa
por Cristo, Señor nuestro.
Por él, los ángeles y los coros celestiales
celebran tu gloria,
unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:
PREFACIO DE CUARESMA V
El camino del éxodo en el desierto cuaresmal
En verdad es justo bendecir tu nombre,
Padre rico en misericordia,
ahora que, en nuestro itinerario hacia la luz pascual,
seguimos los pasos de Cristo,
maestro y modelo de la humanidad
reconciliada en el amor.
Tú abres a la Iglesia
el camino de un nuevo éxodo
a través del desierto cuaresmal,
para que, llegados a la montaña santa,
con el corazón arrepentido y humillado,
reavivemos nuestra vocación de pueblo de la alianza,
convocado para bendecir tu nombre,
escuchar tu Palabra,
y experimentar con gozo tus maravillas.
Por estos signos de salvación,
unidos a los ángeles, ministros de tu gloria,
proclamamos el canto de tu alabanza:
PREFACIO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR I
La fuerza de la Cruz
Realmente es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Por la Pasión salvadora de tu Hijo
la humanidad entera fue capaz de glorificarte,
porque en la fuerza inefable de la cruz
se manifestó el juicio del mundo
y el poder de Cristo crucificado.
Por eso, con los ángeles y los santos
cantamos sin cesar,
el himno de tu gloria:
PREFACIO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR II
La victoria de la Pasión
Realmente es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque se acercan ya los días santos
de su Pasión salvadora y de su gloriosa Resurrección;
en ellos celebramos el triunfo
sobre el poder del demonio
y se revive el misterio de nuestra redención.
Por eso, Padre, los ángeles te cantan eternamente
y nosotros nos unimos a sus voces
diciendo sin cesar:
LLEGAR A LA RESURRECCIÓN
Por Alfredo López Vallejos
La cuaresma está avanzada, la santa Pascua se avecina; despojémonos de las obras
de las tinieblas. Revistámonos del Señor Jesucristo. . ., podría exhortamos la Iglesia, a
en este tiempo litúrgico, parafraseando la recomendación del apóstol, en la carta a los
Romanos (13,12-14). Porque la salvación está más cerca de nosotros, que cuando
abrazamos la fe, añade en ese mismo contexto.
Precisamente en eso consiste toda celebración litúrgica, y especialmente la
celebración pascual: un auténtico «kairós», es decir, un tiempo de especial relevancia y
densidad espiritual, una oportunidad de gracia y renovación, inaugurado con la muerte
y resurrección de Cristo (2 Cor.6,2).
Es el misterio pascual de Cristo, cuyo memorial celebramos litúrgicamente cada año en
la santa Pascua. En torno a él gira toda la fe de la iglesia, toda la esperanza del pueblo
de Dios, y todo el amor expresado en sus celebraciones. Muerte y resurrección de
Cristo, actualizado sacramentalmente en el triduo sagrado, y durante los cincuenta días
pascuales que lo prolongan y los cuarenta días de conversión que lo preceden; así,
como en cada uno de los domingos del año, que lo hacen permanentemente presente.
Todo ello, para permitir nuestra participación en la resurrección, para hacer posible la
experiencia cristiana en una vida nueva, para entrar en comunión con la victoria de
Cristo sobre la muerte. Porque la Pascua, no podemos reducirla a un aniversario, ni se
limita a una simple conmemoración. La Pascua de Cristo, cuando se celebra desde la
autenticidad de la fe y de sus signos sacramentales, aporta resurrección.
.Así se expresa, elocuentemente, la teología del nuevo testamento; Pablo, en concreto,
cuando habla de «conocerle a él y el poder de su pascua, tratando de llegar a
participar de su resurrección» (FiI.3,10-11), o de que «llevamos el morir de Jesús, para
que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos» (2 Cor.4,10). y tantos
otros, que se expresan en los mismos términos, de hacerse una misma cosa con Cristo
(Rm.6,5), reproducir su imagen (Rm 8,29), de revestimos de Cristo (GaI.3,2?), de llegar
a participar de su naturaleza divina (2 Pe 1,4), para poder llegar a ser juntamente con
él, glorificados (Rom.8); 1 Pe.4,13). Esa participación en la resurrección, no es otra
cosa, sino el cumplimiento de lo anunciado en la predicación de Pablo: que la promesa
hecha a los padres, Dios la ha cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús
(Hech 13,33)
PERDON SEÑOR, MISERICORDIA,
PADRE BUENO QUE NOS AMAS.
No quieres dejar, caído al pecador,
buscándonos vas, amigo y buen pastor,
viniste a salvar al enfermo y pobre.
Tan grande es tu amor, que mueres en la Cruz,
con sangre y dolor, así nos amas tú,
meriendo Jesús, haces que vivamos.
Es triste vivir sin paz y sin amor,
volvemos a Ti, perdónanos Señor,
Tu inmensa bondad, siempre nos recibe.
++++++
F O R O
DEBIDO A QUE EN NUESTRO FORO INGRESABA GENTE INESCRUPULOSA Y SUBÍA
MATERIAL AJENO A NUESTROS PRINCIPIOS, HEMOS IMPLEMENTADO UNA TRABA
DE SEGURIDAD
PARA PODER ACCEDER AL FORO, TODOS DEBERÁN IDENTIFICARSE COMO
USUARIOS Y CON UNA CONTRASEÑA GENERAL “LITURGIA” EN AMBOS CASOS Y
LUEGO SU PROPIO NOMBRE Y CONTRASEÑA PERSONAL
ESPERAMOS QUE CON ESTA NUEVA MODALIDAD SE PUEDA EVITAR EL INGRESO A
QUIENES NO TIENEN BUENAS INTENCIONES .
Sepan disculpar y muchas gracias.
Noticias
El Padre José Bevilacqua, sacramentino, ha puesto a disposición de los usuarios
del Boletín litúrgico todos los salmos del leccionario con sus correspondientes
salmodias.
En cada número iremos insertando los salmos que correspondan. Quien así lo
desee podrá imprimir la página y utilizarla para aprenderlo y cantarlo durante la
celebración.
Otras partituras que nos ha dado, serán puestas en la página en distintas entregas.
MUCHAS GRACIAS
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** Idea: M. C. V **
Buenos Aires - ARGENTINA
Boletín Litúrgico "san Pío X"® es una publicación católica.
Todos los derechos reservados
La propina
No tenemos un signo que identifique la cuaresma como
tenemos el Cirio para la Pascua, o el pesebre y la corona de
adviento, en el ciclo de Navidad.
¿Será porque la característica de la cuaresma es la
austeridad?
El signo de la cuaresma será el despojo.
Que no haya nada que llame la atención.
Solo la Cruz, y en ella Cristo crucificado.
La austeridad, el despojo, deberán ser elocuentes.
La ausencia de flores, de música, de colores (el morado no es un
color festivo), del gloria y del aleluya (los cantos más alegres
de nuestra liturgia), serán ese signo que acompañe los ayunos
y penitencias de la comunidad que sabiéndose pecadora espera
obtener el perdón del Señor misericordioso.
La tercera aclamación eucarística nos ayudará a recordar
que: “por su Cruz y Resurrección nos ha salvado el Señor”.
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ANTÍFONAS
Preparadas o seleccionadas por el Mtro. Oscar Fernández
el texto corresponde al leccionario.
Para los salmos de cuaresma
Domingos ciclo B
A continuación
Ofrecemos los salmos del padre José Bevilacqua
con el desarrollo de las estrofas
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