Monseñor Jacques Gaillot Las nuevas fronteras de la Misión

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Monseñor Jacques Gaillot
Las nuevas fronteras de la Misión
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(Octubre 2008)
Presentación Jornadas...CONFER
La otra Misión en “otro mundo posible”. Perspectiva Profética
Carlos Marcilla Gutiérrez
Una vez más CONFER nos convoca a estas jornadas de sensibilización y de animación misionera, a todos-as
bienvenidos a vuestra casa
Estas jornadas quieren ser un punto de encuentro en la escucha humilde de lo que el Espíritu nos va susurrando y
gritando en nuestra historia, en la Historia de la Humanidad
Para la Misión, la humanidad es un “lugar teológico” una escuela donde Dios nos va educando y entretejiendo; una
escuela donde desde la pedagogía vital escuchamos su voz. Porque en la Realidad de nuestra Humanidad es donde
el Dios de la Vida habita, como presencia gozosa y como llamada a la tarea de su proyecto.
Humanidad que se nos revela particularmente provocadora en las “periferias” y en las “fronteras” en donde se
fractura lo humano, en donde se rompen las aspiraciones más profundas a vivir en Dignidad. En esta humanidad
excluida de la mesa de la Madre Tierra y de la dignidad reconocida se vuelca con exceso de ternura y de entrañas
de compasión y misericordia el Dios de la Vida. Es más en Jesús descubrimos que El está haciendo suyo el grito
desgarrador y el susurro leve de la esperanza inquebrantable.
Para nosotros -religiosos-as, creyentes- la Misión no es solo un Lugar, es un Camino-un Encuentro y un
Compromiso:
Camino a las raíces de nuestra consagración, para vivir proféticamente la Misión liberadora de Jesús y desde allí se
puede entender la renovación-refundación de nuestras comunidades. Solo en la percepción humilde-sencilla y
confiada del Espíritu que nos convoca a “ir más allá” a pasar orillas- a romper fronteras descubrimos nuestra vida
como Profecía y como Parábola Real del Amor de Dios a todos/as.
Encuentro donde descubrimos la Verdad luminosa de Dios que nos desinstala, que nos libera de “idolatrías”
egocéntricas y reduccionistas. Encuentro que hace brotar desde las entrañas de nuestro Ser lo mejor que Dios nos
ha dado.
Compromiso, en el pensar-sentir-actuar en optar sabiéndonos situar allí donde Dios nos convoca y que es entre los
excluidos. Talante para ser y gustar, para entregarse más allá de “profesionalidades”.
Qué pena que la “misión Ad Gentes” siga siendo apéndice temporal o vías de “autosubsistencia” en muchas de
nuestras comunidades y perdamos la riqueza, la sabiduría y las “gracias” que Dios derrama en la Historia de tantos
pueblos excluidos. ¡Qué pena que la misión “ad gentes” siga siendo en muchas situaciones el reclamo para
afirmaciones triunfalistas!
Por eso apostamos por la Misión como “dinamismo” rejuvenecido y rejuvenecedor y por eso seguimos proclamando
que la Misión Ad Gentes más allá de consideraciones teológicas es un derecho de los pobres a que se les anuncie
y proponga una Palabra de Libertad, de Consolación y de Esperanza de parte de Dios. Apostamos por la Misión
como Encuentro y Diálogo en las aspiraciones de Justicia y Caridad, en las búsquedas religiosas y en las raíces de
lo cultural.
Derecho que lleva una Ética, que comporta unas obligaciones Carismáticas ineludibles. Ante el “espejismo de lo
Global” como “control-manipulación y uniformidad” la Misión nos obliga a destruir barreras opresoras y a ir “más allá”
en la acogida de valores, en propuestas de actitudes y en Horizontes fraternos respetuosos y liberadores.
A todos-as que habéis venido Gracias y que disfrutéis de estos días.
Hemos aterrizado en un mundo nuevo. Somos testigos del final de un mundo. Testigos también del
nacimiento de otro mundo, que no sabemos aún lo que será. Lo que supone que tendríamos que estar más
atentos a lo que surge que a lo que desaparece. Lo importante es que estemos en camino. El caminar
despeja nuevos horizontes y abre a la novedad. Instalarse es morir.
Todo lo que parecía, en nuestras sociedades tradicionales, ser una base segura, hoy se cuestiona.
Caminamos sobre arenas movedizas. Todo va muy de prisa. Ya no existen espacios protegidos. Los
avances tecnológicos disminuyen las distancias. En nuestra aldea planetaria, nunca hemos estado tan
cercanos unos de otros. Por lo menos mediaticamente.
1. Sobrepasar las fronteras:
El mundo antiguo tenía como principio la organización de la frontera, separando dentro y fuera, lo conocido
y lo desconocido. El mundo actual se construye superando las fronteras: el contacto es más importante que
la separación, el intercambio más enriquecedor que la yuxtaposición, la confrontación supone menos riesgo
que el aislamiento.
No llegamos a ser nosotros mismos sino es por el encuentro con los demás. Es el compartir que nos hace
hermanos. Una Iglesia que vive de un “Pentecostés” se caracteriza por ir más allá de las fronteras, la
diversidad de lenguas y de culturas y por el envío. Ninguna tierra le está vedada al Evangelio.
2. Tener como horizonte la humanidad:
Antes de ser de un país, de una cultura, de una religión, somos seres humanos, pertenecemos a la familia
humana.
ƒ Antes de ser del Norte o del Sur, somos ciudadanos del mundo.
ƒ Antes de ser blanco o negro somos habitantes del planeta.
Algunos ejemplos:
El Espíritu Santo visita el corazón de todas las personas. Vamos al descubrimiento de la acción del Espíritu
Santo que nos precede en los caminos del mundo.
Jesús pertenece a la humanidad y no solamente a los cristianos.
La Eucaristía es el pan partido para la vida del mundo y no solamente para los cristianos. Las
bienaventuranzas se dirigen a toda la familia humana y no solamente a los cristianos. El juicio final de Mat.
25, concierne también a la humanidad. Las mujeres y los hombres no son juzgados sobre sus prácticas
religiosas sino sobre su actuar en relación con el prójimo, en gestos sencillos y hechos por amor a ellos
mismos.
La peregrinación de Santiago de Compostela no es solamente para los creyentes. Se dirige también a los
no creyentes que quieren encontrarse consigo mismos, aunque no hayan descubierto una dimensión
trascendente.
Una fe que no se puede proponer a todos no es una fe católica.
3. Desplazar las fronteras “en nosotros mismos”
¿Dónde se encuentran, hoy, las extremidades de la tierra? No necesariamente, muy lejos, geográficamente,
sicológicamente. Podemos ir en misión al final del mundo llevando en nosotros mismos un modelo cultural
antiguo e inadaptado. Hay que salir de nuestros guetos, ir al ancho mundo, lugar donde viven hombres y
mujeres que reivindican el derecho de ser lo que son, de llegar a ser lo que tienen posibilidad de ser,
teniendo en cuenta la experiencia que viven. Lo que les lleva a rechazar la idea de que exista una verdad
que se les imponga desde fuera de sí mismos.
Pertenecemos a sociedades que ya no están marcadas por los valores cristianos tradicionales. ¿Por qué
querer imponer a todos, valores que no son aplicables más que a un grupo determinado de personas? A
vino nuevo, odres nuevos.
ƒ
Algunos ejemplos de desplazamiento:
9 La familia:
Hay una pluralidad de familias, de nuevas formas de vida en común, nuevos valores debidos a cambios
culturales que modifican la concepción de la familia. La demanda de autonomía y de libertad es fuerte. Los
avances médicos –poca mortalidad infantil, control de la fecundidad- han permitido salir de la fatalidad para
acceder a una vida más responsable. Se trata de un cambio cualitativo de comportamiento.
La dependencia del mundo y la gestión del tiempo, a la vez acelerada y prolongada (aumento de la media
de edad), implican trayectorias personales no determinadas de antemano y ofrecen oportunidades de vida o
de periodos de la vida más variados y numerosos. La vida ya no está trazada de antemano, según antiguos
modelos.
Así se desarrollan valores de adaptación y de creatividad.
La aspiración de las mujeres a relaciones más justas y a una mejor participación de tareas y, la de algunos
hombres de salir de su rol social exterior y compartir en el hogar, y que conducen a valores de igualdad,
necesarios para construir las familias de hoy. Se quiere gestionar su vida de forma más responsable.
En España se ha autorizado el matrimonio entre personas del mismo sexo y el derecho de adoptar: esto
supone un cambio cultural importante.
Cada individuo tiene derecho al respeto de su identidad porque ésta es más amplia que la dimensión
sexual. Lo más importante no es la orientación sexual de la persona sino la capacidad de amar. Las uniones
homosexuales merecen, leyes, reconocimiento y protección.
9 El diálogo islamo-cristiano:
Consiste en poder dialogar con un ser radicalmente diferente que cree sinceramente que posee una parte
de verdad. Reconocerle el derecho a tener esta convicción. Es un diálogo de reciprocidad, donde nos
acogemos mutuamente. El Evangelio sólo se puede anunciar por medio de verdaderas relaciones humanas.
No puedo anunciar el Evangelio si el otro no ha comprendido que soy un hermano para él. De aquí la
importancia de tomar el tiempo para conocerse y familiarizarse.
9 El medio ambiente
Un desequilibrio en el medio ambiente supone una transformación en los modos de consumir, de producir,
de transporte. Esto toca un modelo de sociedad. Es una llamada a vivir de otra manera.
Los occidentales han hecho de la naturaleza un objeto a dominar. Nuestra concepción dualista puso por un
lado al ser humano y por otro la naturaleza. Tenemos que repensar el sentido de nuestra presencia en el
mundo y redescubrir la relación unitaria entre el ser humano y la naturaleza. Los avances de la ciencia han
modificado nuestra mirada al universo y nos han dado otra imagen del ser humano. Ya no somos el centro
del mundo. Nuestro pedestal ya no tiene razón de ser. Nuestro dominio es ilusorio. El ser humano es un
fragmento del universo. Es un habitante de la tierra. Un hijo del cosmos.
9 El poder:
No hay jerarquía entre los humanos. Pero el poder de dominación continúa ejerciéndose: los hombres sobre
las mujeres, los blancos sobre los negros, los colonizadores sobre los colonizados, los ricos sobre los
pobres, los clérigos sobre los laicos… Las relaciones de dominio de unos sobre los otros no son un
fatalismo. Esta creencia en una jerarquía entre los humanos, que estuviera escrita en la historia y
vehiculada por culturas y religiones, mantiene la desigualdad y desmiente la palabra de Cristo: “Sois todos
hermanos”.
9 Verdaderas o falsas rupturas en la vida religiosa:
Rupturas que no sean retiradas, repliegues o retrocesos. Sino rupturas que den paso a la vida, a la
solidaridad a la cercanía a los pobres. ¿Cómo ser fiel a los votos, sin medir los desafíos del mundo de hoy?
A menudo, las instituciones son impotentes para llevar a cabo acciones valientes y decisivas. Rupturas
proféticas originadas por opciones y tomas de posición en la línea del Evangelio. ¿Acaso la vida religiosa no
es testigo de la llamada a las bienaventuranzas dirigida a todos? ¿Testigo del Evangelio liberado y
liberador?
4. Poner en práctica la justicia y el amor debidos al prójimo:
Es esta enseñanza capital de Jesús la que debe impregnar nuestras acciones. Las prácticas “religiosas” no
son las esenciales. Las esenciales son las prácticas cristianas dirigidas a llevar adelante la justicia, la paz, el
amor, la verdad. Prácticas de liberación que humanizan la vida, en lo cotidiano. La vida ordinaria es el lugar
del encuentro con el Dios de Jesucristo. Para Jesús, fue una experiencia decisiva el encuentro con
personas, que según la ley, no hubieran tenido ninguna oportunidad para encontrarse con Dios.
Nuestra fe cristiana no nos da ninguna superioridad; estamos en un plano de igualdad con las y los que
intentan ser más humanos y de hacer un mundo más humano. ¿Al hacernos cristianos, nos hacemos más
humanos? “Lo importante, no es vivir, y menos aún triunfar, sino el permanecer humano” (George Orwell).
El pecado más grave es el de la injusticia social. En la Biblia, la justicia consiste en dar su lugar a otro, y
reconocerle sus derechos. Una Iglesia que no soporta la injusticia, que la denuncia y la combate es un signo
de liberación para la humanidad. “Su luz brotará como la aurora” (Is. 58, 8).
Una Iglesia que no comparte el sufrimiento de la gente, no podrá nunca encontrar el camino del corazón,
donde puede ser acogida la buena nueva del Evangelio. La Iglesia no es nunca ella misma sin los pobres.
Tengamos lucidez, sobre el funcionamiento de nuestra Iglesia: Pertenecemos a la Iglesia. Es nuestra
familia, incluso aunque a veces nos haga sufrir. Pero el testimonio de la Iglesia está desacreditado por su
forma de funcionar.
¿Cómo puede apoyar la democracia que no la aplica para sí misma?
¿Cómo puede proclamar la dignidad de las mujeres y negarles las funciones de autoridad reservadas a los
hombres ordenados?.
¿Cómo predicar la unidad de los cristianos y definirse como la que posee la verdad? ¿Cómo reclamar la
libertad de conciencia y prohibir la enseñanza a teólogos en búsqueda?
Conclusión
El mañana está por construir. Creemos que otro mundo es posible. Esperamos un cielo nuevo y una tierra
nueva. La humanidad no está compuesta solamente por personas que habitan en nuestro planeta. Está
constituida también por todos los y las que lo poblaron en otro tiempo enriqueciéndola con su trabajo, su
talento, su valor. Tenemos que reivindicar a todos esos hombres y mujeres, que a lo largo de los siglos,
tuvieron este sueño: el de la igualdad entre todos los seres humanos.
Y como la humanidad está también constituida por todos los humanos que vendrán después de nosotros,
tenemos la responsabilidad del porvenir para que la tierra sea habitable para todos. “Para los creyentes, una
cosa es cierta: considerada en ella misma, la actividad humana, individual y colectiva, este gigantesco
esfuerzo por el que los hombres, a lo largo de los siglos, se empeñan en mejorar sus condiciones de vida,
corresponde al designio de Dios” (Gaudium et Spes nº 34).
“El esfuerzo por instaurar una fraternidad universal, no es nunca inútil” nº 38
El porvenir está en la solidaridad.
Ref.: Texto y pedido de publicación del autor
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