114-1 MARA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA SECCION DE

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114-1
MARA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA SECCION DE OCCIDENTE: Santa Ana, a las
quince horas del día veintinueve de julio del año dos mil once.
Vista en apelación la sentencia definitiva pronunciada a las nueve horas con veinticinco
minutos del día veintidós de junio recién pasado, por la señora Juez de lo Civil del distrito
judicial de Chalchuapa, en el Juicio Ejecutivo Mercantil, promovido por el señor Juan Vicente
Cáceres Zepeda, de cuarenta y dos años de edad, Abogado y del domicilio de Chalchuapa, contra
la señora Ana Cristina Álvarez, de cincuenta y cinco años de edad, Empleada y del domicilio de
Chalchuapa, reclamándole cantidad de dinero en base a una letra de cambio. La sentencia
impugnada, en su fallo resuelve: "POR TANTO: Sobre la base de lo expuesto y de conformidad
con lo dispuesto en los artículos 11 Inc. 1°, 18 y 172 Inc. 1° de la Constitución, 49 Romano II, 50
No. 1) y 54 de la Ley de Procedimientos Mercantiles, 702, 732, 766 Romano II), 767, 768 y 960
del Código de Comercio, 417, 418, 421, 427, 429, 432, 436, 439, 593 y 598 del Código de
Procedimientos Civiles y Decreto Ejecutivo No. 1299 de fecha trece de diciembre de mil
novecientos ochenta y tres, a nombre de la República de El Salvador, FALLO: a) Declárase que
no ha lugar la excepción que señala el Romano II del Art. 639 del Código de Comercio, alegada
por la demandada señora Ana Cristina Álvarez, en su escrito de fs. 6 y b) Ordénasele a la referida
demandada, pagarle al actor, señor Juan Vicente Cáceres Zepeda, la cantidad de cuatro mil
dólares mas el interés legal del doce por ciento anual, a partir del día dieciséis de febrero de dos
mil diez y las costas procesales de la instancia. Llévese adelante la ejecución hasta su completo
pago o transe. Hágase saber."
Han intervenido en primera instancia el Licenciado Juan Vicente Cáceres Zepeda, de
generales antes consignadas, en su carácter personal y la señora Ana Cristina Alvarez,
inicialmente en su carácter personal y posteriormente por medio de su apoderado general
judicial Licenciado Roberto Antonio Castillo Pacheco, de cuarenta y un años de edad, Abogado
y de este domicilio y en ésta, los referidos profesionales en las calidades dichas.
Vistos, y
Considerando:
I.- En la demanda, el Licenciado Cáceres Zepeda, principalmente expuso: "Que vengo a
demandar en juicio ejecutivo mercantil a la señora Ana Cristina Alvarez, quien recibió de mi
parte la cantidad de cuatro mil dólares de los Estados Unidos de América, habiendo garantizado
la obligación con una letra de cambio, sin protesto desde el da quince de febrero del año dos mil
nueve y que hasta la fecha de su vencimiento quince de febrero del año dos mil diez, no ha
cumplido con su obligación, que en cumplimiento al Art. 733 del Código de Comercio, el día de
su vencimiento le fue presentada a mi demandada la letra de cambio sin protesto para su
correspondiente pago y posteriormente en reiteradas ocasiones se le ha solicitado el respectivo
pago, sin poder hasta la fecha hacer efectiva su cancelación, que previos los trámites legales sea
condenada a cancelarme la cantidad de cuatro mil dólares de los Estados Unidos de América,
intereses adeudados al tipo legal a partir del quince de febrero del año dos mil diez, mas las
costas procesales, vista la fuerza ejecutiva que tiene la letra de cambio sin protesto que en
original presento como medio de prueba para que con formalidades de ley, se agregue en autos.
Que de conformidad a lo dispuesto en los artículos 1365, 1416, 1417 del Código Civil; 586, 593
de los Procedimientos Civiles, 623, 625, 702 y 724 del Código de Comercio y 49 y 57 de
Procedimientos Mercantiles, se le de tramite a mi demanda. Por lo expuesto Pido: Se me admita
la demanda y darle el tramite correspondiente, tenerme por parte en el carácter en que
comparezco y vista la fuerza ejecutiva de la letra de cambio que presento como medio de
prueba, se decrete embargo en bienes de la demandada inicialmente en el salario que devenga
como empleada del Ministerio de Educación, se le notifique el decreto de embargo y sea
condenada a pagar la cantidad de cuatro mil dólares de los Estados Unidos de América,
intereses del tipo legal desde la fecha de su vencimiento el día quince de febrero de dos mil diez
y al pago de las costas procesales."""
II.- En proveído de fs. 2 vto. a 3 fte., se tuvo por parte al señor Juan Vicente Cáceres
Zepeda, se admitió la demanda y se decretó embargo en bienes propios de la ejecutada,
ordenándose librar oficio al Pagador General Auxiliar del Ministerio de Educación a efecto de
que retenga el porcentaje de ley en el salario que devenga la señora Ana Cristina Alvarez, quien
fue debidamente emplazada tal como consta en acta de fs. 5 vto.
En escrito de fs. 6, se mostró parte la señora Ana Cristina Alvarez, quien contesto
negativamente la demanda e interpuso la excepción de no haber sido ella quien firmó el
documento base de la acción, de conformidad al Art. 639 Romano II del Código de Comercio y
pidió se practicara prueba científica, se juramenten los peritos y se señale audiencia para
realizarse el peritaje correspondiente, teniéndosele en auto de fs. 6 vto. 7 fte., por parte y
contestada de su parte la demanda en los términos expuestos y alegada expresamente la
excepción opuesta.
En resolución de fs. 7 vto. a 8 fte., en virtud de la excepción opuesta, se abrió a pruebas
el juicio y dentro de ese periodo, el Licenciado Juan Vicente Cáceres Zepeda, presentó
fotocopia autenticada de Cédula de Identidad Personal, donde aparece la firma de la señora
Ana Cristina Alvarez, a efecto de que sea comparada para demostrar la autenticidad de la firma
que aparece en la letra de cambio.
De fs. 10 vto. a 11 fte., se encuentra el auto en el que se ordena la comprobación o
cotejo de la firma autógrafa de la señora Ana Cristina Alvarez, previniéndosele a las partes que
propusieran el nombramiento de peritos; a fs. 12 se encuentra agregada la fotocopia de la
Cédula de Identidad Personal de la demandada. Encontrándose de fs. 13 vto. a 14 fte., acta en
la que se nombraron y juramentaron como peritos a los señores Manuel de Jesús Hernández
Hernández y Víctor Wilfredo García Galicia.
En auto de fs. 14 vto. a 15 fte., se señaló audiencia para la práctica de la prueba
solicitada, la que se llevó a cabo tal como consta en acta de fs. 17 vto. a 18 fte. del juicio,
constando de fs. 29 a 33, el informe rendido por los peritos nombrados y de fs. 37 vto. a 40 vto.,
se encuentra la sentencia pronunciada, con la que no estuvo de acuerdo la demandada señora
Ana Cristina Alvarez por lo que apeló de la misma.
III.- Se admitió el recurso e introducidos los autos a este Tribunal, al expresar agravios,
el Licenciado Roberto Antonio Castillo Pacheco, en lo pertinente dijo: """Los puntos apelados
son el que declara que no ha lugar a la excepción señalada en el romano II del Art. 639 del
Código de Comercio, la que fue alegada por mi poderdante y el que ordena que la señora Ana
Cristina Alvarez pague al actor la cantidad de cuatro mil dólares mas el interés legal de doce por
ciento anual a partir del dieciséis de febrero de dos mil diez y las costas procesales de primera
instancia ordenando así mismo llevar la ejecución hasta su completo pago o transe. La señora
Jueza hace consideraciones para considerar que mi poderdante con la prueba grafotécnica no
probó la excepción por ella alegada, que consiste en no ser de su puño y letra la firma que se le
atribuye y que consagra el romano II del Art. 639 C.Com. La señora Jueza se limitó a manifestar
que "la suscrita no le da certeza a dicho informe por la razón de que el estudio de una firma solo
puede hacerse acertadamente cotejándola con otras firmas contenidas en otros documentos
públicos y luego indica las técnicas para realizar el peritaje diciendo: " y para realizar este cotejo,
el perito debe procurarse el mayor número posible de firmas indubitadas, coetáneas de la dudosa
y a ser posible realizadas en las mismas condiciones de papel, pluma, tinta y espacio disponible."
" Y siendo que en el presente caso la firma que aparece en la letra de cambio no se cotejó con
otros documentos públicos, bancos o lugares oficiales y el informe de los peritos grafotécnicos no
fue elaborado con los requisitos elementales requeridos para practicar la diligencia, por lo que no
le merece fe a la suscrita por la inseguridad jurídica que provocarla desvirtuar la legitimidad de
un titulo valor, con un medio de prueba que se basa únicamente en la comparación de la firma de
la aceptante con otras muestras hechas por la misma aceptante, cuando esta sabe que no le es
conveniente hacer la firma como supuestamente la plasmó en el titulo valor, pues cualquiera en
esa circunstancia haría lo posible por que la muestra que se haga, no se parezca a la firma que se
está comparando. La señora Jueza inferior, al valorar la prueba de la excepción alegada incurrió
en un error de hecho en la apreciación de la prueba pericial, por cuanto no logró advertir que la
documentoscopia consiste en la disciplina relativa a la aplicación practica y metódica de los
conocimientos científicos, teniendo como objetivo verificar la autenticidad o determinar la
autoría de los documentos, así, entre otros, se encuentra en su ámbito de aplicación el establecer
la autenticidad de una firma o escritura. Es de advertir que si bien es cierto que el Art. 350 Pr. C.
señala con que se hará el cotejo de letras, esta norma no es taxativa respecto al método,
seguramente porque el legislador previó el avance de la ciencia, por ello en la actualidad la
técnica de documentoscopia ha obtenido avances como lo demuestra el informe pericial, pues los
peritos no se limitaron a constatar mediante una simple comparación entre dos o mas firmas
puestas en instrumentos indubitados, con la que aparece como firma dubitada, sino que aplicaron
todas las técnicas modernas que esa disciplina requiere. Consta que los peritos nombrados forman
parte el personal acreditado al Instituto de Investigación Científica del Delito, es decir, tienen las
credenciales para dictaminar en casos como el presente, arribando estos peritos a la conclusión
de que la firma dubitada como lo es la que aparece arriba de la palabra "aceptante" en la letra de
cambio base de la acción, "no ha sido elaborada por la señora Ana Cristina Álvarez" y esta
conclusión en conformidad a lo que dispone el Art. 363 Pr. C., constituye plena prueba,
precisamente en eso, en la parte facultativa o profesional, pues de no ser así, significarla quitarle
validez a una técnica universalmente conocida, pretender quitarle vigencia y validez a un peritaje
nos llevaría a la conclusión de no existir método moderno de verificar la autoría de una firma.
Tampoco le asiste la razón a la juzgadora, al pretender que para que el peritaje constituya prueba,
deba realizarse necesariamente con los documentos que señala el Art.350 Pr. C., pues esa norma
no es taxativa ni imperativa en cuanto al método que utiliza el perito, pues el científico para
llevar a la verdad se encuentra en la libertad de hacer uso del mejor método, lo cual demuestra el
informe pericial que obra en autos, el que sin duda alguna afirma, al entenderse de la firma que se
le atribuye a mi mandante, que esta "no ha sido elaborada por la señora Ana Cristina Alvarez".
Las razones expuestas, me permiten pediros tengáis por expresados los agravios y que revoquéis
en todas sus partes la sentencia definitiva que desestima la excepción perentoria alegada.
En tanto que el Licenciado Juan Vicente Cáceres Zepeda, al contestar agravios expuso:
"Que el titulo valor que he presentado es una prueba preconstituida, la cual no puede ser
desvirtuada por un peritaje que no se realizó con los requisitos requeridos para su practica, ya que
el articulo 350 del Pr. C., es taxativo al prescribir que cuando los peritos sean nombrados para el
cotejo de letras la comparación se hará: 1° Con documentos públicos otorgados por aquel cuya
firma se coteja; o 2° Con las firmas del mismo puestas en actuaciones judiciales; o 3° Con otros
instrumentos reconocidos o admitidos como legítimos. Requisitos que no fueron observados por
los peritos grafotécnicos nombrados Licenciado Manuel Hernández Hernández y señor Víctor
Wilfredo García Galicia, al realizar el peritaje, únicamente con la comparación de la firma
autógrafa plasmada de su puño y letra por la señora Ana Cristina Alvarez, en la letra de cambio
sin protesto, documento base de mi pretensión, con muestras de firmas y escritura manuscrita,
plasmadas por mi demandada, en tres páginas de papel pautado, ...Además el articulo 214 del C.
Pr. C. establece que la comprobación de letras, de semiplena prueba, y si se toma como plena
prueba, tal situación me estaría dejando en desprotección por la inseguridad jurídica que se
provocarla al desvirtuar la legitimidad de un titulo valor, como es el caso de la letra de cambio sin
protesto, documento base de la acción reclamada, ya que cualquier individuo fácilmente podría
sorprender la buena fe de un comerciante, al firmar de forma distinta un titulo valor, como seria
el caso de una letra de cambio sin protesto, la cual lo obligarla a su pago total y firmar de otra
forma los documentos de su interés particular, tal es el caso que nos ocupa, y además se estaría
fomentando la cultura de no pago. Y por lo antes expuesto con el debido respeto Pido: Admitirme
el presente escrito y tengáis por contestados los agravios planteados por la señora Ana Cristina
Alvarez y confirmar en todo su contenido la sentencia emitida por la señora Juez de lo Civil de la
ciudad de Chalchuapa."
IV.- Luego del estudio que corresponde y leídos los argumentos expuestos por las
partes, se hacen las siguientes consideraciones:
La razón en que sustenta la Juez a quo su fallo, se traduce en que no le merece fe el
informe rendido por los peritos señores Manuel de Jesús Hernández Hernández y Victor
Wilfredo García Galicia, quienes dictaminaron que la firma que aparece en la letra de cambio
base de la acción no es la de la deudora señora Ana Cristina Alvarez, razón a la que llega, al
considerar que para realizar el cotejo el perito debe procurar el mayor número de firmas
indubitadas, coetáneas de la dudosa y que en el presente caso, la firma que aparece en la letra de
cambio no se cotejó con otros documentos públicos, bancos o lugares oficiales y el informe de
los peritos grafotécnicos no fue elaborado con los requisitos elementales para practicar la
diligencia, lo que no le merece fe por la inseguridad jurídica que provocarla desvirtuar la
legitimidad de un titulo valor con un medio de prueba que se basa en la comparación de la firma
de la aceptante con otras muestras hechas por la misma aceptante, quien sabe que no le conviene
hacer la firma como supuestamente la plasmó en el titulo valor.
Ante el argumento de la juzgadora a efecto de una mejor ilustración y teniendo presente
que el punto objeto de la apelación, subyace en á desestimación de la prueba pericial que para
establecer la excepción comprendida en el Romano II del Art. 639 Cm., interpuso la demandada,
es de recordar que la prueba, es el conjunto de actuaciones que dentro de un juicio cualquiera sea
su índole, se encaminan a demostrar la verdad o la falsedad de los hechos aducidos por cada una
de las partes, en defensa de sus respectivas pretensiones litigiosas.
Dentro de la prueba, se encuentra la pericial, que ha sido definida como aquella que se
realiza para aportar al proceso las máximas de experiencia que el juez no posee o puede no
poseer, o para facilitar la percepción y la apreciación de los hechos objeto del juicio. También
se define como el medio de prueba consistente en la declaración de conocimiento que emite
una persona que no sea sujeto necesario del proceso, acerca de los hechos y circunstancias que
se investigan, siendo indispensable poseer determinados conocimientos científicos, artísticos o
prácticos.
Cobra importancia la prueba pericial, en cuanto sirve de soporte al juez al momento de
tomar una decisión, dado que a este le es imposible tener todo el conocimiento de las cosas y
además, le está vedado usar sus conocimientos personales sobre la materia, pues de ser así,
quedarla en entredicho la imparcialidad que debe caracterizar la administración de justicia.
Este Tribunal estima que el criterio adoptado por la Juez a quo al prescindir del
dictamen pericial sosteniendo que la firma no se cotejó con otros documentos públicos y que el
informe de los peritos no fue elaborado con los requisitos elementales requeridos, por b que no
le merece fe por la inseguridad jurídica es objetable, teniendo en cuenta que en el caso en
estudio, se hace necesaria la apreciación especifica del saber del perito y para desechar tal
prueba, es imprescindible valorar elementos que claramente permitan advertir la deficiencia de
la misma y no simplemente hacer conjeturas sin ninguna base, como que cualquiera puede
hacer diferente la firma según le convenga.
Ocurre en este caso que a la juzgadora no le merece fe la prueba consistente en el cotejo
pericial aportada por la demandada, la que es pertinente para acreditar la excepción alegada,
respaldándose la juez a quo, en una apreciación subjetiva de ella, contrario a la apreciación legal
que debe hacer de la misma y, además, contrario al principio general de derecho de la buena fe,
pues no se han ni siquiera esbozado consideraciones serias para establecer parámetros de
defraudación por parte de la demandada; prueba que no obstante la Juez a quo consideró que no
lo es, este Tribunal basándose en el Art. 54 inciso primero número 1), de la Ley de
Procedimientos Mercantiles, considera que si tiene plena validez, por que la excepción quedó
demostrada, ya que, teniéndose presente que cotejar es confrontar una cosa con otra u otras, el
cotejo se practicó comparando o confrontando las muestras de firmas y escritura manuscrita de la
demandada, haciendo uso los peritos de los instrumentos que relacionan en su dictamen que
consta de fs. 30 a 33 del juicio, sirviendo de comparación, la letra de cambio que se señala que ha
sido firmada por la demandada, por lo consiguiente es con este documento con el que se hizo la
comparación y las firmas proporcionadas por la señora Ana Cristina Alvarez, para la misma.
Al respecto, este Tribunal comparte el argumento de la Cámara Tercera de lo Civil de la
Primera Sección del Centro, contenido en la Revista líneas y Criterios Jurisprudenciales de la
Sala de lo Civil, año dos mil dos- dos mil tres, acerca de la valoración de la prueba que dice: "A
fin de encontrar la verdad, el Juzgador debe hacer un esfuerzo por analizar las pruebas en su
contexto, utilizando la lógica y el sentido común, no en forma superficial y aislada, pues ello
conducirla a una decisión equivocada y alejada de la realidad, fuera de toda lógica."
En consecuencia, en atención a lo antes manifestado, es procedente revocar la sentencia
venida en apelación y pronunciar la conveniente, en el sentido de que se declarará que ha lugar la
excepción alegada y, de conformidad al Art. 122 del Código de Procedimientos Mercantiles, se
deberá absolver a la demandada.
POR TANTO: De conformidad a lo expuesto y Arts. 1089 y 1092 Pr. C., y 122 del
Código de Procedimientos Mercantiles, A NOMBRE DE LA REPUBLICA DE EL
SALVADOR DIJERON: a) Revócase la sentencia definitiva venida en apelación por no estar
arreglada a derecho; b) Ha lugar a la excepción interpuesta por la demandada contemplada en
el Art. 639 Romano II del Código de Comercio; c) Absuélvese a la señora Ana Cristina
Alvarez, de la demanda interpuesta en su contra por el señor Juan Vicente Cáceres Zepeda,
reclamándole el pago de la cantidad de cuatro mil dólares de los Estados Unidos de América
mas intereses legales y costas procesales y d) Levántese el embargo decretado que recae en el
salario que como empleada del Ministerio de Educación, devenga la referida señora Ana
Cristina Alvarez, debiendo la Juez a quo librar oficio al mencionado Ministerio para su
conocimiento. Condénase en costas a la parte apelada.
En su oportunidad, vuelva la pieza principal al Juzgado de su procedencia con
certificación de esta sentencia.
HAGASE SABER.-
PRONUNCIADA POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LA SUSCRIBE
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