230 AGRICULTURA . producción de la caña en las tierras que se

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AGRICULTURA.
producción de la caña en las tierras que se llaman viejas, se abandonan luego éstas como cansadas,
y se destruyen fincas á los veinte ó treinta años de cultivo, como si no hubiese medios de reponer
los terrenos de las pérdidas que ocasiona la vegetación, de conservarles una fertilidad constante y
hasta de aumentársela progresivamente. Sin embargo, es t a l l a feracidad de los terrenos de la
isla de Cuba, privilegiada en esta como en otras muchas cualidades sobre las demás Antillas,
que los plantíos de caña se conservan dando cosechas un tan largo periodo de años, sin
replantarlos ni abonarlos.
Para dar una idea exacta de la organización de la agricultura é industria rural en la isla de
Cuba, se necesita retroceder á los primitivos tiempos que sucedieron á la conquista, cuando se
verificaron los repartimientos ó cesiones de terrenos, llamadas mercedes, cuyo sistema no ha
dejado de influir en la imperfección y en el atraso del cultivo introducido después. Las ordenanzas
municipales fueron hechas en la Habana en 15 de enero de 1574 por el Oidor D . Alonso de
Cáceres, juez de residencia y visitador por la real Audiencia: ésta las examinó y aprobó por orden
del Consejo de 12 de mayo del mismo, y así comenzaron á observarse, siendo después confirmadas
por la real cédula de 17 de enero de 1578 que las inserta *. Pero ya antes el Ayuntamiento habia
usado de la facultad de conceder tierras, con el título de mercedes. E n estas concesiones no se
expresaba mas que el parage donde eran solicitadas, hasta que por real cédula de 11 de febrero
se mando fijar estas medidas, y para ello fué comisionado el agrimensor Luis de la Peña por el
Gobernador, Licenciado Gaspar de Toro. No se siguió para el repartimiento de los terrenos de la
isla el método de división en peonías y caballerías, expresado en la lei I , título 12, libro iv de
Indias, sino el de hatos ó haciendas para la crianza del ganado mayor ó vacuno, corrales para
ganado menor ó de cerda, tierras para unión de yeguas, tierras de labor y solares en pueblo,
contribuyendo á favor de los fondos de propios del Ayuntamiento seis ducados anuales por cada
merced para hato, cuatro por la misma para corral, tres las tierras para yeguas, dos las de solar
en pueblo, uno la caballería de tierra de labor y lo mismo la de agua para huerta . Adoptó el
mencionado agrimensor Luis de la Peña la forma circular para las grandes haciendas de crianza,
hatos y corrales, dando dos leguas de cinco mil varas de radio á los primeros y una á los segundos,
considerando como centros el bramadero de aquellos y la puerta del recogedor en éstos. Mas como
por lo frondoso de los bosques y el gran tamaño de los círculos no le fuese posible trazar las
circunferencias, les sustituyó polígonos circunscritos de sesenta y cuatro lados, levantando perpendiculares á los extremos de otros tantos radios. La medida que empleó fué un cordel de
24 varas, y así resultaron 41 cordeles para el lado del polígono del hato y 20 para el del corral.
La caballería de tierra se arregió á un cuadrado de 18 cordeles de lado, y el solar á un cuadrilongo
ó paralelógramo de 27 varas de ancho y 40 de largo . Los espacios ó huecos que debían dejar
entre sí estas superficies polígonas ó próximamente circulares, se consideraron como realengos
ó de propiedad de la real Hacienda, según reales cédulas de 24 de noviembre de 1735 y 15 de
octubre de 1754.
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Varios poseedores de las antiguas mercedes en la jurisdicción de la Habana, se constituyeron
en propietarios, y otros repartieron los terrenos, con reales permisos y á su beneficio, excepto
el ayuntamiento de Guanabacoa que á consecuencia de reales cédulas que obtuvo á favor de los
pobladores, reasumió el dominio de mas de treinta haciendas de campo, y haciendo nuevo plan
de subdivisión las repartió y siguió repartiéndolas para varios cultivos, comprendiendo también
los huecos que dejaban las nuevas haciendas circulares. E n todo lo restante de la isla subsistió lasimple posesión por la parte del interés adquirido por venta ó herencia, hasta que la real cédula
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Véase el Compendio de memorias -para la historia de
la isla Fernandina de Cuba, escrito por I). Ignacio de
Urrutia, é impreso el primer cuaderno en la Habana á fines
del siglo pasado.
'' Así se practicó constantemente en la jurisdicción de la
Habana, según consta de los acuerdos de 1589 y 1635, y
sin mas dominio los poseedores que el usufructuario.
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En Nueva España, aunque la legua se considera también
como de 5,000 varas, el cordel que se usaba era de 50 y las
haciendas de forma cuadrada con el lado de una legua en
las de ganado mayor, y de 3,331 ' / 3 varas en las de ganado
menor. La caballería de pan llevar era un paralelógramo de
1,104 varas de largo y la mitad de ancho.
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