reflexiones en relación con el documento de “modificación

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REFLEXIONES EN RELACIÓN CON EL DOCUMENTO DE “MODIFICACIÓN DE LAS D.O.T
COMO CONSECUENCIA DE SU REESTUDIO” Y SUS PREVISIONES.
I.-
OBJETIVO DE ESTE ESCRITO.
A iniciativa del Departamento de Medio Ambiente, Planificación Territorial, Agricultura y Pesca del
Gobierno Vasco ha sido elaborado, con fecha Febrero de 2012, el documento denominado
“Modificación de las D.O.T. como consecuencia de su reestudio”.
Además, mediante Orden de 24 de febrero de la Consejera de Medio Ambiente, Planificación
Territorial, Agricultura y Pesca, ese documento ha sido inicialmente aprobado, y,
complementariamente, sometido a exposición pública hasta el 30 de junio de 2012.
Su elaboración y exposición pública ha de ser agradecida en la medida en que contribuye a
incentivar el debate en torno a la ordenación territorial de esta Comunidad Autónoma. Y
precisamente por eso, con este escrito no se pretende sino participar en él desde el expreso
reconocimiento de su complejidad, al tiempo que su relevancia.
II.- NECESIDAD DE UN ANÁLISIS GLOBAL DE LA EXPERIENCIA ACUMULADA A LO LARGO
DE ESTOS AÑOS.
Desde la aprobación y entrada en vigor de la Ley de Ordenación del Territorio del País Vasco, de 31
de mayo de 1990, hasta la actualidad, han transcurrido algo más de 22 años que han permitido
acumular una importante experiencia en materia de ordenación territorial en esta Comunidad
Autónoma.
Algunos de los hitos básicos de esa experiencia cabe entenderlos asociados a la aprobación de:
*
Por un lado, las Directrices de Ordenación del Territorio (11 de febrero de 1997).
*
Por otro, una serie de Planes Territoriales Parciales.
Se han aprobado definitivamente un total de 11 PTPs, quedando pendientes de aprobación
otros 4.
Los primeros fueron, en concreto, los referidos a las áreas funcionales de Alava Central y
Laguardia, aprobados definitivamente el 28 de diciembre de 2004.
El último el referente al área funcional de Balmaseda - Zalla (Encartaciones), aprobado
definitivamente el 26 de octubre de 2011.
*
Por último, distintos Planes Territoriales Sectoriales.
Se han aprobado, en concreto, 8 PTSs, a los que cabe sumar los Planes de Carreteras.
1
El primero en ser aprobado fue el PTS de protección de márgenes de ríos y arroyos de la
cornisa cantábrica (22 de diciembre de 1998), y el último, el PTS de residuos urbanos de
Gipuzkoa (21 de julio de 2009).
Todo eso nos coloca ante una importante experiencia que debería ser objeto de una mínima
evaluación global que permita analizar, entre otras, cuestiones como las que se exponen a
continuación, así como el acierto o desacierto de las medidas de intervención planteadas en
relación con las mismas. Dichas cuestiones son, en concreto, las siguientes:
*
La existencia o no de una coherencia global en el conjunto de las propuestas contenidas en
todos esos documentos de ordenación territorial, y la existencia o no de contradicciones entre
las mismas.
A ese respecto, cabe adelantar que en distintas ocasiones sí han sido detectadas
contradicciones entre esos documentos, que deberían ser objeto de la necesaria atención y
solución.
*
La dicotomía - tensión entre la ordenación integral y la ordenación sectorial.
A este respecto cabe apuntar que la citada Ley de Ordenación del Territorio de 1990 apuesta
claramente por darle una mayor relevancia y protagonismo a la ordenación integral.
Frente a ello, cabe adelantar que los PTSs (con el enfoque sectorial propio de los mismos) han
tenido un singular protagonismo en la determinación de las decisiones reales y efectivas de
intervención en el territorio (red ferroviaria; carreteras; cauces fluviales; litoral; actividades
económicas; humedales; energía eólica; etc.).
*
El carácter vinculante u orientativo de los instrumentos de ordenación territorial - integral, y la
corrección o no de las previsiones de esa naturaleza en aras a la configuración de una real y
efectiva ordenación territorial.
Así, las D.O.T. de 1997 apenas tienen propuestas vinculantes. Se trata más bien de un
compendio de objetivos más bien estratégicos y filosóficos.
Por su parte, las decisiones propias y vinculantes de los PTPs son limitadas.
A su vez, en línea con lo ya apuntado, las propuestas de los PTSs tienen un más claro y
marcado carácter vinculante, y, por lo tanto, una mayor relevancia a los efectos de la efectiva y
real configuración o condicionamiento de la ordenación territorial.
*
¿Existe o no un modelo de ordenación territorial - integral del conjunto de la Comunidad
Autónoma del País Vasco, resultante de las propuestas de todos esos documentos de
ordenación territorial?.
2
La relevancia de ese tipo de cuestiones, así como de otras, justifica la debida evaluación de las
mismas en el marco del proceso de elaboración de lo que pudiera considerarse como la segunda
generación de las D.O.T.
Precisamente por eso, resulta sorprendente que el documento elaborado y sometido a exposición
pública no contenga un análisis global de ese tipo de cuestiones, y que, pese a ello, concluya que el
modelo territorial actual es correcto.
III.- REFLEXIONES GENERALES Y ESPECÍFICAS RELACIONADAS CON LAS PROPUESTAS
DEL DOCUMENTO ANALIZADO.
1.- El medio físico. El suelo no urbanizable y el sector primario en cuanto que actividad
económica.
1.1.- Las categorías de ordenación del medio físico.
*
Es correcta la existencia de unas pautas básicas de sistematización – tratamiento del medio
físico en el conjunto de la Comunidad Autónoma. Eso sí, la determinación y/o delimitación de
las correspondientes categorías (bien en las propias D.O.T., bien en Planes Territoriales
Parciales, bien en Planes Territoriales Sectoriales) debería complementarse con la asignación
a las mismas de la adecuada flexibilidad a los efectos de posibilitar su adaptación a la realidad
propia de cada municipio, mediante el planeamiento urbanístico del mismo.
*
Las categorías de ordenación reguladas en las vigentes D.O.T. (especial protección; mejora
ambiental; forestal; agroganadera y campiña; pastos montanos; sin vocación de uso definido;
protección de aguas superficiales), que el documento propone consolidar, pueden considerarse
correctas a esos efectos. En todo caso, no dan cobertura al conjunto de las realidades
existentes en dicho medio. Dos ejemplos de esa naturaleza son los conformados por los
sistemas generales de cualquier modalidad (viario, ferroviario, parques rurales…) y los núcleos
rurales que puedan ordenarse en ese medio, y que, de hecho, el planeamiento urbanístico
municipal lo hace en distintas ocasiones.
*
Interesa recordar que las únicas categorías a las que las vigentes D.O.T. atribuyen carácter
vinculante son las de especial protección y protección de aguas superficiales. Pese a ello, la
práctica desarrollada a lo largo de estos últimos años ha dado lugar a una situación
enmarañada, en la medida en que ha generado una aplicación o lectura más extensiva de la
relación de las categorías vinculantes. Para evitar que en el futuro se reiteren ese tipo de
situaciones, las propuestas deberían ser claras tanto desde el punto de vista material como
formal.
*
El documento ahora elaborado plantea que los Planes Territoriales Parciales han de incorporar
programas de mejora y gestión de los ámbitos incluidos en las categorías de especial
protección y de protección de aguas superficiales, sin tomar en consideración que, en distintas
ocasiones, los terrenos asociados a esas categorías cuentan con planes específicos de
gestión. No tiene sentido, en esos supuestos, asignar a los Planes Territoriales Parciales la
3
indicada tarea, y sí mantener la reconocida a ese respecto a los citados planes de gestión (o
incluso a PTSs específicos).
*
El documento ahora elaborado plantea, además, que los Planes Territoriales Parciales han de
establecer los “criterios y las características de los espacios de su ámbito a incluir por el
planeamiento municipal en las categorías de ordenación de forestal, zona agroganadera y
campiña, pastizales montanos y sin vocación de uso definido”.
Es decir, en atención a ese criterio, correspondería al planeamiento urbanístico la delimitación
de esas zonas, de acuerdo con los criterios que determinen los PTPs. Lo cual resulta correcto,
siempre que realmente se aplique de esa manera.
Ese mismo criterio debería extenderse a la categoría de mejora ambiental.
Además, nos coloca ante alguna que otra nebulosa en lo referente al marco de delimitación de
las categorías de especial protección y de protección de aguas superficiales. Así, por un lado,
en la actualidad, esa última categoría está delimitada en el vigente Plan Territorial Sectorial de
Ordenación de ríos y arroyos. El hecho de contar con ese referente es, en principio, correcto.
Por otro, considerada desde una perspectiva conceptual, la categoría de especial protección es
más abierta, y, como tal, susceptible de ser identificada y delimitada mediante la suma de
propuestas de esa naturaleza establecidas en instrumentos de ordenación territorial y
urbanística, siempre que las decisiones incorporadas en los mismos se correspondan con la
escala de intervención propia de cada uno de ellos.
Complementariamente, resultaría razonable la identificación en las propias D.O.T. de los
ámbitos de protección y/ cauces fluviales de la escala territorial propia de la Comunidad
Autónoma a integrar en esas dos categorías, en la medida en que, por un lado, aquellas
conforman el instrumento idóneo para ello, y, por otro, esos ámbitos y/o cauces tienen las
connotaciones propias de los elementos estructuradores del citado territorio.
*
No se asigna tarea alguna a los Planes Territoriales Sectoriales en materia de categorización
de suelos rurales. Lo cierto es que, en términos generales y sin perjuicio de salvedades, se
trata de un planteamiento correcto, dado que resulta razonable asociar la determinación de ese
tipo de propuestas a planes territoriales y urbanísticos de carácter integral. Frente a ello y
conforme a lo indicado, los distintos PTSs promovidos han incluido e incluyen previsiones de
esa naturaleza.
Resulta conveniente, por lo tanto, la clarificación de las correspondientes pautas de
intervención, sustentada en la corrección general de aquél planteamiento.
Además, en la hipótesis de considerar que los PTSs pudiesen o debiesen extender su campo
de intervención a la categorización de los citados suelos, esa tarea debería entenderse
acotada, en cada caso, a la identificación de las categorías específicamente asociadas a la
materia de intervención objeto del correspondiente PTS, y, en ningún caso, a la categorización
general del ámbito afectado por el mismo.
4
*
La promulgación de, en particular, Planes Territoriales Sectoriales sin coordinación alguna
entre sí, y que contienen, entre otras, propuestas de categorización de suelos no urbanizables
ha generado y genera conflictos y contradicciones que sólo si se recupera la idea de la
prioridad de la ordenación territorial integral es posible resolver. Las D.O.T., bien de forma
directa, bien recurriendo para ello a los Planes Territoriales Parciales, deberían determinar las
correspondientes pautas de intervención y/o respuesta a la problemática existente a ese
respecto.
*
Las previsiones de identificación y delimitación de categorías de ordenación territorial en los
instrumentos de ordenación del territorio deberían tener la escala propia de la ordenación
territorial, incluso en lo referente a su dimensionamiento. Así, en algunos casos, las previsiones
de categorización de suelos contenidas en determinados instrumentos de ordenación del
territorio promovidos no responden a ese criterio. Un mero ejemplo de esa naturaleza es el
conformado por la categoría de mejora ambiental identificada en el vigente Plan Territorial
Sectorial de protección del litoral; así distintas bolsas de suelo incluidas en esa categoría no
tienen el dimensionamiento mínimo necesario para su identificación en esa escala territorial.
En todos esos casos, el planeamiento urbanístico debería contar con el margen de intervención
y reajuste necesarios para adecuar ese tipo de propuestas a la escala propia de dicha
zonificación.
*
Los corredores ecológicos son objeto de, entre otras, tres propuestas diferenciadas. La primera
está asociada a su identificación (correspondiéndose ésta con la reflejada en el estudio Red de
Corredores Ecológicos en la C.A.E. promovido por el Gobierno Vasco). La segunda con el
mandato de incorporarlos a la ordenación territorial (PTPs) y urbanística. La tercera y última
con la consideración de las propuestas anteriores como determinaciones vinculantes para la
redacción de los Planes Territoriales Parciales. La valoración, en este momento, de esas
propuestas da pie a consideraciones como las siguientes:
-
La naturaleza y el cometido propio de los corredores ecológicos de la escala territorial
propia de la Comunidad Autónoma justifica su consideración como ejes de la vertebración
de la Comunidad Autónoma, siempre que como tales se consideren los vinculados y/o
justificados desde esa escala territorial, y sin extenderlos a otros propios de otras escalas
territoriales (territorio histórico, área funcional...).
En consonancia con ello, la relación de corredores ecológicos planteada debería ser
(re)estudiada desde la perspectiva de la correspondencia o no de todas ellas con la
indicada escala territorial. Además, su identificación debería ir asociada a la asignación a
ese tipo de propuestas de la debida flexibilidad para que pueda procederse a su ajuste adaptación incluso mediante el planeamiento urbanístico.
-
Son muy limitadas las propuestas del documento que son objeto de una plasmación
gráfica. Y menos aún aquellas a las que se otorga carácter vinculante. Así, puede decirse
que tan sólo las propuestas de delimitación de áreas funcionales y corredores ecológicos
se identifican gráficamente y tienen carácter vinculante.
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Ese tratamiento de, en concreto, los corredores ecológicos nos coloca en un escenario
carente de la necesaria coherencia global: ¿por qué esos corredores tienen ese
tratamiento y naturaleza, y no así los relacionados con otros a los que se considera
territorialmente estratégicos o claves, como pueden ser los relacionados con la red
ferroviaria de alta velocidad y de cercanías, o los puertos y aeropuertos, o los espacios
naturales protegidos, etc.?.
*
-
Los corredores ecológicos inciden o pueden incidir en el medio urbano actual y/o
proyectado. En esos casos, su hipotética inclusión en la categoría de ordenación de
especial protección, de acuerdo con lo planteado en el documento, carece de sentido
alguno.
-
La determinación del carácter formal (vinculante u orientativo) de las previsiones
reguladoras de los corredores ecológicos está planteada en términos confusos. Así, se
indica:
.
Por un lado que las previsiones contenidas en los apartados "b1" y "b2" del capítulo
"D.5" tienen la naturaleza propia de las determinaciones vinculantes para la redacción
de los Planes Territoriales Parciales. Y conforme a una de esas previsiones, los PTPs
y los planes municipales han de delimitar e incluir los citados corredores, bien en la
categoría de protección especial, bien en la de protección de aguas superficiales. La
referencia en ese contexto a planes municipales no tiene justificación alguna y
confunde.
.
Por otro, se señala que las previsiones del apartado "b" (del que forman parte los dos
apartados anteriores) del capítulo "D.5" tienen la naturaleza propia de criterios y
orientaciones para la redacción de los Planes Territoriales Parciales.
No tiene mucho sentido la específica previsión referente a que los terrenos ocupados por
producciones de agricultura ecológica deban incluirse en la categoría de ordenación de la zona
agroganadera y campiña. La suma de las distintas razones que se exponen a continuación así
lo da a entender: carece de lógica la consideración del tipo de producción como premisa para
la integración de los terrenos afectados en una u otra categoría; su identificación puede ser, en
sí misma, muy problemática; unos terrenos pueden hoy día estar destinados a ese tipo de
producción y mañana a otro, sin que el control de ese tipo de cambios sea posible e incluso
necesario; etc.
1.2.- El suelo no urbanizable y el sector primario en cuanto que actividad económica.
*
Algunas de las propuestas que se plantean a este respecto son las siguientes: el antes
mencionado tratamiento diferenciado de los terrenos ocupados por producciones de agricultura
ecológica; la potenciación de las actividades económicas tradicionales del área funcional de
Laguardia, asociadas al vino, orientándolas hacia actividades de investigación enológica y de
fomento de la cultura vinícola; la identificación y determinación, en los PTPs y en el PTS
Agroforestal de, por un lado, ámbitos prioritarios y de oportunidad para la incentivación de
actuaciones de repoblación forestal, y, por otro, acciones y medidas de esa naturaleza; la
inclusión y/o determinación en el PTS Agroforestal y, en su caso, planes municipales de medias
de orden diverso (mantenimiento de los paisajes y las actividades agrarias; complementación
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de las actividades agrarias con otras de ocio y educación ambiental; incentivación de
actividades vinculadas a producciones ecológicas y de calidad, viveros y áreas de producción
vegetal y fomento de la relación de la población con la naturaleza y las actividades agrarias;
identificación de los espacios agrarios abandonados; etc.).
*
El tratamiento, en el documento elaborado, del sector primario en cuanto que actividad
económica es más bien parco y/o excesivamente genérico, remitiéndose la realización de ese
cometido al PTS Agroforestal. Así:
-
-
-
Sin negar que ese PTS tiene una importante tarea a ese respecto, resultaría conveniente
reforzar el tratamiento territorial-integral del sector primario frente al territorial-sectorial,
dado que, en este último escenario siempre es y seguirá siendo una de las asignaturas
“marías” del territorio. Sólo desde aquél escenario integral podrá dársele, en su caso, una
mínima relevancia.
La eficacia de las medidas a determinar e incentivar con ese fin debería entenderse
asociada a la propia y activa intervención coordinada del o de los correspondientes
Departamentos de Agricultura (Gobierno Vasco, Diputación Forales…).
Propuestas como las asociadas a la identificación de los espacios agrarios abandonados,
así como de los destinados a cultivos ecológicos, y a la determinación de las posibles
medidas de intervención en los mismos, tienen las connotaciones propias de las
actuaciones específicamente agrarias (propias, a su vez, del campo de actuación de los
citados Departamentos).
En todo caso, la atención a ese tipo de espacios agrarios no debería ser sino un apartado
más en el contexto de la atención y respuesta global a las condiciones y necesidades
propias del sector primario.
1.3.- Otras cuestiones.
*
Relacionadas con la denominada senda del mar:
Sin negar su consideración como uno de los criterios territoriales reguladores del medio
físico y del paisaje de Euskal Hiria, también parece razonable considerar e integrar esa
senda en la red peatonal - ciclista global de la Comunidad Autónoma, extendida tanto a la
costa como al interior, y a la que, considerada desde esa perspectiva integral, apenas se
presta atención en el documento.
Considerada desde la perspectiva global de la Comunidad Autónoma, la previsión de que
esa senda deba ser delimitada por los PTPs es insuficiente. Así, esa previsión puede
garantizar la identificación y delimitación de la red de sendas propia de la escala territorial
de cada área funcional, pero no así la visión e integración global de la misma más allá de
cada una de esas áreas. De ahí que resulte razonable la inclusión en las propias D.O.T.
de determinaciones más precisas (e incluso vinculantes) a ese respecto, sin perjuicio de
que su concreción se remita a los restantes instrumentos de ordenación territorial y al
planeamiento municipal.
En términos generales y sin perjuicio de las correspondientes salvedades, resulta
razonable tomar como referencia a ese respecto tanto los GRs como las previsiones
resultantes de instrumentos del tipo del PTS de vías ciclistas de Gipuzkoa, en tramitación.
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-
-
*
Se propone la existencia de la máxima correspondencia posible entre esa senda y el
Camino de Santiago de la Costa definido mediante Decreto 14/2000. En todo caso, la
corrección de esta propuesta no debe hacer olvidar cuestiones como éstas: en
determinados tramos, existen divergencias entre el Camino señalizado en la realidad y el
reflejado en ese Decreto, siendo en ocasiones más correcto aquél que éste; se está
procediendo a la modificación de ese Decreto; etc.
Carece de sentido la propuesta de integración de esa senda en la red de corredores
ecológicos del País Vasco. Por un lado, debido a que más que un corredor ecológico
debería ser considerado como parte de la red peatonal general de la Comunidad
Autónoma. Por otro, debido a que, de manera razonable, a esa previsión se le asigna un
carácter orientativo (concretamente el propio de los criterios y orientaciones para la
redacción de los Planes Territoriales Parciales). Por último, frente a lo anterior y conforme
a lo ya indicado, se propone la integración de los corredores ecológicos en la categoría de
ordenación de especial protección, y se les asigna otro carácter (el propio de las
determinaciones vinculantes para la redacción de los Planes Territoriales Parciales); y el
tratamiento de los corredores ecológicos conforme a estos parámetros resultaría excesivo
e infundado.
Los núcleos rurales.
En línea con lo comentado, las connotaciones propias de esos núcleos rurales pueden justificar
su consideración como categoría diferenciada del medio físico (o, mejor dicho, del medio rural).
O cuando menos, procede dejar abierta la posibilidad de que el planeamiento urbanístico lo
pueda tratar de esa manera.
Por lo demás, tanto se consideren desde la perspectiva del paisaje, como desde la de su
tratamiento morfológico, las previsiones planteadas son globalmente correctas, incluso en lo
referente a la asignación a las mismas de un carácter orientativo.
En otro orden, la previsión de que “en ningún caso se podrán incluir como ámbitos susceptibles
de crecimiento los asentamientos clasificados como núcleo rural”, debería ser objeto de la
necesaria aclaración. Así, además de lo que se indica más adelante a ese respecto, en ningún
caso debería ponerse en cuestión la posibilidad de que, en atención a los objetivos urbanísticos
planteados en cada caso, el planeamiento urbanístico pueda tratar ese tipo de realidades bien
como suelo no urbanizable, bien como suelo urbano.
2.- La conectividad y la movilidad.
*
Según se indica en el propio documento: la estrategia de la movilidad sostenible pasa, entre
otros extremos, por potenciar los elementos de conexión exterior de la CAPV, maximizar la
accesibilidad del conjunto del territorio a los modos de conexión global, reducir las necesidades
de movilidad mediante la debida interrelación de los espacios de residencia, trabajo, ocio y
equipamientos, desarrollar un sistema integrado de movilidad sostenible, y, en particular, de
transporte público, desarrollar estrategias de intermodalidad, etc.; los aeropuertos son una
infraestructura esencial para el futuro del País Vasco a los efectos de su conexión directa con
importantes centros europeos de innovación y desarrollo; se propone impulsar el Puerto de
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Bilbao como gran elemento de conexión marítima de mercancías del País Vasco; el ferrocarril
de alta velocidad es una infraestructura clave para interconectar las principales ciudades del
País Vasco, articulándolo como un territorio policéntrico en red; las actuaciones a plantear en
materia ferroviaria, y, más en concreto, en lo referente al ferrocarril de cercanías, han de
orientarse a la configuración de un potente sistema de transporte colectivo, soporte básico de
la movilidad sostenible; los servicios de autobuses urbano e interurbanos han de configurarse
como consorcios de transporte integrados dotados de sistemas de gestión y tarifarios
unificados y coordinados en sus recorridos y puntos de acceso con los demás modos de
transporte colectivo, tales como ferrocarriles de cercanías, metro y tranvías; etc.
*
En otras palabras, la vertebración de la Comunidad Autónoma pasa, entre otros extremos, por
la determinación de una estrategia general de movilidad sostenible.
Y también por la configuración de una red de comunicación global e integral al servicio de
aquella estrategia, apta para su conexión interna y externa. Y en consonancia con ello, la
consecución de ese tipo de objetivos pasa, asimismo, por la ordenación y disposición de las
redes de infraestructuras (viaria rodada; ferroviaria; peatonal, ciclista) propias de esa escala
territorial.
De conformidad con ello, las D.O.T. deberían identificar esas redes (material y gráficamente)
con la flexibilidad necesaria para posibilitar su posterior adecuación mediante otros
instrumentos de ordenación territorial y el planeamiento urbanístico. Se trata, además, de una
tarea que ya está realizada en algunas de esas materias (ferroviaria, viaria rodada), quedando
pendientes, básicamente, la peatonal y ciclista. Además, ese tipo de previsiones deberían
considerarse vinculantes, cuando menos para la redacción de los Planes Territoriales Parciales
y Sectoriales.
*
La identificación del sistema aeroportuario de la Comunidad Autónoma, y la determinación de
las pautas básicas reguladoras del mismo, incluida la determinación del papel de cada uno de
los aeropuertos existentes, constituye un cometido propio de las D.O.T., del que difícilmente
pueden sustraerse. Su consideración como infraestructuras esenciales para el futuro del País
Vasco así lo da a entender.
A ese respecto, en el contexto del documento elaborado, el cometido de los aeropuertos de
Bilbao y Vitoria, asociados a, respectivamente, servicios a pasajeros y mercancías, parece
claro.
Cuestión distinta es el cometido atribuido al aeropuerto de Donostia-San Sebastián. Su posible
vinculación a servicios asociados a líneas regulares de bajo coste, vuelos charter y privados,
etc. parece, cuando menos, poco creíble. Este tipo de previsiones tienen, más bien, una
apariencia de “relleno”, pudiendo decirse que el imprescindible debate sobre el futuro del
mismo queda “aparcado”. Además, en la hipótesis de considerar que ese aeropuerto ha de
entenderse asociado a ese tipo de servicios, su credibilidad debería entenderse asociada a la
determinación de las medidas adecuadas para su materialización, bien en las propias D.O.T.,
bien en los correspondientes planes y proyectos a promover con ese fin.
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*
De igual manera, la identificación del sistema general portuario de la Comunidad Autónoma, y
la determinación de las pautas básicas reguladoras del mismo, incluida la fijación del papel de
cada uno de los existentes, constituye una tarea propia de las D.O.T., de la que no deberían
sustraerse.
En el contexto del documento elaborado, el papel atribuido a ese respecto al puerto de Bilbao
(en cuanto que infraestructura de singular relevancia en materia de conexión marítima de
mercancías del País Vasco) parece claro. Y también para los puertos de Ondarroa, Getaria,
Hondarribia y Bermeo en materia pesquera.
No sucede lo mismo en cuanto al puerto de Pasaia y a su cometido. De entrada, no se aborda
el análisis de dicha cuestión desde la perspectiva de evaluar el cometido que ese puerto
debiera tener en el citado sistema portuario, en atención a razones estrictamente portuarias. Y
debido a ello, tampoco se evalúan las características y los condicionantes básicos que,
considerados desde la perspectiva la Comunidad Autónoma y en atención al referido cometido,
debería tener dicho puerto, incluso en lo referente a su escala y dimensionamiento (cuantitativo
y cualitativo). Y tampoco las distintas alternativas de intervención que pudieran plantearse a
ese respecto con el fin de, a partir de una consideración global y conjunta de las mismas,
decantarse por la que pueda resultar más adecuada y equilibrada a los efectos de la
consecución de los objetivos planteados en la materia; y esto último, sin perjuicio de que, una
vez determinados aquél cometido y los condicionantes básicos asociados al mismo, las
correspondientes alternativas específicas de intervención debieran ser analizadas y
determinadas en el marco del PTP de Donostialdea.
*
El documento no tiene duda alguna en lo referente a la consideración del ferrocarril de alta
velocidad como infraestructura clave tanto para la interconexión de las principales ciudades del
País Vasco, como para la articulación de lo que en él se identifica como Euskal Hiria Plus.
Siendo eso así, resultaría razonable grafiar su trazado (sin perjuicio de que pueda ser
posteriormente reajustado en planes y proyectos posteriores), y atribuir a esa previsión un
carácter vinculante (y no tratarlo como mera orientación o referencia).
*
La relevancia de medidas asociadas a la real y efectiva “integración en cuanto a gestión,
programación, tarifas y servicios de los actuales sistemas de Euskotren, RENFE y FEVE, y la
extensión de estos servicios a todos los ámbitos de los Ejes de Transformación” justifica su
consideración como pauta básica e incluso vinculante de la estrategia de la movilidad
sostenible.
Sin desconocer que su concreción y materialización reviste gran complejidad, lo cierto es que
se trata de una materia clave en lo referente a la configuración de un servicio ferroviario real y
eficaz que, en cuanto que tal, funcione de manera global y coordinada en el conjunto del
territorio. Procedería, por lo tanto, la determinación de las pautas de intervención a ese
respecto.
*
La corrección de la previsión referida a que las "estaciones ferroviarias son el elemento
esencial para facilitar e incentivar el uso de este modo de transporte en el País Vasco y generar
nuevos ámbitos de centralidad en el territorio", complementada con las referentes a que los
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"planes territoriales y municipales y las iniciativas sectoriales actuarán coordinadamente para
hacer de estas instalaciones importantes espacios de centralidad local y comarcal en las
diversas áreas funcionales", etc., no plantea mayores dudas.
Ahora bien, expuesta con esa generalidad y sin matices, no se presta la debida atención al
hecho de que las estaciones ferroviarias preexistentes están directamente condicionadas por
sus actuales circunstancias que, en numerosas ocasiones, no hacen y/o harán posible la
materialización de ese tipo de objetivos. Cuestión distinta es la referente a las nuevas
estaciones que, en su caso, puedan proyectarse.
*
La previsión referente a que los procesos de desarrollo urbano deben buscar una
correspondencia entre sistemas de transporte colectivo y usos del suelo, permitiendo
densidades mayores en el entorno de los nodos de acceso al transporte colectivo es asimismo
correcta. Ahora bien, tampoco en este caso es posible olvidar dos cuestiones diversas. Por un
lado, las connotaciones propias y diferenciadas de las realidades urbanas preexistentes y
nuevas. Por otro, los condicionantes propios y diferenciados de los desarrollos residenciales y
de actividades económicas, que en modo alguno garantizan que quienes residen en un
determinado entorno vayan a trabajar en espacios destinados a actividades económicas
existentes en el mismo.
3.- El sistema polinuclear de capitales, ciudades medias y áreas funcionales.
*
El documento elaborado parte, entre otras, de la premisa de considerar que el modelo territorial
de las D.O.T., apoyado, entre otros extremos, en el sistema polinuclear de capitales, las
ciudades medias y las áreas funcionales, ha funcionado correctamente y sigue siendo una
referencia válida.
Además, las alusiones a la necesidad de ratificar los objetivos de recuperación y fortalecimiento
del papel de esas capitales, ciudades, etc. se complementan con la identificación y/o regulación
de, entre otros extremos: las oportunidades y los criterios territoriales de intervención en las
áreas metropolitanas conformadas por Bilbao Metropolitano, el área metropolitana de DonostiaSan Sebastián y el área urbana de Vitoria-Gasteiz; los denominados ejes de transformación,
asociados a la configuración de ecobulevares, a la manera de mecanismos clave para la
ordenación de las áreas funcionales; la identificación de los ejes de transformación territorial de
las distintas áreas funcionales, y las pautas de intervención en cada uno de ellos; etc.
*
Las consideraciones contenidas en el documento en lo referente a la eficacia y al
funcionamiento real y efectivo del referido sistema territorial y de las propuestas planteadas a
ese respecto en las D.O.T. no dejan de ser, en gran medida, afirmaciones teóricas, carentes
del debido soporte objetivo y/o probatorio.
Frente a ello, la realidad de estos años nos coloca más bien ante una situación que viene a
indicar que no ha existido una consideración global de ese sistema territorial, a la manera de
soporte global, equilibrado y debidamente racionalizado de las políticas territoriales,
económicas, equipamentales, etc. acordadas y/o ejecutadas, apoyadas en las
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correspondientes y equilibradas decisiones de inversión económica. Y eso, tanto en lo
referente a las capitales, como a las ciudades medias y a las áreas funcionales.
En consonancia con ello, resulta razonable pensar que el funcionamiento global y coherente de
ese sistema debería entenderse vinculado, entre otros extremos, a la determinación y
adopción, global e integrada, de las decisiones de intervención en materia económica,
equipamental, infraestructural, etc., incluidas las relacionadas con las inversiones necesarias, a
partir de la expresa consideración de dicho sistema y de su funcionamiento real, eficaz y
equilibrado, corrigiendo las disfunciones que pudieran existir.
Es más, podrían resultar justificadas posibles pautas de "especialización" (en particular en lo
referente a las tres capitales y al cometido de cada una de ellas en el conjunto de la
Comunidad Autónoma), y/o medidas compensatorias (para compensar posibles disfunciones o
desequilibrios territoriales).
En caso contrario, el riesgo real puede ser bien el de incurrir en una injustificada reiteración de
actuaciones e inversiones, realizadas de manera indiscriminada, con el consiguiente despilfarro
económico que ello pueda implicar, bien el de discriminar negativamente a determinadas
capitales, ciudades medias, áreas funcionales, etc.
Sin con ello pretender negar su posible relevancia, podría decirse que la identificación, en su
caso y con ese fin, de los citados ejes de transformación tiene a ese respecto un papel
secundario, y constituye una tarea más bien propia de otra escala territorial y/o urbanística. Es
más, la regulación conceptual a ese respecto de las figuras de los ejes de transformación y de
los ecobulebares a la manera de determinaciones propias de la escala territorial de la
Comunidad Autónoma y vinculantes para los PTPs no tiene particular justificación.
*
El hecho de centrar la atención a ese respecto, exclusivamente, en las áreas funcionales
(además de en las capitales y ciudades medias) no parece que pueda ser una solución correcta
en nuestro marco político-administrativo-económico-cultural, etc. Así, el “olvido” a ese respecto
de realidades como Araba, Bizkaia y Gipuzkoa (así como de las entidades políticoadministrativo-económicas vinculadas a las mismas, Diputaciones Forales) no tiene
justificación.
Además, en línea con lo comentado, el hipotético papel que las áreas funcionales y las
ciudades medias enclavadas en las mismas pudieran tener en la consecución del referido
equilibrio territorial depende no tanto de decisiones “internas”, sino en gran medida “externas”
(de carácter económico, etc.), propias bien del propio Gobierno Vasco, bien de la
correspondiente Diputación Foral, bien de otras entidades en materias claves para la
consecución del indicado objetivo como pueden ser: la ordenación y ejecución de actuaciones
en materia de comunicación general; la disposición de los equipamientos de carácter general comarcal necesarios (docentes, culturales, sanitarios, deportivos…), complementados con las
decisiones de inversión económica que requieran; la incentivación de desarrollos de
actividades económicas para, en definitiva, potenciar las áreas funcionales desde esa
perspectiva; la determinación e incentivación de medidas que posibiliten el impulso del atractivo
de cada área funcional en materia comercial, de ocio, etc., acompañadas de medidas de
12
inversión económica para su materialización; la identificación, en su caso, de medidas de
renovación urbana de escala e interés supramunicipal; la determinación de medidas de
protección del patrimonio urbanístico de interés cultural de escala asimismo supramunicipal;
etc.
4.- Estrategias para la sostenibilidad y el cambio climático.
*
Criterios generales de intervención como los asociados a la ordenación de los desarrollos
urbanos de conformidad con criterios de minimización del consumo del suelo y sostenibilidad
de los nuevos crecimientos, densificación de los espacios urbanizados y reciclado de los
espacios obsoletos o deteriorados frente a los nuevos crecimientos, son correctos.
*
La consideración de previsiones propias del planeamiento urbanístico como determinaciones
vinculantes para la redacción de los Planes Territoriales Parciales carece de fundamento
alguno, y no es sino foco de confusión. Este es, por ejemplo, el supuesto de las previsiones de
clasificación de nuevos suelos con destino residencial (apartado “a.5” del epígrafe “E.3”), y de
identificación, en su caso, de los ámbitos objeto de nuevos desarrollos, las áreas de renovación
urbana y las áreas de densificación (apartado “a.2” de ese mismo epígrafe).
*
Esa previsión de que el planeamiento ha de diferenciar los ámbitos objeto de nuevos
desarrollos, las áreas de renovación urbana y las áreas de densificación, estableciendo un
programa de actuaciones específico para cada una de esas categorías, carece de sentido.
Así, si como tal planeamiento se considera el de ordenación territorial, se trata de un cometido
que excede del propio de éste. Y si ese planeamiento se corresponde con el urbanístico, las
previsiones propias del mismo (asociadas a la clasificación urbanística de los terrenos, y a la
determinación del régimen de ordenación estructural y pormenorizada de los mismos) son
suficientes.
*
La previsión de fijar en 65 viv/ha la densidad mínima de los desarrollos residenciales
proyectados en determinados municipios (de más de 5.000 hab., y la totalidad de los incluidos
en las áreas funcionales de Bilbao y Donostia) y situados a menos de 300 m de algún punto de
acceso a los servicios ferroviarios de cercanías o de metro es confusa y/o equívoca. Así:
-
-
¿Es una previsión planteada para desarrollos residenciales proyectados en suelo
urbanizable, o también en suelo urbano?. Resultaría cuando menos prudente entenderla
referida a los previstos en la primera clase de suelo.
El hecho de tomar como referencia la densidad de vivienda y no un parámetro urbano más
genérico (que dé cabida tanto a desarrollos residenciales como de otra naturaleza:
actividades económicas, equipamentales…), que posibilite la sustitución del concepto de
densidad residencial por el de densidad urbana, no resulta particularmente adecuado ni
justificado.
Esa exclusiva referencia residencial es acorde con los parámetros propios del denominado
zoning, pero no así con el objetivo de incentivación de desarrollos con mezcla y mixtura de
usos, en los que resulta prudente asociar los conceptos de densidad, compacidad, etc. al
resultado urbano perseguido y no exclusivamente al uso residencial.
13
-
-
¿Qué razones justifican que la asignación a una previsión como esa del carácter propio de
una determinación vinculante para la redacción de los PTPs, cuando en realidad tiene un
trasfondo más bien urbanístico y/o propio del planeamiento de esta naturaleza?.
¿Qué sentido tiene una previsión de esa naturaleza, planteada sin coordinación alguna
con las previsiones reguladoras de las edificabilidades máxima y mínima reguladas en la
vigente Ley del Suelo?.
La evaluación de las connotaciones propias de una previsión como esa, así como de las
afecciones que pudieran derivarse de la misma justificarían su (re)estudio y/o (re)consideración
en el correspondiente y debido marco urbano integral. Así, un parámetro de esa naturaleza (o
asimilable a la misma) pudiera justificarse en el contexto de un nuevo desarrollo exclusiva y/o
preferentemente residencial. Pero no así en el marco de desarrollos urbana y/o funcionalmente
más complejos, asociados a la mezcla de usos (residenciales, actividades económicas,
equipamentales, etc.) en los que se ha de primar el conjunto urbano resultante y/o la
complejidad asociada al mismo.
*
La delimitación, en los Planes Territoriales Parciales de los denominados Perímetros de
Crecimiento Urbano constituye otra de las propuestas clave en la materia. Justifica, en
principio, dos tipos de consideraciones diferenciadas, al tiempo que complementarias.
Así, por un lado, la consideración de la complejidad geográfica y orográfica de muchas partes
de esta Comunidad Autónoma (Bizkaia y Gipuzkoa, básicamente) justificaría la sustitución de
una previsión como esa (y de la idea asociada a la misma) por el criterio de intervención
vinculado a la determinación de los desarrollos urbanos en condiciones que conlleven la
continuidad, incluso física, del medio urbano resultante, evitándose la creación de nuevas islas
urbanas; éste criterio es más acorde que aquella previsión con nuestra realidad territorial y sus
condicionantes.
Por otro, en atención a su naturaleza, la determinación y aplicación de ese criterio (y también,
en su caso, de aquella previsión) debería ser considerada como parte del cometido propio del
planeamiento urbanístico general y no de la ordenación territorial. Además, la elaboración de
aquél planeamiento desde presupuestos razonables y adecuados debe conducir a una
asimismo razonable y razonada aplicación de dicho criterio en el mismo.
En el supuesto de mantenimiento de aquella previsión en los términos indicados, debería ser
planteada y aplicada con la debida flexibilidad. Y esto es lo que parece poder entenderse de la
previsión referida a que su delimitación podrá ser ajustada de “forma razonada por los planes
municipales”. Además, a la manera de criterios para la delimitación de esos Perímetros se
apuntan, entre otros, los que se mencionan a continuación, merecedores de algún comentario:
-
Al tiempo que se indica que la “definición del Perímetro de Crecimiento Urbano permitirá la
integración urbana con asentamientos aislados”, se señala que “en ningún caso se podrán
incluir como ámbitos susceptibles de crecimiento los asentamientos clasificados como
núcleo rural”.
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Estamos ante dos tipos de previsiones (material el primero y formal el segundo) que,
consideradas desde una perspectiva teórico – conceptual, resultan difíciles de congeniar.
Ese entrecruzamiento de criterios materiales con formales no parece razonable,
procediendo dar prioridad a los primeros. Y más cuando, de conformidad con criterios
establecidos en la legislación urbanística vigente, siempre que se justifique su idoneidad,
terrenos integrados en un núcleo rural son susceptibles de ser clasificados como urbanos.
-
Se propone la consideración conjunta de las “demandas residenciales, de actividades
económicas y dotacionales del conjunto de los municipios, así como la oferta de suelo a
realizar globalmente por parte de los planes municipales implicados”, debiendo establecer
los Planes Territoriales Parciales una “estrategia de distribución de crecimientos acorde
con el modelo territorial que propongan para su área de incidencia y las potencialidades de
cada municipio”.
Se trata de una previsión que desde el punto de vista estrictamente territorial no admite
mayor discusión. Ahora bien, planteada con esa generalidad y según como se aplique
choca o puede chocar con toda una serie de realidades jurídicas, competenciales,
urbanísticas, etc. atribuidas a los municipios, así como con las previsiones establecidas a
ese respecto en la legislación urbanística vigente. Procedería, por lo tanto, la consecución
del debido equilibrio entre esos dos tipos de enfoques, de manera que (salvo dificultades
y/o justificaciones territoriales debidamente fundadas) se garantice la respuesta a las
demandas urbanísticas municipales dentro de cada término municipal.
*
-
La propuesta de que el referido Perímetro sólo podrá establecerse “en torno a ámbitos con
suelo urbano consolidado” justifica asimismo alguna aclaración. Así, nada impide que esos
Perímetros puedan delimitarse en el entorno de suelos urbanizables y urbanos no
consolidados, que a su vez estén ubicados en el entorno de suelos urbanos consolidados.
-
La previsión referida a que “excepcionalmente podrán plantearse desarrollos de suelos
para actividades económicas desconectados (se entiende que de suelos urbanos
existentes) cuando así lo establezca el PTP correspondiente o el PTS de Suelo para
Actividades Económicas y Equipamientos Comerciales” choca con otros criterios
generales de intervención planteados en el propio documento, incluidos, en particular, los
relacionados con la movilidad sostenible y la incentivación de desarrollos urbanos
funcionalmente diversificados y/o con mezcla de usos.
La previsión de identificación en los Planes Territoriales Parciales de un sistema de espacios
verdes constituido especialmente por la creación de cinturones verdes destinados tanto al
esparcimiento como a garantizar la protección del hábitat silvestre, que acoja usos acordes con
su naturaleza (parques urbanos o naturales, zonas de ocio y deporte al aire libre, áreas
agrícolas, etc.), que se integrará en la red de corredores ecológicos, es más bien equívoca,
confusa e inapropiada.
La complejidad, al tiempo que la inidoneidad, de una previsión como esa justifica su (re)estudio
y/o su consideración como una previsión orientativa de cara a la elaboración de los PTPs y de,
en particular, el planeamiento municipal.
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5.- Los desarrollos residenciales.
Se proponen nuevas pautas reguladoras del dimensionamiento máximo de los desarrollos
residenciales posibles en los distintos municipios de la Comunidad Autónoma que dan pie a
comentarios como los siguientes:
*
De entrada cabe indicar que el documento no contiene análisis alguno del funcionamiento del
modelo actualmente vigente en la materia (resultante de, por un lado, los criterios de
cuantificación residencial establecidos en las DOT y en los PTPs, y, por otro, las pautas de
localización en los PTPs), y de la corrección o incorrección del mismo.
Un análisis como ese resultaría conveniente para saber si el modelo residencial cuenta con el
debido equilibrio global tanto en el conjunto de la Comunidad Autónoma, como en cada
Territorio Histórico.
Sorprende que, sin la previa realización de ese análisis, y sin la debida justificación de su
necesidad, se propongan ahora unos nuevos criterios reguladores de la cuantificación de los
desarrollos residenciales.
*
Además, las nuevas pautas ahora planteadas a ese respecto son más complejas y confusas
que las contenidas en las D.O.T. de 1997. Precisamente por eso, procedería su simplificación
y/o una exposición más clara de las mismas, incluso en el supuesto de mantenerse sus
presupuestos materiales.
*
Resulta conveniente determinar los criterios de aplicación de esas pautas en municipios
integrados en áreas funcionales que cuenten con Planes Territoriales Parciales, que contengan
a su vez y a ese respecto pautas diversas a las anteriores.
6.- Las actividades económicas y/o los nodos de innovación.
Sin perjuicio de determinadas salvedades, el documento centra la atención en los denominados
nodos de innovación y los espacios de nueva economía. En términos generales, los criterios de
intervención planteados en la materia son globalmente correctos, incluidos los relacionados con su
inclusión en la trama urbana. En todo caso, resultaría conveniente la complementación y/o
aclaración de las propuestas planteadas en la materia en lo referente a, entre otros, los extremos
siguientes:
*
La consideración global de las actividades económicas, incluidas, entre otras, las relacionadas
con el sector primario y las de carácter industrial.
La conveniencia de prestar la debida atención al citado sector primario ya ha sido objeto de
atención expresa con anterioridad. Por su parte, renunciar al mantenimiento y/o implantación
de actividades industriales convencionales y/o no reconocerles el debido protagonismo
resultaría injustificado.
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*
La efectividad y eficacia de las medidas a plantear en la materia ha de entenderse
estrechamente asociada a la propia y directa intervención de la Administración y/o entidades
competentes y afectadas por las mismas.
*
La directa vinculación de las medidas de implantación y/o incentivación de las actividades
económicas en sus diversas modalidades con las relacionadas, a su vez, con la consecución
del adecuado (re)equilibrio territorial, que pueden justificar la adopción de decisiones de
incentivación de desarrollos de esa naturaleza y/o de inversiones económicas en unas u otras
áreas funcionales en atención a la consecución de ese tipo de objetivos territoriales. A ese
respecto, la promulgación, en su caso (¿…?), de un Programa de Innovación y Territorio
debería vincularse, en gran medida y entre otros extremos, a la consecución de ese tipo de
objetivos territoriales.
*
La efectiva materialización del objetivo de implantación de los desarrollos de actividades
económicas (incluidos, en particular, los nodos de innovación y los espacios de nueva
economía) dentro de la trama urbana ha de entenderse asociada, entre otros extremos, a la
efectiva adecuación al mismo de las decisiones y actuaciones adoptadas y promovidas por las
entidades competentes en la materia, incluido SPRILUR.
7.- El paisaje.
*
El paisaje constituye otro de los ejes de intervención planteados en el documento elaborado.
De hecho, es uno de los "nuevos" ejes a los que mayor protagonismo se da en él.
Se plantean a ese respecto previsiones como las siguientes: inclusión de estudios de paisaje
en los PTPs y los planes municipales; el Catálogo de Paisajes Singulares y Sobresalientes y la
Cartografía de Paisaje de la CAPV; distintas actuaciones de mejora paisajística (identificación,
en los PTPs, de los "ámbitos prioritarios para desarrollar Programas de Restauración
Paisajística en ámbitos con elevado grado de deterioro o con gran incidencia en la percepción
del territorio”; incorporación de programas de mejora paisajística y de la imagen urbana en los
proyectos de articulación y renovación urbana asociados a los Ejes de Transformación;
identificación en los PTPs y en las actuaciones sectoriales de las "oportunidades para
incorporar las manifestaciones artísticas a la mejora de la imagen del territorio, prestando
especial atención a las posibilidades para restaurar ámbitos deteriorados"); criterios generales
de protección e integración paisajística relacionados con distintas materias (actuaciones en
zonas de pendiente y/o en entornos significativos y singulares; la vegetación preexistente; la
preservación y/o alteración de los referentes visuales; los paisajes agrarios; los conjuntos
urbanos históricos, típicos y/o tradicionales; las actuaciones en las inmediaciones de los
inmuebles artístico, histórico, arqueológico; etc.); criterios de intervención en materia de paisaje
y pequeños núcleos de población relacionados con la preservación de su carácter e imagen
tradicional, etc.; actuaciones de mejora paisajística, asociadas a la incorporación a los planes
urbanísticos de Programa de Imagen Urbana; etc.
*
La valoración de unas previsiones como esas no puede disociarse del hecho de que,
recientemente, ha sido elaborado un proyecto de Ley de Paisaje que, en este momento, está
17
en proceso de debate y tramitación. En consonancia con ello, el contenido del documento y de
las D.O.T. debería adecuarse a lo que resulte de ese otro proceso.
*
Sin descartar, en modo alguno, la relevancia del paisaje, las previsiones planteadas en la
materia dan pie a pensar que se pretende dar un salto desde el cero hasta el absoluto, tanto
desde una perspectiva material como formal. Así, no resulta descabellado concluir que en el
documento todo o casi todo se convierte en paisaje. Precisamente por eso, cabe indicar que se
trata de un planteamiento un tanto maximalista.
En todo caso, un planteamiento como ese queda reconducido y/o relativizado mediante la
razonable asignación a la mayor parte de ese tipo de previsiones de un carácter orientativo. Es
más, este carácter debería ser extendido a todas ellas.
*
Muestras concretas (e incluso problemáticas) de ese tipo de planteamientos, en particular si se
plantean de una manera tan general y sin matices son, por ejemplo, las siguientes: evitar
alterar la pendiente natural de los terrenos; preservar los elementos topográficos preexistentes;
etc.
Así, la ratificación de la validez de ese tipo de criterios generales debería complementarse y/o
matizarse en el sentido de reconocer que en distintos supuestos y circunstancias la
consecución de los objetivos planteados puede justificar otro tipo de intervenciones, y que,
incluso y en ocasiones, la aplicación de aquellos puede dar resultados más inadecuados que la
aplicación de éstos.
Es más, la concreta previsión referente a que las construcciones emplazadas en las
inmediaciones de bienes inmuebles de carácter artístico, histórico, arqueológico, típico o
tradicional han de armonizar con ellos, aun cuando en su entorno sólo haya uno con esas
características constituye una muestra de un injustificado salto cualitativo a ese respecto.
Planteada con esa generalidad, es una previsión carente de justificación, que básicamente
puede servir para generar problemas.
8.- La energía, los recursos naturales y los servicios urbanos.
La relevancia de cuestiones como la energía y los residuos urbanos, considerados en su integridad,
justificaría una más precisa y global atención en las D.O.T., en particular en lo referente a
determinación de las implicaciones y/o afecciones territoriales que pudieran derivarse de las
mismas, sin desconocer que esta tarea es complementaria de la determinación de las políticas
generales de intervención en la Comunidad Autónoma en materia de energía y de residuos.
9.- Cuestiones generales.
Las D.O.T. de 1997 han contribuido positivamente al asentamiento de la cultura de la ordenación del
territorio en esta Comunidad Autónoma. También lo han hecho los restantes instrumentos de
ordenación territorial (PTPs y PTSs) promovidos y aprobados a lo largo de estos años.
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La realidad existente en el momento de la elaboración y aprobación de las mismas justificó la
determinación en las citadas D.O.T. de una estructura territorial de la Comunidad Autónoma
básicamente asentada en principios y criterios generales y filosóficos de intervención.
La realidad actual (incluida la asociada a las decisiones que han ido adoptándose a lo largo de estos
años mediante la elaboración y aprobación de distintos instrumentos de ordenación territorial) puede
justificar el hecho de dar un salto cualitativo en la determinación del propio modelo de ordenación
integral del territorio de esta Comunidad Autónoma asociándolo a, entre otros extremos:
A.- La determinación de, por un lado, los ejes básicos al tiempo que mínimos a los que debería
entenderse asociada dicha ordenación territorial, y, por otro, las pautas de intervención en
relación con los mismos, complementada con la asignación a los mismos y en su caso de
carácter vinculante. A ese respecto, pueden ser merecedoras de la debida atención, entre
otras, las cuestiones siguientes:
*
*
*
*
La estructuración global del territorio de la Comunidad Autónoma a la manera de una
suma ordenada y sistematizada de las distintas partes y realidades del mismo (territorios
históricos, capitales, ciudades medias, áreas funcionales…).
La determinación de las pautas básicas de intervención en materia de medio físico y
sector primario.
La conectividad y la movilidad, incluida, entre otros aspectos:
Los parámetros básicos reguladores de los desarrollos residenciales y de actividades
económicas.
B.- La consideración global del conjunto de los criterios y principios generales de intervención
planteados como una especie de código de buenas prácticas en materia territorial y urbanística,
de carácter orientativo a los efectos de la elaboración de los correspondientes planes de una y
otra naturaleza.
10.- Otras cuestiones.
*
Con el fin de evitar en lo posible problemas y equívocos en la aplicación de las propuestas
planteadas resultaría conveniente:
La determinación de la naturaleza formal de las propuestas en el contexto de la debida
coherencia global de las mismas.
La utilización de términos y formulas gramaticales - verbales acordes con, en cada caso, la
naturaleza y el rango formal de las propuestas, sin, por ejemplo, extender formas
imperativas o de mandato a propuestas a las que se asigna la naturaleza propia de
criterios, orientaciones…
La eliminación de alusiones específicas a planes municipales en el contexto de
previsiones de carácter (vinculante u orientativo) referidas a, exclusivamente, PTPs.
*
Utilización de unas bases cartográficas claras y precisas, con el fin de evitar equívocos en su
lectura y aplicación.
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*
Determinación de criterios de intervención en lo referente a, por ejemplo, la aplicación de:
Los nuevos criterios de dimensionamiento de los desarrollos residenciales en los
municipios integrados en áreas funcionales que cuentan con el correspondiente Plan
Territorial Parcial aprobado, y para los que éste fija unos criterios diversos a aquellos.
Las nuevas propuestas a las que ahora se plantea otorgar carácter vinculante para la
redacción de Planes Territoriales Parciales, en tanto en cuanto se procede bien a la
formulación y aprobación de éstos (en las áreas funcionales que carezcan de los mismos),
bien a su adaptación a las propuestas del nuevo documento de (re)estudio de las D.O.T.
una vez que se apruebe el mismo.
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