La manera más fiel de terminar esta historia de vida es plasmar uno de los escritos en el que Amparo resume la misma, ganador del Certamen Literario (Primer Ciclo) del Centro de Adultos Juan XXIII. En esta vida hay más penas que alegrías Quiere mi profesor Que yo escriba mis alegrías. ¡alegrías! ¡alegrías! ¿Dónde están mis alegrías? Hay personas con estrellas Y quien nacen estrelladas, Que no tienen alegrías. En el año 38 hice yo la comunión, Era un día de alegría Pero yo no tenía padre, No era tanta mi alegría. He pasado mucha hambre, Y también muchas fatigas. Cuando ya me hice una moza Me casé con el hombre a quien quería. Eso sí fue una alegría, Él era de Salamanca Y yo de mi Andalucía. Vino ya mi primer hijo, eso sí fue una alegría. Pero al año siguiente Vino mi segundo hijo, Eso si fue una alegría. Al tercer año vino, pero esa Fue una niña, También fue una alegría, Después vino el cuarto, el quinto El sexto, séptimo y el octavo No era ya tanta alegría Porque no le podía dar Lo que ellos se merecían. Para criar a los ocho Hemos pasado fatigas Y cuando ya los he criado, Un hijo de mala madre Criminal y terrorista Tenía treinta y un años Empezando ya su vida, Al lado se su mujer Y también con sus dos hijas. Ya se acabó mi alegría. Ya para toda la vida. Después me quedé viuda. Empecé a venir a este Centro Para aprender matemáticas Y también ortografía. Son muy buenos profesores Y también buenas amigas, Ellas me dan alegría. Voy a algunas excursiones A veces hasta quince días Y hace ya dos navidades, me tocaron diez millones ¡Qué buena falta me hacían! Para ayudar a mis hijos Y algo tengo todavía Que los años que me quedan Tener algo de alegría. (Amparo Sánchez Salas) Al segundo de mis hijos Viene y le quita la vida.