Lea el reportaje de Joaquín López del Ramo completo.

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CLÁSICOS GANADEROS EN LAS VENTAS
Prototipo de toro clásico de Gabriel Rojas, con un marcado sello de Núñez: hondo, musculado, bajo, recogido de cara y de pelo chorreado.
Gabriel Rojas:
reencuentro con las raíces
Gabriel Rojas es uno de los nombres ganaderos que más prestigió la sangre Núñez a lo largo de cuarenta años. Siempre fieles al sello de este origen, sus toros fueron durante mucho tiempo prototipo de belleza y trapío armónico, de
embestidas profundas, templadas y humilladas, con esa clase excepcional que caracteriza a los mejores animales de esta estirpe. Ganadería de faenas inolvidables a cargo de Paquirri, Curro Romero, Manolo Vázquez, Ojeda,
Joselito, Ortega Cano, Espartaco, Finito, Manzanares, Morante… y todas las figuras desde mediados de los 70 hasta inicios de los 2000. Pero el éxito llevó al crecimiento excesivo de las camadas, que unido a la merma en la celebración de festejos dio como resultado la pérdida de regularidad y de protagonismo de la ganadería. Se impuso
una reducción drástica de efectivos y la búsqueda de las esencias bravas originales, que empezó aún en vida de
don Gabriel y ha continuado tras su fallecimiento en 2012. En las últimas temporadas, este hierro lidia básicamente
novilladas, en las que han salido bastantes ejemplares sobresalientes, Mientras, se siguen cimentando las bases
de futuro en un núcleo reproductor de gran calidad y con el sello externo inconfundible de Núñez.
Texto: Joaquín López del Ramo
Fotografías: Manuel Durán y
López del Ramo
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D
on Gabriel Rojas Fernández fue
un personaje polifacético, inquieto y enorme trabajador. Afamado empresario de la construcción, a su
impulso se debió en gran medida la creación de famoso barrio hispalense de Los
Remedios. Pero también fue presiente del
Sevilla Fútbol Club entre 1984 y 1986,
hermano mayor de la Hermandad del Rocío de su ciudad, aficionado asiduo a la
Maestranza y, por supuesto, ganadero de
bravo en su magnífica dehesa “El Castillo”, sita en la localidad sevillana de Castillo de las Guardas.
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Varios de los buenos novillos de Gabriel Rojas lidiados en Madrid el 15 de octubre de 1989 por Felipe Martins, Enrique Ponce y Fernando Cámara.
DE CONCHA Y SIERRA
A NÚÑEZ
El inicio de Gabriel Rojas como criador
de toros data del año 1969, cuando
compra al torero José Fuentes la parte
de la mítica ganadería de Concha y Sierra denominada “La Alegría”, que éste
había adquirido un año antes a Juan de
Dios Pareja-Obregón. Varias temporadas mantuvo don Gabriel los “conchaysierras”, y aunque por entonces ya
estaban lejos de sus mejores tiempos y
las figuras no los deseaban, nuestro
hombre debutó con ellos en Sevilla, e
incluso lidió ejemplares notables, como
el novillo Toscano, al que Silverio Sierra
cortó una oreja el 8 septiembre de
1974, o los toros Baratero y Cancionero
I, con los que triunfaron José Luis Parada y Rafael Torres en la feria de San
Miguel ese mismo año.
Pero ya por entonces la suerte de los
“conchaysierras” estaba echada, ya que
en 1973 don Gabriel, a través de los hermanos Flores Cubero (los famosos “Camará”) había comprado la vacada que
anteriormente fue propiedad de doña
Raimunda Moreno de Guerra, la esposa de Carlos Núñez, formada íntegramente con reses del genial criador. Gabriel Rojas debió de dar pronto con las
teclas oportunas, ya que desde el principio sus “núñez” mostraron los mejores atributos de su casta y los mantuvieron durante mucho tiempo, lo cual
no es nada fácil de lograr.
Por comportamiento, capas y hechuras, se apreció en la vacada de Gabriel Rojas un predominio de la rama PedrajasRincón de Núñez, con algunos toques
más aislados de Villamarta. La largura,
templanza y fijeza fueron los caracteres
primordiales en la embestida de sus toros, unidos en lo externo a una presentación muy prototípica de Núñez: belleza y proporción, hondura, buena expresión y astas con las puntas hacia dentro.
En las capas siempre predominaron los
mulatos listones y chorreados, colorados
ojo de perdiz y castaños, junto con algún
salpicado; no así otros pelos y accidentes
como el cárdeno, girón, calcetero o lucero,
más propios de la rama Villamarta.
Los primeros “núñez” de don Gabriel
salieron a las plazas en la temporada
1977 y desde entonces contaron el favor de las figuras, siendo Francisco Rivera Paquirri uno de los espadas que
triunfó más asiduamente con ellos en
esta primera etapa. Pero fue en los
años 80 cuando la ganadería se situó en
un lugar de privilegio. Ya contaba con
un excelente cartel cuando se presentó
en Las Ventas la tarde isidril del 25 de
mayo de 1983, con Manolo Vázquez,
José Mari Manzanares y Armillita. Aunque en esa corrida sólo pudieron jugarse cuatro astados y varios pecaron de sosería, hubo un cuarto de triunfo, Regajero, cuya clara embestida propició una
vuelta al ruedo del veterano maestro
Manolo Vázquez.
FAENAS CUMBRE
En la feria de Sevilla de 1984, se produjo
uno de los principales hitos de la historia
de la ganadería: la faena de Curro Romero al precioso y muy noble toro Flautino, del que cortó las dos orejas. Este
triunfo supuso el inicio de la etapa más
exitosa de Gabriel Rojas como criador
de bravo, marcada por una gran regularidad y representada por un rosario de
encuentros excepcionales entre toros
cumbre y grandes toreros. Así, recordamos a Paco Ojeda con Empacado en la
feria de Guadalajara de 1986, a Julio Robles con Rinconcillo en Málaga, el año
1988, la faena de Joselito en la feria de
Burgos de 1989, a Ortega Cano con Correlindero en la temporada 1991 del
Puerto de Santa María y, sobre todo, dos
episodios antológicos: la sublime obra
de Manzanares con Ramito en la feria de
Málaga de 1993 y el indulto de Tabernero por parte de Finito de Córdoba en
la feria de su ciudad natal el año 1994.
Gabriel Rojas no volvió a nuestra plaza hasta el 15 de octubre de 1989, con
una novillada que despacharon Felipe
Martíns, Enrique Ponce y Fernando
Cámara, y en la que destacó el cuarto,
de nombre Herradito, dentro de una tónica de juego alegre y con raza. Repitió
en Madrid la divisa de Castillo de las
Guardas el 6 de octubre de 1991 lidiando tres novillos, de los que el primero, chorreado que atendió por Lozano, también embistió con bravura. En la
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El excelente toro Paquetillo, de Gabriel Rojas, que correspondió a Juan Bautista en Madrid el 20 de mayo de 2000.
feria de San Isidro de 1994 se anunció
una corrida de esta divisa para Dámaso González, Manolo Sánchez y Óscar
Higares, pero los veterinarios se encargaron de dinamitarla en el reconocimiento y a la postre sólo se jugaron dos
astados, que tampoco dieron juego.
La divisa del señor Rojas fue líder del
escalafón ganadero en las temporadas
1996, 1997 y 1998, sobrepasando el
centenar de ejemplares, y aunque la
mayor parte de sus éxitos se produjeron en plazas pequeñas, también echó
toros de alta nota en escenarios más
importantes, por ejemplo, el extraordinario Arrumbón, al que Antonio Fe-
rrera cortó las orejas en la feria de Bayona de 1997; el nobilísimo Canastero,
con el que triunfó César Rincón en la
feria de Bilbao del mismo año, y otros
lidiados en Córdoba, Málaga o Montde-Marsant.
Tras el frustrante episodio de 1994, la
ganadería se ausentó de Las Ventas
durante cuatro temporadas, retornando
con un sobrero en la feria de otoño de
1999 y con dos toros el 12 de octubre
de ese mismo año, en la corrida de despedida de Cristina Sánchez, uno de los
cuales, de nombre Ramito, le tocó a Javier Conde y dio un juego sensacional.
A esta misma camada pertenecieron
La selección de los reproductores tiene muy en cuenta el respeto a las hechuras clásicas de esta sangre,
como se aprecia en este soberbio semental.
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otros dos grandes ejemplares: Carabina,
al que Morante de la Puebla cuajó una
excelente faena en la feria de Málaga, y
Ahogado, con el que triunfó Espartaco en
la feria de San Miguel de Sevilla.
CRISIS, REDUCCIÓN
Y REENCUENTRO
Al amparo de una modificación estatutaria en la Unión de Criadores, en
1996 se crea un hierro filial denominado “El Romeral”, al que es transferida
una parte de la ganadería. Los primeros
cuatreños de esta nueva marca se juegan en el año 2000, y además con éxito en las plazas de Málaga y Zaragoza.
Este mismo año, también Sevilla, Jerez,
Córdoba o El Puerto son escenarios de
triunfo para el hierro original de don
Gabriel. Y en Madrid lidia cuatro toros
la tarde de la confirmación de El Cid,
que salen insulsos, y otros dos ejemplares el 15 de mayo, para Esplá y Juan
Bautista, teniendo éste último la fortuna de tocarle un ejemplar negro listón,
de nombre Paquetillo, que luce una excelente nobleza.
El ganadero vuelve a la Monumental
madrileña en 2005 con sendas corridas
de los dos hierros de la casa. Por delante, el 24 de abril, se lidian cinco ejemplares de la divisa matriz a cargo del
Niño de la Taurina, Andrés revuelta y
el confirmante Manolo Martínez, entre
los que sobresalen por su nobleza y
buena clase del quinto y el sexto, Despreciado y Arquero respectivamente. El
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Embestida humillada y “planeando” del novillo Silbato en la muleta de Víctor Barrio, el 29 de septiembre de 2011. Fue uno de los mejores ejemplares de Gabriel
Rojas lidiados en Madrid.
10 de julio son cuatro los toros jugados,
esta vez de “El Romeral”, que salen con
pocos bríos, a excepción del buen primero, Carbonero, con el que confirma el
francés Julien Lescarret.
Conforme avanzan los años 2000, se
aprecia en la ganadería una mayor
irregularidad, y aunque siguen saliendo toros muy buenos, la calidad queda diluida en la cantidad. No en vano,
apenas en en una década se había pasado de unas 200 vacas de vientre a
más de 600. A la vista de ello, don Gabriel acomete a partir de 2004 un plan
claramente restrictivo. Entran al equipo de dirección su sobrino de igual
nombre y el economista Gabriel Molina Candau, hijo del también ganadero
sevillano Javier Molina. Comienza entonces un férreo proceso de selección,
que en su primera fase reduce el número de vientres a la mitad. Se tienta
y retienta de manera muy exigente, incluso “quemando” gran cantidad de toros, para recuperar las mejores esencias
de la vacada.
El número de festejos lidiados también merma de forma ostensible, y las
corridas se envían a plazas de menos
compromiso, donde muchas de ellas
embisten con buen son. Numéricamente, van ganado terreno las novilladas, y en casi todas ellas salen ejemplares que evidencian el gran fondo de
clase de la ganadería. Ejemplos de ello
son el indulto del toro Silbato nº8, lidiado
en la localidad toledana de Sonseca el
año 2008, o el gran juego del novillo
Rompeplaza, jugado en Sevilla el 12 de
septiembre de 2010, que tuvo la clase y
profundidad de los mejores “núñez”.
El 29 de septiembre de 2011 tiene lugar la siguiente comparecencia del hierro sevillano en Madrid, con una novillada que estoquean Francisco Montiel,
Alberto Durán y Víctor Barrio. El festejo
discurre de forma poco brillante hasta
la salida del sexto, un bravo colorado ojo
de perdiz llamado Silbato, que embiste
de forma extraordinaria haciendo el
“avión” en la muleta de Barrio, quien le
corta una oreja.
Sigue la ganadería en su nuevo rumbo, lidiando poco y seleccionando mucho, y así llega el mes de noviembre de
2012, cuando se produce el fallecimiento de don Gabriel, a la edad de 90 años.
Como la transición ya estaba planificada y funcionando desde hacía tiempo, la
desaparición del fundador no repercute
de facto en la marcha de la vacada.
Un nuevo lote de utreros de esta divisa salta al ruedo madrileño el 29 de junio de 2014, con Curro Damián, Manuel
Dias Gomes y Carlos Galván en el cartel de toreros. En dicha novillada hay
tres ejemplares destacables, el primero,
pronto y humillador llamado Empacado,
el noble con clase segundo, de nombre
Corneto, y el bravo sexto, colorado chorreado que atiende por Estudioso.
El 28 de junio de 2015, Mario Diéguez, Alberto Escudero y Alejandro
Marcos se las ven en Madrid con otra
novillada de Gabriel Rojas, de la que es
aplaudido el segundo, Encharcado, el único con posibilidades. También el año pasado, la ganadería lidió una buena corrida de toros en Écija, destacando por
su excelente embestida el toro Letrado,
mulato chorreado, que correspondió a
Manuel Escribano.
Este recorrido cronológico concluye
de en la tarde del pasado 19 de junio, en
la que se jugaron en nuestra plaza otros
seis novillos del hierro sevillano, que no
aportaron especiales laureles al palmarés de la casa. El tal sentido, hay que entender que las desigualdades son algo
normal en los procesos de recuperación
de las ganaderías, y más en aquellos casos en los que se produce una reducción
en el número de efectivos.
En la actualidad, el hato de Gabriel
Rojas se compone de 140 vacas de vientre, en las cuales se observa claramente el efecto de la selección llevada a cabo
en los últimos años, pues todas ellas lucen hechuras parejas, finas, bajas y proporcionadas, al igual que en los sementales. Si bien cabe recordar que a
comienzos de los años 90 padrearon
puntualmente dos o tres toros de origen
Domecq, las características morfológicas de los animales denotan en la actualidad un dominio aplastante lo original de Núñez, cuyos rasgos son inconfundibles. La apuesta clara de la ganadería es el reencuentro con las mejores raíces de esta sangre. Ojalá culmine con éxito y podamos disfrutar
pronto de ello.
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