Te esperaré, Señor, tenso el oído al callado temblor de tu pisada

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Te esperaré, Señor, tenso el oído al callado temblor de tu pisada
Sobre la senda nueva acostumbrada de tanto presentirte ya venido.
Te esperaré, Señor, estremecido el cielo de mi noche inacabada,
Despierta mi impaciencia a tu llamada y hecha mi cárcel vuelo reprimido.
Te esperaré, Señor, hasta que quieras trocarme en logro de tu dulce
encuentro esta amarga quietud de mis esperas.
Te esperaré en mi casa anochecida, vallada en soledad por fuera y dentro.
1
Adviento – Navidad 2013 – 2014
¡Tengan en cuenta el tiempo en que viven!...salgamos al encuentro de Cristo
que viene
1º Domingo
“Acompañados por las buenas obras” (orac. Colecta):
Resistir.
2ºDomingo
“Animosos” (Orac. Colecta): Caminar.
3º Domingo
“Con fe” (Orac. Colecta): Celebrar.
4º Domingo
“Conocedores de la encarnación de Cristo” (Orac. Colecta):
Generar Esperanza.
En este año de evaluación y de cuenta de resultados, es imprescindible una mirada
serena y lúcida sobre el estado de nuestra Iglesia local. “Darnos cuenta de lo que
pasa…por qué…que interpelaciones nos hace lo que vemos…qué hacer…”, son
cuestiones ineludibles y urgentes, y a nosotros nos toca “ver, orar, discernir y
actuar.”
El Adviento es un marco esperanzador y una pedagogía única que nos ofrece la
Iglesia para ello.
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¡El Señor Viene!
Una Palabra para hoy
La liturgia que precede a la Navidad nos prepara a celebrar el Misterio de la
Encarnación. Cristo viene y su venida, que ya es presencia actualizada en el mundo y
en nuestras vidas, requiere todas nuestras energías. Su venida es el acontecimiento
capital de la historia y no podemos prestarle una simple atención distraída, marginal
o folklórica, tal como nos la presenta los medios. ¡Estemos atentos y concentrados!
Atentos a amar, a ser realistas, a ser amados, a ser creativos… a salir juntos a su
encuentro!
En este tiempo de dificultades y entusiasmos muy contenidos es necesario levantar la
vista y resistir. “¡El vendrá!” Este aviso contradice todas nuestras dudas y todo
nuestro pesimismo. El hombre tiene futuro y Dios forma parte de ese futuro. ¡Él es
ese futuro!
Sugerencias a tener en cuenta:

Comenzamos un nuevo año litúrgico. ¿Cómo expresarlo en la celebración?
Ante todo eligiendo un canto emblemático de Adviento, un canto de esos que
con sólo oírlos nos transporta a un determinado clima, despierta en nosotros
un sentimiento característico. No importa que sea archiconocido, mejor. Lo
importante es que cante toda la asamblea y, por supuesto, que cumpla la
finalidad de todo canto de entrada: crear asamblea, cohesionar al grupo. Otro
elemento a cuidar en este primer domingo sería la procesión de entrada en la
Misa más concurrida y la puesta en relieve del Evangeliario, partiendo del
hecho que comenzamos un nuevo ciclo de lecturas.
 Una de las costumbres más típicas de Adviento es la corona iluminada por
cuatro velas. Muchas regiones reivindican su origen. Las velas pueden
colocarse sobre la corona o disponerlas en una ornamentación propia,
siempre junto al altar, también en casa. Su progresiva iluminación nos
indicará el itinerario a recorrer a lo largo de las cuatro semanas, pero
también será un signo de la luz que es Cristo y que crece con nuestra espera.
Cada semana la luz puede encenderse después del acto penitencial.
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Siguiendo las celebraciones
Adviento - Navidad
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Primer Domingo de Adviento
¡Salgamos a su encuentro acompañados de las buenas obras!
Siguiendo la celebración
Monición de entrada:
Estamos en Adviento, comenzamos un nuevo año litúrgico, y en este primer
domingo nos ponemos en marcha hacia Cristo que viene. Cuando en nuestro
entorno las luces y la publicidad comercial nos advierten que llega la Navidad,
nosotros reunidos en la Eucaristía, preparamos nuestro corazón y le pedimos a
Dios que haga de nosotros un pueblo vigilante, atento a los signos de nuestro
tiempo, hombres y mujeres capaces de generar esperanza.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura:
El profeta Isaías es uno de los grandes testigos del Adviento de Dios y nos
acompañará a lo largo de todo este tiempo. Su palabra nos despierta de la rutina y
nos advierte que el hombre tiene futuro y la paz forma parte de ese futuro.
Salmo121:
Como un eco de la lectura anterior, el salmista nos recuerda que la vida es una
peregrinación a la casa común, simbolizada en Jerusalén. Todos estamos llamados
a un mismo destino y ese destino se llama paz. Vivirla es un don y una tarea.
Lectura segunda:
Para alertar a la población, con frecuencia, echamos mano de una sirena, de un
grito, de una luz centelleante que nos avise del peligro o nos advierta de la
urgencia. La palabra del apóstol Pablo quiere ser todo esto. Es una llamada de
urgencia: ¡ El Señor está cerca, despierten del sueño!
Oración Universal:
Presidente: Hermanos y hermanas, la salvación está cerca. Oremos con confianza al
Señor que viene a salvarnos y digamos: ¡Ven, Señor, Jesús!
-
Nuevo año litúrgico, oremos, hermanos, para que la Iglesia sepa anunciar a
los demás el verdadero sentido cristiano de la Navidad.
Oremos para que la fe de todos los bautizados se despierte y actúe a través
de las buenas obras: de la solidaridad, del cariño, del trabajo en favor de la
paz. Oremos
5
-
Oremos por todos los que viven en dificultades y desesperan de la vida,
para que encuentren la luz y la esperanza. Oremos.
-
Por todos los pueblos en guerra, por las víctimas de la violencia y por todos
aquellos que juegan con la vida humana. Para que se conviertan y pongan
todos sus recursos al servicio de la vida. Oremos.
-
Por todos aquellos que vigilan en la oración o en el cuidado y atención a los
enfermos. Oremos.
……………………….
-
Oración: Señor, te damos gracias por tu Palabra que nos despierta de nuestros
sueños y nos pone en camino. Que nuestros corazones no se aletarguen por la tibieza
o la comodidad. Queremos ser constructores de paz y de justicia. Te lo pedimos por
Cristo Nuestro Señor.
Con los niños
Jesús nos pide que estemos atentos a su venida. Ayudemos a los niños:
¿Cómo encontrar a Jesús? Con el pensamiento, en la oración, amando y
sirviendo a los otros, etc. Al finalizar la celebración podría entregarse a
los niños una hoja que deben decorar con el siguiente título: “Adviento
2013: Jesús, piensa en ti”. En ella cada niño puede dibujar o escribir
cómo él se imagina a Jesús.
Cuatro verbos para conjugar en el adviento:
“Discernir, decidir, actuar, testimoniar”.
Cuatro infinitivos que marcan la espiritualidad y la impronta del Papa Francisco.
Cuatro palabras que expresan movimiento, todo un programa de vida cuando nos
disponemos a salir al encuentro del Señor, como decimos en la oración colecta,
“acompañados de las buenas obras”.
El desierto, signo y referencia de la programación pastoral de este año en la diócesis
nos invita a ello. El desierto no es un lugar para establecerse sino para buscar salida,
una situación que nos empuja a inventar caminos.
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Segundo Domingo de Adviento
¡Animosos!
Siguiendo la celebración
Monición de entrada:
La palabra de Dios nos invita a mirar al futuro, un mundo dibujado por el profeta
de forma idílica: “el lobo habitará con el cordero”, un tiempo nuevo en el que el
fuerte no se aprovechará del débil, un mundo sin violencia y sin agresiones. El
futuro de Dios siempre es buena noticia en medio del desierto y del desconcierto.
Proclamémoslo a lo largo de toda la vida y caminemos a la luz del Señor.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura (Is 11, 1-10)
En un contexto de amenazas y conflictos, el profeta anima al pueblo con el anuncio
de la llegada de un rey de la Casa de David capaz de traer consigo la paz. Esta
promesa encuentra su realización en Jesús.
Salmo 71
El salmo canta la esperanza anunciada por Isaías. Dios interviene en favor de su
pueblo.
Segunda lectura (Rom 15,4-9)
La celebración de la Navidad no debe ser una huida hacia el país de los sueños. Al
contrario, el apóstol nos invita a poner los pies en la tierra y a asumir esa espera
del Señor sirviendo, trabajando.
Oración de los fieles
Presidente: Confiados en la Palabra del Señor, confiémosle nuestras súplicas y las de
todos los hombres de la tierra:
-
-
Oremos por el Papa, los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados y todo
el pueblo de Dios para que sus vidas sea una invitación permanente y alegre
a construir un futuro más justo. Oremos.
Oremos por los profetas de hoy y por todos los que trabajan en favor de la
reconciliación. ¡Que su esfuerzo haga crecer el reino de Dios! Oremos.
7
-
Oremos por los responsables de las naciones y por todos los que gobiernan
el mundo ¡Que se esfuercen sin descanso en la construcción de la paz!.
Oremos.
-
Por todas las víctimas de la injusticia y por todos los que sufren olvidados.
¡Que encuentren en Cristo y en nosotros aliento y esperanza! Oremos.
-
En víspera de Navidad, oremos por todas las comunidades cristianas
reunidas hoy para celebrar la esperanza. ¡Que seamos testigos convincentes
de lo que confesamos en la celebración cristiana!. Oremos.
Oración: Señor, tú que nos preparar un futuro más humano y justo, suscita en
nuestros corazones el deseo de trabajar por la paz y la justicia. Te lo pedimos, Dios de
bondad, por Jesucristo Señor Nuestro. Amén.
Palabras del Papa Francisco:
¡Cuando Dios viene siempre hay fiesta! (Homilía en Santa Marta).
No sean nunca hombres y mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo.
Nunca se dejen vencer por el desánimo. Nuestra alegría no nace de tener
muchas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús; con él nunca
estamos solos, incluso en los momentos difíciles, aun cuando el camino de la
vida tropiece con problemas y obstáculos que parecen insuperables y ¡hay
tantos!” (homilía en la Misa del Domingo de Ramos)
Y quería decirles: coraje, vayan adelante, hagan ruido, donde hay jóvenes
tiene que haber ruido, después nos regularemos. Las ilusiones de un joven
hacen ruido siempre, vayan adelante.
Siempre en la vida habrá gente que les hará propuestas para frenar, para
frenar vuestro camino. Por favor, ¡vayan contracorriente, estén llenos de
coraje, vayan contracorriente! (Palabras a los jóvenes)
En las misas con niños, la proclamación de la primera lectura, en la que se
enumeran tantos animales, podría acompañarse de una corta procesión hasta el
portal y allí colocar los animales que los niños llevarían (buey, asno, ovejas…). En
este caso, el lector ha de marcar el ritmo de la lectura para que los niños puedan
avanzar tranquilamente. A través del texto, Isaías afirma que la salvación afecta a
toda la creación.
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Tercer Domingo de Adviento
¡Con fe…!
Siguiendo la celebración
Monición de entrada
El itinerario de Adviento está tocando a su fin desde el punto de vista ritual, pero
en realidad no se agota nunca porque Adviento es siempre. Dios viene, viene
siempre y hemos de estar vigilantes, pacientes y alegres. Salgamos a su encuentro
con fe, con fe gozosa y tratemos de hacer de esta Eucaristía una experiencia festiva
que nos ayude a resistir, a caminar, a celebrar y a generar esperanza.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura (Is 35,1…10)
El recuerdo de la actuación de Dios en el pasado fundamenta la esperanza del
pueblo. Dios seguirá actuando de la misma forma, gritan los profetas. El futuro
que nos aguarda merece la pena, por eso, fiémonos de Dios y caminemos alegres.
Salmo 145
El salmista se une al canto alegre de los que caminan tras el Señor, por ello nos
invita también a cantar: los pequeños, los excluidos cuentan para Dios.
Segunda lectura (Sant 5, 7-10)
La paciencia es fundamental en la construcción del futuro que nos aguarda. Todo
tiene su propio ritmo y es importante saber aguardar y permanecer . El apóstol
nos lo recuerda, escuchemos.
Oración de los fieles
Con confianza nos dirigimos al Dios de la alegría y le presentamos nuestras súplicas
por todos los hombres.
-
La Iglesia es depositaria de un mensaje de alegría y paz para todos. Para
que invente caminos nuevos para transmitir este mensaje a los hombres de
hoy, sedientos de felicidad. Oremos.
-
El evangelio es fuente de justicia y de paz. Para que los que ejercen
responsabilidades que afectan a los ciudadanos se dejen guiar siempre por
el espíritu de la paz. Oremos.
-
Muchos de nuestro entorno sufren por la soledad, la marginación, el paro…
Para que estas fiestas no nos hagan olvidar el dolor de los otros. Oremos.
9
-
En cada Eucaristía el Señor nos invita a sentarnos en la mesa del Reino.
Para que seamos capaces de vivir esta experiencia de comunión y sepamos
repartir ternura y cariño a los que viven con nosotros. Oremos.
-
……………
Oración: Señor, Dios de la ternura y el gozo, una vez más te suplicamos que venga a
nosotros tu Reino de paz y de justicia para que todos los hombres puedan
experimentar tu alegría. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Domingo Gaudete
Este domingo, llamado “domingo gaudete”, es paralelo al cuarto domingo de
Cuaresma denominado “domingo laetare”, en razón de su carácter festivo y de las
llamadas a la alegría que encontramos en los textos. El término “ Gaudete” es la
primera palabra de la antífona de entrada a la Eucaristía, eco de la propuesta
paulina: “¡Estén siempre alegres!” (Fil. 4,4-5) El color de este domingo puede ser
rosa.
Porta fidei (Benedicto XVI):
También hoy es necesario un compromiso eclesial en favor de una nueva
evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo
de comunicar la fe.
Papa Francisco:
Es justamente el Espíritu… el autor de la alegría, el Creador del gozo. Y este gozo en el
Espíritu, nos da la verdadera libertad cristiana. Sin gozo, nosotros cristianos no podemos
llegar a ser libres, nos convertimos en esclavos de nuestras tristezas. El gran Pablo VI decía
que no se puede llevar hacia delante el Evangelio con cristianos tristes, desalentados,
desanimados. No se puede. Esta actitud un poco fúnebre, ¿eh? Muchas veces los cristianos
tienen más la cara de ir a un funeral que de ir a alabar a Dios, ¿no? Y de esta alegría viene la
alabanza… (Homilía en Santa Marta).
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Cuarto Domingo de Adviento
Conocedores de la encarnación de Cristo
Siguiendo la celebración
Monición de entrada:
Estamos a las puertas de la navidad. La Alianza de Dios con los hombres se hace
carne y plenitud en el seno de María. En ella el Espíritu realiza la Promesa de
Dios. También nosotros, como María y José, queremos acoger al Señor, queremos
vivir disponibles a su iniciativa. ¡Suena el Angelus! Dios quiere seguir
encarnándose aquí y ahora y la Esperanza tiene nombre: “Dios con nosotros”.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura (Is 7,10-16)
La espera se precisa y la esperanza se abre paso. El profeta Isaías nos revela el
gran secreto: el que viene y trae consigo la salvación es un niño pequeño, El
Enmanuel.
Salmo 23
La espera no es pasiva, desata un dinamismo capaz de cambiar las cosas, capaz de
generar esperanza, Con el pueblo de la Alianza catemos pues nuestra fe, el Señor
está llegando.
Segunda lectura (Rom 1, 1-7)
Para nosotros los cristianos la espera nos hace levantar la vista y fijar la mirada en
el Resucitado que nos ofrece su gracia y su paz. San Pablo nos invita a responder a
esta iniciativa y a mantenernos firmes en nuestra fe.
Oración Universal
Presidente: El señor está cerca. Oremos con fe por todos los hombres, especialmente
por los más indefensos, por todos los que esperan días mejores.
-
Ven, Señor y sálvanos.
Para que la Iglesia cante a lo largo y ancho de la tierra la alabanza del
Señor y su testimonio mueva a todos los hombres a compartir su alegría,
oremos.
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-
Por los responsables del orden público y por todos los responsables de la
seguridad, por todos los que trabajan en primeros auxilios o en urgencias,
oremos.
-
Por todos los enfermos que ponen su esperanza en el Señor y esperan de
nosotros una palabra de aliento, oremos.
-
Por todos los que buscan a Dios y por todos aquellos que desean celebrar el
Misterio de la Navidad con esperanza renovada, oremos.
-
………………..
Oración: Señor, Dios con nosotros, ven y serena el corazón de todos los que han
puesto su esperanza en ti, para que experimentado en su interior la luz de tu
presencia, su testimonio genere en los demás esperanza. Por Jesucristo Nuestro
Señor.
El salmista y el lugar del salmo
En nuestras asambleas se ha progresado en la ejecución del salmo. Sin embargo,
algunos siguen supliéndolo por un canto de meditación después de la lectura y, a
veces, por otros cantos sin criterio de selección correcto. Es una lástima: El salmo
es Palabra de Dios como el resto de las lecturas y, por eso, debe ser proclamado o
cantado desde el ambón. Es siempre preferible que el salmista sea alguien
distinto al que hace las lecturas o dirige el canto de la asamblea. En caso de que
sea el mismo que anima el canto, debe ejecutar el salmo desde el ambón,
El Papa Francisco y la Esperanza
La virtud de la Esperanza…nunca debe confundirse con el optimismo
humano, que es una actitud más relacionada con el estado de ánimo. Para
un cristiano, la esperanza es Jesús en persona, su fuerza de liberar y volver a
hacer nueva cada vida (Homilía en Santa Marta).
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Navidad
Sugerencias para la celebración
1. La Misa de Nochebuena suele congregar a más gente que la del día 25. Junto
a los que participan habitualmente, hay muchos “ocasionales”. Que tanto
unos como otros experimente la acogida y el calor de una celebración que les
revele el verdadero rostro de la comunidad.
2. La procesión de entrada debe revestir una solemnidad especial. Ha de avanzar
lentamente y realizarla en semi penumbra. En la procesión podrían ir cuatro
personas (un niño, un joven, una señora y un hombre maduro) llevando cada
uno, una de las velas de la corona de Adviento que luego se colocarán en un
ramo preparado para ello junto al altar. El presidente podría portar la figura
del Niño que deposita sobre el altar. La Iglesia se iluminará plenamente al
canto del Evangelio o el Gloria. Antes de iniciar la procesión puede
proclamarse el pregón que ofrece para la ocasión el Misal Romano y del que
encontrarán un resumen en esta carpeta.
3. Previo al anuncio del Evangelio el sacerdote o el diácono podría trasladar la
figura del Niño que está sobre el altar al Belén y recoger de allí el
Evangeliario y llevarlo procesionalmente al ambón. Mientras se canta el
Aleluya o suena el órgano.
4. Esta noche evoca la gran noche de la Pascua y de esta noche recibe su
importancia esta noche. Toda la liturgia es una celebración donde prima la
acción de gracias que se hace expresión en los textos litúrgicos, en nuestro
canto, en las luces, en el color y en nuestra solidaridad con los más pobres.
5. La celebración concluye con la bendición solemne de Navidad. Es costumbre
muy loable dar a besar a continuación la imagen del Niño. Es un gesto de
piedad popular que no se debe infravalorar y tratar de unirlo al Misterio que
se ha celebrado con unas breves palabras. La piedad popular tiene su valor y
casi siempre es la manifestación religiosa de los más pobres.
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Misa de Nochebuena
En medio del desierto…en la oscuridad de nuestras vidas y de nuestro tiempo…brilla
una luz extraordinaria. Una buena noticia rompe la noche. Acojámosla con alegría.
¡Dios ha puesto su tienda en medio de nosotros!
Siguiendo la celebración
Monición de entrada:
En la noche, en el desierto de nuestro tiempo y de nuestra vida, ha brillado una luz
más fuerte que nuestras tinieblas….Se ha escuchado el llanto de un recién nacido
capaz de bloquear cualquier grito de violencia…¡Hoy nos ha nacido un Salvador,
es Cristo el Señor! ¡Alégrense todos, ustedes que quizá se acercan hoy a esta
celebración de forma ocasional y todos ustedes que sienten renacer nostalgias de
otros tiempos! Esta es la señal, desconcertante: lo encontrará envuelto en los
pobres pañales de unos ritos. ¡Felices los que no se decepcionen ante este Dios que
se hace niño y nace en las afueras del mundo y ahora se nos presenta en esta
Eucaristía!
Liturgia de la Palabra
Primera lectura: (Is 9, 1.6)
Aquí está la respuesta de Dios a nuestra espera. Por fin brilla la luz y es posible
encontrar salida a nuestros desiertos. El profeta Isaías canta con delicadeza
exquisita la Buena Noticia ¡Un niño nos ha nacido!
Salmo 95
Esta es la invitación del salmista: “¡canten, canten al Señor, bendigan su nombre!”
Que la alegría llegue a los últimos rincones del mundo. ¡El Señor habita entre
nosotros!
Segunda lectura (Tit 2, 11-14)
Ha aparecido el amor de Dios al hombre: Dios se da para que todos seamos felices.
Este acontecimiento tiene fuerza suficiente para reorientar la historia y dar un
sentido nuevo a nuestras vidas. Escuchemos.
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Oración universal
Presidente: En la noche del mundo resplandece la verdadera luz: es este Niño recién
nacido, este Hijo de la Luz, el que atrae nuestra atención…es a El a quien
presentamos las súplicas de todos los hombres.
-
Nochebuena, noche de alabanza: los ángeles cantan en el cielo. Para que la
Iglesia sepa llenar la Iglesia de tu canto…Cristo, Salvador del mundo, te
pedimos:
-
PERMANECE CON NOSOTROS!
-
Nochebuena, noche de paz. Un niño recién nacido cambia el rostro del
mundo…Para que los dirigentes políticos tengan siempre como prioridad la
paz, fundada en la justicia, y trabajen siempre por el entendimiento entre
los pueblos. Cristo, Salvador del mundo, te pedimos:
-
Nochebuena, Noche de luz: el mismo Dios en persona ha venido a disipar
nuestras tinieblas. Por todos los que sufren en soledad, por todos los que se
sienten incomprendidos o desesperados. Cristo, Salvador del mundo, te
pedimos:
-
Nochebuena, noche de ternura, un niño se nos ha dado. Para que las
familias y las comunidades cristianas se preocupen y comprometan en la
educación cristiana de sus hijos. Cristo, Salvador del mundo, te pedimos:
-
…………………………………..
Oración: Jesús, Enmanuel, “Dios-con-nosotros”, escucha nuestras súplicas y han
que tu luz brilles sobre toda la faz de la tierra. Te lo pedimos a ti, luz de la luz, que
vives por los siglos de los siglos.
Esta noche no es una noche más, oremos por:





Aquellos y aquellas para los que la Navidad sólo es una fiesta más.
Las familias, por os que se reúnen en una noche como ésta y por los que, en
esta noche, ponen de manifiesto su separación y su ruptura.
Para que el hombre respete a todo hombre, respete su entorno y proteja al más
débil.
Por todos los que han trabajado para que esta celebración resulte bella y
auténtica.
Por los que trabajan en esta noche…
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Navidad
(Misa del día)
Los prefacios de este tiempo encierran toda la teología de este acontecimiento
salvífico. Es el divino comercio del que habla San León Magno. Son una fuente
magnífica para beber.
Siguiendo la celebración
Monición de entrada:
Hoy nos acoge un niño recién nacido y nosotros acogemos a este niño. Está ahí
para nosotros. Con él, Dios ha querido manifestarnos su amor al hombre,
expresarnos su ternura…Pero porque es un día de fiesta cargado de sueños
infantiles, de nostalgias y de reencuentros familiares, la soledad golpea con mayor
intensidad. No podemos olvidar a los que viven excluidos y al margen del camino.
Es Navidad cada vez que nos damos en nombre de este niño. Celebrar la Eucaristía
nos exige partir y compartir cuanto somos y tenemos.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura: (Is 52, 7-10)
Hoy es fiesta: Dios está con nosotros. Y el profeta nos alerta: ¡Griten de alegría!
Que todos los hombres lo sepan: ¡ Dios está con nosotros!
Salmo 87
Dios ha cumplido su promesa y, por eso, insiste el salmista: ¡Canten al Señor un
cántico nuevo!
Segunda lectura (Heb 1, 1-6)
Día de fiesta, dia también para la adoración. Este niño es la perfecta revelación del
Padre. El autor de la carta a los hebreos nos invita a reconocer en Jesús el rostro
de Dios. Escuchemos.
Oración de los fieles
Anoche celebramos el misterio del nacimiento del Señor. Hoy contemplamos al
Verbo hecho carne desde la profunda visión del evangelista San Juan. Por medio
de Él, presentemos al Padre, las súplicas de todos los hombres.
-
El Verbo es la Palabra de Dios. Por todos los que anuncian esta Palabra.
Para que la transmitan con fidelidad, a tiempo y a destiempo. Señor nuestro
te pedimos:
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-
-
-
ESCUCHANOS
El Verbo es la luz verdadera. Para que nuestra oración y nuestra forma de
relacionarnos con Dios no sea ajena a nuestras preocupaciones humanas.
Señor nuestro, te pedimos:
El Verbo es el Hijo único de Dios. Por todos nosotros, reunidos en esta
Eucaristía, para que sepamos descubrir a Cristo presente en estos signos
sacramentales y sepamos servirle en los más pobres. Señor, Dios nuestro, te
pedimos:
………………………..
Oración: Señor, gracias porque te has hecho carne de nuestra carne y has
iluminado el mundo con tu nacimiento: que tu presencia se note cada vez más en
nosotros y en nuestras familias. Te lo pedimos por Jesucristo que vive por los siglos
de los siglos.
Sugerencias para la celebración
1. Esta celebración no debe pagar el coste de la celebración de la noche.
Que nuestra acogida sea cálida y manifieste la actualidad de la Buena
Noticia de la Navidad.
2. El autor de la carta a los Hebreos informa de que Cristo es el último
mensajero de Dios. Para expresar la relación que une al Padre y al
Hijo, el autor selecciona términos impactantes y fuertes, que el lector
debe poner de manifiesto a la hora de proclamar la lectura, haciéndolo
lentamente: “El es reflejo de su gloria…impronta de su ser. El sostiene
el universo…está sentado a la derecha de su majestad”.
3. La procesión del Evangeliario, donde sea oportuno realizarla, debe
cuidarse de modo especial: “El es la Palabra, la luz…” En el momento
de la profesión de fe, expresada con el símbolo niceno-constantinopolitano (es el más apropiado para este día y además es una forma para
que la asamblea no lo olvide), estaremos atentos a las palabras “y por
obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo
hombre…”, la asamblea se arrodilla o se inclina profundamente.
4. En el momento de la procesión de ofrendas, los niños podrían
acompañar la procesión con el pan y el vino llevando lámparas o velas
que se distribuirán bellamente en el altar. Si la asamblea cuenta con
una parte significativa de niños, la plegaria eucarística podría ser la II
de Misas con niños, que permite responder con la aclamación:
“¡Gloria a ti, Señor, porque nos amas!”
5. En el momento del envío, el presidente debe desarrollar la felicitación
de la comunidad, subrayando, según la previsión del Misal, la
bendición solemne.
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Sagrada Familia
(29 de diciembre)
Jesús ha crecido en el seno de un hogar. Ha aprendido un oficio antes de lanzarse
por los caminos de Palestina a enseñar a los hombres cómo vivir su vocación de hijos
de Dios. Es imprescindible ponernos a la escucha de este maestro que por nosotros se
ha hecho niño, adolescente, joven…en el ámbito de una familia.
Siguiendo la celebración
Monición de entrada:
Hoy celebramos la Sagrada Familia. Contemplar a Jesús, María y José no es
contemplar un cuadro idílico, es entrar en ese ámbito imprescindible para crecer
como hombres y mujeres. Un marco que tiene sus exigencias y sus demandas. La
familia es un bien necesario, pero frágil ¡Cuidémoslo!
Estamos aquí, reunidos en familia, la familia de Dios, convocados por la Palabra.
Que este encuentro nos impulse a todos a ser testigos de la ternura de Dios.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura: (Sir 32…4)
Los consejos de este sabio no han perdido actualidad. Escuchemos cómo subraya la
dignidad de cada uno.
Salmo 127
El salmista desvela la clave y el secreto para encontrar la felicidad. Cantemos con
él nuestras ganas de ser felices y nuestra confianza en Dios.
Segunda lectura (Col 3, 12-21)
Un cristiano es un hombre que sintoniza con Cristo. Escuchemos los consejos de
Pablo, son imprescindibles para vivir en un hogar en armonía.
Oración de los fieles:
Presidente: Oremos por la gran familia humana
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




Por la Iglesia y en especial por todos los que trabajan acompañando a
las familias en los diversos servicios pastorales. Para que el Señor les
conceda espíritu de discernimiento y valor, oremos.
Por los responsables políticos. Para que el Señor les conceda el espíritu
de justicia y respeten los derechos de la familia, oremos.
Por las familias rotas, por las personas mayores que se sienten solas,
por los padres que carecen de recursos para sacar adelante a sus hijos.
Para que el Señor fortalezca en nosotros el espíritu de solidaridad,
oremos.
Por todas las familias en paro, por las que viven exiliadas o separadas,
oremos.
…………………………………
Oración: Padre, concede a todo hombre el regalo de sentirse reconocido y amado. Te
lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que vive con el Espíritu, por los siglos de los siglos.
Titulares del Papa Francisco
“No debemos tener miedo a la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura”.
“La ternura no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota
fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura
al otro, de amor”.
“Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio”.
“Solo el que sirve con amor sabe custodiar”.
“Para llevar a delante una familia es necesario usar tres palabras clave: permiso,
gracias, perdón. Permiso para no ser invasores…Demos gracias por el amor, pero
¿cuántos días pasan sin decir esta palabra: gracias?...no terminen la jornada sin
hacer la paz, cada día se piden disculpas y se recomienza” ( Encuentro con las
familias en Roma).
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Santa María, Madre de Dios
(1 de enero)
“Madre de Dios” (Theotokos), es el título que las Iglesias de Oriente y Occidente, de
forma unánime, dan a María cuando la recuerdan en la plegaria eucarística y en las
celebraciones de la Natividad del Señor. La octava de la Navidad coincide en nuestros
países con el primer día del nuevo año y además con la Jornada mundial de la paz.
¿Qué nos traerá al mundo el año nuevo…qué nos aguardará a nosotros? Empezamos
el año 2014 – un año crucial para nuestra sociedad – y un año en el que el desierto en
el que entramos en este curso debe ir dando paso a un horizonte de creatividad y de
esperanza.
Siguiendo la celebración
Monición de entrada
¿Qué nos traerá el nuevo año? ¿Qu le aguarda a nuestro mundo? Es evidente que
no lo sabemos y, por eso, expresamos nuestros mejores augurios y deseos para este
año 2014. Sólo sabemos una cosa: Pase lo que pase, Dios estará con nosotros y
podemos contar siempre con la protección de su Madre, María. ¿Qué nuestra
Eucaristía nos abra a la esperanza y nos dé fuerza a todos los que trabajamos en
favor de la paz!
Liturgia de la Palabra
Primera lectura: (Num 6,22-27)
En el umbral del nuevo año, cuando todos nos intercambiamos los mejores deseos,
la liturgia invoca sobre nosotros la protección del Señor y, para ello, recurre a una
fórmula que nos conecta a nuestras raíces. Escuchemos.
Salmo 66
Como un eco de la bendición del Sñor, el salmista nos invita a unir nuestras voces
para alabar y cantar la bondad y la ternura de Dios.
Segunda lectura (Gal 4, 4-7)
María es la Madre de Dios. Hoy recordamos y celebramos este título que superar
cualquier otro título mariano. Es la fiesta de la Virgen más antigua del calendario
cristiano, San Pablo nos lo recuerda: Cristo nació de una mujer, Cristo es hijo de
María.
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Oración universal
Presidente: Al comienzo del nuevo año, abramos de par en par las puertas de
nuestro corazón a Cristo. Que El nos llene de su presencia y nos haga testigos de su
amor.
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Al inicio del nuevo año, pidamos a Dios para que llevemos adelante todos
los proyectos que tenemos entre manos y pidamos también por todos
aquellos y aquellas que sueñan y trabajan por un mundo más justo.
Oremos.
Al inicio del nuevo año, pidamos por todos aquellos y aquellas que
arriesgan sus vidas, buscando condiciones más humanas de vida para sí y
para sus familias. Oremos.
Al inicio del nuevo año, pidamos por todos los parados, por todos los que
sufren con mayor virulencia los efectos de la crisis económica. Oremos.
Al inicio del nuevo año, pidamos para que “la fraternidad sea el
fundamento y el camino para la paz. Oremos.
Al inicio del nuevo año, pidamos por la Iglesia para que con sus gestos y
palabras revele el amor de Dios a los más pobres. Oremos.
………………………..
Oración: Señor, príncipe de la paz, todo esto y cuanto llevamos en nuestro corazón
y no sabemos expresar, te lo pedimos, a ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
“De la cultura del descarte a la cultura del encuentro”
"La fraternidad es una dote que todo hombre y mujer lleva consigo en cuanto ser
humano, hijo de un mismo Padre. Frente a los múltiples dramas que afectan a la
familia de los pueblos —pobreza, hambre, subdesarrollo, conflictos bélicos,
migraciones, contaminación, desigualdad, injusticia, crimen organizado,
fundamentalismos —, la fraternidad es fundamento y camino para la paz” (Nota de la
Santa Sede al presentar el lema de la Jornada de la Paz de 2014: “La fraternidad
fundamento y camino para la paz”)
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Segundo Domingo después de Navidad
(5 de enero)
Cuando todo era silencio, la Palabra ya existía. Era la belleza y la bondad total del
Padre. Cuando todo era oscuridad, la Palabra era luz que irrumpió en las tinieblas.
Cuando todo era vacío, la Palabra era la vida del Padre, eternamente dada y recibida
y esa Palabra se hizo carne. La Eucaristía, donde esa Palabra se encarna nos invita a
encontrarnos con el Misterio.
Siguiendo la celebración
Monición de entrada:
No salimos de nuestro asombre: Dios se ha hecho hombre y, desde entonces, es
nuestro compañero de camino. Lo hemos contemplado envuelto en unos pañales,
envuelto en la ternura de María y José y hoy seguimos “embelesados” ante tan
gran Misterio.
¡Que el Señor Dios de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón
para que sepamos reconocerlo en esta fracción del Pan!
Liturgia de la Palabra
Primera lectura: (Si 24, 1…12)
Vamos a escuchar un texto cumbre del libro del Eclesiástico. La Sabiduría, con
mayúscula, habla como una persona y es accesible a todos, porque ha fijado su
morado entre nosotros. Este texto adelanta ya la visión sublime del evangelio de
San Juan.
Salmo 147
Jesús es la misma Sabiduría del Altísimo. El es la paz del cielo en la tierra, El es el
Pan de la vida.
Segunda lectura (Ef 1,3-6, 1-18)
Las cosas no fueron tan gloriosas como anunciaron los profetas. Cierto que la
Sabiduría se estableció en el pueblo, pero no fue reconocida. San Pablo que sí la
reconoció, da gracias por esta bendición y pide para todos ese Espíritu de
Sabiduría que nos posibilitará reconocer cada vez más la riqueza de este Misterio.
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Oración de los fieles
Presidente: Al Dios del amor y de la vida, al Padre de Nuestro Señor Jesucristo, le
bendecimos y le pedimos:
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Bendice, Padre, a tu Iglesia…que sea sacramento de salvación:
TE LO PEDIMOS, SEÑOR!
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Bendícenos, Padre, para que tu Iglesia nunca se deje seducir por los
poderes del dinero.
Bendice, Padre, a los que anuncian el Evangelio. Que no dejen de predicar
la Buena Noticia, especialmente a los pequeños y más pobres.
Bendice, Padre, a los jóvenes. Que se entusiasmen con el Evangelio y sigan a
Jesucristo.
Bendice, Padre, a las familias para que sean ámbito de formación humana y
cristiana.
Bendícenos, Padre, para que seamos testigos de lo que creemos.
…………….
Oración: Bendícenos, Padre, para que nos sintamos siempre hijos tuyos. Te lo
pedimos por Jesucristo tu Hijo, que vive contigo y el Espíritu, por los siglos de los
siglos.
Me llaman luz y no me creen.
Me llaman camino y no me recorren.
Me llaman Vida y no me desean.
Me llaman Maestro y no me siguen.
Me llaman Señor y no me sirven.
Dicen que soy rico y no me piden.
Dicen que soy misericordioso y no confían en mi.
(Lamentaciones escritas en la pared de la catedral de Lüberk, Alemania)
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Epifanía del Señor
Como los Magos necesitamos levantar los ojos para ver la luz. Es necesario ponerse
en camino para encontrar los límites del desierto. Es importante buscar para
encontrar al que nos espera.
Siguiendo la celebración
Monición de entrada:
Fiesta de Reyes, fiesta de la manifestación del Señor, el gran regalo de Dios. En
este día, cargado de cariño y de intercambio de regalos, acojamos alegres el don de
Dios, que no es otro que su propio Hijo. Las señales ordinarias y extraordinarias
siguen indicándonos que Dios camina con nosotros y la señal más inmediata es
esta Eucaristía, epifanía de Dios y epifanía de la Iglesia…¡Gracias, Padre, por el
gran regalo de la fe!
Liturgia de la Palabra
Primer lectura (Is 60, 1-6)
Una ciudad en lo más alto de la montaña. Amanece. El sol se levanta sobre el
horizonte y el profeta piensa en toda la humanidad. Desde todos los rincones del
mundo los hombres caminan hacia la cumbre del monte…¿Qué ciudad es ésta?
¿Por qué se ha convertido en el centro de la tierra? Escuchemos.
Salmo 71
Pueblo de creyentes, confía! Él es el Dios que trae justicia, viene a renovar la
tierra. Él es la salvación.
Segunda lectura (Ef 3, 2…6)
¿Sorpresa o maravilla? San Pablo proclama que la salvación no es privilegio de
una élite, es salvación para todos los hombres.
Oración de los fieles
Presidente: Una estrella en medio de la noche siempre es una esperanza. Por eso, en
medio de la noche de nuestros desconciertos, oramos al Señor:
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La estrella de la fe es la fuerza que hace vivir a la Iglesia. Para que todos los
bautizados demos testimonio de la fe con alegría, oremos.
La propuesta de la paz es una oferta ofrecida por Dios a nuestro mundo.
Para que los responsables del mundo elijan siempre trabajar por la justicia,
oremos.
La estrella de la esperanza es el regalo del Niño de Belén. Por todos los que
tienen que tomar decisiones importantes en sus vidas, oremos.
La estrella de la caridad es la señal del amor verdadero. Para que nuestra
comunidad se muestre siempre cercana a todos, especialmente a los más
alejados y diferentes, oremos.
………………….
Oración: Jesús, salvador del mundo, nos postramos ante ti cargados con todas las
alegrías y tristezas de nuestros hermanos los hombres. Escucha nuestras súplicas e
ilumina nuestro mundo con la luz de tu presencia, te lo pedimos a ti que nos amas por
los siglos de los siglos.
El incienso
La liturgia es sacramental y, como tal, entra por los sentidos, no sólo por la vista o el
oído, también por el olfato. El buen olor, el humo que se eleva solemne y majestuoso,
puede aportar significado al Misterio cristiano. No perdamos de vista que en la
celebración, el Misterio se realiza y significa a través de signos. Lo visible nos evoca
y lleva a lo invisible. Con frecuencia, uno de los mayores problemas que tenemos en
la liturgia es lo insignificante que son nuestros signos y, evidentemente, eso es la
cuadratura del círculo.
“Que mi oración y mis manos se eleven hacia ti como este incienso, en la ofrenda de
la tarde” dice el salmo 149, 2. Hoy podría ocupar un lugar destacado este gesto: bien
colocando un recipiente resistente delante del altar con algunos carbones encendidos
para quemar en ellos algunos granos de incienso en las ofrendas o utilizar la
incensación tal como indica el ritual.
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Bautismo del Señor
En el Bautismo los cielos se han abierto, el Espíritu de Dios ha descendido sobre
nosotros y el Padre nos ha llamado por nuestro nombre. A nosotros también nos ha
dicho que somos sus hijos. La Eucaristía evoca y actualiza esta condición desde el
principio invitándonos a realizar sobre nuestro cuerpo la señal de la cruz, en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Siguiendo la celebración
Monición de entrada:
Con el Bautismo de Jesús se cierra este ciclo de la Navidad. En el río Jordán, Dios
se revela en Jesús, confundido con los pecadores.
El Bautismo es una acción programática y profética de la vida de Cristo. Marca su
existencia para la entrega y el servicio. Bautizado en el agua, es inundado por el
Espíritu que le impulsa a dar vista a los ciegos y a evangelizar a los pobres. Esta es
también nuestra vocación. Hoy es un día para recrear nuestro bautismo.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura: (Is 42, 1…7)
Isaías nos describe el perfil de Jesús, el siervo de Dios. Es fiel, paciente, justo,
liberador. Está lleno del Espíritu Santo, no sólo liberará a Israel, será luz para
todos los pueblos.
Salmo 28
La fuerza de Dios, evocada en la primera lectura, es evocada ahora en toda su
esplendor y capacidad creadora.
Segunda lectura (Hech 10, 34-38)
Con el discurso de Pedro en casa de Cornelio, se pone en evidencia la misión de
Jesús, inaugurada en su Bautismo: el Señor es “Señor de todos y para todos.”
También para los paganos.
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Oración de los fieles
Presidente: Cristo es el Salvador del mundo. Por eso podemos dirigirnos a Él y
presentarle nuestras súplicas, por nosotros y por todos los hombres:
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Cristo Jesús, tú que te has hecho servidor de todos para revelarnos el amor
del Padre, concede a tu Iglesia tu Espíritu de servicio. Te lo pedimos.
Cristo, Jesús, tú que eres Señor de todos y no haces diferencias entre los
hombres, asiste a los dirigentes del mundo y concédeles tu Espíritu de
justicia. Te lo pedimos.
Cristo, Jesús, tú eres “Dios-con nosotros” mira con bondad a los enfermos y
a los que se sienten solos y envíales tu Espíritu de fortaleza. Te lo pedimos.
Cristo, Jesús, tú eres el hijo predilecto de Dios que nos conduce hacia el
Padre, ayúdanos a vivir nuestra condición de bautizados y a dar testimonio
de nuestra fe. Te lo pedimos.
Cristo, Jesús, Buena Noticia de Dios a los hombres, te pedimos por todos
los catequistas y por todos los que vivien comprometidos en la Nueva
Evangelización. Te lo pedimos.
…………………..
Oración: Cristo, Jesús, que hoy has sido consagrado por el Padre para tu misión
entre los hombres. Ven, habita nuestros corazones e impúlsanos a recorrer día a día
el camino que inauguró nuestro Bautismo. Te lo pedimos a ti que vives, por los siglos
de los siglos.
…Y Francisco le dijo al hermano Tancredo:
La cosa más urgente es desear tener el Espíritu del Señor. El solo puede hacernos
buenos, profundamente buenos…
Se calló un instante y después volvió a decir:
El Señor nos ha enviado a evangelizar …pero ¿has pensado lo que es evangelizar a
los hombres? Mira, evangelizar a un hombre es decirle: ”Tú también eres amado de
Dios en el Señor Jesús”. Y, no sólo decírselo, sino pensarlo realmente. Y no solo
pensarlo, sino portarse con este hombre de tal manera que sienta y descubra que hay
en él algo de salvado, algo más grande y más noble de lo que pensaba y que se
despierte así a una nueva conciencia de sí…Esto es anunciarle la Buena Noticia…(
(E. Leclerc, Sabiduría de un pobre).
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Fiesta de la Inmaculada
Siguiendo la celebración
Monición de entrada:
Adviento y Navidad es un tiempo especialmente mariano. La fiesta de la
Inmaculada es la primera de estas fiestas que celebramos en este ciclo y que
culmina con la fiesta de la Madre de Dios, el día primero del nuevo año. María es
el amanecer que nos anuncia que la llegada del sol radiante está ya próxima y así
se convierte para todos en modelo de cómo esperar al Señor. Alegrémonos,
nuestra salvación está ya próxima. María, la virgen inmaculada, es la mujer
agraciada, fiel al Espíritu.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura: (Gen. 3, 15-20)
Dios promete la victoria de la mujer sobre el que divide y separa. María es la señal
salvadora que Dios ofrece, la mujer por la que Dios restablece su amistad con el
hombre. Escuchemos.
Salmo 97
Todo en María, es puro regalo, puro don. Si la admiramos por sus privilegios,
sobre todo la admiramos porque en ella Dios ha hecho cosas grandes. Cantemos,
pues, en ella el bien ha triunfado sobre el mal.
Segunda lectura (Ef 1, 36.11-12)
Dios nos ha elegido en la persona de –Cristo para que también nosotros seamos
santos, hijos suyos. Este es el plan de Dios había proyectado realizar a través del
tiempo y que culminó en la muerte y en la resurrección de Cristo. En la Eucaristía
actualizamos este misterio de amor. María es un eslabón importante de esta
cadena.
Oración de los fieles
Presidente: Presentemos a Dios, por medio de María, nuestras necesidades y las
necesidades de todos los hombres.
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Por la Iglesia para que viva y se presente ante los hombres con coherencia,
santa e inmaculada. Oremos.
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Por todos los voluntarios que trabajan y se esfuerzan por construir una
sociedad más justa, para que encuentren en María motivación y esperanza,
oremos.
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Por todas las mujeres, especialmente por las víctimas de la violencia y de
vejaciones de todo tipo, para que consigan el respeto que merecen como
personas y llenen el mundo de vida y de ternura, oremos.
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Por todas las víctimas de la degradación y del pecado, para que inicien el
camino de su liberación, oremos.
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Por todos nosotros, para que a imitación de María nos comprometamos en
la lucha contra todo mal, el que anida en nosotros y el que hay en nuestro
entorno, oremos.
Oración: Padre, por intercesión de María, la Virgen Inmaculada, te pedimos:
derrama sobre nosotros el Espíritu de tu amor para que nos fortalezca en la lucha
contra todo mal. Por Jesucristo nuestro Señor.
A ti, María, Virgen concebida
sin pecado, yo indigno, yo devoto
de tu manto, yo escándalo, yo roto,
te canto y rezo con mi lengua ardida.
Estrella de mi mar en la vencida
borrasca, ofrendo a ti mi humilde exvoto:
Un bergantín sin rumbo y sin piloto,
En tu ermita carmela guarnecida.
Ave María, Gratia Plena, suave
nido de Encarnación, pluma de vuelo,
rosa blanca entre angélicos sonrojos.
Reina del cielo que te acoge y sabe:
Sálvame, mírame, tu pequeñuelo,
Y – Madre mía – véante mis ojos.
(Gerardo Diego)
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CELEBRACIÓN PENITENCIAL
ADVIENTO 2013
“DIOS ESTÁ CERCA”
Canto: Ven, ven Señor, no tardes.
MONICIÓN INICIAL (monitor)
Cuando ya está tan cerca la celebración del misterio navideño, lo primero que
necesitamos es reconocer y respetar el misterio. Ora y adora.
El misterio te sobrepasa. Tú no lo dominas ni lo programas. Siempre te puede
sorprender. Procura estar abierto a la sorpresa. Vela.
La Navidad se ha cosificado. Es una cosa, un producto más. Algo revestido de
ilusión y pacifismo, de regalos y golosinas, de nostalgias y felicitaciones, pero una cosa
más. Se puede incluso comprar en los mercados.
• Líbranos, Señor, de las blancas y dulces navidades.
• Líbranos, Señor, de las ricas y costosas navidades.
• Líbranos, Señor, de las superficiales y rutinarias navidades, de esas que se vienen y se
van, y no dejan huella ni señal.
No pases de largo. El misterio no se lleva bien con la prisa. Mira. Contempla.
Escucha.
ORACIÓN (el sacerdote)
Señor, suban a tu presencia nuestras súplicas y colma en tus siervos los deseos
de llegar a conocer en plenitud el misterio admirable de la Encarnación de tu Hijo y
haznos partícipes de la abundancia de tu misericordia.
SILENCIO… (mientras el sacerdote dirige estas palabras):
Nos dirigimos al Padre, principio de toda gracia salvadora. Toda esta historia
empezó con un exceso de amor paternal.
• Pedimos al Padre que nos ayude a conocer en plenitud el misterio de la Encarnación.
Si decimos que ya lo conocemos, es que no es misterio, puede quedarse en teoría o
dogma. Si meditas el misterio siempre encontrarás nuevas luces y nuevas riquezas.
• Abundante misericordia. El conocimiento de la Encarnación no es sólo una
abundancia de luz, es, sobre todo, una abundancia de misericordia.
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Esta misericordia es la que más necesitamos y pedimos. Teniendo en cuenta
nuestras muchas miserias, nos abrimos confiados al amor misericordioso de Dios, que
se ha manifestado espléndidamente en la Encarnación de Jesucristo.
SÍMBOLOS (se traen los símbolos) explicación por parte del monitor o el
sacerdote:
• Incienso en las brasas, para adorar el misterio; en las brasas, quememos también
nuestros pecados.
• Perfume, para derramar ante el Señor que nos perdona, como hicieron María y la
mujer pecadora.
• Cuna vacía: para llenar con nuestras expresiones de fe, de esperanza, de
agradecimiento, de amor…
Canto: Vamos a preparar
LECTURAS: Rom. 13, 11-14// Mt. 3, 1-12. (Breve homilía).
MEDITACIÓN (el monitor u otro de los presentes)
1.- Nos presentamos ante el Señor con nuestros vestidos sucios y viejos. Ante el Señor
que resplandece con vestidos de sol y de púrpura.
• Importa, en primer lugar, reconocer nuestra suciedad y tristeza. Parece fácil,
pero no lo es. Entre otras razones:
– Por la costumbre. Siempre lo hemos hecho así. Nos cuesta trabajo cambiar.
Tememos las novedades.
¡Cómo costó abrirse a la novedad de Cristo! Que se lo pregunten a Pablo. ¡Cómo
costó a la Iglesia el despojarse de sus vestidos de poder y riqueza en el siglo XIX,
cuando lo de los Estados Pontificios…! Y siempre se encontrarán razones para justificar
tradiciones.
¡Y cómo sigue costando a la Iglesia la novedad del Vaticano II, con riesgo de
que prevalezcan criterios y actitudes involucionistas!
Nos cuesta mucho trabajo, no ya cambiar, sino reconocer la necesidad del
cambio. Yo me siento bien. Yo cumplo lo mejor que puedo. Yo no me meto con nadie.
Y es que soy así, y no puedo cambiar mi temperamento o es que son problemas
psicológicos, de los que no soy responsable.
– Por la ceguera. No veo la suciedad. Me justifico y me siento bien conmigo
mismo. «No te das cuenta de que eres desgraciado, digno de compasión, pobre, ciego,
desnudo. Te aconsejo que me compres (…) vestidos blancos para que te cubras (…) y
colirio para que te des en los ojos y recobres la vista».
Pide la luz. Necesitas, quizá, un choque fuerte para que caigas del caballo.
• Importa voluntad decidida de renovación y conversión.
– No bastan los buenos propósitos y buenos deseos.
– Tampoco se puede caer en la trampa de dejarlo para mañana.
– Necesitas pedir la gracia de la conversión. No bastan tus reflexiones y
convencimientos. Somos débiles e inconstantes. La conversión no es fruto tanto de la
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meditación cuanto del encuentro con el Señor. Encuentro que puede ser una palabra, un
toque, un ejemplo, un sacramento…
Canto: Vamos cantando al Señor
ORACIÓN (el sacerdote):
Tú eres Señor un Dios misericordioso y compasivo.
Conoces bien nuestras miserias, pero nos miras con cariño.
Tú padeces y compadeces, porque tu Nombre es Comprensión, el Compasivo.
Ven, Señor, a socorremos, sé tú mismo.
Levántanos con tu mano, si nos ves caídos.
Si nos ves enfermos, con heridas, cúranos con el aceite de tu Espíritu.
Si nos ves sucios y manchados, límpianos con el agua de tu Espíritu.
Si nos ves tímidos, cobardes, fríos, fortalécenos con el fuego de tu Espíritu.
Si nos ves equivocados, ciegos, enséñanos con las luces de tu Espíritu.
Si nos ves tristes y llorosos, alégranos con la risa de tu Espíritu.
Si nos ves mezquinos, egoístas, agrándanos con el amor de tu Espíritu.
Si nos ves solos, excluidos, acompáñanos con la presencia de tu Espíritu.
Y quédate, Padre, con nosotros, y con tu Hijo, Enmanuel, hecho niño.
2. (El monitor) ¿Qué vestidos vamos a pedir al Señor? Los vestidos navideños podrían
ser:
• La fe. Creemos, Señor, pero nuestra fe es poca. No nos fiamos de ti ni confiamos
plenamente en ti.
Silencio meditativo.
• La pobreza. Aunque nos esforcemos por ayudar y compartir algo con los pobres, no
somos pobres. No somos pobres, sociológicamente hablando, ni somos pobres, como los
hijos de las Bienaventuranzas. ¿Por qué será que en estos días del nacimiento de Jesús
en un pesebre nos excedemos en gastos superfluos?
Jesús, niño pobre, dame tu pobreza.
Silencio meditativo.
• La humildad. Puede que el orgullo y la soberbia sean la raÍZ de nuestros males.
Jesús, para salvar al mundo escogió un camino de humildad y desvalimiento. Nosotros
tendemos a prevalecer, a deslumbrar, a rivalizar; sentimos envidia por el éxito de los
demás, y nos alegramos con tropezones de los otros.
Jesús, niño humilde, dame tu humildad.
Silencio meditativo.
• La caridad. La caridad es el precioso manto que cubre todos los pecados, de manera
que si amas, estás salvado. Pero resulta que ese manto no siempre es tan precioso o tan
fuerte o tan grande… y puede que no llegue a cubrimos enteramente.
Y la caridad es lo primero y principal. La gran pregunta: « ¿Dónde está tu hermano?»:
– Pues no lo sé, Señor.
– Pues no quiero saber nada de él.
– Pues me queda muy lejano, no es mi «próximo».
– Pues no se deja querer.
– Pues haré por él lo que pueda, que es muy poco.
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Podemos ir dando respuestas parecidas, que demuestran una falta de interés, de
compromiso, de generosidad, de responsabilidad.
Jesús, que te entregaste por mí, enséñame a amar sin fin.
Silencio meditativo.
Canto: El auxilio me viene del Señor.
PETICIONES (el sacerdote)
Agradecidos, Padre, a tu perdón, y confiando en tu infinita misericordia, te
pedimos:
- Que los pobres se sientan especialmente amados.
*Todos: Muéstranos, Señor, tu amor y tu ternura.
- Que los marginados se sienten a la mesa de la creación y de la Eucaristía.
*Todos: Muéstranos, Señor, tu amor y tu ternura.
- Que los que sufren las consecuencias de la crisis no pierdan la esperanza.
* Todos: Muéstranos, Señor, tu amor y tu ternura.
- Que los no creyentes se esfuercen por encontrar la luz de la Navidad.
* Todos: Muéstranos, Señor, tu amor y tu ternura.
- Haz de nosotros testigos alegres de tu presencia y de tu amor.
* Todos: Muéstranos, Señor, tu amor y tu ternura.
- Muéstranos, Señor, tu amor y tu ternura y ayúdanos a celebrar y a vivir el nacimiento
de tu Hijo.
* Todos: Muéstranos, Señor, tu amor y tu ternura.
CONFESIÓN DE LOS PECADOS.Es el momento de la confesión individual-privada. Para la realización de la misma
varios sacerdotes se sentarán en diferentes lugares del templo.
(El monitor): «A los hombres se nos olvida con frecuencia que al pecar no sólo somos
culpables sino también víctimas; cuando pecamos nos hacemos daño a nosotros
mismos. Pecar es renunciar a ser humanos, dar la espalda a la verdad, llenar nuestra
vida de oscuridad. Pecar es matar la esperanza, apagar nuestra alegría interior, dar
muerte a la vida. Pecar es aislarnos de los demás, hundirnos en la soledad, negar el
afecto y la comprensión. Pecar es contaminar la vida, hacer un mundo injusto e
inhumano, destruir la fiesta y la fraternidad»
Cantos: Mi alma espera en el Señor (salmo 129 o Siempre confío en mi Dios).
ORACIÓN FINAL (el sacerdote)
Te entrego, Señor, mi vida: hazla fecunda.
Te entrego mi voluntad: hazla idéntica a la tuya.
Toma mis manos: hazlas acogedoras.
Toma mis pies: hazlos incansables.
Toma mis ojos: hazlos transparentes.
Toma mi corazón: hazlo ardiente.
Toma mi cuerpo: revístelo de fiesta.
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Toma mis cansancios: hazlos tuyos.
Toma mis muertes: hazlas vidas.
Toma mi pobreza: hazla tu riqueza.
Toma mi nada: haz con ella lo que quieras.
Toma mis pecados: carga con ellos.
Toma mis faltas de amor, mis eternas desilusiones, mis horas de amarguras…
Transfórmalo todo, como la abeja, en dulce miel.
Hazme nuevo en la donación, alegre en la entrega;
Dame gozo desbordante al dar la vida, y gastarme en tu servicio.
Canto de despedida: Anunciaremos tu reino, Señor; tu reino, Señor, tu reino…
******************************************
Un canto para el Adviento:
Ven, Señor, nuestra esperanza, ven, Señor, no tardes más.
Ven, Señor, a redimirnos, ven, Señor, ven, Señor.
Ven. Señor nuestra alegría, ven, Señor, no tardes más.
Ven, Señor, a nuestro mundo, ven, Señor, ven, Señor.


Anunciaron los profetas tu primera venida;
y tu pueblo santo esperó a su Señor.

Anunciaste a los pueblos tu segunda venida;
y tu pueblo santo esperó a su Señor.

Vigilantes esperamos con la luz encendida;
y tu pueblo santo esperó a su Señor.

El rocío de los cielos va a nacer hecho niño;
y tu pueblo santo esperó a su Señor.
Son dichosos los que esperan ver tu rostro de nuevo;
y tu pueblo santo esperó a su Señor.

Caminemos todos juntos al encuentro con Cristo;
y tu pueblo santo esperó a su Señor.
34
Notas para la homilía
La homilía es parte integrante de la celebración y una parte muy esperada
por la asamblea. Prepararla no es sólo cuestión de profesionalidad, es
también cuestión de oración y de valoración tanto de la Palabra como de
la asamblea.
35
PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO
(Reflexiones para ayudar a preparar la Homilía)
La segunda lectura de hoy utiliza la comparación entre la noche y el día.
En cierta ocasión un rabino preguntó a sus discípulos si sabían cuando
terminaba la noche y comenzaba el día. Uno de ellos contestó “cuando ves a un
animal a lo lejos y sabes si es una oveja o una cabra”, otro dijo “cuando ves un árbol
en la distancia y puedes decir si es un manzano o una higuera”… y así todos fueron
dando diferentes respuestas pero ninguna de ellas parecía satisfacer al maestro.
Entonces les dijo: “Amanece de verdad cuando miras a la cara de cualquier ser
humano y ves en esa cara el rostro de tu hermano o de tu hermana, si no ves esto,
sea la hora que sea, para ti todavía es de noche”.
Empezamos hoy el tiempo de Adviento, que lleva nuestra mirada hacia el
futuro, un futuro que se mantiene en suspense respecto al día y a la hora.
Adviento, tiempo de despertar, de vigilar y de esperar.
Las palabras de Jesús en el evangelio de hoy ¿Qué despiertan en nosotros?
¿Miedo o alegría?. Sabemos que hay distintos tipos de esperas. No es lo mismo la
persona que no duerme de noche porque teme una amenaza que le han hecho para
el día siguiente que la persona que no duerme de noche porque está ansioso ya que
viene su hijo al que no ve hace mucho tiempo y desea ardientemente ese encuentro.
¿Nuestro corazón tiene miedo o confianza? ¿Qué experiencia tenemos de
Jesús en nuestra vida? ¿Qué relación hemos mantenido con Él? La respuesta a estas
dos últimas preguntas son fundamentales para responder a la primera.
“La fe corre el riesgo de apagarse como una llama que ya no encuentra más
alimento” (Benedicto XVI)
El Adviento es una oportunidad especial para revisar nuestra actitud de fe. La
fe no es algo que se adquiere de una vez para siempre, implica un proceso en
constante evolución, una permanente atención a las imprevisibles sorpresas de Dios.
Nuestra fe necesita “despertar del sueño” en que muchas veces permanece y
“revestirse cada día del Señor Jesús” (segunda lectura)
En el evangelio de hoy Jesús no habla en tono de amenaza. Jesús no pasó por
la vida amenazando a la gente, no era esa su mentalidad ni su estilo. La venida de
Jesús no la podemos entender como un diluvio devastador, ni como un ladrón que
llega a una casa con nocturnidad y alevosía para robar. Jesús no se puede comparar
con una catástrofe ni con un bandido.
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Estar vigilantes para Jesús es no dejarse dominar por el sueño (que puede
afectar a nuestra fe cuando caemos en la rutina, en la costumbre,…) ni tampoco es
vivir asustados, temerosos ante una posible desgracia. El que ve así a Jesús no cree
en Jesús, cree en un ser peligroso y amenazante que puede arruinar a cualquiera
para siempre. Jesús no trajo un mensaje de terror sino una “buena noticia” de
ilusión, paz y esperanza. Este es el verdadero mensaje del Adviento.
Vivir vigilantes con Jesús es estar en la misma disposición que el propio Jesús:
es vivir con honradez en el sitio y en el trabajo en que cada uno esté. Es estar con la
disposición constante de hacer siempre lo que cada uno tiene que hacer, de decir
siempre lo que cada uno tenga que decir, aunque eso represente una seria amenaza
o un peligro. Es cuestión de resistir, de permanecer, de mantenernos.
Jesús no nos mete miedo, nos propone un proyecto de vida: responsabilidad
ante la tarea que cada uno tiene que llevar adelante en la vida.
Esperar la venida del Señor no significa hacer de los cristianos unos
holgazanes que duermen el sueño de la evasión, sino que significa despertar una fe
que lleve a ser más activos en la construcción de un mundo nuevo según el proyecto
salvador del Reino de Dios: la justicia, la paz, la verdad, la libertad, el perdón, la vida,
el amor… Jesús nos viene a decir: cuidado con el “sueño religioso”, con los “devotos
ateos”.
Lo que Jesús recrimina es la seguridad, la autosuficiencia. Tener todo tan bien
organizado, controlado y programado excluyendo lo imprevisible y lo inesperado.
Tener una fe cerrada, segura y autosuficiente sin estar abiertos al crecimiento de la
misma y al encuentro con un Dios permanentemente sorpresivo.
El tiempo de Adviento también debemos aprovecharlo para conectar con el
Plan Diocesano de Pastoral de este año: en este momento de desierto que vive la
Iglesia y también nuestra Diócesis, la revisión que estamos haciendo es una
oportunidad para encontrar el pozo verdadero que contiene el “agua viva” y para
“descubrir las cosas que son esenciales en nuestra fe y en nuestra pastoral”.
Invitemos a vivir esta revisión diocesana con las actitudes propias del
Adviento: búsqueda, esperanza, conciencia de ser caminantes, responsabilidad
personal y comunitaria, ilusión, compromiso…
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SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO
(Reflexiones para ayudar a preparar la homilía)
El domingo pasado se nos pedía una esperanza activa. El Señor viene, pero
nosotros tenemos que ir hacia Él. Esto exige un cambio de mente y de corazón, es
decir, requiere volvernos a Dios.
El mensaje de este domingo es la CONVERSIÓN. La figura de este domingo es
Juan el Bautista invitándonos a preparar el camino del Señor.
Si miramos a nuestro mundo actual nos encontramos un panorama bastante
triste y desalentador: violencia, guerras, crisis económica y de valores, paro, muertes
de inocentes, abusos, egoísmos, familias desestructuradas, trabajadores
explotados… Y sin embargo, el libro de Isaías anuncia la llegada de los tiempos
mesiánicos, los tiempos de justicia, de misericordia, de convivencia y de paz. El
profeta anuncia que llegará un día en que la vaca pastará con el oso, el lobo con el
cordero, la pantera con el cabrito, el león con el buey, el niño jugará con la
serpiente… Todo esto contrasta con la situación actual.
Eso sólo llegará cuando seamos capaces de cumplir las palabras de San Pablo
en la segunda lectura “acogernos mutuamente unos a otros como Cristo nos acogió”,
cuando, como dice la primera lectura, nos dejemos llevar por el Espíritu que ya está
en nosotros y sigamos sus consejos de prudencia, de sabiduría, de valentía, de
ciencia, de temor del Señor; cuando no juzguemos por las apariencias ni critiquemos
sólo de oídas, cuando juzguemos con verdadera justicia y con rectitud…
También es importante profundizar en la tarea de reconciliación que tenemos
los cristianos en medio de este mundo de divisiones y de posturas encontradas ¿Qué
proyecto de paz tenemos nosotros? ¿Qué tipo de sociedad proponemos y
construimos? ¿Nos sentimos responsables de la paz en los lugares donde
desarrollamos nuestra vida: familia, trabajo, vecinos,…?
El desierto: Juan Bautista aparece en el desierto. El desierto no es un lugar de
muerte sino de vida. Frecuentemente el desierto ha sido considerado como lugar
privilegiado de encuentro con Dios.
Hoy, sin embargo, el desierto tiene para muchos de nosotros unas
connotaciones negativas ¡Cuántos desiertos hay a nuestro alrededor!: el que sufre, el
inmigrante que tuvo que dejar su tierra, el que no encuentra trabajo, los que viven
sin sentir el amor de una familia ni de nadie, los niños y ancianos desatendidos
porque hay otras prioridades que atender, los incomprendidos…¡Cuánta soledad,
cuanto vacio y cuánta desesperación a nuestro alrededor…! Estos son los desiertos
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de nuestro tiempo. Todos estos lugares inhóspitos y de sufrimiento se convertirán en
lugar de salvación gracias a la intervención de Dios. El Señor trae la paz y la salvación
(salmo 71) pero espera y necesita nuestra colaboración…
El camino hacia la paz y la justicia necesita que se prepare, que se allanen los
senderos, como dice Juan el Bautista en el evangelio, es decir, tenemos que intentar
volver al proyecto de Dios. Mientras no seamos capaces de recrear el mundo querido
por Dios no será posible la paz. Es necesario que los poderosos se despojen de su
orgullo y que los opulentos compartan su riqueza. Antes que la caridad está la
justicia… Volvemos a insistir en el tema central del día: la conversión, pero una
conversión que no se quede en buenas y bonitas palabras, sino una conversión que
dé frutos.
La espera de la Navidad suele despertar ilusiones y hermosos sueños de paz y
de justicia. Esos sueños jamás se realizarán si no hacemos nuestro el camino del
evangelio: cambiar nuestra mentalidad para que nazca un orden nuevo. En el
desierto o caminamos y buscamos salidas o moriremos atrapados por él. Es hora de
arriesgar.
Este segundo domingo de Adviento es una nueva oportunidad de prepararnos
de verdad para la Navidad ¿qué camino estamos siguiendo, el falso o el verdadero?
¿el camino del gasto inútil, las fiestas, los regalos, la diversión externa y pasajera? ¿o
estamos buscando encontrar de nuevo el camino interior para escuchar al Dios de la
misericordia, del perdón, de la paz, de la justicia, del amor… es decir el Dios que
viene a regalarnos la salvación?
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TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
(Reflexiones para ayudar a preparar la homilía)
Juan había oído hablar de las “obras” de Cristo. No se hace mención a las
palabras. Las “obras” se ven, las “palabras” se oyen. El evangelio nos dice que lo que
llama la atención de la gente es lo que cada uno hace, no lo que cada uno dice.
Muchas veces hablamos mucho, se predica mucho y se dicen cosas sublimes y
preciosas. Hablar es fácil. Pero al mismo tiempo ocurre que con frecuencia se hacen
cosas vergonzosas que lo mejor es ocultarlas.
¿Qué hacía Jesús? ¿Qué hacía para que sus “obras” fueran la prueba de que Él
era la solución y la salvación? El argumento clave que Jesús da, la prueba que Él
aporta no es de carácter sagrado, ni espiritual, ni sobrenatural, ni religioso. Es algo
humano, muy humano: aliviar penas, dar vida, felicidad y buenas noticias: los ciegos
ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos
resucitan, a los pobres se les anuncia el evangelio…
No nos damos cuenta que la solución no está en los buenos discursos, en los
argumentos o las teorías. Una cosa tan simple como poner buena cara en ciertos
momentos, una sonrisa, una acogida cariñosa, un silencio oportuno, una mitrada de
ternura, una conversación de escucha y sin prisas, reconocer que uno se ha
equivocado,… todo eso son “obras” de salvación y de esperanza.
¿Dónde están hoy los cojos que andan, los ciegos que ven, los sordos que
oyen,…? ¿Cuáles son hoy los signos de la eficacia de Cristo?... podemos analizar en
nuestra propia vida, en nuestra familia, en la Parroquia, en la Diócesis los signos
visibles de la presencia del Dios invisible.
Una pregunta muy importante hoy para todos ¿Los pobres están siendo
evangelizados? ¿Los acogemos, les escuchamos, les valoramos? ¿Estamos haciendo
un mundo más justo o nos conformamos con hacer un mundo más caritativo que
perpetúa la pobreza y las diferencias sociales? ¿Preparamos bien nuestras catequesis
y nuestras homilías para evangelizar de verdad o como tenemos facilidad de palabra
hablamos sin hacer un esfuerzo previo de adaptación, de metodología y de
vocabulario?
Juan, el predicador de la conversión, está en la cárcel por denunciar al rey
Herodes, el hombre que nunca se convirtió. Allí le llegan rumores de la actuación de
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Jesús y empieza a dudar y le envía emisarios a preguntarle ¿Eres tú el que ha de venir
o tenemos que esperar a otros? Jesús no contestó a Juan con un sí o con un no.
Contestó con su vida, con sus obras.
Hoy a nosotros nos surgen también dudas. Hoy hay muchos falsos profetas,
muchos ángeles de tinieblas vestidos de luz y mucho orgullo vestido de humildad. La
respuesta a esas dudas la encontramos en las palabras del profeta Isaías: solamente
están en la onda del evangelio los que traen alegría, los que fortalecen las manos de
los débiles, los que robustecen las rodillas vacilantes, los que son fuertes y no temen,
los que ayudan a salvar, los que despegan los ojos a los ciegos, los que abren los
oídos de los sordos, los que hacen saltar a los cojos, los que hacen cantar a los
mudos, en definitiva, los que alejan la pena y la aflicción de los demás.
O como dice también el salmo: el que es siempre fiel, el que hace justicia a los
oprimidos, el que da pan a los hambrientos, el que libera a los cautivos, el que
endereza a los que se doblan, el que guarda a los peregrinos, el que sustenta al
huérfano y a la viuda, el que trastorna el camino a los malvados… Las duras
realidades de la persona humana se vuelven vida, fortaleza y salud desde el Dios que
nos salva.
Los signos nuevos, las “obras” hacen presente al Salvador.
En nuestra vida personal, en nuestra comunidad cristiana, en nuestra
Parroquia, en nuestra Diócesis ¿qué “obras” de salvación son testimonio de nuestra
fe y de la esperanza que le ofrecemos al mundo?. Como decíamos en el Plan
Diocesano de Pastoral del curso pasado “La fe que actúa por el amor”
Adviento es tiempo de impaciencia, de interrogantes, de espera… Pero
también es hora de celebrar lo que vamos consiguiendo. Los cristianos tenemos que
seguir interrogando, verificando nuestra fe, pero también confesándola y
celebrándola. Lo que no se celebra no se vive.
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CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO
(Reflexiones para ayudar a preparar la homilía)
Antes de que naciera Jesús en Belén, el profeta Isaías ya nos había dicho que
se llamaría Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”. Mateo, al escribir su
evangelio unos cuarenta años después de los hechos que narra, ya sabía
perfectamente lo que había sido la vida de Jesús. Y Mateo presenta a Jesús
precisamente destacando tres grandes preocupaciones que tuvo: la salud de los
enfermos, la alimentación de los pobres y las relaciones humanas. Evidentemente
que Jesús también habló mucho con su Padre del cielo y habló mucho sobre su Padre
del cielo, pero su relación con el Padre estuvo siempre orientada a resolver esos
problemas que le preocupaban.
Y Mateo insiste “Dios con nosotros”, es decir, la vida de Jesús, sus acciones,
sus palabras, sus gestos…, que se resumen en una preocupación integral por todas y
cada una de las personas, es un signo de que Dios ha querido hacerse hombre,
encarnarse para asumir plenamente la realidad humana y quedarse para siempre con
nosotros.
Mateo termina el relato de las dudas de José con la frase del profeta Isaías
para preparar a sus lectores y que entiendan mejor el resto del evangelio: la clave
para entender a Jesús es ver en su persona, en sus gestos, en su mensaje y en su vida
entera el misterio de Dios compartiendo nuestra vida.
Dios está con nosotros, no pertenece a nadie, es de todos, está con los que lo
invocan y con los que lo ignoran, porque habita en el corazón de todo ser humano,
acompañando a cada uno en sus gozos y en sus penas.
Dios está con nosotros. No escuchamos su voz ni vemos su rostro, porque su
presencia humilde y discreta, cercana e íntima nos puede pasar desapercibida. Si no
lo descubrimos en nuestro interior nos puede parecer que andamos solos por la vida.
Dios está con nosotros, no nos grita, no nos fuerza, nos respeta siempre, es
nuestro mejor amigo, nos atrae hacia lo bueno, lo hermoso, lo justo. En él podemos
encontrar luz y fuerzas para enfrentarnos a la dureza de la vida y al misterio de la
muerte.
Dios está con nosotros cuando nadie nos comprende, en los momentos de
dolor y depresión él nos consuela; en los momentos de debilidad nos sostiene;
siempre nos está invitando a amar la vida, a cuidarla y a hacerla siempre mejor.
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Dios está con nosotros. Está en los oprimidos defendiendo su dignidad, y en
los que luchan contra la opresión alentando su esfuerzo
Dios está con nosotros, y nos anima a todos a construir una vida más justa,
más fraterna y más digna para todos.
Dios está con nosotros, despierta nuestra responsabilidad y nuestra dignidad
para no terminar esclavos de cualquier ídolo.
Dios está con nosotros, está en la vida y estará en la muerte. Nos acompaña
cada día y nos acogerá al final abrazando a cada uno y rescatándolo para la vida
eterna.
“Dios está con nosotros”, es lo que celebraremos los cristianos en la Navidad.
Esa experiencia personal, ese convencimiento da un sentido positivo y profundo a
nuestra vida de cada día, a la realidad que cada uno tenga que vivir. Esa presencia de
Dios con nosotros para siempre, esa manifestación del amor de Dios que hemos
sentido en nuestra vida, es el motivo profundo de nuestra fe.
Es importante invitar a la gente a tomar conciencia de esa presencia en su
persona, en su recorrido histórico, en su familia, en su trabajo, en su barrio, en la
humanidad… en definitiva, a tomar conciencia de la presencia de Dios a través de
“los signos de los tiempos”.
Igual que experimentamos siempre que Dios está con nosotros, sería muy
importante también que los demás, sobre todos los pobres y necesitados (enfermos,
solitarios, marginados, encarcelados, jóvenes, matrimonios, familias, ancianos,…)
siempre pudieran decir de cada uno de nosotros, de la comunidad Parroquial, de la
Diócesis y de toda la Iglesia “Están con nosotros”.
Podemos decir que la idea principal de este domingo es LA SOLIDARIDAD
como preparación fundamental para la Navidad
Cuando con nuestro compromiso cristiano damos testimonio de cercanía,
también nosotros hacemos presente a Dios en medio de la realidad, nos convertimos
en “testigos de esa presencia”.
Desde este convencimiento adquiere un significado profundo el Plan
Diocesano de Pastoral que hemos desarrollado durante los últimos seis años
“Creyentes en Cristo para ser sus testigos” y el lema de esta domingo propuesto por
el Secretariado: “en el desierto…generar esperanza”
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DÍA DE NAVIDAD
(Reflexiones para ayudar a preparar la homilía)
El binomio tiniebla – luz indica el punto de partida y el punto de llegada. La situación
primaria, el punto de partida, es sombra, caos, muerte, guerra: el profeta Isaías habla
a los que han sufrido una invasión. Pero a ese pueblo en tinieblas le abre los ojos
hacia lo que es una aspiración suprema y una exigencia fundamental: el derecho, la
justicia y la paz. Ese es el punto de llegada (primera lectura)
Y el puente entre la tiniebla y la luz es un niño, un descendiente de David
(salmo). Y la señal para reconocer a ese niño, a Cristo, es precisamente su situación
de pobreza. La Iglesia no podrá ser reconocida como cuerpo de Cristo sino cuando
vuelva a su nativo estado de pobreza en todas sus dimensiones (evangelio).
Los contrastes del Evangelio son los mismos que vive nuestro mundo. ¿Es
posible anunciar una luz en medio de la oscuridad que estamos viviendo? ¿Es posible
anunciar una esperanza al mundo de hoy? ¿Tenemos los cristianos algo importante
que decir?
El mensaje más importante que hoy se nos transmite a nosotros, y que
nosotros debemos llevar al mundo, es que Jesús es el proyecto total del Padre. Con
el nacimiento de Jesús el hombre tiene acceso a todo el proyecto de Dios sobre el
hombre, al venir al mundo ilumina a todo hombre. Dios se hace hombre para que el
hombre tenga acceso a la plenitud de vida. Siempre será muy poco lo que sabremos
de Dios, pero siguiendo el proyecto de Jesús llegaremos hasta Él.
En Navidad, el primer proyecto divino de hacer un hombre a su imagen y
semejanza se hace realidad. Cristo es el hombre-imagen de Dios, es la totalidad del
proyecto divino de hacer un hombre a su semejanza. Los cristianos podemos ofrecer
al mundo un proyecto de persona capaz de entusiasmar.
Con Jesús Dios lanza su proyecto, que no está en contradicción con el
proyecto del hombre, al contrario, el plan divino se pone al servicio del plan humano.
Por eso la Palabra se hizo hombre para comprometerse hasta las últimas
consecuencias con la situación histórica del hombre. Jesús “se hizo carne”, se hizo
parte de nuestro ser, compañero de viaje, hermano de raza, solidario con todas
personas
No cabe duda que muchas de las manifestaciones festivas de estos días de
Navidad ocultan a veces problemas, tristezas y soledades… y que los gestos de
proximidad, de buenos deseos, de solidaridad, de perdón que tanto se prodigan en
estas fechas es cierto que contribuyen a que la oscuridad sea menos densa… Pero la
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alegría de los cristianos en la Navidad no puede ser ficticia, tiene que tener su base,
su fundamento.
Celebrar la Navidad es celebrar la Esperanza, como don de Dios que se nos ha
regalado. La venida del Hijo de Dios no es un producto del hombre sino una
manifestación de la gloria y del amor de Dios.
Jesús no nació en el Templo, ni en un lugar sagrado, ni en un palacio. Así nos
está diciendo que lo que él trajo al mundo se tiene que vivir desde lo humilde y lo
sencillo…”un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.
Hay que captar el mensaje que tiene la Navidad: Dios entró en la historia
humana por donde menos nos podríamos imaginar: por un establo, lugar donde
suele haber estiércol de animales, en la marginalidad y la exclusión. Así entró el
Salvador en la historia. Eso quiere decir que la salvación viene desde abajo, desde los
últimos de este mundo, aunque estamos acostumbrados a conocer la historia
siempre desde los que triunfan y mandan. Esta fiesta nos enseña que, por muy
débiles, insignificantes y excluidos que nos veamos, podemos aportar salvación y
esperanza.
Ante Dios hecho uno de nosotros, nadie puede quedarse indiferente, todo el
mundo tiene que definirse con su aceptación o su rechazo. Y como el ángel, anunciar
que tenemos una buena noticia que compartir a todos: ha nacido un Salvador, el
Mesías, el Señor, capaz de iluminar los miedos y temores que vive nuestra sociedad y
capaz de dar sentido pleno a nuestra vida. Esto significa ser “testigos”
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DÍA DE LA SAGRADA FAMILIA
(Reflexiones para ayudar a preparar la homilía)
Es evidente la situación de crisis por la que pasa actualmente la institución
familiar. Las causas son muchas y variadas: falta de madurez personal para afrontar
compromisos y para amar, egoísmos, problemas económicos, variedad de modelos y
tipos de familias, poca ayuda institucional, etc. Las consecuencias también son
muchas y variadas: sufrimiento personal, problemas psicológicos, afectivos y de
comportamiento sobre todo en los hijos, problemas económicos, distintos tipos de
daño a la expareja, etc…
Esta realidad nos afecta a todos: a unos directamente y a otros
indirectamente, pero todos nos sentimos implicados. Sería cuestión de que cada uno
ilustre todo esto con datos estadísticos de su realidad: bodas, separaciones,
nulidades, problemas que conozca, etc…
Pero lo importante es ofrecer también caminos o vías de solución, que
pueden ir en distintas direcciones, pero que la base principal de todas ellas está en la
formación de las personas. Y en este sentido la aportación que nos hace hoy la carta
de San Pablo a los Colosenses es impresionante.
Convivir es necesario pero difícil. Necesita unas actitudes personales que cada
uno tiene que ir cultivando en su persona. Los cristianos tenemos la suerte de este
texto que es un canto precioso que nos enseña el camino y en el que tenemos que
educarnos desde pequeños. El contenido de esta carta estarían dispuestos a firmarlo
los psicólogos más avanzados que existan ¿Quién se puede oponer a su contenido?
Para poder convivir hace falta tratar a los demás con misericordia, con
bondad, con humildad, con dulzura, con comprensión. Hay que saber sobrellevarse
mutuamente y perdonar porque nadie es perfecto. El amor tiene que ser el
verdadero lazo de unión, no el interés ni otras cosas. Buscar siempre la paz, ser
agradecidos, enseñarse uno al otro, corregirse mutuamente con cariño, dejar que la
palabra de Dios ilumine la convivencia, darle gracias a Dios por todo,…
Quizás esta fiesta de hoy es una oportunidad para que la comunidad
parroquial y la Diócesis se plantee y revise el trabajo pastoral que está haciendo con
las familias.
¿Nos preocupamos por organizar grupos de novios que se preparen para la
convencía matrimonial? ¿Educamos a los niños y a los jóvenes en esas actitudes que
nos decía San Pablo y que son básicas para la convivencia? ¿Ayudamos a los novios a
tener un proyecto de familia que ellos lo vayan construyendo después poco a poco?
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¿Les ayudamos a que reflexionen sobre los problemas que les pueden venir después
para que vayan buscando estrategias para superarlos?....
¿Potenciamos en nuestra Parroquia los grupos de matrimonios para que
compartan y se ayuden mutuamente a caminar juntos ante la dura realidad que
muchas veces les toca vivir?
¿Son los matrimonios y las familias una preocupación prioritaria en nuestra
actividad pastoral o inconscientemente damos por perdida estas instituciones?
El día de la Sagrada Familia debe significar en todas las parroquias el
comienzo de una actividad pastoral amplia encaminada a potenciarlas. Conviene
tener presente que, a pesar de la crisis profunda que pasa la familia, es la institución
más querida y más valorada por todas las personas.
Ofrezcamos a los creyentes y a los no creyentes la colaboración de la Iglesia
en esta tarea tan importante. La felicidad de muchas personas depende de ello. No
olvidemos que hay mucha gente preparada en este tema y que también estarían
encantados de ayudar (educadores, psicólogos, abogados, médicos, sociólogos, etc.).
Es cuestión de sentarse y trazar un proyecto y un camino entre todos. Ánimo.
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SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA,
MADRE DE DIOS.
JORNADA DE ORACIÓN POR LA PAZ
(Reflexiones para ayudar a preparar la homilía)
Hoy celebramos tres cosas importantes: el comienzo de un año nuevo, la
Jornada de Oración por la Paz y la fiesta litúrgica de Santa María Madre, Madre de
Dios.
La doctrina de María, Madre de Dios fue definida por el Concilio de Éfeso en
noviembre del año 430. El fundamento doctrinal de esta afirmación está en la
enseñanza de Cirilo de Alejandría, según el cual “Cristo es Dios al mismo tiempo que
hombre”. Por lo tanto, al ser María madre del hombre Jesús, por eso mismo es
igualmente madre de Dios.
De ella, igual que de Jesús, la Teología Dogmática ha exaltado más “lo divino”
que “lo humano”. Esto nos ha dificultado para comprender lo que humanamente
representó María para Jesús. Es conveniente recordar que fue su madre, María, la
que educó a Jesús en los valores y en la calidad religiosa y ejemplar que después nos
quedó reflejada en los evangelios.
La mujer está en la trama de la historia de la salvación. Lo mismo que la mujer
ocupa un lugar central y único en la existencia de los humanos (como madre, esposa,
hija, hermana, novia, compañera,…) así también en la historia de Dios ella tiene un
lugar irremplazable. Dios actúa a través de las realidades concretas que Él ha creado,
desde ellas y en ellas, encarnándose y encarnado en el mundo real. La acción de la
mujer en la historia de la salvación es absolutamente personal. Reposa sobre un acto
de fe y de confianza. No es una colaboración meramente pasiva, sino activa. A través
de todo esto la mujer recibe un impulso decisivo para emanciparse de una situación
de relegamiento y discriminación para asumir en sus propias manos las riendas de su
destino. Esta fiesta es una oportunidad para analizar el papel de la mujer en la
sociedad actual.
Al comienzo de un nuevo año todos nos deseamos lo mejor. También los
cristianos, en este año nuevo, pedimos la protección de Dios con esta antigua
fórmula que el Señor, a través de Moisés, confió a los sacerdotes para que la
pronunciaran sobre el pueblo.
“El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor.
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El Señor se fije en ti
y te conceda la paz.” (Primera lectura)
Estas palabras no son un simple deseo o una fórmula ritual de saludo. Es Dios
mismo quien ha revelado esta bendición, con la cual él mismo se dona a su pueblo.
Nosotros hoy, en esta primera misa del año 2014, pedimos ver el rostro de Dios,
queremos estar en su presencia y que Él nos conceda su gracia hoy y para todo este
año nuevo que acabamos de comenzar. Esta bendición, dicha desde el corazón, es la
mejor felicitación que nos podemos desear unos a otros para todo el año.
Por último, hoy celebramos la Jornada de Oración por la Paz. Estamos
empezando un año nuevo y siempre en estas fechas brotan en todos nosotros los
mejores deseos de cambio y de vivir como personas nuevas. Que en nuestro
renovado proyecto de vida no falte hoy el deseo de vivir pacíficamente con los
demás y de ayudar a poner paz siempre allí donde estemos.
La Jornada de la Paz es para tomar conciencia de toda la gente que en el
mundo sufre por las guerras, las injusticias, las mentiras, los abusos, esclavitudes,
etc. y desde la solidaridad rezar por todas ellas. Pero es también para despertar en
nosotros el compromiso de ser “constructores de la paz”. Conviene recordar algunos
pasajes de la famosa “Oración de San Francisco”:
“Señor, haz de mi un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo unión,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo la luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría…”
(en donde sea posible, sería un buen detalle regalar hoy a las personas
que acuden a la celebración una estampa con esta oración de San Francisco)
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EPIFANÍA DEL SEÑOR
(Reflexiones para ayudar a preparar la homilía)
En la liturgia de la Iglesia, la fiesta de los Reyes Magos se llama “la Epifanía del
Señor”. En este día la Iglesia nos recuerda que Jesús vino a este mundo con una
misión universal, y eso nos habla de la “manifestación” (“epifanía”) de Cristo a
gentes que trascendían las fronteras y los límites de Israel y sus creencias. En la
práctica esta fiesta se ha concentrado en los regalos que los Magos llevaron al niño
Jesús. De ahí, el protagonismo de los niños y sus juguetes con motivo de esta fiesta.
Pero no debemos quedarnos sólo en eso, tenemos que descubrir y ayudar a
descubrir el significado profundo que tiene esta fiesta litúrgica.
En la fiesta de “la revelación” es importante constatar como nuestra propia
vida está llena de revelaciones, no en un sentido sensacionalista sino en el sentido
simbólico que usa la propia Biblia (una estrella, una luz, un resplandor, un
“chispazo”) que en el fondo entendemos como manifestaciones indirectas de Dios y
que suceden a través de lo común, lo ordinario, lo vulgar de nuestra existencia.
A veces sucede a través de un encuentro personal (alguien que nos infunde
confianza y esperanza y decimos de él que nos ha iluminado); otras veces a través de
alguien que nos presta atención y se fija en nosotros según somos, no como un
número más o como un instrumento que puede ser utilizado; otras veces a través de
alguien que nos escucha de verdad, no para darnos respuestas ni soluciones
prefabricadas; otras veces a través de alguien que se identifica con nosotros, con
nuestra situación personal, con nuestros sentimientos, que nos quiere… Antes estas
situaciones solemos decir que esa persona nos ha iluminado, que ha sido una
epifanía para nosotros…
Son epifanías también las pruebas, las purificaciones, la oscuridad… También
a través de ellas el Señor se nos manifiesta. Lo importante, y al mismo tiempo lo
difícil, es captar el mensaje que con ese acontecimiento nos manda el Señor
Pero sobre todo son luz y epifanía las personas o los grupos que, como figuras
señeras, nos orientan y nos marcan el camino que individual o colectivamente hemos
de seguir; sobre todo los que dan su vida por el bien de los demás. Su sangre
derramada deja una estela que nos hace ver la vida desde perspectivas nuevas.
Cada uno de nosotros debe ser “Epifanía” para los demás. Nuestras
comunidades cristianas, nuestras Parroquias, nuestra Diócesis, en fin, la Iglesia
entera deben ser auténticas “epifanías” para el mundo de hoy. Estamos llamados a
ser “ciudad iluminada colocada en lo alto de un monte”.
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Y esa luz que podemos ofrecer al mundo no se puede reducir a palabras
(necesarias muchas veces) sino que lo que más necesita el mundo de hoy es el
testimonio, los hechos, las obras que ayuden a construir un mundo nuevo. La
sociedad actual busca auténticos testigos, busca personas que con su estilo de vida
sean una manifestación o una epifanía de que Dios nos sigue queriendo.
El testimonio de vida de cada cristiano actualiza en cada momento la epifanía
de Cristo, la revelación y la manifestación de Dios como amor, como justicia, como
libertad, como esperanza.
La sociedad busca siempre tipos o modelos de referencia para su vida. Si los
cristianos no somos testigos, la gente, la sociedad los buscará en otros ídolos
(actores, cantantes, deportistas, políticos,…)
Igual que Dios se nos manifiesta a cada uno de nosotros a través del
testimonio de otras personas, también nuestra vida debe ser siempre un testimonio
de Dios para los demás. Nuestra vida debe ser siempre un “sacramento”, un “signo”
del amor de Dios.
En la primera lectura vemos como el profeta anuncia, en nombre de Dios, un
amanecer luminoso para aquella gente que se sentía en las tinieblas de la condición
humana: “¡Levántate, brilla Jerusalén, que llega tu luz…”
En la segunda lectura se nos recuerda que la discriminación que existe en la
humanidad por las culturas o civilizaciones va en contra del primitivo proyecto de
Dios sobre la condición humana.
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EL BAUTISMO DEL SEÑOR
(Reflexiones para ayudar a preparar la homilía)
En la corta historia de Jesús, que vivió solamente hasta los treinta y poco más
de años, hubo un momento decisivo, el bautismo, que marca un antes y un después.
Hasta ese momento, Jesús había sido un humilde y desconocido trabajador manual,
en la humilde aldea que entonces era Nazaret.
Pero llegó el día en que Jesús vio que tenía que cambiar de vida. Sin duda, él
vio que no se trataba simplemente de ser mejor persona, allí en su casa y en su
trabajo de siempre. Tenía que dar una orientación distinta a su tarea. Probablemente
oyó hablar de Juan Bautista, de su bautismo al otro lado del río Jordán, de toda la
gente que acudía a ser bautizados para cambiar de vida. Y Jesús vio que allí estaba la
llamada para él.
¿Qué era realmente el bautismo de Juan? En el bautismo de Juan podemos
distinguir varios aspectos:
-1 era un acto único, que no se repetía. Por tanto debía ser un cambio significativo y
decisivo en la vida del que se bautizaba, es decir para siempre
-2 no era un ritual de purificación más, uno de tantos entre los muchos que tenían
los judíos
-3 era un baño de inmersión en el agua, no para quedar puro y limpio sino para
expresar el “arrepentimiento”, es decir, el cambio de vida
-4 este gesto se entendía como “el perdón de los pecados” (Mc 1,4; Lc 3,3), o sea,
establecía la correcta relación con Dios
-5 la gran novedad de todo esto estaba en que, hasta entonces, sólo el sacerdote, en
el templo, y mediante un sacrificio sagrado, podía perdonar los pecados. Sin
embargo Juan modifica todo el sistema penitencial de Israel y lo plantea de forma
que se realiza en un cambio decisivo de la vida.
Al bautizarse Jesús, asumió ese proyecto: poner la relación con Dios en la vida
que busca la honradez y la bondad.
“Este es mi Hijo, el amado, el predilecto”
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Cada uno habrá tenido una experiencia concreta de la figura del padre en su
vida. Siendo realistas para algunos habrá sido muy positiva, y por desgracia, para
otros, negativa. Todos sabemos las consecuencias psicológicas y conductuales que
significan una y otra experiencia. Y a veces esa relación negativa con el padre
perjudica la imagen que podamos tener de Dios también como Padre.
El bautismo nos hace hijos de Dios. El bautismo nos revela el sentido
verdadero de la relación paterno-filial, lo que es el hijo y lo que es el padre.
Si meditamos sobre el papel que en cada uno de nosotros ha desempeñado
nuestro padre en nuestra vida, podemos entender también cual es el que sobre todo
desempeña Dios como Padre.
Al comienzo de nuestra vida permanecemos en una unión completa con
nuestra madre, una unión física y afectiva con ella que produce una experiencia de
dicha casi absoluta. Pero esa situación no se puede prolongar indebidamente para
que no se haga peligrosa, tiene el riesgo del narcisismo y del egocentrismo. Se hace
necesaria la ruptura, la presencia de otro que le arranque a uno del repliegue egoísta
y le abra al encuentro con lo nuevo, lo distinto, es decir, a la alteridad o
trascendencia.
Aquí empieza a operar la imagen paterna. El padre, con su presencia, es el
que empieza a separar al niño de su madre, el que ayuda a bajar a la realidad. Él
promueve una fisura en la unidad primordial paradisíaca que vive el niño con su
madre de modo engañoso. Esa fisura es indispensable para que el hijo conquiste su
libertad, su autonomía, su deseo de futuro auténtico. Según esto, el padre es la
imagen de una liberación, de un porvenir personal. La figura del padre ayuda al hijo a
una existencia libre dirigida hacia el futuro.
A través de este símbolo paterno podemos entender a Dios como el Padre,
que más que prohibir o imponer una ley, libera y hace adulta a la persona.
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Cantos de Adviento-Navidad
Pregón de Navidad
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Vigilia de Adviento
Vigilia de Adviento 2013/14
La esperanza que nace en el desierto
En el desierto no se puede sobrevivir sin esperanza. Es esta virtud la
que nos mueve a caminar, a esperar contra toda esperanza. Esta vigilia que
puede realizarse a nivel de pequeñas comunidades, parroquias,
arciprestazgos… nos puede ayudar a adentrarnos sin miedo en nuestro
propio desierto, y entonces, suplicar con humildad al Señor que no tarde en
venir, que “no quede frustrada mi esperanza”.
La vigilia la estructuramos en tres momentos. La primera parte se
centrará en poner nombres a las situaciones desérticas de nuestra vida
personal, social, comunitaria-eclesial. Desde el texto del profeta Oseas 2 nos
preguntamos en qué clase de desierto estamos, cómo nos situamos ante él,
qué sentimos en esas situaciones… En el desierto el pueblo elegido se
conoció a sí mismo; Dios hizo conocer a su pueblo su identidad y su
dependencia absoluta de Dios en ese ambiente hostil. El segundo momento
de la vigilia, siguiendo con el texto de Oseas, es momento de escuchar, de
dejar que Dios nos hable al corazón. La tercera parte de la vigilia, igual que el
texto profético en el que Dios espera la respuesta de su pueblo, también
nosotros queremos dejarnos seducir y responder al Amor de Dios.
I.
-
“La llevaré al desierto” (cf. Os 2, 16-19.21- 22)
Canto inicial: La marcha es dura (Oye, Padre, el grito de tu pueblo).
Saludo del presidente.
Pregón de adviento: Un lector puede hacer este anuncio del comienzo
del adviento y del nuevo año litúrgico:
PREGON DE ADVIENTO
Preparad vuestros corazones, y Dios los llenará con
su alegría.
Allanad vuestros caminos, y el Señor os conducirá
hacia la verdad.
Abrid vuestros hogares, y Jesús, los inundará con su
presencia.
¡ES ADVIENTO!
Viene el Señor y, tal vez, no nos preguntamos
por qué ni para qué viene.
Aparecerá, el Señor, por y para los hombres de
buena voluntad.
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Para todo aquel que, mirando hacia el cielo,
Desee nueva vida y un amor de infinito valor.
¡ES ADVIENTO!
Preparad vuestros corazones,
y Dios los llenará con su alegría
Allanad vuestros caminos y, el Señor, os conducirá
hacia la verdad.
Abrid vuestros hogares y, Jesús, los inundará con su
presencia.
¡ES ADVIENTO!
Dios y el hombre, por iniciativa del primero,
están llamados a fundirse en un Jesús humanado
Dios, en búsqueda del hombre,
desciende a su encuentro si sabe esperarle.
¡ES ADVIENTO!
Y, sólo velando, meditando, reflexionando,
divisando el inmenso horizonte
podremos descubrir y añorar la llegada del Salvador
Sólo estando atentos, sin distracciones
sin excusas…en permanente vigilancia
podremos comprender que, más pronto que tarde,
el Señor se presenta en la puerta.
¡ES ADVIENTO!
Es Dios que llama al hombre a la LUZ.
(Javier Leoz, OP. 2010)
-
Oración:
Apresúrate, Señor Jesús, y no tardes, para que tu venida consuele y fortalezca
a los que esperan todo de tu amor. Tú que vives y reinas.
(oración colecta del 24 de diciembre)
II.
“Le hablaré al corazón”
Este segundo momento nos ayuda a escuchar. Debemos serenarnos
para escuchar una palabra distinta a las nuestras.
-
Lectura de un extracto del “Principito”
— ¡Buenos días! —dijo el principito.
— ¡Buenos días! —respondió el comerciante.
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Era un comerciante de píldoras perfeccionadas que quitan la sed. Se toma una por
semana y ya no se sienten ganas de beber.
— ¿Por qué vendes eso? —preguntó el principito.
— Porque con esto se economiza mucho tiempo. Según el cálculo hecho por los
expertos, se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.
— ¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?
— Lo que cada uno quiere... "
"Si yo dispusiera de cincuenta y tres minutos —pensó el principito— caminaría
suavemente hacia una fuente..."
Era el octavo día de mi avería en el desierto y había escuchado la historia del
comerciante bebiendo la última gota de mi provisión de agua.
— ¡Ah —le dije al principito—, son muy bonitos tus cuentos, pero yo no he
reparado mi avión, no tengo nada para beber y sería muy feliz si pudiera irme
muy tranquilo en busca de una fuente!
(…)
El principito me miró y respondió a mi pensamiento:
— Tengo sed también... vamos a buscar un pozo...
Tuve un gesto de cansancio; es absurdo buscar un pozo, al azar, en la inmensidad del
desierto. Sin embargo, nos pusimos en marcha.
Después de dos horas de caminar en silencio, cayó la noche y las estrellas comenzaron a
brillar. Yo las veía como en sueño, pues a causa de la sed tenía un poco de fiebre. Las
palabras del principito danzaban en mi mente.
— ¿Tienes sed, tú también? —le pregunté. Pero no respondió a mi pregunta,
diciéndome simplemente:
— El agua puede ser buena también para el corazón...
No comprendí sus palabras, pero me callé; sabía muy bien que no había que
interrogarlo.
El principito estaba cansado y se sentó; yo me senté a su lado y después de un silencio
me dijo:
— Las estrellas son hermosas, por una flor que no se ve...
Respondí "seguramente" y miré sin hablar los pliegues que la arena formaba bajo la
luna.
— El desierto es bello —añadió el principito.
Era verdad; siempre me ha gustado el desierto. Puede uno sentarse en una duna, nada se
ve, nada se oye y sin embargo, algo resplandece en el silencio...
— Lo que más embellece al desierto —dijo el principito— es el pozo que oculta en
algún sitio...
Me quedé sorprendido al comprender súbitamente ese misterioso resplandor de la arena.
Cuando yo era niño vivía en una casa antigua en la que, según la leyenda, había un
tesoro escondido. Sin duda que nadie supo jamás descubrirlo y quizás nadie lo buscó,
pero parecía toda encantada por ese tesoro. Mi casa ocultaba un secreto en el fondo de
su corazón...
— Sí —le dije al principito— ya se trate de la casa, de las estrellas o del desierto, lo
que les embellece es invisible. (…) Continué caminando y al rayar el alba
descubrí el pozo.
(S.E., El principito”, XXIV)
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-
(Escuchar la canción): “Por eso yo la voy a seducir, la llevaré al
desierto…”
(http://www.youtube.com/watch?v=ct6boedErKM)
- Salmo (a 2 coros)
Qué fácil es esperar cuando la esperanza es cierta.
Quiero esperarte despierto
pues sé que no tardarás.
Sé, Jesús, que vienes ya,
sé que siempre estás viniendo;
gracias por tantos momentos en que te siento llegar.
Y cada vez que tú llegas, cuando siento que tú estás,
luego crece otra esperanza:
Ven, Señor, no tardes más.
Esperar es la fuerza en el camino,
la luz en la oscuridad,
es crear en nuestro barro espacios de eternidad.
Esperar es saber
que cuando empieza algo bueno
eso ya no morirá.
Esperar es dejarte poseer
por las ganas de luchar,
de vivir y de sembrar.
Esperar es sembrar en cada surco
simiente de eternidad
y saber que la cosecha alguien la recogerá.
Esperar es dejarte poseer aquí
por la eternidad.
-
Situaciones de desierto
Se trata de traer a la memoria y al corazón diversas situaciones en las que
experimentamos la aridez y dureza del desierto: situaciones personales,
sociales, de nuestras comunidades y nuestra Iglesia… Aquí sólo proponemos
algunas. En la preparación de cada vigilia podría añadirse las que se
consideren oportunas.



El desierto de nuestros desánimos y cansancios
La aridez de nuestro trato con los demás.
La desertización de nuestras comunidades.
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

Los desiertos en el campo público del servicio a los demás
(…)
-
Silencio meditativo (5’)
-
Aleluya cantará quien perdió la esperanza.
Evangelio: Del Evangelio según san Juan (4, 6s.10.15; 7, 37s)
“Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al pozo. Era hacia la hora
sexta. Llega una mujer de Samaría a sacar agua, y Jesús le dice: Dame de beber
(…) Si conocieras el Don de Dios y quién es el que te dice “dame de beber”, le
pedirías tú, y él te daría agua viva (…) La mujer le dice: Señor, dame esa agua:
así no tendré más sed (…)
El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús en pie gritó: El que tenga sed,
que venga a mí y beba el que cree en mí; como dice la Escritura: de sus
entrañas manarán ríos de agua viva”.
-
Breve homilía:
- ¿Qué pasa en nuestro mundo? Sal a la calle y fíjate en los hombres y mujeres
que tienen sed:
- Los que están en los bares, pub, discotecas... tienen sed, pero no sólo de agua o de
alcohol: tienen sed de satisfacciones, de diversiones, de encuentros.
- Los que están en los comercios, mercados y supermercados, pequeños y grandes
almacenes... tienen sed, pero de cosas, de posesión, de seguridades, de tener.
- Los que están en los campos de fútbol, los cines, los teatros... tienen sed, pero de
evasión o de victoria o de ideales.
- Los que están en los bancos, en las bolsas, en los bingos y demás juegos de azar...
tienen sed, pero de dinero, de riquezas, de bienestar, de poder.
- Los que están en colegios, universidades, bibliotecas, laboratorios... tienen sed,
desde luego, pero de verdad, de saber, de cultura, de superación.
- Los que están en los hospitales, las clínicas, farmacias, consultorios ... tienen sed,
pero de salud, de vida, de paz, de fuerza, de juventud.
- Los que están en los burdeles, en las casa de placer, en los mercados de la droga...
tienen sed, muchísima sed, pero de placer, de satisfacciones, de absolutos.
(Tomado de Avelino José Belenguer Calvé. Delegado episcopal de Liturgia. Diócesis
de Teruel).
III.
“Me responderá como en los días de su juventud”
El desierto es lugar de la tentación, pero es también el lugar donde
Dios puede volver a conquistar a su pueblo, a enamorar a su esposa
después de su infidelidad. Dios no nos deja solos en el desierto. Signo
de esa Presencia suya son los signos de esperanza, que hemos de
descubrir, nombrar y agradecer.
64
-
Motivos para la esperanza
“No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo
nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?
Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo; me glorificarán las bestias
del campo, chacales y avestruces, porque ofreceré agua en el desierto, ríos en el
yermo, para apagar la sed de mi pueblo, de mi escogido, el pueblo que yo formé,
para que proclamara mi alabanza” (Isaías 43,16-21).
- Nombrar los signos de esperanza que ya están brotando, incluso en nuestros
desiertos. Se trata de ejercer la virtud de la esperanza, que es capaz de vislumbrar
ya los signos del Reino de Dios en nosotros mismos y en nuestro mundo.
-
Signo / petición-acción de gracias
Tomar agua es para nosotros una actividad vital, y normal. Son muchos los
que en nuestro mundo no realizan esta actividad tan rutinariamente como
nosotros. Ir a buscar agua y prepararla para su consumo es una labor dura,
normalmente realizada por mujeres, y vital para la subsistencia.
Teniendo esto presente, podemos realizar un signo, que nos ayude a
profundizar y a sellar lo que hemos meditado y orado en la vigilia.
Espontáneamente quien quiera puede acercarse a una mesa, que ya
estará preparada al inicio de la vigilia, o a un lugar conveniente, en el que
haya un cubo o una jarra de agua potable y unos vasos pequeños. Los
sacerdotes presentes o algunos de ellos podrían servir agua a los que se
acercan. Es el servicio de ofrecer el agua viva, que no es nuestra, a los que
tienen sed. Podría ponerse de fondo la canción: “Tengo sed de ti”, de la
hermana Glenda; o cantar: “Un día abrí los ojos y agua fresca pedí al
mundo…. El que coma de mi carne, y el que beba de mi sangre…” (Cristo, alfa
y omega).
Si este signo parece complicado para ser realizado o se piensa que es
mejor no hacerlo, se podría invitar a los presentes a hacer una petición o
acción de gracias a Dios, de manera espontánea.
-
Padre Nuestro y Bendición Final
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Canto final: Santa María de la Esperanza…
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