La catarsis. Concepto y relación con el psicodrama Impronta – escuela de psicodrama y humanidades La catarsis como concepto fue introducido por Aristóteles, que utilizó el término para expresar el efecto peculiar que ejercía el drama griego sobre sus espectadores. En su Poética sostiene que el drama tiende a purificar a los espectadores excitando artísticamente ciertas emociones que ocasionan una especie de alivio de sus pasiones egoístas. Este concepto de catarsis ha sufrido una alteración revolucionaria desde que comenzó el psicodrama sistemático en Viena, en 1919. El psicodrama produce un efecto terapéutico, pero no en el espectador, sino en los actores‐productores que crean el drama y que, al mismo tiempo, se liberan de él. Dos caminos condujeron a la concepción psicodramática de la catarsis mental... Uno fue el que aceptó el concepto aristotélico. El otro partió de las religiones del Oriente y el Cercano Oriente. Estas religiones sostuvieron que un santo, para convertirse en Salvador, tiene que hacer un esfuerzo; tiene primero que realizarse y salvarse a sí mismo. En otras palabras, en la situación griega se concebía al proceso de catarsis mental como centrado en el espectador, o sea que se trataba de una catarsis pasiva. En la situación religiosa el proceso de catarsis tenía lugar en el actor, siendo su vida real el escenario. Se trataba de una catarsis activa. Podríamos decir que se enfrentan aquí la catarsis pasiva con la activa, la catarsis estética con la ética. Estos dos movimientos que hasta ahora han seguido sendas independientes han sido sintetizados por el concepto psicodramático de catarsis; de los antiguos griegos hemos conservado el drama y el escenario, de los hebreos hemos tomado la catarsis del actor. El espectador mismo se ha convertido en actor. Traer un trauma a la conciencia y vivenciarlo de nuevo supone una gran catarsis emocional conocida como abreacción. Podríamos resumir el proceso terapéutico psicodramático desde una lectura de escenas como: extroyección del sistema escena oculto patógeno – intervención técnica‐ catarsis‐ reintroyección de la escena reestructurada. La reestructuración total en un solo acto terapéutico es rara, lo habitual es que sea necesaria más información a través de sucesivas intervenciones terapéuticas. En la siguiente dramatización el sujeto traerá una escena que de modo inevitable, sea evidente o no, incluye la modificación introducida por aquella primera dramatización. La catarsis es la sensación o vivencia o salud que el paciente experimenta tras una intervención terapéutica exitosa. Se alcanza cuando el paciente ha logrado conquistar los sentimientos de alivio, relajación, libertad, equilibrio e integración en la realidad y en el grupo por medio de una comprensión de su situación real. Pero también puede ser desconcierto, ya que no necesariamente percibe el proceso y comprende las consecuencias del cambio ocurrido porque en muchas ocasiones, este cambio sigue perteneciendo a lo oculto o inconsciente, sin merma por ello de sus efectos profundos estructurales. 1 Impronta – escuela de psicodrama y humanidades La catarsis es un sistema de destrucción y reconstrucción en el que los elementos que conforman el sistema escena se modifican, cambian de posición, se pierden unos y se integran otros, de ahí viene el vocablo catarsis de integración. El sistema en tratamiento pasa de estar constituido como un universo cerrado en el que no tiene lugar la espontaneidad, a un universo abierto flexible y adaptativo con espontaneidad. Según Moreno, la catarsis no es algo que se produce unilateralmente, ya que resulta de la interacción entre los miembros del grupo; resulta de las acciones espontáneas de uno o varios miembros del grupo, incluido el terapeuta, se trata de una catarsis del sistema terapéutico, la creación conjunta de una nueva narrativa. A la catarsis se llega, en la mayoría de los casos, a través de un adecuado caldeamiento. Es en la catarsis de integración donde ubicamos el acto creador por excelencia, el cual producirá una transformación tanto en el protagonista como en el grupo. Cambio, transformación que afecta al yo del protagonista, ya que le permite incorporar a los roles desplegados en el escenario algún aspecto nuevo, oscurecido o que no había sido desarrollado; pero que también afecta y transforma al grupo el cual se ve afectado por este cambio gracias a la interrelación vincular que configura la matriz psicodramática. La catarsis de integración implica un acto de comprensión que habilita una transformación. A tal punto que Moreno la piensa como una suerte de nuevo nacimiento. La catarsis de integración permite la liberación de roles anclados a estampaciones inadecuadas, facilitando un salto a la asunción de nuevas conductas. Esto implica poder completar aspectos irresueltos en el modo de ser, que están caracterizados por tipos de ordenamientos vinculares que fueron inadecuados en el origen. Entonces un acto catártico es fundante (creador) por que, mediante el mismo, cada protagonista se instituye en otro modo de vincularse. E implica una integración porque el protagonista logra incluir aspectos nuevos que habilitan a una reestructuración dinámica y un enriquecimiento de su repertorio vincular a través de nuevas percepciones y modalidades. Toda catarsis de integración comprende tres momentos que integran lo que podemos denominar una operación de "comprensión". Estos tres momentos son: 1) Momento intelectual o simbólico. 2) Momento emocional o catártico propiamente dicho. 3) Momento de ver nuevos valores o fundante. En el primer momento los roles y vínculos conflictivos son vistos bajo una nueva luz. Lo que hasta ese momento funcionaban oscuramente adquiere un sentido diferente permitiendo que las figuras comiencen a actuar de otra manera, transformándose en "símbolos resolutivos". El segundo momento o "momento emocional", está relacionado con el campo del sentir “la discriminación, ubicación y reactualización de los temples(estados de ánimo) afectivos de la escena mítica”. Es en este momento en el que el protagonista puede canalizar y observar la amplia gama de pasiones 2 Impronta – escuela de psicodrama y humanidades contrapuestas que comporta su rol. En el "momento axiológico" emerge en el protagonista un valor nuevo, que en su producción misma implicara el sostén de una nueva conducta y un nuevo modo de vincularse. Cabe destacar que los momentos que aquí aparecen expresados de forma diferencial y discriminada deben darse de manera coimplicante y concomitante para que la catarsis de integración sea tal. La catarsis de integración implica entonces un modo de reparación. Es decir aquel aspecto nuevo que aparece con la catarsis y que es integrado al yo del protagonista y viene a repara algo de la escena primaria. Donde no hubo, ahora hay. Esta es la magia del “como si” que habilita la matriz psicodramática: (el entorno concreto en el cual donde no hubo, ahora hay); una suerte de “second chance”(segunda oportunidad) Espontaneidad y creatividad para el Psicodrama En la visión Moreniana, los recursos innatos del hombre, son la espontaneidad, la creatividad y la sensibilidad. El niño trae consigo factores favorables a su desarrollo que no se acompañan de tendencias destructivas. Estas condiciones, favorecen la vida y la creación, sin embargo, pueden ser perturbadas por ambientes o sistemas sociales determinados. La espontaneidad o Factor E, deriva del latín sua sponte, desde adentro. Es la capacidad de responder adecuadamente a la situación, utilizada por primera vez, en el nacimiento. Por lo tanto, es “la capacidad de actuar de manera adecuada frente a situaciones nuevas, generando una respuesta inédita o renovadora, más aún, transformadora de situaciones preestablecidas”. El hombre nace espontáneo y deja de serlo, debido a factores adversos del medio ambiente. Los obstáculos al desarrollo de la espontaneidad se encuentran, tanto en el ambiente afectivo‐emocional, que el grupo humano más cercano establece con el niño, como en el sistema social en el que la familia se inserta. La coartación de la espontaneidad es una de las principales causas de disconformidad del individuo consigo mismo y con la sociedad, ya que, al restringir la capacidad creativa de las personas, éstas se transforman en un simple engranaje más de una máquina, sin posibilidades de participar plenamente en el devenir histórico de la sociedad. (Moreno. J.L, 1987). Ser espontáneo significa estar presente en las situaciones, configuradas por las relaciones afectivas y sociales, buscando transformar sus aspectos que no son satisfactorios. La creatividad es aquella disponibilidad del ser humano de realizar actos que produzcan transformaciones que se integran en la personalidad. Sin espontaneidad, no hay creatividad, ya que ésta, permite al potencial creativo actualizarse y manifestarse. La creatividad posibilita producir, a partir de algo que ya está dado, alguna cosa nueva. Cuando está afectada la espontaneidad, los roles del 3 Impronta – escuela de psicodrama y humanidades sujeto se vuelven rígidos o estereotipados y limitados. El compromiso de ese rol o conjuntos de roles ocasiona distorsiones profundas, tanto en la relación consigo mismo, como en la percepción y comunicación con el otro, y esto limita la armonía de sus interacciones en el aquí y ahora, ya que estos roles “fantasmales” y fijos serán proyectados permanentemente por el sujeto, sobre las personas reales de su entorno. Estas fijaciones y anclajes llamados escenas traumáticas, son los que condicionan la conducta humana irresuelta y la caracterizan como carente de libertad, espontaneidad y creatividad.(Menegazzo. C. M, 1981) Todo está en las manos del director a la hora de enfrentarse con una persona que no puede dar un paso adelante y protagonizar sus escenas. Moreno da una lista bastante rica de técnicas para trabajar con la resistencia. Bases filosóficas del psicodrama Matriz: cada acto se origina en un entorno concreto (matriz) y ocurre en un lugar concreto (locus) y tiene un desarrollo temporal, sin embargo sólo podemos percibir nuestra existencia desde ese momento y ese lugar, es decir, todo ocurre en el aquí y ahora. Este concepto filosófico es clave en la obra de Moreno: “todo instante vivido es un entrecruzamiento entre nuestra historia y la acción presente, que son inseparables.” En el escenario, cada integrante desde su rol, ya sea protagónico, de yo auxiliar o ubicado en la caja de resonancia como observador, va participando del proceso. El escenario psicodramático es el locus donde ocurre la acción dramática, en un proceso común de transformación individual y grupal. En el contexto psicodramático, se desemboca la comprensión de aquellas imágenes y figuras desconocidas, que a través del trabajo común, se irán transformando en imágenes conocidas, las cuales hasta entonces impregnadas de afectos todavía oscuros, se irán iluminando y podrán ser reinsertadas en la estructura de la comunicación. Es la propuesta de una nueva matriz de comprensión, enmarcada en la conciencia lógica. El trabajo psicodramático, va permitiendo constantes clarificaciones que se movilizan desde el nivel de lo imaginario, al nivel de lo real, para acceder finalmente al nivel simbólico, que reilumina la propia realidad. La escena psicodramática entonces, tiene como objeto descubrir, descorrer el velo que cubre aquello que ha sido oscurecido, en algún momento, en el transcurso de la vida. En la dramatización, se tejerán múltiples vínculos y relaciones que darán al protagonista los elementos necesarios para encontrar su rol en conflicto, cuya acción creativa, se encuentra imposibilitada por no haber encontrado la vinculación exacta de los elementos que permitirían su expresión (Menegazzo. y cols, 1982). Por lo tanto, el psicodrama es una propuesta de reelaboración y reestructuración de roles en el campo de la acción dramática, para lo cual debe existir un espacio‐tiempo que constituya un lugar grupal continente. “El surgimiento de esta nueva matriz, la psicodramática, permitirá el despliegue, en el escenario, de todos los roles del 4 Impronta – escuela de psicodrama y humanidades protagonista. La escena brindará la posibilidad de estructurar una zona donde un rol, caldeado de manera particular, pueda ponerse en acción, jugarse. Cada situación del aquí y ahora grupal movilizará en cada uno de los miembros momentos, espacio‐ tiempo, perteneciente a matrices anteriores que se expresará en el intercambio grupal. La esencia del psicodrama es ofrecer metodológicamente al protagonista una nueva matriz que posibilite la resolución de escenas conflictivas. Locus o escena nuclear conflictiva: los psicodramatistas definen la escena nuclear conflictiva, como la figura dramática que se produce en el trabajo psicodramático, cuando se sigue el hilo conductor de un rol inadecuado o irresuelto del protagonista y se patentiza en el escenario, un momento, un espacio, una acción que configuran una escena interaccional. Esta escena es el correlato de la situación original en la que se estampó un rol determinado, por primera vez (Menegazzo y cols, 1982). Por lo tanto, esta figura dramática es la repetición de una escena traumática del pasado del protagonista, donde aconteció el locus nascendi y el status nascendi de ese rol. A partir de la emergencia traumática, el rol continuó fijado de una determinada manera irresuelta, al modo de su estampación, sin posibilidades de transformarse. A estas escenas, se les llama “nucleares o nodales, para subrayar que son figuras dramáticas que nos patentizan la matriz que antaño condicionó esa tendencia al enquistamiento en los modos de ser de un rol o conjunto de roles. Precisamente por esto, nos ofrecen ahora ese mismo nudo en la reedición dramática, para que intentemos desanudarlo. Las denominamos además, conflictivas para enfatizar que en ellas se nos vuelve a ofrecer la unidad de opuestos que permaneció irresuelta en aquella matriz, por lo que esos roles, que de ellas emergieron, se estamparon en un acto de negación o de represión. Por otra parte, las escenas nucleares conflictivas, en ocasiones, corresponden a escenas que sólo ocurrieron en la realidad subjetiva del sujeto. Para el protagonista esto es absolutamente original y veraz y de ese modo debe ser tratada, hasta que el mismo sujeto la reestructure mediante su comprensión y sus nuevas percepciones. El terapeuta debe respetar esa realidad cargada de subjetividad y encararla como la “verdad” del protagonista. Por último, una escena nuclear conflictiva, no sólo puede remitirnos a un suceso del pasado arcaico del protagonista, apuntar a roles estampados en la matriz de identidad o en la matriz familiar, sino que también puede apuntar a una situación conflictiva irresuelta que aconteció en el pasado mediato o inmediato de un protagonista en plena matriz social. El locus es un referencial, ya que su conocimiento sirve como orientador diagnóstico. Para el psicodrama, las relaciones humanas no están comprendidas desde un yo que se relaciona con otro, sino desde el encuentro entre dos o más personas que se experimentan en el amor o en el enfrentamiento. 5