En Blanco II_arte

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En Blanco II
Isabel Oliver
La Expresión del Tiempo en el Arte
Isabel Oliver
Sección 1
Sección 2
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Platón. Timeo. 37 d
Newton, Isaac. Los principios matemáticos de la filosofía
natural. 1687. Aquí en Editora Nacional. Madrid 1982.
Durante años, me ha seducido la idea de expresar el transcurrir del tiempo en un medio estático, en
ocasiones, he utilizado imágenes que fuesen lo suficientemente explícitas en una sola obra y, en otras,
el recurso utilizado ha sido el de desarrollar una misma idea presentándola como una serie de diferentes
obras o sucesos temporales.
Hasta ahora, las técnicas utilizadas para las representaciones han sido las convencionales en una
obra actual en la que, las técnicas mixtas y los materiales experimentales utilizados están al servicio
de la expresión.
Aunque el punto de partida sigue siendo mi interés por los modos de representación del tiempo en el
arte, mi investigación se centró, en un determinado momento, en la utilización de un material que me
permitiera introducir elementos cotidianos actuales y arcaicos en un mismo soporte para evidenciar
el transcurrir temporal. Para ello, el hormigón ha sido el aliado necesario e imprescindible en la
elaboración de estas obras. El hormigón posibilitaba no solo la inclusión de objetos sino también la
de insertar huellas tanto en hueco como en relieve. Este último aspecto, el del relieve, fue un hallazgo
casual fruto de la manipulación con el material al tratar de eliminar el cemento para dejar al descubierto
la mayor cantidad posible de árido.
Pero, antes de continuar, es necesario aclarar algunos conceptos básicos, especialmente los relacionados
con el tiempo, ya que el modo en que éste es aprehendido en cada periodo histórico guarda una
estrecha relación con el modo en que los artistas han elaborado representaciones visuales válidas de
un elemento que, de por sí, es ajeno a toda percepción, hasta el extremo en que se ha podido llegar
a poner en duda su existencia como entidad real.
Planta de Ingreso. Entreplanta
Planta de Laboratorios. Planta Alta
A lo largo de la historia, los filósofos han ido profundizando en el significado de estos conceptos,
adaptándolos al marco teórico de cada periodo. Simultáneamente, la física ha ampliado el ámbito de
referencia conceptual en su continua búsqueda de una teoría unificada que comprendiese la totalidad
de los fenómenos experimentados, tanto a nivel macro como microcósmico.
Una de las primeras cuestiones planteadas al analizar el concepto de tiempo se refiere a la posibilidad
–necesidad para algunos– de la existencia de un marco de referencia universal e infinito.
Y por último, cabe hablar de la construcción precisa, grandes luces en pórticos realizados con vigas
pared de hormigón armado de 1,50 de altura en el nivel inferior y 3,00 m en el superior.
Materiales básicos: Hormigón con tratamiento de siliconato y óxido de hierro posterior al fraguado y
vidrio. Materiales que se encuentran sin apenas tocarse, que se complementan y través de los cuales
la arquitectura se compromete con la técnica, con un compromiso que es a su vez, como lo entendía
Le Corbusier, artístico y social.
En definitiva este estuche negro se convierte en un instrumento de precisión con estrecha vinculación
a su contenido científico y, a su vez, en una referencia urbana de una fuerza plástica de primer orden.
Fuerza que radica en la coherencia y maestría con la que resuelve el problema arquitectónico y
constituye un importante hito en la arquitectura contemporánea granadina.
En este concepto se centró Platón, para quien el tiempo absoluto, la Idea de tiempo es la eternidad
alcóv 1. Y el tiempo observado es sólo una concreción de esa idea ya que para él “el tiempo es la
imagen móvil de la eternidad”
También debe incluirse en esta misma concepción otras formas de entender el tiempo como una
realidad absoluta, como la elaborada por Isaac Newton, que aunque admitía la posibilidad de la
existencia de tiempos diferentes para cada observador particular de un fenómeno físico, necesitaba
referenciar todas las observaciones a un patrón único y universal, y por lo tanto infinito. Para Newton2:
“El tiempo absoluto, verdadero y matemático, por sí mismo y por su propia naturaleza, fluye uniformemente
sin relación con nada externo, y se le llama asimismo duración......
El tiempo relativo, aparente y común, es una medida sensible y externa...de la duración por medio del
movimiento, que es comúnmente usada en vez del tiempo verdadero”.
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Para los platónicos y para los absolutistas, el tiempo es una realidad en sí mismo, que sólo se manifiesta
También debería incluirse dentro de este capítulo las teorías sobre el tiempo de Kant pues todas las
como medida parcial al concretarse en cada caso particular.
operaciones realizadas por el sujeto cognoscente se realizan en el tiempo. La temporalidad es en Kant
el fundamento de la objetividad.
La segunda concepción del tiempo aparece al relacionarlo con otro concepto: el movimiento.
En esta concepción vivencial, el tiempo se divide en pasado, presente y futuro, pero también en antes
Ya Aristóteles planteó esta cuestión al observar que el movimiento y el tiempo se perciben juntos, tanto si
y después. En el primer caso se trata de un tiempo subjetivo mientras en el segundo adquiere rasgos
se puede ver como si se está en plena oscuridad, pues basta con el movimiento de la mente para darse
de mayor objetividad sin perder un carácter relativo.
cuenta de que el tiempo pasa. Por lo tanto, el tiempo tiene que ser movimiento o algo relacionado con él.
De modo que si el movimiento es una sucesión temporal éste contiene los conceptos ahora, antes y
Sintetizando al máximo, aún corriendo el riesgo de simplificar excesivamente, el tiempo puede
después y, éstos dos últimos, pueden ser medidos. Por lo tanto, el tiempo pude ser definido como3:
entenderse de cuatro modos:
“el número (la medida) del movimiento según el antes y el después (lo anterior y lo posterior)”.
• Como una realidad en sí misma, independiente de las cosas: concepción apoyada,
desde distintos enfoques, por Platón y sus seguidores, y por Newton.
De modo que el tiempo sólo puede ser medido numéricamente: medimos el tiempo por el movimiento,
pero también el movimiento por el tiempo. Se encuentran tan estrechamente relacionados que, en
• Como una propiedad de las cosas; su duración, cambio y movimiento, que se apoya
rigor, son interdefinibles. Esta concepción aristotélica del tiempo es la que ha ejercido más influencia
en las concepciones de Plotino y San Agustín.
en la mayoría de filósofos posteriores. Especialmente, los estoicos profundizaron en este concepto
• Como una manifestación de la historia; el antes y el después. Aristóteles y Leibniz son
e introdujeron la noción de intervalo y velocidad. Afirmaron, además, como parte de su teoría atomista
los apoyos filosóficos de esta tendencia
del universo, que el tiempo está formado por partículas temporales indivisibles.
• Como parte integrante de la vivencia personal: presente, pasado y futuro. Cuya base
Leibniz viene a sumarse a estas teorías relacionistas del tiempo al afirmar que el tiempo es “el orden
de existencia de las cosas que no son simultáneas. Así, el tiempo es el orden universal de los cambios
Isabel Oliver. Arqueología del presente. Hormigones.
20 X 60 cm.
cuando no tenemos en cuenta las clases particulares de cambio”
La física moderna, a través de la teoría de la relatividad, especial y general, ha realizado una síntesis
Lessing por su parte, llega a la conclusión de que una división entre artes temporales y espaciales es
de ambas posturas, al mismo tiempo que cambiaba radicalmente su significado, al vincular
un criterio clasificatorio que ha servido para crear diferentes tipologías, pero ya alerta que este criterio
indisolublemente el tiempo con el espacio, considerando aquel como la cuarta dimensión de un universo
no es el único posible. Por lo que a mi respecta estoy totalmente de acuerdo con Lessing, y ello me
tetradimensional. El tiempo existe, pues, como una dimensión del universo, y con ello deja de ser una
induce a buscar nuevos modos o criterios para demostrar que, si bien la obra de arte es estática por
relación “numerante” para convertirse en una parte del marco en el que se relacionan los sucesos,
naturaleza y requiere de un medio espacial para hacerse visible, su capacidad de albergar y expresar
pero simultáneamente pierde cualquier valor absoluto al no distinguirse en el universo ninguna posición
relevante de los ejes de coordenadas dimensionales, de modo que cualquier suceso tiene su propio
tiempo que, con ello, siempre es relativo.
filosófica mas notable se encuentra en Kant.
A cada una de estas formas de concebir el tiempo corresponden diferentes formas de interpretación artística.
información es inmensa, incluida la posibilidad de expresión del tiempo. Así como la literatura puede
Isabel Oliver. Arqueología del presente. Hormigón.
1991-93. Hormigón y collage. 20 X 20 cm.
hablar del espacio, también la obra de arte puede hacer ver el tiempo. Y esto constituye, a mi juicio,
uno de sus más audaces e interesantes desafíos.
La tercera concepción del tiempo considera a éste como época y como historia. El tiempo tiene aquí
un carácter vivencial y está estrechamente vinculado al individuo, o al alma.
Una de las primeras manifestaciones de esta teoría ya se intuye en Platón, pero se concreta mejor en
El Tiempo Considerado como Parte Integrante de la Vivencia Personal: presente, pasado y futuro
el neoplatónico Plotino quien partiendo de la formulación de Aristóteles sobre la realidad “numerante”
Quizá sea este apartado el que más complejidad puede ofrecer tanto a la hora de analizar una obra
del tiempo y sobre la idea de tiempo de Platón, concluye que el tiempo es “prolongación sucesiva de
como de tomar consciencia cuando se ejecuta que el factor tiempo juega un importante papel, pues
la vida del alma”.
su huella está implícita en la obra realizada. Bollnow 4 nos introduce en el desarrollo histórico del
Una de las formulaciones más completas de esta concepción del tiempo la encontramos en San
problema temporal en su vertiente vivencial cuando dice:
Agustín, con quien nos adentramos en la concepción cristiana o teológico-filosófica del tiempo, que
El carácter temporal de la existencia humana ha ocupado la filosofía de los últimos decenios tan
lo analiza de dos modos: el tiempo como momento de la creación y el tiempo como realidad. Sus
extraordinariamente que se le puede calificar, sin más, de problema fundamental de la filosofía actual.
reflexiones le inducen al análisis de los conceptos del pasado, presente y futuro como manifestaciones
Bergson fue seguramente el primero en formular, de modo categórico, este problema como el de la durée
temporales externas: si el pasado es un fue que ya no es; si el presente no se puede detener, porque
del tiempo concreto, experimentado, a diferencia del tiempo objetivo, susceptible de ser medido por un
si ello fuera posible no seria tiempo; y si el futuro es un será que todavía no es, entonces el tiempo
reloj. Poco después, Simmel lo transmitió a Alemania. Seguidamente, en el curso de su ontología existencial,
parece no tener dimensión puesto que no hay un presente, no hay todavía un futuro y el pasado no
Heidegger colocó resueltamente la interrogación acerca de la temporalidad de la existencia humana en el
existe. Sin embargo, las dificultades conceptuales desaparecen cuando asocia el tiempo al alma.
centro de su actividad filosófica y con ello hizo ver la cuestión en todo su alcance. Por su parte Sartre y
Merleau-Ponty asimilaron y difundieron estas ideas en Francia. Y además, partiendo de estas iniciativas,
Para San Agustín el alma es la verdadera medida del tiempo. El pasado es lo que se recuerda, es un
el mismo problema se ha mostrado también extraordinariamente fecundo en las ciencias particulares y ha
largo recuerdo del tiempo que pasó, la memoria de lo pasado que permanece en nuestro espíritu; el
presente es la atención, pues las cosas suceden en un instante; y el futuro es una espera, una larga
espera del tiempo futuro.
4
3
Aristóteles. Physica. IV,II,220 a.
Bollnow, Otto F. Hombre y espacio. Ed. Labor.
Barcelona 1969. Pág. 21
provocado, tanto en la psicología y en la psicopatología como en las ciencias literarias y en las demás
disciplinas del espíritu, una discusión muy amplia y rica en interrogantes y resultados nuevos.
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Los seres humanos son conscientes del acontecer temporal, están inmersos tanto en su pasado
(recuerdos) como en su presente (instante) así como en nociones de futuro inmediato o lejano y,
finalmente finito. El artista transfiere estas nociones de tiempo en sus obras que pueden reflejar
vivencias anteriores o incluso inconscientes.
Las posibilidades combinatorias temporales serían múltiples dándose en muchos casos la simultaneidad
de tiempos diferentes representados en la misma obra, así como la simultaneidad del tiempo cronológico,
tiempo histórico y tiempo vivencial.
La idea de jugar con conceptos temporales, simultaneando tiempos opuestos, creando situaciones en
las que interviene el tiempo presente del espectador como observador del futuro ha centrado gran
parte de mi obra y también ha servido de hilo conductor en la elaboración de imágenes necesarias
para crear las condiciones, podriamos decir que ambientales, que hiciesen creíble el discurso. Por
ello, una obra conduce a la siguiente a modo de discurso narrativo.
La representación del pasado y el presente en un mismo espacio queda reflejado en objetos de
hormigón que, de modo simultáneo, contienen fósiles de tiempos remotos y objetos de uso cotidiano
tratados como fósiles del pasado; pinceladas aisladas fosilizadas que pudieron pertenecer a una
pintura o huellas de pinceles junto a fósiles vegetales o elementos informáticos junto a amonites lo
que sitúa al espectador como contemplador de un tiempo futuro
En el desarrollo de éstos conceptos la búsqueda del material idóneo que me permitiera introducir
objetos, elegir diferentes tamaños de árido para conseguir la estética buscada, fosilizar imágenes e
imprimir huellas antes de fraguar, la he encontrado en el hormigón. Nos encontramos pues, ante un
material muy ductil que puede ser utilizado en diferentes campos profesionales.
Franco Monti
Franco Monti, escultor (Milán, 1931)
Obras enteramente realizadas en hormigón con cemento blanco
(Cemex BL II/B-LL 42,5 R) y pigmentos de color
A inicio de los años ochenta, después de una larga actividad de búsqueda como etnólogo en el campo
de las artes primarias extraeuropeas, volví a la escultura. Como ya había trabajado anteriormente con
varios materiales, decidí hacer uso del hormigón para realizar mis obras. Muy pronto tras empezar, me
di cuenta que la escultura debía tener color. De hecho me parecía imposible ignorar que en el pasado
la mayoría de las culturas de todo el mundo habían utilizado el color en la escultura, y que esta tradición
aún existía en varias culturas extraeuropeas hasta épocas recientes.
Se puede de tal modo decir que la presencia del color es lo que caracteriza mi obra en las
representaciones formales. Esta peculiaridad conlleva la necesidad de emplear el cemento blanco,
que además de ser de mayor dureza, permite matizar los colores según la intención del artista.
La experiencia que he podido adquirir (más de veinte años) me ha enseñado a dosificar correctamente
los elementos inertes con pigmentos y cemento para obtener un aspecto final de la obra que difícilmente
se puede identificar con el hormigón. Me he acostumbrado entonces a las preguntas que a menudo
me hacen sobre la naturaleza del material usado. El hecho de que el objeto se parezca a otra cosa de
la que en realidad es, otorga a la obra una suya autonomía y una cierta dosis de ambigüedad, se diría
casi una identidad insospechable, lo cual en arte puede resultar positivo.
Sin embargo, la forma es para mi la calidad indispensable que tiene que amoldarse a la imagen que
el artista ha pensado. Y para obtener en hormigón la forma ideada se necesita construir un encofrado
que se aproxime lo más posible a lo que será la imagen definitiva de la obra. Quiere decir que no
prepararé un encofrado de forma cúbica para obtener una forma piramidal, y tampoco uno de forma
cilíndrica para una estela de base triangular.
Lo que saldrá del encofrado será un bloque de hormigón con las dimensiones que habré determinado
en mi dibujo técnico, indispensable para el cálculo de la cantidad de material a emplear. Sobre este
bloque tendré que intervenir con los utensilios necesarios para conseguir por medio de un proceso de
sustracción la forma que constituye la obra acabada. El hormigón se trabaja así como si fuera un
bloque de granito u otra piedra, con escoplo y martillo, disco rasante, punzón, etc.
El color quedará siempre presente, siendo una componente integrante el amalgama che ha producido
el hormigón, y a pesar del trabajo de sustracción realizado para obtener la forma final.
El hormigón es un material áspero pero dúctil cuando es convenientemente tratado y estéticamente
puede proporcionar una increíble variedad de resultados. Puede ser pulido como un mármol cuando
es lijado, áspero como un tufo volcánico o enseñar la aspereza del amasijo natural donde la parte
inerte –grava y arena– aflora y se manifiesta con una secuencia de protuberancias y pequeñas
depresiones. La manera en la cual el material ha sido trabajado deja descubrir las trazas del utensilio
empleado– sea ya escoplo, troqueladora, u otro.
Dependerá del autor el dejar o eliminar estas trazas, o al contrario evidenciarlas para hacer de ello un
signo personificador.
De hecho, en una obra de hormigón la intervención humana puede obtener un notable protagonismo
gracias a la creación de contrastes y cuando se modula la percepción táctil: en definitiva se trata de
elementos esenciales en aquel juego complejo que llamamos “arte”.
Los cortes, los surcos, la repentina presencia de golpes marcados en la superficie configuran las
huellas que relatan, como sobre la piel de un ser vivo, aquellos momentos existenciales que hacen de
cada uno de nosotros un ser “único”, dotado de memoria.
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