La designación de peritos en un juicio, es un derecho que la ley conce

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356334. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo LVIII, Pág. 1786.
PERITOS, DESIGNACION DE LOS ( LEGISLACION DE QUERETARO). La designación
de peritos en un juicio, es un derecho que la ley concede a las partes, el cual pueden, o no
ejercitar, y aunque la ley previene que cuando no lo ejerciten, el Juez en su rebeldía,
designará el perito que le corresponde a la parte omisa, esto sólo significa una garantía más
para aquel derecho que la ley no quiere dejar a merced de la contraparte; pero de ninguna
manera que la parte omisa tenga obligación de nombrar su perito, y menos que hayan de ser
forzosamente dos peritos los que deban de dictaminar y que, de no ser éstos, aun ya
designados y admitidos como tales, haya lugar a interpretar que la parte no omisa en la
designación del suyo, se considere agraviada por ello, aun cuando también se haya designado
al perito tercero en caso de discordia, ya que la ley autoriza al Juez y no lo obliga a aceptar
precisamente el dictamen de éste, sino que puede elegir el que estime más justo de los
rendidos. En estas condiciones es claro que deben de dictaminar tanto el perito de la parte que
hizo la designación, como el nombrado por el Juez en rebeldía de la otra parte y en su caso, el
perito tercero; pero cuando hay una manifestación expresa de renuncia al derecho de designar
el perito, que es a lo que equivale la manifestación de adherirse al nombramiento hecho por el
colitigante y la petición de que se tengan por no existentes las designaciones de peritos que se
hubieren hecho, es indudable que se opera el caso previsto por el artículo 465 del Código de
Procedimientos Civiles de Querétaro, en cualquier momento en que esa manifestación se
haga, y aun después de presentado el dictamen del perito de la contraparte, pues este precepto
no exige que el acuerdo sea de presencia, esto es, manifestado simultáneamente por las partes
y habida entre ellas en una convención previa a esa manifestación, pues basta que una de las
partes exprese su conformidad con la designación hecha por la otra y hasta con el dictamen
que su perito haya presentado, para que se pueda tener por renunciado el derecho de la parte
conforme, a objetar dicho dictamen, o a oponer otro, sin que la otra parte tenga derecho a
exigir que el perito de su contraria primeramente designado, o el que el Juez hubiere
nombrado en su rebeldía, dictaminen, pues esto sería tanto como obligar a su contraparte, a
utilizar servicios periciales que no desea que le presten, y a pagarlos, ya que son de su cargo
los honorarios de esos peritos. Además, el acuerdo que exige la ley, no es precisamente el de
las partes con la persona del perito, en atención a las capacidades de éste o a su
honorabilidad, sino en atención a que tenga título en la ciencia o arte a que correspondan los
puntos sobre los que ha de recaer el dictamen, ya que aquellas circunstancias son de mera
apreciación individual de las partes, y en todo caso, afectan la responsabilidad que los peritos
contraen y puede hacerse efectiva por quien se considere defraudado.
Amparo civil en revisión 729/38. Velasco viuda de Magallón María. 11 de noviembre de
1938. Unanimidad de cuatro votos. El Ministro Abenamar Eboli Paniagua no intervino en la
discusión y votación de este asunto por las razones que constan en el acta del día. La
publicación no menciona el nombre del ponente.
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