La conexión francesa: Francisco I. Madero y José Yves

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Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
Coordinación de Investigación y Posgrado del Instituto de
AVANCES
Cuaderno de Trabajo
La conexión francesa: Francisco I. Madero y José
Yves Limantour frente a la caída del antiguo régimen
Pedro Vidal Siller Vázquez
Núm. 201
Diciembre
2008
Comité Editorial de Avances
Dra. Martha Patricia Barraza de Anda
Dra. Consuelo Pequeño Rodríguez
Dra. Alba Yadira Corral Avitia
Mtra. Carmen Gabriela Lara Godina
Mtro. Gerardo Sandoval Montes
Dra. Magali Velasco Vargas
Dr. Ricardo Almeida Uranga
Dra. Sonia Bass Zavala
Mtra. Carmen Álvarez González
Mtra. Ma. Elena Vidaña Gaytán
Mtro. Oscar Dena Romero
Mtra. Katya Butrón Yáñez
Directorio
Jorge Mario Quintana Silveyra
Rector
David Ramírez Perea
Secretario General
Martha Patricia Barraza de Anda
Coordinadora General de Investigación y Posgrado
Francisco Javier Sánchez Carlos
Director del Instituto de Ciencias Sociales
y Administración
Consuelo Pequeño Rodríguez
Coordinadora de Investigación y Posgrado del ICSA
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
Instituto de Ciencias Sociales y Administración
H. Colegio Militar # 3775
Zona Chamizal
C.P. 32310
Ciudad Juárez, Chihuahua, México
Tels. 688-38-56 y 688-38-57
Fax: 688-38-57
Correo: [email protected]
[email protected]
Avances
La conexión francesa: Francisco I. Madero y José
Yves Limantour frente a la caída del antiguo régimen
Introducción
A menos de un mes de que Porfirio Díaz había abandonado el país, en medio de
acusaciones públicas sobre la responsabilidad de la caída del dictador y el
desmoronamiento del “viejo régimen”, en el periódico capitalino El Diario del Hogar se
señaló que el principal causante de la masacre de Río Blanco cuatro años antes, había
sido el secretario de Hacienda porfirista, José Yves Limantour. Uno de los personajes
que afirmaban esto era quien en aquel momento fungía como gobernador de Veracruz:
Teodoro A. Dehesa.
Era evidente que en boca de un importante ex funcionario del régimen porfirista, esta
acusación tomaba serios tintes; así pues, don José de inmediato escribió a don Teodoro
“con la esperanza de que me ayudará usted a restablecer la verdad” que se retractara o
aclarara la nota en cuestión.
Lo que siguió fue un intercambio de 19 cartas hacia uno y otro, además de un par de
ellas enviadas al propio Porfirio Díaz, para darle cuenta de un debate que subió de tono
en cada una y terminó por revelar acusaciones sobre Limantour, los últimos días de don
Porfirio en México y sobre todo, la complicidad de aquel con los Madero para derrocar al
dictador. Ninguno esperaba que las cosas llegaran a tanto, pero se hizo. Incluso se
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recabó el testimonio de personajes como Huerta para refrendar, por parte de Dehesa, las
acusaciones de traición hechas a Limantour.
Por alguna razón que permanece en el misterio, la colección epistolar original debieron
estar en posesión del periodista veracruzano muy cercano a Dehesa, Francisco de P.
Sentíes, y copias mecanografiadas de ellas se encuentran actualmente en el archivo del
general Heriberto Jara, de donde las tomamos.1 La lectura de ellas nos reveló la
intensidad de las luchas políticas en el seno de la plutocracia porfirista y la importancia
de las negociaciones Díaz-Limantour-Madero en los momentos en los que se libraban
importantes batallas militares. Así que la importancia de lo que alguien llamó “la querella
de las elites” es algo que nos pareció importante revisar.
Porfirio Díaz recibió en París una carta enviada desde México por Teodoro Dehesa,
fechada el 20 de noviembre, es decir, un año después de la declaración de insurgencia
de Madero. En ella le cuenta la polémica que sostiene con Limantour y que para
entonces iba así: Limantour impuso a Corral como vicepresidente para asegurar la
continuidad de su gestión en caso de fallecimiento del dictador, pero como el personaje
era de lo más impopular, desencadenó una fractura entre la clase política porfirista,
además de que influyó sobre la renuncia de Díaz para tratar de mantenerse en el
gabinete maderista. La carta se le había hecho llegar al ex Presidente seguramente
solicitando, sin decirlo, un aval sobre las acusaciones que le hacía a su ex Secretario de
Hacienda, pero la respuesta de Díaz es impecable: se limita a agradecer la carta y envía
saludos a la familia Dehesa. Nada más.
1
Archivo del general Heriberto Jara UNAM-CESU, caja 8, exp. 248.
2
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Dehesa continuó respondiendo a Limantour y éste a su acusador; para hacer todavía
más creíble su argumento, le pidió al periodista Sentíes que se comunicara con el
general Victoriano Huerta y le refrendara lo que éste alguna vez le había confesado
sobre la actitud vacilante de Limantour para defender al régimen e incluso, su sospecha
de que ya había pactado con los Madero al utilizar su influencia para que el viejo dictador
renunciara. Hasta aquí lo que se encuentra en el archivo.
Como el desarrollo de las negociaciones es algo que a nuestro juicio había sido poco
tratado, consideramos importante revisar el material que existe, no solamente del archivo
mencionado, que fue algo que inició nuestra mirada al tema, sino agregarle otros
materiales que afortunadamente estaban al mismo tiempo en nuestras manos y así
ofrecer una panorámica más amplia, como un preludio a una próxima veta a tratar.
I. La rapidez de la caída
Sin duda que, en septiembre de 1910, durante la celebración de las fiestas del
Centenario de la Independencia, nadie podía ni siquiera imaginarse que los días del
régimen estaban contados, y contados por menos de un año. El 25 de junio de 1911,
Porfirio Díaz renunció a la Presidencia de la República después de más de 30 años en
ella.
Visto a distancia es posible advertir en los días previos a las celebraciones algunos
resquebrajamientos. Uno de ellos fue que en la entrevista que el periodista
norteamericano James Creelman
le hizo a Díaz publicada en 1908,
el viejo líder
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prometió abandonar el poder porque según él México ya estaba listo para la democracia.
Esto originó la formación de corrientes políticas que aunque no eran antiporfiristas,
aprovechaban la ocasión ofrecida por el dictador para pronunciarse por sus candidatos
políticos. El más popular era el general Bernardo Reyes, y sus seguidores se agruparon
en el Partido Democrático. El más desconocido era Francisco Ignacio Madero, que con
un pequeño grupo conformaron el Partido Antirreeleccionista.
Pero el candidato del dictador no era ni uno ni otro. Así que decidió reelegirse
nombrando como vicepresidente a don Ramón Corral, un íntimo colaborador de su hasta
entonces brillante secretario de Hacienda, José Yves Limantour. Quedaba claro para la
clase política que en el muy seguro caso de fallecimiento del dictador, que ya tenía 80
años, el responsable de la hacienda pública tendría en sus manos todo el poder político.
Y no estaban de acuerdo muchos de ellos, como el Gobernador de Veracruz y muchos
más.
Una vez resuelta la candidatura del Vicepresidente, Limantour salió a Europa entre otras
cosas, se dijo públicamente, por cuestiones de salud de su esposa y por otra parte a
gestionar un empréstito europeo. Pero la estancia de Limantour en París tenía también
otro motivo: unas platicas con los japoneses acerca de un tratado de cooperación que
incluía Bahía Magdalena, en la Baja California y que los norteamericanos veían con
recelo por la importancia militar del Japón.
En un relato publicado en 1918 por el ex espía alemán Horst Von der Goltz, menciona
que al estar en servicio en París en febrero de 1911:
4
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Mi gobierno –dice– tenía especial interés en este movimiento por parte de Japón…y
se sabía que por esos días el ministro mexicano de finanzas, José Yves Limantour,
llevaba a cabo negociaciones preliminares con representantes japoneses, con
intenciones de un posible tratado. Sabíamos que el protocolo de ese tratado ya se
había esbozado. Había algo que quería mi gobierno, una copia de ese protocolo. ¡y
eso fue lo que me ordenaron conseguir! La personalidad de Limantour es una de las
más interesantes en nuestros días. Brillante, incorruptible, sin duda el mexicano más
capaz de su generación. Durante 17 anos había estado íntimamente ligado al
dictador y por un buen tiempo había sido el segundo hombre en el poder. Su
presencia en París era altamente significativa. Había dejado México el 11 de julio de
1910, presumiblemente por la precaria salud de su esposa, al mismo tiempo que se
rumoreaba un fuerte distanciamiento con el presidente Díaz. Había pasado un
tiempo en Suiza, y después llegó a París para arreglar un préstamo de más de cien
millones de francos con banqueros ingleses, franceses y alemanes. Pero este
asunto se había arreglado en los primeros días de diciembre, y en vista de la
inestable situación en México, no había razón para prolongar su estancia en París,
excepto una, las negociaciones con Japón.2
El libro de Von der Goltz es la versión de un espía, como todo libro semejante, es
susceptible de un severo escrutinio. Pero los datos son contundentes, la información que
despliega, no solamente en este caso, sino en los demás que participó y especialmente
su posterior aventura en México al lado de Raúl Madero con las tropas villistas en la
toma de Ojinaga y muchos otros sucesos, son comprobables con documentos, fotos y
testimonios ¿por qué habría de mentir en el caso de Limantour? No hay una razón seria
2
Von der Goltz. My adventures…p. 89.
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para dudar, sin embargo, en la historiografía de la revolución este dato se considera
“poco creíble”, pero sigamos.
El “espía alemán” organizó con sus contactos en el bajo mundo francés, para que se
simulara un asalto al funcionario mexicano, después de que recibiera por parte de los
japoneses una última versión del protocolo, así que un día antes de su programado
regreso a México, cuando tenía consigo una copia de las minutas de las conversaciones,
fue asaltado por maleantes parisinos, quienes le quitaron algunas joyas, billetes y por
supuesto, los papeles respectivos. La mañana siguiente no hubo ningún reporte a la
policía y en los diarios parisinos se mencionó que Limantour retrasaba su viaje debido al
recrudecimiento de un mal en la garganta.
II. Recuerdos de Nueva York
Limantour, en el viaje de regreso a México pasó por Nueva York donde lo
entrevistaron funcionarios del Departamento de Estado, no se sabe lo que hablaron, pero
sin duda que fue acerca del levantamiento maderista que ya se extendía por todo el país
y quizá de los documentos extraviados por Limantour en París. Además, para entonces
advertía la evidente simpatía del presidente Taft para Francisco I. Madero. El Ministro de
Hacienda supo entonces que Díaz estaba irremisiblemente perdido, había desafiado a
Taft y las consecuencias eran evidentes pero ¿sabía Porfirio Díaz de los arreglos de
Limantour con los japoneses o fue una maniobra del Ministro?
Meses después en el Evening Sun de Nueva York apareció una nota en la que se
mencionaba la existencia de un tratado secreto entre México y Japón, concediendo a
6
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este último una estación carbonera para su flota y otros privilegios en la Bahía
Magdalena en Baja California, la noticia había sido proporcionada por el agregado militar
en Washington Herwarth von Bittenfeld.3
Como antiguo amigo de los Madero y ex apoderado legal de la familia, Limantour se
entrevistó varias veces en Nueva York con don Francisco Madero (padre); después lo
hizo incluso en compañía del doctor Francisco Vázquez Gómez, quien durante la
campana maderista había fungido como candidato a la vicepresidencia y en esos
momentos era el agente confidencial en Washington. En esas conversaciones se hizo
evidente la discrepancia entre la familia Madero y el doctor, pues éste se mostró
intransigente respecto a que la única salida era la renuncia de Díaz y propuso el
interinato de un personaje como el embajador de México en Estados Unidos: Francisco
León De la Barra; por su parte, los Madero insistían en que eran capaces de convencer
al menor de la familia de que desistiera de la lucha armada, si al menos renunciaba el
Vicepresidente
–la
personificación
de
la
herencia
del
poder
absoluto–
unos
gobernadores, substituyéndolos por aquellos que se distinguían por su maderismo; unos
cuantos ministros, y se convocaba a nuevas elecciones. Estuvieron de acuerdo con
Limantour en que León
la Barra sería un excelente presidente interino. ¿Quién lo
propuso primero, Vázquez Gómez, Limantour o la familia Madero? No se sabe.4
El rumor sobre la frágil paz pública en México se agravó por dos problemas más: uno de
ellos fue que el presidente Taft ordenó una impresionante movilización de 20 mil
3
Katz. Tke secret war…p. 99.
Bell, The political shame of Mexico. p. 55-57; Vázquez Gómez. Memorias políticas…p. 95-105;
Henderson. In the absence of Don Porfirio…en especial el capítulo “The New York negotiations and their
afthermath” pp. 33-39.
4
7
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soldados en la frontera incluyendo cuatro barcos destructores, es decir una cuarta parte
del Ejército Norteamericano, lo que aumentó las especulaciones sobre una intervención
militar, esto coincidentemente con las revelaciones del protocolo México-Japón; Enrique
Creel, secretario de Relaciones Exteriores pidió explicaciones al embajador mexicano en
Washington, Francisco León de la Barra, quien se entrevistó con el presidente Taft. La
respuesta norteamericana fue que el despliegue de tropas tenía el objetivo de producir
“un efecto moral conveniente” entre los aventureros que se encontraban entre los
rebeldes fronterizos, y después de elogios a Díaz dijo que lo que sucedía en México no le
podía ser indiferente tanto por ser vecinos como por las inversiones que habían en el
país. Prometió que las tropas y los barcos regresarían pronto a sus lugares de
residencia, pero como afirma una historiadora: “los resultados de este asunto no fueron
nada favorables para el gobierno de Díaz, pues se le empezó a culpar de propiciar una
posible intervención
en nuestro país. La política aparentemente neutral de Estados
Unidos en relación con los dos bandos combatientes, en realidad fortaleció al movimiento
de Madero”. El periódico Mexican Herald, extremadamente influyente en la comunidad
norteamericana de negocios se refirió al hecho como algo derivado de la alarmante
situación en la frontera mexicana. 5
La otra cuestión fue que el ex presidente Roosevelt visitó El Paso el 15 de marzo, por lo
que muchos sospecharon que se trataba de un sondeo de los políticos norteamericanos
sobre la gravedad de la situación en la frontera. Si el temor de la intervención
5
Taft escribió el 12 de marzo que la movilización de tropas se debió a los alarmantes informes del
embajador norteamericano Lane Wilson de que la caída de Díaz era inminente. Hanrahan, p. 225; sobre el
informe de León de la Barra a Creel en Altamirano Cozzi, Pedro Lascurain…p. 47; “Troops on mexican
border” Mexican Herald, 8 de marzo 1911, p. 1.
8
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norteamericana era infundado o no, es irrelevante, lo que importa es el efecto que
produjo ese temor.
III. El regreso del financiero
Limantour abandonó sorpresivamente Nueva York el 15 de marzo y el 19 llegó a
la ciudad de México. Este mismo día, desde El Paso, Federico González Garza le envió
una carta a Francisco I. Madero que se encontraba –después de su derrota militar en
Casas Grandes– en San Buenaventura rumbo al sur, a la Hacienda de Bustillos, donde
le transcribe las noticias de su padre y de Gustavo respecto a los resultados de las
conferencias en Nueva York con Limantour: “estoy convencido de que de buena fe
quieren tratar, pero desean salvar el amor propio y por eso desean hacer aparecer como
espontáneas las concesiones que se les piden. En el mensaje presidencial del primero
de abril hará las iniciativas correspondientes o la mayor parte de ellas… lo que sí creo
será un hecho es la renuncia de Corral y el nombramiento de Limantour como secretario
de Relaciones Exteriores para que sea el vicepresidente y convoque a elección al
retirarse Díaz, que supongo no dilatará mucho.”6
Lo cierto es que a partir del regreso de Limantour a México se convirtió de hecho en un
jefe de gobierno,
convencido además del cada vez
menos discreto apoyo
norteamericano a Madero: “la opinión que tenía sobre esos puntos (la actitud
norteamericana) fue cambiando en sentido pesimista, a medida que entraba yo en
contacto con el mundo de los negocios y con ciertos personajes políticos, y de que me
imponía de la mala disposición que, en algunos casos, llegaba a ser hostilidad de la
6
Valadés La revolucion y los revolucionarios. Tomo I, parte 2, p. 176.
9
Avances
prensa hacia nuestro gobierno.”7 En sus memorias, Limantour no dice una palabra
acerca del asunto parisino a pesar de que cuando las publicó, el libro de Van der Goltz
ya había circulado por el continente americano.
Entre los cambios solicitados a Limantour para hacer la paz, se encontraban 12 puntos
dice Francisco Madero padre, pero en la carta que transcribe González Garza sólo se
encuentran nueve: renuncia de Corral, renuncia de 10 gobernadores nombrados por los
revolucionarios; tres puestos en el gabinete; amnistía general; suspensión de
hostilidades favoreciendo el tráfico de los ferrocarriles con el compromiso de no
transportar tropas ni municiones; rendición de armas al estar cumplida la cláusula
segunda; libertad política, de imprenta, etc.; establecer por ley el principio de no
reelección y colecta nacional para las víctimas de la revolución. Gustavo Madero estaba
seguro de que su hermano Francisco no aceptaría estas cláusulas, pero “se ha dado un
gran paso moralmente, y sobre todo nosotros ganamos tiempo” y posteriormente en otra
carta agrega: “… en el fondo, Limantour está con nosotros y solo difiere en la manera de
operar.” 8
El 1 de abril Díaz presentó su informe anual ante la Cámara de Diputados, anunció
cambios en su gabinete excluyendo a Creel y substituyéndolo por León de la Barra,
quien en caso de que el primero falleciera o renunciara quedaría como Presidente; la
salida de Creel fue un duro golpe para los Terrazas. Los eliminaba del gabinete federal,
les hacía evidente el fracaso de Creel como negociador con Taft y los excluía de toda
intervención en el caso Chihuahua encomendándosela en lo interno al gobernador
7
8
Limantour. Apuntes… p. 196.
Valadés La revolución y los revolucionarios. Tomo I, parte 2, p. 199.
10
Avances
Ahumada, y las negociaciones con los maderistas a Limantour y su íntimo amigo:
Francisco León de la Barra.9
Para arrebatar la bandera al maderismo, propuso una nueva ley electoral con el principio
de no-reelección; el fraccionamiento de los latifundios, que fue una propuesta muy
comentada. En una entrevista al New York World y reproducida por El País, el presidente
Díaz hablaba de que el gobierno compraría haciendas “poco productivas” y las vendería
en lotes a campesinos sin tierra. Por ejemplo, decía Díaz en su entrevista, una familia
tendrá mínimo ocho hectáreas de tierra y tendrá 11 años para pagarla. Cuestionado si
los propietarios querrían vender, el general dijo que muchos de ellos, propietarios de
grandes haciendas, vivían en Europa, por lo que reciben muy poco por sus tierras, así
que seguramente no tendrían empacho en vender y la nación se beneficiaría pues se
produciría mucho más. Además dijo que la revuelta de Chihuahua era “compuesta por
campesinos” eficazmente apoyada desde el extranjero, sin más detalles sobre esto
último.
Entre los Madero, los ánimos se encontraban en su mejor momento, desde El Paso
González Garza escribió al líder de la revolución:
Díaz ha cedido notablemente a influencia de Limantour, pues como se verá
renunció en masa el gabinete y solo quedaron de los antiguos ministros Limantour
y González Cosío…tan halagadores resultados han hecho creer a su papá don
Francisco y a don Gustavo que estamos realmente a punto de llegar a un acuerdo
mediante el cual ambos partidos queden satisfechos…10
9
Sobre este resentimiento: Márquez Terrazas:Terrazas y su siglo. pp. 245-247.
De FGG {El Paso} a Madero el 30 de marzo.
10
11
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Una más de su hermano Gustavo con el mismo optimismo:
Parece que el gobierno americano considera justas nuestras aspiraciones y está
perfectamente enterado de todo lo que ha pasado y por lo mismo, viendo ellos que
la manzana de la discordia es Díaz, pidió se retirara”11
Y la presión familiar para que Francisco Madero hiciera las paces no se hizo esperar, su
tío, Rafael Hernández le escribió el 3 de abril:
Las condiciones de paz que se ofrecen no sólo son honorables, son el triunfo
moral y el triunfo material de la revolución y si el gobierno, si el general Díaz ha
consentido parlamentar, es porque teme a los Estados Unidos, y antes de ver a
su patria hollada por la planta del invasor, sacrifica su amor propio y solo se
acuerda de su amor patrio.12
Limantour veía por un lado derrumbarse al antiguo régimen, ya fuera por la división
interna que no soportaba al vicepresidente Ramón Corral que él tanto había impulsado,
ya por la embestida de Taft contra Díaz por contrariarlo en cuanto a la política
internacional y para colmo de males, el financiero Noetzlin le informaba desde París que
debido a las noticias recibidas por las agencias norteamericanas se había visto obligado
a postergar la emisión de bonos de los Ferrocarriles Mexicanos en Europa.13
11
De Gustavo a Francisco Madero, 2 de abril de 1911 en Fondo Madero de la Biblioteca Nacional en
adelante FIM-BNM.
12
Valadés La Revolución y los revolucionarios. Tomo I, parte 2, p. 207.
13
Fundación Carso, Archivo Limantour, de Noetzlin a Limantour, 7 de abril de 1911.
12
Avances
Mientras tanto, las negociaciones entre la familia Madero y Limantour continuaban, lo
que exasperaba al representante oficial, el doctor Vázquez Gómez, quien insistía en que
era él quien debería participar para darle formalidad tanto a las conferencias así como el
representante diplomático del régimen, el embajador mexicano en Washington Francisco
León de la Barra. Para el doctor Vázquez Gómez, el hecho de que Díaz negociara a
través de Limantour y aceptara como interlocutores a los Madero era una trampa para no
reconocer a los beligerantes y que “Limantour quiere reconquistarse el papel de salvador
de la patria.”14
Aparentemente la victoria estaba del lado de la familia Madero. En la ciudad de México,
un funcionario porfirista: Victoriano Salado Álvarez, escribió sobre esos días:
Al olfatear la franca ayuda de los Estados Unidos al grupo infidente, faltaban
trenes para conducir a los políticos que se expatriaban huyendo del régimen de
opresión que aquí reinaba y caballos para llevar a los valientes paladines que a
esa hora acababan de ver que era necesario derribar cuanto se había venerado
hasta la fecha.15
Madero, a pesar de los ruegos familiares, consideró que los cambios anunciados eran
una concesión a la opinión pública, insuficiente y obligada por la fuerza de la revolución,
por lo que se mantuvo en la exigencia de la renuncia de Díaz y del vicepresidente Corral;
la convocatoria a nuevas elecciones y la aceptación de gobernadores provisionales.
Además, en la propuesta de fraccionar latifundios, Madero veía millonarios negocios de
los porfiristas semejantes a los deslindes de tierras de fin de siglo XIX.
14
Carta el 7 de abril de 1911 de Francisco Vázquez Gómez a Juan Sánchez Azcona (San Antonio) FIMBNM
15
Salado Álvarez. Tiempo viejo… p. 383.
13
Avances
IV. Los negociadores de la paz incierta
Al paso de los días y de las victorias maderistas en los campos de batalla,
Limantour decidió enviar a dos personajes muy conocidos en la política mexicana para
conferenciar con los revolucionarios: Esquivel Obregón y Oscar Braniff. En el primer
caso, formaba parte del grupo de intelectuales con reconocimiento como opositor “leal” a
Díaz y, en el segundo, como un reconocido empresario con éxito. Esquivel, años antes
había participado junto con Madero en la formación del Partido Antirreeleccionista. Braniff
era un millonario conocido por sus ideas de industrial progresista. Pertenecían al grupo
de profesionistas que aspiraban a una modernización por la vía pacífica. Eran amigos y
además parientes políticos, por esos días Esquivel tenía 47 años y Braniff 35. Para
entonces ya era evidente que Porfirio Díaz le había encargado a Limantour las
negociaciones informales con Madero.
Ambos salieron de la ciudad de México a Washington para entrevistarse con el doctor
Francisco Vázquez Gómez pues era el agente confidencial de la revolución y
aparentemente accesible dado que Madero se encontraba en el campo de batalla en
algún lugar en Chihuahua. Llegaron a Washington el día 12 y Vázquez Gómez no quiso
formalizar ningún tipo de pláticas con ellos pues lo que buscaba era el reconocimiento
porfirista a su investidura como representante de los revolucionarios. En el telegrama que
le dirigieron a Limantour, los negociadores escribieron: “Vázquez exige autorización
siquiera sea por carta privada.”16 A su vez, el doctor le escribió a Alfonso Madero quien
se encontraba en Corpus Cristi: “Tengo instrucciones para entrar en arreglos previa
16
Esquivel Obregón. Democracia y personalismo…p. 26.
14
Avances
proposición oficial y poderes formales. Si hay esto, aquí deben hacerse, si no, inútil
perder tiempo”. 17 Eso de “tengo instrucciones…” era muy relativo porque no había forma
de comunicarse con Madero. Como él mismo comenta en su libro: “mi insistencia en que
los arreglos fueran formales y públicos tenía un objeto: ellos implicaban el
reconocimiento de la beligerancia de la revolución
por el gobierno, lo cual podía
facilitarnos el obtener igual derecho del gobierno americano.”18
En el informe de los comisionados a Limantour elaborada en el tren el 18 de abril, le
comentan que Vázquez Gómez además estaba en una posición muy radical en términos
de la necesidad de la renuncia de Díaz, así que enterados de que Francisco I. Madero se
encontraba ya en las afueras de Ciudad Juárez, con pasaportes expedidos por Vázquez
Gómez para que cruzaran las líneas revolucionarias sin ser molestados, decidieron
intentar entrevistarlo.
Ese mismo día de la salida de Obregón y Braniff, el 6 de abril de 1912, el corresponsal
Ignacio Herrerías entrevistó a Madero. Una de las primeras cosas que le preguntó fue
acerca de las propuestas de paz hechas por Limantour. Madero respondió diciendo que
le parecían patrióticas, pero que no creía que Díaz se resolviera a sacrificar a sus amigos
en el gabinete, y que además, para que las gestiones de Limantour tuvieran éxito, era
necesario que Díaz hiciera “un pequeño sacrificio personal como sería descansar los
últimos años de su vida”, aunque reconoce que él no ha nombrado oficialmente
comisionados de paz, dice que: “tal como están las cosas, es indudable que si se llegara
el caso de nombrar comisionados para negociaciones de paz, uno de los que yo
17
18
Vázquez Gómez. Memorias políticas… p. 80.
Vázquez Gómez. Memorias políticas… p. 101.
15
Avances
designaría sería mi padre.” Y entre las condiciones para negociar la paz enumera: “que
se retirara el general Díaz, que se nombrara a un presidente provisional, aunque fuera
miembro de la misma administración del general Díaz; que se permitiera a nuestro
partido nombrar algunos gobernadores, y que se convocara a nuevas elecciones.”
Herrerías hábilmente preguntó si acaso sus seguidores “aceptarán las condiciones que
usted acordó (sic.) con el gobierno” y estarían dispuestos a deponer las armas. Madero
respondió que sí, que ellos “estarían felices de deponer las armas.”
Herrerías todavía estaba en Chihuahua cuando llegó don Francisco Madero, padre,
Gustavo Madero y Rafael Hernández Madero, quienes venía de Nueva York después de
sus conferencias con Limantour, “ocupando trenes especiales que traían vía libre” hacia
Chihuahua para entrevistarse con Francisco Madero, hijo, y traerle las propuestas de
paz. La propuesta es evidente: muchas concesiones excepto la renuncia de Díaz, la
familia Madero iba a convencer a Francisco de que aceptara. Era el acuerdo con
Limantour, incluso ellos llevaban una clave secreta para comunicarse con el Secretario
de Hacienda.
Entretanto los negociadores “voluntarios”
llegaron a Ciudad Juárez el
20 de abril.
Inmediatamente le pidieron a Madero un armisticio, pero éste se negó argumentando que
no tenía caso mientras Díaz se empecinara en mantenerse en el gobierno, a lo que los
enviados solicitaron una prórroga para enviar a México sus condiciones, Madero
entonces aceptó posponer 24 horas el ataque a Ciudad Juárez.
16
Avances
El 22 de abril, los enviados de paz lograron un acuerdo con Madero, que incluso los
sorprendió por su flexibilidad. Se trataba de 11 puntos en los que no se contempla la
renuncia de Díaz, sino solamente la del vicepresidente Ramón Corral; cuatro ministros
nombrados por los revolucionarios; libertad a los presos políticos; reformas electorales;
que no se cambie al secretario de Relaciones Exteriores (De la Barra); 14 gobernadores
interinos nombrados por los revolucionarios; disolución de las cámaras en estos 14
estados; evacuación de las fuerzas federales en Coahuila, Sonora, Chihuahua,
manteniendo soldados revolucionarios pagados por la federación; una suscripción
nacional para las víctimas de la revolución; pago de haberes a los revolucionarios y una
declaración común Madero-Díaz haciendo conocer a la nación estas bases.
19
Para
muchos, esto fue obra de la influencia de los recién llegados miembros de la familia
Madero y resultado de sus conferencias en los Estados Unidos.
El continuismo estaba reflejado naturalmente por el nombramiento de De la Barra. Sin
duda era un personaje clave en esta historia. Su abuelo Juan Francisco, nacido en
Chile, había peleado con los independentistas bajo el mando de Bernardo O’Higgins; su
padre, Bernabé, emigró a California durante la “fiebre del oro” y posteriormente como
comerciante a Sonora y posteriormente, durante la Guerra de Reforma, se unió a los
liberales y peleó en Yucatán, donde se casó. Unido a los juaristas, peleó contra los
franceses y participó en la batalla de Querétaro donde nació su hijo Francisco y a cuyo
bautizo asistió como amigo muy querido de la familia el entonces coronel Porfirio Díaz.
Como premio a su adhesión al partido liberal fue nombrado comandante militar en
Matamoros, donde en 1876 fue derrotado por las fuerzas del insurrecto general Porfirio
19
Esquivel Obregón. Democracia y personalismo…, p. 60-61.
17
Avances
Díaz. Bernabé y su familia se establecieron posteriormente en la Ciudad de México como
un próspero comerciante.
Su hijo, Francisco, asistió a la Escuela Nacional Preparatoria en el antiguo edificio de
San Ildefonso y posteriormente en la Escuela Libre de Derecho donde se graduó con
honores como abogado a los 21 años. Su tesis, referente a Derecho Internacional fue
reconocido como un aporte importante al tema incluso muchos años después.
Aprovechando sus relaciones con la elite mexicana, incluyendo la amistad familiar con el
propio presidente, y el que fuera sobrino del ministro Joaquín Baranda, lo hizo diputado
al Congreso de la Nación. Sin ser parte de los “científicos”, tuvo siempre una estrecha
relación con Limantour y la colonia francesa pues se casó con una destacada
participante de ese círculo, Helena Borneque, cuya familia francesa estaba muy ligada en
negocios con el Ministro de Hacienda.
A partir de 1890, De la Barra fue abogado consultor de la Secretaria de Relaciones
Exteriores y participó como delegado en conferencias internacionales. En 1902 fue
nombrado embajador en Argentina, una importante posición en aquel entonces. Dos
años después le trasladaron a los Países Bajos donde conoció a su equivalente
norteamericano Henry Lane Wilson; como corolario de su meteórica carrera como
embajador, en 1908 fue nombrado representante en el país más importante para México,
los Estados Unidos de Norteamérica, después de que Enrique C. Creel había dejado el
cargo diplomático. Allí De la Barra tenía buenos amigos, entre otros al secretario de
estado, Elihu Root, a quien había conocido en la Segunda Conferencia de Paz en La
18
Avances
Haya, quien tenía un buen amigo entre los periodistas, Lawrence, quien lo presentó en
Nueva York con el doctor Vázquez Gómez.20
Pero regresando a la frontera, el 23 de abril se les unió en El Paso el financiero de la
familia: Gustavo, y otro de los maderistas de la Ciudad de México: Juan Sánchez
Azcona, un antiguo amigo desde los tiempos de París donde había estudiado filosofía y
quien se había dedicado posteriormente al periodismo en la capital de la República. En
aras de un entendimiento que parecía cercano, se decidió que se nombrarían delegados
oficiales por ambas partes, ponerse de acuerdo en el lugar de las conferencias y
establecer las bases para un acuerdo de paz. Se hicieron nuevamente negociaciones y
se firmó un armisticio a las doce horas del día 23 de abril suspendiendo las hostilidades
por cinco días. Otra de las condiciones de paz era que las fuerzas federales, sobre todo
las estacionadas en Chihuahua, no se movieran de sus posiciones, eso fue muy
importante para los revolucionarios porque significó una presión menos sobre la tensión
de sus tropas.
En tanto, Braniff y Esquivel Obregón a quienes se les había unido otro funcionario
porfirista y primo de Madero, Rafael Hernández, veían con desesperación que las
negociaciones no avanzaban y que mientras tanto, Madero tenía cada vez más
problemas para contener a su gente. Tal como lo presentían los enviados de Díaz, la
posición de Madero se endurecía con la llegada de los nuevos personajes no miembros
de la familia, sobre todo en lo referente a la renuncia de Díaz.
20
Henderson. In the absence of Don Porfirio…, p. 14-17.
19
Avances
El 24 de abril se les reúne en Ciudad Juárez otro de los radicales en ese momento:
Venustiano Carranza, ex senador porfirista y enemistado a muerte con el dictador por
una polémica disputa por la gubernatura de su estado, Coahuila. El Mexican Herald de la
Ciudad de México señalaba que la posición de Madero era cada vez más difícil, pues
parecía estar entre dos fuegos: por una parte la anarquía en el país se extendía en su
nombre y por la otra amenazaban con rebasarlo a menos que fueran exigidas al gobierno
condiciones cada vez más radicales. Para entonces, fines de abril, entre la tropa
revolucionaria comenzaba a mostrarse los síntomas del desánimo, sobre todo porque no
entendían el porqué de esa espera para continuar en la batalla. Las condiciones se
hacían cada vez más difíciles y Gustavo Madero –recién llegado con su padre– avisó a
su hermano que la caja estaba ya sin un centavo.
Entre Ernesto Madero, su padre Francisco y Oscar Braniff, juntaron 7 mil 500 dólares
para contribuir al mantenimiento de los rebeldes, por absurdo que parezca el negociador
contribuía al mantenimiento de los maderistas para sostener su influencia, pero intentaba
cargar estos gastos a la Secretaría de Hacienda con autorización de Limantour.21
Las noticias del interior de la República eran alarmantes para los federales. Desde el 11
de marzo, en el estado sureño de Morelos, Emiliano Zapata se había levantado en armas
y sin conocerlo personalmente, había nombrado a Madero como jefe de su revolución.
En el Estado de México, en Chalco, a tiro de piedra del zócalo capitalino, para fines de
ese mes de abril los zapatistas asolaban ese poblado ante un ejército incapaz de
contenerlos.
21
Esquivel Obregón. Democracia y personalismo…, p. 139.
20
Avances
La capital de la República iba de sorpresa en sorpresa: una comisión de estudiantes
busca entrevistarse con el general Díaz para pedirle su renuncia; el hecho, de acuerdo
con la prensa, rayaba en la insolencia, la ingratitud y la deslealtad. De acuerdo con
Limantour, fue el propio Rafael Hernández quien se ofreció ante Díaz para “ir
personalmente a sondear la disposición [de Francisco para] entrar en arreglos. La
autorización le fue dada advirtiéndole que no hablara más que en su nombre propio.”22
Al mismo tiempo, el 27 de abril, salía de la Ciudad de México Francisco S. Carvajal,
magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con su carta credencial de
negociador oficial firmado por Limantour. Originario del estado sureño de Campeche,
tenía 41 años, atildado en el vestir, seco de modales y solterón empedernido, había
adquirido notoriedad como buen abogado y excelente negociador sobre todo después de
haber resuelto un conflicto de límites entre los estados de Chiapas y Tabasco en 1908
por encargo presidencial. Así que se le vio como apropiado para terminar la tarea de
Braniff y Esquivel.
El 29 de abril llegó a El Paso el doctor Francisco Vázquez Gómez, llamado por Madero
para concluir las pláticas de paz. A su llegada, acudieron a recibirlo los principales
maderistas, quienes se quejan de que éste, influenciado quizá por su familia, ha
aceptado un acuerdo que no prevé la renuncia de Díaz y le piden que utilice su influencia
para no cejar en el intento de que el dictador renuncie. Vázquez Gómez comenzó su
labor de convencimiento con Madero. Ese mismo día llega el único sureño del grupo:
22
Limantour. Apuntes…, p. 224.
21
Avances
José María Pino Suárez, abogado y poeta, originario de Tabasco y avecindado en el
estado de Yucatán, compañero de Madero en las logias masónicas.
En el campamento revolucionario se anunció la inminente llegada del negociador oficial,
por lo que se estableció un nuevo armisticio. El 3 de mayo llegó finalmente Carvajal,
quien traía recomendaciones sobre qué negociar. Entre ellas estaba el que Madero
abriera las comunicaciones en la República; que las tropas revolucionarias deberían
licenciarse o incorporarse a cuerpos rurales dependientes de la Secretaría de
Gobernación pero por ningún motivo formarían parte del Ejército Federal: “La pretensión
de que sean reconocidos los grados militares de los jefes y oficiales revolucionarios es
inadmisible. Lo más que puede hacerse es dar a algunos de ellos cargos equivalentes en
las fuerzas rurales o de policía.”23
A las cinco de la tarde se entrevistó con Madero en un lugar intermedio entre Juárez y la
Casa de Adobe conocido como Las Moras y bautizado por los periodistas como La
Alameda de la Paz. La conferencia duró una hora y media. Al final se citaron para la
mañana siguiente. Al separarse, un grupo de observadores entre ellos Braniff y Esquivel
interrogaron a Carvajal, el optimismo del enviado de Díaz era completo: Madero no había
insistido en el retiro de Díaz.
Las negociaciones oficialmente se iniciaron a las diez de la mañana del día siguiente, a
la que acudieron el señor Francisco Madero, padre, José María Pino Suárez y Francisco
Vázquez Gómez; por parte de Díaz asistió el señor Carvajal. Afuera se quedaron
23
Vera. La Revolución Mexicana…pp. 166-167.
22
Avances
Esquivel Obregón, Braniff, Hernández González y otros, rodeados de periodistas y
fotógrafos. Para los combatientes, era evidente que su destino estaba, al menos en esos
momentos, a manos de unos desconocidos recién llegados. Después de presentadas las
credenciales e instalados debajo de una carpa que se había colocado para ese
propósito, Vázquez Gómez comenzó, según él mismo lo reconoce, hablando de
generalidades, en eso dieron las doce del día y quedaron de reunirse nuevamente a las
cuatro de la tarde.
Al reiniciarse las conferencias, a la que ya no asistió Madero padre, por las diferencias
con Vázquez Gómez de que ya hablamos, éste presentó como propuesta la renuncia de
Porfirio Díaz, a lo que Carvajal repuso inmediatamente: “no tengo instrucciones ni
siquiera para discutir esa proposición, la cual me causa sorpresa, porque precisamente
ayer a las cinco de la tarde, en este mismo lugar, el señor Madero me dijo que no se
pediría la renuncia del general Díaz.” Y como insistiera en que era un punto a tratar,
Carvajal respondió: “Entonces no tiene objeto hablar de las otras condiciones y, por mi
parte, doy por terminadas las conferencias.”24 Gustavo Madero le escribió a su esposa:
“Hoy resolvimos definitivamente pedir la renuncia de Díaz como condición para la paz, y
como sabemos que no accederá
nos estamos preparando para la guerra, pues
probablemente habrá necesidad de atacar Juárez…es probable también que no se
ataque por miedo a las complicaciones internacionales, pero siempre seguirá la
guerra.”25
24
Vázquez Gómez, p. 153 idéntica versión en Esquivel Obregón, p. 75 y en “La renuncia de Díaz” El
Diario, 5 de mayo de 1911, p.1.
25
Gustavo A. Madero. Epistolario. p. 15.
23
Avances
El día seis de mayo pasó sin incidentes en el campamento maderista, pero Francisco
Vázquez Gómez y Venustiano Carranza insistían que se abreviara una situación que no
era de tregua ni de lucha y a las cinco de la tarde hubo una reunión solicitada por
Esquivel y Braniff. Ahí, Esquivel Obregón expuso la conveniencia de que cesaran las
hostilidades y junto con Hernández, insistían se aceptara la propuesta que entre otras
cosas consideraba la remoción de algunos gobernadores y por supuesto del
Vicepresidente, pero no la renuncia de Díaz, o sea la propuesta del 22 de abril.
Hernández, casi desesperado dijo "¿Qué queréis señores revolucionarios? ¿Queréis
más sangre aún? No es suficiente para vosotros ver a un gobierno ilustre y fuerte
tratando con rebeldes que aún no están en posesión de una sola ciudad importante en la
República?" a lo que Carranza respondió: “Sí, nosotros no queremos ministros ni
gobernadores, sino que se cumpla con la soberana voluntad de la nación. Revolución
que transa es revolución perdida.”26
El 7 de mayo terminaba la tregua concedida por Madero por la llegada de Carvajal, la
decisión de Madero por la mañana fue de abandonar el campamento y dirigirse al sur
para evitar que surgiera, en caso de un combate, un incidente con los norteamericanos.
Avanzada la noche del día siete, Madero conoció la noticia por telégrafo de una proclama
del presidente Díaz a la Nación en la que éste manifestaba por primera vez un
reconocimiento al levantamiento maderista y uno de los últimos párrafos tuvo una
importancia capital en cuanto a su interpretación:
El Presidente de la República, que tiene la honra de dirigirse al pueblo en estos
solemnes momentos, se retirará sí, del poder, pero cuando su conciencia le diga
26
Fernández Guel. Episodios…p. 35.
24
Avances
que al retirarse no entrega al país a la anarquía y lo hará en la forma decorosa
como conviene la Nación y como corresponde a un dignatario que podrá, sin duda,
haber cometido errores, pero que en cambio también ha sabido defender a su
patria y servirla con lealtad.27
Cuando el manifiesto de Díaz se conoció en el campamento (resumido y por vía
telegráfica), en la Casa de adoben las afueras de Ciudad Juárez como en el Hotel
Sheldon donde se alojaba la familia Madero, hubieron unas interpretaciones apresuradas
respecto a la renuncia de Díaz, que la dieron por un hecho inminente y no como algo que
sucedería “cuando su conciencia le diga”, lo que era muy subjetivo. “Un entusiasmo
desbordante se apoderó de todos los mexicanos que nos encontrábamos en el vestíbulo
del Hotel Sheldon y procedimos a escribir un telegrama de felicitaciones al general Díaz,
encabezando las firmas la señora madre de don Francisco I. Madero.”28
Madero ordenó entonces la salida de las tropas hacia el sur de México esperando la
oportunidad para nuevas negociaciones y sin el riesgo de provocar un conflicto como era
el caso en las orillas del Río Bravo, pero la batalla de Juárez se desencadenó por la
rebeldía de sus tropas encabezadas por Pascual Orozco, Pancho Villa y Giuseppe
Garibaldi. El desarrollo lo hemos contado en otra parte.29
V. Después del viento y Juárez
Al día siguiente de la rendición de Ciudad Juárez, Madero dio a conocer su
gabinete, entre los que se encontraban Gustavo Madero como secretario de Hacienda;
27
Vera Estañol. La Revolución Mexicana…p. 170.
Esquivel Obregón. Democracia y personalismo… p. 84 y “Un entusiasmo indescriptible”en El Diario, 8 de
mayo 1911, p.2.
29
Siller Pedro y Miguel Ángel Berumen. 1911: la batalla de Ciudad Juárez. Passim.
28
25
Avances
Francisco Vázquez Gómez como secretario de Relaciones Exteriores; Federico González
Garza, de Gobernación; José María Pino Suárez, de Justicia; Manuel Bonilla, en
Comunicaciones y como secretario de Guerra a Venustiano Carranza.
El general Díaz se encontraba enfermo, le habían hecho una operación en un maxilar
para aliviarle una infección y mantenía la cara hinchada, todo él bajo sedantes y las
negociaciones las seguía llevando Limantour. A pesar de eso Díaz consintió en
entrevistarse con el enviado de Vázquez Gómez, Manuel Amieva, quien le hizo ver
que las negociaciones habían fracasado porque Limantour estaba obstruyéndolas.
Díaz propuso continuar las negociaciones pero con la presencia de Ernesto Madero
y de Vázquez Gómez, a lo que éste último respondió el día 16: “Esencial eliminar a
Limantour, imposible ir.” De acuerdo con Amieva, en esta entrevista Díaz ya no
parecía tan sujeto a la voluntad de Limantour, y se puso a discutir quienes serían
los ministros más apropiados para el nuevo gabinete, el acuerdo fue que Ernesto
Madero tomara las riendas de Hacienda.
Una vez que Vázquez Gómez supo de la disposición de Díaz, contestó al día
siguiente que de inmediato enviaría la lista de ministros que proponían los rebeldes,
agregando que el representante del gobierno, Francisco Carvajal, “trabajaba contra
el gobierno” sin dar mayores detalles. Poco después recibió Amieva la lista que
entregó a Díaz: Jaime Gurza, primo de Madero y estrecho colaborador de
Limantour, para Hacienda; Ernesto Madero, tío de Madero y amigo cercano de
Limantour para Comunicaciones; Francisco León de la Barra para Relaciones
Exteriores; Francisco Vázquez Gómez para Gobernación; el general José González
26
Avances
Salas, tío de Madero, para Guerra y Emilio Vázquez Gómez para Justicia. Se hacían
también proposiciones para gobernadores de siete estados de la República.
A fin de poner en conocimiento del general Díaz el contenido de los anteriores
telegramas, aún sin que se enterara de ellos el Sr. Limantour, el señor Amieva y su
hermano político, el Sr. Ignacio Rivero, aprovecharon
la oferta que les había
mandado hacer la esposa del presidente y su hermana María Luisa Romero Rubio
de Teresa, de introducirlos en la casa sin que el temido ministro de hacienda o sus
agentes pudieran observarlo. De acuerdo con lo arreglado por esas señoras, fueron
introducidos secretamente los mencionados señores y en la entrevista que se
verificó dijo el presidente que estaba conforme con los candidatos propuestos,
menos con González Salas para Guerra, pues no le tenían confianza ni él ni sus
otros compañeros de armas; proponiendo que el nombramiento recayera en el
pundonoroso general Rascón.
El mismo día 13, llegó a Ciudad Juárez el ingeniero Alfredo Robles Domínguez, liberado
de la prisión en la Ciudad de México por órdenes de Limantour para que fuera a
conferenciar con Madero y lo apresurara a llegar a un acuerdo de paz. Madero le ordenó
regresar inmediatamente a la Ciudad de México y le otorgó el puesto de gobernador
interino del Distrito Federal.
Robles Domínguez llegó a la capital de la República el 20 de mayo y al día siguiente fue
llamado por el propio Porfirio Díaz ante su presencia. “He mandado llamar a usted, -le
dijo el presidente- porque telegrafié al señor Madero que no podemos entendernos
27
Avances
estando tan lejos uno del otro; que nombrara a una persona de su confianza cerca de mí
para hacer los arreglos definitivos de la paz. Ya me contestó que lo nombraba a usted.”
Robles Domínguez le contestó que no tenía noticia de ese nombramiento pero que
conversaron “varias horas”. Al regresar a su casa, encontró el telegrama de Madero:
“Conviene gobierno Díaz nombrarlo delegado. Trate con De la Barra, secretario de
Relaciones Exteriores sobre constitución ministerio y cambio gobernadores. Suplícole
verlo, preguntándo qué observaciones hace a la lista que remití directamente al general
Díaz. Francisco I. Madero.”
Después de esa entrevista, se recibió el día 17 de mayo otro telegrama del doctor
Vázquez Gómez que decía: “urge nombrar gobernadores, detengan a Reyes.” En la
posterior entrevista de estos señores con Díaz, este les aseguró que ya se daba la
orden al general Reyes de que se detuviera en La Habana. En cuanto a las
conferencias en Ciudad Juárez, el general Díaz dijo: “Carvajal me dice que Madero
exige que Limantour siga de Ministro de Hacienda y ustedes me dicen que de
ningún modo lo aceptan ¿a quién debo creer?” “a nosotros –le contestó el señor
Amieva– pues nuestras gestiones son sin mira política y los otros sabe Dios las
miras que tengan.” El general Díaz se quedó unos momentos pensativo y enseguida
dijo: “!por todos lados hay traición! Digan a Madero que me ponga un cable
indicándome que Limantour es un obstáculo y al recibirlo lo mostraré a éste,
preguntándole que donde está su patriotismo.
28
Avances
Mientras tanto en Ciudad Juárez, Esquivel Obregón fue formalmente acusado por
Madero de influir en el ánimo de Orozco para que se hubiera rebelado el pasado día 13,
por lo que se le prohibió entrar a Ciudad Juárez.30 El 15 de mayo en la edición de El
Paso Herald, Braniff lo defendió vehementemente recordándole a Madero que Esquivel
había sido uno de sus primeros correligionarios y que eso le había acarreado entonces
grandes problemas, incluso económicos, por lo que era muy injusto presentarlo ahora
como “un espía, un emisario con dinero que trata de corromper a sus antiguos
correligionarios.” Después, ambos abandonaron la ciudad.
El 17 de mayo se firmó un nuevo armisticio por 15 días y Limantour envió a Carvajal una
propuesta de paz en la que incluía la renuncia del Presidente, del Vicepresidente, y el
interinato del hasta entonces secretario de Relaciones Exteriores Francisco León de la
Barra; armisticio general y cese al fuego en toda la República.
Los porfiristas estaban de acuerdo en que había que sacrificar al viejo dictador para
conservar la paz; la colonia extranjera, a la que tanto había beneficiado, pidió también su
salida. El embajador español, Bernardo de Cólogan y Cólogan, envió un documento a
Madrid donde refiere que se reunió con De la Barra, Limantour y Lane Wilson y que
juntos presionaron a Díaz a que renunciara haciéndole ver la necesidad de que la nación
conservara su buen crédito internacional. En 1913, nuevamente Cologan desempeñó el
triste papel de emisario de los norteamericanos para solicitar la renuncia, esta vez, de
Madero. 31
30
Carta de Madero a Esquivel Obregón en Aguirre. Madero, el inmaculado, p. 395-396.
Carlos Illades. Presencia española en la Revolución Mexicana (1910-1915). México, UNAM- Instituto Dr.
José María Luis Mora, 1991, p. 106.
31
29
Avances
En estos momentos entró a escena el general Victoriano Huerta quien es sin duda uno
de los personajes más vituperados pero menos conocidos de la historia mexicana.
Nacido en Colotlán, Jalisco, el 23 de marzo de 1854 entró al Colegio Militar en 1872
donde se graduó en 1877 con honores. En 1901, participó bajo sus órdenes de general
Bernardo Reyes en la guerra del Yaqui y después aplastó una rebelión en el estado de
Guerrero lo que le valió su promoción a General; posteriormente fue enviado como
segundo jefe de la campaña contra los indígenas en Yucatán. Reyista de corazón, de
acuerdo con Salado Álvarez, se dedicó a hablar mal de los científicos, tanto que el
general Díaz se vio obligado a ponerlo en disponibilidad.32
Después, a solicitud de su compadre, el doctor
Aureliano Urrutia, Porfirio Díaz lo
rehabilitó. El Dr. Urrutia escribió que "presencié que el señor Limantour, recargado en el
despacho de la misma silla en que yo acababa de curar al señor general Díaz, le decía
con insistencia: la única solución del problema de México es la renuncia inmediata del
señor presidente." El señor Díaz no movió los labios, pero al despedirse me dijo: "Dígale
al general [Huerta] que me vea hoy mismo." Y así lo hice. Sobre este tema, en las cartas
encontradas en el archivo del general Jara, hay una en la que se reproduce la
conversación entre Huerta, Díaz y Limantour, días después de la caída de Ciudad
Juárez. En ella, coincide con Urrutia en el sentido de que Díaz padecía de intensos
dolores por una infección en la mandíbula al extraerle una muela. Por lo mismo estaba
casi sordo.
32
Salado Álvarez. Antología de la crítica literaria. p. 275.
30
Avances
En la reunión, Limantour le preguntó su parecer a Huerta y éste le respondió que no era
importante la caída de Juárez, ni ninguna otra, puesto que con una columna militar se
podía desalojar la ciudad. A lo anterior Limantour respondió: “Eso no es posible porque
no hay elementos.” Y continuó diciendo que Huerta no estaba enterado de que la
situación era en extremo angustiosa, “que la situación estaba perdida, porque después
de la caída de Ciudad Juárez, la situación en el norte se complicaría extraordinariamente,
y si se atendía ese punto, los revolucionarios del sur {Zapata} vendrían sobre la capital
sin que hubiera modo de detenerlos” Huerta le gritó a Díaz al oído que eso no era
exacto, que con 1 500 hombres cualquier militar detendría a los inexpertos sureños –que
él bien conocía- Huerta increpó duramente a su antiguo enemigo pues Limantour era el
más ferviente antireyista, respecto a la firmeza con la que se combatía a Madero
acusándolo abiertamente de complicidad. Díaz lo despidió diciéndole que en breve se le
darían las órdenes para partir a Morelos, lo que se hizo, pero pronto fue obligado a
regresar.33
Mientras tanto, desde la Ciudad de México se urgía a Madero para que detuviera el
avance de los zapatistas, lo que no sabían era que Madero no tenía ninguna influencia
real sobre ellos. Ciertamente muchos en el país, como Zapata, se reclamaban
maderistas, pero la gran mayoría ni conocía a Madero ni éste había tenido noticias suyas
sino hasta que aparecieron en armas.
Por otra parte, mientras se llevaban a cabo las pláticas de paz Madero no podía ir al
Distrito Federal porque aún se hallaba Díaz ahí, había que apresurar su salida y entre
33
De Francisco de P. Sentíes a Teodoro Dehesa, 24 de marzo de 1912 reproduciendo lo dicho por Huerta
en la reunión. Archivo Jara- CESU UNAM.
31
Avances
otras cosas Madero quería que el presidente interino presionara a las cámaras locales
para que nombraran gobernadores a Abraham González en Chihuahua y a Venustiano
Carranza en Coahuila, pero los diputados locales se rehusaban. Además, los jefes de las
zonas militares alegaban que no habían recibido ninguna orden del Presidente entrante
para declarar la paz.34
La propuesta enviada por Limantour el 17 de mayo se acercaba ya al final: “Los señores
Presidente y Vicepresidente presentarán sus respectivas renuncias a la Cámara de
Diputados en los últimos días de este mes, e interinamente estará en la presidencia el Sr.
de la Barra que ha merecido y sigue mereciendo la confianza de todos.”35
Ese mismo día 17 Madero le envió un telegrama a Porfirio Díaz en el que le decía que él
también renunciaría a la presidencia provisional, pero para que ambas renuncias tuvieran
el efecto esperado de la paz, era necesario renovar el gabinete "dejando únicamente al
señor De la Barra y no admitiendo al general Bernardo Reyes"36 es decir, al final,
Limantour estaba descartado por Madero y por Díaz.
El 19 de mayo, Madero le confió a Félix Sommerfeld que por primera vez desde que
empezó la batalla había tenido una comunicación directa por teléfono con Díaz y que
éste se mostraba abatido, enfermo y teniendo frente a su vista un país abatido por la
guerra civil, por lo que le había dado su palabra de honor de retirarse del país, “los otros
asuntos puede usted considerarlos con Carvajal” le había dicho el anciano dictador.37
34
Telegrama de Luis de la Garza desde Chihuahua, Chih., a Madero en FIM-BNM Caja 3
Limantour, Apuntes de mi vida pública. p. 343.
36
De Madero a P. Díaz, 17 de mayo 1911, FIM-BNM m/ms 376.
37
“Threats on his life do not prevent trip” en El Paso Herald, 19 de mayo 1911.
35
32
Avances
VI. Retrato de gabinete [sin Limantour]
Todo esto causó una fuerte impresión entre los maderistas, pues significaba que
la victoria completa estaba más cerca de lo que suponían. Así, el domingo 21 de mayo,
fue una fecha célebre por dos motivos: la firma de los acuerdos de paz; y la primera
celebración en la ciudad de la victoria revolucionaria, la cual se llevó a cabo en el Teatro
Juárez.
De acuerdo con Vázquez Gómez, en sus Memorias políticas, Madero le solicitó que
formulara el Plan de Paz, lo que hizo y se envió a Carvajal para que lo consultara con
Limantour. A las 10 de la noche del día 21 de mayo estaba listo por ambas partes y se
decidió que se firmara en territorio nacional:
Cuando nos dirigimos a Ciudad Juárez creímos que alguien nos estaría
esperando en la aduana para que desempeñásemos nuestro cometido,
pero no hubo tal. La aduana estaba cerrada, a oscuras y sin ningún
vigilante. Resolvimos entonces firmar en la banqueta, pero no teníamos
luz; se acercaron los autos y dirigieron sus faros hacia el lugar que se
había escogido para efectuar la firma, pero la luz quedaba baja, y como
es de suponer, tampoco había mesa. En estas condiciones tuvimos que
valernos de cerillas y la mesa fue suplida con la espalda de uno de los
concurrentes, sin que recuerde yo quién fue. Así a las once de la noche
del 21 de mayo de 1911 y en la calle donde se encuentra ubicada la
aduana de Ciudad Juárez, alumbrándose con cerillas y faros de
33
Avances
automóvil y sobre la espalda de uno de los concurrentes se firmaron los
tratados de Ciudad Juárez. 38
El Acuerdo rechazaba completamente el “radicalismo político” del Plan de San Luis y
restablecía la legitimidad del gobernador, los legisladores de los estados, los diputados,
los jefes políticos y los presidentes municipales. No sólo ya no estaban sujetos a
detención y juicio por haber hecho resistencia a la revolución sino que
los
revolucionarios interesados en conservar sus nombramientos militares maderistas
descubrieron entonces que, debido al Acuerdo, era poco probable que su rango fuese
confirmado en el ejército. 39
El día 25 de mayo de 1911 don Porfirio renunció y como sabemos, salió del país.
Limantour lo siguió al exilio una semana después y aunque algunas veces lo visitó en
Francia, nunca volvieron a tener entre sí la confianza de antes. Como se ve en la
correspondencia con Dehesa, Díaz nunca quiso hablar de los últimos días.
Conclusiones
Una somera revisión del tema nos llevó a considerar seriamente el papel jugado
por las negociaciones dentro del contexto de la caída del antiguo régimen. Al mismo
tiempo, nos permitió considerar algunas debilidades del régimen maderista que fueron
importantes en febrero de 1913 para determinar su final. Si bien la participación de los
obreros, campesinos y clase media imprimió un radicalismo al cual Madero no pudo
renunciar, las mediaciones políticas como las de Limantour fueron importantes para
moderar los avances revolucionarios.
38
39
Vázquez Gómez. Memorias políticas… p. 258.
Womack. Zapata…, p. 88 subrayado PS.
34
Avances
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Archivos:
Archivo del general Heriberto Jara UNAM-CESU
Archivo Limantour, Centro de Estudios sobre México Carso.
Archivo Madero, Biblioteca Nacional de México
Periódicos:
El Paso Herald [El Paso, Texas]
El Paso Times [El Paso, Texas]
Mexican Herald [Ciudad de México]
El País [Ciudad de México]
El Diario del Hogar [Ciudad de México]
36
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