Norma de Emisiones para Fundiciones de Cobre: ¿Demasiadas

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Temas Públicos
Nº 1.079
14 de septiembre de 2012
www.lyd.org
ISSN 0717-1528
Norma de Emisiones para Fundiciones
de Cobre: ¿Demasiadas Exigencias?
La idea de establecer una norma de
emisiones para fundiciones de cobre
es positiva por cuanto resulta muy
relevante para la protección de la salud
de las personas y el medio ambiente.
Sin embargo, de mantenerse las
exigencias que propone el
anteproyecto de la norma, podría
eventualmente ser muy restrictiva.
Las fundiciones de cobre y fuentes emisoras de
arsénico generan emisiones al aire, tanto en
forma fugitiva como a través de sus chimeneas.
Estas emisiones se caracterizan por contener
dióxido de azufre (SO2), material particulado
(MP) y trazas de sustancias tóxicas, como
arsénico (As), mercurio (Hg), plomo (Pb) y
cadmio (Cd), entre otros, lo que importa un
riesgo para la salud de las personas y el medio
ambiente1.
En este contexto, el Ministerio del Medio
Ambiente inició el año 2011 la elaboración de la
norma de emisión para fundiciones de cobre y
fuentes emisoras de arsénico, la que se
encuentra actualmente en proceso de consulta
pública hasta el 2 de octubre.
Como resultado de la aplicación de la norma, se espera reducir de manera
significativa las emisiones al aire de estos contaminantes, particularmente
del SO2, As y MP, lo que resulta a todas luces positivo. Sin embargo, de
mantenerse las exigencias propuestas en el anteproyecto, podría
eventualmente significar imponer medidas demasiado exigentes, lo que
repercutiría en el desarrollo y expansión de la actividad de fundiciones en
el país.
El diagnóstico
En Chile existen siete fundiciones, cuatro de propiedad de Codelco
(Chuquicamata, Potrerillos, Ventanas y Caletones) y una de Enami, Xstrata
y Anglo American, respectivamente.
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Cuadro Nº 1
FUNDICIONES EN CHILE
Fundición
Propiedad
Región
Año puesta
en marcha
Posición
Internacional
Aporte de
emisiones SO2
Chuquicamata
Altonorte
Potrerillos
Paipote
Ventanas
Chagres
Caletones
Codelco
Xstrata
Codelco
Enami
Codelco
Anglo American
Codelco
II
II
III
III
V
V
VI
1952
1993
1927
1952
1965
1960
1922
3
9
32
46
44
38
4
27%
10%
17%
5%
4%
4%
33%
Fuente: Elaboración propia sobre la base de información del Min. del Medioambiente.
Las actividades de fundición generan importantes emisiones de
contaminantes, los que tiene efectos en la salud humana y ambiental. Esto
incluye emisiones fugitivas que resultan de la fusión y conversión -que
incluyen As, SO2, MP, Hg, Pb y Cd, entre otros- y emisiones por chimenea
que derivan de operaciones unitarias, las que incluyen As, MP, SO2 y Hg.
A ello se suma la neblina ácida (SO2 y SO3) de las plantas de ácido y el
polvo levantado desde el acopio del concentrado.
De acuerdo a información del año 2007, las fundiciones habrían
contribuido con un 33% de las emisiones declaradas de MP del sector
industrial y con un 58% del SO2. Por su parte, al año 2008 las fundiciones
aportaban casi cuatro veces lo que emitía de SO2 todo el parque de
termoeléctricas, y eso considerando un período anterior a la
implementación de la norma que actualmente rige para estas centrales, la
que debiera reducir sus emisiones a menos del 20% actual. Por último, la
totalidad de las emisiones de As proviene de las fundiciones de cobre.
La norma
La elaboración del anteproyecto incluyó criterios técnicos, económicos y
sociales. De acuerdo a lo señalado por el Ministerio del Medio Ambiente,
se consideró en su preparación, “un completo diagnóstico de la condición
tecnológica asociada a cada fundición existente, la evolución de la emisión
de contaminantes a la atmósfera de las fuentes, la toxicidad y efectos de
los contaminantes, la eficiencia y eficacia de los instrumentos ambientales
vigentes que les son aplicables a las fuentes en materia de emisiones al
aire, la disponibilidad de tecnologías de control de emisiones, el potencial
de reducción de emisiones, la tendencia y enfoque de la regulación
internacional, los compromisos y acuerdos nacionales e internacionales del
sector regulado y de Chile, en particular ante la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)”2.
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Con la información recabada se elaboró la norma, cuyo objetivo principal
es reducir las emisiones de SO2, As, MP y Hg de las fundiciones de cobre,
sin que ello implique el cierre de ninguna fundición, según señala el mismo
Ministerio. Eso significó que aún cuando el mayor aporte de emisiones son
fugitivas, no se impusieran cambios estructurales a la fusión y conversión3.
Los límites propuestos para la emisión de contaminantes fueron evaluados
sobre la base de un análisis de escenarios alternativos, escogiendo aquel
que reportaba el mayor beneficio neto para la sociedad. Ello permitió
establecer una norma de emisión que, al menos teóricamente, fuera
técnica y económicamente factible y socialmente beneficiosa, aun cuando
la valoración de beneficios es siempre difícil de cuantificar.
El anteproyecto de norma establece exigencias diferenciadas para fuentes
existentes y fuentes nuevas. En el caso de las existentes, se congelan las
emisiones de SO2, se impone un límite máximo de emisiones de SO2 y As
(en toneladas por año) en función de un 95% de captura y fijación4 y se
establece un plazo máximo de 5 años para su cumplimiento.
Adicionalmente, se regula la emisión por chimeneas de proceso unitarios
relevantes a ser cumplido en un plazo entre 2,5 y 5 años (dependiendo si
cuentan actualmente con plantas de ácido de doble contacto). Se
introducen también algunas medidas operacionales para reducir el riesgo
de episodios contaminantes.
Se calcula que con la norma de 95% de captura la reducción de emisiones
de SO2 alcanzaría un 53%, y la de As un 37%. Adicionalmente, se
lograrían reducciones significativas de los eventos de neblinas tóxicas y
contaminación de suelos en zonas aledañas.
En el caso de las fuentes nuevas, se establece un límite de emisiones más
exigente, equivalente a 98% de captura para el SO2 y de 99,976% en el
caso de las emisiones de As.
Los límites de emisiones en chimeneas de plantas de ácido de fuentes
existentes se establecen en 800ppm para emisiones de SO2 (medición en
línea) y 1 mg/Nm3 para As (medición discreta), definiéndose además
limites a emisiones de MP en secadores y de MP y As en hornos de
limpieza de escoria. En el caso de las fuentes nuevas la norma es más
exigente.
Por último, se define que le corresponderá el control y fiscalización del
cumplimiento de la norma a la Superintendencia del Medio Ambiente.
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Cuadro Nº 2
LÍMITES DE EMISIONES
Límites de emisiones globales
Límite de emisiones de SO2
Captación SO2
Límite de emisiones de As
Captación As
fuente existente fuente
sí
95%
sí
95%
Límites de emisiones por chimenea
planta de ácido (SO2)
planta de ácido (As)
planta de ácido (Hg)
secador y horno de limpieza de escoria (MP)
horno de limpieza de escoria (As)
sí
98%
sí
99,976%
fuente existente fuente
800 ppm
1 mg/Nm3
50 mg/Nm3
1 mg/Nm3
nueva
nueva
520 ppm
1 mg/Nm3
0,1 mg/Nm3
30 mg/Nm3
1 mg/Nm3
Fuente: Elaboración propia.
¿Es la norma demasiado exigente?
Tal como está planteada en el anteproyecto en consulta, podría resultar en
una medida excesivamente restrictiva para el desarrollo de la actividad de
fundiciones en el país.
Como comentario general, cabe mencionar que, pese a los beneficios
asociados, la implementación de este tipo de normas -como lo fuera
también en el caso de la norma de emisiones para las centrales
termoeléctricas- parece cuestionable, en tanto establece iguales
exigencias para todas las fuentes, nuevas o existentes, independiente de
la localización de las mismas. Eso constituye una medida que podría
resultar innecesariamente restrictiva, toda vez que no tiene sentido
imponer estándares tan exigentes para fundiciones que se ubiquen en
localidad donde el aire no presenta riesgos de contaminación y/o que estén
alejados de los centros urbanos.
En cuanto a los aspectos particulares, existen también algunas objeciones
puntuales al anteproyecto de norma de emisiones de fundiciones que
parecen relevantes de analizar, toda vez que afectan a una actividad
importante para el país. De hecho, el proceso de fundición forma parte de
la cadena productiva para la exportación de cobre refinado, lo que
aumenta su valor agregado; otorga mayor flexibilidad comercial al tratar el
cobre internamente antes de ser comercializado, lo que abre mercados
que podrían no estar disponibles para importar concentrados con mayor
contenido de sustancias tóxicas; y constituye una actividad que aporta
importantes fuentes de trabajo.
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En este contexto, es fundamental que la aplicación de la norma no
constituya una medida tan abrumadora que termine por amenazar la
continuidad de las actividades de fundición o que eleva a tal punto los
costos que derive en una merma significativa de la competitividad de la
minería del cobre. Lo anterior, sin perjuicio de que la norma debe permitir
internalizar los costos sociales (externalidades) asociadas a las
fundiciones, lo que podría definir la conveniencia o no de que se realice tal
actividad.
Con todo, cabría esclarecer algunas dudas que surgen al análisis el
anteproyecto de norma de fundiciones de cobre.
El primero dice relación con la existencia de una doble restricción para las
fuentes existentes, cual es la imposición de límites máximos de emisión y
de niveles mínimos de captación de SO2 y As, en forma simultánea. Lo
anterior significa que, una vez alcanzado el máximo de producción, sólo se
puede expandir la actividad elevando la captura, lo que podría resultar
económicamente impracticable. Ello limitaría la capacidad de fundición de
las fuentes existentes en el futuro. Cabe por tanto preguntarse si tiene
sentido tener límites globales además de la obligación de cumplir con los
niveles de captura y fijación de 95% de las emisiones.
En el caso de las fuentes nuevas, las exigencias son aún mayores.
Particularmente restrictivo resulta la imposición de niveles de captura de
As equivalentes al 99,976%, cifra muy superior a la alcanzada por
cualquiera de las fundiciones existentes en Chile y dudosamente
alcanzable con la tecnología existente en el mundo. Ante eso, parece
razonable relajar la exigencia para fuentes nuevas para que ello no se
convierta en una restricción insalvable para los nuevos entrantes.
En síntesis, tal como está en el anteproyecto, los niveles de captura que se
exigirían a fuentes existentes y nuevas, sumado a los límites globales de
emisión en el caso de las incumbentes, podría limitar la capacidad de
fundición a futuro, lo que resulta inconveniente para la actividad minera del
país.
Por otra parte, es necesario establecer un plazo razonable para la
adaptación de las fuentes existentes a la nueva normativa. La pregunta
que surge es si 5 años serán suficientes, más en un contexto en que la
inversión total para la industria se estima en torno a los US$ 1.500 millones
para cumplir con la norma. Este plazo podría resultar, por tanto, demasiado
acotado para implementar las innovaciones requeridas, no solo del punto
de vista económico, sino también técnico. De hecho, no es difícil imaginar
la competencia que existirá en el mercado por personal calificado para el
diseño, ingeniería y construcción y por el suministro de equipamientos y
tecnología, todos ellos recursos escasos. Nuevamente, ello aboga por
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reevaluar los plazos y eventualmente alargar en un par de años el período
para el cumplimiento de la norma.
Por último, no cabe duda que la norma será más severa para algunas
fundiciones que otras. Basta constatar que entre Chuquicamata,
Caletones, Altonorte y Potrerillos concentran el 87% de las emisiones de
SO2 de las fundiciones. Ello revela que buena parte de los costos de
adaptación a la nueva norma deberán ser asumidos por CODELCO. La
estatal tiene además un modelo de negocios concentrado
mayoritariamente en la producción de cátodos, de modo que el mayor
costo del proceso de fundición tiene un efecto proporcionalmente mayor en
su cartera de productos. Una realidad también compleja es la que tendría
que enfrentar la fundición Paipote, de propiedad de ENAMI, que procesa
concentrado de la pequeña y mediana minería. Es previsible que los
márgenes en este caso sean estrechos o nulos, de modo que un alza
importante de costos para cumplir con la norma podría afectar a un número
importantes de productores.
Con todo, resulta importante analizar detenidamente el efecto que tendrá la
aplicación de esta norma a la actividad de fundiciones del país, pues no
tiene sentido encarecer en demasía el proceso o limitar la capacidad
doméstica de fundición, lo que se traduciría finalmente en un traspaso de
valor a los refinadores extranjeros. Es más, dado que la materia prima
difiere a lo largo del país en términos de su contenido de sustancias
tóxicas, es posible que los mercados de exportación se pudieran ver
reducidos de no mediar un proceso de fundición en el país de origen. Todo
lo anterior debiera ser analizado detenidamente por el Ministerio antes de
sacar adelante la nueva norma bajo los criterios propuestos en el
anteproyecto, siempre manteniendo como criterio principal que se logre un
beneficio social neto.
Conclusiones
La idea de establecer una norma de emisiones para fundiciones de cobre
es, sin duda, positiva por cuanto resulta muy relevante para la protección
de la salud de las personas y el medio ambiente. Sin embargo, de
mantenerse las exigencias que propone el anteproyecto de la norma,
podría eventualmente ser muy restrictiva, lo que amerita un serio análisis
de costo-beneficio. En particular, su cumplimiento involucra no sólo
inversiones importantes para las fuentes existentes y condiciones
altamente exigentes para las nuevas -lo que reduce la competitividad del
sector- sino que además establece un plazo acotado para el cumplimiento
de la norma. Es, por tanto, importante que la autoridad evalúe
correctamente los costos que ello podría introducir para la actividad de
fundición y no termine aplicando medidas tan restrictivas que terminen por
significar el cierre de fuentes existentes y/o el limitar la capacidad de
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fundición futura del país. Para ello, el acuerdo técnico en cuanto a los
efectos de la norma es fundamental.
En breve…
NORMA DE EMISIONES PARA FUNDICIONES DE COBRE:



Las fundiciones de cobre y fuentes emisoras de arsénico generan
emisiones al are que contienen dióxido de azufre, material
particulado y trazas de sustancias tóxicas. Lo anterior llevó a la
autoridad a elaborar una norma de emisiones específica, aplicable
a fundiciones nuevas y existentes, que se encuentra actualmente
en proceso de consulta pública.
Resultado de la aplicación de la norma, se espera reducir de
manera significativa las emisiones al aire de estos contaminantes,
particularmente del SO2, As y MP, lo que resulta positivo para la
protección de la salud de las personas y el medio ambiente.
Sin embargo, de mantenerse los requerimientos propuestos en el
anteproyecto –que involucra exigencias técnicas elevadas, un
plazo relativamente corto para su cumplimiento y una inversión
aproximada de US$1.500 millones- podría significar imponer
medidas excesivamente restrictivas. Ello amerita, por tanto, un
exhaustivo análisis de costo-beneficio de la norma para definir los
criterios definitivos.
1
Entre los efectos sobre la salud derivados de la emisión de MP 2,5 se encuentran
la mortalidad prematura, bronquitis y enfermedades respiratorias, cardiovasculares y
cerebro-vasculares, entre otros. La emisión de SO2 incide en enfermedades respiratorias y
cardiovasculares; el As se asocia a efectos cancerígenos, mortalidad cardiovascular y
muerte fetal; y el Hg a pérdida de coeficiente intelectual en niños, ataxia y disfunción renal.
2
Expediente del plan o norma, disponible en el Sistema Nacional de Información
Ambiental http://www.sinia.cl/1292/w3-article-52008.html.
3
Las emisiones de SO2 de fundiciones como Ventanas son principalmente fugitivas,
aportando un 69% de las emisiones totales. Similar situación ocurre en Chagres (71%) y
Potrerillos (61%).
4
Un 95% de captura significa emitir una cantidad inferior o igual a 5% en peso del
azufre, o el contaminante que fuere, ingresado a la fuente emisora.
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