¿Está sobrediagnosticado el trastorno bipolar? ■ De acuerdo a los resultados de diversos estudios, cuan- do se establece un diagnóstico de trastorno bipolar menos del 50% de las veces éste resulta correcto. El problema del sobrediagnóstico o bien la detección de casos “falsos positivos” implica que en la clínica psiquiátrica se requiere de criterios diagnósticos más estrictos. De esta manera, al definir un diagnóstico habrá más certeza de que se trate de un “verdadero positivo”. Este tema ha sido un debate central en el campo de cómo construir un sistema de diagnóstico psiquiátrico que sea adecuado. Una de las razones para evitar caer en el sobrediagnóstico es el impedir que individuos que no lo necesiten sean sometidos a diversos tipos de tratamientos que impliquen riesgo. Sin embargo, para muchos clínicos el resolver el problema del sobrediagnóstico es una tarea prácticamente imposible: inevitablemente el número de “falsos positivos” siempre excederá al de los “verdaderos positivos”. Por lo tanto, cualquier diagnóstico que se elabore de acuerdo a los criterios vigentes en la actualidad (DSM/ICD) tendrá muchas posibilidades de ser erróneo. Este conflicto no es factible de resolver mejorando los sistemas de clasificación ni tampoco haciendo los criterios de diagnóstico más rígidos; pero sí existen posibilidades de aumentar por otros medios la certeza diagnóstica. Estas soluciones son abordadas en un artículo publicado recientemente, el cual toma al trastorno bipolar como modelo para aplicar los procedimientos que pueden servir para mejorar el diagnóstico. Los autores empiezan su análisis considerando que para comprenden mejor el problema de los “falsos positivos” se debe hacer una cuidadosa revisión de la terminología. Este término puede prestarse a confusión debido a que se aplica tanto a las funciones del instrumento diagnóstico aplicado (se expresa como especificidad), como al diagnóstico al que se llega con el uso de éste. En este último caso los “falsos positivos” (es decir, cuando se etiqueta un caso cuando no lo es) se describen con mayor precisión con el término “valor de predicción positiva” (VPP). Es importante considerar que el VPP está afectado por la prevalencia del trastorno que se esté valorando (la frecuencia con la que la enfermedad buscada esté presente en la población que se va a estudiar). Por consiguiente, los autores llevaron a cabo un análisis para determinar cuál de estos factores (especificidad o prevalencia) tiene un mayor impacto sobre la certeza diagnóstica. Si consideramos que los resultados de aplicar un instrumento dependen de la prevalencia, se anticipa entonces que ante una baja prevalencia será más común encontrar “falsos positivos”, mien- Vol. 23, Número 12, Diciembre 2012 tras que en situaciones de alta prevalencia predominarán los “verdaderos positivos”. Un concepto útil es que se puede incrementar la certeza del procedimiento si se busca predecir la probabilidad anticipada. Por ejemplo, la probabilidad de encontrar casos verdaderos de trastorno bipolar en una determinada población aumenta si se buscan en sujetos con antecedentes familiares de trastorno bipolar, con antecedentes de episodios depresivos recurrentes y con otros factores que se sabe ocurren con más frecuencia en los pacientes bipolares que en los unipolares. Un ejemplo que citan los autores es un estudio que valoró a más de mil pacientes con el diagnóstico de depresión mayor al momento de su hospitalización, el cual encontró que el 27% tenía antecedentes de manía. En este subgrupo se identificaron tres características clínicas que resultaron altamente predictivas de un trastorno bipolar: 1) edad de inicio < 25 años, 2) contar con un familiar de primer grado con el diagnóstico y 3) antecedentes de síntomas psicóticos. Sin alguna de estas características sólo el 14% fue diagnosticado con trastorno bipolar, con una característica se diagnosticó al 19%, con dos al 48% y con tres al 66%. Con este ejemplo muestran entonces que la prevalencia está en función de la frecuencia de la enfermedad en una determinada población. Por lo tanto, la probabilidad anticipada de identificar con certeza la enfermedad en la práctica clínica aumenta si se consideran estos factores y no sólo los criterios clínicos de los sistemas clasificatorios. En la investigación clínica en psiquiatría el estándar de referencia para el diagnóstico suele ser la aplicación sistemática de los criterios diagnósticos en una forma estructurada, como es el caso del cuestionario SCID (la entrevista clínica estructurada para los criterios diagnósticos del DSM-IV). En este caso el VPP expresa el grado en el que hay acuerdo entre los diagnósticos de los clínicos y el estándar de referencia. Un ejemplo en este sentido es cuando primero un clínico establece un diagnóstico y después se corrobora si fue correcto con la aplicación de una entrevista estructurada. Si hay acuerdo entre ambos entonces se determina que dicho clínico tiene un elevado VPP, pero si no hay concordancia se determinará que el juicio diagnóstico del clínico en cuestión tiene un elevado valor de predicción negativo (VPN). En este sentido la detección de un caso “falso positivo” se consideraría como un sobrediagnóstico. Con este enfoque los autores de este trabajo evaluaron el desempeño del sistema de clasificación en psiquiatría de uso actual, con el ejemplo del trastorno bipolar. Su pregunta fue: ¿el uso de este sistema por los clínicos es más certero que el echar una moneda al aire? Y si no es así, ¿cómo se puede mejorar? Para llevar a cabo su objetivo efectuaron un análisis cuantitativo sobre el trastorno bipolar utilizan- 91 Diagnósticos de los clínicos Diagnósticos por SCID Bipolar No bipolar Valor predictivo Bipolar 63 82 VPP: 37% No bipolar 27 528 VPN: 95% Sensibilidad 70% Especificidad 86% En el 57% de los casos diagnosticados como bipolares por los clínicos de la comunidad el diagnóstico del SCID fue negativo, por lo que el VPP del diagnóstico de bipolaridad en este estudio fue sólo del 43%. En contraste, el VPN de ellos fue muy elevado: en ausencia del trastorno bipolar de acuerdo al SCID, el 95% de las veces los clínicos no efectuaron dicho diagnóstico. Con estos datos los autores del presente análisis efectuaron una conversión para determinar su sensibilidad y especificidad. Obtuvieron los siguientes resultados: con respecto a la sensibilidad, el 70% de los diagnosticados con el trastorno por el SCID también fueron diagnosticados por los psiquiatras de la comunidad. Por lo que respecta a especificidad, el 87% de aquellos no diagnosticados por el SCID como bipolares tampoco fueron diagnosticados así por los psiquiatras. En resumen, la sensibilidad fue baja (similar al VPP) y la especificidad, si bien fue elevada, no lo fue tanto como el VPN. Considerando una prevalencia de la enfermedad del 10% en la muestra utilizada, el valor predictivo se incrementa en la medida en la que se incrementa la sensibilidad como se ve en esta figura en donde el eje vertical es el VPP y el horizontal es la sensibilidad. En contraste, el VPP se incrementa exponencialmente cuando hay valores elevados de especificidad. Por otra par- 92 0.7 Valor predictivo positivo do un estudio nosológico muy amplio que se publicó hace algún tiempo (el Estudio Rhode Island). Lo seleccionaron debido a que dicho estudio se llevó a cabo con una población muy grande de pacientes, porque utilizó el SCID como el estándar de referencia y porque generó suficiente información para hacer un análisis detallado de la sensibilidad, la especificidad y los VPP y VPN. Analizaron el impacto de diferentes niveles de sensibilidad y especificidad sobre la certeza diagnóstica manteniendo la especificidad como constante y variando la sensibilidad, o bien utilizando el procedimiento inverso. De manera simultánea calcularon los valores predictivos. Los investigadores clínicos participantes en el Estudio Rhode Island aplicaron el SCID como estándar diagnóstico y lo compararon con los diagnósticos efectuados por los clínicos de la comunidad para identificar su sensibilidad, su especificidad y los valores de predicción. Los datos aparecen en el siguiente cuadro: 0.6 0.5 0.4 0.3 0.2 0.1 0.0 0 20 40 60 Sensibilidad Figura 1 80 100 te, el VPP se afecta por otra variable: la de la probabilidad anticipada. Como ya se mencionó, es posible incrementar la probabilidad anticipada de la enfermedad antes de aplicar los criterios diagnósticos si se valoran sistemáticamente otros factores que han mostrado estar estadísticamente asociados con la enfermedad en cuestión. Por ejemplo, al incrementar la probabilidad anticipada del 15% al 30% se aumenta el VPP de 47% a 68%. El incrementar la probabilidad anticipada hasta un 50% genera un VPP de 83% con una reducción del VPN a 74% como se ve en este cuadro: P r e v a - Sensibi- Especifilencia lidad cidad VPP VPN Desempeño de los clínicos 15 70 86 47 94 Ajustes con DSM incrementa especificidad al 90% sin reducir sensibilidad 15 70 90 55 94 Incremento de la probabilidad anticipada al 30% 30 70 86 68 87 Incremento de la probabilidad anticipada al 50% 50 70 86 83 74 Los autores de este trabajo de análisis concluyen que los resultados que muestran sugieren que el incrementar el umbral diagnóstico para maximizar la especificidad es una tarea casi imposible en términos prácticos para la clínica, ya que se requeriría incrementar la especificidad más del 90% para aumentar el VPP a 60%. El incrementar la probabilidad anticipada tendría un mayor impacto sobre el VPP y mantendría un VPN razonable. Sugieren entonces que este último enfoque es mucho más efectivo para resolver el problema de los “falsos positivos”. El VPN negativo no es un gran problema debido a que los clínicos tienden a acertar cuando determinan que un diagnóstico específico no está presente. Vol. 23, Número 12, Diciembre 2012 A nivel de la población general los “falsos negativos” no representan un problema importante en condiciones de prevalencias bajas (como sería el caso del trastorno bipolar), mientras que identificar “falsos positivos” sí corresponde a una situación problemática. Sin embargo, a nivel individual un diagnóstico erróneo de “falsos negativos” genera graves problemas para el individuo. En la conclusión final expresan que el considerar al trastorno bipolar como sobrediagnosticado deriva de una confusión entre el VPP y la sensibilidad. Cuando se valora correctamente basándose en la sensibilidad, el trastorno puede considerarse como subdiagnosticado. Proponen una solución alternativa para mejorar el proceso diagnóstico en las enfermedades psiquiátricas: debido a que son condiciones de prevalencia baja se necesitaría que antes de utilizar los criterios diagnósticos se incremente la probabilidad anticipada de los padecimientos aplicando pruebas clínicas que faciliten la detección. Esto Vol. 23, Número 12, Diciembre 2012 es, aplicando lo que ejemplifican con el trastorno bipolar a lo largo del trabajo. Este enfoque utilizaría entonces criterios diagnósticos moderados (no diseñados para tener un umbral diagnóstico alto o bajo) que permitan capturar con veracidad la realidad clínica, y combinarlos con el adiestramiento clínico que permita identificar los rasgos básicos de la enfermedad. Por lo tanto, al aumentar la probabilidad anticipada del trastorno bipolar de los niveles bajos de prevalencia poblacional (2/5%) a los niveles clínicos del 50%, se obtendría una certeza diagnóstica de al menos el 80%, lo cual es mayor que la obtenida exclusivamente con la aplicación de los criterios del DSM. Bibliografía PHELPS J, GHAEMI SN: The mistaken claim of bipolar overdiagnosis: solving the false positives problems for DSM-5/ICD-11. Acta Psychiatr Scand, 126:395-401, 2012. 93