334-2008 SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DE LA

Anuncio
334-2008
SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DE LA CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA: San Salvador, a las quince horas y dos minutos del uno de diciembre de dos mil
once.
El presente proceso ha sido promovido por la Sociedad Molinos de El Salvador, Sociedad
Anónima de Capital Variable, que puede abreviarse MOL, S.A. de C.V., por medio de su
apoderado general judicial licenciado Manuel Edgardo Acosta Oertel, impugnando la legalidad
de los actos administrativos emitidos por el Consejo Directivo de la Superintendencia de
Competencia que se detallan a continuación:
(1) Resolución de las doce horas del día cuatro de septiembre de dos mil ocho, en la que
se ordenó a la Sociedad Molinos de El Salvador, Sociedad Anónima de Capital Variable que
junto con HARISA, S.A. de C.V., dejara de cometer prácticas anticompetitivas descritas en el
artículo 25 letra d) de la Ley de Competencia consistente en una presunta división de mercado de
harina de trigo y se impuso multa de un millón novecientos setenta y un mil quince dólares de los
Estados Unidos de América con dieciséis centavos de dólar ( $1,971,015.16), equivalentes a
diecisiete millones doscientos cuarenta y seis mil trescientos ochenta y dos colones con sesenta y
cinco centavos de colón (¢17,246,382.65), equivalentes al tres por ciento (3%) respecto de Las
ventas anuales al año dos mil siete.
(2) Resolución de las nueve horas del día catorce de octubre de dos mil ocho, en la que
se resolvió sin lugar el Recurso de Revisión y confirmó en todas sus partes la resolución
relacionada en el párrafo anterior.
Han intervenido en el presente proceso: la parte actora en la forma indicada, el Consejo
Directivo de la Superintendencia de Competencia como autoridad demandada; y la licenciada
Flor de María Elías Guevara en representación del Fiscal General de la República.
I. CONSIDERANDOS:
A. ANTECEDENTES DE HECHO.
ALEGATOS DE LAS PARTES.
1. DEMANDA.
a) Autoridades demandadas y actos impugnados.
La demandante dirigió su pretensión contra el Consejo Directivo de la Superintendencia
de Competencia, por los actos administrativos descrito en el preámbulo de esta sentencia.
b) Circunstancias.
Relató el apoderado de la Sociedad demandante que el Consejo Directivo de la
Superintendencia de Competencia por resolución de las doce horas del día cuatro de septiembre
de dos mil ocho le ordenó que junto con HARISA, S.A. de C.V., dejara de cometer prácticas
anticompetitivas descritas en el artículo 25 letra d) de la Ley de Competencia consistente en una
presunta división de mercado de harina de trigo y se impuso multa por la cantidad de un millón
novecientos setenta y un mil quince dólares de los Estados Unidos de América con dieciséis
centavos de dólar ($1,971,015.16), equivalentes a diecisiete millones doscientos cuarenta y seis
mil trescientos ochenta y dos colones con sesenta y cinco centavos de colón (¢17,246,382.65),
equivalentes al tres por ciento (3%) respecto de las ventas anuales al año dos mil siete. Que en
virtud de dicha resolución, interpuso Recurso de Revisión contra dicha providencia ante el mismo
Consejo Directivo, quien mediante resolución de las nueve horas del catorce de octubre de ese
mismo año, confirmó su decisión.
Que al emitir esas resoluciones, se violentaron una serie de disposiciones secundarias y
preceptos de orden constitucional, entre otros, los artículos 1, 3, 25, 37, 44 y 45 de la Ley de
Competencia, el Derecho de Intimidad, el Debido Proceso y el Principio de Contradicción.
Que entre otras cosas, la autoridad demandada practicó inspecciones abusivas y
atentatorias a sus derechos ya que se realizaron sin tener una clara determinación del objeto a
investigar, de la información que se pretendía recabar y sin darle la posibilidad de defenderse en
la práctica de la prueba, y que el Registro con Prevención de Allanamiento que se le realizó no
cumplió con los requisitos de Ley, específicamente del artículo 173 del Código Procesal Penal,
que exige que se detallen los objetos que se buscarán en el registro en el interior del
establecimiento comercial, y por tanto es ilegal. Por otra parte, no se le confirió audiencia para
controvertir las pruebas recabadas con las que se le sancionó. Que sumado a ello, la gran mayoría
de las pruebas en que se basó la autoridad demandada fueron pruebas construidas por
ellos mismos, no tratándose de pruebas contundentes, pertinentes y conducentes para probar lo
que se investigaba. Asimismo, que la supuesta infracción de compartir mercado la fundamentaron
en una gran cantidad de presunciones, en virtual de las cuales no puede establecerse una sanción,
ya que ni siquiera son presunciones legales.
Finalmente, respecto a la infracción por la que se le sancionó, manifestó que la Ley de
Competencia se refiere a los acuerdos entre competidores bajo distintas modalidades, todas las
cuales no se probaron en el procedimiento sancionador, ya que no se probó limitación de precios,
fijación de cuotas ni división de mercado, sin embargo fue sancionado por tales prácticas.
Por todo lo anterior, considera que las resoluciones impugnadas son ilegales, por lo que
solicitó la suspensión provisional de la ejecución de los efectos de los actos reclamados y que los
mismos fueran declarados ilegales.
c) Disposiciones o derechos que se alelan violados.
Señaló que al dictar los actos impugnados, se le violentó las siguientes disposiciones:
1)
artículos 4, 9, 13, 14, 15, 87, 173 y siguientes y 224 del Código Procesal Penal, en
virtud que la autorización y trámite del Registro con Prevención de Allanamiento realizado por la
autoridad demandada no cumplió con los requisitos legales y por tanto se inobservaron derechos
y garantías fundamentales de la Constitución.
2)
artículos 8, 21, 24 y 25 de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos en
relación a los artículos 1, 2, 3, 8, 11, 12, 19, 23, 86, 102, 103, 110 y 164 de la Constitución, ya
que con el mal proceder de la administración en el procedimiento administrativo, se le
violentaron la Garantía de Audiencia, el Derecho a la Propiedad Privada, de Igualdad ante la Ley,
Presunción de Inocencia, Libertad Económica y Seguridad Jurídica.
3) artículos 1, 3, 25, 37, 45, y 54 de la Ley de Competencia, ya que la autoridad
demandada trató de aplicar un modelo de competencia perfecta en el mercado de la harina,
situación que no esta establecida en la Ley, realizó actuaciones fuera de su domicilio que le
establece la Ley, no le fueron probadas en el proceso sancionador ninguna práctica
anticompetitiva de las establecidas en la Ley, y no valoró la prueba conforme a la sana crítica.
4)
artículos 4 y 63 del Código Penal, ya que violó en Principio de Proporcionalidad con
la aplicación de la sanción impuesta por la autoridad demandada.
d) Petición.
El actor pidió que en sentencia definitiva se declarara la ilegalidad de las resoluciones
impugnadas.
2. ADMISIÓN DE LA DEMANDA.
La demanda fue admitida en auto de las quince horas cuarenta y cinco minutos del trece
de enero de dos mil nueve (folios 133 y 134). Se tuvo por parte a la Sociedad Molinos de El
Salvador, Sociedad Anónima de Capital Variable por medio de su Apoderado General Judicial
licenciado Manuel Edgardo Acosta Oertel. Se mandó oír al Consejo Directivo de la
Superintendencia de Competencia sobre la procedencia de la suspensión provisional de la
ejecución de los efectos de los actos administrativos impugnados y se requirió de la autoridad
demandada que informara sobre la existencia de los actos administrativos que se le atribuían.
3. INFORME DE LA PARTE DEMANDADA.
Recibido el primer informe del Consejo Directivo de la Superintendencia de
Competencia; se tuvo por cumplida la prevención respecto de su personería y se le tuvo por parte,
se mandó oír a la Sociedad Molinos de El Salvador, Sociedad Anónima de Capital Variable en la
siguiente audiencia para que se pronunciara sobre la Revocatoria del auto de admisión de la
demanda interpuesto por la autoridad demandada y en consecuencia, se suspendió el trámite para
resolver sobre la misma.
En auto de las quince horas tres minutos del uno de diciembre de dos mil nueve, se
declaró sin lugar el Recurso de Revocatoria interpuesto por la autoridad demandada, se suspendió
provisionalmente la ejecución de los efectos de los actos impugnados respecto del pago de la
multa y se declaró sin lugar en cuanto al cese de prácticas anticompetitivas; se requirió por
segunda vez a la autoridad demandada que remitiera los expedientes administrativos relacionados
con el caso y se solicitó que rindiera nuevo informe exponiendo las razones que justificaban la
legalidad de los actos administrativos impugnados, y se ordenó notificar la existencia de este
proceso al Fiscal General de la República.
El Consejo Directivo de la Superintendencia de Competencia, al contestar el informe a
que se refiere el artículo 24 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, manifestó
en síntesis lo siguiente:
En primer lugar, que no pretenden que la Sala de lo Contencioso Administrativo actúe
fuera de su marco legal o que limite su marco de actuación, todo lo contrario, considera deben
respetarse, así, cuando se alega que la Sala no puede entrar al fondo, es porque no puede
suplantarse el criterio del Consejo Directivo en temas de Competencia, por lo que no puede la
Sala de lo Contencioso Administrativo actuar como un tribunal de instancia recursiva so pretexto
de revisar la legalidad.
Sobre el pago de la multa manifestaron que en virtud del artículo 73 del Reglamento de la
Ley de Competencia, luego de ocho días siguientes al de la notificación de la misma, la
resolución se vuelve firme, por lo que no es un capricho el hecho de exigir el pago de dicha
multa.
Respecto a la nulidad de los actos reclamados, por haber sido emitidos en lugar distinto al
domicilio de la Superintendencia de Competencia, manifestaron que la competencia territorial de
dicha Institución se extiende a todo el territorio nacional, de manera que son inaplicables a este
caso las analogías que se pretende hacer respecto a tribunales ordinarios, que siendo competentes
en una parte del territorio resuelven casos en zonas distintas. Que precisamente en cumplimiento
al artículo 3 inciso segundo de la Ley de Competencia, se emitió la Resolución N° RS-AG07/2006 de fecha catorce de marzo de dos mil seis en la cual se determinó ubicar
provisionalmente las oficinas de la Superintendencia de Competencia en Antiguo Cuscatlán, sin
perjuicio que para los efectos legales correspondientes mantiene su domicilio en la ciudad de San
Salvador.
Que en virtud de ello, la emisión de las resoluciones impugnadas en la ciudad de Antiguo
Cuscatlán no ha supuesto ninguna ilegalidad y que además, las causales de nulidad deben
aparecer expresamente en la Ley las cuales deben regirse por los Principios de Taxatividad y
Trascendencia.
Respecto a la supuestas irregularidades durante el desarrollo del registro y allanamiento,
en cuanto a la violación al derecho a la Intimidad y correspondencia al ejecutarse el registro,
expresaron que el derecho a la intimidad tiene una naturaleza personalísima y como tal no es
posible reconocer su titularidad respecto de personas jurídicas y en todo caso, como todo
derecho, no tiene carácter absoluto. Que el Juez Primero de lo Civil de San Salvador consideró,
que el Registro con Prevención de Allanamiento era la herramienta idónea para la recopilación de
prueba de las distorsiones que se estaban causando al mercado con las prácticas anticompetitivas
de parte de la Sociedad actora.
En cuanto a la violación de la correspondencia al haberse verificado un libro de entrada y
salida de correspondencia, señalaron que según el artículo 44 de la Ley de Competencia, se le
concede la facultad al Superintendente para examinar, ordenar compulsas o realizar extractos de
los libros, documentos incluso de carácter contable, y además, que en el transcurso de las
diligencias, los ejecutivos, empleados y representantes de la empresa manifestaron su expresa
conformidad y consentimiento con el acceso y posterior reproducción de los documentos físicos y
electrónicos que se recabaron, de manera que nada se extrajo de manera forzosa.
Con relación a la indeterminación del objeto de la investigación, manifestaron que en el
auto del uno de abril de dos mil ocho que dio inicio a la investigación, así como en la solicitud de
registro presentada al Juez Primero de lo Civil de San Salvador, se expuso de forma clara y
expresa el objeto de la investigación, y en virtud de que dicha solicitud cumplía con los requisitos
de Ley, el referido Juez autorizó el Registro con Prevención de Allanamiento en las oficinas de la
demandante. Que además, consta en el Recurso de Revisión interpuesto por la parte actora que en
el acta del registro realizado se expresa que no se sustrajo ningún documento u objeto, ya que
solo se copiaron electrónicamente algunos documentos que en el mismo acto fueron devueltos y
que en la misma acta quedó establecido los documentos que se revisaron y su procedencia, por lo
que su utilización como prueba no puede tacharse de estar contaminada. Aunado a lo anterior,
que la demandante en escrito presentado con sus alegatos de defensa al inicio del procedimiento
administrativo reconoció tener claro el objeto del mismo y las conductas que se le atribuían en el
auto de instrucción, tanto así, que incluso presentó su defensa respecto de la misma. Además, en
cuanto al aspecto legal del registro, desde su solicitud hasta su tramitación como se dijo, estuvo
apegada a la Ley.
Sobre la violación al derecho de audiencia, la demandante pretendía que previo a la orden
y ejecución del Registro con Prevención de Allanamiento, se le notificara, sin embargo, señalan
que una audiencia de esa naturaleza no está prevista en la Ley, ya que la naturaleza de ese tipo de
diligencias es que se realice de forma sorpresiva, en aras de garantizar le efectiva recopilación de
elementos que abonen a la investigación, que el registro con prevención de allanamiento supone
únicamente una herramienta para recopilar elementos y no para emitir decisiones ni juicios de
valor alguno, y los elementos recabados fueron incorporados al expediente y en el trascurso del
procedimiento se ofrecieron todas las oportunidades para revisar el expediente y plantear los
argumentos de defensa, además, que en todo el desarrollo del registro estuvo presente la gerente
legal de la demandante y representantes del apoderado general judicial de la misma. Que todo
acto que se realizó en el registro le fue notificado, de lo cual quedo constancia en actos que
incluso fueron firmadas por sus funcionarios, representantes y empleados sin objeción alguna.
Asimismo, aclara que no es cierto que el procedimiento sancionador inició posterior al registro y
allanamiento ya que del expediente administrativo consta que la fecha de inicio del
procedimiento sancionador es anterior a la del registro, además, que las resoluciones que dieron
origen a los mismos fueron debidamente notificadas.
Respecto de la supuesta imposibilidad de la demandante de controvertir la prueba
incorporada al procedimiento, afirmaron que durante todo el procedimiento se tuvo el cuidado de
garantizar a los sujetos investigados el otorgamiento de todas las oportunidades para que pudieran
tener claridad sobre las conductas que se le atribuían, expusieran sus argumentos de defensa,
tuvieran acceso a los elementos incorporados en el procedimiento e incorporaran los elementos
probatorios que ellos estimaran, por lo que es falso el alegato respecto de la supuesta
imposibilidad de controvertir la prueba.
Sobre la falta de pruebas contundentes y aplicación de prueba por presunciones,
argumentaron que se puede constatar de la resolución final -impugnada- que se hizo todo un
análisis detallado y conjunto de la prueba de distinta naturaleza incorporada al procedimiento, lo
que incluye, análisis económicos, declaraciones testimoniales, reporte de ventas, documentos
electrónicos, etc., por lo que es evidente el gran número de medios probatorios que se
incorporaron al procedimiento sancionador.
Que la Sociedad demandante junto a HARISA S.A. de C.V. acordó dividirse el mercado
de harina de trigo en participaciones de ventas y crearon un mecanismo de compensación para
garantizar que las participaciones acordadas no se modificaran, evidentemente con la intención de
limitar la competencia entre ellas y así restringir el dinamismo competitivo que debe caracterizar
al mercado. En virtud de ello, es falso que las infracciones fueron sancionadas con base a
criterios de responsabilidad objetiva, pues por el objeto del acuerdo adoptado es evidente que con
el resultado afectaron bienes jurídicos tutelados por la Ley de Competencia.
Sobre la supuesta determinación del ilícito sólo con prueba testimonial, acotaron que de
conformidad a la Ley de Competencia y a la Jurisprudencia de la Sala de lo Contencioso
Administrativo, en virtud del sistema de evaluación de la sana crítica, la prueba debe ser
examinada de forma integral, lo que significa que el análisis de cada elemento probatorio no debe
realizarse de forma aislada sino en conjunto con el resto de elementos incorporados en el
procedimiento, lo que también supone la motivación de parte del juzgador. Que además de la
prueba testimonial también se examinó el resto de elementos probatorios recabados e
incorporados al procedimiento, es decir, toda la prueba fue examinada de manera integral, lo que
demostró que se incurrió de parte de la demandante en prácticas anticompetitivas prohibidas por
la Ley. Asimismo, que para probar un reparto de mercado es irrelevante la estructura de costos o
el conocer si el agente económico posee sindicatos o no, por lo que en estos casos, son otros los
elementos que apoyan la existencia del acuerdo de mercado, los cuales fueron citados en la
resolución impugnada.
Sobre la supuesta falta de prueba de un mecanismo de compensación entre las Sociedades
HARISA S.A. de C.V. y MOL, S.A. de C.V., expresaron que entre la prueba recabada e
incorporada al procedimiento sancionador, se encuentra un documento físico encontrado en la
oficina del Presidente y Representante Legal de HARISA S.A. de C.V., un archivo electrónico
encontrado en la computadora del Gerente de Comercialización de MOL, S.A. de C.V.
denominado "Ajuste acumulado cuadrado con SA" y luego de examinar el contenido de cada uno
de dichos documentos por separado y posteriormente haberla cotejado, se tuvo por demostrada la
existencia de un mecanismo de compensaciones mutuas y que dicho sistema funcionaba como
una manera de ajustar las diferencias existentes entre las ventas realizadas por dichas sociedades
y las expectativas de participación de mercado que ambos agentes económicos tenían, en virtud
del acuerdo anticompetitivo de división de mercado.
En cuanto a la supuesta insuficiencia probatoria al haberse determinado el ilícito con la
simple falta de variación en participaciones de mercado, manifestaron que éstas son un indicador
del nivel de rivalidad en el mercado, y como tal, fue utilizado como punto de partida para el
análisis del grado de competencia en el mercado de las harinas y no como elemento determinante
de la existencia de la práctica anticompetitiva, como manifestaron anteriormente, se hizo un
análisis integral de los elementos probatorios que demostraron contundentemente la existencia de
una práctica anticompetitiva.
Con respecto a la supuesta ilegalidad por la incorporación de prueba testimonial de forma
oficiosa y haber verificado el allanamiento fuera del término probatorio, manifestaron que son
situaciones contempladas en la Ley de Competencia, que faculta al Superintendente a citar a
personas que tengan relación con los hechos, para que rindan sus respectivas declaraciones, que
no obstante, constan en el procedimiento sancionador las notificaciones realizadas a la
demandante de las citas realizadas a los entrevistados para que tuviese conocimiento. Respecto a
la violación del Principio de Igualdad, expresaron que en la Ley de Competencia no se establece
que el allanamiento deba circunscribirse o ser ejecutado en el plazo probatorio, todo lo contrario,
determina que dicha diligencia puede ser verificada durante la instrucción del procedimiento y no
existe disposición alguna que lo enmarque dentro del plazo probatorio.
Por otra parte, en lo relacionado con que la sociedad demandante considera que se le
obligó a probar su inocencia, manifestaron que la Superintendencia de Competencia en virtud de
las facultades que les da la Ley, investigó de forma oficiosa los medios y elementos que
corroboraran las supuestas prácticas anticompetitivas y que todo cuanto se realizó en dicha
investigación fue notificado a la demandante, respetando no solo el derecho de defensa sino que
se dio la oportunidad al mismo de aportar la prueba que estimara pertinente para desvirtuar los
hechos que se le atribuían, lo cual no significa que estaba obligado a presentar ningún tipo de
prueba, en virtud del respeto a su presunción de inocencia, que ante la imputación realizada y
durante el procedimiento sancionador tuvo la calidad de inocente hasta que se demostró la
participación en el cometimiento de la práctica anticompetitiva por la cual se sancionó.
En cuanto a la violación del Principio de Tipicidad, que partiendo del análisis del índice
de rivalidad en el mercado de harina de trigo se determinó que dicho mercado es de poco
dinamismo; del análisis de las declaraciones se determinó que los sujetos investigados no poseen
políticas de comercialización o de ventas que propicien el aumento de sus carteras de clientes en
detrimento de su competencia y reconocieron que entre sí intercambian constantemente
información y se confirmó que las participaciones de mercado de ambos agentes económicos se
han mantenido estables en los últimos años. Además, del análisis de documentos físicos y
electrónicos recabados en las diligencias de registro realizadas en las oficinas de las sociedades
investigadas contenían reportes de ventas de harina de trigo de ambas empresas; asimismo, se
demostró que dichas empresas calculaban sistemáticamente las ventas de harina de trigo
realizadas por ambas y las cotejaban con las que coincidentemente esperaban realizar. Por lo que
se advirtió la existencia de un mecanismo de compensación de las diferencias que existían entre
las ventas reales de ambos agentes. Que lo prohibido por la Ley es simplemente la existencia de
un acuerdo entre competidores y en el proceso sancionador se valoró íntegramente todos los
elementos incorporados al procedimiento según el sistema de sana crítica y así fue que se
demostró contundentemente que HARISA S.A. de C.V. y MOL, S.A. de C.V. cometieron la
práctica anticompetitiva prohibida por el artículo 25 letra d) de la Ley de Competencia, por lo que
los hechos que se comprobaron durante el procedimiento encajan indiscutiblemente dentro de la
conducta típica descrita por el legislador.
Que la resolución impugnada incluye el marco teórico necesario para contextualizar el
análisis que se realizó, ya que no resulta coherente realizar un análisis en derecho de
Competencia abstrayéndose de la teoría económicamente básica que le da fundamento, y por
tanto aclara que no es la teoría económica la que determina si la conducta de un agente
económico es ilícita, sino que fue la conducta ilícita de las sociedades HARISA S.A. de C.V. y
MOL, S.A. de C.V. la que quedó demostrada por medio de hechos comprobados y no con base en
las teorías económicas.
Que el concepto de competencia perfecta es teórico y que no asumen que los mercados
poseen ese nivel de perfección, lo que sí es aceptado es que analizar un mercado utilizando un
modelo de competencia perfecta, permite entender fácilmente los efectos negativos en el
bienestar que las conductas anticompetitivas producen, ayuda a comprender mercados más
complejos y a identificar las conductas de agentes económicos que distorsionan el desempeño y
la eficiencia del mismo. Los mercados reales no cumplen con los supuestos básicos del modelo
de competencia, debido a la existencia de prácticas anticompetitivas entre otras, y es por eso que
el legislador incluye criterios y aspectos que de cumplirse definirían una práctica anticompetitiva,
por lo que desestimaron lo alegado por la demandante respecto de la supuesta ilegalidad por
interpretar que si no hay competencia perfecta en el mercado es porque hay prácticas
anticompetitivas.
Respecto de la importación conjunta de bienes, manifestaron que en primer lugar, es
evidente la existencia de un acuerdo, que éste acuerdo puede ser uno de tantos elementos que
configuren una práctica anticompetitiva establecida en la Ley, y por otra parte, reiteró que se
realizó una valoración integral de todos los elementos incorporados al procedimiento según el
sistema de sana crítica en donde se demostró que se cometieron prácticas anticompetitivas por lo
que no se puede decir que la conducta ilícita no fue producto únicamente del acuerdo de
importación sino de un conjunto de elementos probatorios que condujeron a determinar que
efectivamente procedía la sanción impuesta.
Aseveraron, que bajo ciertas circunstancias es comprensible que los agentes económicos
posean información respecto del mercado en el que se desempeñan, y que para efectos
estratégicos realicen acciones encaminadas a obtener datos respecto del desempeño de sus
competidores, pero debe aclararse que dichos monitoreos se realizan utilizando medios indirectos
para conseguir la información de la competencia tales como las encuestas, pero es improbable
que la información sensible de ventas, clientes y estrategias de comercialización sea compartida
libremente y en reuniones entre gerentes de comercialización competidores, por lo que debido a
la naturaleza de la información que se comprobó fue intercambiada, se considera que no existe
una razón económicamente justificable para dicha práctica y por tanto, la única explicación para
que se produzca es la existencia de un acuerdo entre competidores.
Finalmente, sobre las infracciones de la imposición de la multa expresaron, en cuanto a la
supuesta desproporcionalidad de la multa, se debe aplicar el artículo 38 inciso segundo de la Ley
de Competencia en sentido literal en virtud del Principio de Legalidad, ya que además, el sentido
de la Ley es claro.
4 . TÉRMINO DE PRUEBA.
Por auto de las quince horas ocho minutos del quince de abril de dos mil diez (folio 248),
se tuvo por rendido el informe requerido del Consejo Directivo de la Superintendencia de
Competencia, se acusó de recibido los expedientes administrativos relacionados al presente caso,
los cuales se han tenido a la vista. Se dio intervención a la delegada del Fiscal General de la
República licenciada Flor de María Elías Guevara, se previno al licenciado Manuel Edgardo
Acosta Oertel de conformidad al artículo 122 del Código Tributario y se abrió a prueba el juicio
por el término de Ley, dentro del cual solamente la parte demandante hizo uso de su derecho.
Por auto de las quince horas y cuatro minutos del uno de octubre de dos mil diez (folio
757), se tuvo por cumplida la prevención realizada al licenciado Manuel Edgardo Acosta Oertel.
5 . TRASLADOS.
Posteriormente se corrieron los traslados que ordena el artículo 28 de la Ley de la
Jurisdicción Contencioso Administrativa; sin embargo, por auto de las quince horas y doce
minutos del veinticinco de febrero del corriente año (folio 818), se mandó oír a la Sociedad
demandante en virtud de Recurso de Revocatoria interpuesto por la autoridad demandada,
respecto del numeral 4 del romano V de la resolución de las quince horas y tres minutos del uno
de diciembre de dos mil nueve que resolvió suspender provisionalmente la ejecución de los
efectos de los actos administrativos, impugnados en relación con la multa interpuesta a la
Sociedad demandante.
Los traslados fueron contestados en su orden, en los siguientes términos:
a) La parte actora fundamentalmente reiteró lo sostenido en el transcurso del proceso.
b) El Consejo Directivo de la Superintendencia de Competencia, manifestó en síntesis
que la Sociedad demandante en los escritos de los días ocho y treinta, ambos de julio de dos mil
diez, y del veinte de enero de dos mil once, incorporó nuevos argumentos de manera
extemporánea, sobre los cuales no se pronunciará. Asimismo, solicitó a la Sala no pronunciarse
sobre ningún argumento que la referida Sociedad hubiese presentado con posterioridad al día dos
de febrero de dos mil diez, ni valore ninguno de los elementos probatorios que se ha presentado
para demostrar tales alegatos. Que los informes periciales incorporados por la demandante al
presente proceso fueron agregados de manera ilícita, ya que se omitió ofrecerlos según las reglas
del Código de Procedimientos Civiles y en consecuencia esta Sala debe omitir su valoración.
Finalmente, solicitaron que en sentencia definitiva se declarara la legalidad de los actos
administrativos reclamados.
c) La representación fiscal sostuvo en síntesis, que las causales de nulidad deben estar
expresamente en la Ley, por lo que no es válido calificar como nulo un acto administrativo si el
vicio impugnado no aparece taxativamente en la Ley como provocador del mismo, y no existe
ningún precepto normativo que penalice con nulidad los actos de la Superintendencia o de sus
órganos por haberse emitido en un Municipio distinto al señalado por la Ley como su domicilio.
Por otra parte, agregó, que la Sociedad demandante no incorporó elementos concretos que
revelaran la verosimilitud de su pretensión o la existencia de un perjuicio inminente, y se ha
verificado que en el transcurso del procedimiento se garantizó el otorgamiento de todas las
oportunidades para que tuviera claridad sobre las conductas que se le atribuían y tuvo acceso a
los elementos incorporados en el procedimiento, por lo que considera que se le respetaron los
Principios que aduce violentados. Que ha quedado demostrado que fue legal la emisión de las
resoluciones impugnadas a través del procedimiento administrativo. Finalmente, considera que la
autoridad demandada ha actuado con apego a la Constitución de la República y a la Ley de
Competencia.
Por auto de las quince horas y dos minutos del treinta de mayo de dos mil once (folios
847 al 850), se declaró sin lugar la Revocatoria de la medida cautelar solicitada por el Consejo
Directivo de la Superintendencia de Competencia.
B. FUNDAMENTOS DE DERECHO.
1. OBJETO Y LÍMITES DE LA PRETENSIÓN.
La parte actora pidió se declarara la ilegalidad de los actos administrativos emitidos por el
Consejo Directivo de la Superintendencia de Competencia que se detallan a continuación:
(I) Resolución de las doce horas del día cuatro de septiembre de dos mil ocho, en la que se
ordenó a la Sociedad Molinos de El Salvador, Sociedad Anónima de Capital Variable que junto
con HARISA, S.A. de C.V., dejara de cometer prácticas anticompetitivas descritas en el artículo
25 letra d) de la Ley de Competencia consistente en una presunta división de mercado de harina
de trigo y se impuso multa de un millón novecientos setenta y un mil quince dólares de los
Estados Unidos de América con dieciséis centavos de dólar ($1,971,015.16), equivalentes a
diecisiete millones doscientos cuarenta y seis mil trescientos ochenta y dos colones con sesenta y
cinco centavos de colón (¢17,246,382.65), equivalentes al 3% respecto de las ventas anuales al
año dos mil siete.
(2) Resolución de las nueve horas del día catorce de octubre de dos mil ocho, en la que se
resolvió sin lugar el Recurso de Revisión y confirmó en todas sus partes la resolución relacionada
en el párrafo anterior.
Hace recaer la ilegalidad de la resolución esencialmente en las siguientes disposiciones:
1)
artículos 4, 9, 13, 14, 15, 87, 173 y siguientes y 224 del Código Procesal Penal, en
virtud que la autorización y trámite del Registro con Prevención de Allanamiento realizado por la
autoridad demandada no cumplió con los requisitos legales y por tanto se inobservaron derechos
y garantías fundamentales de la Constitución.
2)
artículos 8, 21, 24 y 25 de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos en
relación a los artículos 1, 2, 3, 8, 11, 12, 19, 23, 86, 102, 103, 110 y 164 de la Constitución, ya
que con el mal proceder de la administración en el procedimiento administrativo, se le
violentaron la Garantía de Audiencia, el Derecho a la Propiedad Privada, de Igualdad ante la Ley,
Presunción de Inocencia, Libertad Económica y Seguridad Jurídica.
3)
artículos 1, 3, 25, 37, 45, y 54 de la Ley de Competencia, ya que la autoridad
demandada trató de aplicar un modelo de competencia perfecta en el mercado de la harina,
situación que no está establecida en la Ley, realizó actuaciones fuera de su domicilio que le
establece la Ley, no le fueron probadas en el proceso sancionador ninguna práctica
anticompetitiva de las establecidas en la Ley, y no valoró la prueba conforme a la sana crítica.
4)
artículos 4 y 63 del Código Penal, ya que violó en Principio de Proporcionalidad
con la aplicación de la sanción impuesta por la autoridad demandada.
Durante la etapa procesal de presentación de pruebas la parte actora introdujo nuevos
elementos al presente juicio. Sin embargo, de conformidad con el Principio de Congruencia
regulado en el artículo 32 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, la sentencia
recaerá exclusivamente sobre los asuntos que han sido controvertidos. En concordancia con lo
anterior, según el artículo 201 del Código de Procedimientos Civiles -derogado-, normativa de
aplicación supletoria en el proceso contencioso administrativo de conformidad con lo establecido
en el artículo 53 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y 706 del Código
Procesal Civil y Mercantil, "después de contestada la demanda no puede variarse ni modificarse
bajo concepto alguno". Ahora bien, a pesar que la Ley de la materia, no hace referencia al
término "contestación de la demanda", se ha entendido jurisprudencialmente que ésta se tiene por
contestada, cuando la autoridad demandada rinde su informe justificativo de legalidad del acto
que se le imputa. En consecuencia, esta Sala se abstendrá de conocer sobre la legalidad o
ilegalidad de los argumentos nuevos que la parte actora pretendió introducir durante la etapa
probatoria.
2. NORMATIVA APLICABLE.
a)
Constitución de la República, Asamblea Constituyente, Número 38, del quince de
diciembre de mil novecientos ochenta y tres, publicado en el Diario Oficial Número 234, Tomo
281, del dieciséis de diciembre de mil novecientos ochenta y tres.
b)
Ley de Competencia, Decreto Legislativo Número 528, del veintidós de diciembre
de dos mil cuatro, publicado en el Diario Oficial Número 240, Tomo 365, del veintitrés de
diciembre de dos mil cuatro.
c) Reglamento de la Ley de Competencia, Decreto Legislativo Número 126, del cinco
de diciembre de dos mil seis, publicado en el Diario Oficial Número 227, Tomo 373, del cinco de
diciembre de dos mil seis.
d)
Código Procesal Penal, Decreto Legislativo Número 904, del cuatro de diciembre
de mil novecientos noventa y seis, publicado en el Diario Oficial Número 11, Tomo 334, del
veinte de enero de mil novecientos noventa y siete.
3. SOBRE LAS DISPOSICIONES GENERALES QUE SE CONSIDERAN VIOLADAS.
3.1 Sobre la violación de los artículos 173 y siguientes del Código Procesal Penal derogado- en virtud que la autorización y trámite del Registro con Prevención de Allanamiento
realizado por la autoridad demandada no cumplió con los requisitos legales.
El apoderado de la Sociedad demandante manifestó en la demanda que en base al
artículo 13 literal r) y 44 de la Ley de Competencia, en relación a los artículos 173 y siguientes
del Código Procesal Penal -derogado-, la Superintendencia de Competencia inició las diligencias
judiciales necesarias a efecto de llevar a cabo un Registro con Prevención de Allanamiento dentro
del procedimiento sancionador por supuestas conductas anticompetitivas de su mandante. Que en
dicho allanamiento se llevó entre otros, libros de correspondencia. Que de conformidad al
artículo 24 de la Constitución de la República, la correspondencia de toda clase es inviolable, con
lo que queda en evidencia que la entidad reguladora de la Competencia se llevó correspondencia
que no podía haberse llevado por mandato constitucional y como tal no podía servir de prueba en
el juicio contencioso administrativo.
Que el referido procedimiento que la Superintendencia de Competencia siguió, era para
probar y sancionar, lo que se pretendía obtener en tales diligencias eran pruebas y en base a éstas
posteriormente resolvió en contra de su mandante. Que la orden de Registro con Prevención de
Allanamiento extendida por el Juzgado Primero de lo Civil de San Salvador, no detalló los
objetos que se buscarían en el interior del establecimiento comercial de su representada y por
tanto dicha orden es ilegal de conformidad al artículo 173 inciso 2° del Código Procesal Penal.
Que cuando el artículo 44 en las letras e) y f) se refiere a elementos probatorios que
pretenden "recabarse" a través de las diligencias o con objeto del procedimiento, el término
"recabar" permite recaudar la prueba que se procura con el procedimiento, pero no es sinónimo ni
concede la facultad de retener, secuestrar o tomar en comiso, como si expresamente se facultó en
el caso de la inspección regulada en el mismo artículo. Por consiguiente, todo tipo de
información, documentación y objetos que fueron incautados ilegalmente en el Registro con
Prevención de Allanamiento verificado a su representada el día tres de abril de dos mil ocho,
fueron allegados en forma ilegal al procedimiento y no pueden servir de prueba en el mismo, de
conformidad al artículo 54 de la Ley de Competencia en relación al artículo 15 inciso 2° del
Código Procesal Penal.
3.1.1 Sobre el Principio de Legalidad.
Sobre el Principio de Legalidad esta Sala ha manifestado en sentencias anteriores que: "La
conexión entre el Derecho y el despliegue de las actuaciones de la Administración, se materializa
en la atribución de potestades, cuyo otorgamiento habilita a la Administración a desplegar sus
actos. Como afirma Eduardo García de Enterría, "sin una atribución legal previa de potestades la
Administración no puede actuar, simplemente... (...)"; "Si la Administración pretende iniciar una
actuación concreta y no cuenta con potestades previamente atribuidas para ello por la legalidad
existente, habrá de comenzar por proponer una modificación de esa legalidad, de forma que de la
misma resulte la habilitación que hasta ese momento faltaba".
El punto central a establecer, es que el Principio de Legalidad en su manifestación de
circulación positiva se encuentra recogido en nuestro ordenamiento jurídico con rango
constitucional. Es así que el artículo 86 inciso final de la Constitución de la República señala que:
"los funcionarios del gobierno son delegados del pueblo, y no tienen más facultades que las que
expresamente les da la Ley". El reconocimiento de este principio implica, que la Administración
Pública en el país puede ejecutar sólo aquellos actos que el bloque jurídico le permite, y en la
forma que en el mismo se regule; es decir, sólo pueden dictarse actos con el respaldo de una
previa potestad.
Por lo que la Administración está sometida a las reglas de derechos, recogidas en la
Constitución y en las Leyes. Este principio impone a las autoridades, la obligación de ceñir todas
sus decisiones al contenido de las reglas jurídicas preestablecidas y los principios no escritos que
conforman el ordenamiento jurídico, aplicándose tanto a los actos administrativos individuales,
como a los actos administrativos generales; por consiguiente, las medidas o decisiones de
carácter particular, requieren para su validez, estar subordinados a las normas generales. Los
actos administrativos generales, deben tener su fundamento en la Constitución y en las Leyes, por
consiguiente, nada valdría, si la efectividad del Principio de Legalidad no estuviera garantizada
contra posibles violaciones del mismo. Los administrados pueden acudir a los órganos
jurisdiccionales competentes, para pedir la anulación de los actos administrativos ilegales, u
oponer como defensa, la excepción de ilegalidad cuando se haya intentado contra ellos una
demanda fundada en un acto administrativo que ellos estiman ilegal.
El Principio de Legalidad aplicado a la Administración Pública ha sido reconocido en
reiterada jurisprudencia por este Tribunal, sosteniéndose que en virtud del mismo, la
Administración sólo puede actuar cuando la Ley la faculte, ya que toda acción administrativa se
nos presenta como un poder atribuido previamente por la Ley, y por ella delimitado y
construido".
Todo lo anterior resume el ámbito de competencia de la Administración Pública, la cual
solo puede dictar actos en ejercicio de atribuciones previamente conferidas por la Ley, y de esta
manera instaurar el nexo ineludible acto-facultad-Ley. La habilitación de la acción administrativa
en las distintas materias o ámbitos de la realidad, tiene lugar mediante la correspondiente
atribución de potestades, entendidas como sinónimo de habilitación.
3.1.2 Aplicación al caso en debate.
Con fecha uno de abril de dos mil ocho, la Superintendencia de Competencia inició
procedimiento sancionador contra la Sociedad MOL, S.A. de C.V. y HARISA, S.A. de C.V., por
atribuírseles la presunta participación en uno de los acuerdos anticompetitivos entre competidores
que aparecen tipificados en los literales a), b), y d) del artículo 25 de la Ley de Competencia. Así,
el día tres de abril del mismo año, con la respectiva autorización del Juez Primero de lo Civil de
San Salvador, se ejecutó el Registro con Prevención de Allanamiento de conformidad a lo
establecido en el artículo 44 inciso 3° de la Ley de Competencia en las instalaciones principales
de la Sociedad MOL, S.A. de C.V. en donde se recopilaron numerosos documentos para ser
utilizados como prueba.
Para determinar la legalidad de la referida diligencia realizada por la Superintendencia de
Competencia, es necesario hacer un estudio de la tramitación y contenido de la orden de Registro
otorgada por el Juez Primero de lo Civil de San Salvador y de las facultades y potestades que la
Superintendencia tenía en virtud de dicha autorización, su marco de actuación.
En primer lugar, el artículo 44 inciso 3° de la Ley de Competencia establece: "Cuando se
trate de registros o allanamientos, en la solicitud que se haga al Juez, el Superintendente deberá
incorporar, entre otros, los siguientes documentos: a) El objeto del procedimiento en el que se
desarrollaría la diligencia solicitada; b) La indicación de las personas que participarán en el
registro o allanamiento; c) La dirección del inmueble o inmuebles en donde se realizará la
diligencia; d) La fecha y hora en las que se realizaría la misma; e) Los elementos probatorios que
pretenden recabarse a través de la diligencia; f) La relación de los elementos probatorios que
pretenden recabarse con el objeto del procedimiento; g) Las razones que justifiquen que el
registro o allanamiento es el medio idóneo y necesario para recabar los elementos probatorios.
Así pues, la Superintendencia de Competencia solicitó al respectivo Juez la autorización
para realizar la diligencia de Registro a la Sociedad MOL, S.A. de C.V. (folios 146 a 150 del
expediente administrativo), y con fecha dos de abril de dos mil ocho, el Jugado de lo Civil de San
Salvador, autorizó a la Superintendencia de Competencia a realizar el Registro con Prevención de
Allanamiento en el domicilio de la referida Sociedad (folio 151 del expediente administrativo).
El artículo 173 del Código Procesal Penal vigente a la fecha de los hechos, establecía:
"Cuando haya motivo suficiente para presumir que en un lugar público o privado existen objetos
relacionados con la comisión del hecho punible que se investiga, o que allí pueda efectuarse la
detención del imputado o de alguna persona sospechosa, el fiscal o la policía, deberán solicitar al
juez la expedición de una orden de registro de ese lugar, quien deberá resolver en un plazo no
mayor de dos horas. La falta de resolución judicial en el plazo indicado, hará incurrir al juez en
responsabilidad penal y la Fiscalía General de la República de oficio informará a la Sección de
Investigación Judicial de la Corte Suprema de Justicia.
Si el juez accede a lo solicitado, librará por escrito, la orden de registro expresando el
lugar, en que la diligencia habrá de practicarse, el tiempo durante el cual la orden estará vigente y
los objetos que se buscan. Si en la práctica de la diligencia se encontraren efectos concernientes a
acciones delictivas distintas a la que se investiga, la policía deberá incautados y entregarlos al
juzgado que libró la orden de registro, junto con un informe pormenorizado de su actuación.
El juez, el fiscal o ambos pueden estar presentes en la diligencia de registro, y si en el
lugar a registrar se presume que se detendrá al imputado u ocasionalmente en el mismo se le
encuentra, será detenido e inmediatamente se le hará saber el motivo de su detención y los
derechos que la ley le concede".
Así pues, se advierte que de la lectura del artículo 173 antes referido, el registro deberá
desarrollarse y limitarse a lo dispuesto y establecido en la orden del Juez que autoriza tal
diligencia.
El Registro, objetivo natural del acto de entrada, tiene por finalidad la aprehensión de
objetos relacionados con la comisión del hecho que se investiga, pretendiéndose en definitiva la
obtención y aseguramiento de elementos probatorios. Sin embargo, la resolución judicial que lo
autoriza, debe adoptar ciertas características:
a)
Ha de tener forma de auto, nunca de decreto o providencia, por la importancia de la
decisión y por su afectación a derechos fundamentales de particulares.
b)
Debe de estar basada en una expresa y motivada petición de parte, que deberán
acreditar la existencia de indicios y datos objetivos que justifican la diligencia, es decir, que hay
motivos suficientes para presumir que en un lugar existen objetos relacionados con la comisión
del hecho que se investiga.
c) Debe expresar las razones de necesidad, idoneidad y proporcionalidad que justifican la
afectación de la esfera jurídica o un derecho fundamental de particulares.
d) La resolución autorizante debe expresar, la finalidad concreta y determinada que se
persigue con la entrada, los objetos, aunque sea de forma aproximada, que se esperan encontrar,
el lugar del registro, el tiempo de su realización y la autoridad encargada de su ejecución.
Es evidente que las características requeridas para la autorización de un registro, buscan
resguardar derechos fundamentales de los particulares, sobre todo, como en el presente caso, que
se trata de un proceso sancionador en donde puede resultar una afectación directa en la esfera
jurídica de un administrado; así pues, la legislación vigente a la fecha en que ocurrieron los
hechos, exigía de la autorización en comento, todos los requisitos que se han mencionado en
párrafos anteriores entre los cuales se encuentran el expresar o especificar los objetos que se
buscan -artículo 173 inciso 2° del Código Procesal Penal vigente a la fecha de los hechos-.
En congruencia con la Constitución y los fundamentos del Estado Constitucional de
Derecho, la potestad sancionadora encuentra su límite máximo en el mandato de legalidad que
recoge el inciso primero del artículo 86 de la Constitución. Así pues, en virtud de la sujeción a la
Ley, la Administración sólo podrá funcionar cuando aquella la faculte, ya que las actuaciones
administrativas aparecen antes como un poder atribuido por la Ley, y por ella delimitado y
construido. Esta premisa de habilitación indudablemente extensible a la materia sancionatoria,
deviene en la exigencia de un mandato normativo que brinde cobertura a todo ejercicio de la
potestad.
En ese orden de ideas, la solicitud de la licenciada Celina Guadalupe Escolán Suay, en
representación de la Superintendencia de Competencia al Juez Primero de lo Civil de San
Salvador para la realización del Registro a la demandante a que se ha hecho referencia, en
cumplimiento a lo establecido en el literal e) del artículo 44 de la Ley de Competencia, enumeró
en el numeral 4, párrafo 2° del referido escrito una serie de elementos probatorios que se
pretendía recabar a través de la diligencia (folio 149 del expediente administrativo). Sin embargo,
el Juez Primero de lo Civil de San Salvador, mediante auto de las catorce horas del día dos de
abril de dos mil ocho, al resolver sobre la petición de la licenciada Escolán Suay, expresó en el
párrafo 3° de su resolución: "Habiendo cumplido la solicitud presentada, con los requisitos que
establecen los artículos 44 reformado de la Ley de Competencia y 193 Pr.C., autorizase la Orden
de Registro con Prevención de Allanamiento en el inmueble donde funciona el establecimiento
comercial de la Sociedad Molinos de El Salvador, Sociedad Anónima de Capital Variable,
ubicado en Cincuenta Avenida Norte y Boulevard del Ejército, de esta ciudad, el que deberá
realizarse el día tres del presente mes y año, a partir de las nueve horas y llevarse a cabo sin ser
interrumpido hasta su finalización, por la Superintendenta de Competencia Abogada Celina
Guadalupe Escolán Suay, y/o las personas autorizadas para ese efecto, quienes podrán auxiliarse
de la fuerza pública".
De lo anterior, se advierte que el Juez Primero de lo Civil de San Salvador, al emitir la
referida resolución de autorización, omitió dar cumplimiento a lo establecido en la primera parte
del inciso segundo del artículo 173 del Código Procesal Penal vigente a esa fecha, es decir, que
no consignó los objetos que se buscarían en la diligencia.
Todo proceso debe de garantizar al administrado que aquellas pruebas de cargo utilizadas
para intentar desvirtuar la presunción de inocencia y que pueden fundamentar una sentencia
condenatoria, han sido obtenidas dentro del marco de la legalidad vigente, es decir, observando
las normas de procedimiento -garantías y principios procesales- y los derechos fundamentales
otorgados por nuestra Constitución a los ciudadanos.
Así, tenemos, como primer punto, que la resolución autorizante del Registro con
Prevención de Allanamiento en el inmueble de la Sociedad demandada no cumplió con los
requisitos exigidos en la Ley, lo que trae como consecuencia que dicho auto sea ilegal y como tal,
no debió surtir ningún efecto jurídico, puesto que no debió ejecutarse. En cuanto a la autoridad
ejecutante, es decir, la Superintendencia de Competencia, resulta evidente que al dar trámite a la
orden del Juez antes referida, se extralimitó en su actuación ya que por una parte no había o no
tenía una habilitación legítima para actuar y por tanto, realizó una diligencia y recabó una serie de
elementos probatorios sin estar legítima y legamente autorizada, y más grave aún, que toda la
prueba recopilada en dicha diligencia, que consta en el Acta de Registro con Prevención de
Allanamiento agregada de folios 161 a 163 del expediente administrativo, constituye toda la base
y fundamento para probar las supuestas conductas anticompetitivas que se le atribuían a la
Sociedad demandante en el proceso sancionatorio y que devino en la emisión de los actos
administrativos impugnados. Podemos decir entonces, que la ilegalidad de la autorización del
Juez, se hace extensiva a las pruebas que fueron derivadas o vinculadas con una evidencia
obtenida mediante un acto que manifiestamente incumplió los requisitos que le exigía la Ley,
tratándose de una prueba viciada en su origen y como tal es prohibida su utilización y valoración,
y no puede provocar efecto alguno, lo que resulta ser un límite al ius puniendi estatal.
Finalmente, vale la pena recordar, que los actos procesales son actos típicos que producen
los efectos que la Ley les reconoce pero sólo cuando se realizan adecuadamente, es decir, de
acuerdo con lo prevenido en la misma Ley. Por tanto, si tal adecuación falta dicho acto es ilegal.
En la relación de conexidad entre un acto que ha incumplido con los requisitos que le exige la
Ley, y los actos concomitantes con él, a los que se extienden sus efectos existe una integridad
conceptual.
Por lo que esta Sala considera que siendo que la autorización con la que actúo la autoridad
demandada no cumplió con los requisitos legales, ésta es ilegal y como tal, toda actuación
posterior a ella y la ejecución de dicho auto también lo es y así debe declararse.
Advertida la actuación ilegal respecto del punto antes expuesto resulta inoficioso el
pronunciamiento respecto de los otros argumentos de ilegalidad expuestos por la parte actora.
Asimismo, dado que el acto originario es ilegal, el acto que confirma éste también deviene en la
misma ilegalidad, y así debe declararse.
4.
CONCLUSIÓN.
Así, después de analizar la Ley aplicable al presente caso y de los razonamientos
realizados, esta Sala estima que la actuación del Consejo Directivo de la Superintendencia de
Competencia estuvo sustentada en una autorización ilegal, que no cumplía con los requisitos que
le exigía la Ley y como consecuencia no estaba habilitada legalmente para realizar la diligencia
de Registro con Prevención de Allanamiento en el inmueble de la Sociedad MOL, S.A. de C.V.,
con lo que resulta que la autoridad demandada no actuó conforme a derecho y consecuentemente,
es ilegal tanto la autorización del Juez Primero de lo Civil de San Salvador como su consecuente
ejecución por parte de la Superintendencia de Competencia, que recabó elementos de prueba en
contra de la demandante que concluyó con la resolución sancionatoria en su contra el día cuatro
de septiembre de dos mil ocho, en la que se le ordenó dejara de cometer prácticas
anticompetitivas descritas en el artículo 25 letra d) de la Ley de Competencia y se impuso multa
por la realización de tal conducta.
5.
CONSIDERACIONES SOBRE LA MEDIDA PARA EL RESTABLECIMIENTO DE
LOS DERECHOS VIOLADOS.
En vista que este Tribunal decretó oportunamente la medida cautelar de suspensión de los
efectos de los actos administrativos impugnados, respecto del pago de la multa impuesta la
sociedad demandante, ésta no vio modificada perjudicialmente su esfera jurídica patrimonial, ya
que la autoridad demandada no pudo hacer efectivo el cobro de la suma que asciende a un millón
novecientos setenta y un mil quince dólares de los Estados Unidos de América con dieciséis
centavos de dólar ($1,971,015.16), equivalentes a diecisiete millones doscientos cuarenta y seis
mil trescientos ochenta y dos colones con sesenta y cinco centavos de colón (¢17,246,382.65),
equivalentes al tres por ciento (3%) respecto de las ventas anuales al año dos mil siete, la cual
tampoco podrá hacerse efectiva en virtud de haberse declarado la ilegalidad de los actos
controvertidos. Sin embargo, si la autoridad demandada quiere proceder a sancionar a MOL, S.A.
DE C.V. por atribuirle la comisión de prácticas anticompetitivas, deberá realizar nuevamente el
procedimiento sancionatorio establecido en la Ley de Competencia, desde el último acto
declarado como válido en los acápites que preceden, en plena sujeción a todos los derechos y
demás garantías constitucionales y legales ya estudiadas a lo largo de esta sentencia. II. FALLO:
POR TANTO, con base en las razones expuestas, y artículos 44 de la Ley de Competencia,
173 del Código Procesal Penal -derogado-; y, 31, 32, 33 y 53 de la Ley de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa, a nombre de la República, esta Sala FALLA:
a)
Que es ilegal la resolución dictada por la Superintendencia de Competencia, a las
doce horas del día cuatro de septiembre de dos mil ocho, en la que se ordenó a la Sociedad
Molinos de El Salvador, Sociedad Anónima de Capital Variable que junto con HARISA, S.A. de
C.V., dejara de cometer prácticas anticompetitivas descritas en el artículo 25 letra d) de la Ley de
Competencia consistente en una presunta división de mercado de harina de trigo y se impuso
multa de un millón novecientos setenta y un mil quince dólares de los Estados Unidos de
América con dieciséis centavos de dólar ($1,971,015.16), equivalentes a diecisiete millones
doscientos cuarenta y seis mil trescientos ochenta y dos colones con sesenta y cinco centavos de
colón (¢17,246,382.65), equivalentes al 3% respecto de las ventas anuales al año dos mil siete.
b)
Que es ilegal la resolución dictada por la Superintendencia de Competencia, a las
nueve horas del día catorce de octubre de dos mil ocho, en la que se resolvió sin lugar el Recurso
de Revisión y confirmó en todas sus partes la resolución relacionada en el literal anterior.
e) Como medida para el restablecimiento del derecho violado, ordénase a la
Superintendencia de Competencia, reponer el procedimiento sancionatorio en contra de la
Sociedad Molinos de El Salvador, Sociedad Anónima de Capital Variable desde el último acto
válido realizado, respetando los derechos expresados en esta Sentencia.
d) En el acto de notificación extiéndasele certificación de esta sentencia a la autoridad
demandada y a la representación fiscal.
NOTIFÍQUESE.
M. A. CARDOZA A.------L. C. DE AYALA G.---------E. R. NUÑEZ.-----------M. POSADA.------PRONUNCIADA POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS Y SEÑORAS MAGISTRADAS
QUE LA SUSCRIBEN.-------RUBRICADAS.--------ILEGIBLE.
Descargar