1 LA AUTORIDAD EN LA FAMILIA Profesor Oliveros F. Otero Universidad de Navarra. ¿Qué es Ia autoridad? Un aceptable punta de partida para el esclarecimiento del concepto de autoridad consiste en recurrir a su etimología. Autoridad, etimológicamente, se deriva del verba Iatino “augere” que significa aumentar, incrementar. promover, hacer crecer. En el mundo romano, "Ia palabra “auctoritas” designaba Ia fuerza que servía para sostener y acrecentar algo, y el auctor, el agente o sujeto activo de esa ·auctoritas, era Ia persona que sostenía o desarrollaba algo porque el mismo se había previamente aumentado o acrecentado a si mismo en sus virtudes" . La autoridad vendría a ser, por tanto Ia fuerza que sirve para sostener y acrecentar. Pero esta finalidad requiere ser concretada mediante una elemental pregunta: ¿que es lo que debe ser sostenido y acrecentado? Referida a una institución educativa , debe ser sostenida y acrecentada Ia educación. Es decir, cada hijo o cada alumna -según se trate de Ia familia o de Ia escuela-. en su pronto proceso educativo. Cosa distinta es Ia disposición interior de quienes ejercen Ia autoridad. ¿Hay afán de servir o afán de dominar en quien manda?. "Para S. Agustin , si el hombre no hubiera pecado, habría autoridad en Ia sociedad, pero como servicio. como pastoreo. no como dominio. El pecado, al herir Ia naturaleza humana, hace inevitable que esa autoridad sea también dominio" . Ello quiere decir que en el interior de cada ser humano hay, a Ia vez, afán de dominio y afán de servicio. De su lucha personal depende que venza lo primero o lo segundo. O mejor, si verdaderamente hay lucha interior. predominará el afán de servicio. Por otra parte, si entendemos incremento. promoción en el sentido positivo, solo habrá verdadera autoridad cuando se ejerce con disposición de servir. Denunciar Ia autoridad como represión es lo mismo que denunciar formas patológicas de autoridad . 2 Esta autoridad-servicio puede ser considerada en diferentes ámbitos. En cada uno de ellos. se corresponde con Ia responsabilidad de quien dirige. En el ámbito de Ia familia, Ia autoridad Ia tienen y deben ejercerla los padres como primeros responsables de Ia familia y de Ia educación de los hijos. Son los hijos los primeros destinatarios, los que se benefician en primer lugar de Ia autoridad de los padres, correctamente ejercida. En este sentido, Ia autoridad de los padres es una influencia positiva que sostiene y acrecienta Ia libertad en desarrollo de cada hijo; es un servicio a los hijos en su proceso educativo, un servicio que implica el poder de decidir y de sancionar; es una ayuda que consiste en dirigir Ia participación de los hijos en Ia vida familiar, y en orientar su creciente autonomía, responsabilizándolos; es un componente esencial del amor que se manifiesta de modos diversos, en diferentes circunstancias. en Ia relación paterno filial y materno filial. No obstante, quizá convendría advertir, ya desde ahora, que Ia autoridad de los padres no sólo incide en el crecimiento moral de los hijos, sino también en Ia unidad y en Ia autonomía de Ia propia familia e incluso en Ia mejora de Ia sociedad. Por consiguiente , su ejercicio no puede limitarse a Ia relación con los hijos. Estamos hablando de Ia autoridad como cualidad en cuanto es una fuerza. una energía interior. Una influencia positiva, cuya finalidad es hacer crecer. Pero también es una relación . Y, como relación, Ia autoridad depende de las posibilidades y limitaciones de quien Ia ejerce de las disposiciones, posibilidades y limitaciones de las personas con quien se ejerce y del ambiente en que se ejerce. ¿Qué es Ia familia? Quisiera hacer notar, antes de proseguir, que ese ambiente, en que Ia autoridad educativa se ejerce, es, en primer Iugar, Ia familia y, en segundo lugar, su entorno. 3 La familia es, fundamentalmente, un conjunto de personas. unidas por lazos de amor, que crecen juntas. Cada uno tenemos nuestra familia de origen; nacimos en una familia La familia es una institución natural que hace posible al hombre nacer como persona. Y lo mismo se puede decir del crecer y del morir como personas, de acuerdo con Ia acertada definición del profesor Viladrich. Hay un derecho radical-el derecho a ser persona- que en el ser humano se puede concretar en el derecho a nacer, a crecer y a morir como persona. La familia es un ámbito natural que hace posible el disfrute o el ejercicio de estos derechos. Desde muy diversas perspectivas puede ser vista Ia realidad familiar. Una de ellas consiste en considerar Ia familia como ámbito. Es un ámbito de encuentro: en ella coinciden . naturalmente, varios seres humanos; no coinciden por azar o por casualidad: coinciden misteriosamente, unidos por !a paternidad, Ia filiación y Ia fraternidad, a partir de una primera y mutua elección: Ia de un hombre y una mujer que, al casarse, fundan ese ámbito de encuentro familiar. Se encuentran varias personas en un ámbito natural -en una familia- por razón del nacimiento. de Ia muerte y del crecimiento moral. La familia es un ámbito en el que se forma Ia persona humana Es el primer espacio educativo. La familia es un ámbito natural fundado. Lo funda el hombre y Ia mujer a! contraer matrimonio –que es raíz natural de Ia familia-. Pero lo fundado, en cierto modo, les desborda. "Los que se unen en matrimonio actúan en virtud de razones personales que ellos sopesan en orden a tomar una decisión razonada y libre. AI hacerlo, el amor dual personal adquiere una realidad que supera y envuelve a los mismos que le dan origen. Una vez constituida, Ia realidad conyugal adquiere cierta independencia respecto a los sentimientos personales que se hallan en Ia base del proceso de gestación que culminó en ella. El hombre nunca es dueño absoluto de aquello que contribuye a fundar. Los frutos de nuestra actividad nos desbordan a menudo, como el libro desborda al autor y el hijo a! padre. El fruto de una labor creadora, dialógica, no es un objeto poseible. Es una realidad 4 originaria, con estructura propia y un dinamismo que no puede ser controlado posesivamente por quienes han participado en el proceso creador. Quizá no sea necesario insistir en las posibilidades reales, naturales, de Ia familia fundada. Ni en Ia diferencia abrumadora, a este respecto, entre Ia familia de fundación matrimonial y las familias incompletas. Pero debemos distinguir entre las posibilidades de Ia familia y las realizaciones de los seres libres que Ia integran, especialmente de los padres, a quienes, como primeros responsables, corresponde su dirección. Las posibilidades de Ia familia , como ambiente en el que se ejerce Ia autoridad de los padres, son inmensas; el propio lector lo habrá deducido a partir de Ia breve referencia de los párrafos anteriores. La necesidad de Ia autoridad educativa en el ámbito familiar también se deduce fácilmente. No solo porque de hecho. bien o mal ejercida, Ia autoridad se da siempre en toda sociedad , sino también porque Ia familia es el hábitat que Ia naturaleza ofrece para el crecimiento moral de Ia persona humana, y Ia finalidad de Ia autoridad, como vimos, es hacer crecer. Ejercicio de autoridad educativa Son cuestiones distintas tener autoridad y ejercerla. Es evidente que los padres tienen autoridad, dada su condición de padres; son coautores de sus hijos; colaboradores de Dios en Ia venida al mundo de nuevos seres humanos. La condición de auctor, agente o sujeto activo de Ia “auctoritas” enlaza en este caso con Ia fundación de una familia, donde es posible nacer como persona. Además Ia autoridad viene exigida por su condición de primeros responsables. Tener autoridad es necesario, pero no suficiente para ejercerla de un modo correcto. Este ejercicio supone, en primer lugar, estar luchando personalmente para conseguir en su propia vida lo que se quiere hacer crecer o incrementar en los hijos. Se trata de crecer juntos. padres e hijos. De modo que ejemplo y autoridad se complementan en Ia separación personal. 5 El ejercicio de Ia autoridad educativa requiere, en segundo lugar, prestigio, fundado en el propio bien ser y en el propio bien hacer. Por ello, la pregunta clave que necesita hacerse un padre o una madre de familia es Ia siguiente: ¿como me prestigio o me desprestigio ante mis hijos? Los padres se prestigian (o se desprestigian) por su modo de ser, por su modo de trabajar y por su modo de relacionarse con los demás. Prestigia -en cuanto al modo de ser-, el buen humor Ia serenidad y Ia naturalidad. El buen humor es aquello que permite poner sobre los hombros de una persona su propia responsabilidad sin aplastarle. Se apoya en el optimismo y en Ia confianza. Por el contrario, el mal humor permanente desprestigia y envejece. La serenidad se apoya en los mismos fundamentos: optimismo y confianza. Asegura las mejores condiciones para actuar con sensatez y con flexibilidad. El nerviosismo, por el contrario, solo sirve para empeorar Ia situación y, desde luego, desprestigia. La naturalidad es Ia actitud propia de quien tiene confianza en ser obedecido, cuestión básica para poder servir mandando. Por el contrario, Ia solemnidad, el dramatismo, el lamentarse, el echar en cara no sirven para nada. Se tiene prestigio por el modo de reaccionar ante el propio trabajo. Deberían preguntarse los padres si están contentos con su trabajo; si lo hacen bien, sin quejarse, evitando el mal humor ante las contrariedades -grandes o pequeñas- de su mundo laboral; si cuentan sólo lo positivo de su trabajo, etc. En síntesis, debe hacerse notar Ia influencia -con el correspondiente prestigio o desprestigito- del modo de entender, de realizar y de hablar del propio trabajo y del ajeno. Se tiene prestigio con los hijos también por el modo de cuidar las relaciones con los demás. Hay una serie de preguntas que uno debe hacerse: ¿procuro no hablar mal de nadie?; sino puedo alabar, ¿me callo?; ¿soy persona que vive Ia lealtad con los demás, especialmente con mis amigos?; los demás ¿se pueden fiar de mi? Entre otras casas, Ia 6 respuesta negativa a estas preguntas estaría descubriendo zonas de desprestigio ante los hijos. Como es obvio, lo anterior esta dicho muy de paso: necesitaría ser matizado, pero no es posible en esta ocasión , porque otros muchos aspectos del tema deben ser, al menos, mencionados. En el ejercicio correcto de Ia autoridad de los padres deben destacarse estas cinco frases: pensar, informarse, decidir, comunicar claramente y hacer cumplir. Cuando algunas de ellas son omitidas pueden surgir dos desviaciones inaceptables: el autoritarismo -ejercicio arbitrario de Ia autoridad- y el abandonismo, no ejercicio de Ia autoridad-. Estas fases requieren una especial atención por parte de quienes desean ejercer su autoridad correctamente, al servicio de Ia mejora personal de quienes le obedecen -en este caso, de los hijos. En primer lugar, hay que encontrar tiempo para pensar en qué cosas es necesario ser exigente y en qué cosas, no; en que se debe proceder con firmeza y en que aspectos se puede ser flexible o como se armonizan flexibilidad y firmeza; cuando conviene actuar directamente o cuando es mejor que intervengan los hijos mayores o alguna otra persona. Y, en general, en función de qué objetivos educativos se exige o se orienta cada hijo. En segundo lugar, hay que saber informarse. No solo en relación con Ia autoridad educativa , sino también acerca de lo que piensa cada uno de los hijos en lo que les afecta, en Ia vida familiar. Los hijos necesitan informar y ser informados: ello constituye una modalidad de participación familiar de los hijos -participación consultiva-. En tercer lugar, pensar e informarse -el propio pensamiento realimentado por la información- son las premisas de la decisión. El poder de decidir es también el deber de tomar buenas decisiones antes de mandar. En cuarto lugar, una comunicación clara facilita Ia obediencia. No basta dar órdenes o decir lo que debe hacer un hijo o hacerle una sugerencia. Es necesario comprobar que el mensaje ha sido bien aceptado. 7 Y, finalmente , hacer cumplir. No puede reducirse la autoridad al "derecho de dar ordenes y al poder para exigir obediencia" . Pero sino se cumple lo que se manda tampoco puede hablarse de autoridad . Vimos anteriormente que el servicio de mandar incluye dos poderes -en este caso de los padres-: el de tomar decisiones influyentes en el comportamiento de los hijos y el de sancionar. Las sanciones -positivas y negativas, es decir, premios y castigos- siempre se dan en Ia relación humana en el ejercicio de Ia autoridad. en Ia familia, se utilizan, en función de objetivos de educación familiar, para hacer cumplir lo que, previamente y con Ia información necesaria, fue pensado y decidido por los padres . ¿Quienes ejercen Ia autoridad? Ejercen Ia autoridad, en el ámbito familiar, el padre y Ia madre. Es una autoridad compartida. Son dos modos complementarios de influir positivamente en Ia mejora personal de cada hijo. Suele afirmarse que Ia influencia materna es mas profunda. Además, en cada jornada Ia madre manda durante un mayor numero de horas -ello supone también un mayor desgaste de Ia autoridad materna-. Muchas veces en la práctica, ella es la directora del hogar, y su marido, en cierto modo, el codirector; porque hasta cierto punto el hogar suele entenderse como "empresa" femenina. Por consiguiente, se llega a Ia conclusión de que Ia mujer manda mas en Ia casa. Sin embargo. esta apreciación, hecha a nivel de hogar, es compatible con el carácter prioritario de Ia potestad paterna en Ia familia. Ambos son primeros responsables de Ia familia y de Ia educación de los hijos. Cada uno debe reforzar el prestigio del otro cónyuge haciendo notar, oportunamente, en !a conversación con cada hijo, cualidades, hechos, comportamientos que, por ser positivos, suelen pasar inadvertidos. Resultaría, no obstante, inexacto y, por tanto, nocivo para Ia educación de los hijos, difuminar el papel que le corresponde al paterfamilias -en lo referente a responsabilidad y autoridad-, en aras de Ia moda del igualitarismo. 8 Respecto al ejercicio compartido de Ia autoridad, tal vez podría ser útil hacer algunas sugerencias. Por ejemplo: 1. Establecer previamente unas reglas del juego. Son normas aceptadas por todos y exigibles a todos. 2. Exigirse a si mismo en lo que comprensivamente se quiere exigir a los otros. 3. Ponerse de acuerdo con el otro cónyuge, pues se supone que no siempre estarán de acuerdo en cuestiones relacionadas con el ejercicio de Ia autoridad. 4. Considerar inseparable el binomio comprensión-exigencia . 5. Considerar inseparable también Ia participación y Ia responsabilidad. 6. Ser sobrios en el ejercicio de Ia autoridad, justamente porque es importante. 7. Saber resistir frente a dificultades y a frustraciones. No desanimarse nunca. Pase lo que pase. 8. Destacar siempre. en primer lugar, lo positive. 9. No olvidar que el ejercicio de Ia autoridad educativa requiere un clima de confianza , que no excluye actos de energía. Como es obvio, solo son algunos ejemplos. Noes posible, par razones de espacio, una mayor amplitud y concreción a este respecto, El lector encontrara este tipo de sugerencias, muy concretas, en Ia correspondiente bibliografía . Quisiera destacar, finalmente, Ia autoridad con los hijos. relación autoridad-obediencia. No basta ejercer Ia Es necesario enseñarles a obedecer. La educación de Ia obediencia forma parte de Ia educación de Ia libertad, y es el principal punto de apoyo para el ejercicio de Ia autoridad educativa. Los padres no desconocen las dificultades que ofrece, a este respecto, Ia sociedad permisiva y bien estante en que vivimos. Por ello, tiene mayor interés todavía Ia consideración de los motivos para obedecer, en distintas edades. Por otra parte, debe subrayarse Ia relación entre Ia obediencia y la libertad como capacidad de aceptación. Obedece libremente quien hace suyo lo que se le manda, es decir, quien lo asume con Ia responsabilidad de una tarea libremente aceptada. 9 Aprender a obedecer como ser libre es un proceso largo y difícil, con altibajos, en las distintas edades de cada hijo, estimulado por Ia flexible firmeza de los padres. Este aprendizaje debe plantearse en el amplio campo de Ia participación, porque Ia autoridad de los padres consiste, entre otras cosas, en dirigir Ia participación de los hijos en Ia vida familiar. La participación puede entenderse como una disposición y como una oportunidad de contribuir personalmente a una tarea común, sea en el orden de Ia información o en el de Ia decisión o en el de Ia acción, procurando hacerlo con sentido de Ia responsabilidad . Esta participación en el ámbito de Ia familia podría sintetizarse en construir Ia casa juntos, padres e hijos, en un proceso de gradual responsabilización de seres libres, unidos por el lazo familiar y por el ejercicio correcto de Ia autoridad de los padres, componente esencial del amor a los hijos