Artículo científico Agujero macular completo. Seguimiento post-cirugía Elsa García Ferreira - O.C. 7848 - Pablo Gili Manzanaro, oftalmólogo Introducción: El agujero macular se define como un defecto en la totalidad del espesor de la retina neurosensorial foveolar. Según su etiología, pueden ser idiopáticos, por miopía grave, por traumatismo, por retinopatía solar y, en menor cuantía, pueden estar asociados a uveítis, retinopatías diabéticas, retinitis, retinopatías hipertensivas malignas, etc. Lo típico es que los agujeros aparezcan entre la sexta y la séptima décadas de la vida. La incidencia de un agujero macular idiopático es de alrededor del 0.3% en las personas mayores de 50 años. En las mujeres esta patología se presenta con una frecuencia más o menos 3 veces mayor que en los hombres. Se cree que la formación del agujero macular idiopático (senil) está causada por una contracción focal, por lo general abrupta, del córtex vítreo perifoveal, que eleva la retina en la región foveolar por fuerzas de tracción. Se acepta que en un primer momento existen fuerzas de tracción posteroanteriores y más tarde tangenciales que actúan de forma decisiva sobre la superficie limitante del cuerpo vítreo. Cuando dichas fuerzas producen un agujero en la mácula, en primer término se desarrolla un desprendimiento de la foveola, que luego se transforma en un desgarro en el borde foveolar. Después los fotorreceptores se separan uno del otro y forman un agujero macular clínicamente visible sin pérdida de tejido. A partir de estos agujeros casi nunca se produce un desprendimiento de retina, aunque los márgenes del agujero en general están levemente separados. PALABRAS CLAVE Agujero macular, pseudoagujero, vitrectomía, retina. CASO CLÍNICO PRIMERA VISITA con agujero estenopeico y la del OI con su mejor graduación subjetiva es de 0.8 (+1.50-1.50 a 90º). Las pupilas son iguales, regulares, y reaccionan a la luz y a la acomodación. No existe defecto pupilar aferente. Hirshberg simétrico, los movimientos extraoculares, ducciones y vergencias son suaves, precisos, extensos, sin restricciones de movilidad, sin retracciones ni movimientos palpebrales anómalos en todas las posiciones de mirada. No presenta alteraciones relevantes de binocularidad. El paciente SCG, hombre de raza blanca de 71 años, acude a consulta por molestias en el OD. Refiere mala visión desde hace un año aproximadamente, sin síntomas asociados, sin historia médica, ocular ni familiar de interés. No sigue ningún tratamiento médico ni farmacológico y no tiene alergias conocidas. El día de la consulta su agudeza visual sin corrección es en lejos y cerca OD 0.05 y OI 0.63. La refracción objetiva de lejos es OD +1.25-1.75 a 140º y OI +1.75-1.75 a 90º, adición 2.50. La agudeza visual del OD no mejora 32 abril 436 Figura 1. Gaceta Optica Mediante la rejilla de Amsler se pone de manifiesto un escotoma central con metamorfopsias pericentrales en OD y sin alteraciones en OI. En BMC, párpados y pestañas limpios, el OD presenta un pterigion plano y atrófico en conjuntiva bulbar nasal y córnea, que no afecta al eje visual, conjuntiva bulbar del OI y conjuntiva palpebral de ambos ojos, sin hallazgos de interés, cámara anterior sin turbidez y ángulo Van Herrick de grado 4 en ambos ojos. Catarata nuclear grado II en ambos ojos. El Test de Watzke-Allen es positivo en el OD. La presión intraocular 15 mm Hg OD/15 mm Hg OI, medida con tonómetro de Perkins y una gota de Fluotest en ambos ojos a las 11:30AM. La exploración del fondo de ojo se realiza mediante Oftalmoscopia Indirecta Binocular, dilatando al paciente con una gota de tropicamida al 1%. Se observa coloración del fondo de ojo sana y rosada, vascularización sin alteraciones, sin cruces arterio-venosos, relación arteria-vena 3:4, nervios ópticos no patológicos, redondos de bordes definidos, anillo neurorretiniano rosado y relación excavación-papila 0.4 en ambos ojos. En la mácula del OD se observa la presencia de un anillo redondo con un centro rojizo y rodeado por un halo grisáceo y edema circundante de 1/3 de diámetro con respecto al diámetro papilar. se aconseja realizar la intervención lo antes posible. La finalidad del tratamiento quirúrgico del agujero macular consiste en relajar la tracción tangencial que está produciendo el agujero y en estimular la cicatrización glial para que se cierre. Se realiza mediante VITRECTOMÍA POSTERIOR con anestesia retrobulbar, levantamiento de hialoides posterior, tinción con azul Tripan (Membrane Blue®) de la membrana limitante interna para su mejor visualización y posterior pelado o extirpación e intercambio fluidoaire C2F6. La posición del paciente post-cirugía será de decúbito prono durante dos semanas. La cabeza deberá permanecer hacia abajo, alternando la posición de decúbito prono con sentarse en una silla con la cabeza apoyada sobre la mesa, o bien caminando con la cabeza hacia abajo. A partir de la segunda semana, el paciente podrá permanecer en posición normal, exceptuando dormir hacia arriba. EVOLUCION El paciente acude a revisión postcirugía, su AV es inferior a 0.05, Gaceta Optica En la siguiente revisión la agudeza visual OD es de 0.15. El gas permanece al 20%, la retina está totalmente aplicada y el agujero macular anatómicamente cerrado. Se propone tratamiento con Ciclopléjico en colirio (1 gota cada 8 horas durante dos semanas y después suspender) y un antibiótico-antiinflamatorio (tobramicina y dexametasona: Tobradex®; 1 gota cada 4 horas durante dos semanas, 1 gota cada 8 horas durante las dos semanas siguientes y 1 gota cada 12 horas las dos últimas semanas y después suspender el tratamiento). En la última revisión la AV del OD es de 0.1 sin corrección y con la mejor corrección de lejos (+2.00-2.25 a 140º) es 0.2. No presenta hiperemia conjuntival y en el examen de fondo de ojo se observa la retina sin lesiones, coloración rosada y uniforme, vascularización sin alteraciones y agujero macular totalmente aplicado (Figura 4), que confirmamos mediante OCT (Figura 5). Citamos para revisión en 3 meses. DISCUSIÓN Se confirma mediante tomografía de coherencia óptica (OCT) (Figura 1) agujero macular completo de grado IV, con bordes engrosados edematosos y desprendimiento de hialoides posterior. Se explica al paciente que la resolución espontánea en estos casos es desfavorable y que el único tratamiento aceptado es quirúrgico, de pronóstico incierto, en principio debido al desconocimiento del tiempo de evolución de su patología. También se le explica que existe un cierto riesgo de bilateralidad y que el mayor índice de éxito posttratamiento se obtiene en pacientes diagnosticados en los primeros estadios de la enfermedad, por lo que cuenta dedos a 1 m. Presenta grado III de hiperemia conjuntival normal post-cirugía y el gas permanece al 50%. Mediante oftalmoscopía binocular y retinografía no se consigue ver la mácula porque el gas hace mucho reflejo. La retina se observa aplicada (Figuras 2 y 3). Figura 2. Figura 3. El pronóstico de resolución del agujero macular muestra una correlación inversa al tamaño y el tiempo de evolución del agujero. Por lo tanto, el diagnóstico en los primeros estadios de la enfermedad y un tratamiento quirúrgico precoz son cruciales para su resolución anatómica y funcional. Se acepta la clasificación de Gass en estadios para valorar el desarrollo del agujero macular idiopático: inicial contracción de la hialoides posterior y consecuente tracción vítrea tangencial, que provocan un desprendimiento foveolar circunscrito (estadio I-A que se corresponde con un agujero inminente por desprendimiento foveal y estadio I-B a 436 abril 33 Figura 4. un agujero oculto por desplazamiento centrífugo de los fotorreceptores), seguido de una dehiscencia retiniana temprana (estadio II). Posteriormente, un agrandamiento del agujero con separación vitreofoveal (estadio III) y, finalmente, un desprendimiento vítreo posterior completo (estadio IV).1 Para el óptico-optometrista, como profesional sanitario de atención visual primaria, deben resultar sospechosos e indicativos de un agujero macular: una disminución brusca o progresiva de la agudeza visual con escotoma central, la aparición de micropsias y metamorfopsias (rejilla de Amsler), resultados alterados en el test de Watzke-Allen y un defecto circular característico en fóvea. El test de Watzke-Allen consiste en centrar sobre la fóvea del paciente una franja lumínica con la lámpara de hendidura y una lente de 66 o 78dp. Se realiza estrechando al máximo la hendidura e incrementando la potencia. Se pregunta al paciente si el haz se interrumpe. Su existencia confirma el diagnóstico de agujero macular.2 En el caso de los pseudoagujeros el paciente puede también referir un estrechamiento de la hendidura. Otra prueba más específica consiste en proyectar la luz guía de 50 micras de un láser para fotocoagulación sobre el agujero macular, que no es visible para el paciente cuando incide sobre la zona del agujero desprovista de fotorreceptores. En los pseudoagujeros maculares el paciente ve perfectamente la luz guía del láser en la zona que correspondería al agujero. Los signos que se pueden tener en cuenta para el diagnóstico y 34 abril 436 evolución de esta patología se obtienen mediante exploración fundoscópica, OCT y valoración de la agudeza visual. En los primeros estadios se observa un punto foveolar amarillo con depresión foveal, entre 100-200 micras, la agudeza visual suele situarse entre 0.9-0.6 (estadio I-A); anillo amarillo perifoveolar con disminución reciente de la agudeza visual o metamorfopsia, la agudeza visual se sitúa entre 0.60-0.40 (estadio I-B); defecto retiniano excéntrico, ovalado, en forma de media luna o de herradura, dentro del borde del anillo amarillo, la lesión es todavía inferior a 400 micras y la agudeza visual se sitúa entre 0.40-0.30 (estadio II); separación del pseudoopérculo del borde del orificio con separación asociada del vítreo, edema circundante y posible presencia de depósitos amarillos en el epitelio pigmentario de la retina dentro del orificio, el agujero alcanza un diámetro de 400-500 micras y la agudeza visual está entre 0.200.10 (estadio III); y anillo redondo rodeado por un halo grisáceo y un centro rojizo que se corresponde con la separación vítrea posterior completa, el agujero es igual o mayor a 500 micras y la agudeza visual es de 0.10 o menor (estadio IV). La mejor confirmación diagnóstica de estos casos se realiza mediante OCT. La angiografía con fluoresceína es de menor valor diagnóstico. Se aprecia un área redondeada de hiperfluorescencia foveolar precoz por visualización de fluorescencia coroidea por un defecto en ventana del epitelio pigmentario similar, tanto en el aspecto como en frecuencia, en los agujeros y en los pseudoagujeros, y una hiperfluorescencia tardía, en los estadios III y IV, más tenue, y que se corresponde con los cambios cistoideos y el halo de desprendimiento. En la mayoría de los casos la patología se observa solamente en un ojo. El riesgo de bilateralidad se sitúa entre el 0 y el 29%. Ezra y cols. realizaron un estudio prospectivo de pacientes con agujero macular unilateral, ojo contralateral normal con hialoides posterior aplicada. Examinaron a 114 pacientes, observando que la posible afectación del ojo contralateral a los 5 años es del 15,6%.3 La resolución espontánea del agujero macular completo es desfavorable. En un estudio posterior de Ezra y cols. sobre 185 ojos con agujero macular en 174 pacientes, se compara el porcentaje de resolución espontánea (11.5%) y el porcentaje de resolución post-cirugía (80.6%). Los autores concluyen que la mejoría funcional es significativa (45% AV 20/40 o mejor) en los casos tratados frente a los de resolución espontánea (3-10% de los casos).4 Los casos descritos en la bibliografía sobre agujeros maculares de cierre espontáneo suelen ser traumáticos, de corta evolución o estadios iniciales.5, 6,7 Respecto al pronóstico anatómico y funcional post-cirugía, García-Arumí y cols., en un estudio retrospectivo sobre 235 ojos afectos de agujero macular, observaron una tasa de reaplicación anatómica de 94% para el estadio II, 87% para el estadio III y 79% para el estadio IV, y una agudeza visual final media en el estadio II de 6/10, en el estadio III de 4/10 y en el estadio IV de 3/10.8, 9 Ryan y cols. investigaron también la influencia del tiempo de evolución en la recuperación visual y anatómica. Concluyen que en los agujeros maculares estadio II, que correspondían generalmente a pacientes con sintomatología de menos de 6 meses de evolución, consiguieron una tasa de reaplicación del 94,4%, lo que contrastaba con el 66,7% de reaplicación anatómica de los agujeros estadios III y IV. Respecto a la recuperación de la agudeza visual, el 72,2% de los agujeros estadio II conseguían una agudeza visual de 5/10 o mejor, mientras que solamente el 58% de los agujeros estadios III o IV conseguían una visión final de 5/10 o mejor.10 Estudios posteriores como los de Thompson apuntan que los casos operados que presentan una evolución crónica (igual o mayor de dos años) tienen mayor dificultad para cerrar y peor pronóstico visual.11 Roth, en cambio, presentó resultados anatómicos en los agujeros maculares crónicos similares a los de aparición reciente pero con Gaceta Optica Artículo científico discusión, pues parece que afectan al tiempo de post-operatorio y a las complicaciones tardías (destaca la catarata, con niveles del 50% en el segundo semestre y de casi 90% a los dos años19). Figura 5. mejores resultados funcionales en estos últimos.12 Hay que considerar también que algunos autores describen que los pacientes con cirugía de agujero macular continúan ganando visión y presentan una disminución del escotoma central, después de un año de operado.13, 14 Estudios como los de Villota-Deleu y cols. en 131 ojos afectos de agujero macular concluyen que los factores predictivos del éxito quirúrgico son el tamaño del agujero y la AV inicial y que la resolución anatómica está más relacionada con la evolución del agujero macular que con el tamaño. La presencia de membranas epirretineanas (10-30% de los agujeros maculares) también se correlaciona con una mejor agudeza visual previa y final, así como con un mayor éxito anatómico.15 La técnica quirúrgica es controvertida. Se acepta actualmente la extirpación de la membrana limitante interna (MLI), 16,17,18 especialmente en los casos donde, después de la hialodectomía, el agujero permanece rígido y en fracasos operatorios o recidivas (estadísticamente se sitúa entre 4-5% en unos 8 años 19). Se emplean colorantes para optimizar su visualización. Ante las dudas que existen sobre la toxicidad de la tinción con verde indocianina,20,21 se utilizan otros colorantes como alternativa, entre ellos el Azul Tripán (Membrane-blue ® 1,5 mg de trypanblau). Se discute su influencia en la función visual al eliminar de la retina una de sus capas, sus posibles complicaciones quirúrgicas (desprendimiento de retina con una incidencia del 14%19) y postquirúrgicas (alteración campimétrica que aparece en el 10-25% de los casos19). El tipo de gas a utilizar e incluso la posición post-operatoria también han sido, en menor medida, objeto de Gaceta Optica Todos los pacientes sospechosos de agujero macular deberán ser remitidos de forma preferente a un especialista en retina, ya que la resolución anatómica y funcional del agujero macular depende de un diagnóstico y tratamiento precoz. El único tratamiento posible en la actualidad es quirúrgico mediante vitrectomía, extirpación de membranas y aplicación de gas. Las mejorías visuales se obtienen en agujeros en estadios II y en los estadios III recién constituidos. Luego el mejor pronóstico se obtiene en agujeros de menos de seis meses de evolución. En los estadios IV y/o de larga evolución, la mejoría visual puede ser nula. referencias 1. Gass JD. Idiopathic Senile Macular Hole: Its Early Stages and Pathogenesis. 1988. Retina. 2003 Dec; 23(6 Suppl): 629-639. 2. Tanner V, Williamson TH. 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