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Casa de la Conferencia de Wannsee
Memorial y Centro Educativo
La conferencia de Wannsee
Por invitación de Reinhard Heydrich, jefe de la Sicherheitspolizei (policía de seguridad) y del SD (servicio
de seguridad de las SS), el 20 de enero de 1942 se reunieron por espacio de unos 90 minutos en el
comedor de la casa de invitados representantes de las SS (Schutzstaffel: Cuerpo de seguridad), del
NSDAP (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei: Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán) y
varios ministros del Reich. El tema que se trató fue la “solución final a la cuestión judía”. Heydrich tenía
como objetivo alcanzar el reconocimiento de su liderazgo en las deportaciones, así como conseguir que
varios ministerios y organismos del partido de peso tomaran parte activa en los preparativos de la
matanza de los judíos europeos. Igualmente, los conflictos civiles de las diversas administraciones de las
zonas ocupadas en Polonia y en los territorios del Este tendrían que resolverse mediante la intervención
de los dirigentes locales de las SS. La conferencia sirvió asimismo para ratificar el éxito cosechado a lo
largo de 1941 por las SS entre los diferentes organismos públicos a la hora de determinar las
competencias en cuanto a la "solución de la cuestión judía". Los participantes presentaron propuestas y
enmiendas en interés de sus respectivos organismos públicos aunque, en su conjunto, se mostraron
dispuestos a cooperar, por lo que los dirigentes del aparato de estado alemán se convirtieron así en
cómplices de pensamiento y obra.
Las actas de la conferencia
Adolf Eichmann, director del Negociado Judío de la policía secreta del estado, sintetizó los resultados de
esta reunión en un acta. Según este protocolo, Reinhard Heydrich les comunicó a los presentes que,
sustentándose en una “autorización anterior” de Hitler, se iba a producir la deportación de todos los judíos
europeos hacia el este de Europa, al tiempo que remarcó que la “competencia en la tramitación de la
solución final de la cuestión judía", sin consideración alguna en cuanto a las fronteras geográficas, recaía
única y exclusivamente en él. Un asunto controvertido fue la inclusión entre los deportados de los
denominados mischling (personas de padres o abuelos cristianos o judíos), o de los cónyuges judíos de
las mischehe (matrimonios mixtos entre judíos y personas de “sangre alemana”). Heydrich intentó de
manera vehemente que las órdenes de deportación incluyeran a estas personas, pero este intento
colisionó con las competencias del Ministerio del Interior, representado en la conferencia por el Secretario
de Estado Wilhelm Stuckart. Puesto que Heydrich no alcanzó acuerdo alguno en este punto y la
resolución a esta cuestión se pospuso hasta una ulterior conferencia, Eichmann se vio forzado a
concederle a estas propuestas un espacio desproporcionado dentro del protocolo: un total de cuatro de
sus páginas reproducen las propuestas de deportación de los mischling y de los cónyuges judíos,
mientras que las actas finales de la conferencia, incluyendo la página y media con la relación de
participantes y otra página con los datos estadísticos, ocupan únicamente 15 páginas mecanografiadas.
Además, estas propuestas tan radicales debían permanecer en la agenda a la espera de su posible
aplicación en un futuro.
Dado que se trata aquí de unas actas finales con los resultados de la reunión y no de una protocolización
literal, no nos es posible conocer con seguridad la evolución real de conferencia ni captar el ambiente en
el que esta se desarrolló. Durante su proceso en Jerusalén en 1960-1961, a Adolf Eichmann se le
interrogó ampliamente sobre la conferencia de Wannsee; allí subrayó el hecho de que incluso los
representantes de la burocracia ministerial presentes, por consenso unánime, se pronunciaron
abiertamente a favor del asesinato de los judíos. Tuvo que reformular el texto en numerosas ocasiones
hasta que Reinhard Heydrich se diera por satisfecho. Aunque el texto no debía reproducir la crudeza de
las expresiones utilizadas, sí que tenia que “enganchar” a los secretarios de estado, con lo que
igualmente se convirtieron en cómplices de palabra y obra. Eichmann declaró que tuvo que facilitar
información al negociado de Heydrich, entre la que se incluyó la tabla que recogía el número y la
distribución de los judíos en Europa, más de “11 millones de judíos” que “entraban en consideración
dentro del marco de la solución final de la cuestión judía europea” (pág. 6 de las actas). La
Reichsvertretung der Juden in Deutschland (la RV o Representación Legal de los Judíos en Alemania)
recibió en agosto de 1941 la orden de confeccionar una relación estadística con la cifra de judíos en
términos absolutos y en relación a la población total de cada uno de los países, con datos sobre la
concepción del término “judío” y sobre su condición legal.
En su pronta respuesta, la RV recabó información de varias publicaciones, revistas y extractos de
periódicos para declarar lo siguiente: “Las cifras que, hasta donde ha sido posible, provienen de
documentos oficiales, y el resto son estimaciones, hacen referencia por regla general a “glaubensjude”
(judíos con sus cuatro abuelos igualmente judíos), por lo que las cifras son muy reducidas”. Comparada
con la tabla elaborada posteriormente por Eichmann, se constatan algunas divergencias muy
esclarecedoras. En el Generalgouvernement (Polonia central) y en Rumanía, considerando las
ampliaciones territoriales que allí se produjeron durante el verano de 1941 en la Galitzia y la Besarabia,
Eichmann corrigió al alza los guarismos; también engordó de forma considerable los datos de la RV para
la URSS –posiblemente por motivos propagandísticos–, pasando de 3,02 a 5 millones de judíos. En
Holanda, Eichmann transformó el dato de la RV de 135.000 judíos en una cifra tan exacta como la de
160.800. No se disponía de cifras para Estonia; en la tabla de Eichmann, a Estonia se la denominó “libre
de judíos”: todos los judíos estonios que no consiguieron huir, ya habían sido víctimas de los asesinatos
perpetrados por el Einsatzgruppe A. Por lo que respecta a Francia, parece claro que Eichmann también
contó a los judíos de las colonias francesas del norte de África. Este cuadro resumen contenido en las
actas de la conferencia de Wannsee incluye igualmente una amenaza de exterminio a los judíos
europeos, amenaza que queda patente en el mapa de la noche del 20 de enero de 1942 que representa
la evolución de los frentes y de los diferentes participantes en la contienda. Este mapa se elaboró con la
asistencia del Servicio de Investigación de Historia Militar de Postdam a partir de la cartografía del estado
mayor del alto mando del ejército alemán. El mapa muestra que los centros de la vida judía en el este y el
sudeste europeos ya habían sido ocupados por los alemanes o estaban gobernados por regímenes
aliados con Hitler. En su relación tabulada, Eichmann distinguió las cifras por un lado de judíos
pertenecientes a países ocupados por el ejército alemán, y por otro a aquellos ubicados en países aliados
o neutrales que Alemania debería acabar ocupando. En el cuadro de Eichmann se menciona igualmente
que la dirección nacionalsocialista da por sentado que dominará toda Europa en un futuro muy próximo,
independientemente del fracaso de la invasión de Inglaterra en 1940 y el vuelco del curso de la contienda
en el invierno de 1941 a 1942 tras el revés que supuso la estrategia de guerra relámpago en Rusia.
La autorización de Heydrich
A partir de las actas de la conferencia se puede concluir que, antes de la celebración de la misma, en las
más altas esferas ya se había tomado la decisión de ampliar la masacre contra el pueblo judío, iniciada
en junio de 1941, convirtiéndola en un genocidio sistemático de todos los judíos europeos. Desde el
ataque contra la Unión Soviética del 22 de junio de 1941, los Einsatzgruppen de la
Reichssicherheitshauptamt (la RSHA, la Oficina Central de Seguridad del Reich) comenzaron a asesinar a
la población judía local. Para ello, y con el fin de llevar a cabo futuros planes, Heydrich iba detrás de una
legitimación por escrito que tuviera más peso que el propio encargo a través de Heinrich Himmler, director
general de las SS. En la noche del 31 de julio de 1941, Heydrich le presentó a Hermann Göring un
documento redactado en la RSHA para que lo rubricara con su firma. Göring nombró a Heydrich tiempo
atrás, concretamente en enero de 1939, responsable de deportaciones. Adolf Hitler le había otorgado
numerosos poderes a Göring, número dos en la jerarquía del partido nacionalsocialista; entre sus
competencias se encontraba la de coordinar todas las medidas antijudías. La firma de Göring autorizaría
a Heydrich a preparar la “resolución total de la cuestión judía en las zonas de influencia alemana en
Europa”, según el “desarrollo de los acontecimientos”. Heydrich hizo uso de esta autorización seis meses
más tarde, después de que el concepto de “resolución total de la cuestión judía” se radicalizara durante
ese período de tiempo, llegando a convertirse en sinónimo de genocidio. Este documento le servía
igualmente a Heydrich ante los diferentes organismos oficiales y dentro de las SS como forma de legitimar
su posición de mando en cuanto a la “solución final de la cuestión judía”. Todos los invitados a la
conferencia recibieron copia de esta autorización adjunta a una circular con fecha del 29 de noviembre de
1941. Cinco días después de la conferencia de Wannsee, Heydrich envió más copias a las direcciones
regionales de la Sicherheitspolizei (la Sipo, policía de seguridad), a los servicios de seguridad de las SS
(los SD), a los Einsatzgruppen y a la Oficina Central de Personal de las SS. Al final del escrito adjunto,
Heydrich mencionaba la conferencia de Wannsee de forma indirecta con las siguientes palabras: “Se han
puesto en marcha los trabajos preparatorios”.
A finales de 1942, un correo urgente de Adolf Eichmann informó a todos los negociados del Reich alemán
a los que les concernía el asunto, que las deportaciones de judíos iniciadas ya en octubre de 1941 debían
continuar. Habló claramente del “comienzo de la solución final”. Eichmann confeccionó una detallada lista
con las personas que había que deportar, dando los nombres de aquellas personas que, por el momento,
no habría que incluir en las deportaciones, en cumplimiento de la primera ordenanza de la Ley de
Ciudadanía del Reich de 1935. Por consiguiente, en este momento Heydrich no pudo imponer su idea de
ampliar el círculo de deportados. Con este escrito de Eichmann, alimentado por los resultados de la
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conferencia de Wannsee, se pusieron en marcha los preparativos de la deportación sistemática de todos
los judíos europeos. En dos conferencias posteriores celebradas el 6 de marzo de 1942 y el 27 de octubre
del mismo año, ambas dirigidas por Eichmann, varios “expertos en la cuestión judía” venidos de los
ministerios debatieron sobre la “solución al problema de los mischling” mediante la aplicación de la
esterilización, así como sobre el requerimiento de una separación forzosa de las mischehe desde el punto
de vista legal. Dado que Hitler no tomó decisión alguna al respecto hasta el final de la guerra, las medidas
más radicales que se plantearon para los territorios del Reich no llegaron a ejecutarse en un primer
momento. Este comedimiento para con los parientes no judíos no se puso en práctica en los países
ocupados. Himmler, personalmente, no consintió ningún tipo de limitación al concepto de “judío” en
aquellos territorios. Finalmente, en los territorios del Reich terminaron siendo deportados los cónyuges de
las parejas mixtas (mischehe) cuando la guerra se acercaba a su fin.
Los participantes de la conferencia
La procedencia institucional de los participantes y su rango se puede extraer del organigrama expuesto
en la sala de conferencias. Un documento generado tras la conferencia, en el que se habla de una
“reunión de secretarios de estado”, define con propiedad el carácter de la conferencia. Los secretarios de
estado trasladaron lo que ya estaba decidido con anterioridad en instancias políticas superiores. Por
tanto, tal y como se formula en ocasiones, no es correcto que en la conferencia de Wannsee se tomara la
decisión de acabar con la vida de los judíos europeos. No obstante, esta conferencia es de una gran
importancia histórica, pues en ella se trabajó la necesaria coordinación del genocidio de los judíos, a partir
de entonces extendido a casi toda Europa; a través de esta conferencia se comprometió el aparato del
estado alemán en su conjunto en un genocidio organizado mediante la división del trabajo. Los 15
participantes en la conferencia pertenecían a la élite del régimen nacionalsocialista. Sus currículos
demuestran que muchos de ellos contaban con titulación académica y que sus carreras experimentaron
un ascenso meteórico. Ocho de ellos habían alcanzado el grado de doctor. La mayoría eran “de buena
familia”. Algunos eran nacionalsocialistas convencidos, mientras que otros se afiliaron al partido más bien
por oportunismo. La media de edad, por debajo de los 43 años, era realmente baja.
A menudo se plantea la pregunta sobre lo que deparó el futuro a los participantes una vez concluida la
guerra. Una tercera parte de los mismos había muerto al finalizar la contienda o lo hizo poco después.
Reinhard Heydrich perdió la vida pocos meses después de la conferencia en un atentado obra de la
resistencia checa. Rudolf Lange y Alfred Meyer se suicidaron: el primero en febrero de 1945 y el
segundo en mayo del mismo año. Roland Freisler perdió la vida en el sótano del “tribunal popular” que él
mismo dirigía durante un ataque aéreo en febrero de 1945. Martin Luther, del Ministerio de Asuntos
Exteriores, cayó en desgracia en 1943 a causa de un complot contra el Ministro de Asuntos Exteriores; se
le envió al campo de concentración de Sachsenhausen mientras se preparaba el juicio en su contra.
Acabó falleciendo en un hospital berlinés en la primavera de 1945 por las secuelas de su estancia en
prisión. Muy probablemente haya que agradecer a estas circunstancias que haya llegado a nuestros días
la copia de las actas que se le envió a Martin Luther, copia nº 16 de las treinta que se hicieron. En la
preparación del juicio, se confiscaron todos los expedientes de su despacho en el Ministerio de Asuntos
Exteriores en el centro de Berlín; más tarde se depositaron en un complejo arquitectónico a las afueras de
Berlín, en el distrito de Lichterfelde, y allí se salvaron de la destrucción sistemática de documentos que
tuvo lugar justo antes del final de la contienda. En 1947, el equipo del fiscal jefe estadounidense del juicio
de Nuremberg contra los dirigentes ministeriales, durante la preparación del mismo dio con dos
expedientes procedentes del despacho de Luther que llevaban por título: “Solución final de la cuestión
judía”.
Otro tercio de los participantes falleció durante los primeros años de la posguerra.
Wilhelm Kritzinger murió en 1947, poco después de interrumpir su internamiento en prisión y ser puesto
en libertad por motivos de salud. Durante los preparativos del “Juicio de la Wilhelmstrasse” en Núremberg,
se examinó su participación en la conferencia de Wannsee a partir de las actas recién descubiertas.
Corroboró –como más tarde hiciera también Eichmann– la autenticidad del acta y su participación en la
conferencia. Calificó el asesinato de judíos como un crimen del que se arrepentía. Erich Neumann
falleció a principios de 1948. A Eberhard Schöngarth lo ejecutaron en 1946 tras ser sentenciado por un
tribunal militar inglés, aunque no se le condenó por haber participado en el exterminio de judíos en la
Galitzia, sino por haber dado personalmente la orden de fusilamiento de un preso de guerra. A Josef
Bühler se le condenó a muerte en Cracovia en el año 1948. Adolf Eichmann fue igualmente ejecutado,
esta vez en Jerusalén en el año 1962.
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El tercio restante de participantes en la conferencia consiguió llevar una vida acomodada tras la guerra, y
algunos de ellos incluso lo lograron a finales de la década de los 40. Gerhard Klopfer y Georg
Leibbrandt fueron puestos en libertad en 1949. En 1962, se suspendió la instrucción de un procedimiento
a Klopfer por su participación en la conferencia de Wannsee y a Leibbrandt, por la misma causa, un
sumario en 1950. La justicia alemana fue incapaz de demostrar culpabilidad personal de estos dos
participantes. Por esta razón, quedaron exentos de pena, como otros muchos de los llamados
Schreibtischtäter (cómplices de escritorio). Klopfer vivió de manera apacible hasta el año 1987, y
Leibbrandt, por su parte, hasta 1982; ambos superaron los 80 años. En 1948, Otto Hofmann fue
condenado a 25 años de prisión durante el Juicio de Núremberg contra la Oficina Central de Racismo y
Asentamientos de las SS. Sin embargo, como muchos otros, fue indultado en 1954 y abandonó la prisión
estadounidense para criminales de guerra de Landsberg del Lech. Hofmann, que trabajó de
administrativo, vivió en la región de Württemberg hasta 1982 y falleció a los 84 años de edad. Wilhelm
Stuckart salío de la cárcel en 1949 tras el Juicio de la Wilhelmstrasse, puesto que su pena de tres años y
diez meses se conmutó por la etapa anterior que pasó en prisión; falleció en 1953 víctima de un accidente
de tráfico a los 51 años de edad. No está claro el destino de Heinrich Müller, jefe de la Gestapo.
Después de que sus oficinas en el palacio del Prinz Albrecht quedaran destruidas por las bombas,
trasladó temporalmente sus dependencias a la villa Wannsee e incluso llegó a vérsele a finales de abril de
1945 en el búnker del Führer. Desde los primeros días de mayo de 1945, se le dio por desaparecido. No
han podido confirmarse los rumores sobre una posible fuga a Sudamérica o a los EE. UU.
Dr Norbert Kampe
Director
Casa de la Conferencia de Wannsee
© Casa de la Conferencia de Wannsee, Berlin 2008
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