ANALITICA INTERNACIONAL Grupo Coppan SC Mayo 7, 2007 Energías alternativas en América Latina Con la reciente incursión del calentamiento global en la agenda internacional, las fuentes alternativas de energía han tomado un impulso sin precedente. En América Latina, en dónde todavía los derechos de propiedad sobre los combustibles fósiles siguen siendo materia de debate, el tema de las nuevas fuentes de energía apenas comienza a pintar en las agendas nacionales. No obstante las diferencias en la agenda energética de la Unión Europea y de América Latina debido a que su estructura energética depende de los recursos y necesidades de cada región,la comparación resulta interesante para analizar la velocidad de los cambios en la producción energética en las dos regiones. Según datos de la ODCE, el perfil energético de las dos regiones en producción de electricidad es muy distinto. El 53% de la electricidad en Europa se produce a partir de combustibles fósiles, mientras que en América Latina el porcentaje es tan sólo 37.3%; la diferencia se explica por la aportación de las hidroeléctricas en América Latina, pues la dependencia de la producción de energía en centrales hidroeléctricas es equiparable a la dependencia europea a los combustibles fósiles, como se puede apreciar en el diagrama. Al observar los cambios entre 00 y 05 en la producción de energías “alternativas” o “limpias” como son la eólica, la solar, la geotérmica y la biomasa, los avances en cada región sugieren realidades muy distintas. Por ejemplo, la energía eólica fue la única que aumentó su producción en términos porcentuales en las dos regiones. Sin embargo, mientras que en Europa la producción aumentó casi 200% -24% anual-, en América Latina la producción de energía eólica aumentó sólo 67%, equivalente a 10.9% anual. La segunda fuente de energía alternativa con mayor desarrollo en Europa fue la solar. En cinco años su capacidad de producción se incrementó en 128%; en América Latina el crecimiento acumulado fue de 30%. Sin embargo, en términos absolutos este crecimiento de 128% en la capacidad de producción de energía solar significó en términos absolutos un aumento del .02% al .04% del total de la electricidad producida en Europa, mientras que para América Latina sigue representando tan solo .01% de la electricidad total que se produce en la región. En ambos casos los ritmos de crecimiento de energías alternativas están muy por debajo de los requerimientos para cumplir con los compromisos asumidos en materia de reducción de emisiones de CO2 proyectados para los próximos diez años. 2 Analítica Internacional Cuadro comparativo de fuentes de energía entre la UE y América Latina. ¿Hacia dónde va América Latina? Si consideramos la dimensión institucional del fenómeno, de acuerdo con la CEPAL, con excepción de México, Brasil, Chile y Costa Rica, existe un importante rezago institucional en la promoción de energías alternativas que se refleja en la ausencia de un marco jurídico que regule e incentive esta actividad y en la inexistencia de organismos públicos para promoverla. En septiembre de 2006, la ONU, a través de la ONUDI, convocó a la reunión "Seguridad energética en América Latina: energía renovable como alternativa viable". En octubre se realizó en Panamá la III Reunión de Ministros de Energía y Ambiente de Centroamérica (CA) en el marco del primer encuentro entre la UE y América Latina en Energía Renovable, que se centró en las posibles vías de coordinación y cooperación entre ambas regiones. En el marco de esta Alianza existen ya 77 proyectos en desarrollo, equivalentes a 300 MDD que 3 Analítica Internacional aportarán la UE, Finlandia, los gobiernos de CA y otras entidades financieras. En el caso de México, se sabe que Francia brinda asesoría directa a un equipo técnico para establecer los lineamientos de lo que será el “Programa Nacional de Combate al Cambio Climático” que será presentado próximamente. Perspectivas de inversión y desarrollo en fuentes alternativa El pasado 17 de abril se llevó a cabo en Venezuela la I Cumbre Energética Sudamericana con todos los mandatarios sudamericanos, con excepción de Perú y Ecuador. El objetivo era avanzar sobre una agenda para una política energética regional que combinara hidrocarburos, biocombustibles y fuentes no renovables; sin embargo, el debate se centró entre los pros y contras de la producción de etanol y de gas, entre Brasil y Venezuela. La lucha por la agenda es clara, mientras los megaproyectos de gaseoductos y refinerías en el sector de hidrocarburos –el Gaseoducto del Sur por ejemplosiguen su marcha, Lula anunció un plan de inversiones y de transferencia de tecnología, conjuntamente con EUA, para la producción de etanol. El primer proyecto de etanol tiene ya anfitrión: El Salvador. A pesar de las limitaciones institucionales para el desarrollo de nuevas fuentes de energía, las inversiones han comenzado a fluir. Ejemplo de ello es el proyecto de la empresa española Iberdrola -1550 MDD entre 07 y 09; de la australiana Pacific Hydro -proyectos eólicos e hidroeléctricos en Chile y Brasil por 600 MDD; y de la inglesa Econergy -125 MDD en 07 en México y Brasil. Entidades como el Banco Mundial, el BID, la ONU y el Mizuho Corporate Bank, han abierto secciones especiales para promover estos proyectos. Los “bonos de carbono” plantean una opción muy interesante. Si un proyecto de energía renovable cuenta con una certificación de un comité técnico avalado por el Banco Mundial, el desarrollador del proyecto -empresas, cooperativas e inclusive granjas individuales- puede emitir “bonos” por la cantidad de carbono que se dejara de emitir a la atmósfera y con esos bonos financiar el proyecto. Los bonos se ofrecen al mercado –el principal está en Londres- y los compradores los adquieren como cuotas permitidas de contaminación. De esta forma, las empresas emisoras de carbono internalizan los costos de la contaminación lo que modifica la estructura de costos de la empresa y que finalmente alinea los costos y los incentivos para innovar y reducir las emisiones con nuevas tecnologías. En América Latina, Chile es el pionero con 32 proyectos que ya han emitido bonos y tiene más de 90 por autorizarse. En México, el Metrobus de la Ciudad de México se financió en parte de esta manera y en Aguascalientes y Nuevo León recientemente se iniciaron proyectos de producción de biogas bajo este esquema. La certeza de un marco jurídico que facilite la inversión y la promoción adecuada de este esquema pueden representar una gran oportunidad para los países de América Latina. Con la colaboración especial de Manuel Sánchez Castro