(segunda parte (principios del siglo XVII) [selección]

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BALDO
(IV)
401
dando yo con gran imbidia de aquello
y con voluntad de imitar a tales hombres. Ellos se fueron a dormir y yo también, hasta que vino la mañana e nos
fuemos cada uno por su parte, (cap. xx,
ff. 30v-31v).
por muerte. La discordia que aquí fue
sembrada entre los compañeros de Baldo sinifica cuando pelearon las cosas
que están dentro de nos mesmos, las
unas por seguir lo malo, las otras por seguir lo bueno. De la cual pelea escapando el ánima con la razón libre y desembaracadas, veen todas estas penas. Por el
5. Explicación moralizadora al gigante Ticio entenderemos los luxuriosos o los locos, porque, como dize Séfinal de un capítulo
neca, infinita es la generación de los locos, a quien, si porfíes de reprehender,
n el infierno fingen los poetas aver
tres furias hermanas, hijas de la cansaráste. Por los que están debaxo la
noche, como dize <Ovidio> [Vergilio] en montaña se figuran los adúlteros. Por
la duodécima Eneida, llamadas Tisífone, Exión se entiende cualquier sobervio
Megera, Alecto. Pero significan tres cosas que todas sus cosas encomienda a la vaque ay principales en el infierno: Alecto, riable rueda de la fortuna. Por Sí[si]fo se
cosa que no dexa de atormentar, Mege- significa el ambicioso. Como ya avernos
ra, aborrescimiento porque los que allí dicho por es'otras penas y pecados porentren no dexan de ser atormentados y que allí penavan puede discurrir el lector
de aborrescer todas las cosas criadas absteniéndose de aquellos pecados que
pues que no se supieron aprovechar d'e- los gentiles también aborrescían. (cap.
llas; Tisífone significa venganca hecha xxxv, f. 59r)-
E
68. SELVA DE CAVALARÍAS (segunda parte)
Antonio de Brito da Fonseca Lusitano
(principios del siglo xvii)
por
José Manuel Lucía Megías
TESTIMONIOS
[1] Libros I-II: Lisboa: Biblioteca Nacional: COD/11255, n° de registro 230687 [-»]
[2] Libro III: Lisboa: Biblioteca Nacional: COD/615 M
TEXTOS
1. Libro escrito para dar gusto a
un amigo, que así se lo pidió
ESTUDIO:
Lucía Megías (2001).
o r q u e a n s í como en toda la multiP
tud de los ombres que Dios tiene
criados no ay uno que enteramente se
ANTOLOGÍA DE LIBROS DE CABALLERÍAS CASTELLANOS
paresca con el otro, ansí en los gustos y
voluntades, pensamientos y obras, y en
todo lo demás nenguno d'ellos enteramente se párese bien a todo, aunque sea
bueno; ni mal a todo, aunque sea malo.
Y vemos bien esta variedad y la esprementamos cada ora: que al que le aliase
la guerra no le cuadran los amores; el
que quiere sermón y no gusta de la plasa; el malencóníco gusta de la soledad,
el colérico de las armas, el sanguinio de
las fiestas y conversasiones, y el flemático de cozas varias, y aún le plaze más
nesedades que si lo zofra...; al fin vemos
que agrada a uno lo que a otros no párese bien, de suerte que dar algún autor
de alguna obra satisfaciones que lleguen
a todos fuera celar agua en la mar. Y ansí
yo no quero dar ninguna sino que ize
este libro por mi gusto, y por satisfazer
al de un amiguo que me lo pedió y tiene mucho de leerle. Si a otros paresciere bien, ai lo tiene y resiberé gran mersé
d'estos tales emmédaronle de su mano
de las faltas que le aliaren y ahorráreme
de lo que tuviere para lo demás; y los
demás, se le paresieren mal, nadie les
obliga a que los leja, pues a ninguno d'ellos llamamos para jues d'esta obra; y me
párese de gran importansia que ellos lo
sean algún a su ofisio, que también no
faltará quien corte por ellos; y al que le
duela, bien Dios le guarde".
2. Organización de la materia
textual
V
ans
í * os dexaremos en su cami-
-Ino, dando aquí fin a este primero
libro d'esta segunda parte de la Selva para
que, descansando la cansada pluma un
rato, entremos a dezir en otro libro las
maravillas de tantos y tan valerosos cavalleros y bizarras damas, enpesando
por las locuras del Mauritano y las maravillosas obras del Rey de España, los
cuales se avían sorvidos en aquel encantado lago; las maravillas de Floribea y
con sus ermanos, con otras gustozas
aventuras y agradables sucesos d'estos y
de otros muchos cavalleros que andan
siempre ofreciéndose a la avuentura, o
por su gusto, o por dezeo de fama [...].
Fin del libro primero de la segunda parte d e la Selva de cavalarías famosas. A gloria
de Dios, amén. (f. 270v).
Porque quizieran dar allí fin aquella
jornada, pues le avía caído la ocazión en
la mano, y lo que izieran después requiere otra nueva historia, dando aquí
fin a este segundo libro y a la cansada
pluma, para que antes enpesemos nuevas maravillas y immortales echos d'estos prínsipes y de otros muchos que izieron en los campos de Capadosia, con las
maravillas de Florisbea y gustozos cuentos y aventuras que a todos susedieron
en esta guerra [...]. Fin del segundo libro
de la primera parte de la Selva de cavalkrias
famosas, (f. 475v)-
Y comviene que nos también paremos, dando algún descanco a la caneada
pluma que, si em alguó el curiozo lector
aliado gusto em esta gran historia, empesaremos la tersera parte, onde se verá los
famozos echos em armas que aquellos
príncipes izieran em aquella aventura de
aquella ciudad; y de las grandes fiestas
que se izieran dispués, que duraron muchos días; las obras generales de muchos
príncipes y cavalleros dispués de bolver
las damas; las maravillas que ellas izieran
antes de ser conosidas; y las bravas aventuras del Castillo Cristalino y de la Torre
de las Maravillas y del Sepulcro de Atalante; com bravos amores de aquellos
nuevos príncipes que salieran al mundo;
com la partida de Lusiono y su muerte
em los campos de Capadocia por sierta
aventura, de que no pesó a Brandarete;
com otras muy gustozas aventuras donde
SELVA D E
el Amor mostrará mejor su poder que en
lo antes, onde Marte mostró el suyo. Y
ansí será bien quedarse esto ansí, que, se
ay gusto de saber estas antegüedades,
aquí las tiene, que no está tan vazía la
caza de la memoria que no tengua emserrados em sus aposentos muchos libros
d'ellas, de los que les sacaremos todo lo
que aquí nos falta, pues está em poder
de aquellos sabios la llave d'ella y nunca
se abre que no salgua de allí alguna cosa
de provecho, (ff. 178").
CAVALARÍAS
403
ro sin dañarlas; tenía unas muy largas
alas de cuero que tendidas bolava en
ellas más ligero que una águila; de suerte que era, aunque ermoza en su modo,
la más notable coza que en el mundo
yamás se ha visto. Estava insillada con su
silla de armas, de arzones bien altos y
serrados con su beida, que todo parescía
de fino oro. Allí tenía una lanca. (libro I:
ff. 10V-110-
4. Aventuras sólo destinadas a
las damas bizarras
3. Las a r m a s de la princesa Floribea
P
e r o t a n limpias y ermozas que era
maravilla verlas, porque ya no eran
blancas sino cubiertas de leones de oro
con muchas piedras de varios colores
que de ellos eran formados antes aquel
oro, el escudo era encarnado y en medio
de un cielo que en la mitad tenía estava
una mano con un puñal que quería dar
en un corasón que ardía en una llama.
No se vio más rica piessa en el mundo,
y al pie una letra que dezía:
Este muera a fuego y sangre,
porque a otro muy abracado
com lo mismo á atormentado.
Estava allí una de las más memorables y espantosas bestias qu'en el mundo se havía criado para servirle de cavallo: era mayor que un gran cavallo, toda
verde cubierta de conchas por los pechos y ancas, aunque las tenía de cavalio; y la cabeca, aunque paresía de un
genete muy ermozo, saliendo por la
boca unos colmillos muy agudos de dos
palmos; la cola y las piernas eran de un
ermozo cavallo, salvo que en lugar de
las coz em los pies tenía unas majores
que de león o tigre, recojidas en unas
vainas con que podía caminar muy lige-
Y
d o y m i p a l a b r a de que acabada esta aventura bolverlas a
Costantinopla a tiempo que sean majores
las fiestas que en ellas se an de azer de
lo que ellas serán asta su Ueguada. Y a
estos invictos príncipes, pido mucho no
se apartem de vuestra corte por su ausenzia, porque la aventura onde ellas
van no es posible acabarse por otras personas sino por sus eroicas manos. Y este
es el dom que tenguo pedido; y soplico
me perdonen que no puede ser menos
por ahora, pues ellas se an encarguado
del oficio de cavalleros y están obliguadas a dar complimiento a los agravios
que alguno rescibe [...].
Todas aquellas damas nombradas se
subieron en aquel carro despedidas de
todos, con gran soledade de todos los
que quedavan y, pensando que se detendría mucho el sabio para preguntarle
más despacio el remate de aquella aventura, él aziendo una gran cortezía, como
un rayo, sin aguardar más subió en uno
de aquellos grifos y, dando ellos un ligero buelo al cielo, com aquel carro fue
cortando la región del aire tan derecho
como si con aquellas ruedas fuera caminando por algúm ameno y dorado camino; y en un punto desaparesieron todos,
dexando tanta soledad en los que quedavan que, a no atajarse con otras pláti-
404
ANTOLOGÍA DE LIBROS DE CABALLERÍAS CASTELLANOS
cas y con la palabra que el sabio les avía
dado, no fuera mucho durar aquel sentimiento em los padres y espozos mucho
por que dexaran de partirse muchos
atrás d'ellas, porque no sabían d ó n d e
avían de hir todos <tras ellas no sabían
onde de ir todos> tras ellas, vayan, que
em la tersera parte d'esta grande istoria
se dirá onde fueran llevadas u lo que allá
le susedió y como todas dexaran allá los
hijos encantados, que después costarán
tanto a todo el m u n d o em nuevas y nunca vistas guerras, (libro II: ff. 176v-1770.
5. Carta amorosa
C
arta de la primera Alindaxa de Fes ali
prínsipe Lasteidante de los Partos. Salud.
Bien conosco, balero^o prínsipe, que, aunque me di1
%es que me amas, me ternas por liviana y atrivida
em escrivirte aora, no te avendo respondido a laz
tuja que me embiaste ni asetándola a ella. Pídote"
s
que no agas de mí juicio tan liviano por que los
tiempos no som siempre a propósito para lo quee
se de^ea; agora comsiderando lo que por mi ass
echo, no te quero ser engrata, pero avínote que, se
e
deseas agradarme y servirme como tú di^es para*
alcansar la paga de tus servisios, comviene que vengas presto onde me veas, porque tu au^ensia noo
cau^e en tus emperadores alguna novedad o traisión, que se lo procuran algunos; y si lo iteren, al
'•l
pareser del mundo quedaré yo desfamada. Por el
'•l
amor de aquellos que ya más an entrado em mi co>rasen, mira no venga yo a su poder, que ésta fue'•n
se o será tu afrenta o mi muerte; y si la quieren
a er
Z > porque para ti estoy con el corasen reservado
•o
y para con los demás fengido y aún cruel, por el
u
apretó em que me veo y el de mi padre com sus vaz_
riedades, que plega a Dios me lo vengan a cortar
v
la vida, la onray el estado, y a mí y a ti las nuesitras, si tú me amas com la firmeza que di^esy con
m
la fe que yo te meresco. Vale. Dios te guarde, (li1_
bro I: f. 108v).
6. Las justas: descripción de las
armas de un caballero
E ntró por esta otra parte el famo-
zo d o m Grasilauro a r m a d o de unas
armas todas doradas q u e le e m b i ó para
aquel día el sabio Castidel, cubiertas todas de rozas de perlas y robines; coza
tan riqua y de tanto valor q u e n o las podía azer sino q u e n las izo. En el escudo
en c a m p o seleste estavan sinco estrellas
sobre una corona d e pedradía y al pie
una letra que dize así:
Solo á de mereserla
una estrella rotilante
por libertar a su amante,
Los paramentos y gornisiones del cavalio eran de brocado de plata, cubierto de
las mismas rozas de perlas q u e las armas.
No Uevava sobre el elmo mas q u e un plumaje, todo echo de oro y diamantes, que
segava a quen le mirava (libro II: f. 311v).
7. Epitafio a las armas (escrito
p o r la p r i n c e s a Lindaflora d e Cartago)
TV To quera nenguno ser too atrevido
A. \
que llegue al tropheo por mis males echo,
que, aunque mi alma se abraca en el pecho,
será por mis manos muy bien defendido.
Y si se atreviere, le será pedido
por Grecia y Cartaguo aqueste derecho,
que aunque aora sé que contraecho
saldrá a su tiempo com este apellido.
Y aunque del mundo el qu'es más potente
non quera, tocaré la espada sangrienta
porque una reina le pidiera cuenta
com muy gran exército de muy fuerte gente.
Y aquel que se presie de ser más prudente
vea lo que pido, que él más es afrenta
que, quien de dolores aquí se sustenta,
saldrá a la vengansa con el más valiente.
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