diaeío democrático de u manma.

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NION
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DIAEÍO DEMOCRÁTICO DE U MANMA.
PONTOS DE SOSCRICION.
PRECIOS DB SUSCRICION.
Htm. 103.
Madrid, un mes
Provincias, un tritneste
Extranjero y Ultramar, un año
ABuncios á 10 céntimos de peseta la linea.
Comunicados á 50 céntimos de peseta la línea.
RUMORES DEL DÍA.
Peor está que estaba.
Conocíase ayer uoa solución, buena ó mala; pero
solución al fin; hoy esa solución ha desaparecido
sin ^er sustituida por otra.
¿Adonde Ya el ministerio por ese camino? Las
oposiciones lo ignoran y el ministerio lo ignora
también.
Desorientado, sin brújula, sin rumbo conocido,
marcha el ministerio á la ventura, consecuente s61o
en una constante aspiración, la de sostenerse un
dia más en el poder.
Anteayer era casi segura la entrada de Bugallal
ei) el ministerio.
Hoy es casi seguro que no entrará.
Ayer se daba como segura la disolución de las
Cortes, hoy se da coraosegura su cotti/iuacion.
En el revuelto mar de esta política confusa, in
deñnida y vaga, una sola cosa aparece como cierta,
y cs que tal estado no pue^e ser duradero. La crisis, pues, existe. No diremos que se haya planteado
en frl Consejo, aunque muchos lo afirman; no diremos que se resuelva antes de yacaciones, {aunque
algunos lo esperan; pero que existe es indudable.
Cánovas, sin embargo, es hombre de recursos y
nada tendría de extraño i|ue la crisis hallase un
término que sorprendiera, no á nosotros, á quien
ni'da puede sorprendernos en la situación; sino i
los confiados censtitucionales.
Porque es de advertir que tanto éstos como log
centralistas, unidos desde ayer, dan á las declaraciones de D. Venancio González importancia deci.">iva.
Y es tanto asi, que procuraron rodear el acto de
toda la solemnidad posible.
Suponíase, y con fundamento, que la votación
sobre el intrincado asunto del contrato con él Banco de la Habana, en que, sea diche con franqueza,
el diputado constitucional ha dejado maltrecho y
casi moribundo (psliticamente) al ministro de Ultramar, suponíase, decimos, que esa votación seria
Boraiiial.
Y fieles cumplidores de su deber, aguardaban en
el salón de Conferencias los diputados de la mayoría
que el desapacible son de las campanillas señalara
la hora de dar su voto
En que el gobierno habría ganado, como siempre, no cabe duda: hay, empero, quien sospecha
que el resultado no habría sido todo lo satisfactorio
que la gravedad del asunto requería.
P.-escindiendo de esto, que al cabo no se verificó, y sobre lo cual es, por consiguiente, inütil aventurar hipótesis sin confirmación posible, nos limitaremos á decir que por el mencionado salón, y por
les pasillos, iba^i y venían, volyian y Í femaban á
irse los constitucionales y los centralistas, que ora
aparecían en el Áilon de sesiones, ora desaparecían
de él. No mostraba menos actividad el ministro de
la Gobernación, que sin perder, ni por un momento, su etertia sonrisa, ocupaba su sitio en el banco
a/ul, decía dos palabras al Sr. Elduayen, salía por
un.lado, entraba por otro, saludaba á éste, estrechaba la mano de aqvél y desempeñaba, como en
sos mejores días, la difícil misión de levantar á las
huestes, algo apocadas, el abatido espíritu.
Los constitucionales, entre tanto, y en un grupo
c u \ o núcleo constituían los Sres. Sagasta y Alonso
Martínez, y en el cual se hallaban, si no vimos mal,
los Sres. León y Castillo, Nuñez de Arce, Balaguer,
Perreras, Carreño y otros muchos, discutían sobre
si votarían ó no votarían el proyecto de la cuarta
autorización.
Como fácilmente se comprende, el grupo llamó
muy pronto la atención de los curiosos, lo cual
hubo de parecer nial á los interesados, que determinaron reunirse eti otro sitio: lo que ocurrió en ese
otro sitio, se supo después, cuando al terminar su
rectificación ei Sr. Goozalez, dijo sobre poce más ó
menos:
«Va que veo ocupados los baácos de la mayoría,
aprovecharé la ocasión, para que lo sepáis, de decir
qnie todo mi discurso, todo, absolutamente todo lo
que he dífcho, lo hacen suyo todas las minerías de
esta Cámara, desde la moderada histórica hasta la
democrática; todo, absolutamente todo lo qu^ he
sostenido, lo hacen suyo las oposiciones, pero especialmente la minoría centralista y constitucional,
que están perfectamente acordes en ésta como en
todas las cuestiones.»
La declaración, aunque esperada, produjo su
«fecto.
Aplaudieron unes, rieron oíro.s y fe levantaron
lodos, aprobándose en voiation ordinaria el proyeco en cuestión.
En la Administración: Fomento, 6 y 8, bajo, Madrid, y en
las principales librerías de España.—Las suscriciones que
no fe pagan directamente á la Administración y para cuya
cobranza hayan de hacerse giros ó servirse de corresponsales
ó comisionados, fíe«e« H» 3 0 por JOO de aumento—La
correspondencia política y literaria, al director.—La administrativa al administrador o . J u a n O u a l b e r t o
I^^ernainlex.
1 peseta.
5 »
12 peses.
Ahora bien; el acto realizado por los constitucionales y los centralislfls, ¿tendrá consecuencias?
Ellos así lo esperan, y los ministeriales aunque
tratan de disimularlo.
Piensan algunos, que se jactan de perspicaces,
que esa declaración es el principie del desenlace, el
primer paso dado por el partido, y exigido por no
sabemos quién, para hacer posible un cambio de situación.
Más claro, los constitucionales y lus centralistas,
hoy unidos, entienden que el acto referido es poco
menos que haberse abierto las puertas del poder.
Los ministeriales aseguran que la cosa es sencillamente una comedia que, según costumbre inmemorial, acaba en boda.
No diremos que éstos tengan razón; tampoco diremos que la tengan los otros.
Pero si los ministeriales ganan, ¿cómo puede continuar esto?
Y si los constitucionales aciertan, su entrada en
el poder, ¿es en efecto una solución?
Por eso decíamos al comenzar, y repetimos para
concluir, peor está que estaba.
EL ACTO.
Las declaraciones del Sr. D. Venancio González,
en la sesión de ayer, son apreciadas de distinto modo por la prensa ministerial de anoche.
«El matrimonio, dice «El Diario Español,» en
efecto, es un hecho, pero se ha llevado á cabo sin
solemnidades de ninguna clase. De todos modos,
deseamos á los recien ca-t^ados todo género de felicidades, y no lograrán poco si dentro,de algunos días
no vuelven á divorciarse.»
aEl Tiempo,» por su parte, toma á broma la
cosa, y dice:
«Desde que se ha sabido en Madrid que el señor
Posada Herrera juega al billar, les centralistas pro;
carJtn captarse lat simpatías de tan respetable político, echando unas cuantas partidas con los amigos
del Sr. Siigas'<a.
Los cenirali&tas desean tirar cuatro palitos constitucionales y á casa. Pero no conocen bien la mesa,
ni saben jugar por tabla, y es posible que á lo mejor
les ganen la partida.
tinos y otros necesitan aprender uiucho lodavia
para poder cantar las jugadas.
Dan cada pifia...*
No le inspiran menos humorística ocurrencia los
constitucionales, á los cuales dice en otro lugar:
tEst^ tarde han acudido al Congreso á primera
hora todos los constitucionales convenidos al efecto
previamente', con objeto de volar en contra del proyecto de rescisión del empréstito de Cuba, ocupando á todos los porteros en diversos recados apenas
llegaron al eriiücia. Sin duda querían evitar que
pudieran ser empleados en el mismo servicio por
los diputados déla mayoría y lograr por esta h<Ailisima estratagema un ttiunfo parlamentario.
Hay que convenir en que los medies que I»»
oposiciones emplean para hacer la guerra al gobierno no pueden ser más legales é ingeniosos.
¡Y habrá tal vez quien dude de la profunda inteligencia y puro parlamentarismo que distingue á
algunos miembros de la minoría constitucional!
¡Otíapar á todos los portero.* del Congreso!
¿Qué medio más oportuno y seguro para derrotar á un ministerio?»
Los demás diarios del gobierno no hacen referencia ni directa ni indirectamente al suceso.
Es evidente, de teda evidencia, que el amancebamiento, como lo llamaba un ministerial en el
Cong.-eso, ha producido malísimo efecto en las filas
ministeriales.
I
I, II , „ i i m i i i M i i e g M M B »
CARTA DE FRANCIA.
/íendaya, 12 de Diciembre.
Hace tres ó cuatro días que Mr. Frank, el repulado profesor de la Sarbona y del colegio de Francia,
ha empezado á dar sus acostumbradas lecciones sobre derecho internacional. Es Mr. Frank uno de los
profesores que más honran á la cátedra francesa.
Jurisconsulto eminente; orador distinguido; hombre
consagrado á la ciencia con toda la devoción de su
alma; espíritu nobilísimo y elevado, Mr. Frant, que
por su edad pertenece á la generación que está ahora en el crepúsculo de su vida, por sus estudios,
convicciones y el vigor de su alma, es no solamente
el maestro, sino el apóstol de las nuevas generaciones, que se educan en el amar á la libertad y á la
justicia. Ningún curso en el colegio de Francia atrae
mayor número de gentes que el de Mr. Frank, ni
ningún otro profesor es escuchado con tanta estisaacion y al mismo tiempo con más respeto. El profesor corresponde, por su parte, á estos nobilísimos
sentimientos; al terminar cada año sus lecciones,
Mr. Frank, que siente ya sobre su cuerpo el peso do
los años, se despide eu io ítilitpo de su pensainienlo
de la nobilísima profesión que tanto enaltece con su
talento; pero cuando pasadas las vacaciones, fortalecido el ánimo y vigorizada la salud, llega el período académico, entonces olvida sus propósitos antiguos, y.se dirige de nuevo á su cátedra como el soldado heroico vuelve, apenas curadas sus heridas,
al campe del honor en defensa de la patria. Monsieur Frank brilla sobre todo como orador didáctico,
ó lo que es lo mismo, por su talento en el análisis y
en la Exposición.
Exponer bien y claramente, distinguir con precisión y exactitud, llevando el análisis hasta los últimos términos, hé aquí las cualidades que debe,
por necesidad, tener quien aspire á desempeñar con
gloría y en bien de todos la alta función del profesorado. Pocos igualan y nadie excede á Mr. Frank en
el talento de exponer; escuchándole ó leyéndole, no
parece sino que en las cuestiones en que se ocupa'
se iluminan por la plena luz del Mediodía; y respecto á sus análisis, si rara vez se distingen por lo profundos, lo cual no es un defecto porque la índole de
la materia que explica no los exige imperiosamente,
en cambio sobresale por lo precisos y exactos.
El asunto sobre que versan en este año las lecciones de Mr. Frank, es «Principios del derecho internacional y causas de la guerra,, titulo como se
ve bien expresivo y que entraña todo lo que hay en
el fondo de la actual situación política de Europa.
«El Journal des Debats» ha publicado recientemente
la primera lección de Mr. Frank, cuya lectura me
atrevoá recomendar, no solamente á todos los que
se interesan por este género de estudios, sino también á aquéllos que deseen conocer la causa principal de las guerras en nuestro tiempo.
Posible es que Mr. Frank, patriota antes que jurisconsulto, y hombre de concienéia .=evftra antes
que apóstol, haya sentido una impresión demasiado
profunda al ver las horrorosas consecuencias de la
guerra francesa con Alemania, y las no menos tristes que ha tenido para Turquía .su última guerra con
Rusia; pero aun así es necesario reconocer que de
algunos años á esta parte hay una reacción en el derecho internacional, en virtud de la que hánse debilitado las relaciones de mutuo respeto entre unos
y otros pueblos, y ha venido á entronizarse el principio bárbaro de que la fuerza constituye el derecho. La exposición que acerca del estado presente
del derecho internacional hace Mr. Frank es, por lo
clara y exacta, verdaderamente admirable. Hánse lefinado las formas; cúbrense mejor las apariencias,
pero en el fondo empiezan hoy y acaban las guerras, por los mismos móviles y procedimientos que
empezaban y acababan en la Edad Media.
El último tratado de Berlín no ha hecho otra cosa que reconocer y sancionar este estado de perturbación jurídica en la vida de Europa.
Las grandes potencias se han cruzado de brazes
ante esa lucha bárbara por lo desigaal entre Rusia y
Turquía; han dejado que ésta se desangrara hasta el
extremo de que tuviera que pedir misericordia á su
implacable vencedor y de que firmara aquel odioso
tratado de San Estéfano, y cuando á la postre se han
reunido para legitimar en nombre del derecho público el nuevo estado de cosas, consecuencia de la
guerra, no han hecho sino disponer arbitrariamente
de la suerte de los pueblos, como en aquellos tristes
días en que casi las mismas potencias se repartían
los pedazos de Polonia. Cuando arriba, en las altas
cimas de la sociedad no hay respeto al derecho y á
la justicia, sería insensato esperar que lo haya en
las últimas clases del pueblo. Los gobiernos de Europa juegan con la vida de los hombres, á los cuales
sacrifican en guerras injustas por miserables ambiciones; destruyen ó paralizan la industria; ciegan
las fuentes de la riqueza, y posponen todo á miras
de particular engrandecimiento; nada respetan y
nada les detiene cuando la ambición se ha apoderado de ellos y la victoria les favorece; rompen los
tratados con la pi^nta de su espada; firman otros
nuevos para quebrantarlos en seguida; y cuando
todo esto hacen sin escrúpulo alguno de conciencia,
piden que el pueblo acate la ley, obedezca á las autoridades constituidas y legitime con su obedienda
una semejante perturbación de Ia|usticía.
¿Puede ser duradero un estado de cosas semejante?
J.
FERNANDO GONIALEZ.
(De «El Jíercantil Valenciano.»)
IMPRSIONES POLÍTICAS.
Ayer publicaban los diario."* ministeriales la siguiente noticia:
AiíO I
«El Consejo de ministros verificado hoy en Palacío no ha tenido importancia alguna.»
Hace cuatro años que dicen constantemente lo
mismo 4
¡Singular ministerio es este cuyos cbnsejos nunca tiene importancia alguna!
El Sr. Romero Robledo, á quien las noticias de
crisis tenían ayer de muy buen humor, decía á un
su amigo que le preguntaba delante de algunos
«tros, cuántos dias contaba de vida ministerial: «yo
soy eterno; me bago el caído, para observar qué
amigos me abandonan y con cuáles puedo eontar en
la desgracia.»
Muchos amigos del ministro celebraban la ocurrencia con tu carcajada; pero veíase en sus semblantes que no les parecían de buen agüero las chanzas
de su jefe en asunto tan grave.
Dice anoche «La Correspondencia»:
«Esta tarde han circulado noticias de crisis en la
Bolsa, dándose c»mo cierto el rumor de formarse
nuevo ministerio. Esto, según personas que se encontraban en el local, ha producido una baja momentánea, pues cuando se estaban haciendo operaciones á f5-5 se hicieron algunas de pronto á <í-70,
repeniéndose los fondos tan pronte como se supo
que ni hay crisis ni la habrá por ahora, ni existe
siquiera el menor motivo para ello.»
Es evidente, pues, que hay crisis.
Los síntomas son cada vez más alarmante.
A pesar de no haber tenido el Consejo de ayer
importancia alguna, «La Correspondencia» le consagra una noticia qiie casi parece artículo:
«El Consejo, dice el diario noticiero, faa sido breve: se ha ocupado de las cuestiones generales relacionadas con la política y con la administración, de
los debates parlamentarios, y especialmente del referente á la rescisión del contrato de empréstito cubano, verificado en 1876.
Con este motivo se ha recordad» que el gobierno
no tiene el menor interés en limitar el número de
sesiíines ni en eludir discusión alguna política. El
proyecto de ley sobre prisión preventiva, está á la
orden del dia, y el gobierno desea que se discuta y
sea ley lo más pronto posible.»
Esto último lo comprendemos perfectamente.
Bien decia «El Imparcial,» los tiempos andan cada vez más malos.
Después de reseñar lo ocurrido en el Consejo, dice (cLa (.Correspondencia» que terminado el despacho
de asuntos corrientes, los consejeros responsables
no se reunieron, como de costumbre, en el ministerio de Estado, lo cual hace suponer que no existen
ni asuntos imporiantes de qué tratar entre los ministros, ni hay necesidad de suavizar asperezas que
sólo existen en la mente de los que sueñan diariamente con una crisis-:
No es legítima la consecuencia.
También puede suponerse que las asperezas son
tan grandes que es iij^útil pensir en suavizarlas, y
hasta imposible reunirse.
Según hizo «bservar un colega, «El Siglo Futuro»
al publicar la lis-ta de lo que han pagado por timbre
los periódicos de Madrid, se srreg'ó de modo que su
cofrade «La Fe» quedase en mal lugar y como un
diario de mucho menos circulación que el stiyo.
Ese fraternal procedímienío ha escocido á «La Fé»
y ayer se venga publicando un estado de lo que por
timbre han satisfecho* los periódicos, arreglado en
tal forma que aparece casi con la misma cantidad
que su cariñoso colega «El Siglo».
Pero no cententa oLa Fé» con esto, hace constar
además que si se tiene en cuenta que el timbre se
paga con relación al peso del papel, le corresponde
un puesto superior al que ocupa «El Siglo».
Nos parece que acabarán por tirarse los bonetes,
como «El Siglo Futuro», que suele ser á veces muy
sufrido con su colega eariista, no tome el partido de
t r a e r s e en silencio la nada suave pildora que éste
le ha propinado.
Otra eslocada que «La Fé» asesta á su colega «El
Siglo Futuro».
Reproduce la noticia de que se ha condedido autorización para que se publique un diario políiico
titulado «El Fénix», que, dirigido por el Sr. Suarez
Brabo, defenderá el programa del Sr. Mendiri, y , í
continuación añade lo siguiente:
«Aun cuándo no hemos hablado hace tiempo co»
nuestro querido amigo, á quien todavía suponíamos
prestando su ilustrada colaboración á «El Siglo Futuro», nos creemos obligados á protestar contra la
expresión vertida, probableoiente con intención non
.<<aricta, por el Jiiirio uotlciero.»
£^ta Va á la telilla. Si «F.i Siglo^Fillwro» no hace
LA ÜNION
acopio <le paciencia, acabará «La Fé« por sacar á relucir el morrión de miliciano que gastaba el Sr. No*
cedad y tal vez otras cosas que no conocemos lof
profanos.
Entre paréntesis, obsérvese con qué facilidad se
concede autorización para publicar periódicos reaccionario-. Cuando se trata de diarios liberales ya es
«tra cüsa.
Cuaisdo en los reñideros tiempos'lean nuestros
descendientes la historia iraparciiilde la dominación
Ciinovisla, de la época feliz y próspera de los hipódreraos y de los Torenos, acaso encuentren en aquellas p.V^iinas las siguientes líneas de un periódico de
Alicanti':
«Familias enteras hemos visto recorrer las calles
en busca de trabajo.
DJ lástima contemplar á estos jornaleros, por
que traen impreso en su rostro el hambre y la miseria.
Buena está España, buen^, buena, buena.»
Llamamos la atención de la autoridad mdnicipal I
sobre el abandono en que está el camino del tramvía de !a calle de Preciados. En la obra que se edifi
ca en dicha calle, hay una valla que apenas se separa medio Metro de los rail?, en un» extensión donde
seguramente es atropellada cualquiera persona que
pase á la vez que el tramvía.
Si no puede ser retirada dicha valia, creemos que
debe haber allí un vigilante constantemente. No
acuefiíe la autoridad á ponerle después de que ocurra alguna desgracia.
del territorio español, predicando la buena nueva
{iic,) ha recibido una afectuosa invitación de D. Carlos para que fuera á París, y le administrase por
sus manos el pan eucarístico,»
«Esclusamos decir que el cura Santa Cruz cerrió
en el act© á recibir tan inesperada honra, y que, como el célebre P. Nithart, tuvo á su Dios en las mahos y á su pretendido rey á sus pies.
Hay sucesos que, por sí solos, se comentan. Por
eso excusamos todo comentario sobre el que hetiios
relatado »
Verdad, verdad, basta y sobra.
Contestando üLa Integridad de la Patria» á un
suelto nuestro, en que sosteníamos que la situación
política á que los eonciliados se han llevado á si
mismos, es un callejón sin salida, dice, ahuecando
la voz:
«El gobierno está con la voluntad del r e j , y con
la del Parlamento, qve es la de la nacien
¿Es ese el callejón sin salida á que alude el colé ga democrático?»
N«, no es ese; es... otro.
i.i_iü-'jw..-tm.| - -ti-.
CORREO EXTRANJERO.
do como prisionero en el Vaticano, la congregacino
emitió el siguiente dictamen:
«Considerando que las circunstancias que obligaron al último Papa á adoptar esta determinación
no han cambiado, no .conviene que el soberano pontífice salga actualmente del Vaticano, Su reclusión
en el palacio es necesaria para el mantenimiento de
sus derechos soberanos «
iil Papa deseaba no teuer que repetir en año
nuevo la protesta contra los hechos consignados;
pero habiéndose expresado en contra de su deseo
algunos cardenales, León XHl nombró una comisión
que examinará este punió particular y emitirá su
juicio.
En los Estados-Unidos ha obtenido cédula de
naturalización, por primera vez en aquel país, un
chino, y este hecho, cuyas consecuencias pueden
tener cierta gravedad bajo el punto de vista político
y económico, es hoy objeto de toda suerte de comentarios por parle de la prensa americana.
. El chino Woug oh Jee ha sido naturalizado por
el juezLarremore, lo cual le da derecho para poseer
bieiies inmuebles y volar con los demás ciudadanos
de la Kepública.
Ciertos periódicos de New-York, ven ya, con este
motivo, á la Norte América invadida por la raza
china naturalizada, imponiéndole sus costumbres y
su religión.
El tribunal de Asises de la Loire acaba de condenar á dos años de prisión á M Antoiue Peyrard,
instructor del colegio de San Martín, acusado de varios atentados contra el pudor, cometidos con un
niño de seis años.
Eduardo Byrne Maddden, que fué reducido á
prí^ion en Inglaterra por haber dirigido una caria
amenazadora á Ja reina, ha sido conducido al correccional de Clerkenweil. Se ha probsido que paüece de enajenación mental y que hace algunas años
dirigió á todos los soberanos de Europa amenazas
semejantes á la que produjo ahora su prisión, y de
la» cuales se hizo entonces caso omiso. La policía
inglesa acaba de convencerse de que el tiro de pis
tola que la reina oyó al pasar el Ipen por una esta
clon intermediaria, á su regreso, de Escocia, era la
señal «onvenida para avisar al {iér'lünal del eamino
de hierro, en tiempo de niebla, la aproximación del
tren real.
Ha fallecido en CannesM. Tules de Precy, anti
guo redactor principal de la «Liberté,» que sucumbió a una lisis galopante, y que contaba 53 años de
edad.
Su verdadero nombre era el de Fleury; pero había tenido que ocultarlo para sustraerse a la persecución judicial, por haber incurrido en delitos de
imprenta.
——La cuestión de socialismo y de su reprensión
ha sido llevada á los Estados generales de los Países
Bajos por un diputado del partido ultra protestante,
que pedia una ley como la de M. filsmarck, para
Nuevas causas de disidencias:
preservar á Holanda de la invasión radical y anár«Hoy han corrido, dice u« colega anoche, rumo- quica
El jefe del Gabinete, M. Kappeyne, rechazó sin
rt's sobre dificultades con que ha tropezado de nue^•1 !.< • :i!rada del Sr. Bugallal en Gracia y Justicia, ningún género de excitaciones previas, la proposifuiíuaüds en observaciones hechas por el Sr. Rome- ción del representante de! país, considerándola
ro 1;.bledo, no contra la persona del Sr. Bugallal, reaccionaria y en oposición con las tradiciones y el
sino para el caso de qiie la salida del Sr. Calderón espíritu del país, donde la libertad política y la de
SENADO.
Collantes abriera un portillo en el gabinete, por cu- conciencia están indisolublemente ligadas á las insya razón, y para evitar que el portillo fuese más tituciones y á la vida nacional.
grande, se han aplazado las dificultades de que ayer
La libertad de la prensa y de la discusión, una li- Extracto oficial de la sesión celebrada el dia <9 de, Diciembre de 1878.
se habló con tanta insistencia.»
bertad sin restricciones, es, á ios ojos de M. Kappeyne
y
de
sus
colegas
el
medio
único
de
combatir
Abierta
la
sesión
á las tres menos cuarto, bajo la
Además de estos rumores, se hablaba ayer d«
el socialismo en lo que pueda tener de falso; pues
del señor marqués de Barzanallana, se
una viva polémica sostenida entre el Sr. Cánovas y en' opinión de este ministro—rara avis in térra— presidencia
leyó y fué aprobada el acta de la anterior.
su colega el ministro de la Gobernación, á propósito «dentro del socialismo hay gérmenes que, purificaEl Sr. Alvarez lee el dictamen de la comisión
déla conveniencia de HD debate político en «sla dos, podrían dar frutos opimos á la sociedad». Con para autorizar al ministro de Ultramar para un emla
discusión
amplia
pueden
obtenerse
e
s
t
o
s
^
r
m
e
préstito de Cuba.
misma legislatura.
nes, y de niagúu modo confiando su destrucción á
El Sr. Concha Castañeda lee el dictamen relativo
Todo esto, y el «stentoso alarde, la unaióimidad los tribunales de justicia.
á la ley de bonos.
que hicieron ayer ios individuos del Gabinete, nada
Así piensa el ilustrado presidente del Consejo de
Dáselectura del dictamen de la comisión aproministros de Holanda, y en este sentido rechazó la bando el acta del Sr. Benito Peña, que quedó admitiene de particular; porque
proposición del diputado á que nos referimos, i,
tido.
En los negocios de Estado
—-^El gobierne helvético se ha apoyado, al ordeDase también lectura de los dictámenes de las
la buena forma es el todo.
nar la suspensión del periódico la «Vanguardia,» en comisiones mixtas para elección de senadores por
Lo particular es que el St. Elduayenno aparezca el a r t . 402 de la Constitución que le autoría» para Cuba; el de exprepiacion forzosa; el de la, propiedad
indicado para víctima propiciatoria en esta laborio- reprimirlos abusos que puedan comprometer las intelectual; el de la autorización á la diputación probuenas relaciones de Suiza con los gobiernos extran- vincial de Barcelona para contratar un empréstito
sa crisis.
jeros, y está dispuesto á justificar estas medidas con destino i la construcción de carreteras provinante las Cámaras.
ciales; concediendo autoríüaciou para satis&c«r á la
Dice «El Mundo Político»:
Un telegrama del 17 publicado ayer por los pe- testamentaria del conde de Cabarrús ciertas cantiriódicos extranjeros, dice que catorce diputados han dades; consedieado un crédito para reforma de la
«Segunda serie.
presentado una interpelación relativa á la suspen- catedral de Córdoba; dictando plazos para presentar
NUMERO 62.
sión del derecho constitucional de la libertad de la los estudios del ferro-carril de Val-de Zafan á GarSilencio en toda la línea.
gallo.
Es inútil cuanto hacemos para evitar el escán- prensa.
Los autores de la interpelación—añade el teledalo.
El Senado pasa ¿ reunirse en secciones.
Se suspende la sesión 5 las tres y cinco miLos ínillones recaudados para Manila no pa- grama—reconocen la oportunidad y la urgencia de
las medidas dictadJis contra un periódico odioso y nutos.
recen.
Continúa la sesión á las tres y veinticinco miSeñor director general de la Caja de Deposites, criminal; pero piden comunicación de las demás
medWas que adoptará ulteriormente el gobierno nutos.
¿qué sabe S. S. de ese dinero?
par» entregar los culpables á los tribunales.
El Sr. Vilanova hace viso de la palabra para aluPorque en ese departamento se debe saber
—irl-a cesión del puerto de Alexandrette á los siones personales.
algo.»
ingleses, se desmiente de un modo terminante; pero
El señor marqués de Villamejor da las gracias al
Eso decimos nosotros: se debe saber, ¿pero se la prensa asegura que, si bien la cesión formal no Sr. Vilanova.
sabe?
existe, se acordará que Inglaterra tenga privilegios
Continuándola discusión acerca del proyecto de
y garantías para establecer allí el punto de partida ley sobre carbones, rectifica el Sr. Sabater, sosteRecomendamos á «La Fé» y á «El Siglo Futuro» de lii línea del ferro carril de Eufrates, lo cual «qui- niendo que es partidario, como el que más, de la
industria nacional.
la siguiente noticia, que tomanios de un diario cons- valdria á una anexión.
Hay que añadir que existe un buen acuerdo enRectifican los señores ministro de Marina y Ruiz
titucional:
tre los gabinetes de Londres y Versalles para llegar Gómez.
«El cura Santa Cruz, aquel manso y humilde sa- á una acción común en el Mediterráneo.
El Sr. Sabater retiró su voto particular.
cerdote qu« se halla actualmente en un monasterio
Habiendo consultado el Papa á la congregación
£¡ Sr. Girona combatió la totalidad del proyecto
de Bélgica, después de haber r«corrido una parte de cardenales sobre si debia permanecer apareciende ley sobre carbones.
TEATROS.
APOI/J.^Í^Í «ífíí» gordiano de Eugenio Selles.
•
(Gojtclusion.)
Dice Hegel en alguna parte de su estética, que
el tipo béróico es el carácter más artístico, teas propio de la poesía; y entiendo por tal, no determinada
especie de héroes, sino todos los que manifiestan eh
la vida individual tpdá la fuerza de una razón flue
basta par» luchar contra las oposiciones que en el
medio social, ^ue contradice sus tendencias, puedan
encontrar. Así, Aquiles es el personaje más poético
de la leyenda clásica, y Mió Cid el más admirable de
la leyenda romántica. Cada vez me parece más pr©funrtii esta afirmación de Hegel, y aun en el estrecho campo de. la observación inmediata que puedo
aplicar á las obras de nuestros artistas, veo conflrmaJa la regla, m'Uitatis mutundis^
El público, el gran público de nuestros teatros y
de nuestras bibliotecas (puramente metafóricaá) rae
refiero, en fin, á la gente que lee, admira y ama con
predilección los caracteres heroicos; la energía empleada contra la fuerza impuesta, le parece y es, en
efecto, el más alto sublime. Pero es cl^ro que en
nuestros dias no puede emplearse tal energía ni en
la vida ni en el arte, matando moros ó subiéndosele
á las barbas al gran Agamenón ó al valeroso Alfonso VI; hay que recurrir á otros elementos, hay que
luchar, pbr ejemplo, contra la fuerza también brutal
y tiránica de las ideas impuestas, de los dogmas
fríos, de piedra, que caen sobre la conciencia eomo
aquella losa que para siempre cerraba las necrópolis de Egipto, ó'como aquella otra que pesaba sobre
el Sr. Sagasta.
El Sr. Selles ha tomado por este camino; ha encarnado en su protagonista, Cárloá, el váíor y la decisión con que pUéde contar la honradez esfrente
de la tiranía anóniask de ideas y costumbres impues«
tas. Todo el cúmulo de creencias, actos consumados,
y algo de adaptación que hay en la vida espiritual;
todo esto, que representa una fuerza inmensa, está
contjra Carlos en «El nudo gordiano». Su mujer le es
infiel, y la sociedad le impone un papel indigno d*
un alma grande: ¿qué hacer? luchar; esto resuelve
Carlos antes, de conocer los medios; como el litan
de la «Leyenda de los siglos,» sabe que trabaja en
tinieblas, eon el mundo encima de ios hombros y
contra dura roca: no importa; trabaja,' empuja y
llega... á la luz, al aire libre; es decir, á la honra, á
la verdadera honra, que consiste en la dignidad de
los propios actos reflexivamente conocida. Carlos,
qué es dulce, apacible, amante, que tiene una felicidad en su casa, tin cielo en un rincen, ve en un
punto deshecha aquella fábrica de divina arquitec-.
tura, y en vez de transigir para conservar lo que se
pueda, en vez de entregarse á lamentaciones tardías, corta por lo sano, y seguí sube la gangrena,
va cortando, siempre más, basta que llega la podredumbre al corazen, y allí hiere, para que se salve el honor, el honor verdadero. Mata á Julia, es
decir, al amor (bien lo recuerda al pensar en la última Sairada), pero es porque hábia llegado allí la
podredumbre; todos los remedios habían sido ineficaces: aquella mujer condenada á penitencia por su
marido. Huye y el marido mala; encontró el honor
en la calle y allí lo ha recogido. Hermosa gradación
de interés, que llega al paroxismo, pero por ' pasos
cemadas; composición clásica, donde hay una figura culminante!, llena de luz, de relieve claro y correcto, y en torno suyo, personajes, acontecimientos,
todo Como una inmensa expectación que convida al
público á contemplar también.
Malhaya la crítica que tratándose de obras admirables» comienza por desmenuzar y reducirá pepiteria la obra inspirada por el ideal sublime; la bellC'
,za de la composición y la belleza íntima del fondo
que se refleja én ese momento total de la expresión,
ni se prestan al análisis «mpírieó y aoatéibieb, ni se
explican bien; pertenecen al género de lo inefable
¡que es lo que más hace hablar por dentro al que
sabe ver, y es lo q t e no tiene traáucéion en el scnido, como no sea la música, que es precisamente la
«Xpresion de lo inefable.
Si yo fuera compositor daría mi opinión, sobre
las obras de arte... por música; así, en el presente
caso, para manifestar lo que encuentro de más her-
moso en «El Nudo gordiano,» inyentaria alguna
sinfonía, enérgica, bélica, algo feroz, pero que en el
fondo tuviera lágrimas de lástima y de cariño, algo
como el ruido del acero vencedor que al inferir
cada herida se quejara del mal que iba haciendo.
Carlos tenia un hogar, un nido eontra las tordienlas
de la vida, y el honor, el verdadero, le dice, aveníalo, quema sus pajas, quédate ^in hogar, y Carlos,
verdugo y mártir, sin vacilar un momento, pero gimiendo con el alma en todos, cumple el deber que
le implene su honor, y destruye con sus prepias
manos el hogar querido. María, como una íflgenía,
es víctima inocente efl aquél estrago; dormía al calor de las alas'del amor, y cuando pierde aquel
abrigo, llora desolada, porque aquello parece una
injusticia de los cielos, por maldades de que ella no
sabe todavía, andan por allí unas desgracias de las
que nada entiende sino que lastiman mucho.
También aplicaría yo la música en este caso, para
decir lo que no sé decir, lo que siento ante la figura
de María. Figurémonos el cielo cuando los ángeles
malos se rebelaron; ¿qué dirían de aquellos tremen
dos castigos los ángeles buenos que se quedaban
sin compañeros y veían al Señor tan airado? La
corta ignorancia de sus males en que deja el poet» á
María es otro de los mayores encantos, de la obra.
Julia és la sombra del cuadro; pero una sombra
que tiene otra sombra todavía, el amante. Algunos
cirujanos, críticos quiero decir, encuentran taeilante el carácter de Jalia. Y lo es; no les falta más
que demostrar que eso sea en todo cas» un defecto
de arte, una fealdad. Julia es concupiscente, ha encontrado el placer y hasta el amor ftfera del deber;
su amantie la domina con ese imperio frío y tenebroso del crimen sobre el crimen; en af \iellas escenas delbáile, donde maridó y amante pasan, como
sombi^aslejlanas, se ve una expresión baáta mímica,
del c««ioter<y de la situado» de Julia. Si Oárlos fae^
se otro, 4l a b a n t e dominaría sin límites; pero la
grandeía de Carlos y la energía y dignidad con que
defiende la razón de su causa se juntan en al ánimo
de Julia á los gritos de la conciencia, y algo pesa
todavía el deber en aquel espírítH atribulad*. Además, Julia como mujer y como culpable, es débil, y
Ocupa la presidencia el señor conde de Torre
Mata.
El Sr. Quintana, de la comisión, contesta brevemente.
>
Comenzada la discusión por artículos, queda
aprobado el l.° sin discusión.
El señor marqués de Villamejor combate el 2."
breveraente.
Le contesta el Sr. Ruiz Gómez.
£1 Sr Sabater consume el segundo turno en
contra brevísimámente
El Sr. Paz (D. José María) consume el tercero,
también en contra, únicamente para rechazar algunas frases del Sr. Ruiz Gómez al contestar al discursó del Sr. Girona.
El Sr Ruiz Gómez contesta diciendo al Sr. Paz
que él es tan amante de la producción catalana como
su señoría.
Queda aprobado el art. 2."
Se da lectura del despacho ordinario.
Se levanta la sesión.
Eran las cinco y «meo minutos.
CONGRESO.
Extracto oficial de la sesión celebrada el dia n de Di, ciembre de 4 878,
Abierta á las dos, bajo la presidencia delSr. Ayala, se aprueba el acta.
,
El Sr. Benayas dirige varias preguntas al gobierno, pidiendo un expediente sobre el Banco de Sevilla, y preguntando al de Marina por asuntos de personal subaltern».
El Sr. Tavíel y Andrade pregunta qué hay de
crisis.
El ministro de Hacienda: No hay nada, absolutamente nada; el gobierno está perfectamente unido é
identificado, y los demás pueden pensar *lo que
quieran.
El Sr. Ochoa preguntó al señor ministro de Fomento por el estado del expediente que, á propósito
del proyecto de carretera de Almansa á Cofrentes,
se formó para atender al informe del ayuntamiento
de dicha ciudad, que fué emitido por dicha corporación, en virtud dci derecho que da la lev á.los ayuntamientos'para intervenir en la parte del proyecto
que se relaciona con U vía urbana.
También rogó el Sr. Ochoa su pronta resolución,
interesado como lo está en dicha carretera y en que
empiecen pronto las obras.
El señor ministro de Fomentó dijo que no podía
contestar al Sr. Ochoa en el acto, por no conocer el
caso de tramitación en que se encuentra el expediente; pero que ofrecía ai Sr. Ochoa hacer en obsequio de su deseo cuanto le fuese posible, porque conoce el gran interés que siempre ha demostradodicho señor por el proyecto de dicha carretera.
El, Sr. Rodríguez Correa pide al ministro de Hacienda notas y aclaraciones sobre asuntos relacionados con el Banco de España y el Tesoro público.
El ministro de Hacienda contesta al Sr. Correa.
Rectiioan diferentes veces el señor ministro y el
señor diputado.
El Sr. Iharra desea que venaa al Congreso el expedi.enle sobre el Banco de Sevilla.
Él general Salamanca dirige varias preguntas á
les ministros de la Guerra y de Marina, y entre otras
una en que manifiesta su deseo de conocer la sitiiiacion en que se pncuentra.el, hri^dter Villacampa,
" puesto qde no se ha'.ciampUdo, dice S. S , la'senten- ,
cía ejecutoria que eia la sumaría correspondiente
dictó un consejo de guerra.
El conde lie Xiqaena desea que se traiga pronto
al Congreso el dictamen sobre el proyecto de ley d©
, uniforme del ejército.
El Presidente contesta que la mesa, haciendo
uso de sus atribuciones, procurará complacer al
conde de Xiquena.
El Sr. Herce habla para una alusión personal.
' El conde de Xiquena rectifica ó insiste e a declarar que en el seno de la comisión el presidente del
Consejo de ministros declaró que el pi-oyecto de ley
sobré uniforme éel ejército, tal" como le a,prOb¿ el
Congreso, no sería llevado á la sanción regia por su
señoría, sino por otrp tnipistrq, y esto fué plantear
una cuestión de gabinete, y por lo mismo aquel
proyeeto debe discutirse aquí con detenimiento.
Él señor ministro de la Gobernación interviene
para decirque este diálogo no tiene oportunidad,
ni razón de ser; que el presidente del Consejo no
niega nunca sus opiniones, que dirá en el Congreso
lo que dijo en la comisión, y que si surge entonces
los medios ejecutivos quí! Garlos emplea para, » « » tenerla, en lo que aún es posible, dentro deLbietnia
sebrecojen. Pero désptlesJtíIia necesita una cosa oae
no está demostrado q'ué no la netTésiten los crí mí nales, afectos, cariño, yíCárles que la adora, como es
carc(íler<) de sil honor, la deja en su vida de penitencia sin el amor que todo lo ^legraría, £1 ampr
pafa Julia está en la calle esperando; siempre se
huye de un presidio, si se puede, y la libertad y jel
vicio, juntps pueden más que el deber y que • MarÍ8<;
Julia huye y Carlos mala, esa es la fatalidad mader>na, la fatalidad horrible de la lógica.
Julia, éobo se vé, duda, vacila, pero tiene por
qué, y exigir otra cosa es querer que los personajes
de losidraoiasisean estatuas ó bajos relieves del Paí*Iheraan. Hablan los positivistas, al menos Spencer,
habla de no sé qué curva sinuosa que sig^e toda
fuerza solicitada é intervenida por otras fuerzas conr
comitantes, y el alma humana, sobre todo en este
aspecto, en esta última determinación del ánimo, eiá
esa, pordf«irlo así,estereotipia suya .que se llamia^.
carácter, ¿por qué ha de verse libre.de esas sinuosidades, de esos cambios, de esas reacciones quftdeterminán lo resultante de fueíizas distintas? '
Y sin tantas palabras de abstracción, «efioíres y
queridos lectores,, ¿han visto Vds. «El nudo gor»
diano»?
,,
Pues si le haii visto, díganme sjt Julia, siend<»
quien es, no tiene motivo para vacilar. Y lo que es
para ser guíen és tfene perfecto derecho. Y aquí, y
siempre lo qUe decía Víctor Ilugo á los pigmeos,.sus
críticos:—No,tee habléis de lo qtif, debí hacerj sino
délo que lie hecho.»
En suma:' el drama de Selles, fuera hipérboles,
es uno de los pocos que honrarán el reperterio moderno. No habló de las bellezas del lenguaje, de. la
abundancia, quizá exuberante de pensamientos d e licados ó profundos^ porque de esto ya se ha dichft
cuanto se debe decir, y la unanimidad del aplauso
nos imppse á los amigos el deber del silencio,
Muchtí vale «El nudo gordiano;» pero sobre todo,
¡cuánto vale el autor!
¿Cuánto? Eso es lo que Bo sabemos todavía.
CLARÍN.
LAÜÑÍ0N
«uestion de gobierno, el gobierno la definirá asi, y
aceptará todos los debates de la oposición, porqa©
en el seno del Parlamento es donde se resuelven la»
caestiones de gabinete.
Rectifican los señores conde de Xiquena, ministro de la Gobernación y Herce.
(En este momento es inoaensa la concurrencia de
diputados en el salón.';
El Sr, "Vivar ruega al gobierno que no se oblijiue
á pasar revisla mensual á las viudas y huérfanas de
militares.
El ministro de Harina, abund«ndo en los mismos
deseos del Sr. Vivar, dice que pondrá la propuesta
en conocimiento del ministro de la Guerra.
El Sr. Polo de Bernabé hace un» pregunta sobre
elecciones.
El señor ministro de la Gobernación rect fica algcnos cargos del Sr. Polo y atírma que nnd¡e jijígor
que el Sr. Polo sabe con qué imparcialidad preside
•el gobierno las elecciones.
Se aprueba una proposición de ¡oy del 6r Oro7xo
solicitando pensiones para viudas de mil.lares.
Se aprueban los provectos de lev que habíamos
anunciado.
Gontinía el debate sobre el proyecto de rescisión
•del empréstito contratado con el Binco Hispano Colonial.
El Sr. González (D. Venancio) rectifica.
(Ocupa la presidencia el Sr. Cos Gayón.)
El Sr. González Vallarino, de la comisión, consume el tercer turno en pro del dictamen.
El señor ministro de ultramar, rectifica algunas
apreciaciones erróneas del Sr. González, de cuya
competencia para entender de asuntos como el que
se discute, no ha podido dudar, y á quien reconoce
-como UBO de los jefes del partido constitucional.
Sostiene que los partidos que aspiran al poder
están obligados á exponer su programa polílico-adminislrativo, en frente del que desarrollan los hombres que son gobierno, y sólo asi pueden tener
fuerza los argumentos que en su contra hagan las
oposiciones.
(Ocupa la presidencia el Sr López de Ayala )
Termina diciendo que cree contar con la aprobación del Sr. González (D. Venancio) en este pro
yecto, puesto que la Hacienda de la Península y de
Ultraraar quedará en condiciones tales, st&e reaü?
zan los planes económicos del gobierno, como no
pudieron soñar jamás sus adversarios.
A última hora de la sesión celebrada en el Congreso, el Sr D. Venancio González al rectificar ha
declarado que todas las opiniones sustentadas por
•él en el debate, las hacían suyas las minorías, desde la moderada hasto la democrática, V que traducidas en proposiciones de ley serian votadas por
todas, y muy especig.iBienie por el centro parlamentario y los constitucionales, que en esta, come
en todas las demás cuestiones, están completamente de acuerdo.
Leido nuevamente por un señor secretario el
proyecto de ley objeto del debate, es aprobado en
votación ordinaria.
El Congreso ha acordado, á propuesta del presidente, que desde el próximo sábado la duración de
las sesiones sea de cuatro horas, empezando á las
«dos déla tíirde.
Se levanta la sesión. Eran íás seis y media.
MOVIMIENTO
CIENTÍFICO.
A.TEIsrEO.
Sección de literatura.—Se continúa en la disca«ion del tema puesto al debate relativo á la objetividad ó subjetividad de la belleza. En la sesión de
anoche pronunciaren sendos discursos los señores
®urell, Marios, Jiménez y Pintado, este último, de
gracia, es decir, cediendo cortésmente á los ruegos
•de la presidencia.
El Sr. Burell sostuvo con un calor que bace la
apología de sus buenos sentimientos, que la belleza
es real ob.ietiva, etc., etc.
Lo mismo creemos nosotros, aunque no somos
caparas de api^iODarB^ basta el puiite q a s s é apas{oD»eI Sr. lurell, (fwén, dicho sea d« p a t ^ adelanta de dia en dia en el altivo de sus dotes oratorias.
El Sr. Mirtos apadrinó doctrinas análegas más
reposadamente, pero con cierta vaguedad de concepto y con palabra, si correcta, no siempre exacta,
ni menos precisa.
El Sr. Pintado, del opuesto bando, atacó al señor
Mártos, y dio, pruebas, como suelen hacer estos señores escolásticos, de no comprender las doctrinas
que combatía.
En sesiones anteriores usaron de la palabra, entre otros, los Sres. González Serrano y Carracido,
jdveta orador, éstfe último, de la escuela positivista,
pero de altos vuelos y de instrucción sólida, que es
como nos gustan á nosotros los positivistas y los
idealistas,
Del discurso de nuestro amigo el Sr. González
Serrano, not-bacesaos elof;ios porque dentro de poco
tendrán «easion nuestros lectores de. juzgar por sí
mismos, no de las cualidades oratorias, pero sí de
las doctrinas y del estilo del distiíguido profesor
que ha de favorecernos y honrarnos con su colaboración.
C.
•rBZiIIQ:a4.M4.S.
VERSALLES 18.—El Senado ha aprobado por
unanimidad el presupuesto de gastos.
La Cámara de diputados ha sido convocaba para
el sábado préximo con objeto de discutir los presupuestos con las variaciones hechas por el Senado.
ROMA 48.—Ha llegado á esta capital el almirante
Andrade,enviiídode Portugal.
El Papa ha recibido á una diputación de la república Argentina, la cual presentó una ofrenda para
el dinero de San Pedro.
Su Santidad pronunció con este motivo un breve áiscUrso, felicitando á los católicos argentinos y
exhortándoles á perseverar en la fé.
ROMA 48.—Se ha constituido el ministerio italiano, bajo la presideiicia del Sr. Depretis, en la
forma siguiente:
Guerra, general La Roeca.
Marina, Terracine.
Hacienda, M^gliani.
Trabajos Púollcos, Mezzanotte.
iDítriiccioñ páblica, Copípini,
Agricultura, Maliordua.
Justicia, Talliani.
El Sr. Depretis se ha encargado provisionalmente de las carteras de Negocios extranjeros y del I n terior.
Nota. Faltan todavía despachos de anteayer y de
ayer.
El telégrafo se ha restablecido en parte; pero
funciona con mucha irregularidad, pues los despachos tienen que venir,escalonando.
NOTÍGIAS
Guerra.—rOrden coacedienéó la cruz da primera
clase de San Fernando, pensionada con 375 pesetas
anuales, é D. Matías Llórenla y Higifesl, capitán del
ejército,
s
•
J
Eo aguas de Adra se ha perdido una barca inglesa.
No han oiurrido desgracias personales.
Anoche se recibió el siguiente telegrama de
Oviedo, recibido en Madrid á las ocho y cuarto:
«En Serin han ocurrido nueves desprendimientos de tierra eq los kilómetros.49 y 56. El tren nú
mero 2 ha tenido que regresará Serin. Se ha dado
orden de suspender el tren húáiero 402 que saldrá
por la mañana con una plataforma para facilitarle el
paso.»
•
Indícase para el obispado de Málaga al prelado
de Sigüenza Sr. Gómez de Salazar.
Hoy sale de Huesca para Madrid el gobernador
de aquella provincia.
Se ha focado de la cártrl de Alfarnate un preso
d,e consideración.
Ayer á las diez de la mañana zarpó del puerto de
Cádiz para Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas el
vapor-correo «Acaérica», con la correspondencia
y 39 pasajero!.
NOTICIAS TI ATRALKS.
Ayer fué píresb en Val«í©peñas Lucio 0iaz Gavilán (a) El efe Acero, coautor del robo' de Santa Crui
de Múdela.
El deshielo del Arlan?a y Ári^n^oB haá ocasionado en Burgos grandes inundaciones.
En las elecéiones verificadas el martes eíi el sétimo distrito de Barcelona, el candidato ministerial
alcanzó selo 23 votos de ventaja, teniendo que acudir para ello á «ran número de municipales y agentes de orden públ co, que emitieron su voto en correcta formación y presididos por uñ cabo.
El lunes faé asesinado en Sans un albañil con
un tiro de pistola.
Quéjanse los vecinos de PuUet (Cataluña), de
que habiendo un solo están;» eü el pueblo, carezca
de sellos de comunicaciones.
En la madrugada del martes se declaró un incendio er.uiia ageacia de trasportes de la calle de Rosich, de Barcelona.
En tres días se han declarado cuatro incendios
en dicba capital.
La guardia civil sorprendió h ^ pocas noches
en Torrente á una partida de ladrones, qUe trataban
de robar una casa, matando á dos de ellos.
Dicen de Moneada (Valencia) que los rateros se
encargan de recoger las cosechas de aquellos
campos.
,
Tal es la seguridad que reina en la comarca.
las cárceles de Serranos, ignórase p e r ^ % motivo.
Estos últimos dias han caído fuertes nevadas en
Onda Alcora pico de PeñagoloSa y otros puntos
elevados de la Sierra de Espadas. Ello motiva que
en los pueblos de la Plana se deje sentir un inleoso
frío que perjudica las Cosechas más delica#s.
Hoy aparecerán en la Gaceta las siguientes dispoParece que la recaudación de contribuciones se
siciones oficiales:
está llevando á cabo en Barcelona, de un modo tan
Hacienda.—Leyes concediendo á los presupuestos anémalo, que indica, desde luego, el desbarajuste de
de gastosde los ministerios de Marina y de Guerra, esta administración.
° »
J
correspondientes á lósanos de 4877-78, varios suHay individuo que, teniendo pagado el t|Ílie»tr«
plementosy trasIerenCias de crédito; y al de.Gober
de contribución correspondiente, se vé aprÉinfacro
nación, correspondiente al año de 1878-79, un cré- para el pago de la misma partida, ya satisfecha.
dito extraordinario.
—Decreto aprobando el reglamento orgánico de
El día 46 se declaró un incendio en una fábrica
las obligaciones y facultades de la sección central, y
comisiones provinciales y comisiones de estadística de tepidos de la villa de Alagon (Zaragoza).
El siniestro fue dominado á las dos horas.
de la riqueza territorial y sus agregados.
—Reglamento á que se refiere la a,nterior d¡sf>osicion.
En las inmediaciones dé íoltaña ha «ido asesina—Orden dando de baja definitiva en el escalafón do de un trabucazo el medie* de BenasqMe.
del cuerpo de empleados de Aduanas, á vario» individuos del mismo.
De Egozque (Navarra) han desaparecido más de
305
—No tengo más deseo que llegur allí cilanto antes,
-ciudadano; pero la escolta no es necesaria.
—¡aiencio! dijo gruñendo uno de los gorros colorados,
y golpeando al mismo tiempo la cama con la culata de
su mosquete: ¡GáUatej aristócrata!
—Gomo dice muy bien este excelente patriota, añadió
«I tímido funcionario, vos sois un aristócrata, y por esa
razón necesitáis una escolta; petó debéis pagarla de vuestro bolsillo.
—Accedo á vuestros deseos, tona vez que no puedo pasar por otro punto, replicó Darnay.
—¡Pues no dice que no puede pasar por otro punto, ex•clamó el gorro coloradoi como si no se le hiciese bastante
favor no coigándole de ia linterna!"
—Tiene razón este buen patriota, repitió el funcionario.
Emigrado, levantaos y vestios inmediatamente.
CáFl^ fué conducido al cuerpo de. guardia, en el cual
fumaban, bebían ó dormían'otros ciudadanos provistos
<le sus correspondientes gorros colorados. Obligáronle á
entregar una suma bastante considerable para pagar su
escolta, y se puso en camino á lo largo de uüos inmensos
harrizales, á cosa de las tres de la madrugada.
Dos patriotas á caballo, armados de gorro colorado,
escarapela nacional y sable y mosquete narionales, marchaban á uno y otro lado del sospechoso. Esté guiaba su
montura; pero una cuerda atada á ia brida de su baballó,
terminaba en el brazo de uno de los hombres de la escolta. De este modo atravesaron el pueblo en medio de una
.lluvia torrencial, y recorrieron iropracticabl«s lodazales.
Viajaban de noche, hacían alto una ó dos horas despue»de la salida del sol, y descansaban basta el oscurecer. Los dos hombres de la. escolta se preservaban un
tanto delagua cubriéndose laspierttas y los hombros con
«nos ingeniosos aparatos de paja.k pesar del disgusto de ver^e en semejante compañía^
tiO eabezas de ganado, que se supone han sido arrebatadas por ios lobos.
304
vorable al nacimiento de la República una é indivisible,
y al advenimiento de la divisa: ¡libertad, igualdad, fraternidad ó mtieríe!
Carlos Darnay notó á poco de haber penetrado en
Francia la imposibilidad en que se hallaba de desandar
lo andado sin ir antes á París á recibir su correspondiente titulo de ciudadano. Sucediera lo que quisiera, le era
indispensable proseguir su viaje; no porque se hubiesen
cerrado tras él las puertas y las barreras, sino porque
presentía un invencible obstáculo entre él y la Gran Bretaña; si le hubiesen cogido en una red ó trasportado en
una jaula al punto de su deslino, no hubiera sido mayor
la persuasión que abrigaba de haber perdido positivamente su libertad.
La suspicaz vigilancia de loS' patriotas le detenia en
todas las puertas, le perseguía por todas partes, le traía
y le llevaba de un lado para otro, le precedía y le detenia anticipadamente, le servia de e.-^co ta y retardaba su
marcha.
En una palabra, muchos días después de su llegada á
Francia, estaba aún Jejos de París, y rendido y estcnuado con tanta fatiga, se quedó á dormir en un pueblecillo
situado, en la carretera.
Aun así y todo no hubiera llegado á aquel punto si
no hubiese mostrado la carta de Oabclie; las infinitas diücultades que se le habían suscitado en el último cuerpo
de guardia, le hacían suponer que tocaba i. un punto crítico de su viaje. Por eso no fué muy grande la ^sorpresa
al ver que venían á despertarle á media noclie.
Era la autoridad local: un funcionario tímido, acompañado de tres patriotas con gorro colorado, los cuales,
con la pipa en la boca, se instalaron sin cumplido alguno sobre el lechó del viajero.
—Emigrado, ,dijo él funcionario, os envió escoltado
hasta París.
En lo que va de mes han ocurrido ea Málaga tres
infanticidios.
Anoche se verificó en el leatro de Ajsolo el beneficio de Eugenio Selles, autor de «El Nudo GorIliano.»
La notable obra de nuestro querido amigo alcanzó el mismo éxito de siempre, á pesar de Ja visible
indisposición del Sr. Vico; el insigne poeta fué llamado multitud de veces al palco eseénieo, siendo
obsequiado por el numeroso público que llenaba
las localidades con coronas y alhajas de valer. Mil
enhorabuenas al laureado vate^ y sean estas pruebas
de aprecio del público, estímulos que le obliguen á
«ontinnar por la brillante senda emprendida.
En la próxima semana se pondrá en escena en
el teatro Español una comedia en dos actos titulada
«La lista grande.»
Los periódicos italianos nos dan la noticia d e q u e
en breve se pondrá en escena, por primera vez en
el teatro Real de Madrid, la nueva ópera del maestro
Usiglio «Le donne curióse.» interpretada por la Borgbi, la Vitali, Gayarre, Verger, Nanetti y Fiorini.
Añaden que el empresario, Sr. Robles, dio su promesa formal de ponerla en escena apenas oyó algunos números de dicha obra.
Con lisonjero éxito se estrenó anoche en el leatro del Recreo la zarzuela en un acto «El anillo de
plomo», parodia del aplaudido drama lírico ¿el señor Zapata.
Los autores Sres. Vázquez y Paig, fueron llamados á la escena.
Está en ensayo, en el teatro de Novedades, un
drama en cuatro actos, titulado «Misterios de Madrid.»
También cuenta la misma empresa con otra obra
nueva, denominada «El Rastro».
El
teatro
La
poner
sábado próximo se pondrá en escena en el
Real la ópera .;<Crispino é la comare.»
indisposición del Sr. Verger es la causa de no
«In bailo in maschera »
COTIZACIÓN OFICIAL DE AYER.
FONDOS PÚBLICOS.
3 por 100 interior...
—Fin de mes
^ ? i n próximo
3 por 100 exterior
Amtble. interior.
ídem exterior
Billetes hipots
Bonos del T«iioro
B. Hipot Géd. 1 OiO
Id. Id.60i0
Oblig. Banco y T . . . .
Carpetas prov. de A
Banco H. Colonial
Rentas .Aduana Cuba
Obligaciones de i'errocarriles.
Londres 90 dias fecha
París 8 dias vista
Banco de España
•Ultimo Movin
precio.
Alza.
is-oas
15-0^25
00-eo
00-00
Ki-225
00-00
102-50
90-00
00-00
95-90
96-65
95-45
00-00
00-00
29-"i20
47-55
4-96
256-00
0-225
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0-20
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0-10
»
»
0-05
0-05
»
0-20
¥
»,
0-50
E B el Bolsín quedó anoche el consolidado interior á 45 00 al contado y fin ds mes.
UAUBltí.—imp. d« Knrtqut Vlceate, Ota. de £t«. Domingo SO
BOI
ry, y os traigo la contestación; pero no por escrito: tal vez
tengáis la bondad de trasmitirla vos verbalmente.
—Con mucho gusto, replicó el gentleman; supongo
que no habrá ea ello ningún peligro.
—Absolutamente ninguno, y eso que se trata de ua
detenido en la Abadía.
—¿Cómo se llama? preguntó Mr. Locry abriendo su
cartera.
—Gabelle,
,
—Perfectamente. ¿Qué es lo que debo decir á ese des*,
dichado?
,
—Nada mas que esto: que su carta ha llegado á su destino y que la persona que él sabe irá á verle.
—•¿No hay que decirle en qué época?
.-7Que se pondrá en camino mañana por la noche.
—¿No tengo que indicarle ningún, nombre?
—Seria completamente inútil.
; Garios ayudó á Mr. Lorry á abrigarse convenientemente, y, precedido del gentleman, dejó la cargada atmósfera del antiguo Banco por la brumosa y fría temparatura de Ileet-street.
—Saludad cariñosamente en mi nombre á Lucía y á
nuestro queridísimo ángel; cuidadlos bien basta que y«
regrese á vuestro lado, dijo Mr. Lorry en el momento e t
que el carruaje se disponia á partir.
Carlos movió ligeramente Ja cabeza, y le respoadié
con una dudosa ronrisa.,
Aquella noche (era el dia 14 de Agosto), Carlos Darnay, en vez de acostarse después de abandonar el salón,
escribió dos sentidísimas cartas: en la primera, dirigida á
Lucia, explicaba el motivo de su marcha y la imperioia
necesidad en que se hallaba de ir á Francia, demostrando claramente que no tenia que tem«r ningún peligro.
En la segunda carta, destinada al doctor, confiaba su
mujer y su bija á los cuidados de su suegro, é insistía
LA üyiQN
RSPECTAC;:LO3 PARA HOY.
PEAT..—H 112.—Lucrecia Borgia.
ESPAÑOL.—8 Ii2.—T. 2.° par.—Don
Alvaro ó la fuerza del sinoZABZUELA.-8 liv!.-T. 2 " - U s campanas de Carrion.
APOLO—81i2.—T. impur.—El nuds
(jortiano.—Baile—En la cara está la
edad.
GOMEDTA.-8 li2.—T. 3 •—Servir para algo.—La mamá política.—Pobre porliado.—Baile.
VARIEDADES.-8 ll2.—El equilihno europeo.—Perro, 3,3.° izquierda.—
La primera y la última.
K3IAVA"—S-—Por meterse el tiempo
en agua.—El nudo corredizo.—El piUuelo de París.—Baile.
MASTÍN.—8.—Gomo empieza y como
acaba.—La cordobesa.-Se cede una habitación.—Baile.
RECREO.—8.—Celos, veneno y suegra.—El hombre es débil.—Perdigón en
Hamburgo.—El anillo de plomo.
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6. PRECIADOS. 6.
302
niKvameQte en demoítrar que no podia correr ningún
peli.¿ró; en ambas cartas prometía escribir tan proato
como llegase al término de su viaje, y darles con toda
frecuencia noticias suyas.
El dia siguiente fué sumamente angustioso; por la
pñaiera vez, desde que se hallaban casados, Carlos tenia
una preocupación no compartida por Lucía; costábale
Hft ianttenso trabajo el no revelarle el estado de su cora-aon. Disponíase á hacerlo á cada momento, porque extrafiaba sobremanera el pensar ó ejecutar algo sin el dulce
apoyo que siempre hallaba en ella; pero al verla tranquii% y risueña, retenía las palabras que querían escaparse
d e sus lábioi", y continuaba disimulando su turbación.
A pesar de lo penosa que hallaba esta lucha, el dia trascurrió rápidamente. Al llegar la noche, pretestó tener
qtie acudir á una cita, y dijo que tal vez tardaría en volver; abrazó varias veces á su mujer y á su hija, recogió
-la pequeña maleta que con todo secreto habia preparado,
y desapareció en medio de la espesa niebla, con el alma
m&R triste que las sombrías calles que iba recorriendo.
Confió sus dos cartas á un amigo de confianza, y le
encarólo que no las entregase hasta después de las once y
media; luego montó á caballo, llegó á la carretera de
ilouvres, y «omenzó su viaje con el corazón oprimido al
recuerdo de los seres queridos que dejaba en la ciudad.
«En nombre de Dios y de la justicia, en nombre de
•vuestra generosidad y de vuestro honor,» exclamaba para
sí; y recobrando nuevas fuerzas al repetir aquellos gritos de angustia, corrió hacia el precipicio, cuya irresistible atracción no era ya posihie re.'íisíir.
EKSEfi/tnZA fiRATISA DOilIOIU»
Sr. San Martin, Puerta del Sol; en la de los Sres. Fé, antes de Duran,
35
Carretas
35
Carrera de San Jerónimo; en la del Sr. Sánchez Rubio, calle de Car-
MADRID
retas; en la del Sr. Iravedra, calle del Arenal; en la del Sr. Suarez,
y en más de 2.000 establecimieD
tos que tiene instalados en Etlropa y América para la venta d«
tan superiores máquinas.
calle de Jacoinetrezo, etc., y por fin en casa del autor, calle de Preciados, S6.
LIBRO TERCERO.
LA TEMPESTAD.
CAPITULO PRIMERO.
Incomunicado.
- Ir de Inglaterra á París en el mes de Agosto de 1792,
era una ardua y temeraria empresa. Aun en los tiempos
en que el rey de Francia reinaba en todo su esplendor,
el lastimoso estado de los carruajes, de los caminos y de
los caballos, hubieran sido suficientes motivos para prolongar indefluidameiite el viaje; pero las circunstancias
políticas anadian á las dificultades de la marcha otra
porción de obstáculos mucho más graves. A las puertas
de las ciudades y á la entrada de ios pueblos, hallábanse
situadas varias partidas de ciudadanos patriotas, armados de mosquetes nacionales, Siempre dispuestos á dispararse, que detenían á los viajantes, les haciaa sufrir
mil y mil interrogatorios, examinaban SMS papeles, buscaban sus nombres en las listas que tenian siempre á
mano, los dejaban pasar, Jos hacian volver al lugar de
donde procedían, ó ios metían en chirona, según lo que
la imagihacioa del improvísíáüó tribunal juzgaba más fa-
306
y del peligro que le hacia correr su vecino que, víctima
de una borrachera crónica, tenia su mosquete de una manera poco tranquilizadora, Carlos continuó abrigando
gran confianza ejo sus antecedentes. «Nada de todo esto,
decia para sí, me concierne particularmente; es una medida general cuyo rigor cederá ante los hechos especiales
que puedo hacer constar, hechos que además serán confirmados por ese pobre Gabelie.»
Pero cuando llegaron á Beauvais á primera iiora de la
noche, comenzó á comprender el carácter alarmante' que
iba tomando su situación. La multitud sn agolpo en torno de la casa de postas para contemplar á lo.« viajeros, y
numerosas voces empezaron á gritar: «¡Muera el emigradol ¡muera el aristócrat»!»
Darnay, que iba á apearse, continuó á caballo, creyendo que así se hallaba mas seguro.
—¡Yo emigrado! dijo, ¿pues no veis que me hallo en
Francia por mi propia voluntad?
—¿Pues qué eres entonces.' exclamó un lie.Tador que,
martillo en mano, se aceruó uí viajero <,Qué eres sino un
emigrado, un perro aristó(;rata?
El maestro de postas impidió que aquel hombres»
apoderase de la brida del caballo de MF. Darnay, y ledijO
con tono conciliador:
—Déjale, amigo mió, déjale; ya le juzgarán en Pafís.
—¡Sí que le juzgarán! repitió el herrador blandiendo
su martillo; le juzgarán y le condenarán como traidor.
La multitud lanzó un rujido de aprobación.
Carlos Darnay detuvo al maestro de postas en el m o mento en que éste volvia la cabeza de su cahallo hacia el
patio de la posada, y dirigiéndose á la multitud, así que
pareció prestarle alguna atención:
—Os lian engafiaíjo, dijo, ú os engaDais vosotros ^mismos; yo no soy un traidor, sino todo Jo contrario.
—iMieijite! gritó el herrador; desde la publicación del
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