Vómito diferenciación clínica

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VÓMITO: DIFERENCIACIÓN CLÍNICA
Ángel Sainz
Hospital Clínico Veterinario Complutense
Departamento de Medicina y Cirugía Animal
Facultad de Veterinaria
Universidad Complutense de Madrid
El vómito es uno de los síntomas más frecuentes en la clínica de pequeños animales. Son
muchas las patologías que pueden cursar con vómito, suponiendo en ocasiones este signo clínico
un auténtico reto diagnóstico para el clínico. Nunca debemos perder de vista que muy a menudo
la causa de un signo digestivo tiene un origen extradigestivo. En cualquier caso, siempre se debe
realizar una anamnesis y una exploración física completa. En función de lo encontrado, son
muchas las técnicas de diagnóstico complementario que podemos realizar: hematología y
bioquímica sanguínea, urianálisis, análisis coprológico, radiografía simple o de contraste,
ecografía, endoscopia y laparotomía exploratoria. A continuación, expondremos algunas
generalidades sobre anamnesis y exploración en animales que vomitan; posteriormente, nos
centraremos en los protocolos de trabajo concreto que llevaremos a cabo en cuadros de vómito
agudo y de vómito crónico.
Anamnesis
El primer paso en la clínica es la anamnesis. En ella debemos preguntar acerca de los siguientes
temas:
1) Contenido del vómito:
-
Alimento: preguntar grado de digestión y tiempo que ha pasado desde la ingesta.
-
Moco: puede proceder de saliva o de estómago.
-
Hierba: suele deberse a patologías gástricas o duodenales.
-
Bilis: es habitual en enteropatías inflamatorias, hipomotilidad gástrica,
pancreatitis y obstrucciones intestinales. La probabilidad de que un animal con
vómitos biliosos tenga una estenosis pilórica es mínima.
-
Sangre: si es fresca, muchas veces es poco significativo, pues ésta procede de
esófago o de faringe. La presencia de sangre digerida (posos de café) nos indica
lesión de la mucosa gástrica con úlceras y/o erosiones por diferentes causas
(cuerpos extraños, insuficiencia renal o hepática, gastritis hemorrágica, fármacos,
neoplasias gástricas, etc).
-
Olor fecal o heces en el vómito (vómito fecaloideo): es indicativo de obstrucción
intestinal o íleo paralítico.
2) Relación con la alimentación.
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Vómitos inmediatamente después de comer o 30 minutos después. Suele deberse
a gastritis aguda o crónica.
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Vómito con alimentos más de 7 horas después de la ingesta: indica obstrucción
en antro pilórico o cualquier causa de hipomotilidad gástrica.
-
Vómito por la mañana temprano con el estómago vacío. Cuando se presenta,
especialmente en perros de raza pequeña, suele deberse a reflujo biliar en
periodos de ayuno prolongado.
3) Forma de vomitar. Hay algunos modos de vomitar que pueden sugerir la existencia de
algunas enfermedades concretas:
-
Vómito no productivo. Puede presentarse en cualquier cuadro que curse con
vómitos muy frecuentes o bien en dilatación-torsión gástrica.
-
Vómito en proyectil. Suele ir sin arcadas ni nauseas y se debe a obstrucción
pilórica o entérica proximal.
4) Duración de los vómitos. Cuando el cuadro dura menos de 4 días, se considera agudo. En
casos de mayor duración o bien más breves pero que se repiten periódicamente en el
tiempo, hablamos de vómito crónico. Esta diferenciación es muy importante puesto que
el enfoque de un caso agudo o crónico en la práctica es diferente.
5) Dieta del animal. Debemos preguntar acerca de la frecuencia y cantidad de alimento
ingerido y cambios de dieta recientes. También, debemos ser conscientes de que muchos
de los animales que llegan a una clínica veterinaria cometen errores dietéticos con
relativa frecuencia. Por ello debemos saber si se trata de animales que comen basura o
cualquier cuerpo extraño que encuentren, si comen hierba, restos de comida de sus
dueños, huesos, etc. También es interesante saber si hay alguna relación entre
alimentación y estrés. Ocasionalmente, podemos ver algún perro que se alimente con
comida de gato.
6) Protocolos de vacunación y desparasitación empleados, de especial importancia en
animales jóvenes.
7) Otros signos clínicos. Lógicamente debe realizarse una anamnesis completa, que incluya
preguntas no sólo con respecto a signos digestivos (diarrea, estreñimiento, pérdida de
peso, etc) sino a síntomas relacionados con cualquier otro aparato o sistema (poliuria,
polidipsia, tos, etc).
Exploración física
Se debe realizar una exploración general del paciente, con especial referencia a la
temperatura y al grado de hidratación. Puesto que en ocasiones la causa del vómito no es
digestiva, deberá evaluarse el color de mucosas, el sistema cardiovascular, los ganglios linfáticos
y la glándula tiroides. Además, debe llevarse a cabo una exploración oftalmológica y
neurológica.
En relación con el aparato digestivo, debe incluirse una palpación abdominal y un tacto
rectal. El objetivo de la palpación abdominal es encontrar dolor (local o generalizado), cuerpos
extraños, masas, invaginaciones, contenidos (gases y/o líquidos en asas intestinales), asas
dilatadas, heces duras, organomegalias, etc. En casos de dilatación-torsión gástrica, también está
indicada la percusión. En animales con ascitis, está indicada la técnica combinada de palpaciónpercusión en busca de la onda ascítica.
Vómito agudo: protocolo de actuación
Por desgracia, en muchos animales con vómito agudo es difícil llegar a realizar un
diagnóstico etiológico. Frecuentemente no somos capaces de llegar a conocer la causa exacta que
ha desencadenado el problema. Muchos animales con vómitos presentan gastroenteritis agudas
inespecíficas (que habitualmente también provocan diarrea), causadas por errores dietéticos. Esta
realidad hace que el modo de actuar ante un cuadro de vómito agudo sea diferente del que
adoptamos ante un caso con vómito crónico. En este último caso, el objetivo es realizar un
completo protocolo de diagnósticos diferenciales encaminados a conocer exactamente la causa y
poner un tratamiento específico. En casos agudos, el objetivo sería más bien descartar algunas
causas especialmente graves, tras lo cual se instauraría un tratamiento sintomático frente al que
responden la amplia mayoría de casos. Debemos tener en cuenta que un gran número de
patologías con vómito agudo tienen un carácter autolimitante.
Estadísticamente, las causas más frecuentes de vómito agudo son las siguientes:
-
Causas dietéticas: por ingesta de restos de la mesa, basura, cuerpos extraños, etc., por
cambios bruscos de alimentación o por intolerancia a alguna dieta.
-
Fármacos, en especial, AINES pero también otros muchos fármacos (antibióticos,
quimioterápicos, etc.)
-
Enfermedades metabólicas: insuficiencia renal, hepática, desequilibrios electrolíticos.
-
En animales jóvenes o sin un protocolo correcto de vacunación/desparasitación:
enfermedades infecciosas (especialmente, moquillo y parvovirosis en perros y leucemia e
inmunodeficiencia en gatos) o parasitarias.
Por ello, el protocolo de trabajo que habitualmente se lleva a cabo en animales con un cuadro
agudo es el siguiente:
1) Anamnesis, especialmente útil para conocer la existencia de problemas relacionados con
la dieta, ingesta de cuerpos extraños, tratamientos en curso y signos clínicos que pueden
aparecer en enfermedades metabólicas. Es también útil conocer si el paciente tiene heces
normales, diarrea o estreñimiento. No debemos olvidar que los vómitos pueden
presentarse tanto en perros con diarrea (normalmente debido a procesos inflamatorios
que afectan a todo el aparato digestivo) como con estreñimiento (por hipomotilidad).
Como se acaba de señalar, la edad del animal y los protocolos de vacunación y
desparasitación también son importantes para orientar el caso.
2) Exploración física. En la palpación abdominal se pueden detectar cuerpos extraños,
masas, dolor, líquidos y gases en asas intestinales y distensión abdominal. También se
debe prestar atención a la posible existencia de secreción vulvar o de signos
neurológicos.
3) Diagnóstico por imagen. Tanto la radiología (simple o de contraste) como la ecografía
son técnicas habituales en el diagnóstico de muchas enfermedades que cursan con cuadro
de vómito agudo. En cualquier caso, están especialmente indicadas cuando la palpación
abdominal no es normal. Con estas técnicas podremos diagnosticar numerosas
enfermedades como torsión o invaginación intestinal, obstrucción gástrica o intestinal,
dilatación-torsión gástrica, cuerpos extraños, piometra, procesos prostáticos, patologías
hepatobiliares, megacolon (especialmente, en gatos) y algunas enfermedades
pancreáticas.
4) Analítica de sangre y/o de orina. Siempre resultará útil, no sólo para descartar algunas
causas de emesis, sino para conocer la posible existencia de alteraciones fisiopatológicas
producidas como consecuencia del vómito (por ejemplo, hipopotasemia). Con las
analíticas podemos orientar el diagnóstico en casos de diabetes mellitus, insuficiencia
renal o hepática, síndrome de Addison, sepsis, desequilibrios electrolíticos, patologías del
tracto urinario bajo, pancreatitis, etc.
En aquellos casos en los que tanto las analíticas realizadas como el diagnóstico por imagen
no muestren alteraciones significativas, habitualmente la opción es instaurar un tratamiento
médico sintomático a base de antieméticos como el maropitant (1 mg/kg/24h), la clorpromacina
(0,2-0,4 mg/kg/8h IM o SC en perros y 0,5 en gatos) o la metoclopramida (0,1-0,5 mg/kg/8h).
Cuando existan dudas con respecto a la posible existencia de un cuadro obstructivo, éste último
fármaco no se debe emplear debido a sus efectos procinéticos.
Además del tratamiento primario del vómito, también se pueden emplear antisecretores
ácidos gástricos como la ranitidina (0,5-2 mg/kg/8-12 horas), la famotidina (0,5-1 mg/kg/12-24
h) o el omperazol (1 mg/kg/24 horas). Si hay desequilibrios electrolíticos importantes o bien si
los vómitos impiden la administración de fármacos vía oral, se debe instaurar una fluidoterapia
de mantenimiento, suplementando especialmente las posibles pérdidas de potasio.
La instauración de un ayuno absoluto como terapéutica del vómito es un punto controvertido,
si bien cada vez son más los autores que lo creen innecesario, dado que se ha comprobado que
con periodos de ayunas no demasiado prolongados se pueden presentar atrofias de las
vellosidades intestinales. Por ello, siempre que el animal tolere inicialmente la dieta, se
considerará ésta como parte del tratamiento. El objetivo es administrar pequeñas tomas de
alimento muchas veces al día de una dieta baja en grasa, baja en fibra y con proteínas fácilmente
digestibles. El empleo de dietas con estas propiedades está especialmente recomendado en estos
casos.
Vómito crónico: protocolo de actuación
El protocolo de actuación cuando se presenta un animal con vómitos crónicos es
diferente del comentado para casos con cuadro agudo. El objetivo será llegar a un diagnóstico
etiológico para así poder alcanzar un mayor éxito terapéutico. Desgraciadamente, el tratamiento
sintomático en estos casos no suele ser capaz de resolver la sintomatología. Por ello,
comenzaremos este apartado, considerando las causas de vómito crónico en perros y gatos para,
a partir de esa base, justificar el protocolo de diagnósticos diferenciales que emplearemos.
Un cuadro de vómito crónico puede deberse a las siguientes causas:
1) Causas dietéticas. Entre ellas están todos los errores dietéticos, los cambios bruscos de
dieta, la alimentación excesivamente rápida, las intolerancias alimentarias y las alergias
alimentarias. En los gatos, una de las causas más frecuentes de vómitos es la ingesta de
pelo que se suele acompañar de estreñimiento.
2) Fármacos. Entre ellos se incluyen especialmente los AINES, fármacos quimioterápicos,
antibióticos (especialmente, eritromicina y tetraciclinas), glucósidos cardiacos, etc.
También puede provocar vómitos cualquier medicación a dosis elevada; incluso con
dosis normales son muchos los medicamentos que potencialmente pueden causar
problemas digestivos.
3) Tóxicos. Los más frecuentes son plomo, zinc, polietilenglicol y sustancias ácidas o
básicas (como muchos agentes de limpieza). También son tóxicas muchas plantas y setas
así como diferentes insectos. Aunque los vómitos debidos a fármacos y tóxicos suelen ser
agudos, en ocasiones pueden dar lugar a un cuadro crónico.
4) Enfermedades metabólicas o sistémicas. Son muchas las enfermedades metabólicas que
pueden cursar con vómitos. Entre ellas se incluyen: insuficiencia renal crónica
(especialmente en animales viejos), hepatopatías, insuficiencia cardiaca congestiva,
patologías que cursen con septicemia o acidosis, desequilibrios electrolíticos
(especialmente, hipercalcemia) y múltiples endocrinopatías como la diabetes mellitus, el
síndrome de Addison o el hipertiroidismo y, en menor medida, el hipotiroidismo.
Aquellos tumores no digestivos que cursan con hipercalcemia pueden causar vómitos.
También debemos tener en cuenta que los mastocitomas pueden dar lugar a vómitos por
aumento en la secreción de histamina que dará lugar a una hipersecreción ácida gástrica.
5) Enfermedades neurológicas: patologías vestibulares, neoplasias, etc.
6) Enfermedades infecciosas. En la especie felina, tanto la leucemia como la
inmunodeficiencia y la peritonitis infecciosa felina pueden ser causantes de vómitos
crónicos. Las enfermedades infecciosas que cursan con sintomatología digestiva en el
perro (especialmente, moquillo y parvovirosis canina) suelen tener un curso agudo, si
bien, algunos casos de moquillo, en especial, en perros adultos pueden presentarse de
forma subaguda.
7) Patologías abdominales. Pueden presentarse vómitos crónicos en animales con
pancreatitis crónica, gastrinomas, prostatitis, etc. En cualquier caso, muchas de estas
enfermedades suelen cursar de un modo agudo.
8) Causas bacterianas. Son muchos los agentes que pueden causar sintomatología digestiva
en pequeños animales, destacando entre ellos Campylobacter, Clostridium, Yersinia,
E.coli, etc.
9) Causas parasitarias. Son igualmente muchos los parásitos (coccidios, Giardia,
Entamoeba, Toxocara canis, Strongyloides canis, Diphylidium caninum, etc) que pueden
provocar una enteritis y, con frecuencia, dar lugar a vómitos.
10) Patologías gástricas, diferenciando entre ellas dos grupos:
a. Primarias: gastritis crónicas (superficial, atrófica e hipertrófica) y patologías
pilóricas (estenosis pilórica y espasmo de píloro).
b. Secundarias a enfermedad inflamatoria intestinal (enteritis linfoplasmocitaria,
enteritis eosinofílica, enteritis granulomatosa), linfangiectasia intestinal o
sobrecrecimiento bacteriano de intestino delgado.
11) Neoplasias digestivas, tanto a nivel gástrico como intestinal. Las más frecuentes a nivel
gástrico son el adenocarcinoma (especialmente, en perros) y el linfosarcoma (más
frecuente en gatos).
A la vista de todas estas causas, ante un perro con vómito crónico debemos en primer lugar
realizar una anamnesis detallada, con el fin de analizar si los síntomas son debidos a causas
dietéticas, fármacos o tóxicos.
Junto con la anamnesis, debemos realizar una exploración física completa que, acompañada
de una analítica sanguínea y, en algunos casos, de un urianálisis, nos ayudará a descartar
enfemedades metabólicas o sistémicas, enfermedades neurológicas o infecciosas.
El diagnóstico por imagen basado en la radiología y la ecografía es a menudo poco
específico. Sin embargo, en ocasiones es útil para el diagnóstico de algunas patologías
abdominales. En animales con obstrucción intestinal parcial o con cuerpos extraños en estómago,
el curso de la enfermedad suele ser agudo. No obstante, en ocasiones los síntomas se cronifican,
siendo en estos casos útil la realización de una radiografía de abdomen o de una ecografía.
A continuación, solemos realizar un cultivo bacteriológico de las heces en busca de
patógenos y un análisis coprológico seriado (de 3 días consecutivos) para diagnosticar causas
bacterianas y parasitarias.
La mayoría de las patologías gástricas primarias o secundarias a enfermedades intestinales
así como las neoplasias digestivas se diagnostican mediante endoscopia digestiva o por
laparotomía exploratoria.
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