Isabel Coixet: bicho raro

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4 // CULTURAS // Del 10 al 23 de noviembre de 2005
(22)
CINE
PANORAMA: A PROPÓSITO DE LA DIRECTORA DE ‘LA VIDA SECRETA DE LAS PALABRAS’
Isabel Coixet: bicho raro
{
COMPROMISO VITAL. Imagen de 'Raymundo', película sobre Gleyzer.
RAYMUNDO GLEYZER, DIRECTOR PORTEÑO
Militante
y cineasta
{
Raymundo Gleyzer, director
fundamental para entender el
cine argentino independiente
de los últimos lustros, ha sido
una figura silenciada.
DOMINGO M. LECHÓN
utor de cortos y largometrajes documentales en los ‘60
y ‘70, Gleyzer fue asesinado
por la dictadura militar en
mayo de 1976. Filmaba para mostrar una realidad política que se acalló a golpe
de fusil, censura y olvido. En
los últimos años se han escrito obras sobre él y se ha
rodado Raymundo, la película sobre su vida, pero sus
trabajos no se encuentran
fácilmente.
Gleyzer nació en Buenos
Aires en 1941 y empezó a
dirigir a comienzos de los
‘60, después de pasar por la
Escuela Superior de Cine de
la Universidad de La Plata.
Mientras sus compañeros
aún finalizaban la escuela,
él se fue al nordeste brasileño para mostrar las condiciones de vida de una familia en la extrema pobreza en
La tierra quema, 1964. “No
creo en el cine revolucionario, creo firmemente en la
Revolución”, escribió en
1971, y dice mucho de lo
que para él significaba ser
cineasta. Ser persona, militante y comunicador era algo indisoluble en él.
Trabajó como periodista
para televisión –fue el pri-
A
}
mer reportero argentino en
las Malvinas– y su estilo dejó huella, sobre todo como
documentalista: cámara al
hombro, verosimilitud, una
narración atractiva, mostrar
los hechos sin que haga casi falta mencionar palabra.
Así narró en Ocurrido en
Hualfin (1966), Quilino
(1966), México, la revolución congelada (1970);
Swift (1971), Ni olvido, ni
perdón (1973) o Me matan
si no trabajo, si trabajo me
matan (1974). Pero es con
la ficción en Los traidores
(1973) con la que obtiene el
reconocimiento y con la
que se lanza a fundar el
grupo Cine de la Base, que
concibe el cine como instrumento para generar reflexión y debate político, filmando y exhibiendo obras
clandestinamente, llevándolas a los protagonistas de
sus films: los desposeídos
de la tierra, los obreros, los
indios y los campesinos.
Más información
El 16 y 20 de noviembre se proyectarán obras de Raymundo
Gleyzer en La Dinamo (C\. Mira
el sol, 2, Madrid).
‘La vida secreta de las palabras’:
amor y dolor en una plataforma
petrolífera. Una oportunidad
para repasar la filmografía de
una cineasta atípica.
IRENE G. RUBIO
arcelonesa, de origen humilde, licenciada en Historia y madre de una
hija, Isabel Coixet (1962)
debutó en el cine con Demasiado viejo para morir
joven (1988), una experiencia que califica como “desastre”. Las malas críticas
cosechadas y su fugaz paso
por las salas motivaron que
la realizadora no volviese a
filmar hasta 1995, cuando
se marchó a EE UU y rodó
con poco dinero y actores
de la escena independiente
Cosas que nunca te dije.
Esta historia coral de amores, desamores y helados de
capuccino commotion marcó un punto de inflexión:
obtuvo el aplauso de la crítica y el interés de un sector
del público que desde entonces le sigue la pista.
Isabel Coixet ha mostrado a lo largo de su filmografía una sensibilidad especial para captar estados de
ánimo, desórdenes del corazón y soledades existenciales: el amor, el dolor y la
soledad son constantes en
su cine. Cosas que nunca te
dije comienza con una mujer a la que su novio acaba
B
Pertrechada tras
sus estrambóticas
gafas, no encaja en
el prototipo de
director/a español
que hace comedias
o cine social
de abandonar; A los que
aman está compuesta por
personajes que aman a
quien no les corresponde;
Mi vida sin mí, de una mujer que ama tanto a los suyos que organiza su despedida para que sea lo menos
dolorosa posible; y la recién
estrenada La vida secreta
de las palabras cuenta una
historia de amor entre dos
seres con vidas truncadas.
El estilo de la Coixet se
caracteriza por encuadres
}
muy cuidados, una fotografía hermosa, un tempo pausado, todo ello acompañado
por una música exquisita…
lo que a veces deja cierto regusto de la publicidad, cierta sensación de déjà vu en
algunas secuencias que recuerdan a spots publicitarios. Y es que ésta es la actividad con la que esta
cineasta se gana el pan, y la
que le permite, por ejemplo, rodar en inglés y en los
EE UU o Canadá, dirigir
sus propios guiones y no
hacer, en definitiva, un cine
alimenticio. En su evolución
como directora se aprecia
una preocupación y un dominio cada vez mayor de la
estética, pero también se
echa de menos el humor de
tintes surrealistas que punteaba los momentos drámaticos en Cosas que nunca te
dije, y que en sus dos últimas obras se arrincona para dejar un lugar central al
dolor.
COIXET, durante el rodaje de 'La vida secreta de las palabras’.
Trayectoria divergente
Una de las razones para
querer a la Coixet es su condición de bicho raro. Pertrechada tras sus estrambóticas gafas, no encaja en el
prototipo de director/a español que hace comedias o
cine social. Y encima sus
películas más reconocidas
están rodadas en inglés, lo
que propició uno de sus mejores momentos, al recoger
el Goya al Mejor Guión
Adaptado por Mi vida sin
mí en 2004: incapaz casi de
articular palabra en un ataque de timidez, tuvo la inconsciencia de confesar que
no pensaba que le fuesen a
dar el premio, ahora que
sus colegas estaban tan nacionalistas –era la época del
infame anuncio protagonizado por Antonio Resines,
que recriminaba a un niño
que jugaba al béisbol: ¡que
estamos en España, coño!
Aun así, sería un error
calificar su cine de preciosista y vuelto de espaldas a
la realidad: no hay que ol-
FILMOGRAFÍA COMO
DIRECTORA
· Paris, je t’aime (episodio en
filme colectivo, 2006)
· La vida secreta de las palabras
(2005)
· La insoportable levedad del
carrito de la compra (corto, en
Hay motivo, 2004)
· Mi vida sin mí (2003)
· Viaje al corazón de la tortura
(documental, 2003)
· A los que aman (1998)
· Cosas que nunca te dije (1995)
· Demasiado viejo para morir
joven (1988)
vidar su participación en el
largometraje colectivo Hay
motivo, o su incursión en el
documental con Viaje al
corazón de la tortura, sobre personas que habían
sobrevivido a la tortura en
India, Turquía y Sarajevo
–una experiencia que le
serviría de inspiración para su última película. También, el proyecto truncado,
por falta de financiación,
de Me duele más a mí, un
documental sobre la violencia de género, que comenzó con el siguiente
propósito: “Yo quería cambiar el mundo, cambiar la
percepción que se tiene de
las mujeres maltratadas, a
las que siempre se presenta como pequeños seres
asustados, débiles, cuando
la realidad es que son las
personas mas valerosas
que he conocido, taparle la
boca al desgraciado de turno que dice ‘ellas se lo habrán buscado’, ‘algo habrán hecho’, mostrar a las
mujeres que se creen a salvo de ‘algo así’ que la solidaridad entre mujeres es
de las pocas cosas a las que
podemos aferrarnos”.
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