La simbología del laberinto en la historia del arte

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La simbología del
laberinto en la
historia del arte
Natalia González Zaragoza
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INTRODUCCIÓN
A lo largo de la historia de las distintas culturas de la humanidad ha habido
signos que han sido representados de manera constante por el hombre.
Algunas de ellas son cruces, puntos, estrellas, formas poligonales, círculos,
espirales y laberintos.
Este artículo pretende profundizar en la representación del laberinto en
distintas culturas y periodos artísticos y el valor simbólico, artístico y visual de
su representación en grabados, piedras, pinturas, dibujos y arquitectura.
LA SIMBOLOGÍA DEL LABERINTO EN LA HISTORIA DEL ARTE
La forma del laberinto como construcción y símbolo está presente en las más
variadas tradiciones culturales de la humanidad, igual que la espiral o la cruz.
La idea del laberinto surge de lo más profundo de la mente humana. Desde la
prehistoria el hombre, una vez perdido su instinto animal, siente temor ante la
naturaleza, quizá por ello graba laberintos en las piedras, tratando de
representar esa inquietud e incertidumbre ante los caminos desconocidos
que se abren ante él.
Según Cirlot, “un laberinto es una construcción arquitectónica, sin aparente
finalidad, de complicada estructura y de la cual una vez en su interior, es muy
difícil encontrar la salida”. Se encuentran dos tipos concretos de laberinto,
según su forma: el circular y el cuadrangular o rectangular. El cuadrado o
rectangular es el más antiguo; la primera representación está en una tabla de
Pilo y sirvieron de sello para algunas tumbas egipcias. El de tipo redondo
aparece en el s. VII a. C en Italia, en las monedas de Cnosos a finales del
s.III a. C. Los laberintos circulares también aparecen en Europa, a fines de la
Edad de Bronce, los cuales han sido interpretados como imágenes en
movimiento de los astros, según Waldemar Fenn.
Los laberintos también se clasifican básicamente en dos tipos o grupos, según
la relación que existe entre su centro y la salida del mismo. El primer tipo de
estos laberintos es el clásico o laberinto univiario. Este es el más sencillo de
recorrer, pues debes pasar por todo el espacio hasta llegar a su centro,
mediante una única vía, camino o sendero. Es decir carece de bifurcaciones y
solo tiene una puerta de salida que es la misma que la de entrada.
El segundo tipo de laberinto es el de caminos alternativos, donde en su
recorrido deberemos elegir entre un camino correcto y otro incorrecto que nos
llevará o no a la salida del mismo.
El laberinto es un símbolo de gran fuerza en todo el mundo y este aparece en
civilizaciones muy antiguas a través de inscripciones sobre piedras o metales.
Uno de los laberintos más antiguos construidos fue el descrito por el griego
Herodoto, el cual, se encontraba en Egipto. Fue construido en el s.XIX a. C,
durante la dinastía de Amenemhat III y sirvió de residencia y sepultura del rey.
Por lo visto el espacio era enorme, una obra con una distribución muy compleja
(200 X 170 de lado), cuyas ruinas se han conservado hasta hoy. Herodoto
explica que si se reunían todas las construcciones de Grecia, tal conjunto
parecía haber costado menos trabajo y gasto que la obra titánica de Egipto.
Tras el declive de la civilización egipcia, el laberinto perdió su lujo y poder y
todos sus ricos materiales se volvieron a utilizar en otros lugares.
El laberinto egipcio sirvió de inspiración para crear una leyenda mitológica en
Creta: El laberinto del minotauro. Según Plinio, este era de dimensiones mucho
más humildes que el de Egipto.
El minotauro, como el laberinto, también es un símbolo universal que expresa
una animalidad llena de terror y angustia. Sobre él pesa una culpa que no es
suya, motivo por el que nació como una bestia y, lo peor de este personaje
mitológico es que, le está negada su libertad y debe sobrevivir en un laberinto,
construido por el famoso arquitecto Dédalo, alimentándose de carne humana.
Este laberinto, construido por el arquitecto Dédalo, se hallaba bajo tierra y allí
tenía morada el minotauro, mitad hombre mitad toro, a veces representado con
tronco de persona y cuerpo de toro, como un centauro, y a veces era
representado con la cabeza de toro y el cuerpo de hombre. Estudios recientes
dicen que la fábula nace de la existencia de una gran gruta muy profunda,
situada en una cantera abandonada cerca de Gortyna y no de Cnosos. Es
posible que allí se encerraran a los prisioneros de las guerras, dejándolos morir
de hambre y, este hecho diera origen a las juventudes sacrificadas por el
minotauro. Según la leyenda, la ciudad de Atenas perdió una batalla contra
Creta, y a sus habitantes se le impuso la orden de ofrecer el sacrificio de
catorce jóvenes al minotauro .Estos eran soltados en el laberinto y se
convertían en presa fácil de la bestia.
De aquel laberinto no hay rastro alguno, si es que acaso existió, sólo quedan
como huella de esa historia, las monedas de Cnosos que, tenían acuñadas en
el anverso de las caras al minotauro o al laberinto.
También la mitología desvela que en el Palacio de Minos, en Cnosos
figuraban sobre sus muros innumerables representaciones de una doble hacha
(labrys), símbolo heráldico del monarca. La complicada planta de este edificio
fue hallada por el arqueólogo Evans. Parece ser que la simbología de este
laberinto procede de los cultos a la diosa madre, religión que fue llevada desde
el Mediterráneo oriental a occidente por los primeros pueblos que trabajaron los
metales. Ello explica que en esta simbología aparezca el hacha y que el motivo
del laberinto determine la analogía de las tortuosas rutas de las navegaciones
de los buscadores de metales.
El laberinto de Creta, tal y como es simbolizado en dibujos y grabados, entra
dentro de los laberintos clásicos y univiarios. Este laberinto nos obliga a tener
que recorrer todo el espacio hasta llegar al centro; solamente hay una puerta
de salida, la misma por la que se entra. De modo que solo hay un camino, pero
entonces ¿Por qué no escapó minotauro?, ¿Dónde está la confusión que
tenían los que entraban en el laberinto? Estos enigmas parecen llevarnos a
situar a este laberinto, en cuestión, como un laberinto metafórico, pues
lógicamente uno no puede desorientarse en un camino que va hacia un solo
lugar, que no te da juego a opción alguna entre un camino u otro, solo a ir
hacia atrás o adelante, atrás o afuera. Quizá estemos tan asustados o
desorientados que, uno no sabe si va hacia el centro o, en realidad va hacia la
salida. Quizá en este laberinto lo importante no es encontrar el centro, sino
reflexionar “el motivo “por el que nos dirigimos a él.
Sin embargo, el centro de un laberinto es donde se deposita la mayor carga
simbólica de su construcción. Según Santarcangeli: “En su centro siempre hay
un ente luminoso; a menudo un nombre impronunciable, un árrheton, una
divinidad o el propio Dios, de rostro ya revelado o aun cubierto por un velo; y
con mucha frecuencia un monstruo en el cual, como el minotauro se acumulan
culpas y avidez, aspiraciones, sueños, y pesadillas inconscientes o
semiconscientes.”
Aunque en su centro muchas veces no hay nada, por lo que habría que ir un
poco más lejos, Santarcangeli nos dice:” Muy a menudo el hombre se
encuentra así mismo. El conocimiento ulterior es el de uno mismo, la
comprensión del propio yo, reflejado en el propio conocimiento. Allí reside la
razón profunda de que en el fondo del laberinto figure muchas veces un espejo,
para que el hombre, al llegar por fin a la meta de su peregrinación, descubra
que el último misterio de la búsqueda es el mismo”.
El concepto de laberinto fue recuperado en la Edad Media para darle un nuevo
significado espiritual. Este símbolo aparece en los pavimentos de las iglesias
de los templos y debían ser recorridos por los fieles para llegar a la salvación
espiritual. Un ejemplo de este tipo de laberinto lo encontramos en la catedral de
Chartres en Francia.
Con los laberintos situados en jardines, nace el concepto decorativo y lúdico de
estos, inicialmente sus diseños eran muy sencillos, pero más tarde se fueron
complicando hasta adoptar formas más intrincadas. El laberinto representado
como un lugar festivo tiene sus raíces en culturas antiguas en las había en su
interior un espacio destinado a la danza amorosa de la primavera. Durante el
barroco se realizaron intrincados laberintos para divertir a la corte y enfatizar la
suntuosidad y grandiosidad propias de este arte. En Inglaterra el más
importante es el laberinto de Hampton Park de Guillermo de Orange que fue
diseñado en 1690.
En la actualidad el laberinto ha sido tema de inspiración para artistas plásticos
y escritores. Pablo Picasso realizó una serie de grabados en los que rinde
tributo al minotauro. Respecto a la literatura, José Luis Borges y Octavio Paz,
han descrito en sus obras, la presencia de laberintos, recuperando su
simbología y presencia.
La desaparición de una gran parte de los laberintos de Europa durante las dos
guerras mundiales hizo que el hombre sintiera otra vez la necesidad de ver su
presencia en jardines, como una arquitectura de diversión, por lo que a partir
de la década de los setenta en todo el mundo se volvieron a construir.
Para finalizar podemos concluir que este enigmático símbolo a veces
bidimensional otras tridimensional ha sido y es interpretado de varias formas,
para unos es un símbolo, para otros un acertijo matemático, para otros un
elemento estético, pero sobre todo es un espacio arquitectónico ideado para
disfrutar del camino que uno mismo ha elegido .
Bibliografía:
Las ciudades invisibles. Italo Calvino. Editorial Minotaurao.
Las encrucijadas del laberinto, Cornelius Castoriades. Revista Trazos, nº1.
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