Edward Gordon Craig

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* Edward GORDON CRAIG (1878-1966)
...Mis escenas no nacen solamente en base al texto a representar sino
que se mueven desde un amplio concepto de pensamientos en el que el mismo
texto o también otras obras del mismo autor hayan evocado en mí.
...En la preparación de un trabajo escénico, mientras piensas en la
escenografía, debes de repente pasar a otro argumento: la actuación, el
movimiento, como otra parte del conjunto unitario.
...Evita cosas de este tipo, evita el llamado antinaturalismo tanto en los
movimientos como en la escena y el vestuario. El naturalismo ha tomado pie en
la escena porque la artificiosidad se había vuelto pedante e insípida; pero no
olvides que también existe la artificiosidad noble.
Alguien que escribió acerca del movimiento y el gesto natural dijo:
Allá desde hace tiempo Wagner ha puesto en práctica el sistema de la acción
natural en la escena, experimentado en años pasados por el Théâtre Libre de
Antoine, y este método, por suerte, tiende a ser universalmente adoptado. Ahora
que tú estás en el mundo es tiempo de evitar que se escriban cosas de este tipo.
Esta tendencia al naturalismo no tiene nada que ver con el arte y es
abominable en el arte, tanto cuanto lo es artificial en la vida cotidiana. Tenemos
que entender que las cosas son distintas y es necesario utilizarlas, cada una en
su lugar; claro es que no podemos pretender deshacernos de un momento a otro
de esta tendencia a lo natural, de esta aspiración a escenas naturales y a las
voces naturales; pero podemos combatirla eficazmente estudiando otras artes.
Por eso tenemos que abandonar la idea de que existen acciones
naturales o innaturales; en lugar de ello, debemos dividir las acciones en
necesarias y útiles. Si una acción es necesaria en un cierto momento, se puede
decir que en ese momento la acción es natural y si por natural se entiende esto,
todo va bien. Por lo tanto en cuanto es justa, es natural. Creo por otra parte que
no tenemos por qué ponernos en la cabeza que toda acción casual, pero natural,
es necesariamente justa. En realidad es difícil que se encuentre una acción
natural. La acción, dice Rimbaud, es un medio de destrucción.
Instruir a una compañía de actores para reproducir en escena las
acciones que se ven en un salón, en un club, en una cantina o en una buhardilla,
es ni más ni menos que una cosa de locos. El hecho, muy conocido, de que
existan compañías instruidas de esta manera, parece casi increíble por su
puerilidad y al igual como te he dicho de inventar indumentaria significativa,
así tienes que encontrar una serie de acciones significativas, pero al mismo
tiempo deberás tener en la mente la exacta división que existe entre acción de
masa y acción individual; recuerda que no hay nada mejor que una acción
mesurada.
La escena y el movimiento.
...Y como una esfera es similar a otra, así el movimiento es similar a la
música. Me gusta recordar que toda cosa brota del movimiento, también la
música; me gusta pensar que será nuestro supremo honor ser los ministros de
esta fuerza suprema: el movimiento. Porque ves la relación que existe entre el
teatro también en el teatro de hoy, pobre, perdido, desolado y esta tarea. Los
teatros de toda la tierra, Oriente y Occidente, han evolucionado aunque su
desarrollo se haya degenerado, desde el movimiento; el movimiento de la forma
humana. Sabemos mucho al respecto, porque existe el testimonio de la
tradición: y antes de que el ser humano se echara la grave responsabilidad de
utilizar la propia persona como instrumento a través del cual hace la belleza,
había otra raza más sabia, que utilizaba otros instrumentos.
...Creo en el tiempo en que estaremos en grado de crear obras de arte en
el teatro sin el uso de los textos escritos, sin servirnos de actores; más creo
también en la necesidad del trabajo cotidiano, en las condiciones que se nos
ofrecen hoy.
La palabra hoy es bella, y la palabra mañana es bella, y la palabra
porvenir es divina; pero la palabra más perfecta que la une y las armoniza a
todas es la palabra y.
El porvenir, una esperanza.
...Hoy ellos personifican e interpretan; mañana deberán representar e
interpretar; y pasado mañana deberán crear. Hoy el actor personifica. Él grita al
público: preste atención; ahora finjo ser así y así, y ahora simulo ésta y esta otra
acción y luego se pone a imitar lo más exactamente posible todo cuanto ha
anunciado que indicará; supongamos por ejemplo que sea Romeo. Dirá al
público que está enamorado, entonces se presentará a mostrarlo y besará a
Julieta. Ésta se afirma, es una obra de arte: se pretende que todo esto sea un
modo inteligente de sugerir un pensamiento. Pero ¿por qué?, ¿por qué? Es
precisamente como si un pintor dibujara sobre una pared un animal con las
orejas largas y luego abajo escribiera: Éste es un burro. Ya es bastante claro,
pensaremos nosotros, aún sin la inscripción: cualquier muchacho de diez años
sabe hacer otro tanto. La diferencia entre el muchacho de diez años y el artista
es esta: el artista es aquel que al trazar ciertos signos y ciertas formas crea la
impresión de un burro; y es tanto más grande si logra suscitar la impresión del
género burro, de su esencia.
El actor ve en cambio la vida como una máquina fotográfica, busca
hacer un retrato que compita con una fotografía. No imagina ni siquiera que su
arte sea similar, por ejemplo, al arte de la música; él se esfuerza en reproducir a
la naturaleza; raramente piensa en inventar con ayuda de la naturaleza y no
aspira nunca a crear. Como ya dije, lo mejor que se puede hacer, cuando quiera
tomar y expresar la poesía de un beso, el arrebato de un combate o la quietud de
la muerte, es copiar fielmente, fotográficamente -beso-lucha-, yace acostado y
hace mímica de la muerte; pero si lo piensan, ¿todo esto no es pura idiotez?
Mísero arte y habilidad de cuatro centavos si no puede ofrecer al público el
espíritu, la esencia de una idea, si está en grado solamente de exhibir una copia
sin arte, un facsímil de la copia misma. Esto se llama ser un imitador, no un
artista. Esto es proclamarse pariente del ventrílocuo.
Según una manera de expresión en el caló teatral, el actor entra en la
piel de su personaje. Mejor sería decir sale totalmente de la piel de su
personaje. Y qué -gritará el brillante actor de sangre caliente-, ¿no debo tener ni
carne ni sangre en este monótono arte de su teatro? ¿No tiene que tener vida?
Depende de lo que ustedes llamen vida cuando usan esta palabra en relación con
la idea de arte. El pintor entiende algo muy diferente de la realidad inmediata
cuando habla de vida, y también otros artistas en general hacen lo mismo: se
refieren a algo esencialmente espiritual; solamente el actor, el ventrílocuo o el
taxidermista afirman poner vida en su trabajo y hablan de reproducción material
y fiel de algo que tiene un aspecto vistoso y placentero; por esto digo que sería
mejor si el actor buscara salir completamente de la piel de su personaje.
El actor y la supermarioneta.
...Pero ¿por qué -digo yo-, quieren el artículo original? Si el realismo
desea lo original, es porque el arte no tiene nada que ver con el realismo. Existe
gente que sostiene que realismo en escena no significa mostrar al público cosas
reales. Pero si no es esto, entonces ¿qué es el realismo?
Intentemos aclararlo. Cuando hacemos una puesta en escena realista,
quiere decir que aspiramos a dar una forma pseudoreal a una cosa que ya es
completamente real; que buscamos infundirle una apariencia de vida, de manera
que parezca palpitar, tener carne, huesos y otras calidades naturales. De esta
manera, nos dirigimos a la cosa real para ver qué tenemos que copiar.
Observemos detenidamente un rostro. Veremos que no es bello, ni fuerte, ni
tampoco sano; es todo lo que el arte detesta. Si observamos cuidadosamente un
árbol, veremos que está en la ruina, que sus hojas se le caen, que está reducido
casi a un esqueleto. Si observamos un edificio, nos impresionará la cantidad de
tabiques que han sido utilizados y estaremos confundidos por el pensamiento de
la fatiga y el dolor que ha costado poner en su lugar todos esos tabiques. Por
ello, al observar detenidamente la realidad uno se queda aterrorizado o por lo
menos entristecido por lo que se ve. ¡Qué irrazonable es pensar que el artista ha
de copiar los defectos y las manchas de la naturaleza; que el hombre tenga el
don de la vista sólo para registrar la imperfección de las cosas! Decir que las
imperfecciones son bellas y que los defectos son placenteros es un lugar común.
Pueden hasta ser así, pero no en el arte. Aunque ¿tal vez podrían rendir una obra
de arte más interesante? Pienso que no. Se puede decir solamente que son un
poco cómicos y esto es todo. Y es que el realismo al final desemboca en lo
cómico; el realismo es una caricatura. El teatro con su realismo llegará al
music-hall, porque el realismo no puede tender hacia lo alto, sino siempre hacia
abajo. Va para abajo hasta que no haya alcanzado el fondo...
...Lo que falta al arte del teatro (hoy en día sería mejor llamarlo
solamente el trabajo del teatro) es la forma. Ella es fluctuante, vaga, sin forma.
Esto precisamente crea una diferencia entre el teatro y las artes superiores.
Decir que falta la forma es admitir que falta la belleza. En arte donde no existe
forma tampoco existe belleza.
Sobre algunas malas tendencias del teatro moderno.
...Y estoy aquí para decírselo y para reclamar el teatro para aquellos
que han nacido en el teatro.¡Y lo lograremos! ¡Hoy o mañana o dentro de cien
años, pero lo lograremos! De esta manera, vean; no quiero eliminar todo texto
de la escena por ostentación, sino, en primer lugar, porque he observado que los
textos vienen arruinados y en segundo lugar porque los textos y los autores
dramáticos nos arruinan; es decir, nos privan de nuestra autonomía y nuestra
vitalidad.
...Déjenme repetirles que no solamente el trabajo del escritor es inútil
en el teatro. También el trabajo del músico lo es y también el de el pintor. Los
tres son completamente inútiles. ¡Que ellos vuelvan a sus reservas, a sus reinos
y dejen a los artistas del teatro la posesión de sus dominios! Solamente cuando
estos últimos sean nuevamente reunidos, surgirá un arte tan alto y tan
universalmente amado que -lo profetizo- se descubrirá en él una nueva religión.
Una religión sin sermones, hecha de revelaciones. No nos mostrará las
imágenes definidas que el escultor y el pintor nos ofrecen. Ella revelará ante
nuestros ojos los pensamientos, silenciosamente -por medio de los
movimientos-, a través de una sucesión de imágenes.
Se dan cuenta ahora -o por lo menos así lo espero- que el teatro no
tiene nada que ver con el autor dramático y con la literatura.
Textos y autores dramáticos, pinturas y pintores en el teatro.
...P.D. A propósito, al pasar por la puerta de escena del teatro reparé en
un letrero: Sprechen Streng Verboten, que significa: Está severamente prohibido
hablar. De momento pensé estar en el cielo. Y me dije: Al fin han descubierto el
arte del teatro. Pero no, no han ido tan lejos. ¿Qué curioso? Pero la clave está
precisamente en aquel Sprechen Streng Verboten.
Carta a John Semar. El teatro en Alemania e Inglaterra.
...
DIRECTOR: No el arte del teatro no se identifica con la representación
o con el texto y tampoco con la escenografía o con la danza, mas es síntesis de
todos los elementos que componen este conjunto: de acción, que es el espíritu
de la representación; de palabras, que forman el cuerpo del texto; de líneas y de
color, que son el corazón de la escenografía; de ritmo, que es la esencia de la
danza.
ESPECTADOR: ¡Acción, palabras, línea, color, ritmo! ¿Y cual de
estos elementos es el más importante para nuestro arte?
DIRECTOR: Ninguno es más esencial que el otro, como un color no es
más importante que otro para el pintor o una nota más que otra para el músico.
Bajo un cierto aspecto, quizás la acción tiene prioridad. Ella es para el arte del
teatro lo que el dibujo es para la pintura o la melodía para la música. El arte del
teatro nació de la acción, del movimiento, de la danza.
...
DIRECTOR: ... ¿Sabe quién es el padre del dramaturgo?
ESPECTADOR: No sé... creo que el poeta dramático.
DIRECTOR: Se equivoca. El padre del dramaturgo fue el bailarín.
Ahora, ¿sabría decirme con qué medios el dramaturgo compuso su primera
obra?
ESPECTADOR: Con las palabras, me imagino, como el poeta lírico.
DIRECTOR: Se equivoca nuevamente; así lo piensa toda la gente que
no conoce la naturaleza del arte dramático. No, el dramaturgo compuso su
primera obra sirviéndose de la acción, de las palabras, de la línea, del color y
del ritmo, apelando a nuestros ojos y a nuestro oído por medio de un hábil uso
de estos elementos.
ESPECTADOR: ¿Y cuál es la diferencia entre esta obra del primer
dramaturgo y la de los dramaturgos contemporáneos?
DIRECTOR: Los primeros dramaturgos fueron hijos del teatro; los de
hoy no lo son. Ellos intuían lo que los dramaturgos modernos no han entendido
aún. El primer dramaturgo sabía que cuando aparecía con sus compañeros
frente al público, éste deseaba ver más que oír. Sabía que la vista es el más
veloz y más agudo de entre todos los sentidos del hombre. La primera cosa de
que tenía la percepción cuando aparecía frente al público eran los cientos de
ojos ansiosos y ávidos. Y los espectadores, sentados tan lejos para no poder oír
todas sus palabras, parecían más cercanos por la intensidad y el ardor con que lo
fijaban. A ellos y a todos, él se dirigía en poesía o en prosa, pero siempre por
medio de la acción: acción poética que es la danza, o acción en prosa que es el
gesto.
...
DIRECTOR: ... Hamlet estaba concluido -completo- cuando
Shakespeare escribió la última palabra; agregarle gestos, escena, vestuario o
danza, es como insinuar que está incompleto y por lo tanto requiere ser
perfeccionado.
ESPECTADOR: ¿Pero entonces usted quiere decir que Hamlet no se
debiera de representar nunca?
DIRECTOR: ¿Con qué fin contestar así es? Hamlet será representado
aún y es deber de sus intérpretes hacer lo mejor que puedan. Pero no
necesariamente el teatro deberá basarse sobre un texto para ponerlo en escena;
un día, le dije, creará los propios productos autónomos de su arte.
ESPECTADOR: Una obra teatral entonces, ¿debiera ser incompleta
cuando está impresa en un libro o declamada solamente?
DIRECTOR: Sí. Incompleta de cualquier modo y siempre, a excepción
sobre las tablas del escenario. No puede no ser insatisfactoria sin arte, a la
lectura o al escucharla, porque sin acción, sin el color, la línea y el ritmo, en el
movimiento y la escena, es incompleta.
...
ESPECTADOR: ¿Entonces usted considera al director un artesano y no
un artista?
DIRECTOR: Cuando interpreta la obra de un dramaturgo con el
concurso de los actores, escenógrafos y otros artesanos, entonces él también es
un obrero, un artesano maestro; cuando conozca a fondo el uso de las acciones,
de las palabras, la línea, el color y el ritmo, sólo entonces podrá llamarse un
artista. Aquel día no necesitaremos más la ayuda de un autor teatral, porque
nuestro arte será del todo autónomo.
...
DIRECTOR: ...Y nuestro teatro occidental está decididamente por los
suelos.
El Oriente se jacta aún de un teatro. El nuestro, aquí en Occidente, está
apagándose. Pero yo espero un renacimiento.
... Por medio de la llegada de alguien que reúna en sí todas las
cualidades que hagan de un hombre un maestro del teatro, y por medio de la
reforma del teatro en cuanto a instrumento. Cuando esté cumplida, cuando el
teatro se haya vuelto una obra maestra de mecánica, cuando se haya inventado
una técnica propia, sin esfuerzo alguno generará su propio arte creativo.
...
DIRECTOR: Sí. Recuerde que al inicio de nuestra conversación le dije
que mi confianza en el renacimiento del arte del teatro se fundamenta sobre la
confianza en el renacimiento del director, y que cuando éste haya comprendido
exactamente cómo servirse de los actores, de la escena, del vestuario, de la
iluminación, de la danza, se habrá adueñado de todos los oficios necesarios de
la interpretación y poco a poco alcanzará el pleno dominio de la acción, del
color, del ritmo, las palabras; esta última fuerza que brota de todas las demás...
Entonces el arte del teatro -decía- reconquistará todos sus derechos y será
autosuficiente como todo arte creativo, y no se limitará a ser más una simple
técnica de interpretación.
...Le diré con qué materiales un artista de teatro del porvenir puede
crear sus obras maestras. Con la acción, la escena y la voz. ¿No es muy simple?
Y cuando digo acción, entiendo gesto y danza, prosa y poesía del movimiento.
Cuando digo escena me refiero a todo lo que es visible, tanto en iluminación
como en vestuario y escenografía. Cuando digo voz, aludo a las palabras
habladas y a las cantadas, en oposición a las palabras para leerse, porque las
palabras escritas para ser pronunciadas y las escritas para ser leídas son dos
cosas totalmente diferentes. Y ahora, si bien no he hecho más que repetir lo que
le he dicho desde el principio de la conversación, veo con gusto que no parece
ya tan sorprendido.
El arte del teatro... del mañana. Primer
diálogo.
El simbolismo es realmente más propio; es sensato, bien ordenado y se
emplea universalmente. No se le puede decir teatral, si por teatral se entiende
algo vistoso; sin embargo es la esencia verdadera del teatro, si queremos incluir
el arte del teatro entre las artes superiores.
...Porque el simbolismo se encuentra en las raíces no sólo del arte sino
de la vida misma; es sólo por medio de símbolos que la vida se vuelve posible y
los utilizamos siempre.
Las letras del alfabeto son símbolos que empleamos cotidianamente.
Los números son símbolos, y la química y la matemática los utilizan. Todas las
monedas del mundo son símbolos; y los hombres de negocio tienen confianza
en ellos. La corona y el cetro de los reyes, así como la tiara de los papas son
símbolos. La obra de los poetas y los pintores, de los arquitectos y los
escultores, están llenas de simbolismo; los chinos, los egipcios, los griegos, los
romanos y los artistas modernos han entendido y apreciado en su valor el
símbolo. La música se vuelve descifrable sólo mediante el empleo de símbolos,
y es simbólica en su misma esencia. Todas las formas de saludo y despedida
son simbólicas, y se sirven de símbolos, y el extremo acto de piedad hacia
nuestros muertos es erigir un símbolo sobre ellos. Espero que ninguno tenga
que censurar nunca el simbolismo, ni temerle.
El simbolismo.
...Pero si se abstenían de hacer ciertas cosas, no era para semejar ser
más naturales, sino para ser más verdaderos. Es difícil que el lector
comprenda lo que entiendo con Amás verdadero@; en el fondo no tiene mucha
importancia, con tal de que lo entienda el artista de teatro.
...Según yo, los dramas no debieran jamás decir nada. No quiero
proponer que no se deba oír decir nunca una palabra (aunque sería una
bendición del cielo, si así fuese), pero las acciones, los sentimientos
suscitados, no debieran nunca tener una conclusión, debieran quedar en
misterio; y el misterio un instante después de la conclusión ya no existe; el
misterio muere tan pronto tocan la esencia de las cosas o tan luego la ven con
claridad. Qué absurdo entonces, hablar del misterio de esta o aquella
comedia, cuando se trata de comedias algo misteriosas, pero comprensibles
hasta el fondo. Ojalá fueses tú un poco más comprensible me parece oírlos
decir. Si quisiera serlo, diría lo que he dicho hace diez años Adenme un
teatro@ y entonces serian como el ciego Gloucester y podrían Aver con el
sentimiento@.
LEAR: Lee.
GLOUCESTER: ¿Cómo, con los ojos en estas condiciones?
LEAR: ¡Oh, oh! ¿Tú estás aquí conmigo? ¿Sin ojos en la cabeza, sin
dinero en la bolsa? Tus ojos están en grave estado y tu bolsa en uno ligero; y
sin embargo ves cómo va el mundo.
GLOUCESTER: Lo veo con el sentimiento.
Pero ya no quiero un teatro; no necesito ya de teatros. Antes que
nada tenemos la necesidad de volvernos dueños del arte. Volvamos entonces
a nuestros estudios con toda la seriedad que nos queda después de siglos de
ficción.
Para un teatro nuevo.
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